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Ministerio Público de la Defensa

Defensoría General de la Nación

Causa n° 14/2022 “BARRETO, Leandro Ariel”

FUNDO RECURSO DE CASACION IN PAUPERIS -PLANTEO RESERVA

DE CASO FEDERAL

EXCMO. TRIBUNAL:

Diego Mascioli, Defensor Público Coadyuvante de la Defensoría


General de la Nación, con funciones en la Defensoría Pública Oficial nro. 18
(cfr. Res. DGN nro. 1014/2022), por la representación de Leandro Barreto y
Axel Barreto, a VV.EE. respetuosamente digo:

I.- OBJETO
En virtud de la voluntad recursiva expuesta por mi actual asistido
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Leandro Ariel Barreto al ser notificado en su unidad de detención de los


fundamentos de la sentencia de condena dictada a su respecto, ocurriendo
lo propio con mi otro asistido Axel Barreto (cfr. comunicación que se tuvo,
solicitó se impugne el caso, instruyéndome en tal sentido), vengo a
canalizarla, pues de esta forma se garantiza el derecho al recurso y revisión
que el orden legal le garantiza.
Por eso, en legal tiempo y debida forma1, interpongo recurso de
casación de conformidad a lo establecido en el art. 456 ambos incisos y 457
del Código Procesal Penal de la Nación, contra la sentencia en crisis en
cuanto resolvió:
“…I. CONDENAR a LEANDRO ARIEL BARRETO, de las demás condiciones
personales obrantes en la presente causa, en orden al delito de abuso sexual con acceso carnal en
calidad de autor, a la pena de SEIS AÑOS Y SEIS MESES DE PRISIÓN, ACCESORIAS
LEGALES y COSTAS (artículos 12, 29 inciso 3, 45, 119 –tercer párrafo- del Código Penal de la

Nación y artículos 530 y 531 del Código Procesal Penal de la Nación) ...”.

1 Se notificó a esta asistencia técnica de la voluntad de recurrir del nombrado el 3 de agosto del corriente año
(Leandro Barreto) y en esa misma fecha al consultar al respecto a Axel Barreto me instruyó de que presente recurso
a su favor, ello, luego de recibir el correspondiente asesoramiento técnico.

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“…IV. CONDENAR a AXEL IVAN BARRETO de las demás


condiciones personales obrantes en la presente causa, en orden al delito de abuso
sexual con acceso carnal en calidad de partícipe secundario, a la pena de TRES
AÑOS DE PRISIÓN EN SUSPENSO y costas (artículos 26, 29 inc. 3°, 46, 119 -
tercer párrafo- del Código Penal de la Nación y artículos 530 y 531 del Código
Procesal Penal de la Nación)…”.

II.- MOTIVO
El caso llegó a juicio oral, imputándole a mis actuales
representados el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por
haber sido cometido el hecho por dos personas (art. 119 párrafo cuarto,
inciso d) del C.P.), en calidad de co-autores (art. 45 del C.P.), este fue
controvertido, me refiero a la materialidad y, en forma subsidiaria, se realizó
un cuestionamiento relacionado con la significación jurídica (respecto de
Leandro Barreto), mientras que por el restante asistido, se sumó como teoría
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del caso que Axel Barreto se encontraba en un estado de intoxicación etílica


tal que no pudo comprender y dirigir su accionar conforme a derecho (art.
34 inc. 1° del CPN).
Por eso, luego de conversar con mis asistidos al respecto,
delimitando la estrategia procesal (cfr. litigio estratégico) el recurso se
encaminará a que el Superior case la sentencia dictada en el proceso de
marras, a los fines de obtener una adecuación jurídica menos gravosa, con el
consecuente impacto en la pena, dándose los dos supuestos que habilitan la
vía recursiva en cuestión (cfr. art. 456 incs. 1° y 2° del CPPN), ya que medió
falta de fundamentación relacionada con aspectos dirimentes de cuestiones
probatorias que hacían al derecho a aplicar -Leandro Barreto-, ocurriendo lo
propio respecto de la inimputabilidad planteada y se cuestionará la
participación secundaria impuesta respecto de mi otro representado -Axel
Barreto-, apuntándose a su absolución.
En tal sentido, cabe resaltar que la CSJN en el conocido
precedente “Casal” -Fallos 328:3399- señaló que: “…cabe también acotar que la
distinción entre cuestiones de hecho y de derecho siempre ha sido problemática y en
definitiva, si bien parece clara en principio, enfrentada a los casos reales es poco

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menos que inoperante, como se ha demostrado largamente en la vieja clasificación


del error en el campo del derecho sustantivo. Ello obedece, en el ámbito procesal, no
sólo a que una falsa valoración de los hechos lleva a una incorrecta aplicación del
derecho, sino que la misma valoración errónea de los hechos depende de que no se
hayan aplicado o se hayan aplicado incorrectamente las reglas jurídicas que se
imponen a los jueces para formular esa valoración. O sea, que en cualquier caso
puede convertirse una cuestión de hecho en una de derecho y, viceversa, la
inobservancia de una regla procesal -como puede ser el beneficio de la duda- puede
considerarse como una cuestión de hecho. Por consiguiente, esta indefinición se
traduce, en la práctica, en que el tribunal de casación, apelando a la vieja regla de
que no conoce cuestiones de hecho, quedaría facultado para conocer lo que considere
cuestión de derecho, o de no conocer lo que considere cuestión de hecho. Semejante
arbitrariedad contraría abiertamente al bloque constitucional, pues no responde al
principio republicano de gobierno ni mucho menos satisface el requisito de la
posibilidad de doble defensa o revisabilidad de la sentencia de los arts. 8.2.h de la
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Convención Americana y 14.5 del Pacto Internacional”.


De allí es que, se consolidan los dos motivos que garantizan el
acceso a la revisión postulada.
En este caso, por lo señalado, considero que no hay obstáculo para
la concesión y apertura del recurso respecto de este tramo de la sentencia.
Finalmente, resulta pertinente recordar que "…el examen debe
limitarse a la procedencia o improcedencia de la casación desde un punto de vista
meramente formal “… con la sentencia se agota la potestad cognoscitiva de la
Cámara de Juicio, y le está vedado un examen del fondo del asunto que constituye
su objeto … no debe inmiscuirse en la valoración de la exactitud del motivo aducido"
(De la Rua, Fernando, "El recurso de casación", Zavalía, 1968, pág. 191).
Por ende, no puede "…pronunciarse sobre el mérito o fundabilidad
del recurso, o sea acerca de si el motivo, formalmente planteado en forma correcta,
existe o no desde el punto de vista sustancial" (Palacio, Lino E. "Los recursos en el
proceso penal", Abeledo-Perrot, 2001, pág. 151) lo que impide reeditar el
examen sobre la cuestión planteada y brindar nuevos fundamentos a la
decisión recaída.

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III.- ADMISIBILIDAD
El presente remedio resulta procedente, ello conforme lo
normado en los arts. 21 de la Resolución 2/2019 (B.O., 19/11/2019) de la
Comisión Bicameral de Monitoreo e Implementación del Nuevo Código
Procesal Penal Federal, 456 incs. 1° y 2° del CPPN y 457 -por ser una
sentencia definitiva- del catálogo adjetivo, entre algunos.
Por su parte, nuestro ordenamiento jurídico, esto ya desde una
posición constitucional y convencional (art. 75, inc. 22° de la Constitución
Nacional), marca aún más su viabilidad objetiva y subjetiva, a partir de los
arts. 8.2. “h” de la CADH y el art. 14.5 del PIDCYP, los que establecen como
garantía mínima, la posibilidad de que el justiciable pueda someter el fallo
condenatorio y la pena que se le impuso a revisión amplia por parte de un
Tribunal Superior (doble instancia y/o doble conforme).
Situación, largamente, reconocida por nuestro Máximo Tribunal,
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en antecedentes jurisprudenciales tales como los casos "Giroldi", "Casal" y


"Duarte" (Fallos: 318:514; 328:3399 y 337:901, respectivamente), en los que se
aseguró el ejercicio de este derecho frente a un contexto normativo e
institucional que, por distintas razones, impedía que tuviera lugar la plena
revisión del fallo condenatorio.
Es en estos términos que esta defensa técnica considera que
corresponde en el caso traído a estudio tener por cumplidos los requisitos
formales y otorgar la posibilidad a mis defendidos de que la sentencia de
condena dictada en su contra sea revisada por un órgano superior.
En este sentido, se ha señalado que: “La corte considera que el
derecho a recurrir del fallo es una garantía primordial que se debe respetar en el
marco del debido proceso legal, en aras de permitir que una sentencia adversa pueda
ser revisada por un juez o tribunal distinto y de superior jerarquía orgánica”
(CorteIDH, “Herrera Ullloa”, sentencia 2/7/2004, serie C, nº 107, párr. 158).
Huelga resaltar que se encuentran cumplidos los requisitos
formales del art. 463 del CPPN, ya que actualmente ejerzo la asistencia
técnica de los justiciables (cfr. Res. DGN 1014/2022).

