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La pedagogía del cuidado como marco para el abordaje de los consumos problemáticos en la

escuela

Clase 1: ¿Qué se entiende por consumos problemáticos y


por qué trabajarlo en la escuela?

Introducción

¡Bienvenidos y bienvenidas a la clase número 1 del curso La pedagogía del cuidado como marco para
el abordaje de los consumos problemáticos en la escuela! En este primer acercamiento nos
dedicaremos a trabajar qué son los consumos problemáticos y por qué es necesario abordar este
recorte temático en la escuela. Para iniciar este recorrido, te proponemos pensar sobre cómo a las
personas adultas nos atraviesan algunas cuestiones:

¿Cómo son nuestras prácticas de consumo cotidianas? ¿Qué relación establecemos con “la moda” y
con los objetos que nos propone el mercado? ¿Qué relaciones establecemos con los dispositivos
tecnológicos como celulares y computadoras, por ejemplo? ¿Son problemáticos estos consumos?
¿Cuándo y por qué consideramos que un consumo es problemático? ¿Qué pensamos sobre los
consumos de “drogas”? ¿Y sobre aquellas personas que consumen sustancias? ¿O sobre aquellas que
atraviesan una situación de adicción? ¿Qué necesitamos saber sobre los consumos problemáticos
para trabajar con niños, niñas y adolescentes en la escuela? ¿Han conversado en la formación docente
sobre estas temáticas? ¿Qué sentidos sobre los consumos problemáticos circulan en las escuelas en
las que realizan sus prácticas docentes? ¿Qué saberes y experiencias tiene que ofrecer la escuela en
relación con estos temas?

Entendemos que preguntarse por las propias prácticas y representaciones en relación con el
consumo y sus objetos resulta fundamental para poder luego pensar cómo trabajarlas en el ámbito
educativo.

¿Qué entendemos por consumos problemáticos?


Desde una mirada tradicional, los consumos problemáticos se han trabajado haciendo referencia a
las adicciones como el principal problema y a las llamadas “drogas” como el objeto de consumo

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asociado a lo problemático. Desde esta propuesta se hace foco en las sustancias, sus efectos
psicoactivos, los posibles riesgos y las medidas preventivas necesarias. Sin embargo, de unos años a
esta parte, se viene produciendo un cambio de paradigma que recupera la noción de consumos
problemáticos, en consonancia con los derechos de niños, niñas y adolescentes, y con algunas
transformaciones en los enfoques sobre el derecho a la salud, la salud mental y los derechos
humanos. Por todo esto, actualmente la definición de consumos problemáticos incluye a las
adicciones, pero no se restringe a ellas y toma en cuenta a las sustancias psicoactivas, pero sin reducir
las dificultades que las personas pudieran atravesar su consumo. La Ley N. ° 26.934 que crea el Plan
Integral para el Abordaje de los Consumos Problemáticos (más conocido como Plan IACOP) define a
los consumos problemáticos como:

[...] aquellos consumos que -mediando o sin mediar sustancia alguna- afectan
negativamente la salud física o psíquica del sujeto, y/o las relaciones sociales. Los
consumos problemáticos pueden manifestarse como adicciones o abusos al alcohol,
tabaco, drogas psicotrópicas –legales o ilegales– o producidos por ciertas conductas
compulsivas de los sujetos hacia el juego, las nuevas tecnologías, la alimentación, las
compras o cualquier otro consumo [...]

Desde esta mirada, los consumos problemáticos podrían no incluir una sustancia, y en caso de
hacerlo, podría tratarse de un consumo ocasional que afecte negativamente la salud o alguna de las
áreas de la vida de alguien sin que exista una práctica habitual. Entendida de este modo, la cuestión
de los consumos problemáticos se encuentra íntimamente vinculada con las condiciones de vida
subjetivas y las circunstancias de época en las que se manifiestan.

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Este gráfico ayuda a representar la complejidad de la problemática de los consumos. Cada sujeto,
cada contexto y cada objeto o sustancia están conformados y atravesados por una multiplicidad de
factores. No hay una sola manera de definir y comprender a todos los sujetos, a todos los contextos
y a todos los objetos o sustancias. Del mismo modo, hay que observar las particularidades de cada
situación y cómo estos tres componentes se interrelacionan.

La noción de consumos problemáticos permite atender a las relaciones que establecen los sujetos
con los diferentes objetos o sustancias en cada contexto. En este sentido, la sociedad de consumo
cobra un papel de enorme relevancia que debe ser pensado críticamente. La próxima clase
profundizaremos esta idea teniendo en cuenta que resulta imposible pensar los consumos
problemáticos por fuera de la lógica y de la cultura de consumo como condición de época.

¿Por qué trabajar los consumos problemáticos desde la escuela?


