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INTRODUCCIÓN
En las primeras décadas del siglo XX, coincidiendo con la mayoría de edad del rey
Alfonso XIII, los intentos reformistas de los partidos dinásticos para regenerar el
sistema político español fracasaron y la Restauración entró en su crisis definitiva. En
1923, y en un contexto internacional propenso a las soluciones autoritarias, el general
Primo de Rivera instauró una dictadura.
El declive de la dictadura condujo al derrocamiento de la monarquía y, en 1931, se
proclamó la República. Los gobiernos republicanos emprendieron un programa de
reformas (militar, agraria, religiosa y territorial) que encontró la firme oposición de los
grupos sociales más conservadores.
El conflicto entre los partidarios de las reformas y los que se oponían a ellas estalló en
julio de 1936, dando lugar a una cruenta Guerra Civil que duró tres años y finalizó con
el establecimiento del régimen dictatorial del general Franco.
Aunque la alternancia en el poder se mantuvo vigente, los partidos del turno dinástico
fueron perdiendo influencia, mientras que la oposición se fortalecían
el republicanismo, los grupos catalanistas, el socialismo (PSOE) y su sindicato
(UGT) y los anarquistas consolidaron su presencia en las zonas industriales.
En 1917 estalló un amplio movimiento de protesta, sobre todo por el empeoramiento
de las condiciones de vida de los sectores populares ante el aumento de los precios
propiciado por la coyuntura económica derivada de la Primera Guerra Mundial. Esta
situación de revuelta generalizada era un reflejo del deterioro de la vida política y
social, y aunque el gobierno consiguió reprimir las huelgas y pactar con militares y
políticos, se evidenció la grave crisis del sistema.
3.-LA II REPÚBLICA
En abril de 1931 se celebraron unas elecciones municipales, que fueron percibidas
por la opinión pública como un plebiscito entre monarquía y república. Los resultados
electorales otorgaron un mayor número de concejales a los partidos monárquicos. Sin
embargo, el triunfo republicano en las grandes ciudades y en las regiones industriales
evidenció un deseo de cambio
político. Ante la nueva situación, el
rey Alfonso XIII suspendió la
potestad real y abandonó el país
hacia el exilio.
El 14 de abril de 1931 se proclamó
la República y en junio de 1931 se
convocaron elecciones a Cortes
Constituyentes, que dieron la
mayoría a la coalición republicano-
socialista. La primera gran tarea de
las nuevas Cortes fue elaborar una
Constitución, que fue aprobada en
diciembre de ese mismo año.
La Constitución tenía un carácter democrático y progresista, pero no obtuvo el
consenso de los partidos conservadores, que no aceptaron algunos de los artículos
referentes a las cuestiones religiosa y autonómica.
El conflicto estalló en octubre de 1934, a raíz de una remodelación del gobierno que
dio entrada a tres ministros de la CEDA. Al día siguiente, la UGT convocó una huelga
general que tuvo un escaso seguimiento. Sin embargo, en algunas zonas, como
Asturias y Cataluña, se produjeron movimientos insurreccionales.
Consecuencias de la guerra
La Guerra Civil supuso un gran trauma para la sociedad española, que tuvo
importantes consecuencias a largo plazo: