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INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR PEDAGÓGICO

PÚBLICO PUQUIO
EDUCACIÓN INICIAL

ARTÍCULO

TEMA : LA VIVENCIA Y SABERES DE LOS NIÑOS EN EL ÁMBITO


FAMILIA
ESTUDIANTE: LUZ NATALY CANTORAL OYOLO
CURSO : PRÁCTICA E INVESTIGACIÓN
DOCENTE : DEYSI LUCANA ROJAS
CICLO : II
SECCIÓN :A

PUQUIO- AYACUCHO
2021
INTRODUCCIÓN

En el campo de la educación familiar, se incluye los procesos de aprendizaje en


identidad, historias, motivaciones, valores, tradiciones, lenguas, creencias y entre otros
conocimientos que vincula a cada uno de los integrantes del grupo familiar; donde los
niños y las niñas aprenden las vivencias y saberes de las prácticas familiares, que
muchas veces son un factor determinante para la identidad y personalidad de cada ser
humano dentro de la sociedad.

Es por ello, el propósito de este artículo es presentar la importancia sobre los saberes y
vivencias de los niños en el ámbito familiar, considerando que la infancia es una etapa
trascendental en la formación integral de todos los individuos, puesto que en esa etapa
el ser humano es el principal protagonista de la adquisición de los diversos
conocimientos y saberes de su familia. Además, debemos tener en cuenta que la familia
es considerado como la primera institución formadora y orientadora en situaciones de
exploración, duda y curiosidad que presentan los niñas o las niñas en su proceso de
aprendizaje integral, siendo papá y mamá los máximos referentes educativos y
formadores del grupo familiar y los encargados de brindar la confianza y seguridad para
fortalecer la personalidad, la autoestima; así adquirir las habilidades necesarias que
requiere el ser humano para involucrarse e interactuar correctamente con otros grupos
sociales.

Muñoz (como se citó en Infante y Martínez, 2016) afirma que la familia es promotora
del desarrollo del individuo, por lo que se convierte en el elemento más propicio para la
crianza y educación del ser humano, ya que es donde se promueve su desarrollo
personal, social y cognitivo. Lo mencionado resalta la importancia de la familia como
un factor influyente en el desarrollo, durante la primera infancia, ya que esta tiene como
labor fundamental la formación y preparación de los niños y las niñas, para incursionar
en las relaciones interpersonales que se evidencian en la escuela y en las demás
relaciones sociales que interactúan desde la edad temprana.

Asimismo, existen algunas zonas rurales donde predomina las vivencias relacionadas al
campo, y los saberes de los niños y niñas son aprendidas con la finalidad de aplicar esos
saberes en la vida real y cotidiana. Se abarca acerca de los saberes que desarrollan los
niñas y niñas en la chacra, los saberes sobre herramientas, roles, saber escarbar, saber
hacer huatia, escoger cosecha, hacer chuño; saberes acerca de las plantas, del pastoreo y
sobre la cocina.

La chacra es un espacio dónde muchos niños y niñas interactúan en sintonía con los
seres que habitan en la cosmovisión andina, un espacio donde se practica la
reciprocidad, respeto, ayuda y comprensión, aprenden a dialogar, conocer y usar con
delicadeza las herramientas para su buen uso. Las familias de zonas rurales enseñan a
sus hijos con mucha ternura, dulzura y juego.

Finalmente, cabe mencionar que cuando los padres y cuidadores dan ejemplo, y ofrecen
confianza y seguridad al interior de la familia, se propicia un ambiente cálido que
contribuye significativamente a la autoestima positiva, el autoconcepto, la seguridad y
confianza durante la primera infancia, logrando que se valoren a sí mismos y a las
demás personas. Cuando los niños y niñas se sientan valorados y amados pueden
alcanzar a futuro una independencia física y emocional, puesto que en un ambiente
familiar sano y estructurado los infantes son sujetos activos, y sus actitudes y
experiencias son un aspecto significativo en la configuración de su autoconcepto y
autoaceptación; Sin embargo, ¿cómo influye la familia en los niños? ¿cómo es la
vivencia de los niños en el ámbito familiar?, ¿cómo es la transmisión de los saberes
familiares hacia los niños?, Estas interrogantes y otras son urgencias explicativas que
deben realizarse como un marco de referencia para comprender el impacto de las
vivencias y aprendizajes de los infantes en el seno de la familia.

