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TEMA 8.

TIEMPOS DE CONFRONTACIÓN EN ESPAÑA (1902-1939)

1.-La Monarquía de Alfonso XIII


2.-La Dictadura de Primo de Rivera
3.-La II República
4.-La Guerra Civil

INTRODUCCIÓN

En las primeras décadas del siglo XX, coincidiendo con la mayoría de edad del rey
Alfonso XIII, los intentos reformistas de los partidos dinásticos para regenerar el
sistema político español fracasaron y la Restauración entró en su crisis definitiva. En
1923, y en un contexto internacional propenso a las soluciones autoritarias, el general
Primo de Rivera instauró una dictadura.
El declive de la dictadura condujo al derrocamiento de la monarquía y, en 1931, se
proclamó la República. Los gobiernos republicanos emprendieron un programa de
reformas (militar, agraria, religiosa y territorial) que encontró la firme oposición de los
grupos sociales más conservadores.
El conflicto entre los partidarios de las reformas y los que se oponían a ellas estalló en
julio de 1936, dando lugar a una cruenta Guerra Civil que duró tres años y finalizó con
el establecimiento del régimen dictatorial del general Franco.

1- LA CRISIS DE LA MONARQUÍA DE ALFONSO XIII.

El reinado de Alfonso XIII (1902-1931) coincidió con una época de conflictividad


política y tensión social. El desastre del 98 desacreditó a los viejos partidos del turno
dinástico y extendió la necesidad de reformar la vida política acabando con la
corrupción y el caciquismo (regeneracionismo).
Conservadores y liberales se propusieron llevar a cabo un programa de reformas.
Pero su división interna en diferentes fracciones políticas enfrentadas imposibilitó la
estabilidad política y la solución de los problemas.

Aunque la alternancia en el poder se mantuvo vigente, los partidos del turno dinástico
fueron perdiendo influencia, mientras que la oposición se fortalecían
el republicanismo, los grupos catalanistas, el socialismo (PSOE) y su sindicato
(UGT) y los anarquistas consolidaron su presencia en las zonas industriales.
En 1917 estalló un amplio movimiento de protesta, sobre todo por el empeoramiento
de las condiciones de vida de los sectores populares ante el aumento de los precios
propiciado por la coyuntura económica derivada de la Primera Guerra Mundial. Esta
situación de revuelta generalizada era un reflejo del deterioro de la vida política y
social, y aunque el gobierno consiguió reprimir las huelgas y pactar con militares y
políticos, se evidenció la grave crisis del sistema.

El deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores y la intransigencia de los


patronos desencadenaron una época de movilizaciones obreras y campesinas. En el
campo andaluz, los jornaleros promovieron huelgas, ocuparon tierras y repartieron
latifundios. En las zonas industriales, especialmente en Cataluña, los trabajadores
industriales promovieron una serie de huelgas reivindicando mejoras salariales y de
las condiciones de trabajo. Se llegó así a una auténtica guerra social en la que
murieron trabajadores, dirigentes sindicales, empresarios y fuerzas del orden público a
manos de pistoleros de ambos bandos.
2.-LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1931)
En 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, con el
consentimiento de Alfonso XIII y el apoyo de las organizaciones patronales y de los
grupos políticos conservadores, protagonizó un golpe de Estado que dio paso a una
dictadura militar. El golpe militar se justificó con el argumento de que el sistema
parlamentario y constitucional español estaba desprestigiado y era incapaz de
garantizar el orden social y de frenar la revolución social que se avecinaba.

El nuevo régimen instituyó


una dictadura militar,
suspendió la Constitución,
disolvió el Parlamento y
destituyó a todos los
cargos electos (diputados,
alcaldes…). Además, se
prohibieron todos los
partidos políticos y
algunos sindicatos, se
censuró la prensa, se
limitó la libertad de
enseñanza, se persiguió a
El rey Alfonso XIII y el dictador Miguel Primo de Rivera

los intelectuales contestatarios y se ilegalizaron las organizaciones revolucionarias y


se persiguió especialmente a la CNT y al Partido Comunista de España.
También se suprimió la Mancomunidad de Cataluña y se prohibieron las expresiones
públicas de los nacionalismos catalán y vasco, mientras se relegaba al ámbito privado
cualquier lengua que no fuera la castellana.
Aprovechando la buena coyuntura económica internacional de los primeros años
veinte, el régimen llevó a cabo un programa de economía dirigida que fomentó las
obras públicas y los monopolios del Estado (Telefónica, Campsa...).
Las repercusiones de la crisis económica internacional de 1929 pusieron fin al
crecimiento económico y el clima de oposición a la dictadura aumentó
considerablemente. Falto de apoyos, el dictador dimitió en enero de 1930.

