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Declaración Universal
Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de
razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2
Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción
alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del
país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país
independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a
cualquier otra limitación de soberanía.
La Diversidad Cultural
“La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio. Esta
diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que
caracterizan a los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de
intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria
para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos.
En este sentido, constituye el patrimonio común de la humanidad y debe ser
reconocida y consolidada en beneficio de las generaciones presentes y futuras”.
Artículo 1. Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural.
Definición de cultura:
La Declaración Universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural, ha reafirmado que “la cultura
debe ser considerada el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y
afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social; y que abarca, además de las artes y las
letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las
características”.
Por ende, en la búsqueda de un concepto o conceptos sobre cultura, se tomó como referente el tercer
enfoque de Rodolfo Stavenhagen. Es decir, la manera en que se entiende a la cultura en los
instrumentos internacionales, los cuales han tomado elementos de la antropología, indicando que se
entiende por cultura a “la suma de todas las actividades y productos materiales y espirituales de un
determinado grupo social que lo distinguen de otros grupos similares” (Stavenhagen, R., 2001). Sin
embargo, para no redundar más sobre diferentes conceptos, se encontró que la definición de Luis
Villoro (Villoro, 1998), es una de las más adecuadas para tratar el tema de la diversidad cultural, y
que más se ajusta a la definida por la Declaración Universal sobre la diversidad cultural, quien la
define como “una cultura no es un objeto entre otros, sino un conjunto de relaciones posibles entre
ciertos sujetos y su mundo circundante. Está constituida por creencias comunes a una colectividad de
hombres y mujeres; valoraciones compartidas por ellos; formas de vida semejantes; comportamientos,
costumbres y reglas de conducta parecidos. No son exactamente iguales en todos los sujetos, pero
presentan rasgos de familia semejantes; son intersubjetivos. Esas disposiciones dan lugar a un mundo
propio constituido por una red de objetos (…), de estructuras de relación conforme las reglas (…),
animado por un sistema significativo común (…). Ese mundo es el correlato colectivo del conjunto de
disposiciones intersubjetivas”.
Derecho a la Identidad:
Definición de identidad:
De la misma forma, al hablar de diversidad cultural se entiende que ésta manifiesta la originalidad y
pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las sociedades que componen a la
humanidad (UNESCO, 2001). De tal cuenta, se coincide con la forma en que Luis Villoro (Villoro,
1998) define el término “identidad”, en el que se refiere a la representación que tiene el sujeto.
Significa, por lo pronto, aquello con lo que el sujeto se identifica a sí mismo. De ahí la importancia de
la noción de “sí mismo”. Y al hablar de identidad colectiva, la identidad de un pueblo la podemos
entender como lo que un sujeto representa cuando se reconoce o reconoce a otra persona como
miembro de ese pueblo. Tal como lo dice Villoro, se trata de una representación intersubjetiva,
compartida por una mayoría de los miembros de un pueblo, que se constituye en un “sí mismo”
colectivo. De acuerdo a los sociólogos y antropólogos, los individuos están inmersos en una realidad
social, su desarrollo personal no puede disociarse del intercambio con ella, su personalidad se va
forjando en su participación en las creencias, actitudes, comportamientos de los grupos a los que
pertenece.
De igual forma, tal como continúa diciendo Villoro, se puede hablar así de una realidad intersubjetiva
compartida por los individuos de una misma colectividad. La cual, está constituida por un sistema de
creencias, actitudes y comportamientos que le son comunicados a cada miembro del grupo por su
pertenencia a él. Esa realidad colectiva consiste, por ende, no en un cuerpo, ni en un sujeto de
conciencia, sino en un modo de sentir, comprender y actuar en el mundo y en formas de vida
compartidas, que se expresan en instituciones, comportamientos regulados, artefactos, objetos
artísticos, saberes transmitidos: en suma, en lo que entendemos por una “cultura”. Por ello, el
problema de la identidad de los pueblos remite a su cultura.
Cultura indígena
Es por ello que, cuando nos enfocamos en la cultura, identidad y nacionalidad de los pueblos
indígenas, se comprende que las características principales de la misma tales como, el
autorreconocimiento, el origen común, la identidad étnica, cultura, y territorialidad, devienen de
transmitir, comunicar sus costumbres, territorio, creencias, cosmovisión, idioma para identificarse
(CEPAL, Caja de Herramientas. 2011). Así pues, un elemento inherente de la participación en la vida
cultural es el acceso a medios de comunicación y la posibilidad de crear medios de comunicación de
forma autónoma, a través de los cuales pueden no solo participar, sino también conocer y transmitir
sobre sus propias culturas, contribuir a las mismas, en sus propios idiomas. Ante esto, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos ha reconocido que “la lengua es uno de los más importantes
elementos de identidad de un pueblo, precisamente porque garantiza la expresión, difusión y
transmisión de su cultura” (Caso López Álvarez vs. Honduras, 2006). Así pues, se debe reconocer que
en América Latina la necesidad de incluir la identificación de los pueblos indígenas es imperante,
debido a que del reconocimiento de estos grupos experimentan brechas importantes en la
implementación del ejercicio de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales
(CEPAL, Caja de herramientas, 2011).
La dignidad humana
La dignidad humana es un atributo de toda la colectividad que exige de ésta y de cada uno de sus
componentes una actitud que la haga merecedora. Al hablar de derechos humanos se hace
necesario que se tenga vida, es decir, existir realmente, de forma que la dignidad se haga patente.
Dicho de otra forma, la dignidad humana es el fundamento de los derechos reconocidos a todos los
seres humanos, cuyo conjunto se expresa en el Estado o la Nación.
La dignidad de la persona como eje central posee valores tales como la justicia, la vida, la libertad,
la igualdad, la seguridad, y la solidaridad. De tal cuenta que, estos se convierten en valores que
determinan la existencia y legitimidad de todos los derechos reconocidos en los ordenamiento
jurídico.
Así pues, definir la dignidad humana resulta complejo, pues esta se aprecia en cada realidad su
vulneración, cuando se perturba, amenaza o priva de los derechos esenciales a la persona, tal como
al ser humillada, discriminada, restringida o obstaculizada para su plena realización.
Del adecuado goce y ejercicio de los derechos de carácter culturales es posible observar otros de
carácter civil, político, económico, social o cultural.
Es importante destacar que el goce, garantía, respeto, promoción y protección de cada uno de
los derechos humanos no puede considerarse aisladamente, aún en el caso de aquellos de
carácter civil o político frente a los de naturaleza económica, social, cultural o ambiental; esto
es, el avance de uno facilita el avance de los demás, mientras que la privación de un derecho
afecta negativamente a los demás.
Mencionar lo comentado por Leyla Noriega de Chile. La cultura indígena es más que arte, y
artesanías.
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (artículo
13)
Así pues las obligaciones derivadas de los instrumentos internacionales anteriormente citados,
se traducen en relación al derecho a la cultura, es decir generar a nivel nacional leyes
específicas, que generen prácticas administrativas, criterios judiciales, políticas públicas y
aplicación de recursos, entre otras cosas, dirigidos a lograr la participación de las personas de
forma individual o colectiva en las actividades culturales, artísticas, políticas, civiles de la
nación.
En pocas palabras, los derechos humanos hacen referencia a la satisfacción de las necesidades
que tiene una persona para vivir su dignidad. Puesto que es la posibilidad de los seres
humanos, la capacidad que tienen de participar en los ámbitos político, social, económico,
cultural, ambiental y reproductivo. Tal como se dijo en un inicio, son el referente para
concretar la noción universal de dignidad humana, pues en general nos dan una idea completa
de las condiciones en las que viven las personas.