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Lic.

Rodolfo Lazzarini

Mi manera
Mi acercamiento, mi enrolamiento y mi profunda convicción en esta manera de enfocar las
relaciones de ayuda, o más ampliamente las relaciones humanas, o esta manera de ser persona,
o de ser humanos o sencillamente de ser, se inicia cuando en el transcurso de mi formación,
como psicólogo en una carrera ampliamente teñida por las ideas.- psicoanalíticas, aparece
sorpresivamente en una materia (Psicología comprensiva) de la cual luego tuve la suerte de ser
docente, una manera de enfocar la realidad humana que me ponía en un contacto mucho más
directo con el maravilloso y al mismo tiempo angustiante misterio del ser humano. Ser humano
que era ese otro que estaba enfrente mío, pero que también era yo mismo.
Esa manera era la que me mostraban los pensadores enrolados en la corriente fenomenológico-
existencial. Pero fue el encuentro con el pensamiento y el obrar de Carl Rogers, los que de una
manera-impactante, que me comprometían racional y emocionalmente me hicieron decir: ésta
es la manera de acercarme a la realidad humana que andaba buscando, ésta es "mi manera".
Encontré en ella una congruencia muy grande, no solo en el pensamiento, sino sobre todo en su
obrar con lo que
conceptual y teóricamente expresan los pensadores de la corriente fenomenológica-existencial.
Veamos quién es, qué dijo y qué hizo este psicólogo, pensador, científico, investigador o
"facilitador" del desarrollo y crecimiento de las personas llamado Carl Rogers. Nació el 8 de
enero de 1902 en un suburbio de la ciudad de Chicago. Fue el cuarto de seis hijos de una familia
de hacendados de moral y religiosidad muy estricta.
Trabajó en la granja de sus padres donde hacía experimentos criando y haciendo cruza de
animales. Estudió agricultura, historia, teología y finalmente se decidió por la psicología. Antes
de terminar sus estudios de psicología es becado para trabajar con chicos con problemas. A
partir de aquí y guiándose por sus experiencias en la clínica, casi sin darse cuenta empieza a
desarrollar sus particulares ideas con respecto a esta práctica.
Su carrera como catedrático se inició en la Universidad de Ohio,
continuando luego en la Universidad de Chicago, Harvard y Berkeley. Dicta
cursos, conferencias y coordina grupos de encuentros, difundiéndose sus ideas
por casi todo el mundo.
Fue presidente de distintas Asociaciones de Psicólogos en EE.UU. Su segundo libro
"Counseling y Psicoterapia", donde por primera vez muestras sus nuevas ideas, para sorpresa
de él y de sus editores luego de una tímida edición de 2.000 ejemplares, llega en la segunda
edición a 70.000 ejemplares. Luego siguieron "Psicoterapia centrada en el cliente", "El proceso
de convertirse en persona", "Libertad y creatividad en la Educación", "El poder de la persona",
"La persona como centro", "El camino del ser" y muchos escritos publicados en revistas
científicas.
Es fundador del Centro de Estudios de la Persona en la Jolla, California; con el cual se
mantiene vinculado hasta su muerte. Fallece a los 85 años encontrándose en plena actividad.
Qué aporta a la psicología, a las Ciencias Humanas Carl Rogers para haberse convertido,
incluso para su propio asombro, en una figura, por un lado controvertida, pero al mismo tiempo
alcanzando influencia en este campo en casi todo el mundo,
Creo que Carl Rogers produjo una inversión copernicana en el campo de las relaciones de
ayuda. Esta inversión provoca la adhesión de los beneficiados por la misma: las personas; y la
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oposición de los que como en aquel entonces pierden poder, de dominio sobre esas mismas
personas.
La concepción antropológica que sub-yace al pensamiento de Carl Rogers
totalmente, emparentada con la concepción fenomenológica existencial se
apoya y se alimenta en la por él mismo llamada hipótesis fundamental de su pensamiento: ¿Qué
nos dice esta hipótesis? Esta hipótesis elaborada a partir de las experiencias y observaciones de
largas horas de entrevistas con personas que luchaban por superar las dificultades que no les
permitían disfrutar de una vida más o menos plena, nos dice que toda persona tiene en sí misma
la capacidad y posibilidad de crecer y superar sus problemas de manera de poder desarrollar
constructivamente sus potencialidades y ser más o menos plenamente el que es.
Fíjense que esta concepción del ser humano pone patas para arriba esa idea hipócrita y muchas
veces mal intencionada sustentada sobre todo por ciertas élites iluminadas que pretenden
establecer categorías diferenciadas de personas: las que no pueden, las que no saben y por el
otro lado los especialistas, los que saben, los que pueden, los superiores...
Esta hipótesis fundamental es un acto de fe en las capacidades del ser humano, y está en la base
del pensamiento de Carl Rogers. Si no creyéramos en ella estaríamos invalidando nuestra
propia capacidad y derecho para negarla a no ser que como decíamos antes estableciéramos dos
categorías de personas, los capaces y los incapaces, con todas las consecuencias nefastas que
acarrean las relaciones humanas establecidas a partir de esta idea y de la cual a lo largo de la
historia tenemos sobradas muestras; desde el fenómeno nazi-fascista hasta las dependientes e