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Finalmente, se adecua la presentación a la temporalidad necesaria


al ser notificada esta parte de la voluntad recursiva de Leandro Barreto el
3/08/2022, ocasión en la que recabé la voluntad de Axel Barreto que fue
coincidente con la del primero (cfr. Fallos 327:3802, entre algunos2).
Dable es destacar que en numerosos precedentes la CSJN se ha
exigido la notificación real y personal respecto de la sentencia condenatoria
y las decisiones que acarrean su firmeza, entonces, a partir de la señalada es
que se contabiliza.
Lo expuesto quedó plasmado en “Dubrá ” (327:3802); “Peralta”
(329:1998)3; “Villaroel Rodríguez ” (327:3824)4 y “Mastrangioli” (causa n°
98.591, M. 1304.XLVIII, rta: 17/12/2013), entre muchos otros, es decir, la
doctrina del Cimero Tribunal fue destacando que el plazo para la
interposición del recurso deberá computarse a partir de la notificación del
justiciable.
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IV.- ANTECEDENTES DE LA CAUSA


Conforme se desprende de los diversos actos procesales
acontecidos en la etapa preliminar probatoria se adjudicó: “…el 1° de enero de
2022, entre las 05:00 y las 07:00 hs. aproximadamente, en el interior del inmueble tipo pensión -casa
antigua-, sito en Ramón Freire 3320 del Barrio Coghlan de esta ciudad, haber abusado sexualmente
con acceso carnal de Sabrina Candela Martínez. En efecto, ese día a las 05:00 hs. aproximadamente,
Sabrina Candela Martínez había regresado de una reunión con su madre y su hermana Lucía, y al
ingresar al inmueble, advirtió la presencia de los nombrados, quienes evidenciaban haber ingerido
bebidas alcohólicas, en la proximidad a la puerta de ingreso a la vivienda, los cuales estaban
acompañados por otras personas. Es así que, la víctima ingresó al inmueble, y se fue a dormir a su
cuarto, y al despertarse a las 07:00 hs. aproximadamente, advirtió que tenía encima suyo y desnudo,

2 Ello, relacionado con el momento desde el cual debe tenerse en cuenta para el cómputo del plazo en la
interposición del recurso es la notificación personal al encausado de la decisión desfavorable (luego puesta en
conocimiento de su asesor técnico), si bien el caso citado es relacionado con la presentación directa ante la CSJN
(recurso de queja) es aplicable mutandis mutandis, puesto que se está frente a una sentencia definitiva de condena
revisable por ante la CNCCC.
3 La CSJN extendió la aplicación de esa doctrina al supuesto en que el tribunal de juicio había dado por notificada

por lectura la sentencia, en audiencia celebrada a tenor del art. 400 CPPN, a la que no había comparecido la
imputada. La Corte mantuvo su doctrina, y explicitó su alcance en estos términos: “corresponde señalar que es doctrina
de esta Corte Suprema que toda sentencia condenatoria en causa criminal debe ser notificada personalmente al procesado con
el fin de que tal clase de sentencias no quede firme por la sola conformidad del defensor” (Fallos:255:91; 291:572; 302:1276;
304:1179; 305:122; 314:797).
4 Allí la CSJN estableció que “no corresponde establecer diferencias en el cómputo de los plazos tomando como parámetro la

situación de libertad personal del encausado, ya que la posibilidad de obtener un nuevo pronunciamiento judicial a través de
los recursos procesales constituye una facultad que le es propia y no una potestad del defensor, por lo que debe darse
cumplimiento a todo recaudo que garantice plenamente el derecho de defensa (conf. Fallos: 311:2502 y 322:1343, voto del juez
Petracchi).”

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con el miembro erecto a Leandro Ariel Barreto. Ante esa situación, inmediatamente se levantó, y
advirtió que ya no vestía el short con el que se había acostado, llevando colocado solo un top; por lo
que rápidamente, se colocó el primer pantalón que encontró. Sin embargo, el nombrado Leandro Ariel
Barreto, la empujó hacia atrás para volver a la cama, la tenía agarrada con sus dos manos en la
cintura, la tomó de los brazos y decía “tranquila, no pasa nada” (sic). Como su puerta es corrediza,
y estaba un poco entreabierta, y podía ver para afuera, advirtió que Axel Iván Barreto, hermano del
nombrado, estaba afuera sentado, “como haciendo de campana” en el patio que está próximo a su
habitación. Por ello, la damnificada se puso a llorar, y logró sacarse de encima a Leandro Ariel
Barrerto, y pudo empujarlo para salir. Ante ello, Axel Barreto exclamó “dale negro, dale negro” (sic),
en alusión a su hermano, Leandro Ariel Barreto. Cuando logró salir de la habitación se dirigió
corriendo hacia la habitación del fondo, donde estaba su madre, a quien le contó la situación vivida,
seguido de lo cual Sabrina se fue a higienizar sus partes íntimas porque sentía un ardor, no vio si
tenía semen, y estaba en estado de shock, pero consideró que efectivamente fue penetrada sexualmente
por Leandro Ariel Barreto, no pudiendo advertir si aquél usó protección. Luego dio aviso a las
autoridades policiales, quienes al concurrir al inmueble procedieron a la detención de los mencionados

Leandro Ariel Barreto y Axel Iván Barreto…”. Dicho evento la Fiscalía lo calificó como

constitutivo del delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por haber sido cometido el
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hecho por dos personas (art. 119 párrafo cuarto, inciso d) del C.P.), en calidad de co-autores (art. 45

del C.P.)…”. Cabe destacar que esta calificación fue modificada en la etapa
conclusiva del juicio (art. 393 del CPPN), pues el representante del MPF así
lo consideró y el Tribunal lo recepto, señalando que se configuró “…Respecto
de Leandro Ariel Barreto el delito de abuso sexual calificado por mediar acceso carnal en calidad de
autor (arts. 45, 119, 3° párrafo del Código Penal). Respecto de Axel Iván Barreto constituye el delito
de abuso sexual con acceso carnal en carácter de partícipe necesario (arts. 45, 119, 3° párrafo del

Código Penal) …”.

En relación a esto, me refiero a la evaluación de la prueba y los


pedidos de las partes en sus respectivos alegatos, el Tribunal consideró en
su sentencia condenatorio que “…Ahora bien, el presente caso presenta determinadas
características que deben analizarse y tenerse en cuenta para poder establecer la veracidad de los
dichos de Sabrina Martínez más allá de sus propias manifestaciones. Para ello, y primeramente debe
tenerse en cuenta el escaso lapso de tiempo que transcurrió entre el suceso y la exteriorización que del
mismo efectuó la nombrada a su madre, que es el espacio de tiempo acaecido entre que logró salir de
su habitación tras sacarse de encima a Leandro y empujar a Axel Barreto, para dirigirse directamente
a la habitación de su madre, llorando y en estado desesperado, como lo describiera aquella. Para
determinar la inmediatez entre el suceso y la revelación a su madre, es ilustrativo el croquis obrante
a fs. 10 del sumario policial, en el que puede apreciarse que la habitación de la víctima, identificada
como n°3, esta sólo separada de la n°6 de su madre por otras dos habitaciones más, siendo una de

