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SEÑOR

JUEZ (REPARTO)

E. S. D.

REF. ACCION DE NOMBRE CONTRA SECRETARIA DISTRITAL DE MOVILIDAD.

NOMBRE, Identificado como aparece al pie de mi firma, presento ante usted acción de
tutela para la protección de los derechos fundamentales al debido proceso y de petición,
en contra de la secretaria distrital de movilidad, teniendo en cuenta los siguientes:

HECHOS

PRIMERO: Ante la secretaria distrital de movilidad, el día XXXdel año en curso, interpuse
un derecho de petición en el área de JURISDICCION COACTIVA solicitando lo siguiente;
fijar fecha y hora para apertura de audiencia de impugnación por cada supuesta
contravención esto debido a la falta de notificación para acceder al proceso
contravencional, cuyos fundamentos de derecho se pueden observar en la copia de
derecho de petición que se anexa, presentado ante mencionada entidad.

SEGUNDO: Ante la secretaria distrital de movilidad, el día 03 de noviembre del año en


curso, interpuse un derecho de petición en el área de JURISDICCION COACTIVA
solicitando lo siguiente, la REVOCATORIA DIRECTA de la actuación administrativa
referente al comparendo número 3XXXX, así como la petición de fijar fecha y hora para
audiencia de apertura de impugnación para cada una de las contravenciones, cuyos
fundamentos de derecho se pueden observar en la copia de derecho de petición que se
anexa, presentado ante mencionada entidad.

TERCERO: Transcurridos los 15 días que concede el Código Contencioso Administrativo y


la ley 1755 de 2015 como entidad pública tiene la obligación de contestar de fondo,
oportuna, clara y congruente lo peticionado, sin embargo, hasta la fecha no ha resuelto la
petición de la revocatoria directa solicitada de manera afirmativa o negativa, vulnerando el
DERECHO DE PETICIÓN como derecho constitucional.

SENTENCIA T-206 DE 2018


De conformidad con el artículo 23 de la Constitución Política de 1991, toda persona tiene
derecho a presentar peticiones respetuosas ante las autoridades por motivos de interés
general o particular y a obtener una pronta resolución.   Tal derecho permite hacer efectivos
otros derechos de rango constitucional, por lo que ha sido considerado por la jurisprudencia
como un derecho de tipo instrumental, en tanto que es uno de los mecanismos de
participación más importantes para la ciudadanía, pues es el principal medio que tiene para
exigir a las autoridades el cumplimiento de sus deberes.
 
9. El derecho de petición, según la jurisprudencia constitucional, tiene una finalidad doble:
por un lado, permite que los interesados eleven peticiones respetuosas a las autoridades y,
por otro, garantiza una respuesta oportuna, eficaz, de fondo y congruente con lo
solicitado. Ha indicado la Corte que
“(…) dentro de sus garantías se encuentran (i) la pronta resolución del mismo, es
decir que la respuesta debe entregarse dentro del término legalmente establecido
para ello; y (ii) la contestación debe ser clara y efectiva respecto de lo pedido, de tal
manera que permita al peticionario conocer la situación real de lo solicitado ”. En esa
dirección también ha sostenido que a este derecho se adscriben tres posiciones: “(i)
la posibilidad de formular la petición, (ii) la respuesta de fondo y (iii) la resolución
dentro del término legal y la consecuente notificación de la respuesta al peticionario” .
 
9.1. El primer elemento, busca garantizar la posibilidad efectiva y cierta que tienen las
personas de presentar solicitudes respetuosas ante las autoridades y los particulares en los
casos establecidos por la ley, sin que se puedan abstener de recibirlas y por lo tanto de
tramitarlas. Al respecto, la sentencia C-951 de 2014 indicó que
“los obligados a cumplir con este derecho tienen el deber de recibir toda clase de
petición, puesto que esa posibilidad hace parte del núcleo esencial del derecho ”.
 9.2. El segundo elemento implica que las autoridades públicas y los particulares, en los
casos definidos por la ley, tienen el deber de resolver de fondo las peticiones interpuestas,
es decir que les es exigible una respuesta que aborde de manera clara, precisa y congruente
cada una de ellas; en otras palabras, implica resolver materialmente la petición. La
jurisprudencia ha indicado que una respuesta de fondo deber ser:
“(i) clara, esto es, inteligible y contentiva de argumentos de fácil comprensión; (ii)
precisa, de manera que atienda directamente lo pedido sin reparar en información
impertinente y sin incurrir en fórmulas evasivas o elusivas ; (iii) congruente, de
suerte que abarque la materia objeto de la petición y sea conforme con lo solicitado;
y (iv) consecuente  con el trámite que se ha surtido, de manera que, si la respuesta
se produce con motivo de un derecho de petición elevado dentro de un
procedimiento del que conoce la autoridad de la cual el interesado requiere la
información, no basta con ofrecer una respuesta como si se tratara de una petición
aislada o ex novo, sino que, si resulta relevante, debe darse cuenta del trámite que
se ha surtido y de las razones por las cuales la petición resulta o no procedente ” . En
esa dirección, este Tribunal ha sostenido “que se debe dar resolución integral de la
solicitud, de manera que se atienda lo pedido, sin que ello signifique que la solución
tenga que ser positiva”
 
9.3. El tercer elemento se refiere a dos supuestos. En primer lugar, (i) a la oportuna
resolución de la petición que implica dar respuesta dentro del término legal establecido para
ello. Al respecto, la Ley 1755 de 2015 en el artículo 14 fijó el lapso para resolver las distintas
modalidades de peticiones. De dicha norma se desprende que el término general para
resolver solicitudes respetuosas es de 15 días hábiles, contados desde la recepción de la
solicitud. La ausencia de respuesta en dicho lapso vulnera el derecho de petición. En
segundo lugar, al deber de notificar que implica la obligación del emisor de la respuesta de
poner en conocimiento del interesado la resolución de fondo, con el fin que la conozca y que
pueda interponer, si así lo considera, los recursos que la ley prevé o incluso demandar ante
la jurisdicción competente. Se ha considerado que la ausencia de comunicación de la
respuesta implica la ineficacia del derecho. En ese sentido, la sentencia C-951 de 2014 indicó
que
“el ciudadano debe conocer la decisión proferida por las autoridades para ver
protegido efectivamente su derecho de petición, porque ese conocimiento, dado el
caso, es presupuesto para impugnar la respuesta correspondiente ” y, en esa
dirección, “la notificación es la vía adecuada para que la persona conozca la
resolución de las autoridades, acto que debe sujetarse a lo normado en el capítulo de
notificaciones de la Ley 1437 de 2011”.

Teniendo en cuenta los preceptos anteriores , es de resaltar la actuación de la entidad


accionada, donde mediante comunicación de la secretaria distrital de movilidad ,se puede
evidenciar que en el objeto de la petición radicada, claramente verse sobre la orden de
comparendo, por lo cual se demuestra la legitimación por activa del peticionario, y demás
anexos como certificación del runt ( registro único nacional de transito) plataforma la cual
es utilizada para la notificación de este tipos de actos administrativos, de tal manera que
la entidad accionada cumplió con la notificación personal, cuando claramente la dirección
registrada en el runt es exactamente la misma que la empresa de mensajería debía
encontrar y notificarme de manera personal.