interminables relaciones terapéuticas.
Pero entonces porqué tenemos tantos problemas los seres humanos si esta fuerza y capacidad o
tendencia actualizante como gusta llamarle Carl Rogers nos constituye? Rogers nos dice que
esta tendencia actualizante para estar al servicio de nuestra realización como personas necesita
de ciertas condiciones. Como una semilla necesita de ciertas condiciones para convertirse en un
árbol sano y fuerte.
Como él lo plantea en su teoría de la personalidad, sería la falta de ciertas condiciones, las que
provocarían la aparición de desarrollos no plenos en las personas que sufren esta falta de
condiciones necesarias.
Si nos ubicamos en la concepción existencial del hombre como ser-en-el-mundo de Heidegger,
podemos entender al hombre como el entrelazamiento de relaciones significativas que este
establece con la naturaleza, con el otro y consigo mismo. Cuando un chico nace, se sumerge en
esta trama de relaciones significativas que lo constituyen y condicionan y no tiene forma de
zafar de ellas.
Todos somos mutuamente condición del ser del otro, mi presencia es una condición inevitable
para el ser del otro; este artículo al ser leído es condición del ser del lector y el supuesto lector
está siendo condición de mi escritura. Como diría Sartre, cada acto nuestro compromete a toda
la humanidad y en ese sentido no deberíamos escapar de la responsabilidad que esto implica.
Pero volvamos a nuestro chico recién nacido. Cuando este nace, toda su tendencia actualizante
está al servicio de su pleno desarrollo, ya dentro de la panza de la mamá, es el solito el que
realiza la complicada maniobra de darse vuelta para empezar a salir, si las condiciones se lo
permiten. Esta cosita chiquitita, qué ni siquiera ve bien, es capaz de mamar, de hacer pis y hacer
caca; es capaz de saber hacer todo lo que necesita saber hacer en ese momento; pero para todo
esto depende ineludiblemente de las condiciones que encuentra en-su-mundo. Y en ese mundo
constituido por el nudo de relaciones significativos que lo constituyen pueden aparecer
condiciones que favorecen, que facilitan, que entorpecen o que impiden su pleno desarrollo.
Si las condiciones que prevalecen son las primeras, nuestra tendencia actualizante nos llevará a
un pleno desarrollo; si las que prevalecen son las segundas, nuestra tendencia actualizante no
dejará de empujar, hará todo lo que pueda o mejor dicho todo lo que las condiciones imperantes
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le permitan; como un árbol que crece en una tierra árida, con falta de agua o luz o de los
nutrientes que necesita para desarrollarse, aunque nunca dejará de maravillarnos ver como en
la estrecha rendija del asfalto aparece alguna pequeña plantita tratando de crecer.
Y cuáles son las condiciones que necesitaría encontrar este recién nacido para poder tener un
pleno desarrollo? En principio, alimentación y cierta limpieza que asegure su desarrollo
orgánico, pero esto no alcanza Es seguramente conocido el fenómeno del hospitalismo en los
recién nacidos, hace ya muchos años estudiado por Spitz, en el cual se observaba que los chicos,
internados en hospitales u orfanatos, perfectamente alimentados desde el punto de vista
nutricional no se desarrollaban e incluso se dejaban morir.
Qué les faltaba? La presencia afectuosa de alguien significativo, que lo hiciera sentir aceptado y
querido. Alguien que con su afecto y aceptación le hiciera sentir que valía la pena vivir.
Pero esta necesidad de sentirnos aceptados en nuestro propio mundo, muchas veces se
convierte en una sutil e imprevista trampa. Si en el inevitable condicionamiento que implica
toda relación nos sentimos aceptados incondicionalmente es una cosa, pero si la aceptación es
condicionada puede ser totalmente otra, dependerá del grado de condicionalidad de esa
aceptación.
La primera es una condición que favorece o facilita nuestro pleno desarrollo, la segunda, lo
dificulta, lo entorpece o lo anula. Los distintos grados de aceptación condicional, quedan
patentizados generalmente, en la gradación que va desde el pleno desarrollo hasta los agudos
cuadros psiquiátricos.
Imagínense un gato que para sentirse aceptado se metiera en el lío de vivir como un pato, o un
pato empujado a ser un gato. No me imagino a un gato muy feliz viviendo en el agua ni a un
pato haciendo equilibrio en los parrales o cornisas. Eso nos pasa cuando llevados por nuestra
necesidad de sentirnos aceptados sucumbimos a las condiciones imperantes y dejamos de ser el
que somos, enajenamos nuestro ser. Recordemos a quienes llamamos enajenados.
Dejo de ser yo mismo para fabricar una imagen de mí mismo, una máscara que responde a los
debería, que mi medio significativo e inevitablemente condicionante me impone para proveerme
de la aceptación y confirmación que necesito recibir. Y es así como me convierto en un gato que
vive como un pato o en un pato que vive como un gato. Caímos en la trampa y empezamos a
sentir que así no vale la pena vivir. ¿Y qué podemos hacer para revertir esta situación? ¿Qué
nos propone Carl Rogers al respecto? Recordemos su hipótesis fundamental, su convicción en
la tendencia actualizante como fuerza constitutiva del hombre que lo empuja hacia su pleno
desarrollo.
Veamos su propuesta.
Si el desbarajuste se armó porque las ineludibles condiciones imperantes más que facilitar,