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ellas la n°5 identificada como de los imputados. En ese sentido, puede afirmarse que esa develación
fue casi inmediata, una cuestión que puede establecerse más en segundos que en minutos. Ello
entonces permite avizorar que los dichos de Carmen Aguirre son determinantes por cuanto relató la
forma en que su hija la despertó, el estado emocional en el que se encontraba y que fuera al baño a
higienizarse sus partes íntimas por que se sentía sucia y pegajosa. Esta característica puede apreciarse
más allá de los dichos de su madre, por cuanto en cada oportunidad que a lo largo del proceso la
víctima tuvo que expresarse respecto del suceso, se explayó de la misma forma. No ya con la
inmediatez que se lo contó a su madre, pero si el mismo día del hecho y con un breve lapso de tiempo,
brindó la misma versión al personal policial que acudió al domicilio por el llamado de Carmen
Aguirre, destacándose en este sentido que la totalidad de los testigos que estuvieron presentes en el
lugar refirieron que los oficiales demoraron escasos minutos en acudir al inmueble, y por ende, en
escuchar su versión de manera directa. Ello se vio reflejado en la declaración que brindara en el debate
el Oficial Aníbal Fernando Gallardo, quien expresara lo que escuchó de boca de la víctima en el lugar
del suceso, como así también de la madre de ella y de las restantes personas presentes. Corroborando
todo ello, y con un breve intervalo de tiempo entre el suceso y la noticia, pudimos escuchar durante
el debate a la testigo Vanesa Martínez, hermana de la víctima, quien relatara que se enteró del suceso
aproximadamente a las 6.30 de la mañana, y que por ello se dirigió al inmueble, en donde se encontró
con Sabrina y con su madre, quienes le relataran el suceso en la misma y exacta forma en que su
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hermana lo sostuviera ante el Tribunal. En ese sentido, se cuenta también con el contenido de la
historia clínica que labraran respecto de la nombrada los profesionales que la atendieron cuando
arribó, ese mismo día, al Hospital Pirovano, donde claramente puede apreciarse que la nombrada se
explayara en idéntico sentido. Al respecto se dejó constancia que “Sabrina relata que durante la
madrugada del día de hoy fue agredida sexualmente por el “hermano del marido de su prima”, quien
se encontraba junto a otro hombre en la pensión en la que ella vive. Refiere que, luego de haber
celebrado el año nuevo junto a sus familiares, regresó a su cuarto y se acostó a dormir dado que se
encontraba muy cansada tras haber trabajado durante todo el día. Luego se despertó repentinamente
al sentir la presencia de una persona sobre ella, notando que el mismo se encontraba desnudo. Expresa
que no puede precisar si hubo penetración vaginal dado que al despertarse y notar lo que estaba
ocurriendo lo empujó y salió corriendo velozmente, notando que en la puerta de la habitación se
encontraba parado otro hombre observando lo que estaba ocurriendo. Sabrina refirió que ambos
sujetos se encontraban muy alcoholizados y que, luego de que ella logró pedir ayuda a su madre (quien
vive en otra habitación de la pensión), se acostaron a dormir “como si nada”. Sabrina y su madre
llamaron al 911 y se presentó personal policial en el domicilio, deteniendo al agresor (quien, según
refiere, habría salido en libertad el día de ayer luego de haber estado detenido por robo).” A mayor
abundamiento, se destaca que también el mismo día, 1 de enero de 2022, Martínez prestó declaración
testimonial ante las autoridades policiales de la comisaría 12C, en donde también brindó la misma
versión. También ese mismo día y en forma conteste con su relato, Sabrina Martínez compareció ante
los profesionales del “Programa contra las Víctimas de las Violencias”, quienes dejaran constancia
del estado de la misma cuando refirieron que “Este equipo profesional escuchó a la joven Martínez
con un relato claro y contundente, pudiendo dar cuenta de los hechos padecidos por lo que se le explicó

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el Proceso Penal iniciada, expresado la misma su voluntad para sostener y colaborar con el mismo.”
Finalmente, se cuenta con lo que refiriera Martínez ante la Oficina de Violencia Doméstica dela Corte
Suprema de Justicia de la Nación, el 2 de enero de 2022, al día siguiente del hecho, oportunidad en la
que, además de sostener el mismo relato, refirió lo que venía sosteniendo respecto a que ambos
imputados estaban alcoholizados y que cuando salió de la habitación vio a Axel sentado, el que se
dirigió hacia ella, quien no la frenó, sino que fue ella quien lo apartó para poder seguir camino a la
habitación de su madre. Debe destacarse que si bien en el presente proceso no transcurrió un período
prolongado entre el suceso y la celebración del juicio oral también Martínez se expresó en idénticos
términos en el momento de brindar su testimonio ante el Tribunal. A mayor abundamiento merece
mencionarse que en todas esas oportunidades, quienes escucharon el relato de la víctima refirieran
que se encontraba afectada emocionalmente, lo que expresaron su madre, su hermana y el personal
policial en forma conteste, siendo que en la historia clínica mencionada se dejara también constancia
por escrito de dicho estado: “Sabrina se angustia durante la entrevista al relatar lo ocurrido, se la
contiene verbalmente”, lo que acredita el estado de la misma el día del hecho. También el informe
elaborado en la sede de la Oficina de Violencia Doméstica dio cuenta del estado de angustia en que se
encontraba. Por todo ello, por la inmediatez de la revelación del suceso y la exteriorización que
efectuara del mismo en cada una de las oportunidades que debió realizar la víctima, lo que fuera
ratificado por todos los testigos, ya sea el mismo día o durante el debate, es que consideramos que más
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allá de alguna diferencia menor en su relato, no existen fisuras en el mismo. En contra de la versión
de la víctima, se cuenta sólo con el descargo que efectuara durante el debate el encartado Leandro
Barreto, quien negara el suceso y refiriera que la primera noticia que tuvo de ello fue cuando se
encontró con Vanesa Martínez en la vía pública, cuando lo increpó por haber abusado a su hermana.
También frente a la versión de Sabrina Martínez la defensa sostuvo que el hecho no sucedió, y
atribuyó la denuncia efectuada a un conflicto que tuvieron previamente las familias de los imputados
y de la denunciante por un hecho que tuvo como protagonista a un familiar de Martínez, que se habría
masturbado en un pasillo y en presencia de un menor, mientras espiaba a una integrante de la familia
de Barreto, ocasión en la que fuera el autor excluido judicialmente del hogar. Sostuvo el defensor que
ese hecho, sumado a que su asistido Leandro Barreto posee un antecedente por abuso sexual, habrían
sido los motivos por el cual Sabrina Martínez habría decidido realizar la denuncia por un hecho de
esa misma índole contra el nombrado. Esa afirmación no encuentra justificación lógica ni sustento
en las probanzas agregadas en el debate, apareciendo sólo como una conjetura desarrollada por la
defensa. Al respecto no se vislumbra que, por un hecho en que no intervinieran ni Leandro Barreto
ni Sabrina Martínez, ésta haya sindicado falsamente a aquél por un abuso sexual en su perjuicio, más
si tenemos en cuenta que el imputado no se encontraba vinculado con el hecho de mención, no había
vivido con anterioridad ni vivía en el domicilio de la calle Freire 3320, al punto tal que al momento
del hecho objeto del presente proceso, hacía 24 horas que había recuperado su libertad por haber
cumplido una condena en otro proceso. La hipótesis presentada por la defensa no se hace cargo de
responder cómo habría logrado Sabrina Martínez, entonces, engañar a todos quienes la escucharon
dándoles una versión de los sucesos única, coherente y creíble. Al respecto no puede desatenderse que
Martínez no sólo le comentó lo padecida a su familia, sino que también lo hizo al personal policial, las

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trabajadoras sociales del Programa las Víctimas contra la Violencia, los profesionales de la Oficina
de Violencia Doméstica y los médicos policiales y del Hospital Pirovano, para finalmente engañar a
los integrantes del Cuerpo Médico Forense que, entre otras cuestiones, analizaron específicamente la
verosimilitud de su relato. De lo que se evidenció en la audiencia Martínez carecería de herramientas
para embaucar a semejante cantidad de variados profesionales, específicamente entrenados para
atender este tipo de sucesos. Nótese que las consecuencias derivadas de la denuncia son la exposición
de aspectos íntimos frente a desconocidos en lugares ajenos, vergüenza, reiteración de sus vivencias
en diversas entrevistas ante distintos profesionales, revisaciones médico ginecológicas en procura de
rastros del acontecimiento y finalmente, la examinación en una audiencia oral frente a todos los
sujetos procesales que pusieron especial énfasis en escudriñar su testimonio. Todo ello evidencia con
claridad que ese argumento defensista resulta consecuencia de un análisis superficial y aislado de la
cuestión, que resulta sustancialmente más compleja. Es de interés valorar, en ese sentido, las
desproporcionales consecuencias entre haber mentido para perjudicar a los Barreto y el resultado final
de la denuncia, ya que aún ante la imposición de una condena a los acusados que no representa un
beneficio en sí para la víctima, el peregrinaje procesal al que se vio sometida implica un serio perjuicio
para su situación personal integral y no sólo emocional. Al mismo tiempo también debe descartarse
que su denuncia tuviera alguna repercusión en la investigación de los hechos anteriores en los que
no intervino. Sostenemos por ello, que tanto el descargo efectuado por Leandro Barreto, como la
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argumentación del letrado defensor en ese sentido, carecen de fundamento y no encuentran


