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Eutanasia entre médicos, juristas, y religiosos.

La tradición judeocristiana fundamenta en la fe un sostén para resistir e incluso superar el miedo a

la muerte, es la única que con su ideal y concepción de la ley natural niega rotundamente la

eutanasia, los médicos están muy cerca del drama de los desahuciados y un poco cegados por el

juramento hipocrático, los juristas responden al derecho por una muerte digna.

A quien poner en tela de juicio si todos tienen bases sólidas sobre las que es posible o negable la

eutanasia, y hay casos específicos y sociedades y culturas distintas en los que situar a los tres

(médicos, juristas, religiosos) y a la misma cuestión lo que la hace un camino difícil de transitar y

no podemos simplemente limitarnos a dar opinión sesgada, menos aún en un tema que versa sobre

muerte, compasión, vida digna, muerte digna, sufrimiento.

La palabra eutanasia deriva de la raíz griega Eu (bien) y thanatos (muerte) y significa buena muerte,

muerte apacible, sin sufrimiento. El filósofo Francis Bacon hace un gran aporte a la delimitación del

significado de la siguiente manera “la eutanasia es el acortamiento voluntario de la vida de quien

sufre una enfermedad incurable, para poner fin a sus sufrimientos” a la vez el termino esta acuñado

de esta misma forma en el diccionario de la RAE.

Al acercarnos al debate podemos ver que hay algunos extremos y tibiezas, los cuales se trata de

evitar al momento de entablar sea una opinión o critica a cualquiera sea el apartado del problema.

además de que la delimitación del problema depende de en qué contexto la situemos y de la opinión

que tengan los integrantes de dicha cultura sean médicos juristas religiosos o personas del

populacho que igualmente votarían en una encuesta sobre la eutanasia.


Los extremos están posiblemente en aceptar absolutamente la eutanasia como derecho; y las

tibiezas en sojuzgarla simplemente como la elección del desahuciado, que en muchas ocasiones no

puede tomar la decisión por varias razones. Primero, estar en estado de coma, segundo, ser un niño

o alguien que por su condición por si solo no puede tomar la decisión.

Algunas jurisdicciones optan por dejar de emitir juicio, es decir no prescindir nada sobre la

eutanasia o llegar a despenalizar absoluta o relativamente, tal como es el caso de Holanda, en donde

ven en la eutanasia voluntaria una manifestación aceptable de la libertad individual, pero esa misma

sociedad también acepta la eutanasia involuntaria y la denegación de cuidados que pudieran salvar

la vida cuando se aplican a pacientes terminales.

El debate se alarga con los nuevos avances tecnológicos en materia de medicina. Ya se puede

mantener con vida a un paciente cuyos órganos vitales no pueden ya funcionar por si solos, con

equipos avanzados, poniendo al paciente en un estado de coma en el que el paciente sigue con vida,

aunque inconsciente, indefinidamente, con una mínima posibilidad de recuperar la conciencia.

Parece conveniente pensar, entonces, en estos casos concretos a qué sujeto observador dejarle la

decisión, y pensar bajo qué principio, sea moral o filosófico o ético o político llegara a auspiciarle la

eutanasia al paciente o si la compasión está por encima de toda razón.

El medico está en una encrucijada desde que apareció la concepción de eutanasia por ser el

responsable de tener el criterio, la convicción y el conocimiento para poder aplicar el proceso de la

eutanasia. Quizá el debate corresponda más que a juristas y religiosos, posiblemente a los médicos.

Quienes están más cerca del drama de los desahuciados. Pero en esto no topamos con que hay
regulaciones dadas por los especialistas del derecho bajo las cuales se regirá el médico, saber que el

posible paciente de eutanasia tiene familia y esta familia tendrá convicciones diferentes a las

formadas en el medico, así que no podrá poner por encima su compasión. Tal vez optar por formar a

los médicos en todos los campos que son tocantes a la eutanasia para que estos se sientan seguros de

proceder sin juicio penal ni moral ni ético pueda responder de buen grado al debate. pero la cuestión

sigue sin ser así de simple, hay campos precisos entorno al tema que corresponden a la filosofía y a

la sociología incluso a una tal llamada bioética que están constantemente haciendo aportes, que más

que esclarecer o dar luz a la encrucijada la ponen bajo una bruma de conocimientos y campos

difusos. Además, necesitan la regulación del derecho, para la despenalización.

Los jueces pueden discernir a través del tópico de dignidad humana, argumentar que el deterioro de

la vida la hace a esta indigna. Aquí cabe preguntarnos por los deterioros de la dignidad presentes en

las calles, en las mazas en situación de pobreza, en quienes viven un drama con una resignación

más lenta a la del desahuciado, los desahuciados lentos serian estas mazas.

La opinión judeocristiana basada en su concepción de la ley natural está sólidamente sentada, es la

roca pero no por firme sino por inamovible y dura de quebrar. Su V mandamiento. Que fácilmente

se caería si dios no existiera, pero incluso la ciencia puede admitir la existencia de un creador

mediante la comprensión de las leyes físicas.

Estamos tan asustados por la idea de morir que a los valientes los regañamos por valientes. Cuando

seamos nosotros los desahuciados pediremos compasión al cielo y quizá cese la agonía, pero y

quienes no tienen el cielo sino a sí mismos solo les queda ser valientes. Pedir la valentía de los
sanos, que no están tan sanos en su psicología. La elección del infierno, acepto la posibilidad de que

exista, aquí en la tierra como en el cielo.

Aún hay largo camino por hacer y recorrer y las limitaciones van más allá del debate legal o

religioso llegando a encontrarse con un trasfondo sociológico, filosófico, ético, bioético. Lo cual es

muy interesante, pero hace que se acumule un mar de información respecto al tema. Para finalizar

recordemos aquella máxima del humanista León R. Kass que dicta “a la humanidad se le debe

humanidad” con esto quiero decir que estoy a favor de la eutanasia y de la compasión, en que debe

formarse a quienes están mas cerca del drama, es decir, los médicos, que la religión no tiene lugar

en el debate y los juristas van a tener que discernir bien y dar buen juicio, un juicio que responda a

las cosas más visibles de la cuestión (lo que he venido llamando el drama de los desahuciados) y no

a derechos expresados por quienes pretenden negar tal bien.

Kleyver Giovanni Lasso.

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