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“YAWAR FIESTA” RESUMEN POR CAPITULOS DEL LIBRO

YAWAR FIESTA
Argumento:
La novela gira en torno de la realización del Turupukllay (o Yawar Vivan la fantástica historia del
Fiesta = Fiesta de la sangre) que convoca a todos los pobladores de Misitu. Y de un pueblo que tiene la
Puquio. costumbre en la sangre, en este
resumen de la novela literaria.
Hay mucha expectativa en Puquio porque anualmente, en las Fiestas “YAWAR FIESTA.” O fiesta de
Patrias deberá repetirse el Turupukllay, especie de corrida de toros sangre. Escrita por el peruano José
pero a la usanza indígena: sin torero y en la que el toro es sacrificado María Arguedas.
a dinamitazos. Entre los indios hay revuelo porque se lidiará al
“Misitu”, el toro que tiene la aureola mágica de ser un “dios”; y I. PUEBLO INDIO.
también porque los indígenas consideran al Turupukllay como un Entre alfalfares, chacras de trigo,
“rito” en el que chocarán los dos mundos: El hispano representado por habas y cebada sobre una lomada
desigual, está el pueblo; se ve grande, sobre el cerro, los techos de paja,
el toro y el Indígena representado en los capeadores.
eucaliptus, se acaban en la cumbre, ahí está el jirón Bolívar. En las
Por orden expresa del Gobierno Central, como si se tratase de una faldas de los cerros, las casas de los comuneros, los ayllus (Barrio
empresa civilizadora, el Subprefecto prohíbe esta Fiesta que tantas comunidad indígena) de Puquio, se ven como pueblo indio, sobre la
víctimas ha cobrado. Tal prohibición cohesiona más al Mundo Indio, lomada junto a un riachuelo. ¡Pueblo Indio! Hablan con desprecio los
viajeros. Pero en la costa no hay abras, ellos no conocen sus pueblos
quienes asumen la realización del Turupakllay como un desafío a las
desde lejos. Tres ayllus se ven desde el abra del Sillanayo¨k:
autoridades. Y Como la fiesta es la gloria de Puquio, ella también es
Pichk´achuri, K´ayau y Chaupi. Los techos de las casas siempre de
defendida por los mestizos de la ciudad (aunque se opongan los tejas, tejas de los K´ollanas y K´ayau. Llegando de la costa se entra al
mestizos afincados en Lima, como Ernesto) y es aprobada por ciertos pueblo por estos ayllus. ¡Pueblo Indio! Con casitas y calles torcidas,
Principales como Pancho Jiménez y don Julián Arangüena (que será anchas en un sitio angosto en otro. En el sitio de los mestizos, ni
encarcelado por el Subprefecto) comuneros ni principales allí viven los chalos (mestizos), las tiendas
son de las mestizas, que visten percala y se ponen sombrero de paja.
La voz discordante la tiene don Demetrio, el principal que desea que En la cima de la lomada, se entra al jirón Bolívar; allí
la fiesta se efectúe como en la Plaza de Acho, a la usanza hispana. Sin viven cómodamente los principales. Al otro lado está el ayllu de
embargo todos los intentos de prohibir la fiesta fracasan. Los indios K´ollana. La plaza de armas es también de los principales, allí se
están empeñados en capturar al Misuti y matarlo. encuentran: la iglesia principal, la sub prefectura, el puesto de la
guardia civil, el juzgado, la Escuela Fiscal, la municipalidad, la cárcel,
El torero español fracasa en la fiesta y es uno de los principales, que
el coso para encerrar a los “daños”; todas las autoridades que sirven a
había apoyado al Subprefecto quien ordena el ingreso de los los vecinos principales con los que hacen respetar; con que mandan.
capeadores y se de paso a la usanza indígena sin protección para que Por eso el jirón Bolívar es como una culebra, la plaza de armas es su
ellos demuestren su arrojo, pericia y violencia: ¡El Yawar punchay cabeza, allí está los dientes, los ojos, la cabeza, la lengua. En otras
verdadero ha triunfado! palabras; cárcel, coso, subprefectura y juzgado. El cuerpo de la culebra