basamento en ninguna de las pruebas colectadas. No obstante, es dable también tratar otro argumento
introducido por la defensa, y es el que versa respecto a la afirmación de que Axel Barreto, no se
encontraba en condiciones de comprender la criminalidad de sus actos acto por encontrarse en un
estado de intoxicación alcohólica, motivo por el que solicitó su absolución. Refirió que ello surgió
principalmente del testimonio del preventor Gallardo, quien mencionara en su declaración que al
momento de su detención, pudo percibir que Axel tenía un fuerte aliento etílico. A su vez, también
sostuvo que ello se vio reflejado en el informe pericial que realizara el Dr. Edgardo Domingo Mamone
del Cuerpo Médico Forense. Con respecto a esta afirmación de la defensa corresponde mencionar
primeramente que de conformidad a lo que surge del acta de extracción de fs. 23 del sumario policial,
siendo las 13.5 hs. se le extrajo sangre a Axel Iván Barreto. Que con dicha muestra, el Departamento
Laboratorio Químico de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires determinó que se detectó la presencia
de etanol en una concentración de 1.2 gramos por litro. Asimismo, y en relación al informe pericial
mencionado por la defensa y que cita para avalar su afirmación respecto a la intoxicación de su
asistido, el Dr. Mamone no realiza en ningún momento esa afirmación en sus conclusiones, sino por
el contrario refiere en el punto 2 de las mismas que: “De las constancias obrantes en el expediente no
surgen elementos coherentes y consistentes con entidad médico legal que permiten afirmar con certeza
que el causante al momento del hecho no pudo comprender la criminalidad del mismo ni dirigir sus
acciones consecuentemente”. Siendo que además de ello se le solicitó que se determine o se proyecte
la cantidad de alcohol que podría haber metabolizado el organismo de Axel Barreto desde el momento
que ocurrió el suceso investigado hasta que se le realizó la extracción, el galeno para arribar a la
mencionada afirmación refirió que: “Habiendo transcurrido aproximadamente siete horas entre el

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hecho y la extracción de sangre se supone que se metabolizaron y eliminaron 0,75 g/L, en términos
generales y según singularidades propias del individuo.” Por ello, y viendo las conclusiones que sobre
el respecto efectuara el galeno, consideramos que no hay ningún elemento que avale la afirmación de
la defensa en este supuesto. A más de ello debe evaluarse la conducta desplegada por Axel Barreto
bajo los efectos del alcohol para efectuar la valoración normativa que pretende la defensa. Al respecto
se destaca que Axel Barreto fue visto, despierto, sentado en una silla, por Sabrina Martínez al salir
de la habitación. Cuando éste advirtió la presencia de la damnificada se incorporó y se dirigió hacia
ella, lo que demuestra que tenía cabal conocimiento de la tarea que estaba realizando y hacia donde
debía dirigir su atención y respecto de quién. Asimismo, se destaca que en un momento refirió “dale
negro”, lo que también evidencia que sabía que su hermano Leandro estaba en el interior de la
habitación y la actividad que efectuaba. En el mismo sentido, resulta relevante mencionar que
Martínez ni su madre, señalar que se expresara de manera balbuceante o que tuviera una marcha
vacilante, lo que también fue descartado en la examinación médica que se le realizara por el personal
médico que intervino en el legajo de instrucción. Es decir que, no existen elementos probatorios que
permitan siquiera presumir que Axel Barreto tenía un grado de alcoholización tal que no le permitió
comprender las características, alcances y consecuencias del acto criminal en el que participaba. Su
conducta fue coherente dentro de lo que se espera para una persona que debe estar expectante ante la
presencia de extraños y avisar al autor. Volviendo a Leandro Barreto, y dando respuesta a otra
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cuestión introducida por la defensa, respecto a la afirmación que efectuara a que no hay ningún
elemento para comprobar que hubo penetración, habremos de señalar primeramente que fue la propia
víctima quien refiriera en su declaración que sintió ardor en sus partes íntimas, y que también se
sintió que estaba como sucia y pegoteada, lo que la llevó a lavarse sus partes íntimas en la casa de su
madre, siendo que esta refiriera todo eso en su declaración. Corroborando la versión de Martínez en
ese sentido, se cuenta con el informe médico legal efectuado la División Medicina Legal de la Policía
de la Ciudad del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires obrante a fs. 62/3, en donde fue
examinada la nombrada, pudiéndose apreciar que del examen ginecológico que se le efectuara refiere:
“Equimosis puntiforme en hora 8 en unión de borde fijo con borde libre.” Si bien la defensa refirió
que no existe lesión comprobada respecto de la imputada que acredite la penetración y que ella
tampoco lo afirmó, señalando que sólo se estableció un desgarro en el himen de antigua data, se
advierte que la representación de Barreto omitió tratar la equimosis en la zona vulvar, lesión
compatible con una penetración y optó por destacar otro punto del informe desarrollado en una
planilla realizada al efecto. Sumado a todo lo que venimos mencionando, se esgrimen contundentes
las conclusiones a las que se arribara en el informe pericial efectuado por el Servicio de Genética
Forense llevado a cabo por el Dr. Enzo Canónaco del Cuerpo Médico Forense. Para analizar ello,
primeramente, se mencionará que al momento del suceso, el personal policial interviniente de
conformidad a lo que surge en el acta de fs. 8, procedió a secuestrar en la habitación de Sabrina
Martínez diferentes prendas allí encontradas. Obra a este respecto el informe pericial N° 46/2022
elaborado por la División Laboratorio Químico de la Policía de la Ciudad, área Toxicológica y química
Legal, en donde pudo determinarse que con relación a las prendas secuestradas, en lo que aquí nos
interesa destacar, que en el sobre N° 5 que contenía el calzoncillo tipo bóxer perteneciente a Leandro

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Barreto, de color rojo con dibujos amarillos, talle XL con inscripción “Uomo”, pudieron extraerse dos
muestras denominadas “3A” y “3B”. Que analizadas dichas muestras para determinar la existencia
de sangre humana, pudo establecerse que en la muestra identificada como “3B”, dio positiva la certeza
en sangre humana. Con relación al resultado de las muestras identificadas como “3A” y “3B”, se
obtuvieron resultado negativo de espermatozoides, pero al antígeno prostático específico mediante
técnica inmunocromatográfico, obtuvieron resultado positivo. Así, el Dr. Enzo Canónaco, profesional
integrante del Cuerpo Médico Forense señaló en el estudio incorporado, que del calzoncillo tipo boxer
de Leandro Barreto se obtuvo un perfil genético mezclado, atribuible a dos personas, siendo ellas,
Leandro Barreto y Sabrina Martínez, los protagonistas del suceso, lo que está determinado en el punto
5 de las conclusiones del informe, resultando determinante este medio probatorio para establecer la
participación en el suceso reprochado a Leandro Barreto. Debe mencionarse a este respecto, que más
allá de la constancia del acta de secuestro labrada por personal policial al momento del suceso, que
refiriera haber secuestrado el bóxer del imputado, durante la declaración que prestara en la audiencia,
el propio Leandro Barreto es el que reconoce a dicha prenda como de su propiedad. Al respecto, puede
concluirse que la presencia de material genético de Sabrina Martínez en el calzoncillo de Leandro
Barreto refuta la versión exculpatoria del nombrado y acredita el acceso carnal, dado que no existe

otra posibilidad que explique cómo llegó ese material al interior de la ropa íntima del acusado…”.
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V.- FUNDAMENTOS DEL RECURSO


Analizados y cumplidos los aspectos relativos a la viabilidad de
la vía recursiva intentada paso a encauzarla.

A) Calificación legal. Critica. Leandro Barreto.


I.-
Con relación a este tramo de la sentencia, respetuosamente, se
disiente con el Tribunal.
Los magistrados sostuvieron la responsabilidad y,
específicamente, el cuestionado tipo legal, sobre la base de cuatro extremos,
los que a criterio de esta parte no permitían la configuración del abuso sexual
con acceso carnal y así se hizo notar en el alegato conclusivo de esta defensa.
Ahora bien, frente a la falta de “acreditación de la penetración”
postulada, sostuvieron que el testimonio de la víctima era suficiente, por
cuanto refirió sentir ardor en sus partes íntimas y sentirse sucia y pegoteada
(lo que llevó a que se lavase), lo que le permitió estar por ello.