METODOLOGÍA

El enfoque de la investigación fue cualitativo con métodos hermenéuticos y descriptivo,


porque su orientación se centra en responder las preguntas por medio de las fuentes
bibliográficas, como de otros artículos, revistas, libros, tesis de universidades nacionales
e internacionales que han realizado trabajos referidos al tema de la investigación, de los
cuales se ha extraído citas textuales a las cuales se les realizó un comentario con el fin
de facilitar el mejor entendimiento de los lectores del presente trabajo.

Para la lectura, interpretación y recolección de la información, se elaboró una base de


datos que permitió comparar, clasificar y analizar la información obtenida con la
finalidad interrelacionar las diferentes categorías.
En ese sentido no se estudiaron las prácticas de vivencias y saberes de los niños (en el
seno familiar) como una realidad igual para todos los niños y niñas, sino como una
realidad sociocultural cuya esencia depende del modo en que son vividas y percibidas;
no obstante, se encontró que las expresiones y percepciones son comunes de cada una
de ellas y que su reflejo de sus vivencias y saberes de los infantes fueron cercanas a la
de sus padres.

DESARROLLO

La familia es la escuela inicial donde surgen los primeros aprendizajes y se dan las
bases de los conocimientos principales como los valores, creencias, vivencias,
tradiciones, lenguas y entre otros conocimientos, por eso en habla cotidiana muchas
veces se logra escuchar la siguiente frase, “la educación proviene de la casa”, del cual se
puede inferir que dicha frase, está en lo correcto porque la familia es la primera
institución formadora del ser humano, que posee gran influencia en la sociedad y en
cada una de las personas que la integran, por ser determinante en el desarrollo
psicológico durante la primera infancia, en el que influyen tanto los factores heredados
genéticamente como los factores ambientales, los cuales, marcan la pauta del
comportamiento de los niños y niñas, para determinar la interacción de estos en los
diferentes contextos de su vida.

En este apartado, se pretende abordar como este espacio se constituye en un contexto


educativo, de dónde los niños y las niñas adquieren vivencias y saberes a través de
diferentes acciones cotidianas de su familia, por ello es necesario las valoraciones y
percepciones en la interacción de los infantes con los miembros de su familia, con el
objetivo de saber y poner en práctica algunos conocimientos empíricos propios de su
familia que provienen de generación en generación, y esto, ayudará en la construcción
de la identidad de un individuo, como señala Zuluaga (2004):

La familia es el “lugar social” en el que el niño o la niña nace y se desarrolla en sus


primeros años, por tanto, en esta se configura el punto de vista desde el cual se
aprende a contemplar la sociedad más amplia (p. 95).

En ese sentido, se puede decir que la familia es la estructura fundamental para la


formación de un individuo, y son la familia con las que cuentan los y las niñas al
nacer, tienen un lugar para estar seguros y protegidos, como también será una fuente de
preparación para asumir la vida, por ello, es una fuente significativo, de dónde
aprenderá respeto y confianza, y es en la familia donde se enseña el reconocimiento de
si mismo, y es el lugar donde se desarrollan distintas habilidades, las cuales serán de
gran utilidad para que los infantes interactúen en la sociedad y sean partícipes en su
propia identidad .

Asimismo, la educación de los infantes en la familia es función primordial de sus


progenitores, es por eso que, a pesar de su nivel educativo, logran afrontar la
responsabilidad de formar a sus hijos e hijas y prepararlos para la vida con la enseñanza
de conocimientos básicos. Por tanto, es aquí donde se desarrollan saberes prácticos,
adquiridos en el diario vivir ya sea de su familia o de su comunidad, que fortalecen con
los aprendizajes de los infantes, de cual los educadores deben rescatar algunos
conocimientos de importancia, sin distinción de sexo, edad, nivel socioeconómico o
pertenencia étnica, y con esto favorecer el pleno desarrollo de los y las niños y niñas y
su acceso en iguales condiciones a una estructura de oportunidades sin perder su
identidad y los conocimientos valiosos heredados de su familia. Es así, Urzúa (2013)
considera que:

La influencia del contexto sociocultural en la evaluación que hacen los menores


de su bienestar y que el estudio de la Calidad de Vida implica la evaluación
tanto de factores del entorno material u objetivo como a factores psicosociales o
subjetivos de los niños, es que se hace necesario seguir desarrollando
conocimientos en torno a la Calidad de Vida de este grupo etario, considerando
las diferencias individuales, culturales y sociales, ya que estas son una base
para comprender y lograr un mejor acercamiento a la realidad en que se
desenvuelven (p. 278).