es el jirón Bolívar. Quizá hace trescientos años llegaron a Puquio los
Audiolibro:
mistis negociando las minas. Antes Puquio era pueblo indio. Los mistis Los wakawak´ras (corneta echa de los cuernos de los toros), tocaban
fueron con su cura, con su Niño Dios “estranguero”, hicieron su plaza el turupukllay (canción para la corrida de toros). K´ayau iba a traer al
de armas, su iglesia, y fueron levantando su calle sin respetar la Misitu de K´oñani pampa. Los pichk´achuri eran los máximos toreros
pertenencia de los ayllus. Y así comenzó el despojo. Pero los puquios no había como ellos. Los wakawak´cras presentían el pukllay (juego).
aprendieron a comprar a las autoridades y a defender sus pleitos. El Su voz suena gruesa y lenta, como voz de hombre, como voz de la
agua lo administraba los ayllus, pero los mistis lo tomaban a la fuerza, puna alta, y su viento frio silbando en las abras, sobre lagunas. Las
pero no conocían la fuerza de la naturaleza. Los mistis no saben hacer mujercitas de los cuatro ayllus, y de todas las estancias lloriqueaban,
nada entonces los comuneros triunfaban. Los chalos son los mestizos oyendo las cornetas. Don Mayhua de Chaupi, era el mejor cornetero.
algunos son trabajadores otros no lo son. Entre copa y copa levantaba su wakawak´ra, y tocaba el turupukllay.
En las tiendas, en el billar, en la casa de los principales, oían las niñas
II. EL DESPOJO. y los vecinos. ¡Qué bien tocan esos indios! Replicaba alguien. Los
En otros tiempos la puna grande era para todos; los indios vivían principales mistis tenían miedo a la música del wakawak´ra. ¡Música
libremente con sus animales, con sus pastos, con sus vientos fríos y del diablo! Decía el Vicario durante la misa.
sus aguaceros. Los echaderos eran los límites de ayllu a ayllu. Los
Pichk´achuris fueron siempre los punarunas (gente de la puna). En esos IV. K´AYAU.
pueblos mandan los varayok´s (alcalde indio), allí no hay teniente, no El primer domingo de julio entraron, a la casa de don Julián Arangüena
hay gobernador, no hay juez. Los mistis venían a la puna a comprar los cuatro varayok´s de K´ayau. La finalidad pedir permiso para traer
carne y se iban. De repente solicitaron ganado de la costa, al Misitu de K´oñani, sus tierras. Es concedido, toman cañazo y
especialmente de Lima, entonces los mistis empezaron a quitar sus brindan. Todo el pueblo estaba asombrado, los niños las mujeres los
chacras a los indios para sembrar alfalfa. Año tras año, los principales mistis decían; ¡para estos indios no hay imposibles! Entonces todo el
fueron sacando papeles diciendo que eran dueños de todas las tierras. ayllu de K´oyau s reúne en cabildo. El varayok´ alcalde, habló en
Aprovechando de la presencia de todos los indios, el juez ordenaba la quechua. Informó sobre su entrevista con don Julián. De todos los
ceremonia de la posesión: entraba al pajonal seguido de los vecinos y ayllus llegaban comuneros para ver el cabildo de los K´ayaus. Ese
autoridades, leía un documento a daba como posesionario al misti y domingo, toda la tarde y en la noche, los wakawak´ras atronaron en los
celebraban. A continuación el cura decía: con la ley ha aprobado don cuatro barrios. La competencia se había dado entre los barrios de
Santos que estos echaderos son de su pertenencia. Dios del cielo K´oyau y Pichk´achuri. Los capeadores se preparaban entre ellos el
también respeta ley. Entonces comenzaron los abusos, los indios “Honrao” Rojas, que con dinamita en mano destrozaba el pecho de los
fueron desplazados hacia las alturas, donde la nieve, junto al toros; y se iba riéndose, así era los K´oyaus y los pichk´achuris, el resto
K´arwarasu, a las cumbres; así fueron acabándose los pastores de los de los barrios no contaba. Los danzak´s (bailarines) ingresaban a la