CUARTO: Se vulnera el DERECHO AL DEBIDO PROCESO Articulo 29 de la Constitución


Política;

“El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y


administrativas.
Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le
imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de las
formas propias de cada juicio.”

la Constitución extiende la garantía del debido proceso no solo a los juicios y


procedimientos judiciales, sino también a todas las actuaciones administrativas. Ello
significa, que el debido proceso se mueve también dentro del contexto de garantizar la
correcta producción de los actos administrativos, y por ello extiende su cobertura a todo el
ejercicio que debe desarrollar la administración pública, en la realización de sus objetivos y
fines estatales, es decir, cobija a todas sus manifestaciones en cuanto a la formación y
ejecución de los actos, a las peticiones que realicen los particulares, a los procesos que
por motivo y con ocasión de sus funciones cada entidad administrativa debe desarrollar y
desde luego, garantiza la defensa ciudadana al señalarle los medios de impugnación
previstos respecto de las providencias administrativas, cuando crea el particular, que a
través de ellas se hayan afectado sus intereses.
El principio de publicidad en las actuaciones de la administración

Una de las garantías del derecho fundamental al debido proceso es precisamente el


principio de publicidad. En virtud del citado principio, se le impone a las autoridades
judiciales y administrativas, el deber de hacer conocer a los administrados y a la
comunidad en general, todos los actos que aquellas profieran en ejercicio de sus funciones
y que conduzcan a la creación, modificación o extinción de un derecho o a la imposición
de una obligación, sanción o multa.
El principio de publicidad se encuentra consagrado expresamente en el artículo 29 de la
Constitución Política, el cual le reconoce el carácter de garantía mínima del debido
proceso, cuando categóricamente afirma que toda persona tiene derecho a “un debido
proceso público sin dilaciones injustificadas”. De igual manera, los artículos 209 y 228 del
mismo ordenamiento Superior le atribuyen la condición de pilar fundamental de la función
pública, al disponer, en su orden, que la actividad administrativa se desarrollará, entre
otros, con fundamento en el principio de “publicidad”, y que las actuaciones en la
administración de justicia “serán públicas y permanentes”.

En la Sentencia C-957 de 1999, la Corte se refirió al principio de publicidad en los


siguientes términos:
"El Estado de derecho se funda, entre otros principios, en el de la publicidad, el
cual supone el conocimiento de los actos de los órganos y autoridades estatales,
en consecuencia, implica para ellos desplegar una actividad efectiva para alcanzar
dicho propósito; dado que, la certeza y seguridad jurídica exigen que las personas
puedan conocer, no sólo la existencia y vigilancia de los mandatos dictados por
dichos órganos y autoridades estatales, sino, en especial, del contenido de las
decisiones por ellos adoptadas, para lo cual, la publicación se instituye en
presupuesto básico de su vigencia y oponibilidad, mediante los instrumentos
creados con tal fin...”

Tal y como lo ha puesto de presente esta Corporación, desde el punto de vista de su


alcance y exigibilidad, el principio de publicidad se realiza de dos maneras. De un lado, a
través de la notificación a las personas involucradas en una actuación judicial o
administrativa de las decisiones que allí se adopten. Según lo ha señalado esta
Corporación, la notificación es el acto material de comunicación por medio del cual se
pone en conocimiento de las partes o terceros interesados, las decisiones proferidas por
una autoridad pública. El acto de notificación tiene entonces como finalidad, garantizar el
conocimiento de la existencia de un proceso o actuación administrativa y de su desarrollo,
de manera que se asegure a los involucrados los derechos de defensa, contradicción e
impugnación. Desde ese punto de vista, la notificación, más que pretender formalizar la
comunicación del inicio y desarrollo de una determinada actuación, lo que busca es
legitimar en sí misma las decisiones que se tomen y amparar el ejercicio pleno de las
garantías sustanciales y procesales.
De otro lado, el principio de publicidad se realiza también mediante el reconocimiento del
derecho que le asiste a la comunidad en general, de conocer las actuaciones de las
autoridades públicas y, a través de ese conocimiento, de exigir que las mismas se surtan
con total apego a la ley. Se trata en este caso, del deber impuesto a las autoridades de
divulgar a la opinión pública el contenido y efecto de sus decisiones, salvo en los casos en
los que exista reserva legal. De ese modo, además de las notificaciones como actos de
comunicación procesal, el principio de publicidad se materializa también mediante el
reconocimiento del derecho ciudadano a enterarse de las decisiones tomadas por las
autoridades, con las limitaciones impuestas por el ordenamiento jurídico. En este segundo
caso;
“el principio de publicidad constituye una garantía de transparencia en la actuación
de los poderes públicos y un recurso que permite las condiciones necesarias para
el reconocimiento del derecho a controlar el ejercicio del poder”.
Cabe destacar, en todo caso, que entre las manifestaciones del principio de publicidad se
presentan claras diferencias. En la Sentencia C-037 de 1996, la Corte se refirió a ellas en
los siguientes términos:
“es necesario puntualizar que la facultad de informar el contenido y alcance de las
providencias por parte de los funcionarios judiciales, no es asimilable al acto
procesal de notificación a las partes. En el primer evento, (..), se trata de una
declaración pública en la que se explican algunos detalles importantes de la
sentencia proferida, bajo el supuesto, obvio, de que el administrador de justicia no
se encuentra obligado a dar a conocer aquellos asuntos que son objeto de reserva
legal. Por el contrario, el segundo caso, implica una relación procesal entre el juez
y las partes, a través de la cual se brinda la oportunidad a éstas de conocer el
contenido íntegro de las providencias y de interponer, dentro de los lineamientos
legales, los respectivos recursos”.
El principio de publicidad, visto como instrumento indispensable para la realización del
debido proceso, comporta, entonces, la exigencia de proferir decisiones debidamente
motivadas en los aspectos de hecho y de derecho, y el deber de ponerlas en conocimiento
de los distintos sujetos procesales con interés jurídico en actuar, a través de los
mecanismos de comunicación instituidos en la ley. Esto, por oposición al proceder secreto
u oculto de las autoridades que resulta contrario al Estado de derecho.
Visto de esa manera, el principio de publicidad no se constituye en una simple formalidad
procesal, sino en un presupuesto de eficacia de dicha actividad y en un mecanismo para
propender por la efectividad de la democracia participativa.
SENTENCIA C-980 2010

LEY 1843 DE 2017 Artículo 8°. Procedimiento ante la comisión de una contravención
detectada por el sistema de ayudas tecnológicas, la autoridad de tránsito debe seguir el
procedimiento que se describe a continuación: El envío se hará por correo y/o correo
electrónico, en el primer caso a través de una empresa de correos legalmente constituida,
dentro de los tres (3) días hábiles siguientes a la validación del comparendo por parte de
la autoridad, copia del comparendo y sus soportes al propietario del vehículo y a la
empresa a la cual se encuentra vinculado; este último caso, en el evento de que se trate
de un vehículo de servicio público, En el evento en que no sea posible identificar l al
propietario del vehículo en la última dirección registrada en el RUNT, la autoridad deberá
hacer el proceso de notificación por aviso de la orden de comparendo. Una vez allegada a
la autoridad de tránsito del respectivo ente territorial donde se detectó la infracción con
ayudas tecnológicas se le enviará al propietario del vehículo la orden de comparendo y
sus soportes en la que ordenará presentarse ante la autoridad de tránsito competente
dentro de los once (11) días hábiles siguientes a la entrega del comparendo, contados a
partir del recibo del comparendo en la última dirección registrada por el propietario del
vehículo en el Registro Único Nacional de Tránsito, para el inicio del proceso
contravencional, en los términos del Código Nacional de Tránsito.