Por tanto, Para un buen aprendizaje de un niño o niña, es necesario que el ambiente
familiar sea acogedor con un clima adecuada y que contribuya en el aprendizaje
positivo de los menores, al respecto Rentería Pérez (2008) indica que la familia aporta
el elemento positivo de una convivencia en armonía, sin dejar de cumplir con el papel
normalizador; dicho ambiente propicia el desarrollo de los principios y valores que son
fundamentales en la interacción social del individuo.

Asimismo, es necesario generar conciencia en padres y cuidadores, debido a las


evidencias de maltrato físico, psicológico y emocional en el cual se ven comprometidos
los niños y las niñas en diversas problemáticas contemporáneas.

Desde una perspectiva cognitiva, hay un aprendizaje intuitivo que ocurren durante los
primeros años, como señala Gardner (1995):

Durante los primeros años de vida, los niños de todo el mundo dominan una
asombrosa serie de competencias con poca tutela formal. Llegan a ser
competentes para cantar canciones, montar en bicicleta, bailar, estar al tanto
de docenas de objetos en casa, en la carretera, o por el campo. Además, aunque
de un modo menos visible, desarrollan sólidas teorías acerca de cómo funciona
el mundo y sus propias mentes. Son capaces de anticipar qué manipulaciones
harán que una máquina no funcione adecuadamente; pueden propulsar y coger
pelotas en condiciones diversas; son capaces de engañar a alguien en un juego,
del mismo modo que pueden reconocer si alguien intenta hacerles una mala
pasada jugando. Desarrollan un sentido penetrante acerca de lo que es verdad
y falsedad, bueno y malo, bello y feo —sentidos que no siempre concuerdan con
los criterios comunes, pero en los que demuestran ser notablemente prácticos y
vigorosos” (p.42).

Sin embargo, cabe mencionar que cuando los padres y cuidadores dan ejemplo, y
ofrecen confianza y seguridad al interior de la familia, se propicia un ambiente cálido
que contribuye significativamente a la autoestima positiva, el autoconcepto, la seguridad
y confianza durante la primera infancia, logrando que se valoren a sí mismos y a las
demás personas. Cuando los niños y niñas se sientan valorados y amados pueden
alcanzar a futuro una independencia física y emocional, puesto que en un ambiente
familiar sano y estructurado los infantes son sujetos activos, y sus actitudes y
experiencias son un aspecto significativo en la configuración de su autoconcepto y
autoaceptación. En palabras de Infante y Martínez (2016):
La falta de afecto, el afecto negativo o la desaprobación a toda acción o
comportamiento de los padres, se relaciona con problemas externalizantes y con
baja autoestima en niños y, además, la vinculación insegura con los cuidadores
como un factor de mayor vulnerabilidad para la psicopatología infantil (p. 113).

El afecto ayuda favorablemente en la estructura psicoafectiva en la primera infancia;


cuando el referente de los padres es positivo, este favorece su desarrollo y se convierte
en un factor protector que genera seguridad, confianza y fraternidad, ayudando así al
fortalecimiento de las relaciones interpersonales.

Los niños y niñas aprenden mediante la observación, y en nuestro medio socio cultural,
adquieren conocimientos del ritual, en las fiestas, en las dificultades, por los sueños, por
señas, con el juego, con ejemplos de situaciones reales a través de los cuentos, entre
otras maneras. Para aprender tiene que existir voluntad, curiosidad, cariño, confianza, y
habilidad.