3.-LA II REPÚBLICA
En abril de 1931 se celebraron unas elecciones municipales, que fueron percibidas
por la opinión pública como un plebiscito entre monarquía y república. Los resultados
electorales otorgaron un mayor número de concejales a los partidos monárquicos. Sin
embargo, el triunfo republicano en las grandes ciudades y en las regiones industriales
evidenció un deseo de cambio
político. Ante la nueva situación, el
rey Alfonso XIII suspendió la
potestad real y abandonó el país
hacia el exilio.
El 14 de abril de 1931 se proclamó
la República y en junio de 1931 se
convocaron elecciones a Cortes
Constituyentes, que dieron la
mayoría a la coalición republicano-
socialista. La primera gran tarea de
las nuevas Cortes fue elaborar una
Constitución, que fue aprobada en
diciembre de ese mismo año.
La Constitución tenía un carácter democrático y progresista, pero no obtuvo el
consenso de los partidos conservadores, que no aceptaron algunos de los artículos
referentes a las cuestiones religiosa y autonómica.

Podemos destacar los siguientes principios:


 El Estado se configuraba de forma integral pero aceptaba la posibilidad de
constituir gobiernos autónomos en algunas regiones.
 El poder legislativo residía en las Cortes, y el ejecutivo, en el Consejo de
Ministros y en el Presidente de la República. Se asentaba la independencia del
poder judicial y se creaba un Tribunal de Garantías Constitucionales.
 Por primera vez, se establecía el sufragio universal masculino y femenino.
 Proclamaba la aconfesionalidad del Estado, se respetaban todos los cultos
y creencias y se permitía el matrimonio civil y el divorcio.
 Reconocía los derechos individuales y se establecían amplias libertades
públicas, que garantizaban la igualdad ante la ley, la educación y el trabajo. Se
respetaba el derecho a la propiedad privada, pero se facultaba al gobierno para
expropiar bienes considerados de utilidad pública.

Bienio Reformista (1931-1933) Las reformas republicanas


El nuevo gobierno integrado por la coalición republicano-socialista tenía como
objetivos dar solución a algunos de los graves problemas pendientes desde el siglo
anterior y modernizar la economía y la sociedad españolas.
En primer lugar se emprendió la reforma del ejército con la intención de modernizar
una institución atrasada técnicamente, con un exceso de mandos en relación a la tropa
y con la mayoría de oficiales contrarios al régimen republicano.
Con la reforma religiosa se intentó disminuir el peso de la Iglesia católica y su
influencia en la educación. Paralelamente se realizó una reforma educativa que
promovía una educación laica, obligatoria y gratuita. El Estado asumió la
responsabilidad de la escuela pública.
También se procedió a una reforma territorial con la aprobación de un Estatuto de
Autonomía para Cataluña en 1932.
Finalmente, se abordó la reforma agraria para poner fin al problema del latifundismo
y del paro de los jornaleros. La aplicación de la ley fue lenta y dificultosa debido a la
burocratización, el escaso presupuesto y la resistencia de los propietarios, que se
opusieron frontalmente a su práctica.
La oposición a las reformas
Desde el conservadurismo: El reformismo republicano tuvo que hacer frente a la
oposición de los grandes propietarios agrarios, la jerarquía de la Iglesia católica, una
parte del ejército y amplios sectores de las clases altas y medias. Estos grupos
temieron perder sus propiedades y el poder que desde siglos venían ejerciendo en la
vida española.
Desde el obrerismo: La lentitud de algunas reformas, especialmente de la agraria,
exacerbó los ánimos de jornaleros y obreros, que aspiraban a una mayor
transformación social. La UGT radicalizó sus posiciones, así como comunistas y
anarquistas. Algunos núcleos anarquistas, apostaron directamente por la insurrección
armada para transformar de manera revolucionaria la sociedad española. Estas
insurrecciones fueron duramente reprimidas por las fuerzas de orden público y
supusieron un fuerte desprestigio para el gobierno.
El Bienio Conservador y el Frente Popular (1933-1936)

En las elecciones celebradas en noviembre de 1933, las primeras en que pudieron


votar las mujeres, fueron ganadas
por los partidos de derecha (40%
de los votos) y de centro (21%).
Alejandro Lerroux, líder del
Partido Radical, fue el elegido
presidente del gobierno con el
apoyo parlamentario de la CEDA.
(confederación de partidos de
derechas)
El nuevo gobierno inició un
proceso de desmantelamiento de
la obra reformista anterior:
paralizó las reformas agraria y militar, modificó la política religiosa, propiciando un
acercamiento a la Iglesia católica,

El conflicto estalló en octubre de 1934, a raíz de una remodelación del gobierno que
dio entrada a tres ministros de la CEDA. Al día siguiente, la UGT convocó una huelga
general que tuvo un escaso seguimiento. Sin embargo, en algunas zonas, como
Asturias y Cataluña, se produjeron movimientos insurreccionales.

