Está en la página 1de 2

COMPARACIÓN ENTRE DESCARTES Y PLATÓN

Es cierto que el sistema filosófico de Platón lleva la etiqueta de idealismo, y que el


pensamiento de Descartes es racionalista. Sin embargo, ello no impide que encontremos
varios puntos en los que, por semejanza o diferencia, conecten ambos pensadores de
épocas tan alejadas. Esos puntos de conexión son los siguientes: la razón, el
conocimiento, y el sujeto -ser humano-.

LA RAZÓN
Para el autor francés, únicamente la razón, de carácter matemático, nos permitirá
conocer la realidad con absoluta certeza. Esta razón cartesiana es universal, metódica,
abstracta y separada de la experiencia, y en un camino de deducción, nos permitirá
demostrar la realidad del ser humano, de Dios y del mundo externo al sujeto.
En el friso de la entrada a la Academia platónica rezaba el siguiente lema: “No
entre nadie que no sepa geometría”. El discípulo de Sócrates también defendía que la
razón tenía un fuerte carácter matemático que la dotaba de universalidad y certeza. Sin
embargo, no considera Platón, al contrario que Descartes, que la razón sea la única
fuente de conocimiento, pero sí la principal, pues los sentidos proporcionan un saber
aparente -opinión- sobre unos objetos físicos que están en continuo cambio. En Platón, el
conocimiento dado por los sentidos es un grado necesario en la ascensión hacia el saber
verdadero; Descartes, en cambio, entiende que la ejercitación de la razón es suficiente
para alcanzar la verdad. De hecho, la razón es el único modo de llegar al conocimiento
verdadero; no en vano estamos hablando del padre del racionalismo moderno.

EL CONOCIMIENTO
Descartes plantea una concepción dualista del conocimiento, del ser humano y de
la realidad que, salvando las distancias, entronca con el pensamiento de Platón.
Recordemos el dualismo epistemológico de éste.
Platón, distingue dos grados de conocimiento dentro de una escala ascendente del
saber: por un lado, la episteme, aquel que se alcanza con el ejercicio de la razón
dialéctica, y que se refiere al conocimiento de las Ideas al mundo inteligible; por otro lado,
la doxa, que se ejercita con los sentidos y que sirve para tener una cierta opinión acerca
de los objetos que se dan en el mundo sensible.
En el sistema filosófico de René Descartes no hay grados en el camino del
conocimiento verdadero, aunque sí distinga dos tipos de conocimiento: el conocimiento
sensible y el conocimiento racional. Para Descartes, el conocimiento que proporciona la
razón es verdadero, evidente, es decir, claro y distinto; el conocimiento de los sentidos es
oscuro y confuso, y por tanto, poco fiable, engañoso.
Ambos autores defienden su propio método de conocimiento. Platón plantea la
dialéctica ascendente y descendente, que se lleva a cabo con el ejercicio del diálogo;
Descartes, un método universal, simple y útil que consta de cuatro reglas o preceptos.

EL SUJETO -SER HUMANO-


Respecto al ser humano, ambos filósofos comparten la visión dualista del ser
humano. Según Descartes, el yo es un compuesto de dos sustancias radicalmente
distintas: el cuerpo, que es sustancia extensa (res extensa) y el alma, sustancia pensante
(res cogitans). La característica primordial del cuerpo, y por ende de toda realidad
material, es su objetividad física, su carácter palpable, extenso (pues ocupa una
extensión, un lugar en el espacio). La sustancia pensante, en cambio, es inmaterial, y su
aspecto definitorio es el ejercicio del pensamiento, de la razón, de aquello que nos
constituye en seres humanos. La res cogitans dota de vida a la res extensa en el caso del
ser humano.
Lo mismo nos encontramos en Platón: el ser humano está formado por alma y
cuerpo, el alma existe antes de encarnarse en un cuerpo y vive ahí como en una cárcel de
la que saldrá cuando éste, que sí es mortal, se descomponga. Lo verdaderamente
“humano” se encuentra en el alma imperecedera. Según Platón, el alma
es inmaterial e inmortal, es decir que no es algo físico: no puede verse, tocarse, pesarse...
También es inmortal. Está encarcelada y prisionera en el cuerpo. Se divide en tres partes
o tendencias: racional, irascible y concupiscible. Con estas tres partes, Platón quiere decir
que realizamos tres tipos de actividades con el alma: razonar, tener fortaleza o valor, y
tener prudencia o templanza.

También podría gustarte