Benites Marín (2019) en su trabajo que lleva de título “Saberes que Desarrolla el Niño y
Niña en el Contexto Familiar y Comunal” enfoca describir que los conocimientos de las
familias indígenas son transmitidos mediante la educación informal que se caracteriza
por un aprendizaje no intencional en espacios no predeterminados teniendo como
espacio todo el ámbito sociocultural.

Este autor realizó el estudio en un Centro Poblado, denominado Kenallaqta-Puno, un


contexto casi similar a algunas zonas rurales de Puquio o como de Ayacucho donde
predomina las vivencias relacionadas al campo, y los saberes de los niños y niñas son
aprendidas con la finalidad de ser una persona con principios, de aplicar esos saberes en
la vida real y cotidiana, Es por ello, en su trabajo abarca acerca de los saberes que
desarrollan los niñas y niñas en la chacra, los saberes sobre herramientas, roles, saber
escarbar, saber hacer huatia, escoger cosecha, hacer chuño; saberes acerca de las
plantas, del pastoreo y sobre la cocina.

Los niños y las niñas, aprenden acorde al ciclo de la comunidad, en diferentes espacios
y momentos. Los que enseñan estos saberes son la familia, los animales, plantas, apus,
ríos, lagunas, vientos, lluvia, etc., se aprende de todo ser. Por medio de materiales
concretos, reales de la comunidad, haciendo, con ejemplos claros, experimentando,
mirando, haciendo, imitando, jugando y preguntando.
El aporte de este estudio se basa en mostrar los diversos saberes que manejan los niños,
desde la experiencia de ellos abarcando varias categorías. Los saberes están y se
aprenden en todo momento. Una enseñanza nace diariamente de muchas maneras,
momentos y en diversas situaciones. De acuerdo a ello, los padres exponen la enseñanza
de manera práctica y el sentido de las acciones con situaciones reales, cotidianas y
culturales. El saber se vive y se experimenta todos los días.

La chacra es un espacio dónde muchos niños y niñas interactúan en sintonía con los
seres que habitan en la cosmovisión andina. Las familias llevan a sus hijos a la chacra
para que puedan participar en las actividades agrícolas, un espacio donde se practica la
reciprocidad, respeto, ayuda y comprensión, que los niños y niñas aprenden a dialogar,
conocer y usar con delicadeza las herramientas para su buen uso, al respecto Cusi
(2009), considera que las familias de zonas rurales enseñan a sus hijos con mucha
ternura, dulzura y juego. Muchas de las habilidades que poseen los niños lo adquieren
en la chacra.

La autora sostiene que cada familia tiene muchos saberes propios que comparten con
sus hijos que son practicadas en el quehacer diario. Todos los niños y niñas participan e
intervienen en la cosecha o siembra, lo cual significa experimentar y poner en práctica
la enseñanza de los adultos. Asimismo, a través del estudio se ha evidenciado que los
niños y niñas son muy observadores, y la crianza de la chacra es el corazón de la cultura
andina, que, si bien no es la única actividad que realizan, sino, es en ella donde se
mueve toda la vida del campo.

Los niños y niñas poseen conocimiento sobre las diversas plantas, sobre todo de las
comestibles, el cual fue adquirido a través de las enseñanzas de los mayores. Los niños
y niñas conocen plantas que se consumen en mates, que además les ayudan a
mantenerse saludables. Según el mencionado autor, en la localidad dónde se realizó el
estudio, las familias crían diversos animales para diversos fines. De todos los animales
la alpaca es el animal que más se cría, y esto se relaciona estrecha entre la persona que
pastorea y el animal. Es decir, el pastor, en este caso los niños, han creado un lazo de
amistad y cariño con sus animales. Porque ellos van a pastar sus alpacas con mucha
alegría, porque les permite divertirse mientras cuidan a sus animales. Para los niños,
pastorear es alegría, diversión y responsabilidad. además, los niños y niñas, como diría
Robles (Citado por Benites 2009), conocen técnicas de crianza como: el pastoreo, el
conocimiento de los lugares favorables para la crianza, saber en qué momento conducir
al agua y saber organizar el espacio de pastoreo.

