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MÓDULO 1: INTRODUCCIÓN A LOS CONSUMOS PROBLEMÁTICOS

“El consumo (en sí mismo) es problemático en nuestra sociedad actual” Alicia Stolki

CONSUMO PROBLEMÁTICO

Según el Plan Integral para el Abordaje de los Consumos Problemáticos (IACOP - Ley 26.934/14), se entiende
consumos problemáticos a “aquellos consumos que — mediando o sin mediar sustancia alguna— afectan negativamen
(...) la salud física o psíquica del sujeto, y/o las relaciones sociales . Los consumos problemáticos pueden manifesta
como adicciones o abusos al alcohol, tabaco, drogas psicotrópicas —legales o ilegales— o producidos por ciert
conductas compulsivas de los sujetos hacia el juego, las nuevas tecnologías, la alimentación, las compras o cualquier o
consumo que sea diagnosticado compulsivo por un profesional de la salud” .
Los consumos problemáticos, entonces, pueden involucrar sustancias legales o ilegales, es decir, que exceden lo q
comúnmente se nombra como “droga”, comprendiendo así también a otras sustancias psicoactivas legales, como el alco
y los psicofármacos. Por otro lado, los consumos problemáticos pueden no tener nada que ver con sustancias, pero
involucrar conductas compulsivas hacia una actividad: el trabajo, las compras, el juego, la alimentación, el uso de
tecnologías, etc.
En este marco, no todos los consumos son problemáticos, pues no todo consumo afecta negativamente la salud y/o
relaciones sociales. Que un consumo se vuelva problemático depende de muchos factores: qué se consume, con q
frecuencia, en qué circunstancias, cómo está la persona en ese momento de su vida, el contexto en el que ocurre
consumo, entre otras variables. Por eso no alcanza con un solo factor para determinar si un consumo es problemáti
como cuando se toma en cuenta sólo la frecuencia o sólo la cantidad. Muchas veces se suele pensar que es lo mismo q
una adicción, sin embargo, es un concepto más amplio. La adicción es una forma de consumo problemático, pero no
única. Un consumo ocasional también puede ser problemático, sin ser una adicción. Por ejemplo, muchos adultos tom
nada más que un vaso de alcohol con la cena -y ese consumo puede no afectar negativamente -, sin embargo, si luego
vaso de alcohol esa persona tiene que manejar, el consumo se puede volver problemático, ya que los efectos del alco
ponen en riesgo la vida propia y la de terceros al volante.
Entonces podemos ubicar diferentes tipos de consumo, es decir, diferentes modos de vincularnos con una sustan
psicoactiva (sustancia que introducida en el organismo actúa sobre el sistema nervioso central, modificando
percepciones y/o las conductas). Hablamos de un USO cuando el consumo es episódico, ocasional, sin tolerancia
tolerancia es la necesidad de aumentar el consumo para conseguir el efecto deseado) ni dependencia. No obstante, es
como se mencionó anteriormente, un simple uso se puede volver un consumo problemático según el contexto en el q
tenga lugar.
Por ABUSO de sustancias nos referimos a un consumo en exceso, con cierta periodicidad y con una intencionalidad en
vínculo (se consume para divertirse, para “rendir” más, para cambiar el humor, etc). Es, por ejemplo, tomar un remedio
indicado o en dosis mayor a la recetada, beber alcohol en exceso, etc.
Hablamos de ADICCIÓN o DEPENDENCIA cuando la persona tiene la necesidad inevitable de consumir una sustanci
depende física y/o psíquicamente de ella. La vida gira en torno de un consumo problemático: no puede vivir sin e
sustancia, y hace todo lo posible para conseguirla y consumirla. La persona sustituye progresivamente sus vínculos por
consumo, lo que lo deja cada vez más aislada. Tomando las palabras de Alicia Stolkiner, “la adicción como problemática
una persona es compleja, (...) es un vínculo particular con el consumo de manera tal que la persona no puede de ningu
manera cortar ese vínculo con el objeto, que se va introduciendo como parte de su vida cotidiana. (...) Dentro de
adicciones, hay un punto común que es tratar de buscar algún alivio a una situación insoportable, (...) una adicción
construye psicológica, biológica y socialmente de manera conjunta.”
Como afirma la especialista Graciela Touzé (2015), es clave que tengamos en cuenta que la diferencia
entre uso, abuso y dependencia es más una diferencia cualitativa respecto de las motivaciones y
el contexto del consumo que una diferencia cuantitativa con relación a la cantidad y la frecuencia
de drogas consumidas. Estas diferencias dependen mucho más de las características de la persona y de su entorno q
del tipo de droga que se consume .
Cabe señalar y tener presente que siempre que hablamos de niños y adolescentes los consumos de sustanc
psicoactivas son problemáticos por los riesgos asociados a la salud y a las consecuencias generadas por el consumo
esas etapas vitales.