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Por otra parte, se valoró el “informe de medicina legal” de fs. 62/63,


destacando que esta parte realizó una evaluación parcial al respecto,
optando por destacar tan solo que la víctima poseía himen desgarrado de
vieja data.
En función de lo anterior, se afirmó, básicamente, que le restó a
esta defensa hacerse cargo de la lesión que presentó -equimosis puntiforme
en hora ocho en unión de borde fijo con borde libre-, la cual era compatible
con la penetración.
Finalmente, para VV.EE fueron determinantes las conclusiones
del “Servicio de Genética Forense del CMF” (Dr. Canónaco, Enzo), en atención
a que a partir de las muestras del bóxer de Barreto en el que se ubicó perfil
genético mezclado de dos personas (Martínez y Barreto), se confirmó el
acceso carnal, desvaneciéndose la posición exculpatoria de Barreto.
En resumidas cuentas, lo anterior fueron las argumentaciones de
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los magistrados para la condena en los términos calificados.

II.-
La realidad es que esta parte, contrariamente, a lo señalado,
considera que no se probó el extremo señalado -penetración-, situación que
no es menor a la hora de evaluar correctamente la significación jurídica, el
grado de injusto y reproche.
Lo dicho, demuestra la ausencia de la tipicidad objetiva de la
figura agravada escogida, esto no resulta una interpretación aislada, sino
que, con los propios puntos tomados por el Tribunal para llegar a la condena
en tales términos, también permiten lo contrario.
Me explico.

Si se observa el testimonio completo de la víctima, la misma, no


estuvo segura de haber sido penetrado, sino que parecería lo contrario.
Recuerdo que la misma fue señalando lo siguiente:
“…A eso de las 5 de la mañana nos fuimos a dormir, yo me fui a mi
pieza, que está adelante y mi mamá atrás, donde duerme. Y me quede dormida y

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nada. Después me desperté y lo tenía a Leandro encima mío y no entendía nada y lo


saqué y lo empujé…”.
Luego, continuó su relato, al detenerse nuevamente en la
situación en sí, reiteró, con distintas palabras lo siguiente.
“…Yo me fui a mi cuarto y mi mamá al suyo. Yo me acosté con un short
y cuando me desperté con él encima desnudo, no lo tenía. Yo no vi nada más, me fui
corriendo, no vi su ropa. Yo tenía un top, una remera puesta. Me lo encontré a él
encima de mí. Yo lo vi desnudo no sé si estaba erecto o no. A partir de ahí, me desperté
como que me decía ´no pasa nada, tranquila´, me levanté lo empujé y me decía ´no
pasa nada´…”. Continuó “…Me fui a lo de mi mamá. Yo estaba desesperada, la
desperté a ella y le dije ´el Negro´ está en mi pieza, esté desnudo no sé lo que hizo…”.
Más adelante, volvió a reiterar la descripción del suceso en ese
punto específico y sostuvo “…En mis partes íntimas yo tenía también como si
estuviera pegajosa, no sé si…no vi que tuviera una protección. Mi hermana María
me comentó que ella cuando se despertó encontró un sobrecito donde viene el
USO OFICIAL

preservativo. En el patio, pero no me especificó dónde…”.


Por último, dijo “…Yo me desperté y lo vi encima mío y lo empujé
directamente. El top lo tenía puesto cuando me desperté.” A las preguntas de la
defensa, respondió “un poco donde estaría él… daba directo a las habitaciones
nuestras, a las del patio, las otras están más apartadas.” A las preguntas de V.E.
“Leandro estaba encima mío cuando me lo decía. Él me tenía agarrada. Él me estaba
agarrando de la cintura cuando me paré, que lo aparté y me dijo eso ´tranquila, no
pasa nada…”.
En definitiva, la propia víctima no puede aseverar lo señalado.
De hecho, en las distintas oportunidades que se la entrevistó al
respecto fue conteste con esto.
En el informe del “Hospital Pirovano”, por ejemplo, se plasmó:
“…Luego se despertó repentinamente al sentir la presencia de una persona sobre
ella, notando que el mismo se encontraba desnudo. Expresa que no puede precisar si
hubo penetración vaginal dado que al despertarse y notar lo que estaba ocurriendo
lo empujó y salió corriendo velozmente, notando que en la puerta de la habitación se
encontraba parado otro hombre observando lo que estaba ocurriendo…”.

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Por otra parte, en cuanto al informe médico-legal de víctimas de


delitos contra la integridad sexual realizado sobre la damnificada (Dra.
Acosta) de fs. 62/63 que el Tribunal tuvo como concluyente para establecer
la penetración (equimosis en la zona vulvar), debo señalar que no comparto
tal conclusión.
Noto que, por ejemplo, respecto de dicha lesión, ni si quiera se
sabe su data, situación no menor, más aún, teniendo en consideración en que
allí quedó consignado que la damnificada al ser preguntada si tuvo
relaciones sexuales de manera previa al hecho marcó que sí (más de 48 hs
las ubicó), con lo cual, esto, frente a lo testimoniado por la propia víctima al
respecto a lo largo de todo su testimonio, no indica de manera indubitable
el cuestionado aspecto.
Otro dato no menor de ese informe fue que el resto de la
observación genital que se le efectuó no se informó lesión (labios mayores,
USO OFICIAL

menores, zona periuretral, horquilla).


Por eso, entiendo que este no es concluyente a los efectos de
suplir la falta de acreditación de la lesión.

Además, otra de las críticas a dirigir es que no hizo una


observación completa del informe del “Servicio de Genética Forense del CMF”,
ya que se consideró de un valor probatorio elevado las muestras mezcladas
de perfil genético extraído del bóxer de mi representado (Barreto y Martínez)
y a partir de allí tuvo por probado el acceso carnal, pero no se tuvo en cuenta
que en las muestras de “vagina”, “vulva” y “ano”, el único material genético
que se encontró fue el de la denunciante, con lo cual se desvanece la hipótesis
en cuestión, ya que si la hubiera penetrado allí tendría que haber aparecido
material genético de Barreto.
En tal sentido, se informó lo siguiente: “…A partir de las muestras
M4-s/5757-Hisopo "vulvar", M5-s/5757-Hisopo "anal" y M7-s/5757- Hisopo
"vaginal" se ha obtenido un único e idéntico perfil genético femenino que presenta
identidad con el de Ml-s/5757-M,SC. El LR obtenido indica que es 9.2X1029 veces
más probable observar este perfil genético si Mls/5757-M,SC fuera la aportante a

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estas muestras, que si lo fuera un individuo tomado al azar de la población, no


relacionado genéticamente con la misma…”.
Tampoco fue menor que del resto de las muestras no se encontró
material genético de mi asistido, es decir, debieron aparecer por ejemplo en
las sábanas y ropa de la víctima.
Al respecto se estableció “…A partir de las muestras M13-s/5757-
Farg. Tela cubrecama (A), M14-s/5757-Farg. Tela cubrecama (B) y M15- s/5757-
Farg. Tela cubrecama (C) se obtuvieron perfiles genéticos mezclados, atribuibles a 2
o más aportantes. No puede ser identificado en estas muestras material genético
atribuible a ninguna de las muestras de referencia analizadas (Ml-s/5757- M,SC,
M2- s/5757-B,AI ni M3-s/5757-B,LA). Mediante el análisis de Y-STRs se obtuvo a
partir de la muestra M13-s/5757-Farg. Tela cubrecama (A) un único haplotipo que
no presenta identidad con los haplotipos obtenidos a partir de las muestras de
referencia. A partir de la muestra M15-s/5757-Farg. Tela cubrecama (C) se obtuvo
un haplotipo parcial, mezclado, en el que no se identifica ninguno de los haplotipos
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descriptos (referencias ni evidencias); y a partir de la muestra M14-s/5757-Farg.


Tela cubrecama (B) la amplificación de YSTRs resultó negativa…”.
En definitiva, todo quedó circunscripto a lo encontrado en el
bóxer de Barreto, lo que no demuestra la penetración, debido a que el resto
del material probatorio la descarta.