Ley 1437 de 2011 artículo 67. Notificación personal. Las decisiones que pongan
término a una actuación administrativa se notificarán personalmente al interesado, a su
representante o apoderado, o a la persona debidamente autorizada por el interesado para
notificarse. En la diligencia de notificación se entregará al interesado copia íntegra,
auténtica y gratuita del acto administrativo, con anotación de la fecha y la hora, los
recursos que legalmente proceden, las autoridades ante quienes deben interponerse y los
plazos para hacerlo.

El incumplimiento de cualquiera de estos requisitos invalidará la notificación.

La notificación personal para dar cumplimiento a todas las diligencias previstas en el inciso
anterior también podrá efectuarse mediante una cualquiera de las siguientes modalidades:
1. Por medio electrónico. Procederá siempre y cuando el interesado acepte ser notificado
de esta manera.

La administración podrá establecer este tipo de notificación para determinados actos


administrativos de carácter masivo que tengan origen en convocatorias públicas. En la
reglamentación de la convocatoria impartirá a los interesados las instrucciones
pertinentes, y establecerá modalidades alternativas de notificación personal para quienes
no cuenten con acceso al medio electrónico.

2. En estrados. Toda decisión que se adopte en audiencia pública será notificada


verbalmente en estrados, debiéndose dejar precisa constancia de las decisiones
adoptadas y de la circunstancia de que dichas decisiones quedaron notificadas. A partir
del día siguiente a la notificación se contarán los términos para la interposición de
recursos.

Ley 1437 de 2011 artículo 68. citaciones para notificación personal. Si no hay
otro medio más eficaz de informar al interesado, se le enviará una citación a la dirección,
al número de fax o al correo electrónico que figuren en el expediente o puedan obtenerse
del registro mercantil, para que comparezca a la diligencia de notificación personal. El
envío de la citación se hará dentro de los cinco (5) días siguientes a la expedición del acto,
y de dicha diligencia se dejará constancia en el expediente.

Cuando se desconozca la información sobre el destinatario señalada en el inciso anterior,


la citación se publicará en la página electrónica o en un lugar de acceso al público de la
respectiva entidad por el término de cinco (5) días.

SENTENCIA C-980 de 2010 NOTIFICACION POR CORREO DE ACTO


ADMINISTRATIVO

Dentro de las diversas formas de notificación que han sido reguladas y desarrolladas por
el legislador, este Tribunal ha reconocido en la notificación por correo, un mecanismo
idóneo y eficaz para poner en conocimiento de las partes y terceros interesados algunas
de las decisiones adoptadas por las autoridades -administrativas y judiciales- en una
determinada actuación. En el caso concreto de las actuaciones de la administración
pública, la Corte ha sido clara en reconocer que la notificación por correo es un medio de
comunicación adecuado para que los destinatarios de los actos administrativos puedan no
solo conocerlos oportunamente, sino también utilizar en su contra los medios o
instrumentos jurídicos necesarios para la defensa y protección de sus derechos e
intereses. Ha considerado la Corte como legitimó que el legislador, en el ejercicio de su
función de hacer las leyes, diseñe un sistema de notificación de los actos administrativos
que resulte compatible con los progresos tecnológicos que tienen lugar en el campo de las
telecomunicaciones, lo que a su juicio ocurre con los servicios de correo. Por eso, no ha
dudado en considerar constitucionalmente admisible la notificación por correo, sobre la
base de que la misma asegura, tanto el conocimiento real del acto administrativo a
comunicar, como la posibilidad cierta del ejercicio del derecho de defensa.

Sobre la base de admitir que la notificación por correo es constitucionalmente admisible, la


jurisprudencia constitucional ha hecho algunas precisiones en torno a su alcance y
efectividad, destacando al respecto que la misma se entiende surtida solo cuando el acto
administrativo objeto de comunicación ha sido efectivamente recibido por el destinatario, y
no antes. En ese sentido, la eficacia y validez de esta forma de notificación depende de
que el administrado haya conocido materialmente el acto que se le pretende comunicar,
teniendo oportunidad cierta para controvertirlo e impugnarlo. La notificación por correo,
entendida, de manera general, como la diligencia de envío de una copia del acto
correspondiente a la dirección del afectado o interesado, cumple con el principio de
publicidad, y garantiza el debido proceso, sólo a partir del recibo de la comunicación que
la contiene. En virtud de esa interpretación, la sola remisión del correo no da por surtida la
notificación de la decisión que se pretende comunicar, por cuanto lo que en realidad
persigue el principio de publicidad, es que los actos jurídicos que exteriorizan la función
pública administrativa sean materialmente conocidos por los ciudadanos, sin restricción
alguna, premisa que no se cumple con la simple introducción de una copia del acto al
correo.

Esta posición fue claramente desarrollada por la Corte, en la Sentencia C-096 del 2001,
a propósito de una demanda de inconstitucionalidad presentada contra algunas normas
del Estatuto Tributario que establecían la presunción legal de entender surtida la
notificación por correo de actos administrativos, con la simple introducción de su copia en
ese medio de comunicación. En esa ocasión, este Tribunal fue claro en sostener, que solo
puede entenderse que se ha dado publicidad a un acto administrativo de contenido
particular cuando el afectado ha recibido la comunicación que lo contiene. Conforme con
ello, aun cuando la Corte avaló la forma de notificación por correo, decidió retirar del
ordenamiento jurídico el aparte normativo del Estatuto Tributario que permitía entender
surtida la notificación del acto en la fecha de introducción al correo. Al respecto, manifestó
la Corporación en la citada sentencia:

“Ahora bien, para la Corte no se puede considerar que se cumplió con el principio
de publicidad, que el artículo 209 superior exige, por la simple introducción al
correo de la copia del acto administrativo que el administrado debe conocer, sino
que, para darle cabal cumplimiento a la disposición constitucional, debe
entenderse que se ha dado publicidad a un acto administrativo de contenido
particular, cuando el afectado recibe, efectivamente, la comunicación que lo
contiene. Lo anterior por cuanto los hechos no son ciertos porque la ley así lo diga,
sino porque coinciden con la realidad y, las misivas que se envían por correo no
llegan a su destino en forma simultánea a su remisión, aunque para ello se utilicen
formas de correo extraordinarias”.

la notificación por correo, en el ámbito concreto de la administración pública, desarrolla


una de las facetas del principio de publicidad como garantía mínima del debido proceso
administrativo, lo cual no deja duda sobre su idoneidad para dar a conocer a los
interesados las decisiones que adopten las autoridades administrativas, entendiendo que
la misma se surte a partir del momento en que el destinatario recibe el acto que se le
pretende comunicar.

