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PSICOTEUAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE 177

EL PROBLEMA DE LA Tl!ANSFERENCIA

El significado de la transierenaa

Para el terapeuta de orientación psicoanalítica los concP.pto!- de trans­

ferencia, relación transferencia! y neurosis de transferencia han adquirido

una multitud de acepciones significativas. Estan en el núcleo de su con­

cepción terapéutica.
CAPiTuLO V No me resulta fácil ubicarme en P,[ marco de referencia del analista

y comprender plenamente el significado que estos conceptos tienen para él.


TRES PROBLEMAS PLANTEADOS POR OTRAS ORIENTACIONES Pero en la medida en qHe puedo hacerlo, afirmaría que transferencia es un

término que se aplica a actitudes que se transfieren al terapeuta y que

ong1naríarnente se <lirigian, con mayor Justificación, hacia un pariente u


Transferencia, Diagnóstico, Aplicabilidad
otra persona. Estas actítudes de amor, odio, dependencia y otras son utili­

zadas por el analista como expresión inmediata de las actitudes y conflictos


Este capítulo se ha escrito con la esperanza de mejorar la comunica·
basicos del cliente. y en el análisis de las mismas se centra la parle más
ción entre diferentes sistemas terapéuticos. Nuestra experiencia indica que
sígnificattva de su terapia. Por esta razón, el método de tratar las
los terapeutas sinceros de otras orientaciones terapéuticas a menudo se ha,
actitudes transferencrales es la parte mas importante del trabajo del ana­

interesado por conocer algo del enfoque centrado en el cliente. Como


lista. Fenichel afirma: "La comprensión de los contenidos del inconsciente

medio de aprender algo acerca del mismo, inquieren, con respecto al punto
del paciente a partir de sus expresiones es. relativamente, la parte mas
de vista del terapeuta centrado en el cliente. sobre ciertos conceptos y
simple de la tarea analítica. El manejo de la transferencia e
s lo más dificil"

problemas que en sus oríentacíones son de importancia central. Y pues·


(56, pág. 29).
to que las respuestas que reciben algunas veces parecen no tener sentido
Para verificar la exactitud de nuestra comprensión del concepto <le
en marcos de referencia diferentes, naturalmente concluyen que el punto de
transferencia y de s11 manejo, podemos examinar varías citas breves de refe­
vista centrado en el cliente debe ser tonto, superficial o irresponsable para
rencras psicoanalíticas autorizadas. Freud proporciona una sintesis muy
dar semejantes respuestas, y por lo tanto no merece siquiera ser inves­
clara en su artículo de la Enciclopedia Británica:

tigado.

El presente capítulo se ha escrito como un intento de salvar esta laguna Por "trnnsferencm" entendemos una llamativa peculiaridad de los neuróticos,

en la comunicación. Podrá decirse que los problemas discutidos en este Desnrrollnn hacia su médico relaciones emocíonales, lnnlo de carncrer nícctuoso como

capítulo de ninguna manera son problemas especiales del punto de vista de hostil, que no se basan en Ja situación real, sino que derivan de sus relaciones con

la terapia centrada en el cliente, y no necesitarían un tratamiento especial sus padres {el complejo de EdipoJ. La transferencía es una prueba del hecho de que

desde el punto de vista de la persona que aprende este enfoque. Son pro­ los adultos no han superado su anterior dependencm infantil: comcide con la fuena

blemas especiales para los terapeutas que se han formado en otras orien­ llamada "sugestión", v sélo aprendiendo a ntiliznrla el médico se capacita para inducir

taciones. al paciente a superar sus reerercnctas internas y levantar sus represiones. De este

Tres de las preguntas que se plantean más frecuentemente, cuyas res­ modo el tratamiento nsrcounulitir-o opera ,..,,mn una segunda educación del adulto. romo

puestas pueden parecer absurdas, son: "¿ Cómo maneja el problema de la una correcclén de su educación infantil (66, pég. 674).

transferencias?". "¿De qué manera su sistema terapéutico establece el

diagnóstico?" y "¿En qué tipos de situaciones es aplicable la terapia cen­ Aqui tenemos un relato sucinto del significarlo de In transferencia y

trada en el cliente?" Cuando las respuestas son: "La transferencia. como de Ia finalidad del analista al utilizarla.

problema, no se plantea". "Consideramos innecesario el diagnóstico", "Qui­ Fenichel describe los métodos del analista al tratar las actitudes truns­

zás la terapia centrada en el cliente se aplica a todos los casos", entonces ferenctales-

es probable que al que pregunta le suba la presión sanguínea, pero también

La reacción del analista ante la transferencia es Ja misma que ante cuutqurer


que haya muy poca comunicación posterior de significados. Quizás podamos
otra actllud del pncrente: la tnterprem. Ve en fa actitud del peoiente un denvndo de
lograr una mejor comprenaién si se considera con algún detalle cada una
uunulsos tm-onsr-tentes y trata de mostrárselo (56. pii,z, 30).
de estas preguntas.
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El trabajo interpretativo sistemático y coherente, tanto dentro como fuera del En todo tratam!ento analítico emerge ... una tntensn relación emocional entre

marco de referencia, puede describirse como la educación del paciente pura producir el paciente y el analista . •• Puede ser de carácter positivo o negativo y puede vanar

cada vez menos denvados distorsionados hasta que sus conflictos insnnnvos funda­ entre los extremos de un 11mo1· epasicnedc, completamente sensual, y la expresión

mentales sean reconocibles {56, pllg. 31). directa de una amarga desconfianza y odio. Estu transferencm ... pronto reemplaza

en la mente dci paciente al deseo de curarse y, en la medida en que es afectuosa y

moderadn, se convierte en el agente de la mfluencre del médico, y ni más ni menos

Actitudes transferencíales en la terapia centrada en el cliente que en la principal fuente del trabajo de orttculación del análisis . . . Si ae convierte

en hostilidad ... puede suceder entonces que paralice Ie cepacíded de asocÍRción del

Cu?ndo examin�os nuestra experiencia clínica en la terapia centrada paciente y comprometn el éxno del tratamiento. Sin embargo serfa insensato tratar

en el chent.e y el registro de nuestros casos, parecería correcto decir que las de evadirla; porque es imposible un análisis sín transferencia (64, pág. 75).

fuertes actitudes de naturaleza transferencia! se producen en una minoría

relativamente pequeña de casos, pero que tales actitudes se producen en Pero en la terapia centrada en el cliente este tipo de relación traus­

cierto grado en la mayoria de los casos. ferencial dependiente. implícita y persistente, no tiende a desarrollarse. Miles

En muchos clientes. las actitudes hacia el consejero son moderadas, de clientes han sido tratados por consejeros con los cuales el autor tuvo

Y de naturaleza real, más que transferencial. Un cliente asi puede tener contacto personal. Solamente en una pequeña minoria de casos tratados

ª.Igo de �prensión al enfrentar por primera vez al consejero: puede sen+ de una manera centrada en el cliente. éste ha desarrollado una relación

tirse enojado en las primeras entrevistas porque no recibe la guia que que de alguna manera pueda expresarse en los términos de Freud. En la

esperaba: puede sentir una cálida relación con el consejero a medida mayoría de Jos casos la descripción de Ja relación sería muy diferente.

que trabaja sobre sus propias ectítudes: abandona la terapia con gratitud

hacia el consejero por haberJe dado oportunidad de elaborar las cosas por El manejo de las actitudes tmnsíerenciales en la terapia centrada
sí mismo. pero dicha actitud no es excesiva ni implica dependencia; y
en el cliente
puede enfrentar al consejero social o profesionalmente durante o después
Esta posibilidad de la terapia sín una relación transferencial profunda
de la terapia con poco afecto más allá del normalmente implicado en Ia

realidad inmediata de su relación. Numerosos clientes. quizás la mayoria, merece atención especial. La posibilidad de una psicoterapia breve, efi­

se relacionan de este modo con el consejero. Si nuestra definición de caz. parece depender de la existencia de una terapia sin relación trans­

transferencia incluye todo afecto hacia ios demás. entonces esto es transfe­ ferencial, puesto que la resolución de la situación transferencial parece ser

rencia; si Ja definición que se utiliza es la de transferencia de actitudes uniformemente lenta y precisar mucho tiempo. Entonces. ¿puede llevarse

infantiles a una relación presente en la que son inadecuadas. entonces la a cabo la terapia sin que se desarrolle una relación semejante?

transferencia es escasa o nula. Quizás algunos elementos de la respuesta a este problema puedan

resultar más claros sí examinarnos algún matenal de entrevistas registrado


Sin embargo, hay numerosos casos en que los clientes experimentan

actitudes emocionales mucho más intensas hacia el consejero. Puede haber textualmente. La cuestión básica es ésta: Aunque en muchos clientes exís­

ten actitudes transferencíaies en la terapia no-directiva, ¿cómo es que


un deseo de dependencia con respecto al consejero, acompañado de un
no se convierten en una relación transferencral o en una neurosis de trans­
profundo afecto; puede haber temor al consejero. similar a los temores
ferencia, y corno es que la terapia no parece requerir que tal relación sr.
sentidos hacia una autoridad. y que sin duda está en su origen relacio­

nado con el miedo a los padres: hay actitudes de hostilidad que van más desarrolle?
Si tomamos uno de los pocos casos en les que el cliente expr.rímenta y
allá de las actitudes que un observador consideraría como realísticamente

referidas a la experiencia; hay, en algunos casos, expresiones de afecto y analiza actitudes transferenciales definidas. podremos ver algo de lo que

ocurre. El siguiente material es una transcripción del comienzo de la


deseos de una relación de amor entre el cliente y el consejero.
quinta entrevista grabada, con una mujer joven casada, la señora Dar.
En general, entonces, podríamos decir que las actitudes transferen­
En las entrevistas anteriores habia traído material por el cual se sentía muy
cielee existen en diversos grados en una cantidad considerable de casos

tratados por los terapeutas centrados en et cliente. Al respecto todos los culpable.

terapeutas serían similares, porque todos enfrentarían tales actitudes. La


Cliente: Bueno, tuve un sueño muv cunoso. Casi ahorreci [a idea de volver

diferencia surge en lo que les sucede a ellos. En el psicoanálisis estas


nuevamente aqui, después del sueño. Eh • . .
actitudes parecen desarrollarse característicamente en una relación que es Conse7er1J: gUsted dice que r-as¡ JJ<'ORÓ uue no votverru tmi� dt'�¡mí�� 1lrl .!lucño?

central para la terapia. Freud la describe en estos términos:


C:lientf': M·hm. (Rít'.)
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Conseiero: Era demasiado para poder tolerarlo. ¿Por que se cumple esto tan rapidamente? Pareceria que una razon