● En primer lugar, existe un marco normativo que establece la necesidad de trabajar estos
temas en la escuela. En la Guía de orientaciones y criterios de intervención ante situaciones
de consumo de sustancias en el ámbito escolar se puede encontrar el plexo normativo general
que encuadra el abordaje de los consumos problemáticos en el ámbito educativo (ver página
18 y 19). Asimismo, cabe especificar que en la Ley de Educación Nacional 26.206 se define
como uno de los fines y objetivos de la política educativa nacional “promover valores y
actitudes que fortalezcan las capacidades de las personas para prevenir las adicciones y el uso
indebido de drogas”. A su vez, existen desde el año 2015 Lineamientos Curriculares para la
Prevención de las Adicciones (Resolución CFE 256/15) que fueron acordados en el Consejo

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Federal de Educación. Estos, complementan los núcleos de Aprendizaje Prioritarios y cumplen
la función de precisar el alcance de la obligación estatal de promover aquellos aprendizajes
durante la escolaridad obligatoria que se consideran ineludibles en la enseñanza, para el
abordaje de estos temas en la escuela.
● Por otro lado, con frecuencia en las escuelas irrumpen situaciones vinculadas con los
consumos problemáticos que ponen en tensión los dispositivos con que la escuela desarrolla
su tarea cotidiana: puede suceder que en las primeras prácticas en escuelas asociadas y luego
como docentes notemos que un/a estudiante o un grupo estén atravesando una situación de
consumos problemáticos, puede acontecer que un familiar o un compañero/a se acerque a
solicitar ayuda, por ejemplo. Por lo cual, es importante que desde las escuelas podamos
desplegar modos de acompañamiento e intervención institucional que permitan abordar
estas situaciones cuidando las trayectorias de las/los estudiantes.
● Trabajar los consumos problemáticos se fundamenta también en la oportunidad que esta
temática otorga para construir preguntas genuinas sobre el mundo en el cual estamos
inmersos e inmersas. Abordar estos contenidos desde una perspectiva integral y de derechos
posibilita la problematización de las condiciones de vida actuales, el ejercicio de una mirada
crítica hacia discursos que interpelan a las personas como consumidores antes como sujetos
de derecho y fortalecer así, la construcción de ciudadanías democráticas.

¿Desde qué enfoque trabajamos los consumos problemáticos en la escuela?


De los discursos preventivos a la pedagogía del cuidado

Habiendo precisado qué entendemos por consumos problemáticos resulta importante considerar
desde qué perspectivas habitualmente ingresan estos temas al ámbito escolar y cómo podemos
abordarlos desde un enfoque específicamente pedagógico, teniendo en cuenta que históricamente
fueron pensados desde otros sectores, como el sanitario y el jurídico.

Te proponemos mirar las siguientes producciones realizadas en escuelas secundarias:

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¿Qué te sugieren? ¿Qué ideas sobre las sustancias subyacen en los afiches? ¿Qué
perspectiva pedagógica considerás que orienta esta propuesta? ¿Cómo te parece que
niños, niñas y adolescentes pueden recibir o vincularse con estos mensajes?

Tal como seguramente hayan trabajado en distintas asignaturas de la formación inicial –como
Pedagogía o Historia de la Educación desde su surgimiento, la escuela moderna estuvo atravesada
por los enfoques higienistas, biologicistas y sanitarios que fueron nutriendo abordajes preventivos
en el ámbito escolar. Advertimos en este problema social que nombramos como "consumo
problemático" la vigencia de perspectivas que hacen hincapié en el conocimiento de las sustancias y
los efectos psicoactivos sobre el cuerpo. Desde estas miradas, se sostiene un enfoque biomédico
basado en la información sobre las consecuencias que las sustancias generan en el organismo con el
objetivo de lograr cambios de hábitos o conductas (“si les explico los efectos psicoactivos del alcohol,
entonces van a disminuir el consumo”). De este modo, se tiende a la especificidad y al recorte de
información precisa para evitar situaciones que se consideren peligrosas y frecuentemente se apela
a enunciados moralizantes que se centran en miradas que aconsejan desde el “deber ser” (“no
consumas, se responsable”, “es tu decisión las drogas o la vida”).

A pesar de las variaciones y/o matices que los discursos preventivos pueden haber atravesado a lo
largo de la historia escolar, en esta perspectiva el acento está puesto en evitar daños posibles, en
seleccionar temáticas que ingresan al currículum como un modo de reducir las consecuencias
negativas en la salud de ciertas prácticas o hábitos, o bien de modo criminalizante o punitivista,
generando estigmatización en infancias y adolescencias.

Además, este tipo de abordajes supone una mirada simplista que no considera el contexto ni las
condiciones de época. Las situaciones de consumo problemático, entonces, se explican desde una

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única causa dando lugar a discursos reduccionistas como “la culpa es de la familia o del barrio” o
miradas que personifican a la sustancia como un sujeto con voluntad propia o como un agente
externo a la sociedad que viene a destruirla y a quien consume como un objeto pasivo - “las drogas
te atrapan”. Estas miradas parciales no dan cuenta de la complejidad de la problemática y por lo
tanto las intervenciones ancladas en estas perspectivas son limitadas.