echaderos de chaupi y k´ollana. Otros vendían su ganado al nuevo plaza, los mistis, las niñas y señoras se admiraban, los indios decían;
dueño, sus ovejas, sus vacas, luego enterraban su dinero. Y ya pobres ¿Dónde habiendo de los mistis? Se preguntaban. Todos hablaban de la
se quedaban como vaqueros del patrón. De vez en vez el patrón corrida del 28 de julio. El subprefecto era iqueño y los mistis le
mandaba comisionados a recolectar ganado. Escogían al toro allk´a, al hicieron saber sobre la costumbre especialmente del turupukllay y el
callejón, o al pillko. Entonces los punarunas con sus familias hacían Tankayllu que era un danzante de tijeras indio. Decían que sin ellos no
una despedida a los toros que se iban a la quebrada. Entonces si sufrían hay fiesta el 28, “se llevará usted un recuerdo imperecedero de nuestro
los indios al ver partir a sus toros. Pero los mak´tillos (jóvenes), sufrían pueblo”.
más, lloraban en las noches oscuras como para morirse.
V. LA CIRCULAR.
III. WAKAWAK´RAS, TROMPETAS DE LA TIERRA.
Llegó un documento (circular), enviado por el gobierno en la que se sino le costaría el pellejo. Don Pancho se fue haciendo retumbar el
prohibía las corridas de los indios, sin toreros profesionales. El salón. El subprefecto quería matarlo pero el sargento no acepto.
subprefecto se reunió con los principales y ordenó a la alcaldía con la
finalidad se cumpla con la ordenanza. ¿No habría corrida en la plaza VII. LOS “SERRANOS”.
de Pichk´achuri? Ya no estaría el “Honrao” Rojas y los demás cholos. ¡Miren! Un serrano. Los muchachos lo descubrían y les echaban
¿Y entonces como iba a ser la corrida? Don Pancho se embriagó con cascaras de plátanos, les jalaban del sombrero, los insultaban. Así
aguardiente, reclamando se realice las corridas tal como le gusta a los vivían en Lima los más de dos mil lucaninos. Más de quinientos eran
indios, acudió allí el subprefecto para ver lo que pasaba, don Demetrio de Puquio, capital de provincia. Cuando un día los coracora iban a
se acomodó al lado de la autoridad e increpó a don Pancho, el cual le hacer una carretera hacia la costa. Los puquianos se alborotaron y
echo aguardiente en la cara, el subprefecto mando detener con dos reunidos con el Vicario aceptaron, hacer un túnel hacia la costa.
guardias civiles a don Pancho. El alcalde cito para las 9 p.m. a todos Entonces los diez mil comuneros se extendieron en todo el camino a
los vecinos y al señor cura, a fin de dar a conocer la circular. Se Nazca. El Vicario hizo el trazo de la carreta, calculando las quebradas,
reunieron y el alcalde hablo: “señores concejales, señor vicario, rodeando los barrancos de piedras que cruzaban el camino de
señores contribuyentes, enterado de la circular del director de gobierno herradura. Trabajaban desde el amanecer hasta bien entrada la noche.
prohibiendo las corridas sin diestros. Hemos convocado a este cabildo A los veinte días los comuneros llegaron a las lomas, sobre la costa.
para que todos se comprometan a respetar la circular y acordar sobre De Nazca hasta el pie de las lomas estaban trabajando los costeños,
la corrida.” El señor Vicario y presentes lo aprobaron. La corrida se para dar alcance a los puquios. Ya terminada de hacer la carretera los
realizaría contratando un torero profesional de Lima. Cuando los varayok´s de las diversas comunidades; fueron a los mistis y dijeron:
vecinos principales estuvieron saliendo de la plaza sonaron los ¡la carretera ya se culminó! Los comuneros siempre cumplen. Y
wakawak´ras. En el hondo de la conciencia de don Demetrio, de don echaron vivas. Fueron a la iglesia a agradecer a Dios por los cinco
Antenor, de don Julián, se levantó la alegría y anduvieron más rápido. comuneros muertos.