dificultaron, entorpecieron o anularon sus posibilidades, proveamos a esta persona de las
condiciones facilitadoras, que permitan que él mismo empujado por su propia tendencia
actualizante o si ustedes quieren empujado por sus propias ganas de ser, vaya encontrando la
forma de desarmar la trampa en la que se encuentra atrapada y que de alguna manera el mismo
contribuyó a armar. Las condiciones que permitirían la reversión por parte del propio
consultante del proceso enajenante en una relación de ayuda psicológica serían, la creación por
parte del terapeuta o facilitador de un clima en el cual prevalecieran condiciones que en vez de
entorpecer o impedir, permitan o faciliten que el consultante se pueda convertir en el propio
agente y "sujeto" de su desarrollo como persona total.
La responsabilidad del terapeuta no sería curar, sino crear un clima en el cual prevalecieran las
siguientes condiciones facilitadoras: Aceptación incondicional, Comprehensión empática y
Autenticidad. Según Carl Rogers, estas tres condiciones facilitadoras son NECESARIAS y
SUFICIENTES para poner en marcha el proceso de convertirse en persona. Ofrecer estas tres
condiciones ofreciéndose él mismo como persona es la responsabilidad del terapeuta o
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facilitador, no otra.
Alguna vez la psicoterapia de Carl Rogers fue Llamada "Psicoterapia de la libertad", y ésta es
para mí una parte; me gustaría más llamarla "Psicoterapia de la libertad y responsabilidad".
Quizás sea ésta la máxima responsabilidad del terapeuta no quitar al que pide ayuda ni su
libertad ni su responsabilidad. Sobre todo quitar ésta última es una forma sutil y por lo tanto
más peligrosa de quitar la libertad de ser.
No es que este enfoque da poder a la persona, directamente no se lo quita. Reconoce el poder
que por el sencillo hecho de ser persona toda persona posee: el poder de ser. Veamos estas tres
condiciones:
* La aceptación incondicional que no transita por el terreno de la aprobación-desaprobación,
permite al consultante la posibilidad de aceptarse en su propia experiencia total, recobrando la
propiedad de la misma y desde ahí poder ir decidiendo.
• La comprensión empática es la captación de la experiencia del paciente desde el propio
significado que para él tiene, no aplicado sobre ella ninguna categoría de análisis, evitando de
ésta manera quitarle o destruirle el único sustento de su existencia, "su" propia experiencia, de
manera que él mismo, pueda aceptarla, modificarla o re significarla y respetando al máximo el
carácter de sujeto de su propia experiencia.
Esta comprensión de su experiencia, sería ofrecida al consultante reflejando lo por él mismo
expresado, para que él mismo, sintiéndose comprendido y por lo tanto confirmado en su ser
persona, decida qué hacer con ella.
• La autenticidad implica la presencia real como persona, del terapeuta o facilitador sin
esconderse o defenderse detrás de ninguna fachada o rol, de manera que la persona consultante
pueda sentir su plena presencia y de esta manera sentirse verdaderamente acompañado por un
compañero de viaje confiable y con el cual valga la pena emprender la maravillosa y tremenda
aventura de re-encontrarse consigo mismo.
Nada de lo que ofreciéramos a quien reclame ayuda serviría de nada, si no fuera la expresión
auténtica de nuestro ser.
En esa relación que se establece con toda persona que se acerca a consulta, Rogers no pone el
énfasis en diagnósticos, técnicas o teorías, incluso las rechaza. La cosa pasa por otro lado, lo
importante son las actitudes que volquemos en esa relación, es decir, lo importante, lo
necesario y suficiente es cómo nos ofrecemos como personas.
Esta manera de enfocar las relaciones de ayuda o sencillamente las relaciones humanas, el
Enfoque Centrado en la Persona, habíamos dicho que así como provoca entusiastas adhesiones
también provoca fuertes rechazos.
Adhesiones de aquellos que entreven a través de éste enfoque la posibilidad de ser tratados,
convertirse y ser personas, de pleno derecho, de volver a ser dueños y sujetos de su propio ser.
Y por qué el rechazo? Porque este enfoque da un fuerte golpe al poder de la psicoterapia.
Desarma de un solo golpe las relaciones de poder y dominio, en las relaciones terapéuticas y en
las relaciones humanas en general. Ya no más relaciones terapéuticas o de poder entre alguien
que puede y sabe y alguien que no puede y no sabe.
Claro que renunciar a este lugar de poder y dominio que nos provee nuestra calidad de
terapeutas y nuestros "conocimientos", implica renunciar a la seguridad que ese lugar nos
otorga.
Elegir la modalidad del Enfoque Centrado en la Persona implica renunciar a esa seguridad y
por lo tanto sumergirse en una imprevisible, libre y creativa relación humana. Que será
imprevisible, libre y creativa para ambos, consultante y terapeuta o facilitador, y que nos pone
ante la quizás angustiante pero también maravillosa posibilidad de crecer juntos.
Cada vez estoy más convencido que cuando me atrevo a renunciar al poder y la seguridad que
mi rol de terapeuta me otorga, esta posibilidad aparece con más fuerza.
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Es esta convicción la que hace que el enfoque centrado en la persona después de 25 años de
transitarlo sea "mi manera".