Cliente: Si. Bueno, la noche de! viernes pasado soñé que iba a Nueva York a es que el terapeuta ha apartado tan absolutamente su personalidad de ln

verlo a usted, y que usted estaba terriblemente ocupedc, y yo entraba y salía de las ofi. ,nteracción ordinaria. que no bay ningún dato en el cual basar la proye:;

cínae, tenía muchísimas cosas que hacer, y finalmente lo miré como suplicante Y usted t-ión. Durante cuatro entrevistas esta mu¡er ha experimentado solamente

me dijo: "Lo siento. No tengo más tiempo para usted. Su caso es demasiado sór­ cornprensión y aceptación. No huhu pruebas de que el terapeuta tratara

dido. Yo no quiero que me molesten." Y siguió entrando 'f saliendo de fas habita· de "juzgarla". diagnosticarla. evaluarla ctentifica o moralmente. No hay

cioncs, y yo lo seguía a todas partes. No sabía qué hacer, me sentía muy indefensa. Y prueba alguna de que apruebe o desapruebe lo que ella dice, su conducta.

al mismo uempo me sentía muy avergonzada, y golpeada por el hecho de que usted presente o pasada. los temas c¡ue elige parf! discutu-, la manera en que r»

hubiera dicho eso. presenta. su incapacidad para expresarse, sus silencios. las interpretaciones

Consejero: M-hm.. que hace de su propia conducta. En consecuencia. cuando ella siente que

Cliente: Y desde entonces sigo teniendo esa sensación continuamente. el terapeuta está ¡uz�rindola moralmente. y cuando también este sentrrruento
Consetero : Eso incluía una buena parte de realidad. es aceptado, no huv tJa·'a sobre lo que esta proveociún pueda sostenerse.

Cliente: Sí. Debe reconocerla -um , -nveruente de ella nnsma. puesto que todos !"�

Consejero: Sentía como si de alguna manera yo juzgara que su situación era datos qut: le proporc'on sus sentidos ponen en claro que no proviene de!
muy, pero muy mala. terapeuta. Y la nbsotut.. Iu'ta 11f, amenazas inmediatas en la situación

Cliente: Así es. Que usted, que a mí me juzgaban, y uatea era el juez y torna umeccsui 10 msrsur 1:11 este senturuento contra las pruebas de '"

(Poma.) sentidos. Dt- este modo. en pocos momentos pasa de la ciar� actitud trans­

Conse1ero: Y el verediclo era: culpable. Ie-re-nrtal · ''MP siento mal porque usted ptt'll$a 1¡ue sov mala". al sentr­

Cliente: (Ríe.) Creo que es así. (Ríe.) Es exactamente aal. No comprendía tumento- "Me estov tuzaando a n11 mísma. y trato de transferirle a usted

cOmo podria volver a esta situación. Quiero decir, en eeree circunstancias. usted ya esos pensamientos",

me juzg6, y por lo tanto no sabía sí podría volver a hablar aquí.

Consejero: M-hm.

Cliente: Excepto acerca de otra& cosas. Y he c.eguido con esa idea. Pensé mu­ (Jt ro eiemplo

chísimo en eso.

Consefero: Usted. sentía que se la estaba juzgando. Quizas dos extractos de otro caso proporcionen algl.Jn apoyo a este
Cliente: Bueno, ¿por qué debía sentir eso? Bueno, por supuesto, probablemente ltpo de explicación. Se trata de otra muter joven casada, la señora Ett.

Je transfería a usted mis propios r,enamnientoa, y luego yo, eso ya era indudable. Eso que expedmenta conflictos en rnuchas áreas de su vida. El material que

era Inmodificable, Era el veredicto. Supongo que yo me estaba juzgando a mi mi!ma,


transcribimos ha sido tomudo de la grabación de la décima entrevista. Los

a mi modo. pruneros momento de la entrevista y; han sido relatados.


Con,e,ero; M-hm. Tal ves sienta que el Juez era usted. en realidad.

<.u;Uí'/l'ro, ·Jl7: (en tono rznustoso) Ilucno, ¿,quC pnsn hoy

Aquí tenemos un ejemplo claro de una actitud transferencia!. El con­ Cliente, 417: Ah, ¡.,,, supnm- que tcnpn que contarte ludn (ri<') ;,o 1·�n dencnrle

sejero no había formulado ninguna evaluación de la conducta de la cliente d!' cada pcreona ?

en las entrevistas anteriores. ni se había mostrado valorativo frente a la Conse¡ero, 1{8: Por supuesto. depende di· usted. 11r11(• la lilwrta<l dr- hahlar de

misma. Sin embargo. la cliente proyecta en el terapeuta actitudes de juicio rualqurer cosa quP. crea ncccsana.

negativo. y reacciona con miedo y vergüenza ante la proyección de 1as Clicnlf', 418: Hucno, cuando rlir.o qm- . . .

acusaciones de culpabilidad. Co11sc¡ero. 419:·No expjorarernos nada n meuos que usted desee hahlar de ello.

El terapeuta las maneja como hubiera manejado actitudes similares t.lieiüe, 419: Bueno, deseo volver a hablar de esn, de otro modo qumis no h11·

dirigidas hacia otros. Parafraseando y modificando la proposición de hiera olanteadc la pregunta. Con respecto a eso, rnve una gran Juchn nntcs de -cmr,

Fenichel para que sea verdadera en este enfoque, podríamos decir: "La realmente me enojé mucho y ehtab.i peleando con usted, ,,sabe? Ah. y después,

reacción del terapeuta centrado en el cliente ante la transferencia es la por supuesto. cuando Ilceué aqur Jo racrcnellcé hasra rnl punto que pensé que podía

misma que ante cualquier otra actitud del cliente: trata de comprender y comprender por quo estaba lan enejada con usted. Ante lodo, ¿Je agradaría a usted

aceptar". Como se evidencia en este fragmento, la aceptación lleva al saber por que estaba tn,l enojada? Bueno, estaba enojada porque pensaba que todo

cliente a reconocer que estos sentimientos le pertenecen. y que no perte­ 1'!'!0 es un fraude. Qu1,•n1 dcerr --ahora le goy muy franca-. creo que, o ni menos

necen al terapeuta. In pense \'nloncrc r.<:I,\ irir-n de venir a11ui v hablar, v hahlar. no <'<; tan lf'rrihh·
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cuando se considera que se puede hacer siempre en casi cualquier lugar, si uno Quiero decir, si estuviera completamente segura de que esto es un fraude, no vendna.

realmente se toma el tiempo y el trabajo de encontrar alguien que quiera escucharlo. Cliente, 424: Sí. As1 es.

Consetero, 420: Parecía como si fuera una especie de engaño, y se lo pudiera

obtener en cualquier pnrte. Nótese cuán claramente la dinamice sigue la pauta del extracto pre·

Cliente, 420: Si. No me mueve n decir esto una enemistad personal, smo que
sentado. La cliente está enojada con el consejero porque este no hace mas

estoy tratando de elaborar estas cosas por mí misma. (Consejero: M-hm.l No tengo
que "sentarse y escuchar" l'ero aqui trunbién parece faltar una hase real

motivos de queja contra usted. adecuada para el enojo. y por lo tanto necesariamente debe buscar en si

Consaero, 421: Se trataba de un sentimiento muy real en usted, y por eso quería
misma les razones. Encuentra la razón del mismo, y la razón de su nervio­

traedo nqui.
sidad al uucrar las entrevistas: "Sé por qui! es: porque estoy enfrentando

algo que no me agrada enfrentar",


Cliente, 421: Si, sí. Quiero decir, se me aclarará, por qué vengo, usted sabe.
La adecuación de este tipo de explicación se verifica nuevamente en
Tengo la sensación de que este tipo de cosas no es demasiado diferente de las cosas
un extracto de Ia duodécima entrevista con la misma cliente. en la que trata
que son muy comunes en numerosos lugares. Hacen anuncios, usted los habrá escu­
de verbalizar el significado que la relación ha tenido para ella. Parece
chedo, ¿verdad?, 1a gente anuncia que por un dólar por hora, o por dos dólares, se
expresar en términos artículados lo que numerosos clientes han descrito ele
sentarán a su ]ado y lo escucharán.
una manera menos ciara.
Conseiero, 422: Escucharán sus problemas.

Cliente, 422: Uno va allá, por supuesto nunca he tenido esa experiencia, pero Cliente, 540: Ahora que recuerdo, hay algo que quree preguntarle todo el uem­

ímagino qué es lo que sucede; uno va allá, se sienta y habla y habla a la otra per­ pe, Usted esté sentudn escuchdndome V escuchando mís problemas, que después de

son a; la persona está sentada al lado de uno y hace Jos ruidos necesarios de eecu­ lodo no son ten importantes. , Cuáles
; son sus reacciones ante lodos Ios que vienen

char y aprobar, nunca comenta, por supuesto, de manera que cuando Ja hora termina y se sientan aqul y íe cuentan toda su historm? ¿ Usted la vive con ellos o aím­

uno se va y le paga los dos dólares. Bueno, por cierto la persona que está sentada plementc es un buen oyente? ¿O esto es algo que yo no debiera preguntar?

atendiendo no tiene el marco de referencía general ni Ia educación que tiene usted Conserero, 540: 1 Es una pre�unta tremendamente difícil de responder. J.o hf'·

o aquellos vinculados con este campo. No han hecho estudios constantes, y em embar­ mos discutido muchísimo entre nosotros. Es mtis que atender simplemente como un

go hacen exactamente lo mismo con éxito, me parece, porque es exactamente Jo


oyente, eso es muy cierto (Cliente: Ciertamente.! y también es un poco sufrir J11nt1,

mismo. En otras pu.labras, siento que usted estll perdiendo su tiempo, porque ha con in persona. es decir . . .

dispensado tanto tiempo y tantos esfuerzos, yo lo sé bien, pnra llegar a la situación


Cliente 541: Bueno, rma problemas, por ejemple, y se Ios da a alguien para que

en la que se encuentra, v ya ve, le hablo de esto con In sensación de que no me Jos transcriba, y por supuesto suponiendo que usted evita toda ldentiílceclón, bueno.

hace ningún bien. Pero después de haberlo pensado y de haberlo insultado a usted
no se, cuando se 1o llega a tratar realmente no interesa. Realmente no ímnorta.

con toda clase de insultos (Consejero: M-hm) cuando subí Ies escaleras hasta aquí, se
no sé por qué planteé una pregunta semejante. Puede excluirla del registro. riitii:
me ocurrió que In razcin para no querer esto y para no aceptarlo está. vinculada con
senurmcntos hucia usted son muy, no peculiares, pero interesantes. Después Je tuuu,

fa misma sensación de nerviosidad y agitación que experimento cada vez que vengo.
le he contado a usted mñs de Jo que le he contado a nadie, y generalmente cuando

No sé por que, pero siempre me pongo muy extraña. (Pausa,) Y sé por qué es:
uno le cuenta a alguien cosas muy personales, comienza de algun modo a rechazar

porque estoy enfrentando algo que no me agrada enfrentar. Hablar de mí misma.


a esa persona, porque se prensa qiuzés que sabe demasiadas cosas de uno y c11·

Conseíero, 423: Ajá. De manera que reconoce que los sentimientos que tenía rruenza ,
1 temerle. S'! que este es el caso. Bueno, yo no experimento en absoluto

acerca del hecho de que, después de todo, por qué una persona con una formación ese senumrcnto hacia usted. Quiero decir, usted es casi impersonal. Usted me agra·

profesional escucha, y todo lo demee, v loa sentimientos que tenía con respecto a da, por supuesto no sé por qué usted lendria que ag:radanue o des�grad�rmc. Es

que esto era una especie de fraude, en parte quizás están conectados con su propia algo peculiar. Nunca he tenido este npo de relación con nadie antes, y �e noneeo«

irritación y miedo por tener que enfrentar sus propias cosas internas. a menudo en ello.