Además, también debe considerarse que en el “informe pericial


41/22 practicado por el Área Biológica de la División Análisis Físicos, Químicos e
Industriales de Policía de la Ciudad”, que data del 14/1/2022 (incorporada a
lex100 el 17/1/2022 en donde se la identificara como Informe pericial 15/22
del Área Biológica del Departamento Laboratorio Químico) se estableció
“…Respecto de las muestras identificadas como “Pool hisopado Anal”, “Pool
hisopado Perianal”, “Pool hisopado Vaginal”, “Pool hisopado vulvar”, “1A”, “1B”,
“2A”, “2B”, “3A”, “4A”, “4B” y “5A”, la certeza en sangre humana dio negativo.
Respecto de la determinación de fluido seminal, los resultados de las muestras
identificadas “Pool hisopado anal”, “pool hisopado perianal”, “pool hisopado
vaginal”, “pool hisopado vulvar”, “1A”, “1B”, “2A”, “2B”, “4A”, “4B” y “5A”,

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dieron negativo a la observación microscópica de espermatozoides y de antígeno


prostático específico mediante técnica inmunocromatográfico…”.
Lo señalado resultaba indispensable a la hora de evaluar el caso,
por eso la crítica, toda vez que la evaluación global debía haber llevado a
descartar el tipo objetivo de la figura seleccionada.
De modo que se debe modificar la calificación legal, ya que
probatoriamente quedó descartada que hubiese “acceso carnal” o, a lo sumo,
quedó un margen de dudas elevado que por aplicación de lo normado en el
art. 3 del CPPN debe resolverse a favor del justiciable.
Nótese que el art. 119 del CPN fue construido de manera
progresiva, atendiendo a la gravedad de las conductas que allí se reprimen.
En los extremos de la figura se encuentran, por un lado, los
simples abusos, como pueden ser los tocamientos inverecundos en el cuerpo
de la víctima, y en el otro, los abusos donde hubiere existido acceso carnal
USO OFICIAL

por cualquier vía, entre las que se incluye la fellatio in ore, es decir, este
ámbito progresivo tiene una correlación con el monto de pena en expectativa
de uno y otro, lógicamente, según el grado de afectación al bien jurídico
tutelado y la gravedad.
Por eso la razón de ser de este pedido, toda vez que, insisto, la
conducta atribuida a mi asistido no pudo haber excedido la figura base, por
tanto, pido la modificación de ésta a la establecida en el art. 119 primer
párrafo del CPN, ya que las condiciones descriptas por la víctima fueron
subsumibles en la descripción típica de la señalada, esto es, “…el que abusare
sexualmente de una persona cuando ésta (…) o cuando mediare violencia, amenaza,
abuso coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad, o de
poder, o aprovechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido
consentir libremente la acción...”.
A lo sumo, tomando en consideración el iter criminis desarrollado
y que no se dio la consumación (según las críticas probatorias antes
efectuadas), su conducta deberá subsumirse en lo normado en los arts. 42,
45 y 119, cuarto párrafo del CPN.

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Destaco que la víctima dio cuenta que se encontraba dormida en


su cuarto, sintió de un momento a otro una persona encima suya, sindicó a
mi defendido en tal posición, completamente desnudo, lo empujó y se lo
sacó de encima, todo en un efímero tiempo, amén de que no pudo dar cuenta
de haber sido penetrada, más si tuvo una fea sensación que la llevó a lavarse
y cambiarse de ropa.
En fin, por el grado de desarrollo de lo testimoniado, en el peor
de los escenarios será pasible el justiciable de reproche por el abuso sexual
con acceso carnal en grado de tentativa, ya que, por circunstancias ajenas al
autor, oposición pronta y eficaz de la víctima, no pudo consumarlo.
Por lo dicho, no siendo la calificación legal asignada al caso la
correcta, pido se conceda el recurso, se eleve, oportunamente se modifiqué
esta por la figura prevista en el primer párrafo del art. 119 del CPN o, en su
defecto, se esté a la tentativa (cfr. arts. 42, 45 y 119, 4to párrafo del CPN), con
USO OFICIAL

el consecuente impacto en la pena -reducción-.

III.-
Otro de los puntos que esta parte observa como merecedor de
revisión es el grado de intervención dado a Axel Barreto, quien desde la
etapa de instrucción venía acusado como coautor del delito de abuso sexual
con acceso carnal agravado por la intervención de dos o más personas (art.
119, 4to párrafo, inc. d, CPN), pero luego de sustanciado el debate el MPF
mutó la calificación, estando a un “abuso sexual con acceso carnal” respecto
de Leandro Barreto; mientras que a Axel Barreto, se lo condenó como
“participe secundario” del hecho principal (cfr. Art. 46 del CPN).
En fin, esta Defensa entiende que no se probó aporte alguno de
parte del justiciable que fuera digno de reproche, por eso el pedido de
absolución.
Lo señalado por la sencilla razón de que el testimonio de la
víctima no admitía considerar siquiera algún aporte con trascendencia
jurídico penal en el hecho.

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Lo que para el Tribunal (coincidiendo con el MPF) fue “…una


colaboración que prestó para el accionar de Leandro Barreto que no tuvo la entidad
tal de un auxilio o cooperación sin la cual este no hubiera podido cometer el hecho
reprochado, el cual hubiera podido acaecer de la misma forma incluso sin su
participación, por lo que corresponderá en el caso de Axel Iván, aplicar la figura
atenuada del art. 46 primer párrafo del Código Penal. En efecto, Axel Iván Barreto
permaneció sentado fuera de la habitación atento ante la eventual presencia de
terceros que pudieran poner en riesgo la conducta que estaba realizando su hermano
Leandro. Ello quedó en evidencia al acercarse hacia Martínez cuando ésta salió de la
habitación y en la manifestación que dirigió a éste hacia el lugar donde se hallaba…”,
para esta parte no se probó.
Sabrina Candela Martínez sobre el nombrado dijo: “…A eso de las
5 de la mañana nos fuimos a dormir, yo me fui a mi pieza, que está adelante y mi
mamá atrás, donde duerme. Y me quede dormida y nada. Después me desperté y lo
tenía a Leandro encima mío y no entendía nada y lo saqué y lo empujé. Y salí y estaba
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Axel afuera. Lo empujé y fui directo a hablar con mi mamá…”. Luego, testimonio
que: “…Y yo escuché que Axel le decía ´Dale Negro´ porque a él le dicen ´Negro´.
Ahí Axel se me acercó y también lo empujé y me fui. Me fui a lo de mi mamá. Yo
estaba desesperada, la desperté a ella y le dije ´el Negro´ está en mi pieza, esté
desnudo no sé lo que hizo…”.
Al ser más precisa de lo que apreció de la conducta de Axel
Barreto fueron dos tramos adicionales.
En el primero, mencionó que “…Cuando salgo de la habitación lo que
primero veo es a Axel. En el patiecito estaba. Yo salé y él al instante vino. No sé
cuántos metros. La distancia era como de acá a la puerta de la sala, él iba hacia donde
estaba yo. No me dijo nada. Vino apurado. Y me fui, cuando yo salí me iba directo a
lo de mi mamá. No le dije nada. Lo empujé, lo aparté. Lo único que quería hacer era
ir con mi mamá y contarle. Fue todo rápido. Salí, lo aparté y me fui. Cuando lo aparté
y me fui. No sé qué pasa con él, nada, no se cae. Yo me fui, cuando lo vi acercarse no
sé, no noté nada que me llamara la atención. Estaba en una silla sentado cuando lo
vi. Sí, era la única silla en el lugar. Es en el patio donde están las habitaciones. Había
una frazada colgada en mi puerta, que cuando me fui a dormir no estaba. Mi puerta
tenía dos maderas que sostenían esa puerta y estaba colgada en una de esas. No sé

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para qué estaba ahí, pero estaba. Supongo que no sé, para tapar estaba. No sé de
quien era…”.
En segundo aspecto, frente a preguntas de precisión del MPF
(confronte), explicó lo siguiente “…sí, fue cuando agarré mi pantalón y vi afuera
y lo vi a él, supongo que se habrá dado cuenta que me desperté, y ahí salí y él vino.
Yo creo que sí, que tenía una función, de hecho, cuando me desperté lo escuché decir
´dale Negro, dale Negro´. La función era tener relaciones, no sé...”.