"Comprendí que, a menos que yo necesitara demostrar mi propia inteligencia y mis conocimientos, lo
mejor seria confiar en la dirección que el cliente mismo imprime al proceso"
El proceso de convertirse en persona"
Capítulo 1, página 22

"La lucha básica del consejero


Mi experiencia Índica que solo cuando el consejero, a través de uno u otro medio, ha establecido dentro de
él la hipótesis según la cual actuará, podrá proporcionar una ayuda máxima al individuo. También he
observado que cuanto más firmemente confié en la fuerza y en la potencialidad del cliente, tanto más
descubre esta fuerza.
Ha sido evidente, tanto por nuestra experiencia clínica como por nuestra investigación, que cuando el
consejero percibe y acepta al cliente tal cual es, cuando deja de lado toda evaluación y entra en el marco
de referencia perceptual del mismo, lo libera para percibir en esa experiencia nuevos significados y nuevas
metas. ¿Pero el terapeuta desea realmente que el resultado sea una plena libertad?,] Desea genuinamente
que el cliente organice y dirija su vida?, Desea que elija metas que son sociales o antisociales, morales o
inmorales?, sino es así, parece dudoso que la terapia llegue a ser una experiencia profunda para el cliente.
Aún mas: ¿Desea que el cliente elija la regresión antes que el crecimiento o la madurez?, ¿que elija la
neurosis antes que la salud mental?,¿que elija el rechazo de su ayuda antes que su aceptación?, que elija la
muerte antes que la vida? Me parece que solo en la medida en que el terapeuta desea completamente que
se elija cualquier resultado, cualquier dirección, sólo entonces comprenderá la fuerza vital de la
capacidad y potencialidad del individuo para la acción constructiva. En la medida en que acepta que el
cliente elija la muerte, este elige la vida; en la medida que acepta que lija la neurosis, elige una saludable
normalidad. Cuanto más completamente actúa según su hipótesis central, más convincente es la prueba de
que la hipótesis es correcta".
"Psicoterapia centrada en el cliente" Capitulo 2, página 55