VI. LA AUTORIDAD. Los periódicos de Lima hablaron de la carretera Nazca-Puquio.


Entonces toda la indiada avanzó hacia la plaza. El subprefecto se ¡Trescientos kilómetros en veintiocho días! Por iniciativa popular y
incomodó maldiciendo. El alcalde explicó en quechua a los ayllus sin apoyo del gobierno. Y por esa carretera llegaron a Lima, los dos
garantizándoles el turupukllay, la indiada se movilizó hacia las mil lucaninos, y los coracoreños. Al mismo tiempo, por todos los
esquinas. La voz de los indios se oía en la subprefectura como caminos nuevos, bajaron a la capital los serranos del norte, del sur y
murmullo grueso que parecía sonar dentro de la tierra. Se fueron por del centro. La Universidad, las escuelas de toda clase, los ministerios,
las cuatro esquinas a los barrios. las casas comerciales, todas las empresas se llenaron de serranos. Y
Lima creció en diez años en veinte años, se extendió a las haciendas
¡Oiga, sargento! ¡Tráigame a ese Pancho Jiménez! Ordenó el de los alrededores. Los cholos y los pocos indios lucanos, que llegaron
subprefecto. Cuando vino le pregunto: ¿Por qué es tan feo su pueblo primero recibieron a los que llegaron después. El misti recibió al misti.
don Pancho? Éste respondió: ¡como pues no va a ser feo para usted!, Los indios a los indios. Los chalos a los chalos, y así se dieron la mano
usted es nacido en pueblo de la costa, así como el sargento es y se instalaron en la gran Lima, a veces en sitios pobres de acuerdo a
arequipeño. Pero yo soy pues de aquí, mi cuerpo ha crecido en este la condición de cada uno. Y así los lucanas crearon su Centro Cultural
aire; Puquio no es feo. Yo he probado a vivir en otros pueblos, pero no Deportivo. Su primer compromiso era parar los abusos que los
se puede. Como usted triste vivía. Entonces tomaron pisco. Se principales cometían contra los comuneros. Así recibieron un
confrontaron en un cruce de palabras. El subprefecto amenazó a don telegrama del Alcalde de Puquio, en el que se comunicaba se
Pancho diciéndole que no aliente a la indiada y vayan en su contra, contratara torero; para el 28 de julio día de las corridas, el estudiante
Escobar reacciono, lo analizó y dijo que a la brevedad se enrumbarían El presidente del Centro Unión Lucanas contrató al torero español
hacia puquio con torero incluido. Ibarito II. Por quinientos soles. No me gusta torear en los pueblos de
la sierra, porque los toros que le echan a uno deben ya tres o cuatro
VIII. EL MISITU. vidas; dijo el tal Ibarito.
El Misitu, vivía en los k´eñwales, no tenía, padre ni madre, los K´oñani
decían que corneaba a su sombra, que araba la tierra, con sus cuernos. X. EL AUQUI.
De día rabiaba mirando al sol. De noche perseguía a la luna. Todos El auki K´arwarasu tiene tres picos de nieve; es el padre de todas las
tenían miedo al Misitu. Todo menos don Julián el patrón, mandó montañas de Lucanas. Los viajeros indios esparcen aguardiente en
ensillar su caballo overo, el caballo más valiente de la quebrada y se señal de respeto. El auki, el vigía, el cuidador de toda la tierra Lucana.
fue en su busca. En un claro del monte don Julián paró el caballo, se Su nieve de lo más blanco y frio, salen peñas negras y hacen sombra
puso dos dedos de su mano izquierda en la boca y silbó fuerte. sobre la nieve. El layk´a de Chipau se encomendó al K´arwuarasu para
Entonces mientras hablaban se remeció el monte junto al rio; sonó el traer al Misitu. Decía que le había dado poder sobre todos los toros de
agua, se oyeron romperse las ramas de los árboles. Desde arriba gritó todas las punas que pertenecían al auki. El ayllu K´ayau estaba
el vaquero como diablo: ¡corriychiq! Cristianos, todos corrieron hirviendo. Saldrían a medianoche, cada quien llevaría su lazo y su
menos don Julián, se paró sereno y echo lazo al Misitu, y cuando fiambre, traerían al Misitu de K´ollana.
pretendía jalarlo el lazo hizo resistencia, un instante y zafó. Con la ira
que le invadía con su revolver echó balazos al aire, de rabia como de Entretanto don Pancho detenido en el calabozo rogaba al sargento para
alegría. Luego persiguió a sus mayordomos y los trató de cobardes. que lo deje ir a ver a los K´ayau; ellos pasaban callados. Y los
Enseguida retorno a Puquio y se emborracho como en un día de fiesta. wakawak´ras retumbaban en las quebradas. Don Julián entregó un