En Asturias, la revolución tuvo un carácter social. Militantes anarquistas, socialistas y


comunistas ocuparon la cuenca minera y proclamaron la revolución social. La revuelta
fue sofocada por el ejército y duramente reprimida.

En Cataluña, la Generalitat proclamó el Estado catalán dentro de la República Federal


Española. La rebelión, fue rápidamente sofocada y se suspendió el Estatuto de
Autonomía.

Lluís Companys, presidente de la Generalitat y su Govern, encarcelados tras la proclamación


del Estado catalán en 1934.
El Frente Popular (1936)
Las desavenencias entre los partidos de la coalición gubernamental (Partido Radical y
CEDA) llevaron a la convocatoria de nuevas elecciones en febrero de 1936.
Las fuerzas de izquierda se presentaron agrupadas en el Frente Popular con un
programa para recuperar las grandes reformas del primer bienio republicano.
La derecha acudió unida y su programa pretendía aumentar el viraje conservador del
último bienio y modificar la Constitución.
Las elecciones dieron la victoria, aunque por escaso margen, al Frente Popular. El
gobierno de izquierdas reanudó el proceso reformista interrumpido desde 1933.

4.-LA GUERRA CIVIL

La división entre derechas e izquierdas,


plasmada en el resultado electoral, se dejó
sentir en la calle. Los sectores más
radicales de la izquierda propugnaban la
conveniencia de llevar a cabo una
revolución social. La extrema derecha
defendía la necesidad de poner fin al
gobierno del Frente Popular, mientras una
conspiración militar preparaba un golpe de
Estado.
Las tensiones desencadenaron un clima de
enfrentamiento. Este clima de violencia y
confrontación sirvió de pretexto a las
fuerzas contrarias a la República para
acelerar sus planes golpistas e interrumpir
por las armas el proceso reformista
republicano.
El estallido de la Guerra Civil
El 18 de julio en la Península, un sector importante del ejército. La sublevación
(alzamiento) contó con el apoyo de los grupos sociales que se habían opuesto a las
reformas republicanas y de las organizaciones políticas antirrepublicanas. Los
insurrectos constituyeron una junta de altos cargos militares, con la intención de
"restablecer el orden" y acabar con el Frente Popular.

Se mantuvieron fieles al gobierno republicano algunos núcleos del ejército y de la


Guardia Civil, la mayoría de la Guardia de Asalto, las clases populares y parte de las
clases medias. Para frenar a los rebeldes y defender la legalidad, se entregaron armas
a las milicias de los sindicatos y de los partidos del Frente Popular.
La división de España en dos zonas supuso el inicio de una Guerra Civil.