"Con el paso de los años, los analistas freudianos han suavizado sus puntos de vista de la política de la
terapia, Junto con los terapeutas gestaltistas, jungianos, racional emotivos, con los partidarios del
análisis transaccional y muchas otras terapias nuevas, ellos ahora toman una posición intermedia. A
veces el experto es definitivamente la autoridad (como el terapeuta gestalt trabajando con la persona en
la "silla caliente"), pero existe también el reconocimiento del derecho del individuo a ser responsable de si
mismo. No se ha hecho ningún Intento por racionalizar estas contradicciones. Estos terapeutas toman
una posición paternalista, o siguen el modelo médico creyendo que unas veces el control está mejor
colocado en el terapeuta, y que otras veces (a ser decididas por el terapeuta) el control y la responsabilidad
están mejor colocadas en manos del cliente o del paciente."
"El poder de la persona" Capitulo I, página 11

"La mayoría de los procedimientos en psicoterapia pueden ser colocados en una escala relacionada con el
poder y el control. En un extremo de la escala están los freudianos ortodoxos y los conductistas ortodoxos
que creen en una política de un control autoritario o elitista de las personas "para su propio bien", ya sea
para producir una mejor adaptación al statu quo o felicidad o alegría o productividad, o todos juntos.
En la mitad están la mayoría de escuelas de psicoterapia, confundidas, ambiguas o paternalistas en la
política de relación (aunque puedan estar muy claras en lo que respecta a sus estrategias terapéuticas). En
el otro extremo de la escala está el enfoque centrado en el cliente, experiencial, centrado en la persona,
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destacando consistentemente la capacidad y la autonomía de la persona, su derecho a elegir las
direcciones en que ella se moverá en su conducta y su responsabilidad última por si misma en la relación
con la persona del terapeuta jugando un papel real pero principalmente catalizador en esa relación".
" El poder de la persona" Capítulo I, página 13

"hay mucho significado político en el creciente uso de juegos y ejercicios en todo tipo de grupos intensivos.
A estas fechas debe haber cientos de estos ejercicios y muchos de los que son miembros activos del
movimiento de grupos intensivos los usan constantemente. Hay muchas variaciones del viaje de la
fantasía. "Voy a poner música y quiero que cada uno de Ustedes tenga una fantasía mientras escucha,
después podemos compartir cada una de nuestras fantasías con los demás". Hay también muchos
ejercicios que implican el tocarse. (....) No hay duda que, en general, el uso de ejercicios y juegos hace al
grupo centrado en el líder más que centrado en los miembros"
"El poder de la persona" Capítulo I, página 14

"Un enfoque centrado en la persona, cuando es utilizado para alentar el crecimiento y el desarrollo del
psicótico, de la persona con problemas o del individuo normal, revoluciona los comportamientos
acostumbrados de los miembros de las profesiones de ayuda. Ello ilustra muchas cosas: 1) Una persona
sensible, que trata de ser de ayuda, se hace más centrada en la persona, no importa en qué orientación
empiece, porque encuentra que ese enfoque es más efectivo. 2) Cuando estás enfocado en las personas las
etiquetas del diagnóstico se vuelven bastante irrelevantes. 3) Se descubre que el modelo médico
tradicional está en bastante oposición con el centrarse en la persona. 4)Se encuentra que aquellos que
pueden crear una relación efectiva, centrada en la persona, no necesariamente provienen de los grupos
entrenados profesionalmente, 5) Mientras más es implementado y puesto en práctica este enfoque centrado
en la persona, más se le encuentra como desafiante de los modelos jerárquicos de "tratamiento" y de los
métodos jerárquicos de organización. 6) La efectividad real de este enfoque centrado en la persona
constituye una amenaza a los profesionales, administradores y demás y, consciente o inconscientemente, se
toman medidas para destruirlo. Es demasiado revolucionario"
"El poder de la persona" Capitulo 1, página 18

Bibliografía
Rogers, Carl "El poder de la persona" Ed. El manual moderno, México, 1980
Rogers, Carl "El proceso de convertirse en persona". Mi técnica terapéutica. Ed. Paidós, Buenos
Aires, 1977
Rogers, Carl "Psicoterapia centrada en el cliente". Práctica, implicaciones y teoría Ed. Paidós.
Buenos Aires, 1977

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