ENFOQUE RELACIONAL Y MULTICAUSAL

Entonces, ante tanta diversidad de posibles situaciones, se desprende que esta problemática es compleja y multicausal.
todas las personas que consumen sustancias lo hacen de un modo problemático, y de ser así, no se trataría de las mism
causas, de los mismos factores intervinientes, incluso, no menos importante, tampoco serían iguales las posibilidades
abordaje, según los recursos disponibles y las redes de apoyo existentes. Desde este enfoque relacional, una herramie
válida para comprender si un consumo es problemático o no, es pensar desde la tríada sujeto-sustancia-contexto. Siem
tiene que estar presente el análisis de estas dimensiones, con las distintas variables que las componen, y sobre todo
análisis de las interacciones y entrecruzamientos entre ellas, ya que centrarse sólo en un aspecto lleva a un abord
parcial y reduccionista que no da cuenta de la complejidad de la problemática. En relación al sujeto, las variables pued
ser la personalidad, la biología, la historia personal, las expectativas, entre otras; y en cuanto a la interacción con el obj
(sustancia) tenemos que tener en cuenta el tipo de sustancia, la dosis, calidad, procedencia, etc. Respecto al contexto,
importante considerar lo micro como lo macro, es decir, las creencias y costumbres familiares, el barrio, las circunstanci
etc, como también el análisis de contextos socio-históricos, y los distintos discursos de la época. Cabe señalar, adem
que el consumo de sustancias se encuentra rodeado de opiniones, creencias, información contradictoria, enfoqu
estereotipos y prejuicios sobre las personas que consumen o sobre las sustancias. Los estigmas y prejuicios dirigidos a
consumidores en muchos casos actúan como trabas para que las personas puedan acceder a un tratamiento adecuado
ser considerados como delincuentes, por ejemplo, o ser maltratados en las guardias de hospitales.

Resulta entonces fundamental trabajar en la desnaturalización de los estereotipos, desde un enfoque crítico, encarando
situaciones de consumo de sustancias desde miradas inclusivas, interdisciplinarias y alejándonos de posiciones represiv
estigmatizantes y prejuiciosas. (Temática que retomaremos en el módulo 3).

LÓGICAS DE CONSUMO

Nuestra época necesita cuerpos que anden a mil, que no paren. Cuerpos que consuman, que rindan, que sean eficace
exitosos. Allí donde hay “fiaca”, donde hay cansancio, donde hay ganas de no “hacer nada”, debe ofrecerse un produ
que dé energía, que lo vuelva productivo, que disponga al cuerpo como máquina rendidora que siempre puede más. En
sociedad actual, todos nos encontramos envueltos y atravesados por los consumos. Aquello que se consume va definien
una identidad individual y colectiva y refuerza lugares de pertenencia. Las estrategias publicitarias exacerban es
aspectos, generando necesidades donde no las hay y ofreciendo soluciones mágicas inexistentes.
Los consumos en la sociedad de mercado se asientan en el individualismo y tienden a una satisfacción siempre inmediat
personal, apartada de proyectos compartidos, de marcos de sentido colectivos y de lazos comunitarios. “El consumido
que espera no es la realización de un proyecto sino un estado de plenitud”. Es en estas coordenadas sociales, culturale
epocales, entonces, que debemos enmarcar y situar los consumos problemáticos. Porque el recurso a una sustancia
actividad que promete sin demora un
alivio o un bienestar, es parte de las soluciones que ofrece la sociedad de consumo para tramitar emociones, solucion
rápidas, individuales, sin pensamiento crítico, ni creación alguna. Retomando las palabras de Alicia Stolkiner, “en el cam
de la salud, la medicalización de la vida hace que se haya construido todo un imaginario de que todo dolor, todo proble
es solucionado inmediatamente con una sustancia”.
Lo planteado anteriormente se asienta en lo que llamamos lógicas de consumo, tan imperantes en esta época. Se trata
una manera de funcionar y de actuar que rige al conjunto de nuestras prácticas sociales. Bajo estas lógicas nuest
acciones se llevan adelante de un modo particular, obedeciendo reglas de individualismo, de soluciones inmediatas,
otorgamiento de identidad por lo que se tiene y no por lo que se es. Estas maneras de actuar las podemos tomar com
propias -sin quererlo o decidirlo explícitamente
por formar parte de la compleja red de relaciones que compone nuestra vida social, cada vez más mercantilizada. Regu
de tal forma nuestras relaciones con los demás y con el mundo, que promueve y contribuye a que se formen socialmen
sujetos que piensan y sienten antes como consumidores que como sujetos de derecho. Al mismo tiempo, entendemos q
la lógica de consumo se encuentra en tensión con las lógicas y las prácticas de cuidado, que desarrollaremos en o
módulo.
Por todo esto, para preguntarnos por los consumos problemáticos, es fundamental cuestionar toda la lógica de consu
que nos atraviesa como sociedad y construir alternativas colectivas para cuidarnos entre todos y todas.

HACIA UNA LECTURA INTEGRAL DE LOS CONSUMOS PROBLEMÁTICOS:

Retomando lo desarrollado previamente, es fundamental entender que la problemática de los consumos es comple
multidimensional y multicausal, que no solo están involucradas las sustancias psicoactivas (legales o ilegales) sino q
también puede estar relacionadas a otros objetos u actividades (como la relación con la comida, tecnología, entre otros)
que, desde una perspectiva relacional, que el consumo se constituya en un problema depende de la interacción de much
factores.
Como hemos definido con anterioridad, no todo consumo es un problema, y cuando lo es, no existe una causa úni
constante y determinada. Se trata de poder pensar cada situación desde su singularidad, desde la particular interacc
entre la persona, la sustancia (u objeto) y su contexto, descentrando la mirada del objeto (ya sea droga u otros), pasando
ubicar cuál es la relación que el sujeto establece con el mismo.
Volvemos a señalar que, en la sociedad actual, por la época en la que vivimos, el imperativo al consumo y las lógicas q
promueve, influyen en las personas, no como un mero “exterior” sino que nos atraviesa en tanto influye en la constituc
de nuestra subjetividad y en el modo de vivir. También influyen en cuanto al lugar que se le da a los objetos de consumo,
que el consumo se constituye como requisito para una supuesta adaptación social, de esa forma se es parte del sistema.
Esto, inevitablemente, influye en las problemáticas de consumo de sustancias.