En otro aparte se le manifiesta a la entidad lo siguiente; En vista de lo anterior es de


mencionar el Artículo 162 Compatibilidad y analogía de la ley 769 de 2002, Las
normas contenidas en el Código Contencioso Administrativo, Código Penal, Código de
Procedimiento Penal y Código de Procedimiento Civil, serán aplicables a las situaciones no
reguladas por el presente código, en cuanto no fueren incompatibles y no hubiere norma
prevista para el caso en análisis. ya que de no identificar plenamente al conductor al
momento de imponer la orden de comparendo e imputarle el cargo al propietario se ha
obviado lo siguiente:

El Código Penal Colombiano en su Artículo 21 señala en su principio de


Causualidad que la sanción no es aplicable si no es consecuencia de su acción o de su
omisión, se refiere al sujeto a quien se le pretende hacer la imputación, así mismo el
Articulo 129 de la ley 769 de 2002 C.N.T. determina en su parágrafo que “las multas no
pueden ser impuestas a personas distintas de quien cometió la infracción” y
como quiera el Articulo 122 de la ley 769 de 2002 C.N.T menciona que Las sanciones
señaladas en este artículo se impondrán como principales o accesorias al responsable de
la infracción.

En ninguna parte dentro del trámite, se determinó sin equivocación alguna fuera la
suscrita quien fuera conduciendo, y como el funcionario de su entidad colige que siendo el
propietario del vehículo en cuestión soy el presunto contraventor de la norma de transito,
sin demostrarlo.

“la obligación de pagar la multa solo puede tener lugar como consecuencia de su
vinculación formal a la actuación administrativa y luego que se establezca su
culpabilidad en la infracción”.
En otro aparte dice “no está indicando que la sanción se produce de forma
automática por efecto de la sola notificación” y lo luego se reitera “solo se paga la
multa cuando se pruebe quien fue él quien cometió la infracción o cuando lo
admita expresa o implícitamente”

SENTENCIA C-980 DE 2010

Otros fallos de la corte constitucional que pueden servir para consulta en su despacho son
C-563 DE 1995, C-155 DE 2002, C-506 DE 2002, T270 DE 2004, T -677 DE 2004 y T-051
DE 2016.

Por otra parte, La sentencia C 038 de 2020 declaró inexequible el parágrafo 1 del
artículo 8 de la ley 1843 de 2017 que trataba sobre la solidaridad entre el conductor y el
propietario del vehículo por las infracciones captadas con cámaras de detección
electrónica o foto detección. Ello implica que automáticamente todas las fotos detecciones
realizadas desde el 14 de julio de 2017 (fecha en la cual se sanciona la ley 1843 de 2017)
hasta la fecha son ilegales y deben ser exoneradas con base en el principio general del
derecho Accesorium sequitur principale o también Accesorium non ducit, sed
sequitur suum principale (lo accesorio sigue la suerte de lo principal).

Y para todas aquellas fotodetecciones anteriores al 2017, por analogía y según el artículo
162 del Código Nacional de Tránsito, también deben exonerarse todas aquellas
fotodetecciones en donde no se hubiera podido establecer plenamente la identidad del
infractor ya que la sentencia C 530 del año 2003 al analizar una demanda de nulidad
por inconstitucionalidad de uno de los apartes del artículo 129 del Código Nacional de
Tránsito, también establecía que no se podía vincular automáticamente al propietario del
vehículo al proceso contravencional sin que existieran elementos de prueba que
permitieran inferir que el propietario era el infractor.
“la responsabilidad solidaria entre el conductor y el propietario del vehículo, por las
infracciones detectadas por medios tecnológicos (detecciones electrónicas o
fotomultas), es inconstitucional, al no exigir expresamente, para ser sancionado
con multa, que la falta le sea personalmente imputable y permitir, por lo tanto,
una forma de responsabilidad sancionatoria por el hecho ajeno”
Luego de precisar el alcance del principio de responsabilidad personal en materia
sancionatoria, que exige imputación personal de las infracciones, como garantía
imprescindible frente al ejercicio del poder punitivo estatal (ius puniendi) y de diferenciarlo
del principio de culpabilidad, concluyó este tribunal que la solidaridad prevista en la
legislación civil no es plenamente aplicable a las sanciones impuestas por el Estado, al
estar involucrados principios constitucionales ligados al ejercicio del poder punitivo estatal
por lo que:
la solidaridad en materia sancionatoria administrativa es constitucional, a condición
de;
(a) garantizar el debido proceso de los obligados, lo que implica que la carga de la
prueba de los elementos de la responsabilidad, incluida la imputación personal de
la infracción, le corresponde al Estado, en razón de la presunción de inocencia y
que a quienes se pretenda endilgar una responsabilidad solidaria, deben ser
vinculados al procedimiento administrativo en el que se impondría la respectiva
sanción, para permitir el ejercicio pleno y efectivo de su derecho a la defensa;
(b) respetar el principio de responsabilidad personal de las sanciones, lo que
implica demostrar que la infracción fue cometida por aquel a quien la ley le
atribuye responsabilidad solidaria o participó de alguna manera efectiva en su
realización; y (c) demostrar que la infracción fue cometida de manera culpable, es
decir, sin que sea factible una forma de responsabilidad objetiva.
Determinó la Corte que la norma demandada adolece de ambigüedades en su redacción y,
por consiguiente, genera incertidumbre en cuanto al respeto de garantías constitucionales
ineludibles en el ejercicio del poder punitivo del Estado. Así,
(i) aunque garantiza nominalmente el derecho a la defensa, al prever la vinculación
del propietario del vehículo al procedimiento administrativo, vulnera, en realidad,
dicha garantía constitucional, porque omite de la defensa lo relativo a la
imputabilidad y la culpabilidad, al hacer directamente responsable al propietario del
vehículo, por el solo hecho de ser el titular del mismo -imputación real, mas no
personal.(ii) Desconoce el principio de responsabilidad personal o imputabilidad
personal, porque no exige que la comisión de la infracción le sea personalmente
imputable al propietario del vehículo, quien podría ser una persona jurídica y (iii)
vulnera la presunción de inocencia, porque aunque no establece expresamente
que la responsabilidad es objetiva o que existe presunción de culpa, al no requerir
imputabilidad personal de la infracción, tampoco exige que la autoridad de tránsito
demuestre que la infracción se cometió de manera culpable. Ante el
incumplimiento de garantías mínimas del ejercicio legítimo del poder punitivo del
Estado, la Sala Plena de la Corte Constitucional declaró, por consiguiente, la
inexequibilidad de la norma demandada.
En concepto número C 6417 expediente D12519 del 19 de julio de 2018 de la
Procuraduría General de la Nación, dicha corporación le solicitó a la Corte Constitucional
que declarara inexequible el parágrafo 1 del artículo 8 de la ley 1843 de 2017 que
establece que no serán solidariamente responsables el conductor y el dueño del vehículo
por las fotodetecciones. Eso significa que ya la Procuraduría estableció que no hay razón
para que una persona que ni siquiera ha sido notificada ni se ha enterado de sanción de
tránsito alguna deba ser endilgada con una serie de multas que ni siquiera cometió. La
Procuraduría también habla de cómo no se puede imponer la carga de la prueba al
ciudadano para que demuestre su inocencia sino como es el estado o más bien quien
acusa (el tránsito) quien debe demostrar la culpabilidad. También habla de como si bien
en nuestro ordenamiento jurídico se establece la posibilidad de la responsabilidad objetiva,
esta no es óbice para violar el debido proceso u obligarle a pagar por una actuación que
no cometió o que no se demostró que cometió.
Igualmente, se debe tener en cuenta el principio de CAUSALIDAD y el principio de
LEGALIDAD establecido en los artículos 6, 209 y 230 de la Constitución Política de
Colombia el cual se resume en que ningún funcionario público puede actuar sino en base a
las leyes válidas y vigentes y no puede omitir o excederse en el ejercicio de sus funciones.
ARTÍCULO 93. CAUSALES DE REVOCACIÓN LEY 1437 DE 2011 Los actos
administrativos deberán ser revocados por las mismas autoridades que los hayan expedido
o por sus inmediatos superiores jerárquicos o funcionales, de oficio o a solicitud de parte,
en cualquiera de los siguientes casos:

