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UNIDAD 1: La Historia Primitiva (Gn. 1-11) TEMA: La Caída del Hombre.

Introducción: El cap. 2 de Génesis nos presenta un cuadro hermoso de la vida del hombre en el Edén; Adán y
Eva vivieron durante un tiempo indefinido bajo el cuidado, la provisión y la protección que Dios les impartía. Todo
era bueno; sin embargo, la escena cambia radicalmente, desastrosamente desobedecieron en el único
mandamiento que habían recibido de Él y cayeron bajo la tentación de Satanás.
El Cap. 3 nos proporciona el registro de la caída histórica del hombre, el prototipo de la tentación y las
consecuencias del pecado. Mientras Gn. 1–2 narra lo que Dios dijo, Gn. 3 narra lo que Satanás habló a través de
la serpiente; la palabra de Dios trajo vida y orden, la de la serpiente produjo caos y muerte.
Este capítulo declara que las relaciones distorsionadas del hombre con Dios, con sus semejantes, con el
universo y consigo mismo tienen su origen en la desobediencia de la primera pareja. Establece al mismo tiempo
la fidelidad de Dios a su propósito de comunión con el hombre, manifestando el inicio de su obra redentora (v.
15).
I. LA TENTACIÓN.
A. El Tentador: La entrada de Satán al huerto en forma de serpiente fue sin duda motivada por su
odio hacia Dios y su envidia por el hombre; al no haber en el corazón de la primera pareja ningún principio de
mal sobre el cual obrar, la incitación no podría venir sino de afuera; y como el tentador no pudo asumir la
forma humana, habiendo en el huerto sólo dos seres humanos, el uso de una criatura inferior tenía que ser
empleada.
El texto no identifica claramente a la serpiente como Satanás, pero el resto de la Biblia deja claro que es él y que
aparece como una serpiente (Job 26:13, Is. 51:9, Ez. 28:13-19, Jn. 8:44, 2 Co. 11:3, 1 Ti. 2:14, 1 Jn. 3:8, Ap.
12:9, 20:2); y, además, trata este pasaje como un hecho histórico, no mitológico, dándole significado al tema de
la redención, relacionándolo con la realidad histórica de la caída.
B. La Tentación de la Serpiente 3:1-6: Satanás trajo la tentación contra la mujer porque se dio
cuenta de que era más vulnerable; su táctica fue entrar en conversación con ella mientras estaba sola, y por
medio de ella, poder tentar a Adán.
1. ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de ningún árbol del huerto? (Gn. 3:1): Satanás tomó el
mandamiento positivo de Dios, y lo reformulo de una forma negativa: “Dios no te deja comer de todo
árbol”. El primer ataque de Satanás está dirigido contra la Palabra de Dios; si él puede conseguir
confundir o hacer dudar a Eva acerca de lo que Dios, entonces su batalla está parcialmente ganada. En
otras palabras, puso en duda si era pecado o no el comer de este árbol, y si realmente estaba prohibido
su fruto.
2. La respuesta de Eva a la serpiente (Gn. 3:2-3): En respuesta a la pregunta, Eva da un informe
completo de la ley bajo la cual estaban; ensalzó la gran libertad que gozaban al poder comer de todos
los árboles, excepto de uno, sin embargo, encontramos en sus palabras, ciertas debilidades que
Satanás supo utilizar hábilmente.
a) Primero, fue una debilidad de la mujer el entrar en conversación con la serpiente.
b) Segundo Eva no parece saber el nombre de este árbol, ya que sólo lo llama “el árbol en
medio del jardín”, en lugar del árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn. 2:17).
c) Tercero añadió al mandato y pone palabras en boca de Dios cuando dijo: “ni le
tocaréis…”.
d) Cuarto, malinterpreta el mandato de Dios; sus palabras: “para que no muráis” en vez de
“ciertamente moriréis”, muestran que Eva consideraba las palabras de Dios más como una
advertencia, que como un mandato.
3. Desafío directo de Satanás a la Palabra de Dios (Gn. 3:4-5): Satanás sentó las bases
efectivamente; llevó a Eva a una discusión con él y plantó la semilla de la duda acerca de la Palabra de
Dios, y expuso a Eva a una comprensión incompleta del mandato de Dios, con una contradicción pura y
simple de lo que Dios dijo “No moriréis”. Satanás quería que Eva olvidara todo lo que Dios dice acerca
de las consecuencias del pecado y tratar de lograr que dude de:
a) La bondad de Dios (Si Dios está le está mintiendo a ella, ¿cómo puede ser bueno?).
b) La maldad del pecado (si el fruto es algo bueno ¿por qué Dios no quiere que ella la
tenga?).
c) Que vea el pecado como algo bueno que un Dios malo no quiere que tengamos (Su
mentira principal es “el pecado no es malo y Dios no es bueno”).