Si entendemos a los consumos problemáticos desde la complejidad y a la tarea de la escuela no


circunscripta a la función de prevenir riesgos, se hace necesario posicionarse desde otra perspectiva
para pensar estos temas. La pedagogía del cuidado nos aporta un marco general para pensar el
abordaje de los consumos problemáticos en la escuela desde un enfoque integral y de derechos.

En primer lugar, acentuamos la importancia del cambio que implica el modo en que se entiende,
construye y denomina este problema social. La noción de consumos problemáticos favorece
entender los procesos y las situaciones que atraviesan las personas; situar las relaciones entre las
personas, los objetos o modalidades de consumo en contextos particulares; y dar lugar a la voz y a
los derechos de las personas a las que se orientan las intervenciones. Posicionarse desde la pedagogía
del cuidado implica un movimiento en el cual el otro/la otra no es un sujeto para prevenir, sino un
sujeto de derecho; no está permanentemente amenazado por el riesgo, sino en proceso de
construcción subjetiva y habita la escuela mientras construye su propia identidad. Desde este
enfoque, la escuela no solo informa eventos para evitar, sino que tiene el rol de ofrecer
oportunidades para significar el mundo, permite acercarse a universos que de otro modo quedarían
alejados y distantes y pone a disposición horizontes culturales distintos a los conocidos.

Al considerar la complejidad del fenómeno y la multiplicidad de dimensiones en juego, la sociedad


de consumo en la cual estamos inmersas/os cobra un papel de gran relevancia y la escuela un lugar
privilegiado en el cual construir una mirada crítica al respecto. El ámbito educativo representa una
oportunidad para construir preguntas sobre el mundo que habitamos y desnaturalizar algunas
condiciones de época que son fruto de procesos sociales, históricos y culturales.

Decíamos, además que esta mirada se basa en un enfoque de derechos lo cual ubica a las escuelas
como parte del Sistema de Protección Integral de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (NNyA).
Este paradigma tomó carácter legal en nuestro país a partir de la sanción de la Ley N. ° 26061 en el
año 2005. Bajo esta norma, niñas, niños y adolescentes pasan a tener una posición activa en el
ejercicio de derechos mediante acciones como informarse, opinar y participar. Pensar la escuela

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como una institución comprometida con la garantía de derechos implica asumir que no puede
concebirse de modo aislada, sino que es necesario un trabajo de articulación permanente con otros
actores e instituciones para la construcción de una red que esté guiada por el principio de
corresponsabilidad. También, implica un acercamiento al conocimiento del marco normativo, con la
creación de espacios
y oportunidades para
el reconocimiento de
las garantías
previstas, así como
una mirada crítica
respecto de algunas
leyes vigentes que
pueden presentar tensiones con un enfoque de derechos. A su vez, implica reconocer a NNyA como
sujetos con capacidad de opinar, tomar decisiones, participar, involucrarse de forma activa en el
ejercicio de la ciudadanía. Trabajar los consumos problemáticos desde una perspectiva de derechos
requiere ofrecer experiencias de enseñanza, donde estos no sean solamente enunciados sino
también ejercidos y las propuestas puedan habilitar oportunidades para comprometerse
genuinamente con la toma de decisiones.

Para profundizar la perspectiva de la pedagogía del cuidado y el abordaje de los


consumos problemáticos desde una perspectiva integral y de derechos te
invitamos a explorar los siguientes materiales:
Toma la Voz ejes y propuestas para el abordaje de los consumos problemáticos.
Este material (página 13-15).
Más democracia, más derechos (páginas 43-46 ).

En síntesis, posicionarnos desde una pedagogía del cuidado nos permite analizar ideas y discursos
arraigados para seguir construyendo modos alternativos de abordar los consumos problemáticos en
la escuela en los cuales el ejercicio de los derechos y la formación de nuevas ciudadanías
democráticas tenga un rol central.

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Hasta aquí desarrollamos algunos aspectos que nos permiten reconocer los consumos problemáticos
desde la pedagogía del cuidado, asumiendo un enfoque de derechos. En el primer encuentro
sincrónico profundizamos sobre cómo entendemos el rol de la escuela en relación con el abordaje
de esta temática. Luego, en la clase 2 vamos a continuar trabajando un aspecto que es central para
pensar las condiciones de época actuales: la lógica propia de las sociedades de consumo. Profundizar
en este aspecto nos va a permitir caracterizar los consumos problemáticos como una expresión de
lógicas mercantiles.
¡Hasta la próxima clase!

Créditos
Autores: Programa Prevención y Cuidados en el Ámbito Educativo

Cómo citar este texto:


Programa Prevencion y Cuidados en el Ámbito Educativo (2023). Clase 1: ¿Qué se entiende por consumos
problemáticos y por qué trabajarlo en la escuela? La pedagogía del cuidado como marco para el abordaje de
los consumos problemáticos en la escuela. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.

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