1. Cuando sea manifiesta su oposición a la Constitución Política o a la ley.

2. Cuando no estén conformes con el interés público o social, o atenten contra él.

3. Cuando con ellos se cause agravio injustificado a una persona.

Por ultimo y no menos importante se le señalo a la entidad lo imperativo de los preceptos


mencionados respecto a la debida notificación personal de la detección electrónica y la
obligación en la que recae la entidad sobre la notificación de estas aun cuando la dirección
de notificación en el registro único nacional de tránsito (Runt) es correcta y se encuentra
actualizada. es evidente que la entidad sobrepaso los términos tal como dispone el artículo
8 de la ley 1843 de 2017 y violenta claramente el DEBIDO PROCESO
ADMINISTRATIVO no solo por la indebida notificación y la extemporaneidad de la
misma, si no, también por determinar que el contraventor de la norma es el mismo que
figura como titular de dominio o representante legal, cuando a toda luz la sentencia
C 083 de 2020 indico que se debía identificar plenamente al contraventor de la norma
premisa que la entidad nunca demostró, y de lo contrario el procedimiento realizado por
la entidad es contrario a los preceptos legales y constitucionales ya mencionados. por otra
parte, la entidad mencionada, además también tendrá que acreditar los requisitos que
tiene que cumplir para instalar una Sast (Sistemas o equipos automáticos,
semiautomáticos y otros medios tecnológicos para la detección de presuntas infracciones
de tránsito).
Para concluir manifiesta la corte en la sentencia C-038 de 2020 la obligación de la entidad
de identificar plenamente a quien comete la contravención de las normas de tránsito, así
como la inexequibilidad de hacer solidario al propietario del automotor, veamos algunos
apartes;

35 - En una segunda oportunidad, mediante la sentencia C-530 de 2003, este


tribunal reiteró el principio de personalidad de las sanciones o imputabilidad
únicamente por el hecho propio, como lo dispone el parágrafo 1 del artículo 129
del Código Nacional de Tránsito según el cual “Las multas no podrán ser impuestas
a persona distinta de quien cometió la infracción “y, por lo tanto, condicionó la
exequibilidad del inciso 1 del artículo 129 del mismo código, según el cual: “si no
fuere viable identificarlo – al conductor del vehículo-, se notificará al último
propietario registrado del vehículo, para que rinda sus descargos dentro de los
siguientes diez (10) días al recibo de la notificación”, en el entendido de que “el
propietario sólo será llamado a descargos, cuando existan elementos probatorios
que permitan inferir que probablemente es el responsable de la infracción”.
Igualmente condicionó el artículo 137 del mismo Código, que dispone que “Si no
se presentare el citado a rendir sus descargos ni solicitare pruebas que desvirtúen
la comisión de la infracción, se registrará la sanción a su cargo en el Registro de
Conductores e infractores, en concordancia con lo dispuesto por el presente
código.”, en el entendido de que “la sanción sólo puede imponerse cuando
aparezca plenamente comprobado que el citado es el infractor”. Finalmente, y de
manera congruente con el principio de responsabilidad personal, declaró
inexequible la expresión “en caso de no concurrir se impondrá la sanción al
propietario registrado del vehículo”, prevista en el inciso primero del artículo 129
del mismo Código. Para la Corte, esta norma “implicaría no sólo permitir que las
autoridades evadan su obligación de identificar al real infractor, sino que haría
responsable al propietario, a pesar de que no haya tenido ninguna participación en
la infracción”, lo que es inconstitucional.
36.   En una tercera decisión (sentencia C-980 de 2010), esta Corte declaró
exequible una norma que modificó el artículo 135 del Código Nacional de Tránsito
y que dispone que, en el caso de infracciones de tránsito detectadas por medios
tecnológicos “se enviará por correo dentro de los tres (3) días hábiles siguientes la
infracción y sus soportes al propietario, quien estará obligado al pago de la multa”.
En dicha decisión se encontró constitucional que se le notifique la infracción al
propietario, en razón de la responsabilidad que asume por su relación con el
vehículo, pero se advirtió que en la materia la responsabilidad objetiva se
encuentra excluida  y que para que el propietario del vehículo sea obligado al pago
de la multa, debe ser previamente vinculado al procedimiento administrativo y allí
haberse demostrado que fue él quien cometió la infracción, de manera culpable.
En esta ocasión nuevamente la Corte Constitucional resaltó la importancia del
principio de personalidad de las sanciones, ya que de lo contrario “se desconocería
aquella garantía surgida del principio de legalidad, a la que se ha hecho expresa
referencia, que exige que la atribución de responsabilidad sea el resultado
de una conducta personal debidamente acreditada en el proceso, y
previamente establecida en la ley como delito o contravención” (negrillas no
originales). Precisó la sentencia que “es la imputación de una determinada
conducta jurídicamente reprochable,  la que activa en favor del destinatario
de la misma, el pleno ejercicio de sus derechos al debido proceso y a la defensa,
sin que la situación del propietario del vehículo envuelto en una infracción de
tránsito pueda constituir la excepción”. Por lo tanto, a pesar de la exequibilidad sin
condicionamientos en la parte resolutiva, indicó la Corte que “la obligación de
pagar la multa solo se produce cuando se establezca su culpabilidad, es
decir, cuando se pruebe que él fue quien cometió la infracción, o cuando
éste lo admita expresa o implícitamente” (negrillas no originales)
37.   En aplicación de los anteriores precedentes, en cuarto lugar, la sentencia C-
089 de 2011 declaró la exequibilidad del artículo 93-1 del Código Nacional de
Tránsito, introducido por la Ley 1383 de 2010, que dispone una solidaridad pasiva
por el pago de multas por infracciones de tránsito entre “el propietario y la
empresa a la cual esté vinculado el vehículo automotor”.  Dicha sentencia precisó
que la imputación personal o responsabilidad personal es una exigencia incluso
predicable de la responsabilidad objetiva; resaltó que la norma examinada no
establece una forma de responsabilidad objetiva, lo que sería inconstitucional;
recordó que para que el propietario y la empresa sean responsables, es necesario
vincularlos previamente al procedimiento administrativo, para garantizar su
derecho a la defensa y, finalmente, encontró que la norma respeta el principio de
personalidad de las sanciones, porque expresamente establece la solidaridad del
propietario y de la empresa a la cual se vincule el vehículo únicamente “en
aquellas infracciones imputables  a los propietarios o a las empresas”
(negrillas no originales)
40.   Así, una vez garantizado el derecho al debido proceso y demostrada la
participación personal del responsable solidario en la comisión de la infracción, de
manera culpable, el cobro de la multa puede dirigirse contra cualquiera de los
obligados (relaciones  externas de la solidaridad) y surgirá el derecho a la
repetición, el regreso o reembolso, dependiendo del grado de participación de cada
uno de los obligados, en la comisión de la infracción – concurrencia de “culpas”, de
acciones u omisiones en la realización de la infracción (relaciones internas  de la
solidaridad pasiva). Por lo tanto, la solidaridad sancionatoria sería inconstitucional
si (i) desconoce el derecho a la defensa, (ii) no exige imputabilidad personal de la
falta para que la sanción recaiga sobre quien cometió o participó personalmente en
la infracción, es decir, permite la responsabilidad sancionatoria por el hecho ajeno
y (iii) prevé una responsabilidad sin culpa u objetiva.
46. (i) El respeto del derecho a la defensa La norma demandada exige que el
propietario del vehículo sea vinculado al procedimiento administrativo contravencional
“a través de la notificación del comparendo en los términos previstos en el presente
artículo, permitiendo que ejerza su derecho de defensa”. La obligación de vinculación
del propietario del vehículo no es cuestionada por el accionante. Por el contrario,
algunos intervinientes consideran que se desconoce el derecho a la defensa y la
presunción de inocencia, porque, aunque se vincula al propietario al procedimiento, la
solidaridad establece de entrada que él es el responsable. Al respecto, considera la
Sala Plena que aunque el propietario podrá ejercer formalmente los derechos propios
de la defensa: la posibilidad de ser oído, de actuar directamente o mediante un
apoderado, de aportar y solicitar pruebas y controvertir las allegadas al proceso y a
ejercer los recursos legalmente previstos, en realidad, sin exigir imputabilidad personal
para hacer exigible la obligación, el derecho a la defensa del propietario del vehículo se
encuentra sustancialmente limitado, porque, a más de no exigir que sea el Estado
quien demuestre que fue él quien cometió la infracción y que lo hizo de manera
culpable – carga de la prueba del Estado en virtud de la presunción de inocencia-, se
excluye, de los medios de defensa posibles, la prueba dirigida a demostrar que no fue
él quien cometió la infracción. Igualmente, el Legislador, en la norma bajo control, no
determinó cuáles serían las causales de exoneración del propietario respecto de la
solidaridad legalmente establecida. En este sentido, ante la ausencia de exigencia de
imputabilidad personal, el derecho a la defensa efectiva se encuentra vulnerado y la
vinculación formal al proceso no es suficiente para garantizar el derecho fundamental
al debido proceso, en su componente de derecho a la defensa.
 