En relación a la época, también los imperativos de inmediatez e instantaneidad obturan la posibilidad de que
desplieguen procesos y experiencias; en la vertiginosidad no hay posibilidad de pensar, ni de sentir. La sobrevaloración
lo nuevo, desestima la posibilidad de construir historias y simbolizaciones a través de objetos que puedan adquiri
transmitir sentidos y signos familiares, comunitarios, culturales.
En esta coyuntura, resulta fundamental proponernos desnaturalizar las lógicas de consumo para darle otro tratamiento
malestar, y no el que se ofrece en esta época. Es fundamental reflexionar críticamente sobre este recurso que se ofrece
ilusión de que al consumir una sustancia y/o actividad obtendremos sin demora un alivio o un bienestar.

Se presenta al consumo como parte de la solución. Se ofrece una sociedad de consumo para tramitar emociones,
malestares, conflictos: soluciones rápidas, individuales, sin pensamiento crítico, ni creación alguna. Esta lógica de
taponamiento impide poder hacerse preguntas necesarias para intentar comprender qué nos pasa, además de hacer lugar
al malestar como parte de lo humano.
Si bien las causas de un consumo problemático pueden ser diversas, generalmente encontramos este taponamiento como
modo de resolver los conflictos. Cuando se trata de una dependencia, la persona sustituye progresivamente sus vínculos
por el consumo, lo que la deja cada vez más aislada. La vida gira en torno a un consumo problemático: no puede vivir sin
esa sustancia, siente el impulso irrefrenable a consumirla (compulsión). Se produce cuando una situación de vida exige
aliviar un dolor (a modo de cancelación tóxica del dolor), evadir un vacío, anestesiar algo intolerable o insoportable, a través
del recurso a una sustancia; o propiciar estímulos e intensidades que no se están encontrando por otras vías. Observamos
una creciente ruptura de vínculos, y el recurso a la sustancia, objeto o actividad, se presenta como el único recurso
disponible para tratar el malestar, a modo de dependencia psíquica, además de la dependencia física que se puede ir
generando. Podemos encontrar situaciones traumáticas o duelos no elaborados, contextos de violencia, falta de contención
familiar, de comunicación, de circulación de la palabra, vulneración de derechos, exclusión social, aislamiento, falta de una
red comunitaria de apoyo, entre otros. Situaciones mencionadas, como la exclusión social y la vulneración del derecho a la
salud se generan en muchas oportunidades por los estigmas y prejuicios que giran en torno a las personas usuarias de
drogas.
Un aspecto muy importante a tener en cuenta para hacer una lectura integral de una situación es que la problemática de
consumo se presenta muchas veces como lo manifiesto, como la punta de un iceberg que esté cubriendo otros problemas .
Claro que el consumo puede tener efectos negativos y consecuencias, lo que complejiza aún más la situación. Esta lectura
integral de la problemática nos permitirá redefinir el problema y propiciar un abordaje integral, ya que lecturas parciales
sobre el consumo obturan dicha posibilidad, impidiendo desplegar todas las variables en juego.