Cliente, 423: Asi es; y CSe es el eennrmentc lógíco. Ciertamente, si pensara Corue¡ero, 541: Realmente es algo muv diferente de la mayona de las relaciones.

que esto es un fraude, quiero decir, usando esa clase de palabra, no vendría aquí Cliente, 542: Oh, si, 'f sm cmhargo illl - no podría decir nuestra . . , porque por

porque soy muy desconfiada, soy una persona muy desconfiada y generalmente no cierto ueted no me ha dado nada, como para que fuera nuestra - pero mi relación

hago algo antes de observarlo desde todos los ángulos posibles, de manera que el
1 La cliente pJanteO una pregunte directa que el consejero puede responder sm
hecho mismo de que venga aqui probablemente signifique que no ea un fraude (ri.e)
mcíurr nmglln tipo de JUICIO de Ju cliente, y sm sugerir de ninguna manera cómo
en la medida en que estoy comprometida.
elle debiera pensar o Actuar. De mudo que momentOncnmenle ahandona cd mnrro
Conseiero, 424: Por lo menos significa que 6Ufl sentimientos están mezclados. de referencia interno de la cliente y Ir responde.

• 1
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con usted es fasctna.nte. La disfruto porque es tan puramente, bueno, impersonal J, quicamente. l'ero en cierto sentido es discrplinunc. Quiero decir, funciona como una

asexual, todo es apacible. Usted es como una boya en el mar de la vida. ' · ¡·na en la medida en que me siento afectada, para no confrontar a todo ei
d.tecm 1 •

Conse¡ero, 542: Hay más constancia, de alguna manera. mundo con la aprobación o desaprobación. Me siento muy, muy segura, bueno, como

Cliente, 543: Oh, si, y gozo de estar con usted estos tres cuartos de hora. y me· ce¡ furia ·.'1:rrladeramenle vo misma (ncJ, sin nada de simulación.

voy de aquí y sígo pensando en usted. No tengo cunosidad. Oh, si, tengo algo de· · Consetero, 54..5: De alguna manera aqur usted puede ser verdaderamente autentrca.

curiosidad con respecto a usted, con respecto a su marco de referencia, naturalment�i '

pero no es tan vital como la que tendría con respecto a nlguna otra persona, y en
Adviértase cuan claramente Ia cliente verbaliza, en la proposición
ese sentido, creo que este sentimiento que tengo hacia usted parece validar, o corno­
ntimero 543, el hecho de q11e aunque desea mtensamente encontrar a_lguna
quiera que usted lo exprese. este sentimiento de que la terapia no-directiva es correcta• '
prueba de evaluación, o conductas en Ia= cuales pueda proyectar actitudes
Y buena. Si no fuera asi, ¿ por que habria de tener este sentu1Uento de seguridad cens-'
vnioranvas. es tncapaz dr formar "una opinión acerca de usted, de una
tante? Creo que eso es io que sucede con usted. (Consejero: M-bm.; En tanto que si
manr.ra u otra",
no fuera correcta, las vacilaClones de rru mente lo convertirian a usted en una figura;

terrible, de manera que evidentemente hay algo, (Consejero: M-hm.J Tuve un sueñO

con respecto a usted, no recuerdo COmo era. No era importante, creo que usted repre-'
La relación conse¡ero-clienle
sentaba un símbolo de la autoridad. Supongo que en ese momento trataba de pensar

en su aprobación o deeeprcbacién, Cuando me voy de aquí, es la Unica manera co­


Los termines que utiliza esta cliente para describir la relación son,
mo me puedo sentir, ía Unica manera como puedo pensar, muchas veces me voy y
en dos aspectos. muy similares a la descripción que proporcionan muchos
pienso, bueno, qué Je dije al Sr. L. hoy, por qué se rio, y luego una cantidad de veces
otros. Dos ele Ios térrmnos que caractenzarian a estos aspectos son "imper­
me voy con una sensación de elación, de que usted tiene un elevado concepto de mi, y
sonal" v "seguro",
I

por supuesto, al mismo tiempo, tengo la sensación de que usted debe pensar que yo
Es sorprendente con cuanta frecuencia el cliente utiliza la palabra
soy honible o algo semejante. Pero no es tan así, aquellos sentimientos no son tan
"impersonal" al describir la relación terapéutica. después de la terminación
profundos como para que pueda formarme una opínión (Consejero: M-hm. J en un
Ót· la terapra. Obviamente esto no quiere decir que la relación sea fria o
sentido o en otro con respecto a usted.
desinteresada. Parece caracterizar el intento de describir esta experiencia

Consefero, 543: ¿No será que -y ahora pennitame hacerle una pregunta- no será úmca en Ja cual no aparece la persona del consejero -ei consejero com '

que usted no tiene ninguna base real para conocer mi opinión acerca de ello y por lo persona que evalúa, reacciona, que tiene sus propias necesidades--. En es'r­

tanto eso posiblemente Je ayude a darse cuenta de que aquellas actitudes le pertenecen sentido es "in"-personal. Las palabras de la señora Ett: "Mi -no podría

a usted y que usted fluctúa con respecto a ellas? 2 decir nuestra- . . . pero mi relación con usted es fascinante", ilustran una

Cliente, 544: Es cierto. Además, usted se las arregló para establecer una cosa en vez más. y muy profundamente, el hecho de que la relación se experimenta

nu mente: que no puedo pedirle consejos porque no los voy a conseguir, lo que está como una cuestión unidireccional, en un sentido único. La relación total

bien, porque entonces tengo la sensación de que soy dueña de mi misma, y bien, está integrada por la personalidad del cliente. puesto que el consejero esta

realmente estoy saliendo adelante. (Consejero: M·hm.) Por supuesto, junto n ella tengo despersonalizado, desempeñándose como "el otro yo del cliente" a l,os

esta terrible sensación de golpearme 16. cabeza contra la pared sin - algunas veces yo . . . fines de la terapia. Este cálido deseo del consejero de dejar temporar1a­

Conserero, 544: Es una sensación un poco satisfactoria y también un poco rnente de lado su propia personalidad para ingresar en la experiencia del

desagradable . • . cliente convierte esta relación en absoiutamente única, diferente de cual·

Cliente, 545: Bueno, si. Porque necesitaba tan desesperadamente su aprobación quier experiencia anterior del cliente.

todo eJ tiempo. Necesito aprobación para todo lo que hago, de manera que algunas El segundo aspecto de la relación es la seguridad que eiperimenta et

veces me siento muy desalentada cuando pienso que no puedo obtener su aproba­ cliente. Por supuesto. no proviene de la aprobación del consejero, sino de

ción en momentos en que realmente Je necesito porque me estoy desnudando pal· alao mucho más profundo, una aceptación plenamente consecuente. Esta

ahsoluta seguridad de que no habrri evaluación. interpretación, examen, ni


2
Para que el lector no piense: "¡Ajá!, estos terapeutas centrados en el cliente reacciones personules del consejero. gradualmente permite al cliente expe·

mterpretan exactamente íguaJ que cua1qttier otro", debemos señalar que ésta es la prí­ rtmcntar la relación comu una srtnación en la que ce pueden abandonar
mera interpretación directa de las doce entrevistas. El consejero confiesa que estaba
todas las defensas; una relación en la que el cliente siente: "puedo ser yo
tan interesado en la percepción que tenía la cliente de la relación de consejo que

d�eaba ver si eete interpretación de la misma seria aceptada. Lo fue, pero su "Es mismo, sm simulaciones".

cierto" no expresa un conocimiento real. La descripción espontánea que la cliente hace {)uiz.is la base de esta seguridacl pueda distinguirse más claramente

la relacton es la verdadera prueba de su propía percepción de la misma. ..:p1 ialnn,ln algunas 1·nrar'!Pri<=.!1r:1.1s 4ur. no posee, en contraste con aquellas
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que sí posee. Se experimenta básicamente como sosten, pero de ninguna Un ejemplo extremo

manera es un apoyo. El cliente no siente que alguien está detrBS de él.

que alguien lo aprueba. Experimenta que hay alguien que lo respeta Algunos pueden pensar que los ejemplos ofrecidos no representan

tal como es, y que desea que él siga cualquier dirección que elija. La casos muy claros de actitudes transferencrales intensas, sino solamente

seguridad no es un típo de "relación de amor" en ninguno de los sentidos moderadas. Sin embargo. hay pruebas de que aun cuando las actitudes

en que ordinariamente se interpreta este término. El cliente no siente que transferencrales son extremas, se aplican los mismos principios. Los extrac­

el terapeuta lo "quiere", en el sentido usual de un juicio parcial y favo­ tos que siguen pertenecen a entrevistas con una mujer soltera de alrededor

rable, y a menudo no está seguro, como en el extracto citado, de querer de treinta años, la señorita Tir. uua persona tan profundamente perturbada

al terapeuta: "No sé por qué usted tendria que agradarme o desagradarme". que probablemente, en términos de una evaluación externa, le habrian he·

Sencillamente no hay pruebas en las que pudiera basarse un juicio seme­ cho un diagnOstico de psicosis. Debemos subrayar que situaciones como ésta

jante. Pero el cliente gradualmente adquiere la certeza de que ésta es una se encontrarán con muy poca frecuencia en un centro de consejo de una

experiencia segura. en la cual se respeta profundamente su personalidad. comunidad, pero que en una guardia psrquiátrtca o en un hospital del

que no necesita temer amenazas ni ataques, ni aun de la especie más sutil. estado podrian ser más frecueutes. En e! curso de las entrevistas, esta