Entonces, lo único que se pudo tener por demostrado es que el


mismo estaba en el lugar, afuera de la habitación de la víctima, más no se
puede dar cuenta de un aporte en sí respecto del hecho, menos aún
colaboración posterior.
Se afirma lo anterior, ya que las referencias que hace sobre el
mismo fueron inferencias y la realidad es que no se sabe si tuvo un acuerdo
USO OFICIAL

previo con Leandro Barreto, es decir, si sabía lo que estaba ocurriendo dentro
de la habitación, ya que este tipo de detalle hubiera permitido darle algún
tipo de certidumbre o no a la colaboración endilgada.
En nuestro sistema jurídico, cómplice es el que dolosamente y sin
tener el dominio del hecho principal presta al autor o autores ayuda para la
comisión del delito.
Las categorías de partícipe primario o secundario dependen de la
magnitud de la ayuda prestada, es decir, si con ella (o sin ella) el delito no
habría podido cometerse.
Para aplicar este criterio, se suele proponer la utilización de la
teoría de la conditio sine qua non: si se elimina mentalmente la acción del
partícipe y el hecho no habría podido cometerse, estaremos ante una
participación necesaria (como se realizó en este caso).
Sin embargo, se sostuvo que “…su aplicación no está exenta de
complicaciones, puesto que uno de los problemas a dilucidar es si la contribución del
partícipe se analiza en “abstracto” o en “concreto”. Si bien la ley se sirve del
procedimiento hipotético de eliminación para definir si el aporte resultó necesario
para obtener el resultado típico, se observa que el texto legal no califica como cómplice

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primario al que presta una colaboración sin la cual el hecho no habría sucedido, sino
que al que ayuda con algo sin lo cual el hecho no habría podido cometerse. El juicio
a formularse no es, pues, de naturaleza absolutamente mental e hipotético de
eliminación, sino que se basa en el examen de la posibilidad que el autor en concreto
tenía; y la apreciación de la calidad de ese aporte dependerá, por tanto, de su
naturaleza imprescindible para los autores conforme el plan preconcebido. Ese juicio
ex ante será de ayuda para distinguir con mayor facilidad, en cada caso, la
complicidad primaria de la secundaria…” (“Lagos”, causa nro. 61061/2013, Sala
2 de la CNCCC, Reg. nro. 663/2016, rta. 30/08/ 2016 y ”Martínez”, causa
nro. 55649/2013, Sala 2 de la CNCCCt, Reg. nro. 428/2017, rta. 02/07/2017).
Volviendo a las constancias fácticas de interés, en relación a esto,
la víctima dijo: “…Cuando la llamé a mi hermana, en el camino que venían, lo
encontraron a Leandro, estaba a unas cuadras y él les hablaba como si nada, como
pensaba que no sabía nada mi hermana… hablaron y volvieron a mi casa como si
nada y ahí estaba la policía esperándolo a él. Axel estaba en la habitación de su
USO OFICIAL

hermana, durmiendo. Cuando llega Leandro, se echaban la culpa entre ellos. Primero
decían que los dejé pasar, después Axel decía que fue Leandro y Leandro que fue
Axel. Eso lo presencié. A Axel lo hicieron que lo llame alguien, pero no se despertaba,
así que lo fueron a buscar y a partir de ahí los detienen…”.

En razón de ello, no es menor que luego del suceso en cuestión el


mismo se hubiera quedado dormido en el domicilio donde ocurrieron los
hechos, es decir, esto también permite hacer una evaluación respecto de si
hubo o no aporte de su parte.
En sí, considero que una persona con el elevado nivel de
intoxicación etílica como tenía Axel Barreto, tenía nulas posibilidades de
realizar una contribución relevante, es decir, si algún tipo de intervención
tuvo, resulta llamativo que se hubiera quedado en el lugar a ser detenido.
En definitiva, lo señalado lleva a razonar que ni durante ni en
forma posterior asistió en el hecho principal y, el haberse acercado a la
víctima y pretender de alguna manera hablar con ella no revela el extremo
en crisis.

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Por tanto, esta parte, considera, muy respetuosamente, que no se


probó aporte doloso alguno, por eso se debe casar la decisión en crisis,
debiéndose absolver a Axel Barreto (cfr. art. 3s, 470 y 471 del CPPN).

IV.-
En definitiva, si no es por lo anterior, considero que la
desvinculación también se imponía por otro carril, en este caso, por no tener
capacidad de culpabilidad (cfr. art. 34 inc. 1° del CPN) o, a lo sumo, por duda
de esto, pues tampoco se pudo acreditar fehacientemente el extremo (cfr. art.
3 del CPPN).
Al respecto, no fue un testimonio aislado que dio cuenta de la
situación de intoxicación etílica del mismo, desde el oficial Gallardo que lo
detuvo hasta varios de los testigos hicieron referencia a esta situación.
Incluso, para llevarlo detenido costó despertarlo y la prueba
USO OFICIAL

científica que se realizó (dosaje de alcohol en sangre y orina, cfr. actas de


extracción de fs. 23) demostró lo señalado, esto es, la presencia de una
elevada concentración de alcohol en sangre, después de haber transcurrido
un tiempo más que prolongado (siete horas aproximadamente entre el hecho
y la extracción).
En el informe del Departamento Laboratorio Químico de la
Policía de la Ciudad de Buenos Aires detectó en la muestra de sangre la
presencia de etanol en una concentración de 1,12 g/L.
Por otro lado, cabe resaltar que a fs. 62 en el informe médico legal
del 1/1/22 en el que la víctima declaró: “…al llegar estaban muy alcoholizados,
el agresor como las otras personas...”, situación que también se desprendió de
fs. 65 en el “Informe del Programa: Las Víctimas contra las Violencias” del
día 01/01/22 en el que la nombrada menciona: “...Estaban los dos en un
estado…muy ebrios…”.
En fin, tomando en cuenta esto y lo informado en la pericia de
parte de la DGN en cuanto a que: “…A modo de consideraciones médico legales
y considerando que el hecho por el que se lo imputa sucedió el día 01/01/2022 a las
06:40 hs y que la extracción de sangre se realizó el mismo día a las 13:50 hs. se puede

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realizar el cálculo de alcoholemia retrospectiva. Es así que el informe toxicológico


arrojó un resultado de 1,12 g/l de alcohol en sangre aproximadamente 7 horas
después del hecho. Con estos datos, y teniendo en cuenta que el alcohol se metaboliza
en sangre a razón de 0,1 a 0,15 g/l de sangre por hora promedio, se calcula que al
momento de los hechos el Sr. Barreto Axel habría presentado una alcoholemia de
entre 1,82 g/l y 2,17 g/l…”. Inmediatamente, sostuvo “… se puede decir que
siguiendo a Litter el causante se hallaba, al momento del hecho, en el período II (entre
1.5 y 2.5 g/l de alcohol en sangre), encontrándose entonces signos de ebriedad
manifiesta, apareciendo trastornos objetivos evidentes, como alteraciones en la
palabra, en la postura y en la marcha. Asimismo, puede aparecer diplopía (visión
doble) y nistagmo (movimientos involuntarios de los globos oculares). En relación a
dicho período, menciona que “…existe una pérdida absoluta del autocontrol por falta
de inhibición…”. La que a continuación, a criterio del suscripto, con criterio
destacó que “…Como conclusiones, de acuerdo al análisis del material de interés
médico legal que se ha tenido a la vista y a todo lo expuesto puede considerarse que
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el Sr. Barreto Axel Iván presentó un cuadro de intoxicación etílica, cuyos alcances
en la capacidad para comprender y dirigir sus acciones deberán ser valorados por
VS…”.
Por tanto, entiendo que se probó que no es digno de reproche el
mismo, por ausencia de capacidad de culpabilidad o por duda de esta, ya
que el estadio de embriaguez en el que se ubicaba así lo indica, me refiero al
período II de intoxicación alcohólica aguda, donde la concentración de
alcohol supera los 1,5 g/L se afectan los centros subcorticales y las
alteraciones funcionales son evidentes, así se pierde la coordinación, el
sentido de las proporciones, existe confusión, ataxia, pérdida del autocontrol
y alteración del juicio crítico y de valor por falta de la inhibición de los
centros correspondientes (cfr. el propio informe del Dr. Mamone).
De todas formas, esta parte no desconoce que el Tribunal para
sostener lo contrario evaluó lo siguiente:
Concretamente que el informe del CMF no avala lo sostenido por
esta defensa (punto II) y que la conducta de mi asistido que fue visto
despierto, sentado en una silla y cuando vio a la damnificada se paró y
dirigió a ella, demostraba su cabal conocimiento y que sabía a donde

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dirigirse, incluso, los jueces mencionan que mi pupilo dijo a su hermano


“dale negro”, evidencia que sabía que su hermano estaba en el interior de la
habitación y la tarea que efectuaba.
Asimismo, descartaron la teoría del caso de esta defensa, por
entender que no lo vieron balbuceante y con marcha vacilante.

Sobre lo último (informe de medicina legal -prevención-), debo


decir que se efectuó mucho tiempo después del presunto hecho, por lo que
no es determinante.
Por otra parte, si a ello, destacamos que el preventor que lo
detuvo, previo ser despertado, destacó el aliento etílico en el que se
encontraba, sumado a que el informe toxicológico dio cuenta de presencia
de cannabis y que el hecho ocurrió en el marco del festejo de fin de año en el
que los concurrentes ingirieron alcohol, esto es demostrativo o, al menos, un
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acercamiento del cuadro de situación.