ABORDAJE INTEGRAL DE LOS CONSUMOS Y LAS ADICCIONES

Así como proponemos una mirada y lectura de las problemáticas de consumo desde la complejidad, multicausalidad y
multidimensionalidad, de la misma forma sostenemos que esta perspectiva es necesaria también para delinear el abordaje.
Complejizando la mirada sobre esta problemática, se amplía también la posibilidad de abordajes e intervenciones, y los
tratamientos posibles.
Lo INTEGRAL en un abordaje implica una concepción holística de la persona en sus múltiples dimensiones bio-psico-social,
una noción de salud integral, y también la integralidad de áreas y actores que pueden formar parte de un abordaje.
El abordaje de los consumos problemáticos, entonces, pretende indagar y explorar los diferentes aspectos de la vida de las
personas para trabajar desde allí. Ir más allá de la práctica de consumo y la sustancia: Desustancializar la problemática, lo
que no quiere decir negar o excluir la práctica de consumo. Se redefine el problema y también los objetivos terapéuticos.
Para esta tarea son primordiales los dispositivos de primera escucha, que además de contener y orientar a personas con
esta problemática o familiares y allegados, realizan un diagnóstico de situación y diseño de la estrategia, que será como un
“traje a medida” para cada consultante o situación, que contemple su singularidad.
Es frecuente que concurran enviados por familiares o allegados, para quienes el consumo constituye un problema, y no
necesariamente para quien llega a la consulta (lo que no quiere decir que no lo sea). En ocasiones, se observan actitudes
como “des/implicados” de su práctica de consumo, diciendo por ejemplo “que la sustancia los toma”, quedando en posición
de objeto, sin poderse ubicar como sujetos.
Las intervenciones buscarán rescatar la capacidad del sujeto para poner en cuestión situaciones vividas, para darle otro
tratamiento a eso que fue tratado con el tóxico; recuperar la palabra y saber acerca de su historia, conflictos, sufrimientos,
deseos; que se posiciones como un sujeto activo en su tratamiento.
Para un abordaje integral resulta fundamental indagar sobre los vínculos afectivos y los lazos sociales que conforman el
anclaje social, es decir, el entorno significativo del sujeto. Un entorno conformado por los espacios de socialización y
pertenencia.
Las variables que conjugan el soporte social pueden ser:

Participar o no de una red de protección social a través del trabajo remunerado, las condiciones materiales que implican lo
habitacional, las experiencias laborales previas y actuales, la escasa o nula red de vínculos afectivos concretos, los
atravesamientos institucionales –es decir, experiencias previas de tratamiento en el ámbito público como privado,
incorporación en programas asistenciales, intervenciones judiciales –, los actores comunitarios de referencia, la vulneración
de derechos básicos como la documentación, la alimentación, entre otros. Éstas hacen a la configuración del pedido de
ayuda y del padecimiento desde un punto de vista integral. No son variables por fuera del padecimiento, son intrínsecas a él.
Para un tratamiento posible es de vital importancia promover la participación en espacios para alojar, construir sentidos,
reconstruir el lazo social y hacer la vida más deseable: Quien encuentra un sentido a la vida, quien encuentra más deseo en
el estar viviendo, tiene menos riesgo de que el consumo se vuelva problemático o se torne el centro de su vida.
El abordaje integral, en el marco del modelo socio-comunitario, comprende a lo interdisciplinario, interinstitucional,
intersectorial e interactoral; es un abordaje en red, donde la articulación e integración resultan clave.
Para pensar en la integralidad e interdisciplina tomamos los siguientes fragmentos de Luis Hornstein: “Olvidados del
biologicismo, pero no por cierto de lo biológico. No somos máquinas replicadoras de ADN pero tampoco espíritus libres
restringidos solamente por los límites de la imaginación o por los determinantes socio-económicos” 2
“¿Cómo escapar al reduccionismo, es decir, a la simplificación excesiva en el análisis o estudio de un tema complejo? Para
la ideología reduccionista en biología (biologicismo) la subjetividad sería consecuencia de la constitución genética. La
ideología reduccionista en psicología (psicologismo) hace oídos sordos a los aspectos corporales y socio-históricos. El
sociologismo no considera lo psíquico ni lo corporal.”
“Los sufrimientos deben ser abordados desde el paradigma de la complejidad considerando la acción conjunta de la
herencia, la situación personal, la historia, los conflictos, la enfermedad corporal, las condiciones histórico-sociales, las
vivencias, el funcionamiento del organismo, sin descartar los desequilibrios bioquímicos”