Esta seguridad bésica no es algo que el cliente adquiere porque se lo han mujer ha luchado con profundos sentimientos de culpa, muchos de los

dicho. no se convence a sí mismo lógicamente, es algo que experimenta, cuales ne centran en el posible incesto con su padre. No puede estar plena·

mente segura de SI los hechos ocurrieron realmente o si existen sólo en


con su propio equipo sensorial y visceral.
su propia mente. Algunos extractos breves nos darán idea de la profundidad

de las nctítudes transferenciales, y del método de manejo del consejero.

la desaparición de las actitudes transferenciales Este relato fue tornado de las notas del consejero, que son inusualmente com­

pletas porque la cliente hablaba muy lentamente. Sin embargo, carecen de

En esta experiencia singular y única de seguridad en una relación la exactitud absoluta de una grabación.

con otro que comprende y respeta. ¿qué ocurre específicamente con las
De la novena entrevuta:
actitudes transferenciales? Pareceria que lo que ocurre es paralelo a todas

las demás actitudes irreales hostiles. temerosas, amorosas. que el cliente


Cliente: Esta mañana colgué mí saco allí afuera en lugar de aqui, dentro de
expresa. En esta relación la experiencia del cliente parece ser: "Ésta es fa
su consultorio. Le dije que lo quiero, y tenla miedo de que st usted me ayudaba
manera como he percibido e interpretado la realidad. pero en esta rela­
11 qunarme el 58CO, yo podría darme vuella y besado.

ción, en la que no necesito defender esta interpretación. puedo reconocer


Conseier»: Usted pensc que aquellos sentimientos afectivos podrían lle1Jarla a

que hay otras pruebas sensoriales que no he admitido conscientemente. o


besarme si usted no se protegia de ellos.

que he interpretado equivocadamente". El cliente toma conciencia de


Clienle; Bueno, otra rezón por la que dejé el saco afuera es que quiero ser

experiencias que no habian sido aceptadas anteriormente. También toma


deµendicnte; pero quiero mostrarle a usted que no necesito ser dependiente.

conciencia de que es él quien percibe y evalúa la experiencia, hecho que


Conse1ero: Usted quiere serlo, y al mismo tíempo quíere demostrar que no

parece estar muy cercano al núcleo de la terapia. La seiíora Dar reconoce


necesita sedo.

que tiene la sensación de juzgarse a sí misma. La señora Ett comprende que


(Hacia el fin de la entrevuta)
tiene miedo de enfrentar lo que está descubriendo en sí misma. Cuando
Cliente: Nunca le he dicho a una persona que era el ser més maravilloso que
estas experiencias se organizan en una relación significativa con el si
había conocido, pero a usted se lo dije. No es simplemente sexo. Es más que eso.
mismo, Jas "actitudes transferenciales" desaparecen. No son desplazadas.
Conse¡ero: Usted se síente muy profundamente ligada a mi.
No son sublimadas. No son "reeducadas", Sencillamente desaparecen por·

que la experiencia ha sido re-percibida de una manera tal que pierden su


De l.a décíma entreuista - hacia el fin de la mi.sma:
significado. Esto es análogo a la manera como una visión desaparece y

otra completamente diferente ocupa su lugar cuando vuelvo a observar el


Cliente: Creo que emoc.onalmente necesuc mnchísuno tener relaciones sexua­

gran avión al que apenas di un vistazo por el rabillo del ojo, y encuentro
les, f!C!'O no hago nada al respecto 3 • • • Lo que deseo es tener relaciones sexuaics

que es una mosca volando a pocos centímetros de mi rostro.


con usted. No me atrevo a preguntarle, porque tengo miedo de que sea no-directivo.

3 En estos extrectoe, una serie de puntos índica que s11 ha omitido parte del

material de las notas.


CARL R. ROGERS
PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE 189
188

lo que tuve fue dolor, dolor, dolor. Piensa aue no puedo dtnmr rru propia vida;
Consejero: Usted siente esa horrible tensión. y desea tener relaciones conmigo.

puedo hacerlo. Usted cree que no puedo mejorar, puedo. Supone que tuve
Cliente: (Conti'núa en esta línea. FinaLmentc) ¿No podemos hacer algo al
alucmactones, pero no las tuve. Lo odio. (Larga oausa. Se inclina sobre el escrito·
respecto? ¡Esta teneión es espantosa! Me aliviará usted la tensión • . . ¿Puede dar·
no, en una posición tense, exhausta.) Usted cree que estoy loca, pero no lo estoy.
me una respuesta directa? Creo que nos ayudaría a loe dos.

Co1t$efero: (amablemente) La respueete seria no. Puedo comprender cuán deses· Cnnserero; Usted ri;t/1. segura de que creo que estri loca.

perada se siente, pero yo no desearla hacerlo "· Cliente: (Pausa} Esloy atada: ¡y no me puedo liherar ! (Tnna de voz desesoe­

Cllenlc: (Pausa. Suspiro de alivio.} Creo que eso roe ayuda. Solamente cuan­ rada, y lágnmrt.s. Pausa J [Tuve una ahtctnación y consegui deshacerme de ella!

do estoy trastornada estoy asi. Usted es fuerte y me da fuerzas. (Cotuuwa con su.s profundo;, conflicto:s. y habla de la alurmacián qne ha

apenmentndo, con una terrible tensián: en su: voz:, p�ro con una artuud mur di.

[erente de la del comienzo de la entremsta.I


Duodécima entrevista:

Cliente: (Silencio durante dos minutos. Lut!go comienza a hablar en un tono


(La mrsmn entrevista, mGs adelante)
de voz uui11ido r penoso. muy diferente de su tono habitual. No mira al conseiero.

Hubo muchas repeticiones, pero los siguientes e:xtractos contienen .las ideas ptind­
Cliente: Sabía en la oficina que tenia que librarme de esto en n/gun ludo.

pa[e1.) Usted cree que yo quiero venir, ¡pero yo no quiero! No voy a venir más. Sentí que podría venir y conuirselo. Snbía qUe usted comprendcr¡a. No podía decir

No me hace ningUn bien. No lo quiero a usted. ¡Lo odio! Me gustaría que usted que me odiaba a 1111 mísma. E<; verdad, pero no podin decirlo. De manera que

no hubiera nacido nunca. entonces pensé en todas lee cosas horribles qne podria decirle a usted en lugur de
5,
Consejero: Usted me odia muy amargamente a m¡ mísma.

Cliente: Creo que lo tiraria por la ventana. ¡Lo cortaría en pedazos! Usted
Canseiero: Las cosas que sentía de usted misma no ;;e les podía dccrr, pero ,:;1

cree que le gente lo quiere. pero nadie lo quiere . . . Usted cree que puede atraer a
podía decirrnelas a mi,
Iae mujeres, pero no puede . . • Quisiera que se munera.
Cliente: Creo que estarnos tocando fondo, . .
Corue¡ero: Usted me detesta y quisiera librarse de mí.

Cliente: Usted cree que mi padre hizo cosas malas conmígo ¡no es cierto!

Usted cree que no era un hombre bueno; Jo era. Usted piensa que quiero una Una vez més, en un material muy profundo, la cliente vuelve a darse

relación sexual, pero no quiero. cuenta de que las actitudes que tiene hacia los otros, y las cualidades que

Corueiero: Usted cree que yo represento todos sus µensamientoa de manera les atribuye, residen en sus propias percepciones. y no en el objeto de sus

ab:solutamente equivocada. actitudes. Esto parecena ser [a esencia de la resolución de las actitudes
0•
Cliente: ••. Cree que puede comeguir que la gente venga aquí y le cuente transferencíales

todo, y que piensen que usted los está ayudando, ¡ pero no lo harón! Usted simple·

mente quiere hacerlos sufrir. Cree que puede hipnotizarlos, ¡pero no puede! Piensa

que es bueno, pero no lo es. Lo odio, lo odio, ¡Io odio! l'roblemas clínicos relacionados i.:ou la tnmsierencia

Con:seíero: Usted siente que realmente yo quiero hacerlos sufrir, que no íos

Sobre la hase de nuestra experiencia ciimca podriamos decír que el


ayudo.

Cliente: Usted piensa que yn no he sido correcta; Io he sido. Lo odio. Todo terapeuta experrmentadc centrado en el cliente raramente tiene dificultades

para maneJar las actítudes de hostilidarl o 1as actitudes de afecto que les

clientes le dirigen. (El consejero principiante puede tener mas dificultades


-i Como al establecer los límites en la experíencin terapéutica, esto es algo

que corresponde puramente a la responsabilidad del terapeuta, Y él asume esa res· con actitudes de este tipo que con actitudes dirigidas hacia otras personas.

ponsnbilidad. No intenta evaluar la expericncía de la cliente mediante una propc­

sieión como: "Eso realmente no la ayudaría". Simplemente asume ta responsabilidad


o Para satisfacer Ie cuncsídad del lector, podemos decir que esta cliente realizo
de su propia conducta, y al mismo tiempo muestra comprensión Y aceptación de la muchos progresos en treinta entrevistas, aunque comprendía que debía recorrer un
manera en que la cliente experimenta la situación. largo cnrmno. Durante diez meses conserve estos logros, y Juego se encontró nueva­

5 Así como es imposible expresar por escrito todo el odio y rencor que había mcnte perturbada por sus conflictos. De una manera peculiar intentó ponerse en

en In voz de Ie paciente, es igualmente imposible transmitir Ja profundidad de la contnclo con el consejero, que estaba fuero de lo ciudad por vanos meses, en busca
empatía en Iae respuestas del consejero. El consejero afirma: "Traté de incluir Y de de evude. A causn del canal que haLfo elegido, el consetcro nada supo de su rcquc­

expresar en mi voz la plenitud de la rabia autodestructíva que ella estaba volcando. nmiento y ella no recibió respuesta. Al mes tuvo un ejuecdio francamente n-r-otu-o,