“El día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos”: La tentación de Satanás fue mucho más poderosa,
porque había algo verdad en ella, “pura mentira” rara vez es eficaz en la tentación. Es cierto que sus ojos se
abrieron pero sus ojos se abrieron al conocimiento del bien y el mal, pero no como dioses; pues adquirieron la
miseria de una condición pecaminosa; pero Satanás ocultó a Eva este resultado. “Serán como Dios”, esta clase
de seducción es la más poderosa, porque fue la misma en la que Satanás cayó, Eva trato de convertirse en un
dios, creyendo que los argumentos de Satanás eran válidos.
El propósito de Satanás fue que Eva dudara primero de la palabra de Dios (v. 3), luego que la negara (vers. 4-5);
y luego les promete las ventajas de comer de él (v. 5). La mujer no cede inicialmente a la tentación, sino después
de un proceso de evaluación externa e interna que finalmente la lleva a concluir que el árbol es bueno, atractivo y
codiciable. Su éxito al tentar a Eva, a través de usar astutamente verdades a medias, trajo desastrosos
resultados.
II. EL PECADO DE ADÁN Y EVA, LA CAÍDA DE LA RAZA HUMANA. El tentador arrojó dudas
sobre el carácter divino, sugiriendo que Dios estaba celoso, pues ellos vendrían a ser como Él cuando
comieran y según Satanás, Dios lo sabía y trataba de evitar que eso sucediera. El trabajo de Satanás quedó
concluido, la mujer fue dejada a solas para que diera rienda suelta a sus deseos.
A. La Caída de Eva: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a
los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría”: En la tentación, Satanás recurrió al apetito físico
(bueno para comer), al deseo ilícito (agradable a los ojos) y al egoísmo (alcanzar sabiduría). “Ella tomó de su
fruto, y comió”: Hubo tres acciones que llevaron a Eva a su caída:
1. Vio: La imaginación y sentidos de Eva fueron completamente vencidos; pues su percepción de las
cosas fue distorsionada, la tentación de Satanás consistió en atraerla a algo bello en apariencia; y ella
debió haber apartado sus ojos de contemplar la vanidad; pero se mete en la tentación y mira con
placer el fruto prohibido.
2. Tomó: Satanás podría tentar a Eva, pero ella no tenía que tomarlo, fue un acto de su propia
iniciativa. No fue el diablo el que lo tomó y se lo puso en la boca a la fuerza, pues Satanás puede
persuadirnos a que nos arrojemos al vacío, pero no puede arrojarnos él mismo. Eva fue responsable; y
no podía decir: “El diablo me hizo hacerlo”; en su mente, ella pensó que estaba haciendo algo bueno
para ella y lo hizo.
3. Comió: El camino del pecado es hacia abajo. Quizá, cuando lo miró, no intentaba tomarlo; y
cuando lo tomó, no pretendía comerlo; pero éste fue el resultado; pues Satanás hizo un llamado a sus
apetitos físicos, a su concupiscencia y deseo emocional, y un llamado al orgullo.
B. La caída de Adán: “y dio también a su marido, el cual comió, así como ella”: Eva no solo
peco, sino que se convirtió en agente de tentación para Adán; quizás persuadiéndole con los mismos
argumentos que la serpiente le había dado a ella, y añadió que ella misma había comido de él y había
encontrado que lejos de ser mortífero, era extremadamente placentero y agradable.
La caída de Eva fue pronto seguida por la de Adán; el N.T. explica que Adán no fue engañado como lo fue Eva (1
Ti. 2:14), sino que a sabiendas participó en el pecado; es decir, Adán pecó con sus ojos bien abiertos, en abierta
rebelión, escoge desobedecer a Dios, en una decisión libre y de acción individual.
El apóstol Pablo responsabiliza a la desobediencia de Adán, por la entrada del pecado y la muerte en la raza
humana (Ro. 5:12–21; 1 Co. 15:21, 22), admitiendo que la desobediencia de Eva también tiene su consecuencia
específica en la mujer (2 Ti. 2:11–15).
III. DIOS CONFRONTA A ADÁN Y EVA.
A. La Desnudez de Adán y Eva (Gn. 3:7): El conocimiento que adquieren el hombre y la mujer los
hacen sentir con vergüenza uno del otro y con temor ante la presencia de Dios, a causa de su nueva
condición. Ellos sabían que estaban desnudos, en el sentido de tener su vergüenza expuesta a toda la
creación; se sintieron desposeídos de todos los honores de su estado inocente; la forma en que se veían ellos
mismo cambio, se dieron cuenta de la felicidad que perdieron, de la miseria en la que cayeron y de su estado
pecaminoso.
Su propio intento de cubrirse es solo una muestra de que tratar de cubrir nuestra desnudez ante Dios; solo es un
intento tonto y desesperado, para buscar excusarnos, ocultar nuestra falta y sentirnos menos culpables.
B. Adán y Eva se esconden de Dios (Gn. 3:8, 10): Adán y Eva sabían que cuando se escuchaba la
voz del Señor, su presencia se aproximaba; sin embargo, su pecado hizo que sintieran miedo de la presencia
y la voz de Dios; e intentaron esconderse de Él.