La internacionalización del conflicto


El estallido de la Guerra Civil española alcanzó una gran repercusión internacional,
debido a la tensa situación política que vivía Europa a consecuencia de la política
expansionista del fascismo italiano y el nazismo alemán.
Aunque para no agravar la tensión
europea, Francia y Gran Bretaña
impulsaron una política de neutralidad y
no injerencia en la guerra española
(Comité de No Intervención), a la que se
sumaron otros países europeos. Sin
embargo, los gobiernos italiano, alemán y
portugués dieron su apoyo a los
franquistas.
La "no intervención" perjudicó a la
República, que se encontró sin la ayuda
de las democracias europeas, pues
Francia cerró su frontera y Gran Bretaña decretó un embargo total a la República. Ante
esta situación, la URSS se convirtió en el único apoyo al gobierno republicano,
proporcionando armas y asesores militares. La causa republicana recibió una oleada
de solidaridad internacional y miles de voluntarios de diversos países llegaron a
España para combatir en defensa de la legalidad republicana en las Brigadas
Internacionales.
Las dos zonas enfrentadas
La zona republicana: la revolución social
El hecho de que la defensa de la República estuviese, en gran parte, en manos de los
militantes de los partidos y los sindicatos de izquierda, provocó una situación
revolucionaria y el colapso del Estado republicano. Ante la rebelión militar de julio de
1936, el gobierno republicano disolvió el ejército tradicional y confió la defensa de la
República a las milicias de partidos y sindicatos de izquierdas que se habían
formado espontáneamente.
Los comités obreros ocuparon y colectivizaron fábricas y confiscaron las tierras de los
latifundistas para repartirlas entre grupos de campesinos. Igualmente, se desató un
virulento anticlericalismo: los sacerdotes fueron hostigados, y las manifestaciones
religiosas, consideradas antirrevolucionarias. Todo símbolo aristocrático, burgués o
religioso fue perseguido como enemigo y, en ocasiones, fue causa de encarcelamiento
o muerte.
Los fracasos militares de la República ahondaron la división dentro de las fuerzas
republicanas. Republicanos y parte de los socialistas y comunistas defendían la
necesidad de frenar el proceso revolucionario para dar prioridad al esfuerzo bélico y
ganar la guerra.
La zona sublevada: una dictadura militar
En la zona controlada por los rebeldes, todos los esfuerzos estaban dirigidos a apoyar
al ejército para ganar la guerra. Con esta finalidad se estableció un poder militar
único, que agrupaba a todas las fuerzas políticas que luchaban contra la República.
El nuevo Estado, que pretendía acabar con la democracia, se inspiraba en el fascismo
(obediencia ciega al caudillo, desprecio del liberalismo y el parlamentarismo,
exaltación de la violencia…). Así, Franco concentraba en su persona todos los
poderes y defendía una dictadura estructurada alrededor del ejército, que se erigía en
garante de los valores tradicionales y católicos de España. Uno de los primeros
objetivos de las nuevas autoridades franquistas fue acabar con las reformas
republicanas.
En las zonas dominadas por los franquistas se institucionalizó la persecución contra
los partidos y sindicatos del Frente Popular o los sospechosos de simpatizar con la
causa republicana. Esta represión formaba parte de las directrices fijadas por los
dirigentes de la sublevación y buscaba tanto la aniquilación de los vencidos como
atemorizar a la población para impedir cualquier disidencia u oposición al nuevo
Estado. La represión (detenciones, encarcelamientos, depuraciones y fusilamientos)
tuvo un carácter sistemático y fue llevada a cabo por el ejército, la Falange y las
autoridades políticas. Muchas personas ejecutadas durante la guerra fueron
enterradas en fosas comunes, sin dejar constancia de su desaparición. La evolución
bélica (1936-1939)
La Guerra Civil duró casi tres meses en los cuales el ejército rebelde, mejor
organizado y equipado, llevó casi siempre la iniciativa. Los republicanos, faltos de una
estrategia militar eficaz y de apoyos exteriores, actuaron preferentemente a la
defensiva, intentando frenar el avance franquista.
Después de cruzar el estrecho de Gibraltar con la ayuda de aviones italianos y
alemanes, los sublevados avanzaron hacia Madrid para tomar la capital. En noviembre
tuvo lugar la Batalla de Madrid, pero las fuerzas republicanas consiguieron frenar la
ofensiva. Los sucesivos intentos de penetrar en la ciudad fracasaron, y en la primavera
de 1937, el alto mando de los sublevados, dirigido por el general Franco, decidió
avanzar en otro frente.
Entre abril y octubre de 1937 se libró la Batalla del Norte, cuando el grueso de las
tropas franquistas atacó las grandes ciudades de la cornisa cantábrica. Después de
una ofensiva republicana conocida como Batalla de Teruel (diciembre 1937), en
febrero de 1938, las
tropas de Franco reconquistaron la ciudad, avanzaron sobre Aragón y llegaron al
Mediterráneo por la zona de Castellón, con lo que Cataluña quedó aislada del resto del
territorio republicano. Para impedir el avance de los sublevados, el gobierno de la
República concentró todas sus fuerzas en la Batalla del Ebro, la más larga y cruenta
de la Guerra Civil.
En julio de 1938, el ejército republicano cruzó el Ebro para obligar a retroceder al
enemigo y seguidamente cayó Cataluña. Sólo Madrid y la zona centro quedaban en
manos republicanas. Entre febrero y marzo, los franquistas ocuparon el territorio
restante y el 1 de abril de 1939, un parte de guerra anunciaba el fin del conflicto.

Consecuencias de la guerra
La Guerra Civil supuso un gran trauma para la sociedad española, que tuvo
importantes consecuencias a largo plazo:

Pérdidas demográficas y económicas. Aunque no hay unanimidad en el recuento de


las víctimas de la guerra, se calcula que el número de muertos rondó las 550.000
personas. A esta pérdida hay que sumar los numerosos exiliados que se vieron
forzados a abandonar el país (unos 470.000). En pocos meses regresaron a España
alrededor de la mitad de los fugitivos; el resto inició un largo exilio en Europa o
América Latina.
La guerra comportó también la destrucción de un buen número de infraestructuras
y vías de comunicación. Además, la producción agraria e industrial descendió
notablemente.
Pérdida de la democracia y de las libertades políticas. El franquismo implantó una
dictadura militar que puso fin a la tradición liberal y parlamentaria iniciada en el siglo
XIX.
Ruptura de la convivencia. El enfrentamiento y la violencia dejaron unas heridas en
la sociedad española que tardaron en cicatrizar. La división entre vencedores y
vencidos se mantuvo a lo largo de todo el franquismo, que siempre se opuso a
cualquier intento de reconciliación entre españoles y al regreso de los exiliados.

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