47. (ii) El principio de imputabilidad o responsabilidad personal A pesar de
exigir la vinculación del propietario del vehículo al procedimiento, la norma no
condiciona explícitamente la solidaridad a que la comisión de la infracción le sea
personalmente imputable. Al respecto, no basta con garantizar que se ejerza
formalmente el derecho a la defensa porque, sin exigir imputación personal de la
infracción, la única defensa posible consistiría en demostrar que no se es el propietario
del vehículo o que éste fue hurtado. Por lo tanto, las pruebas dirigidas a demostrar
que el propietario no fue quien cometió la infracción, serían impertinentes. Al tratarse
de una obligación solidaria, en las relaciones externas de la misma, es decir, respecto
de la Administración Pública, no sería posible alegar que no se cometió la infracción,
porque se trataría de un asunto propio de las relaciones internas de la solidaridad,
asunto que únicamente permitiría perseguir el reembolso del propietario respecto del
verdadero infractor y, por lo tanto, la norma sí permitiría una forma de responsabilidad
sancionatoria por el hecho ajeno. La solidaridad patrimonial implica que se le pueda
cobrar el pago, incluso si el acto no le es imputable. Por esta vía, la responsabilidad
sancionatoria podría establecerse por una imputación real, en la que basta establecer
la relación con el vehículo, para ser responsable. Igualmente, la solidaridad que
introduce la norma podría permitir una forma de responsabilidad sancionatoria por el
hecho de terceros.
 
48. No obstante que el parágrafo 1º del artículo 129 de la Ley 769 de 2002, consagre
el principio de la personalidad de las sanciones en los asuntos regidos por el Código
Nacional de Tránsito y disponga que “las multas no serán impuestas a persona distinta
de quien cometió la infracción”, la introducción posterior de la solidaridad, por parte de
la Ley 1843 de 2017, podría dar a entender que la reforma al Código Nacional de
Tránsito introdujo una excepción al artículo 129 en mención o que, a pesar de que la
multa se impone al infractor, puede ser cobrada al propietario del vehículo. En este
sentido, la norma demandada, por su posible contradicción con el principio establecido
en el artículo 129 del mismo Código, es fuente de inseguridad jurídica. Para el
Procurador General de la Nación, el hecho de que la norma demandada no exija la
identificación del infractor, genera su inexequibilidad. La Corte Constitucional comparte
el razonamiento de la vista fiscal. En efecto, la solidaridad del propietario del vehículo
por las sanciones de tránsito bajo control de constitucionalidad, no exige que en el
procedimiento administrativo se demuestre que la falta le es directa y personalmente
imputable, por lo que se trata de un desconocimiento del principio de responsabilidad
personal en materia sancionatoria, de acuerdo con los precedentes jurisprudenciales
en la materia. Si bien es cierto que las alcaldías de Medellín y de Bogotá coinciden en
que en la práctica dicha solidaridad únicamente se hace exigible cuando se demuestra
que es el propietario quien cometió la infracción, lo cierto es que esta exigencia no
surge de la redacción de la norma en cuestión. Por su parte, el inciso 2 del artículo 1
de la Ley 1843 de 2017 dispone que “Se entenderá por sistemas automáticos y
semiautomáticos y otros medios tecnológicos a todas las ayudas tecnológicas como
cámaras de vídeo y equipos electrónicos de lectura que permitan con precisión la
identificación del vehículo o  del conductor, de que trata el parágrafo 2o del artículo
129 de la Ley 769 de 2002 Código Nacional de Tránsito Terrestre” (énfasis no original).
Esta norma no permite, en una interpretación sistemática, concluir acertadamente que,
en su conjunto, la Ley 1843 de 2017 sí exige la identificación del conductor, para que
le sea impuesta a éste la sanción, ya que al definir los sistemas automáticos o
semiautomáticos de detección de infracciones, utiliza la expresión “o”, de alcance
alternativo, lo que indica que el sistema podrá identificar el vehículo o al conductor,
pero no exige, en realidad, que ambos elementos se encuentren plenamente
identificados para que proceda la sanción. La norma bajo control de constitucionalidad
confirma esta conclusión, ya que permite la sanción del propietario del vehículo, aún si
no se demuestra que fue él quien cometió personalmente la infracción.

67- Así las cosas, ya que la norma bajo control establece una responsabilidad en
materia sancionatoria que vulnera el principio de imputabilidad personal y el de
culpabilidad, es inexequible y debe ser expulsada del ordenamiento jurídico.
Advierte la Sala Plena de la Corte Constitucional que no resulta factible dar
aplicación al principio de conservación del derecho, mediante la introducción de
condicionamientos a la exequibilidad, dirigidos al respeto de los anteriores
principios constitucionales. Lo anterior, por las siguientes razones: (i) la norma
bajo control es abierta y no determina los elementos mínimos de la tipificación del
comportamiento, en particular, no es posible identificar, de manera objetiva, a
partir de la lectura sistemática del Código Nacional de Tránsito, cuáles de las
infracciones tipificadas se predican del conductor del vehículo y cuáles de ellas, al
tratarse de obligaciones no exigibles del acto mismo de la conducción, son
legalmente imputables al propietario; (ii) la norma tampoco determina la
imputabilidad y culpabilidad respecto del comportamiento y, por el contrario,
establece, sin la certeza propia de las normas sancionatorias, que existe
solidaridad del propietario del vehículo, por las infracciones de tránsito; (iii) no
establece, igualmente, respecto de qué tipo de sanción de las previstas en el
Código Nacional de Tránsito se predica la solidaridad en cuestión y no precisa la
extensión de la solidaridad, en cuanto a los elementos patrimoniales y no
patrimoniales de las sanciones; (iv) existe reserva de ley en la tipificación de los
comportamientos, en virtud del principio democrático, razón por la cual, no le
correspondería a la Corte Constitucional subsanar los vacíos puestos de presente y
arrogarse la competencia de definir todos los elementos mencionados respecto de
la responsabilidad sancionatoria en cuestión, al tratarse de una clara definición de
la política punitiva del Estado. En virtud de ello, (v) anteriormente es al Congreso
de la República, en desarrollo de sus funciones propias, a quien le corresponde
definir de manera precisa y suficiente, los elementos de la responsabilidad
sancionatoria, mucho más, cuando pretende introducir en la materia, una forma de
responsabilidad solidaria la que, de acuerdo con la jurisprudencia constitucional,
debe garantizar el respeto pleno del derecho de defensa, ajustarse al principio
constitucional de imputabilidad personal, según el cual, en materia de sanciones,
nadie puede responder por la infracción cometida por otro y, la responsabilidad
objetiva es incompatible con la solidaridad sancionatoria. Por lo tanto, la regulación
en la materia que expida el Congreso de la República podría prever una
responsabilidad solidaria para el pago de las multas, por hechos total o
parcialmente imputables al propietario del vehículo, que no impliquen el acto de
conducir y se refieran al estado de cuidado físico-mecánico del vehículo (luces,
frenos, llantas, etc.) o al cumplimiento de obligaciones jurídicas, tales como la
adquisición de seguros o la realización de las revisiones técnico mecánicas. Tales
obligaciones recaen tanto sobre el conductor, como sobre el propietario del
vehículo, incluso si éste es una persona jurídica, no conduce o no dispone de la
licencia para conducir. Sin embargo, al tratarse de normas de contenido
sancionatorio, los sujetos responsables, las infracciones y las sanciones, deben
estar determinados por el Legislador de manera previa y cierta, como garantías del
derecho al debido proceso.

72.Le correspondió a la Corte decidir una acción pública de inconstitucionalidad


presentada contra el parágrafo 1 del artículo 8 de la Ley 1843 de 2017, Por medio
de la cual se regula la instalación y puesta en marcha de sistemas automáticos,
semiautomáticos y otros medios tecnológicos para la detección de infracciones y se
dictan otras disposiciones. A partir de la acusación formulada por el accionante, la
Corte Constitucional resolvió el siguiente problema jurídico: ¿Desconoce el artículo
29 de la Constitución, el parágrafo 1 del artículo 8 de la Ley 1843 de 2017, al
establecer una responsabilidad solidaria entre el propietario del vehículo y el
conductor, por las contravenciones de tránsito detectadas por el sistema de ayudas
tecnológicas, sin exigir que en el proceso contravencional se establezca que el
propietario del vehículo participó en la comisión de la infracción y que la realizó de
manera culpable?

73. Luego de precisar el alcance del principio de responsabilidad personal en


materia sancionatoria, que exige imputación personal de las infracciones, como
garantía imprescindible frente al ejercicio del poder punitivo estatal (ius puniendi)
y de diferenciarlo del principio de culpabilidad, concluyó este tribunal que la
solidaridad prevista en la legislación civil no es plenamente aplicable a las
sanciones impuestas por el Estado, al estar involucrados principios constitucionales
ligados al ejercicio del poder punitivo estatal por lo que: (i) la solidaridad en
materia sancionatoria administrativa sería constitucional, a condición de (a)
garantizar el debido proceso de los obligados, lo que implica que la carga de la
prueba de los elementos de la responsabilidad, incluida la imputación personal de
la infracción, le corresponde al Estado, en razón de la presunción de inocencia y
que a quienes se pretenda endilgar una responsabilidad solidaria, deben ser
vinculados al procedimiento administrativo en el que se impondría la respectiva
sanción, para permitir el ejercicio pleno y efectivo de su derecho a la defensa; (b)
respetar el principio de responsabilidad personal de las sanciones, lo que implica
demostrar que la infracción fue cometida por aquel a quien la ley le atribuye
responsabilidad solidaria o participó de alguna manera efectiva en su realización; y
(c) demostrar que la infracción fue cometida de manera culpable, es decir, sin que
sea factible una forma de responsabilidad objetiva.
74. Determinó la Corte que la norma demandada adolece de ambigüedades en su
redacción y, por consiguiente, genera incertidumbre en cuanto al respeto de
garantías constitucionales ineludibles en el ejercicio del poder punitivo del Estado.
Así, (i) aunque garantiza nominalmente el derecho a la defensa, al prever la
vinculación del propietario del vehículo al procedimiento administrativo, vulnera, en
realidad, dicha garantía constitucional, porque omite de la defensa lo relativo a la
imputabilidad y la culpabilidad, al hacer directamente responsable al propietario del
vehículo, por el solo hecho de ser el titular del mismo -imputación real, mas no
personal-. (ii) Desconoce el principio de responsabilidad personal o imputabilidad
personal, porque no exige que la comisión de la infracción le sea personalmente
imputable al propietario del vehículo, quien podría ser una persona jurídica y (iii)
vulnera la presunción de inocencia, porque aunque no establece expresamente
que la responsabilidad es objetiva o que existe presunción de culpa, al no requerir
imputabilidad personal de la infracción, tampoco exige que la autoridad de tránsito
demuestre que la infracción se cometió de manera culpable. Ante el
incumplimiento de garantías mínimas del ejercicio legítimo del poder punitivo del
Estado, la Sala Plena de la Corte Constitucional declarará, por consiguiente, la
inexequibilidad de la norma demandada. 

75. Advirtió la Corte que, en el ejercicio de la reserva constitucional de ley en materia


sancionatoria, le corresponde al Congreso de la República el diseño de la política
punitiva del Estado y, en particular, determinar con precisión todos los elementos de la
responsabilidad sancionatoria, así como sus consecuencias, garantizando, no obstante,
los derechos de la defensa y los principios de imputabilidad personal y culpabilidad,
que impiden, cada uno, que se responda por el hecho ajeno (pago de la multa,
reincidencia, suspensión de la licencia, etc.) y de manera objetiva. Por lo tanto, la
regulación en la materia que expida el Congreso de la República podría prever una
responsabilidad solidaria para el pago de las multas, por hechos total o parcialmente
imputables al propietario del vehículo, que no impliquen el acto de conducir y se
refieran al estado de cuidado físico-mecánico del vehículo (luces, frenos, llantas, etc.) o
al cumplimiento de obligaciones jurídicas, tales como la adquisición de seguros o la
realización de las revisiones técnico mecánicas. Tales obligaciones recaen tanto sobre
el conductor, como sobre el propietario del vehículo, incluso si éste es una persona
jurídica, no conduce o no dispone de la licencia para conducir. Sin embargo, al tratarse
de normas de contenido sancionatorio, los sujetos responsables, las infracciones y las
sanciones, deben estar determinados por el Legislador de manera previa y cierta, como
garantías del derecho al debido proceso.
 