De todas formas, hay un dato incontrastable que es la intoxicación
aguda que se determinó de manera retrospectiva al momento de los hechos
y que, incluso, el Dr. Mamone lo ubicó en el grado II.
Ahora bien, si se observa en forma completa el informe del Dr.
Mamone, vemos que previo a la conclusión expuesta en la sentencia (punto
II) el profesional sostiene:
“…Retornando al caso que nos convoca observamos que el grado de
detección de alcohol en sangre supone que en el tiempo transcurrido entre el
momento del hecho y la extracción, aproximadamente siete horas, supone valores de
alcohol en sangre que superan el límite inicial del período II de intoxicación
alcohólica aguda, su proyección retrospectiva debe estimarse en 1,87 g/L, lo que como
se ha informado tendría una incidencia significativa en el sistema nervioso central y
debería llegar a afectar la capacidad para comprender y dirigir las acciones. Por lo
que, según su estado en relación a la ingesta de alcohol, podría afirmarse que al
momento del hecho se vieron afectadas sus capacidades para comprender la
criminalidad del acto y dirigir sus acciones…”.

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Inmediatamente, el profesional realiza otras consideraciones que


fueron las siguientes: “…Ahora bien, no podemos dejar de mencionar que en el
presente caso existen a prima facie elementos no congruentes, a saber: con una
diferencia de unos pocos minutos se le extrae muestra de sangre y es evaluado por
médico legista. La concentración de etanol hallada por el laboratorio y que da cuenta
de la concentración que tenía en sangre en el momento de la toma de la muestra ha
sido significativa y era esperable que se manifieste con signos evidentes de algún
grado de embriaguez, como lo son por ejemplo el aliento etílico, la dificultad en
articular la palabra, la dificultad para mantener la bipedestación y el equilibrio, y
otros tantos, que no fueron observados por el médico legista interviniente. Más aún,
debió evidenciarse el cuadro de intoxicación al momento de su detención, porque la
proyección retrospectiva de ese valor de alcoholemia supone un mayor grado y por
ende un mayor estado de embriaguez, y esto sí fue evidente para el personal policial
que lo detuvo. Ante esta circunstancia debemos aclarar que las definiciones médicas
antes descriptas son reflejo de una valoración estadística, de una causística donde el
USO OFICIAL

promedio de los resultados son los que dictan o rigen una afirmación, existiendo
siempre casos que no son congruentes y consecuentes con la mayoría. A lo que debe
agregarse específicamente en relación a la capacidad de eliminación y metabolización
de alcohol en sangre, que hay organismos que tienen facilitado este proceso, máxime
si existe un acostumbramiento a la ingesta, es decir, si se da en personas que
consumen habitualmente alcohol durante mucho tiempo, la capacidad de eliminación
y metabolización puede ser diferente. A todo esto debe agregarse un hecho no menor
que dificulta aún más la resolución del caso desde la perspectiva médico legal, y es
que al causante se lo detiene en su cuarto ya durmiendo, y si bien no se puede recabar
con exactitud cuánto tiempo trascurrió entre el hecho y la detención, no se puede
afirmar con certeza que durante ese tiempo, posterior al hecho, el causante haya
ingerido nuevamente alcohol, lo que de ser así modificaría y desvirtuaría toda
valoración sobre el análisis de la proyección de alcoholemia. En síntesis, se considera
que de los antecedentes obtenidos no puede afirmarse con certeza médico legal que el
causante no haya podido comprender la criminalidad del acto ni dirigir sus acciones
en el momento de producirse el acontecimiento denunciado5”.

5 Tampoco puede negarse.

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En fin, siendo que la determinación de la capacidad es una


facultad reservada a la jurisdicción, no se comparte como determinante para
solucionar el caso lo que el Dr. Mamone del CMF al respecto dijo en su punto
II de sus conclusiones al ser incongruente con el desarrollo que efectuó en
“todo” su dictamen.
Noto que el profesional aludido le dio valor a aspectos
conjeturales tales como la no observación de signos clínicos de intoxicación
por parte del médico legista que en primer lugar lo vio, cuando en realidad
este tipo de observación que se realizan en sede prevencional no son
exhaustivas (en la práctica tribunalicia se suelen resolver múltiples casos de
inimputabilidad por casos severos de “alteraciones morbosas” no
advertidos en dichos informes), con lo cual esto no sería un indicio valedero.
Tampoco sería un indicio valedero suponer que de forma
posterior al hecho siguió consumiendo alcohol.
USO OFICIAL

Recuerdo que sobre este tipo de planteos se ha sostenido “…La


imputabilidad no depende […] de la constatación de una efectiva relación de
causalidad entre determinadas anomalías o alteraciones psíquicas y la imposibilidad
del autor de comprender la ilicitud del hecho o de actuar conforme a esa comprensión.
Lo relevante es establecer normativamente si en el momento del hecho, el sujeto se
encontraba en una situación personal que le permitiera determinarse por la norma
que vulneró6. En definitiva, si estaba en condiciones de adecuar su comportamiento
a los mandatos normativos y si ello le resultó imposible debido a alguna de las
anomalías o alteraciones psíquicas que padeció cuando realizó la acción típica y
antijurídica que se le atribuye…”7.
En consecuencia, lo anterior me lleva a cuestionar el informe del
Dr. Mamone en sus conclusiones y a marcar la ausencia de capacidad de
culpabilidad o la duda al respecto, en atención a que lo sindicado para
descartarla por el profesional fue sobre base incierta y lo científicamente
acreditado no (informe retrospectivo de estadio de alcohol en sangre), de

6 Subrayado es propio.
7 “Prieto” Causa nro. 1454/2012. Reg nro. 422/2022, rto. 12/4/2022, Sala 3 CNCCC.

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hecho, la perito de parte, acompañó un informe complementario con mayor


solidez.
En consecuencia, a la luz de los estándares sentados por la Corte
Suprema en “Abraham Jonte” (Fallos: 324:4039) y reiterada en “Vega
Giménez” (Fallos: 329:6019), en este caso el MPF no logró acreditar tal
aspecto de análisis, por eso, la sentencia luce arbitraria por falta de
fundamentación suficiente (cfr. Arts. 123 y 404 inc. 2 del CPPN), debiéndose
desechar por duda, ya que: “la falta de certeza sobre la inexistencia de los
presupuestos de una causa de justificación, de inculpabilidad o impunidad posible,
según el caso, conduce a su afirmación” (Ricardo Núñez, “in dubio pro reo,
duda sobre la ilicitud del hecho”, La Ley 48-1, y fallo 324:4039 donde la CSJN
hizo suyo el dictamen del procurador).
En igual sentido, prestigiosa doctrina sostiene que “La condena
sólo es correcta cuando se adquiere la certeza de la culpabilidad del imputado”
USO OFICIAL

(“Derecho Procesal Pena”, Jorge A. Clariá Olmedo, pág. 247, Marcos Lerner
Editora, 1984), cosa que en este caso no ocurrió.

De allí es que, al no mediar certeza sobre el aspecto señalado,


corresponde hacer lugar al recurso, revocar la decisión en crisis y absolver a
mi representado, por imperio del beneficio de la duda, conforme lo normado
en art. 3 del CPPN (cfr. arts. 470 y 471 del CPPN).

VI.- RESERVA
Por todo lo expresado a lo largo del presente y, considerando que
se encuentran en juego principios de vital importancia en un Estado de
Derecho, cuya inobservancia afectaría, irremediablemente, los derechos
fundamentales de mis asistidos (defensa en juicio y debido proceso,
principio de legalidad –cfr. arts. 18 y 75 inc. 22 C.N., 8 C.A.D.H, entre
algunos), hago expresa reserva de caso federal.

VII.- PETITORIO

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Con base a las razones expuestas precedentemente, de VV.EE.


solicito:
1 – Se conceda el recurso deducido a través de esta presentación,
canalizando las respectivas voluntades recursivas;
2 – Oportunamente se case la resolución recurrida en el sentido
que aquí se dejó expuesto;
3 - En atención a las normas que considero han sido vulneradas,
se tenga presente la reserva del caso federal, por existir causa y cuestión
suficiente.

Proveer de conformidad, SERÁ JUSTICIA.


USO OFICIAL

DIEGO D. MASCIOLI
DEFENSOR PÚBLICO COADYUVANTE
DGN

Signature Not Verified 27


Digitally signed by DEFENSORIA
PUBLICA OFICIAL ANTE LOS TRIB.
ORALES EN LO CRIM. NRO.18
Date: 2022.08.17 11:10:21 ART

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