Las palabras escritas parecen increíblemente pálidas, pero en. la situación estaban del cual consiguió gradunlmcnle recupemrse f'.:n fonnn parcml. Es 1mpn1'ihl1· �a¡,,.,

cargadas de] sentimiento que ella expresaba tan fría y profundamente." ,·ulÍ! hahria sido PI resultado ,;1 1•l ennsetero 111 uuhieru pudidn un-nrie-r,
190 CARL R. ROGERS PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE 191

pero esto desaparece a medida que se incrementa su confianza en sus técnicas de entrev1sta.-interpretación, preguntas orientadas en cierta direc­

hipótesis.) Las actitudes que con mayor frecuencia parecen ser manejadas ción, reaseguramiento, crítica, elogio. descripción objetiva- se experimen­

ineficazmente son las que podríamos llamar de "dependencia agresiva", El tan en cierta medida como evaluaciones. ¿Son estas experiencias de sentirse

cliente que está seguro de que es incapaz de tomar sus propias decisiones evaluado Ias que ocasionan la dependencia? Parecerla una hipótesís a

o de manejarse por sí mismo, y que insiste en que el consejero debe hacerlo, priori razonable, puesto que una de las diferencias más obvias entre la

es un típo de cliente con el cual algunas veces tenemos éxito, pero que con terapia centrada en el cliente y otras terapías reside en el monto de eva­

no poca frecuencia fracasamos. En tales casos el problema emergerá luación implicado. Cuando examinamos los datos. éstos parecen estar en

muy pronto, con toda probabilidad, en las sucesivas entrevistas. El cliente se pro y en contra. Contra esta hipótesis se encuentra el hecho de que el

muestra enojado o antagónico porque no encuentra Io que esperaba, y siente consejo tradicional utiliza mucho la evaluación, y sm embargo la depen­

este enojo sin haber experimentado todavía la satisfacción de ser compren­ dencia se desarrolla sólo ocasionalmente. La terapia adleríana podría des­

dido. En consecuencia, las desviaciones, por minúsculas que sean, de 1a cribirse en términos similares. En el campo del puiccanáliers tu-ve oportu­

actitud de absoluto respeto, comprensión y aceptación por parte del tera­ nidad (le examinar una muestra de entrevistas grabadas conducidas por

peuta, pueden ser causa de que el cliente interrumpa la terapia después srete analistas. En todas menos una había una gran proporción de evalua­

de una o unas pocas entrevistas. Pero en tales casos, si se supera este ción, tal como la definimos aqui. Hahia una relación transferencia! de

primer punto crucial sin que el cliente suspenda ia terapia, ésta sigue el dependencia muy definida en todos estos casos, aun en el caso en que la

mismo proceso que en cualquier otro caso. Pero resulta claro que tene­ evaluación realizada por el terapeuta era mínima. Esta hipótesis parece

mos mucho que aprender, probablemente més en cuanto a actitudes que en muy poca satisfactoria, puesto que la evaluación existe tanto en aquellos

cuanto a técnicas, para poder proporcionar exitosamente a este tipo ele casos en que se desarrolla una relación transferencia! como en los casos

en que no - se desarrolla.
cliente una situación de ayuda que pueda aprovechar por si mismo.

Otra posibilidad es que la dependencía emerge cuando se la espera.

Ciertamente las expectativas difieren bastante en diferentes orientaciones,

¿Cómo se desarrolla una transferencia de dependencia? y las expectativas del terapeuta se transmiten sin duda de maneras sutiles.

Asi. el acento que pone ei analista en el uso de Ia asociación libre pro­

Hasta ahora hemos discutido las razones por las que no tíende a desa­ bablemente transmita una expectativa de dependencia del cliente. El hecho

rrollarse una transferencia de dependencia en la terapia centrada en el de que ge aconseja al paciente que evite todo sentimiento de responsabilidad
cliente. Podríamos discutir la cuestión con más seguridad si hubiera por lo que dice, y como señala Femchel, "no ser activo en absoluto",

una comprensión clara del problema opuesto: ¿ cómo se origina o se tenderia a implicar que otro se hara responsable de él en esta situación.

inicia una transferencia de dependencia? Una respuesta confiable debe En agudo contraste, el terapeuta centrado en el cliente, en su respeto hacia

provenir de aquellas orientacíones en las que se desarrolla frecuentemente toda afirmación del cliente como expresión responsable de sí mismo tal

una relación semejante. Indudablemente cuando dispongamos de graba­ como existe en ese momento. indudablemente lransmítíría una expectativa

ciones de diferentes terapias podremos estudiar tales materiales pare descu­ de índependcncia més que de dependencia.

brir los puntos decisivos en los que comienza o se fomenta la dependencia. P<1r otro lado tenemos el hecho de que algunas veces no surge en el

En el presente estadio de nuestros conocimientos, sobre este tema sólo po­ análisis una transferencia dependiente aunque el terapeuta la espere, y

demos plantear preguntar y formular hipótesis a modo de ensayo. en cambio un terapeuta no-directivo que no r.spera la dependencia, puede

Una de tales preguntas es: "La evaluación del cliente por parte del encontrar que si se desarrolla, y muy rápidamente, si él se torna interpreta­

terapeuta ¿origina dependencia?" Aquí utilizamos el término "evaluación" llvo o evaluativo.

en un sentido amplio, para incluir todo aquello que es experimentado por Me parece J.!UC una clave para resolver el dilema puede residir en

el cliente como "han emitido un juicio sobre mí". Luego, incluiría no sólo In siguiente hipótesis. Cuando el cliente es evaluado y llega a darse cuen­

la evaluación moral ("Me pregunto si actuó correctamente al hacer eso" ta claramente en su propia experiencia de que esta evaluación es mée

o "Es muy natural tener esas ideas sexuales"), y la de las características exacta que cualquiera que él nnsmo haya hecho. la autoconfianza tam­

personales ("Su capacidad está cerca del percentil 25" o "Probablemente balea, )' se establece una relación de dependencia. Cuando se experimenta

usted tiene tendencias algo compulsivas"), sino también la evaluación de que el terapeuta "sabe mas de m, de lo que yo mismo sé", el cliente

las causas o pautas (ºMe pregunto si subyace una actitud de hostilidad piensa que no puede hacer otra cosa que poner en estas manos -más compe­

hacia su madre", o "Quizñs usted realmente siente cierta atracción hacia él, tentes todo el dominio ele su vida. Probablemente esto se acompaña de

ndemée lle sentir odio"). En estos términos amplios parece que muchas aµ:ru,lahlr� sentimit-ruos ilt> alivio v satisfacción, pt>ro también, por momen-
192 CARL R. ROGERS PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE 193

tos, de odio hacia la persona que ha adquirido una importancia tan super- que experimenta directamente. Una vez que esto sucede, la conclusión obvia

1at. va. Que el terapeuta considere esta relación de dependencia como es que la persona que percibe tener una mejor comprensión, más capacidad

deseable depende, por supuesto, de la teoría de la terapia que sostenga. para predecir la conducta, y otras cualidades simil,ares, deb<: ser la, �ue
Pero todo parece señalar que una vez que se crea dicha relación. llevar controla. En consecuencia, resulta una transferencia dependiente básica­

al cliente al punto en el que tenga nuevamente confianza en el control de mente positiva. una relación con componentes fuertemente afectivos porque

su propia vida es un proceso muy lento. llene una rmportnncta vital para el cliente; pero con potencialidades igual­

Un ejemplo muy simple puede señalar algunas de las razones por las mente fuertes para los senhmientos negativos, puesto que el cliente se

que esta hipótesis es una explicación posible. Durante la guerra, un con­ resiente ante le pérdida de identidad independiente que esto implica, al

sejero con relativamente poca formación o experiencia, intentó ayudar a menos temporarremente.

un soldado que estaba arrestado en la prisión militar. Una pequeña con­ Aún hay otra hipótesis que intenta explicar el desarrollo de una rela­

versación reveló que el episodio por el cual estaba preso se había producido ción traneferenciel. Qu1zas a medida que el cliente explora cada vez mas
a causa de las complejas dificultades familiares en relación con su esposa dentro de sí mismo, el grado de amenaza para la personalidad tiende a
y su suegra. Hacia esta última era extremadamente hostil y ofensivo. El hacer más necesario proyectar estas amenazas en otro, el terapeuta, como
consejero-lo interrogó acerca de la situación total, y sobre la base de varias en el caso de Ja señoríta Tír. El grado de ameucza interna también puede
entrevistas llegó a la conclusión de que la suegra era realmente un factor hacer necesaria Ja experiencia Je una mayor dependencia. En favor de
constructivo en la situación, de que la actitud del soldado hacia ella era esta hipótesis está el hecho de que en nuestros casos más extensos (muchos
tan desafortunada como inadecuada. y de que si mejorara esta relación
de los cuales parecen implicar una reorganización mas profunda) las acti­

todo el cuadro conyugal se modificaría. Intentó mostrárseio al hombre, v


tudes transferenciales son más frecuentes y notables. Esta explicación, sin

le sugirió que escribiera una carta amistosa a su suegra. El hombre rechazó


embargo, sr. referirla solamente & la parte del cuadro correspondiente al
de plano esta interpretación de la situación y no quiso escribir la carta. cliente y la probabilidad de desarrollar actitudes transferencíales. puesto que
Esta es la manera como concluyen algunos consejos directivos. Se ha aun en estos casos hay una diferencia entre nuestra experiencia y la del
dado al cliente una evaluación que puede ser mucho más adecuada que la pleno desarrollo de una relación transferencia!.
suya propia. Esta no se experimenta como adecuada. y luego no se produce

ningún efecto sobre la actitud de competencia que asume el individuo. En

ia vida ordinaria el caso mencionado probablemente hubiera terminado Resumeu


en este punto, el cliente habría abandonado la terapia al no aceptar la eva­

luación ni la sugerencia.
Si las actítudes transferencraies se definen como actitudes emocionales