Los K´oñani se alegraron de ver al patrón e hicieron una ofrenda al quintal de trigo para el fiambre. Los K´ayau avanzaban dispersados
cerro; para que nunca se lleven al Misitu de sus tierras. por la pampa. Los wakawuak´ras tocaban sin cesar. Entonces los
K´oñani formaron una tropita delante de la hacienda grande. Los
IX. LA VISPERA. varayok´s hablaron en quechua: “Taytakuna vamos a llevar al
El subprefecto en reunión amedrentó a don Julián Arangüena. Misitucha” Don Julián manda. Jatun auki molestará, Misitu, es su
¿Ustedes pueden ayudarme a fregar a ese salvaje? Les preguntó de criatura, su animal dijeron los K´oñanis. El layk´a de Chipau les dijo,
golpe a los tres vecinos principales reunidos. Nadie quería meterse con que el jatun auki k´arwarasu le había dado permiso y licencia para
don Julián lo consideraban peligroso y advierten al subprefecto que llevar al Misitu para la corrida de Pichk´achuri y que él vera la fiesta
también no lo haga. Solamente querían que se cumpla la circular con desde la cumbre.
ello él quedaría como un “gran subprefecto.” Dicho esto se calmó y
pidió a los vecinos un “préstamo” de mil quinientos soles para salir de Entonces el mayordomo ordenó la despedida del Misitu, las mujeres
un apuro. Los ojos de los vecinos se pusieron turbios levantando un cantaban, empezaron a convidar el cañazo a los K´oñani. Al anochecer
arrepentimiento grande. El misti don Jesús estaba descontento y ya no tenían aliento, dormían roncando, morados hasta la frente con la
callado. Al subprefecto le bailaban los ojos de contento. Pero el 28 borrachera; tendidos junto a las paredes, como perros muertos.
pondremos torero en la plaza y los guardias impedirán que los indios Entonces los K´ayaus s fueron en busca del Misitu.
entren a capear aseveró. Por otro lado el Vicario conversaría con los
ayllus de K´ayau y Pichk´achuri para hacer una plaza chica con Cuando el último K´ayau llegó al k´eñwal, todos gritaron juntos,
asientos y eucalipto. Para que la competencia sea legal y se vea mejor. entonces salió el Misitu corriendo y mató al layk´a. El Raura gritó y
Dicho esto se levantaron los tres principales para retirarse. Don Jesús
no quería dar ni un centavo para el préstamo estaba descontento.
echo su lazo bien, midiendo, y los enganchó en las dos astas, sobre la era mala. “Los comuneros están rabiosos por lo del torero. Dicen que
misma frente del Misitu. solo ellos tienen derecho de torear al Misitu. Que para eso lo han
traído. La situación es grave.” Escuchó. Entonces el subprefecto dijo:
Los K´ayau se acercaron para ver al Misitu, era gateado, pardo oscuro, Díganles que los “civiles” están con hambre de matar indios; y que si
con gateado amarillento. No era grande, era como toro de puna, se mueven para saltar a la plaza, los van a tirar de frente al pecho.
corriente; pero su cogote estaba bien crecido y redondo y sus astas Entretanto por las cuatro esquinas seguían llegando la indiada a la
gruesas y afiladas. Eran seis lazos sobre las astas del Misitu, tres para plaza.
el arrastre y tres para el temple. Entonces lo enrumbaron hacia Puquio,
hacia la plaza de los Pichk´achuri. Don Julián y don Pancho detenidos en el calabozo charlaron como
buenos amigos hasta entrada la noche. Don Pancho le decía: Usted ha
Enterado don Julián, va a pedir permiso al subprefecto para ver a don sido bueno con los indios por eso lo quieren pero yo no porque siempre
Pancho Jiménez, detenido en el calabozo, el permiso es concedido y los he abusado. Al día siguiente anunciaron la misa con un dinamitazo.
en el momento en que también entra al cuarto es encerrado por el cabo, ¡Alto! ¡Allí no más! Era la orden para no dejar entrar a la indiada a la
que estaba en custodia, por orden del subprefecto. El tankayllu plaza. ¡Primero vendrán las autoridades! Dijeron. El canto de los
danzante de tijeras bailaba y los residentes lucaninos llegaron con el wakawak´ras que sonaban todos los años desde Pichk´achuri, sacudía
torero Ibarito. Y el pueblo quedó en silencio asustado. Los esa tarde el corazón de los principales, los alocaba. Todos se reunían
Pichk´achuri correteaban en el ayllu. Ya el Misitu estaba llegando de para ir, hacían cargar aguardiente y cerveza a la plaza. Era una fiesta,
Pedrork´o. una fiesta grande en cada alma.

