UNIVERSIDAD NACIONAL

DANIEL ALCIDES CARRION

FACULTAD DE CIENCIAS DE
LA SALUD ESCUELA DE
FORMACIÓN PROFESIONAL
DE ENFERMERÍA

 ASIGNATURA: Antropología
 DOCENTE: Lic. Samuel Rojas Chipana

 INTEGRANTES: MELGAREJO JANAMPA,

Tania Danitza

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 “CÓMO APORTA LA CULTURA AL DESARROLLO.

Por ALFONS MARTINELL SEMPERE”

El punto a partir es el cómo se invierte la Cultura en una sociedad. Aun cuando se le han dado
tantas definiciones a la Cultura con el paso de los tiempos, no quiere decir que todas ellas se
apliquen. Siempre va a existir variedad con respecto a ello.

“Los derechos culturales son parte integral de los derechos humanos y, al igual que los demás,
son universales, indivisibles e interdependientes” (Pacto 15, 2009, p.1).

El que predominen diferentes puntos de vista alrededor de la Cultura en una sociedad, genera
que haya factores muy importantes que se obvian y que tal vez no se les da el tiempo que
merecen para estudiarlos y llevarlos a cabo. Uno de ellos y que incide bastante en el momento
de entender el verdadero movimiento de la Cultura en una comunidad, es la relación que
existe entre el derecho a la Cultura y el derecho a la participación en la vida Cultural.

“La Cultura es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias. El arte, la
moral, el derecho, las costumbres y cualquier otro hábito y capacidad adquirido por el hombre
en cuanto miembro de la sociedad” (Taylor, 1871, p.1).

El tema de la Cultura en la que se vive, es demasiado amplia. La simple razón de saber que el
único derecho fundamental en la Cultura al que toda persona tiene acceso es al de la
participación social. Y que estos dos aspectos siendo tan parecidos son totalmente diferentes,
y que al relacionarnos, basta con eso para entender a profundidad cual es la base de cualquier
vida Cultural.

“La Cultura es la mayor parte de las reacciones motoras, los hábitos, las técnicas, ideas y
valores aprendidos y transmitidos y la conducta que provocan, (…). Es el producto especial y
exclusivo del hombre, y es la cualidad que lo distingue en el cosmos” (Kroeber, 1940, p.1).

Es tan importante el resaltar e incitar la participación en la vida Cultural, siendo este derecho
el primordial para hacer valer la libertad que al nacer se le otorgo a todo ser humano y que no
existe ninguna razón por la cuál sea apartado de ella. Aunque se piense que todo deriva,
depende y gira alrededor de un Estado, no es cierto; pero es ese mismo Estado el que debe
promover y facilitar el acceso a la vida Cultural y social.

“La cultura ya no es signo de crecimiento, superación, conocimiento, refinamiento; es decir la

cultura como progreso ha dejado de ser un discurso que habla de mejorar la vida de todos
para convertirse en un discurso de supervivencia personal” (Bauman, 2013, p.1).

Esa vida Cultural es aquel determinado entorno que comparten personas con las mismas o
diferentes creencias, tradiciones, lenguas, etc. Y el simple propósito que tiene un Estado ante

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su comunidad; que es el de imponer, exigir e imputar una Cultura que a la larga solo va a
beneficiar a unos tantos y no a todos, hace ver con claridad que no son las Políticas Culturales
las encargadas de crear Cultura y fomentarla.

“El consumismo, pues, hace que la cultura no se conciba como un medio para satisfacer
necesidades sino en crear necesidades nuevas, y a la vez garantizar la permanente
insatisfacción de las que ya están afianzadas” (Bauman, 2013, p.1).

El que esa Cultura crezca y sea conservada, depende de toda una sociedad que tenga el
conocimiento previo de que está en un entorno heterogéneo; y que sus ideales y su esencia
siempre van a estar relacionados con las vivencias y tradiciones de las demás personas. En
esto se resume lo que es una vida Cultural; estar expuestos a aceptaciones o a rechazos
dentro de una comunidad, pero que aquellos desacuerdos vengan basados en respeto y
tolerancia.

Aspectos como la Política Cultural, el Sistema Cultural, la Vida Cultural y el Sector Cultural; son
unos de los tantos puntos clave que forman parte de la creación y desarrollo de la Cultura.
Pero que también en algún momento se les dio un valor agregado o se les delimito sin conocer
en realidad de que derivan sus funciones. Esa libertad de la que se hablaba en renglones
anteriores, la restringe las Políticas
Culturales, siendo estas las encargadas de la iniciativa social, la defensa, el servicio público, la
oferta, el mercado, etc. Pero eso no quiere decir que las limite en su totalidad.

“La esfera de la cultura es un dominio de símbolos, y como ya sabemos, el símbolo tiene la

capacidad de captar y relacionar las cosas, (…). No existe, por tanto, sociedad sin cultura, de
igual manera que lenguaje y sociedad son interdependientes” (Ortiz, 2007, p. 1).

Siendo el Sistema Cultural el representante de todas aquellas novedades que impactan en la

vida cotidiana, tales como el internet y la tecnología, de la misma manera ofrece una libertad
colectiva que satisface todas las necesidades de un ser humano y dónde hace sentir en
desventaja a la Política Cultural; ya que siendo esta estática y el Sistema Cultural cambiante,
no va a encontrar la forma de poder controlar siempre a toda una sociedad.

Esas necesidades por satisfacer deben estar acogidas y respaldadas por una inversión social.
Esa inversión puede ser el consumo, el aporte del capital y demás factores económicos. Pero
no son la única forma de invertir; la autoestima y la participación también son puentes y
valores que se deben tener en cuenta para la creación y desarrollo de esa inversión Cultural.
Se debe salir del paradigma que es el Estado y las grandes empresas las responsables de que
pueden generar estabilidad y bienestar en una sociedad. Son los hogares, las familias, las
personas las que aumentan esa responsabilidad generando inversión que impacte a toda una
comunidad.

“La cultura, como la entendía Herder, era la expresión de la humanidad diversa, y no excluía la
posibilidad de comunicación entre los pueblos. Según él, la cultura podía entenderse como la
realización del genio nacional” (Herder, 1774, p. 1).

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