76.Resaltó la Corte que la declaratoria de inexequibilidad de la responsabilidad solidaria
en materia sancionatoria entre el propietario del vehículo y el conductor, prevista en la
norma demandada, por las infracciones captadas por medios tecnológicos (fotomultas),
no implica que este sistema de detección de infracciones sea inconstitucional y, por lo
tanto, puede seguir en funcionamiento. Igualmente advirtió que la solidaridad sigue
vigente en lo que respecta a vehículos vinculados a empresas de transporte, como lo
prevé el artículo 93-1 del Código Nacional de Tránsito, declarado exequible en la
sentencia C-089 de 2011, según el cual “ Serán solidariamente responsables por el
pago de multas por infracciones de tránsito el propietario y la empresa a la cual esté
vinculado el vehículo automotor, en aquellas infracciones imputables a los propietarios
o a las empresas” (negrillas agregadas), norma que sí exige imputabilidad personal de
la infracción, como condición para activar la solidaridad.

Es relevante, se le señalo a la entidad accionada lo imperativo de los preceptos


mencionados respecto a la debida notificación personal de la detección electrónica y la
obligación en la que recae la entidad sobre la notificación de estas aun cuando la dirección
de notificación en el registro único nacional de tránsito (Runt) es correcta y se encuentra
actualizada. es evidente que la entidad sobrepaso los términos tal como dispone el artículo
8 de la ley 1843 de 2017 y violenta claramente el DEBIDO PROCESO
ADMINISTRATIVO no solo por la indebida notificación y la extemporaneidad de la
misma, si no, también por determinar que el contraventor de la norma es el mismo que
figura como titular de dominio o representante legal, cuando a toda luz la sentencia
C 083 de 2020 indico que se debía identificar plenamente al contraventor de la norma
premisa que la entidad nunca demostró, y de lo contrario el procedimiento realizado por
la entidad es contrario a los preceptos legales y constitucionales ya mencionados. por otra
parte, la entidad mencionada, además también tendrá que acreditar los requisitos que
tiene que cumplir para instalar una sast (Sistemas o equipos automáticos,
semiautomáticos y otros medios tecnológicos para la detección de presuntas infracciones
de tránsito).

La entidad accionada no me permite acceder a la administración de justicia, claramente no


reconoce principios constitucionales como la defensa y contradicción, de cualquier manera
violenta mi derecho constitucional del debido proceso no solo por el hecho de notificar fuera
de termino, existiendo como notificarme mediante la información que suministre al runt
( registro único nacional de tránsito) plataforma la cual es utilizada para consultar la
información de los conductores y automotores, si no también, al no permitirme vincularme a
la etapa procesal de la impugnación claramente a falta de la notificación personal de la
actuación administrativa y por ultimo al vincularme a un proceso contravencional a quien es
titular de dominio, cuando su obligación de manera inequívoca es comprobar quien cometió la
infracción a las normas de tránsito, y únicamente cuando sea responsabilidad del propietario
vincular de manera solidaria, y siendo una infracción definida por el artículo 131 de la ley 769
de 2002 código nacional de tránsito modificado por la resolución 3027 de 2010. Es atribuible a
quien conducía el automotor, así como se debe tener en cuenta que el comparendo siendo
una detección electrónica no fue notificada, y aunque la entidad accionada alude que actuó
dentro de termino y debidamente, cuando se le demostró mediante certificación del runt
(registro único nacional de tránsito) plataforma utilizada para obtener la información personal
utilizada para notificarme de cualquier actuación administrativa, la entidad no lo hizo y
continua con la pretensión de hacer exigible el pago de una sanción evidenciándose una
FALSA MOTIVACION.

para concluir, si bien, la situación jurídica expuesta en la acción de tutela se trata mediante un
proceso contravencional determinado como apertura de impugnación, este mismo se hace a
petición de la parte impugnante, pero cuando la entidad no notifica adecuadamente y
oportunamente, no permite el acceso a esta etapa, se hace evidente la necesidad de solicitar
a un juez la protección de los derechos fundamentales teniendo en cuenta que no se puede
acceder a la jurisdicción de lo contencioso sin antes realizar el proceso contravencional,
incluso, teniendo en cuenta la cuantía sería un desgaste de la administración de justicia. Así
que las entidades que fungen como autoridad de transito tienen la obligación y compromiso
constitucional, incluso social, y permitir al ciudadano acceder al proceso de impugnación, en
cambio lo que hacen es dilatar y realizar maniobras jurídicas de tal manera que el ciudadano
se vea sometido a cancelar estas contravenciones, y a todas luces, siendo violentado derechos
constitucionales.

QUINTO: la secretaria distrital de movilidad, cumple funciones públicas, por tanto, tienen
la obligación de cumplir lo dispuesto en el Artículo 23 de la Constitución Política.

PRETENCIONES

PRIMERO: Tutelar el derecho constitucional al debido Proceso por las razones esbozadas
anteriormente.

SEGUNDO: Tutelar el derecho constitucional de petición por las razones esbozadas


anteriormente.

TERCERO: ordene la secretaria distrital de movilidad, fijar día y hora para apertura de
audiencia de impugnación de la orden de comparendo número 35339296.

CUARTO: Se ordene la secretaria distrital de movilidad, en caso de no fijar audiencia de


apertura de impugnación por cada detección electrónica y en cumplimiento de lo
dispuesto de la sentencia C-038 DE 2020, se archive sin perjuicio a aparecer como deudor
o ser sancionado posteriormente.

JURAMENTO
Según lo ordenado por el Artículo 37 del decreto 2591 de 1991, manifiesto bajo la
gravedad de juramento, que no he incoado ninguna Acción de Tutela, sobre los mismo
hechos y derecho debatidos en la presente acción.

SUBSIDIARIDAD

En la facultad del enciso 3 del Artículo 86 de la Constitución Política, proclamo esta forma
de protección a mis derechos, por cuanto dentro del sistema jurídico colombiano no han
sido provisto otros medios de defensa, cuya utilización ante otros jueces tenga por objeto
el mismo asunto, en virtud de la existencia de otro mecanismo idóneo y expedito de
protección, sin que sea tomado como una controversia económica cuando a plena luz se
busca satisfacer los derechos fundamentales violados.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

Artículo 29 de la Constitución Política, Articulo, Articulo 67 y 68 ley 1437 del 2011, Articulo
162 de la ley 769 de 2002, Ley 1853 de 2017, Articulo 93 Ley 1437 de 2011 Resolución
718 del 2018, SENTENCIA C-980 de 2010, SENTENCIA C-096 DE 2001 y SENTENCIA C-
980 DE 2010, SENTENCIA C-038 DE 2020.

PRUEBAS

1. Copia radicado número xxxx ante la entidad accionada.

2. Copia derecho de petición radicado el xxx con los respectivos fundamentos de hecho y
de derecho mencionados.

ANEXOS

 Copia cedula de ciudadanía

NOTIFICACIONES

 A la accionada en la calle 13 N° 37-35

Correo; judicial@movilidadbogota.gov.co

 Al accionante en la Carrera

correo
__________________________
Nombre
cc

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