Entonces se trata de ir más allá de la finalidad de eliminar la sustancia de la vida de los sujetos; se trata de la posibilidad de
brindar respuestas que logren ubicar cierto límite al padecimiento y un freno a los efectos dañinos que puede generar el
consumo de sustancias. Si no se trabaja sobre las causas del consumo, la abstinencia estará destinada a fracasar. En
muchos casos tiene que ver con la creación de escenarios que propicien la construcción de proyectos posibles. Las
oportunidades de circulación por redes institucionales e intersubjetivas otorgan las herramientas para construir proyectos
personales y colectivos, que reduzcan el padecimiento de los sujetos que atraviesan dicha problemática. Lo vincular es
fundamental, por ende, el acompañamiento y los cuidados. Cobra relevancia lo intersectorial e interactoral, ya que se
requieren diferentes roles para promover y sostener un abordaje integral desde lo vincular: además de los profesionales de
la salud es necesario contar con preventores, operadores socio-comunitarios, referentes afectivos, barriales y religiosos,
docentes, entre otros; y fundamentalmente trabajar con la familia, en la contención y orientación.
Un tratamiento posible no consiste sólo en la internación en comunidades terapéuticas o el tratamiento ambulatorio por parte
profesionales de la salud. No obstante, en muchas ocasiones es necesario de acuerdo a la singularidad del caso, no es la
única forma de abordar la problemática. Por supuesto que se deberá evaluar si la persona está en riesgo cierto e inminente
por la práctica de consumo u otras cuestiones de salud mental, pero es muy importante tener en cuenta que en el diseño de
la estrategia de abordaje hay otros componentes que deben formar parte, además de Salud , como ser: otras áreas estatales
como desarrollo social, educación, justicia, deporte, cultura; organizaciones sociales, iglesias, espacios comunitarios,
grupales, etc. Esto tiene que ver con la noción de corresponsabilidad o responsabilidad compartida: si bien determinado
organismo puede estar coordinando la estrategia, el abordaje debe ser en articulación entre las diferentes áreas
mencionadas, no necesariamente todas, sino las que sean necesarias según cada situación.
También cabe señalar que hay diferentes momentos en un tratamiento donde en primera instancia se necesitan ciertos
recursos y luego otros. Consideramos entonces que es fundamental contar con herramientas y recursos variados y locales
para diseñar la estrategia de abordaje según la situación que se presente, apuntando a que se pueda poner en palabras el
dolor para generar alivio, encontrar otras vías para la resolución de conflictos, acceder a un tratamiento médico o control de
salud, generar lazos, reforzar vínculos, comenzar o retomar estudios u oficios, conseguir o recuperar el empleo, mejorar
condiciones de vida, etc. Sostenemos que promover intervenciones desde estas otras dimensiones de la vida de las
personas incide en sus prácticas de consumo,
ya que de a poco el consumo puede ir dejando de ser “lo único”, puede ir cambiando el lugar que tiene en la vida de las
personas, para ir armando bordes, límites ante los excesos.
Resulta entonces de vital importancia orientar a dispositivos de primera escucha que desde esta mirada integral puedan
acompañar y/o diseñar el abordaje en red con los recursos de cada localidad. Cabe aclarar que hay diferentes tipos de
escucha, que la escucha profesional es muy importante, pero si no contamos con la escucha de un familiar, amigo,
referente, docente, etc, resulta muy difícil que se acceda a un tratamiento.
Haciendo referencia a la escucha, consideramos que la escuela se constituye en un espacio privilegiado para desarrollar
acciones preventivas. Pudiendo desplegar una cultura institucional vinculada al cuidado, donde primen relaciones de
reciprocidad, de afectividad, de confianza, de preocupación por el otro/a. (Tema que analizaremos en próximos módulos)

Los y las invitamos a ver este video dónde Graciela Touzé refuerza algunos de los conceptos que venimos
recorriendo. https://www.youtube.com/watch?v=aO1pc8kZOug

Bibliografía de consulta:
-Abordaje integral de los consumos problemáticos. Sedronar

https://apasa.rionegro.gov.ar/download/archivos/00013093.pdf

-Cuidados en juego Adultos, prevención del consumo problemático en el nivel primario. Sedronar

-Guía de orientaciones para trabajar la prevención del consumo problemático en ámbitos deportivos y
artísticos. Sedronar

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