Entraron a la plaza grande de Pichk´achuri, el varayok, los lucaninos Y de entre los lok´os (gorros) que el sol quemaba; en el fuego del cielo,
llegados de Lima, Escobar, y los regidores corrieron a la puerta del de los tejados y de la tierra blanca de las calles; en ese cielo limpio y
coso. Abrieron y los otros toros se revolvieron junto a la pared del caldeado cantaban triste, sacudiendo el corazón de toda la gente, los
fondo. Los arrastradores llegaron, cuando el Misitu entro al corral, lo wakawak´ras de los ayllus, el turupukllay del 28 en la tarde.
amarraron a la puerta de los eucaliptos con el hocico pegado, listo para
arrancar al ruedo. Entonces llegaron las autoridades y los principales junto con el torero
Ibarito, todos los miraban, los indios abrieron paso y entraron a su
XI. YAWAR FIESTA. respectivo palco. Después entraron los indios llenando la pequeña
Indios y vecinos, llegando a Puquio, corrían primero al coso para ver plaza, estaba repleto. Se llenó la plaza de canto. Parecía un ruedo
al Misitu. El vaquero Kokchi lloró viéndolo amarrado al eucalipto. oscuro de indios, macizo y ancho, con su adorno en medio, por el color
¡Papay! ¡Papacito! ¡Como pues! ¡Cómo te han traído mak´ta! Te de las rebozas.
hubieras corrido niñito le dijo. El torero Ibarito también llegó como
con veinte mistis, y vio al Misitu. Al verlo los Varayok´s se amargaron, Saltó el Misitu, se fue de frente; pero con el griterío que salió de toda
rabiaron y dijeron: Raura entrara, Tobías, Wallpa; por ayllu la plaza sacudió la cabeza y se quedó en medio del ruedo, con el cogote
Pichk´achuri parara Kencho, “Honrao” Rojas… Los comisionados del bien levantado, bien alto, apuntando hacia arriba con sus astas.
Centro Lucanas se miraron asustados. El plan había resultado al revés.
Los indios no querían no entendían nada. Las calles también hervían Ibarito, lo capeó y el Misitu pasó resoplando junto a su cuerpo, a la
de gente. Las banderas peruanas flameaban en las casas y la iglesia segunda el torero lo capeó bien todavía y después echó la capa sobre
llamó a misa por el 28 de julio. El subprefecto entendió que la situación la cabeza del toro, de tres saltos llegó al burladero para no salir más.
Entonces don Antenor, el alcalde, grito: ¡que entre el “Honrao”,
carajo!, ¡que entre el Tobías!, ¡que entre el Wallpa!, ¡el Kencho! De
inmediato saltaron los capeadores al ruedo.

El Misitu cargo sobre el Wallpa. El K´ayau quitó bien el


cuerpo. Y se acomodó de nuevo. El Misitu volteó y cruzó
las astas rozando la barriga del indio. Pero el sallk´a
(Misitu) le encontró la ingle y le clavó hondo su asta
izquierda. El Wallpa se derrumbó en medio de un charco
de sangre.

El Varayok, alcalde de K´ayau, alcanzaba un cartucho de


dinamita al Raura. Un dinamitazo estalló destrozándole
el pecho al Misitu. El “Honrao” Rojas corrió hacia él.
¡Muere! Pues muérete, salk´a le gritaba.

¿Ve usted señor subprefecto? Estas son nuestras corridas.


¡El yawar punchay verdadero! Le decía el alcalde al oído
de la autoridad.

Recuperada de:
https://resumencortodelaobra.com/yawar-fiesta-
resumen-de-todos-los-capitulos/

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