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COMPARACIÓN ENTRE KANT Y PLATÓN

En general, idealista es todo pensamiento cuyo principio fundamental acerca de toda


realidad es la idea. Ahora bien, dependiendo del concepto que se dé al término “idea” estaremos en
un sistema idealista o en otro, pudiendo, en cierto modo, llegar a ser opuestos. Tal es el caso de
nuestros protagonistas -Platón (427-347 a. C.) y Kant (1724-1804)-, quienes, a pesar de poder ser
englobados bajo el paraguas del idealismo, presentan concepciones tan distintas sobre la realidad, el
conocimiento, el ser humano y la moral.

LA REALIDAD
Platón establece un dualismo ontológico, es decir la realidad está formada por dos
dimensiones: mundo sensible y el mundo de las ideas. El mundo sensible (o de los sentidos) está
formado por las realidades particulares, por los objetos físicos; en esta dimensión, se da la
multiplicidad, la generación y la destrucción. Por eso, aquí se dan las cosas perceptibles por los
sentidos que son materiales, temporales y espaciales. En la otra dimensión (mundo inteligible), nos
encontramos con ideas, que son las esencias inmutables, atemporales y necesarias de todo objeto
que se halle en el mundo de los sentidos.
En Kant, sin embargo, nos encontramos otra perspectiva sobre la realidad. Para este, el
hombre, el sujeto que conoce la realidad, no es pasivo porque la realidad no es objetiva: se
construye al tiempo que la conocemos. Es cierto que hay una realidad externa al sujeto, pero cómo
sea esa realidad independientemente del conocimiento “constructivo” que hacemos de ella, no
podemos saberlo. Únicamente tenemos representaciones mentales (“ideas”) acerca de la realidad
cuando ésta nos es dada fenoménicamente (en la experiencia).

EL CONOCIMIENTO
Platón, distingue dos grados de conocimiento dentro de una escala ascendente del saber: por
un lado, la episteme, aquel que se alcanza con el ejercicio de la razón dialéctica, y que se refiere al
conocimiento de las Ideas al mundo inteligible; por otro lado, la doxa, que se ejercita con los
sentidos y que sirve para tener una cierta opinión acerca de los objetos que se dan en el mundo
sensible.
En Kant solamente se puede hablar de conocimiento cuando dos de nuestras facultades de
conocimiento, la sensibilidad y el entendimiento, “cooperan” con su material para poder
construirlo. Es decir, si la sensibilidad obtiene datos de los sentidos, los sitúa en un espacio y en un
tiempo, construye fenómenos; y si, por otro lado, estos fenómenos son insertados en distintas
categorías (conceptos puros a priori del entendimiento), entonces podremos hablar de la
construcción del conocimiento intelectual, es decir, de los conceptos con los que nos referimos a las
realidades que nos son dadas en la experiencia.

EL SUJETO -SER HUMANO-


En Platón el ser humano está formado por alma y cuerpo, el alma existe antes de encarnarse
en un cuerpo y vive ahí como en una cárcel de la que saldrá cuando éste, que sí es mortal, se
descomponga. Lo verdaderamente “humano” se encuentra en el alma imperecedera. Según Platón,
el alma es inmaterial e inmortal, es decir que no es algo físico: no puede verse, tocarse, pesarse...
También es inmortal. Está encarcelada y prisionera en el cuerpo. Se divide en tres partes o
tendencias: racional, irascible y concupiscible. Con estas tres partes, Platón quiere decir que
realizamos tres tipos de actividades con el alma: razonar, tener fortaleza o valor, y tener prudencia o
templanza.
Kant considera al ser humano tanto fenómeno como noúmeno. En tanto que fenómeno, el
ser humano está sometido a las leyes de la naturaleza, pues es un elemente natural más dentro de
ella. Pero como nóumeno, el ser humano es libre y por medio de la razón pura práctica se da a sí
mismo las leyes que rigen su buena voluntad, el fundamento de las cuales va más allá de la realidad
física.

ÉTICA O FILOSOFÍA MORAL


Desde el punto de vista de la ética, Platón defiende el intelectualismo moral. Según esta
doctrina, la conducta moral solo es posible si descansa en el conocimiento del bien y la justicia,
concretamente en la Idea de bien (y de justicia). La filosofía griega defiende en mayor o menor
medida el intelectualismo moral, pero sin duda el representante más destacado de este punto de
vista es Sócrates.
La tesis principal del intelectualismo moral es la siguiente: la experiencia moral se basa en el
conocimiento del bien. Sólo si se conoce qué es el bien y qué es la justicia, se puede realizar el bien y
la justicia. Para el intelectualismo moral la perfección moral es una consecuencia de la perfección
del intelecto o razón. Las Ideas morales son patrones morales universales con los que podemos
juzgar los comportamientos humanos. Los valores universales (las Ideas) son válidos para el
individuo y para la colectividad.
Desde el punto de vista de la filosofía kantiana, Platón defiende una ética material. Sin
embargo, nuestro autor propone una ética formal; una filosofía moral que no establece ni fija qué
ha de hacer el sujeto para llevar a cabo actos morales, sino más bien qué forma ha de tener ese acto,
y lo define a través del imperativo categórico.
Por otra parte, la ética kantiana es deontológica puesto que está basada en el concepto de
deber, pero en ningún caso en el conocimiento que el sujeto tenga del bien.

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