Sin embargo. la historia continúa, porque estaha en la prisión militar correspondientes a otra relación, que son impropiamente dirigidas al te·
y no se podía ir. Después de nuevas discusiones y persuasión, el soldado rapeuta, dichas actitudes se manifiestan en una considerable -proporción

finalmente escribió a su suegra una carta del tipo aconsejado. No tenía de casos manejados por los terapeutas centrados en el cliente. Tanto el
confianza en que eso sirviera de algo. Para su gran sorpresa, recibió una analista como el terapeuta no directivo manejan estas actitudes de la mis­
carta amistosa de ella, y también una de su esposa, ambas aliviando la
ma manera como tratan cualquier otro afecto. Para el analista esto sig­
tensión de la situación conyugal, y abriendo ia posibilidad de reconstruir nifica que interpreta tales actitudes, y quizás a través de estas evalua­
su matrimonio. El cliente estaba muy complacido, igual que el consejero.
ciones establece la relación transferencial característica. Para el terapeuta
Pero en el término de unas pocas semanas el placer del consejero se con·
centrado en el cliente. significa que intenta comprender y aceptar tales
vírtió en perplejidad. Encontró que el soldado lo quería consultar acerca
actitudes, las cuales henden entonces a ser aceptadas por el cliente como
de muchos problemas y muchas cuestiones, pidiéndole que tomara las
si fueran su propia percepción de la situación, captada inadecuadamente.
decisiones en su lugar, aun con respecto a puntos minúsculos e insubetancia­
De esta manera la relación de dependencia emocional entre el cliente v el
les. Cuando el consejero intentó desprenderse del cliente, éste se sintió reeen­
terapeuta casí siempre se convierte en el foco de la terapia analítica exitosa,
tido y herido. Se había desarrollado una verdadera relación de dependencia.
cosa que ne ocurre en Ia terapia centrada en el cliente. En ésta, el foco de
En los desatinados esfuerzos de este ingenuo consejero tenemos posible. la terapia es in concíencra que tiene el cliente de sus actitudes y percep·
mente la pauta básica que existe en cualquier relación transferencia! de
cienes, aue residen en sí mismo, más que en el objeto de las mismas. En
carácter fuertemente dependiente. El cliente descubre que el terapeuta lo
otras palabras, la conciencta de si mismo como percipienfe v evaluador
conoce y conoce sus relaciones, mejor de lo que él mismo se conoce. Esta
parece ser centra! en el procese de reorganización de la personnlidad.
no es meramente una observación intelectual por parte del cliente, sino algo
En el intento de explorar mas los fenómenos de las actitudes y la rela-
194 CARL R. ROGERS PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE
195

eren transferencial, se formularon varias hipótesis. Las actitudes transíe­ aspectos de Ja misma, por lo menos, pueden comenzar antes de que haya
renciales quizés tienen lugar cuando el cliente experimenta en el material algUn conocimiento de la dificultad o de SUB causas.

que accede a la conciencia una considerable amenaza para la organización En esta linea general, la terapia centrada en el cliente se ubicó en el
de su personalidad. La verdadera relación transferencial, tal vez, se produce extremo del continuo, al afirmar su punto de vista de que generalmente se
cuando el cliente experimenta que otro comprende su propia personalidad considera que el diagnóstico psicológico es innecesario para la psicoterapia.
más efectivamente que él mismo. y que en realidad puede obrar en detrimento del proceso terapéutico. (143,

170.)

Para comprender <le que manera puede existir una divergencia de


EL PROBLEMA DEL DIAGNÓSTICO opini�n.es semejante, consideraremos más profundamente algunos de los

pr1nc1p1os que subyacen a Ia probada eficacia de los procedimientos diag­

¿La psicoterapia debe ser precedida por un diagnóstico psicológico nostreos en el campo de la enfermedad orgáníca. Indudablemente habría

profundo del cliente, y planeada según el mismo? Esta es una pregunta acuerdo acerca de que las siguientes afirmaciones incluyen los supuestos y

compleja e :intrincada, un problema que no ha sido completamente resuelto la racionalidad del diagnóstíco físico, para los cuales son muchas las -prue·

por ninguna orientación terapéutica. Intentaremos en esta sección consi­ has de que actualmente se dispone.

derar algunos de los elementos de la situación, y formular una respuesta


l. Toda situación orgánica tiene una causa que la antecede.
desde el punto de vista de la terapia centrada en el cliente.
2. El control de la situación es mucho más factible si se conoce la

causa.

f)iferentes opiniones 3. El descubrimiento y la descripción precisa de la causa es un pro­

blema. bésrco de fa investigación científica.

En el marco de referencia de cualquier discusión similar se destaca el 4. Un individuo que conozca P.I método científico v diferentes situa­
hecho de que al tratar la enfermedad orgánica. el diagnóstico físico es cioncs orgánicas, realizara mejor tal investigación.

el sine qua non del tratamiento. Los enormes progresos de la medicina


5. La causa, cuando se la descubre y se la diferencia. es generalmente
en el tratamiento de las enfermedades del organismo se han basado amplia·
remediable o modificable por sustancias y/o fuerzas que utiliza ,
mente en el descubrimiento, elaboración y refinamiento de medios m85
manipula quien realiza el diagnóstíco o sus colaboradores profe·
adecuados para un diagnóstico exacto. Ha sido natural suponer que el
sionales.
pro�reso en el tratamiento de las dificultades psicológicas seguiría el mismo
6. En la medida en que Ia modificación de íos factores causales debe
cammo.
abandonarse al control dei paciente ( seguir una dieta, restricciones
Parece casi obvio que esto no será así. Algunos terapeutas, por cierto,
de la conducta en condiciones cardíacas, etc. l debe llevarse a cabo
han sostenido que "un tratamiento racional no se puede planear y llevar a
un programa de educación de manera que el paciente perciba fa
cabo hasta tanto se haya hecho un diagnóstíco preciso" (216, pág. 319),
situación total de una manera muy similar a la del que realiza el
pero no es seguro que esta aseveración represente el pensamiento de ta diagnóstíco.

mayoría. En diferentes orientaciones psícoterapéuticas, el proceso del dieg­


nóstico ha llegado a tener una importancia cada vez menor. Muchos ana­ Obviamente. el diagnostico psicológico es necesario para la psicoterapia

listas y psiquiatras -particularmente los influidos por el pensamiento de sólo en la medida en que estas suposiciones y esta explicación racional
7•
Rank- prefieren iniciar le terapia sin un previo estudio diagnóstico sean verdaderas en la situación del campo psicológico. Aquí encontramos

La tendencia se refleja más agudamente en el hecho de que casi todos que los terapeutas discrepan.

tos terapeutas, aun al hacer un estudio diagnóstico, suscribirían la afirma· Por un fado están quienes sostíenen ta opinión de que el diagnóstico

ción tan popular en todas las orientaciones, de que "la terapia comienza con psicológico es también un problema de investigación racional, que el experto

el primer contacto, y prosigue paso a paso con el diagnóstico". No se ha més objetívo puede conducir mejor. Es probable que estuvieran de acuerdo

señalado lo suficiente que la aprobación de este enunciado significa que en que se ha hecho relativamente poco por relacionar los diagnósticos espe·

para el terapeuta, la terapia no se construye en base al diagnóstico. Algunos cifieos con las terapias específicas. pero esta es la dirección en que creen

que se realizarán profundos progresos. '

7 Vénse, por ejemplo, Psrchotherapy with Chüdren, de Frcderick AUen, Ner­ El autor tiene mucha símpatie por este punto de vista, y considera

Ion. 1942. perncntermente d cepftulo JTI. muv Importante para el progreso clínico que quienes creen que 'esta hipó·
196 CARL R. ROCERS PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE 197

tesis es ia más fructífera, la utilicen y la desarrollen. En un volumen ante· de este conocirmento. Comumcérseto al cliente, con toda seguridad, no lo
rior (164} eí autor sostuvo en general este punto de vista, e intentó esta­ beneficiaría. La dirección de la atención del cliente hacia ciertas áreas

blecer los criterios y condiciones por ios que se debía guiar el tratamiento podria despertar resistencia, con tanta probabilidad como provocar una
manipulativo de los elementos de la situación física y actitudinal del niño. consideración no-defensiva de tales áreas. Parece razonable formular la
En algunas áreas, tales como le prescripción de los cuidados de un hcge­ hipótesis de que el cliente explorara las areas de conflicto tan pronto come
adoptivo, este tratamiento comenzaba a adquirir una base científica defi­ sea capaz de tolerar el sufrimiento. y que experimentara un cambio en la
nida. Para un tipo "x" de síndrome de problemas en el niño, se podía percepción tan pronto como pueda tolerar esa experiencia.
predecir q�e seria exitoso un hogar adoptivo de un tipo descriptible "y",

en un porcentaje conocido de casos. Las fuerzas constructivas que producen modificaciones en la percep­
La experiencia ha llevado gradualmente al autor a las siguientes con­ ción. reorganización de (a personalidad- y re-aprendizaje, residen pri­
clusiones: 1} que tales tratamientos prescriptivos de las inadaptaciones mariamente en el cliente, y probablemente no puedan provenir clr
psicológicas tienden a ser paliativos y superficiales, y no básicos, y 2) que afuera.

ubica al clínico en un papel similar ai de un dios, que parece básicamente


Las fuerzas que Ia medicina física puede hacer obrar, a través de
insostenible desde un punto de vista filosófico, por razones que se verán
drogas y otros medios, parecen no tener un equivalente válido en el campo
mas adelante.
psicológico. El uso de la penicilina para ccmhatrr una bacteria especlnca

y la provocación de fiebre artificial pnra curar una enfermedad, no tienen

una verdadera analogía en la psiccterapm. L.1s fuerzas curativas innatas


la racionalidad del diagnOstico centrado en el cliente
que hacen al erecimrento y :il aprendizaje son las fuerzas prímatias en que

debe confiar el terapeuta. Cuando se utilizo la hipnosis. u otros medios,


En nuestra progresiva experiencia terapéutica, la orientación centrada
parn despertar fuerzas positivas cuya fuente era externa al cliente, se obtu­
en el cliente ha desarrollado otro punto de vista con respecto al diagnóstico.
vieron resultados desalentadores o temporarios.
Las bases teóricas del mismo quizás puedan sintetizarse brevemente en una

cantidad de proposiciones.
La terapia consiste básicamente en experimentar la inadecuación de

La conducta es causada y la causa psicológica de la conducta es cierta viejas manera de percibir. en percibir de manera más exacta y ade­

percepción o manera de percibir. cuada, y en reconocer las relaciones significativas existentes entre las

percepciones. En un sentido preciso y significativo, la terapia es el


El cliente es el único que tiene la posibilidad de conocer plenamente

la dinámica de sus percepciones y su conducta. diagnostico. y éste es un proceso que se desarrolla en la experiencia

del cliente, mas que en el intelecto del clíníco.


Muchos terapeutas estarían de acuerdo con esto. Fenichel señala (56,

pág. 32} que el criterio final de la corrección de una interpretación analí­


De este modo el terapeuta centrado en el cliente confía en la eficacia

del diagncistico. Podnamoe decir que la psicoterapia, de cualquier orien­


tica es la reacción del paciente después de un período de tiempo. Si con el

tiempo el paciente no. experimenta una interpretación como cierta y signifi. tación, está completa o casi completa cuando el diagnostico de 1a dinámica

es experimentado y aceptado por el cliente. En la terapia centrada en el


cativa, ésta no es correcta. Luego, el que finalmente realiza el diagnóstico,
cliente podrramos decir que la finalidad del terapeuta es proporcionar
tanto en el psicoanálisis como en la terapia centrada en el cliente, es el

cliente o paciente. las condiciones en las que el cliente sea capaz de hacer, de experimentar y

de aceptar el diagnóstico de los aspectos psicogenéticos de su inadaptación.