Otro espacio donde se tejen los conocimientos culturales es la cocina, ya que es un lugar
ideal para compartir anécdotas, historias, cuentos entre otros, que cobran un gran
significado en los niños y niñas. Cabe mencionar que la lengua quechua y aimara es uno
de los elementos esenciales que permite la transmisión de los saberes y conocimientos
socioculturales. La palabra en todo momento expresa una serie de enseñanzas y
sentimientos, que van acompañados de la experiencia.

En consecuencia, debemos reconocer que hay saberes y conocimientos muy valiosos


que los niños adquieren de la familia que muchas veces no han sido sistematizados para
incluir en el sistema educativo, por ello los docentes también deben estar encargados en
fortalecer sus habilidades, emociones y valores heredados de sus padres que potenciaran
el aprendizaje en la primera infancia, la cual permite que los infantes adquieran
habilidades para la vida en este orden de ideas, el papel de las instituciones educativas
es muy importante, porque son quienes refuerzan la tarea de los padres, con procesos
académicos encaminados a la construcción de valores y manejo emocional.

CONCLUSIÓN
 La familia es considerado como la primera institución formadora y orientadora
en situaciones de exploración, duda y curiosidad que presentan los niñas o las
niñas en su proceso de aprendizaje integral, siendo papá y mamá los máximos
referentes educativos y formadores del grupo familiar y los encargados de
brindar la confianza y seguridad para fortalecer la personalidad, la autoestima;
así adquirir las habilidades necesarias que requiere el ser humano para
involucrarse e interactuar correctamente con otros grupos sociales.

 La vivencia de los niños en el ámbito familiar, responde a las prácticas


cotidianos de sus padres en un ámbito sociocultural determinado, dónde
presencian los actos y hechos de sus familiares tratando de imitar y seguir los
pasos. Además, sus progenitores afrontan la responsabilidad de formar a sus
hijos e hijas y prepararlos para la vida con la enseñanza de conocimientos
básicos. Por tanto, es aquí donde se desarrollan saberes prácticos, adquiridos en
el diario vivir, de cual los educadores deben rescatar algunos conocimientos de
importancia, sin distinción de sexo, edad, nivel socioeconómico o pertenencia
étnica, y con esto favorecer el pleno desarrollo de los y las niños y niñas y su
acceso en iguales condiciones a una estructura de oportunidades sin perder su
identidad y los conocimientos valiosos heredados de su familia.

 Los saberes están y se aprenden en todo momento, por ende, las enseñanzas
nacen diariamente de muchas maneras y los infantes aprenden de los hechos y
actos de su entorno familiar, mediante la observación y eso es importante
cuando los padres y cuidadores dan ejemplo, y ofrecen confianza y seguridad al
interior de la familia, se propicia un ambiente cálido que contribuye
significativamente a la autoestima positiva, el autoconcepto, la seguridad y
confianza durante la primera infancia, logrando que se valoren a sí mismos y a
las demás personas.
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

Benites Gamarra, Marín Benito (2019) Saberes que Desarrolla el Niño Y niña en el
contexto Familiar y Comunal, Tesis para optar Título de Licenciado. Lima- Perú.
Recuperado en: https://repositorio.upch.edu.pe/bitstream/handle/20.500.12866/8565/
Saberes_BenitesGamarra_Marin.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Cusi, M. Q. (2009). Los patrones de crianza de niños y niñas en la comunidad


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Recuperado de http://biblioteca.proeibandes.org/wpcontent/uploads/2016/11/5.Tesis-
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Gardner, H. La mente no escolarizada. Cómo piensan los niños y cómo deberían


enseñar las escuelas. Barcelona: Ed. Paidós, 1993

Infante, A., y Martínez, J. F. (2016). Concepciones sobre la crianza: el pensamiento de


madres y padres de familia. Liberabit, 22(1), 31-41. DOI:
https://doi.org/10.24265/liberabit.2016.v22n1.03

Rentería Pérez, E., Lledias Tielbe, E., y Giraldo, A. (2008). Convivencia familiar: una
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Recuperado de https://revistas. usantotomas.edu.co/index.php/diversitas/article/view.

Zuluaga, J. B. (2004). La familia como escenario para la construcción de ciudadanía:


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http://www.scielo.org.co/scielo. php?script=sci_arttext&pid=S1692-
715X2004000100005.

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