Para que ia conducta cambie, se debe experimentar un cambio en la Quizás estn exposición sea suficiente para indicar que hay una hase

percepción. Esto no puede ser sustituido por el conocimiento inte­ racional para un enfoque de la terapia que no se construya a partir de un

lectual. díagnésncc fundado externamente. El hecho de que es factihJe conducir la

terapia sobre esta base se evidencia en Ioe miles de clientes tratados de


Quizás sea esta proposición la que haya dado lugar a la mayor duda
acuerdo con este enfoque. En la medida en que sigan funcíonando los dos
acerca de la utilidad del diagnóstico psicológico. Si el terapeuta conociera
rumtos de vista concernientes al diagnóstico. se acumularán pruebas clínicas
con exactitud, con una seguridad que supetara a la que podría obtener
y experimentales para indicar in eficacia de cada uno de ellos.
sobre la base de los instrwnentos diagnósticos actuales. las causas de una

Inadaptaoién psicológica actual. es dudoso que pudiera hacer un uso eficaz


198 CARL R, ROGERS PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE 199

No podemos asumir la responsabilidad de evaluar las capacidades de una per­

Ciertas objeciones al diagnóstico psicológico sonn, sus motivaciones, sus confJictos, sus necesidades, porque no podemos evaluar

Ja ado.ptnción que es capaz de lograr, el grado de reorgarueaclén que debe-euírír, los

Nuestra experiencia nos ha llevado a la conclusión de que un diagnós­ conflicto,; que debe resolver, el grado de dependencia hacta el terapeuta que debe des·

tico de Ia dinámica psicológica no sólo es innecesario sino que en cierto arrollar, y los objetivos de la terapia, sin el acompañamiento mevneble de un grado

modo es perjudicial o imprudente. Las razones de esta conclusión son significativo de control sobre el individuo. A medida que este proceso se extiende

fundamentalmente dos. En primer lugar, el proceso mismo del diagnóstico cada vez a mñs personas, por ejemple a miles de veteranos de guerra, implica un control

psicológico ubica el foco de la evaluación tan definidamente en el experto, sutil de 1a:s mismas y de sus valores y objetivos, por parte de un grupo que se eligió

que puede incrementar las tendencias del cliente a la dependencia, y hacerle a si mismo para ejercerlo. El hecho de que se trato. de un control sutil y bien

sentir que la responsabilidad de la comprensión y manejo de su situación intencionado sólo hace menos prohahle que Ja gente se dé cuenta de to que estñ

está en manos de otro. Cuando el cliente percibe que el foco del juicio v aceptando ... Si la hipótesis de la primera tendencia demuestra ser la -mée adecua.

la responsabilidad está tan claramente en manos del clínico. a nuestro dnmente corroborada por los datos, sr se prueba que es cierto que el individuo tiene

8•
juicio está más lejos del progreso terapéutico que cuando vino Ademas una capacidad relativumente pequeña de eutoavetueción y uutodirección, y que Ja

si se le hacen conocer los resultados de la evaluación, esto lo lleva a una función de evaluación prrmarrn debe residir en el experto, entonces parecería que

pérdida besica de la confianza en si mismo. a fa comprensión desalen· la dirección en la que nos movemos encontrara expresión en algún tipo de control

tadora de que "Yo no puedo saber por mí mismo", Se produce un grado socml total. L!\ consecuencia natural seria el manejo de la vida de la mayorin

de pérdida de la identidad cuando el individuo adquiere la creencia de que por una mlnorin autoelegido.. Si, por otro iudo, los hechos corroboraran mas adecua·

sólo el experto puede evaluarlo con precisión, y de que, por fo tanto, la damente In segundo hipOtes,s; si. como pensamos, se ubica en el individuo el foco

medida de su mérito personal está en manos del otro. Cuanto más adquiera de la evaluación responsable, tendríamos una psicología de la personalidad y de la

esta actitud. más alejado parecerá estar de cualquier resultado terapéutico terapia que avanzana en direcdón a la democracia, una psicología que gradual·

cabal. de cualquier progreso psicológico. mente redefiniría In democracía en tcrmmcs cada vez más profundos y bésrcoe.

La segunda objeción básica ai diagnóstico psicológico. y a 1a evahra­ Tendrfamos un sitio para el profesional en relaciones humanas, no como evnlundor

ción concomitante del cliente por parte del terapeuta. es que tiene ciertas de la personalidad, conducta, necesidades y objetivos, sino como experto que prcpor­

implicaciones sociales y filosóficas que requieren una consideración cuida­ cionu las condícronee en las cuales puede tener Jugar la autodirección tanto del

dosa y que, para el autor. son indeseables. Cuando el centro de la evalua­ mdividun como del grupo. El experto tendria habilidad para facilitar el crecimiento

independiente de la persona (168, pégs. 212, 218·219}.


ción se halla en el experto. se producen implicaciones sociales de largo

alcance en lo que respecta al control social de una minoría sobre la mayo­

ria. Para muchos esta conclusión puede parecer absurda. Ciertamente no Consideraciones de este tipo han llevado a los terapeutas centrados en

es aplicable al reino de las dificultades orgánicas. Si un médico diagnos­ el cliente a minimizar el proceso del diagnóstico como hase de la terapia.

tica que su paciente tiene una infección renal y le prescribe ciertos mea· A nosotros, estas objeciones nos parecen bésicee. Al menos merecen con·

sideración. y un enfoque adecuado de la terapia en nuestra cultura nece­


camentos, ni el diagnóstico ni la prescripción, ya sean correctos o inco­
sitara proporcionar una respuesta satisfnctoría a las preguntas que se han
rrectos, tienen implicaciones generales en el ámbito de 1a filosofía social.
0•
planteado
Pero cuando el clínico diagnostica que los intereses vocacionales, las rela­

ciones conyugales o las opiniones religiosas de un cliente son. por ejemplo,

inmaduros, y trabaja para modificar estas condiciones en dirección a lo que


¿Qué ocurre con los problemas psi'cosomáticos?
considera madurez. esta situación sí tiene muchas implicaciones sociales.

En un trabajo presentado en Harvard el autor intentó señalar algunas de


Si los problemas orgánicos se manejan mejor cuando se comienza con
estas implicaciones.
una evaluación diagnóstica hecha por el experto. y si los problemas paico­

genéticos se manejan mejor cuando se deja la función evaluativa al ciiente

B En el Centro de Consejo de la Universidad de Chicago, una cantidad de

nuestros estudios experimentales se basaron en la aµlicación de tests de personalidad O Se podrían plantear otras cbrecrcnee mñs rrenencnee, pero que no han

Y otros, antes y deepuéa de 1a terapia. Pero se cuida de explicar al cliente que estos tenido mucha influencia real. Una de ellas es el bajo grado de confiabilidad de las

tests se vinculan más con nuestros Intereeee de investigación que con su experiencia formulaciones dlegnósncae. Ash (!Ol encentro que aun en condiciones Ievoreblee, y

de consejo. Ni el cliente ni el terapeuta pueden disponer de los resultados, y también considerando colamente unas sesenta categorías dlagnóencee, r-n lu�nr de cualquier

se Je hace conocer este hecho al cliente. formula<'iÓn más t·omplr-ja de mernnismos dinñmtcos, se enrontró acuerdo entre tres
CARL R. ROGERS PSICOTERAPIA CENTRADA EN BL CLIENTE 201
200

mismo y se evita la eveluación externa, ¿ cuál es el procedimiento más acon­ La ventaja de todo este procedimiento sería que la fuente de la respon·

sejable para los problemas psicosomáticos en los que los factores orgánicos sabilidad se encontraría totalmente en el paciente, lo cual, como lo ha

v psicológicos están entretejidos intrincadamente? La respuesta a esta pre­ mostrado el experimento de Peckham, es importante aun al tratar enfer­

gunta es sumamente compleja. y no haremos ningún intento de dar la medades orgánicas. (Ver las páginas 64-67 del Capítulo II.) Hay algo aún

respuesta, sinb que haremos solamente algunas sugerencias a modo de más importante: eiegiria investigar los elementos psicológicos del cuadro

ensayo. total, y una vez realizada esta elección, se embarcaría plenamente en la

Un punto de vista que. en la medida de nuestros conocimientos. nunca terapia. Además, un enfoque semejante hace que el médico piense con

se ha aplicado sistemáticamente, sería el de confiar la evaluación al pa· el paciente en todo momento. en lugar de pensar primariamente sobre o

ciente en los procedimientos diagnósticos utilizados. Supongamos que el pero el paciente. Esto tiene muchas ventajas en el área de los problemas

médico, o el equipo médico-psicólogo, asumieron una actitud hacia el pa­ pstcogenéticoa.

ciente que podría sintetizarse así: "Usted y nosotros estamos perplejos con Otra sugerencia invierte el orden usual del procedimiento al tratar con
respecto a las causas de sus síntomas. Nosotros podríamos aplicarle pruebas los pacientes. Si un paciente presenta síntomas q11e parecen tener una pro·
de metabolismo, que indicarían si su cuerpo funciona satisfactoriamente al habilidad considerable de ser psícosomáticos o psícclógicoe, ei procedí­
convertir la comida en combustible para proporcionar energía; podríamos
miento usual es el de "desechar" primero la posibilidad de enfermedad
aplicarle otras pruebas (describiendo la función de cada una de ellas en
orgánica, dejando para el final las posibilidades psicológicas. Este proce­
términos simpies. no médicos J , o usted podría hablar con el doctor X
dimiento es muy comprensible desde un punto de vista histórico. Sin
acerca de sus síntomas. sensaciones y cualquiera de las cosas que lo preo­
embargo, si lo eonaidcramos desde un punto de vista lógico, y tenemos
cupan. puesto que algunas veces dificultades como la suya se originan en
presente la gran preponderancia de enfermedades psicogenéticas en muchas
conflictos o problemas emocionales internos. Ahora bien, de todas estas
especialidades médicas, seria igualmente sensato invertir eí enfoque. La
posibilidades, ¿cuál es la que prefiere usar? Usted puede elegir-la aplica­
psicoterapia puede iniciarse directamente, en el caso de que el paciente lo
ción de todas ellas. o puede sentir que algunas de estas líneas de ínveetí­
desee; y si los sintomns no mejoran después de un lapso razonable, podria
gación serían mucho más adecuadas que otras para encontrar la fuente de
ínvestígarse entonces la posibilidad de que sean de origen orgánico.
sus síntomas". Muchos médicos. por supuesto. encontrarían imposible adop­
Sugerimos que se consideren estas dos posibilidades. La experiencia
tar el punto de vista descrito. Sin embargo. si pusieran a prueba sincera­
del autor en el campo psicosomático no es de ninguna manera amplia
mente la hipótesis de confiar en el paciente, los resultados podrían estimular
y la única justificación para presentar estas proposiciones tan radicales
nuestro pensamiento. Sabemos, como han mostrado Bixlers (31, 32) y
es la de indicar que la terapia centrada en el cliente tiene por lo menos
Seeman (179), que este tipo de enfoque funciona muy bien por cierto en el

campo de la orientación vocacional. en el que el cliente elige los tests que fundamentos teóricos para enfocar los problemas de la enfermedad psico­

considera apropiados para él. Esta experiencia al menos sugeriría que podría somática. También se reconoce claramente que muchos médicos conside­

ser provechoso en el campo psicosomático. Evidentemente. el paciente rarian que los procedimientos sugeridos son tan antagónicos a todas las

sumamente defensivo agotaría primero las pruebas y procedimientos que convenciones de la formación médica como para ser absolutamente recha­

apuntaran a un diagnóstico orgánico; pero después de utilizarlos, supo· zados. Estas sugerencias se dirigen a aquellos que pudieran encontrar que

níendo que los resultados fueran negativos o mínimos, tendería a elegir estos procedimientos son congruentes.

por sí mismo el camino que condujera al posible descubrimiento de los

aspectos psicogenéticos. Nunca se estimará suficientemente la importancia

de que él mismo haga esta elección. LOS LIMITES DE APLICABILIDAD DE LA TERAPIA

CENTRADA EN EL CLIENTE

psiquiatras sólo en el 20 por ciento de los casos; aun cuando laa categoriu se

agrupaban en cinco clasificaciones principales, el acuerdo era solamente del 46 por

ciento. Por cierto que una terapia construida aobre un fundamento tan vecílente,
El tercer problema que exploraremos en este capítulo es una pregunta
sería eumaraente insegura. Sin embargo, presumiblemente esta eituación cambiaría
que muy frecuentemente plantean aquellos que se interesan por la terapia:
si aumentara la precisión del diagnóstico psicológico.

Otra consideración de menor influencia es que ciertos típos diagnósticos llegan "¿ Cuáles son íos tipos de situaciones a los que se aplica la terapia centrada
a ser considerados como imposibles de someterse a la psicoterapia, y el trab'.ljo con en el cHente?" La respuesta puede ser relativamente breve, aunqu� n
tales índividuos tiende a decrecer, ya sea el juicio correcto o no. De eete modo,
satisfará todos loe interrogantes.
una confianza demasiado grande en el juicio diegnéstico puede obstruir el camino
rl!· In 1"'1:flt'rim,.ntat"ión r. tnveeneecién neeeseríee. En Counseling and Psychotherapy el autor ofreció ciertos critertns
202 CARL R. ROGERS PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE
203

10•
que podían indicar que la terapia de consejo era recomendable Esta cada uno de los grupos en los que hemos trabajado. ta terapia centrada

lista de criterios ha resultado poco útil. No se trata de que sea totalmente en el cliente ha alcanzado un éxito notable con algunos individuos; con

incorrecta (aunque la experiencia refuta continuamente los puntos 5 y 8). otros, un éxrto parcial; con algunos, un éxito temporario que posteriormente

sino de que engendra en el consejero-en-formación un marco de referencia suína un retroceso; en tanto que con otros, el resultado ha sido negativo.

diagnóstico. evaluativo, que no ha sido fructífero. Parecen delinearse ciertas tendencias, como la menor probabilidad de una
La opinión actual acerca de la aplicabilidad debe tener en cuenta profunda reorganización personal en el individuo más anciano. El estudio
nuestra experiencia. Se ha utilizado el enfoque centrado en el cliente ccn de Haimowitz (78), ya citado, indica que los hombres intropunitivos pue­

niños de dos años de edad y adultos de sesenta y cinco: con problemas den beneficiarse mejor que otros con la experiencia de la terapia centrada
leves de adaptación (por ejemplo, malos hábitos de estudio) , y con los en el cliente. Pero, en general, nuestra experiencia no nos permíte decír

más serios trastornos psícótícos; con individuos "normales" y con neu­ que la terapia centrarla en el cliente es aplicable a ciertos grupos y no a
róticos graves; con individuos sumamente dependiehtes y con otros de otros. No se obtiene ninguna ventaja al tratar de establecer límites dcgmé­

un gran desarrollo yoico; con individuos de clase baja. media y alta; tanto tices para el uso de esta terapia. Si es que hay ciertos tíepos de individuos
con los menos inteligentes como con los muy inteligentea; con individuas que no responden a la terapia centrada en el cliente o para Ios cuales está
sanos y con enfermos psicosomáticos. particularmente alérgicos (48, 133, contraindicada, sólo la experiencia y Ia investigación indicarán cuáles son.
134) • Solamente carecemos de muestras apreciables de dos de los nume­
!\lientras tanto, la falta de un conocimiento definido acerca de los
rosos tipos de perturbaciones usuales: los débiles mentales y los delin­
grupos en los cuales la terapia centrada en el cliente es més o menos exitosa
cuentes. Lamentablemente, hasta ahora las circunstancías no nos han
no es una cuestión que nos preocupe seriamente, puesto que nuestra expe·
llevado a trabajar fo suficiente con nuestro enfoque terapéutico en estos
ríenc¡n clínica índica que esta terapia no perjudica al individuo. Cuando
campos.
se utiliza un enfoque centrado en el cliente congruentemente, es muy raro
Sobre la hase de ia experiencia recogida. sería correcto decir que. en
que e! cliente deje la expertencia més perturbado de lo que estaba cuan·

do la inició. En la casi totalidad de los casos, aun cuando el cliente


10 Los criterios para el consejo eran los siguientes (se presentaron otros

criterios para el tratamiento de padres e hijos, y para el tratamiento ambiental} : sienta que la experiencia <le consejo no es exitosa, no se encuentra mas

" • . • parecería que el tratamiento de consejo directo del mdividuo, comprendiendo con· perturbado por sus problemas a causa del fracaso. Esto sucede prime­
tactos continuos y planeados, es recomendable en cJ caso de que existan todas las
rnmente en razón de la falta de toda presión en la relación; es decir, sólo
condiciones siguientes:
llegan a la conciencia aquellos elementos de la experiencia que no es
"l. El individuo tiene cierto grado de tensión, que emerge de deseos perso­

nales mcompatiblcs o del conflicto de las demandas sociales y ambientales con las
demasiado amenazador encarar o tolerar. El cliente tiende a apartarse de las

neceaidadea individuales. Esta tensión es mayor que Ie implicada en la expresión cuestiones que es demasiado peligroso o perturbador encarar.

de sus sentimientos acerca de sus problemas.


La consideración de estos elementos nos lleva a Ia conclusión de que
"2. El individuo tiene cierta capacidad para manejarse en la vida. Posee una
la terapia centrada en el cliente tiene una aplicabilidad muy amplia; que
capacidad y una estabilidad adecuadas para ejercer algún control sobre los elementos

de su situación. Lea círcunstancins con las que se enfrenta no son tan adversas o en cierto sentido es aplicable a todas las personas. Una atmósfera de acep­

tan inmodificables como pare que le resulte ímposible controlarlas o alterarlas. tación y respeto, de profunda comprensión, es un buen clima para el desa­

"3. El individuo tiene una oportunidad de expresar sus tensiones conflictivas rrollo personal, y como tal se aplica a nuestros niños, colegas, alumnos,
en contactos planificados con el consejero.
asr como a nuestros clientes, ya sean éstos "normales", neuróticos o psicó­
"4. Es capaz de expresar estas tensiones y conflictos ya sea verbalmente o a
treos. .Estc no significa que curarci cualquier afección psicológica, y por
trevée de otros medios. El deseo consciente de ayuda es ventajoso, pero no total-
cierto el concepto de curación es completamente extraño al enfoque que
mente necesario.
hemos estado considerando. Con aJgunos tipos de individuos puede ser
"S. Es, en grado razonable, independiente de un estrecho control familiar, tanto

espacial como emocionalmente. necesario el cuidado hospitalario, con otros puede ser necesario algún tipo

"6. Esta, en grado razonable, libre de inestabilidad excesiva, pemcuíarmenre de de terapia mediante drogas, y en condiciones psrcosomáticas se puede uti­

naturaleza orgñnica. !izar una variedad de recursos médicos. Sin embargo, un clima psicológico

''7. Posee una inteligencia adecuada para enfrentar su situación vítal, con que e] individuo puede utilizar para una auto-comprensión más profunda,
un cociente intelectual de normal-inferior pnra arriba.
para una reorganización del si mismo en dirección a una integración méa
"8. Está en una edad adecuada¡ suficientemente mayor como para enfrentar
realista, para el desarrollo de modalidades de conducta más agradables y
con cierta independencia 1a vida, suficientemente joven como para conservar cierta

elasticidad de adaptación. En térmínos de edad rronológica esto podría significar


maduras, TI(' es una oportunidad útil sólo para unos grupos y no para otros.

de diez a eeeente años." {]66, págs. 76·77) �e trata rlr un punlo ele- vista que básicamente pndria aplionrse a todos los
204 CARL R. ROGERS

individuos, aunque no pueda resolver todos los problemas o proporcionar PARTE JI


toda la ayuda que un individuo particular necesita.

LAS APLICACIONES DE LA TERAPIA CENTRADA

EN EL CLIENTE
LECTURAS RECOMENDADAS

Al considerar mas profundamente el problema de la transferencia, el lector. m:


dudablemente deseará investigar otros puntos de vista. Un concepto psicoanalítiCO
moderno de transferencia se encontrará en el capítulo de French en The tram/crence

Phenomenon (4. capítulo 5), o bien en el capítulo de Homey en The Concepl 10/

Tramfcrcncc (89, capítulo 9). Para otro punto de vista terapéutico que, como l
a

terapia centrada en el cliente. considera importante la relación pero no ve ninguna

significación especial en lns actitudep transferenciales, se puede ver Allen (5, eepe­
cialmcnte el capitulo 3) y Taft (209}.

Sobre el problema del diagnóstico, Thorne (215} y Patterson (143), que expresan
dos puntos de vísta muy diferentes.

Hay pocos trabajos definitivos acerca de la aplicabilidad de la terapia centrada


en el cliente o de cualquier otra forma de terapia.

Puesto que este capítulo concluye la presentación de los principales rasgos

de la terapia centrada en el cliente tal como se la aplica a individuos adultos, acría


adecuado en este punto referimos a las críticas a esta orientación. De las críticas

publícedea, la más extensa es un simposio editado por Thorne y Carter (217) en el

que una cantidad de autores presentan sus opiniones respecto de nuestro enfoque.

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