La llegada del Juez los llenó, de temor, causado por su conciencia culpable; sabían que el intento de cubrirse a sí
mismos fallo, sabían que su propia cobertura era totalmente insuficiente y que les daba vergüenza delante de
Dios. Vergüenza, remordimiento, temor, una sensación de culpa, sentimientos a los cuales ellos hasta ahora
habían sido extraños, trastornaron sus mentes, y los llevaron a escaparse de Aquel cuya llegada antes recibían
con gozo.
C. Dios confronta al hombre (Gn. 3:9, 11): “¿Dónde estás tú?”, este llamado, no fue porque saber
dónde estaban escondidos Adán y Eva; ni tampoco es el interrogatorio de un comandante en jefe enojado, si
no el grito del corazón de un padre angustiado; que sabía que un abismo se había hecho entre él y el hombre.
Dios habló así al hombre para extraerle su confesión: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Cómo llegaste
tú a sentir tu desnudez como una vergüenza? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Dios le
muestra a Adán que ha desobedecido deliberadamente, sin minimizar sus acciones. Y aunque Dios sabía la
respuesta, con su interrogatorio, busca brindarle una oportunidad para confesar y arrepentirse de sus acciones.
D. Adán y Eva tratan de justificar su pecado (Gn. 3:12-13): En la respuesta de Adán se exhibe una
aparentemente confesión, con un lenguaje de pesar; pero evasivo, sin señales de verdadera humildad. Ante
las preguntas de Dios, el hombre y la mujer, aunque admiten su acción desobediente, intentan eludir su
responsabilidad presentando excusas y cada uno trata de echar la culpa y desacreditar al otro.
1. Adán culpa a su mujer y a Dios.- El intento de Adán por culpar injustamente a Eva pone de
manifiesto su nueva naturaleza, incapaz de reconocer su propio pecado, se niega a aceptar la
responsabilidad adecuada por su participación.
Al decir “la mujer que me diste como compañera” Adán de una manera miserable culpa a Dios diciendo: “Tú me
diste esta mujer y ella es el problema”; pasando así la responsabilidad a Dios por haberle dado a Eva, en lugar
de admitir su pecado; pues si existe culpa alguna, ésta es de Adán, no de Eva y tampoco de Dios.
2. Eva responde a Dios.- Fue el propósito de Dios al confrontar a Eva, que ella se diera cuenta de la
gravedad de sus acciones, de las consecuencias y la culpabilidad de su participación en el pecado de
Adán. Cuando se enfrenta a Dios, Eva trata de culpar a la serpiente, diciendo que la engañó y aunque
esto era verdad, su pecado consistió en intercambiar la verdad de Dios por la mentira.
Por tal motivo, Eva, que al igual que su esposo trato de evadir su responsabilidad culpando a alguien más, no
tenía excusa delante de Dios, actuó premeditadamente y arrastro en su pecado a su compañero, en otras
palabras, no actuó como la ayuda idónea que debió haber sido.
3. Adán y Eva por su desobediencia, vinieron a ser conscientes de 4 cosas:
a) De un principio y poder del mal en un universo opuesto a Dios y sus propósitos.
b) De la consecuencia de la desobediencia e incredulidad.
c) De la ventaja de la fe y confianza en Dios y su sabiduría.
d) De la necesidad de elegir entre el bien y el mal.
El pecado de Adán y Eva fue una rebelión contra un mandamiento específico de Dios, ahora Él ya no puede
tratarlos con inocencia, porque la perdieron; les fueron abiertos los ojos de su conciencia y entro al reino de la
experiencia moral por la puerta equivocada, cuando pudo haber entrado haciendo lo bueno.
IV. Consecuencias de la caída Gn. 3:14–19. Ante la oportunidad de Dios de confesar su pecado y
arrepentirse para alcanzar su misericordia, Adán y Eva fracasaron, tratando inútilmente de justificarse y evadir
su culpabilidad; quedaron expuestos al juicio de Dios, y ahora el Juez dictaría su sentencia, por lo que la
maldición de Dios cayó sobre Adán, Eva y la serpiente:
A. Sobre la serpiente: Dios procede a pronunciar sentencia; y comienza por la serpiente (por donde
comenzó el pecado), Dios no le hizo a la serpiente (Satanás) ninguna pregunta, porque no había nada que
cuestionar, Satanás actuó premeditadamente para destruir al hombre, por lo cual, no tendría ninguna
oportunidad de defenderse, ni de arrepentimiento, solo juicio.
En la primera parte de la maldición, Dios se dirige al animal que Satanás utilizó para llevar la tentación; la
serpiente fue condenada a arrastrarse sobre el suelo en lugar de caminar sobre sus patas, como cualquier otro
animal y a comer del polvo de la tierra haciendo referencia a su nueva condición de vida.
Al parecer esta criatura no comenzó como el animal que hoy conocemos, sino se convirtió en una criatura vil y
despreciable, como resultado del juicio de Dios; y aunque todavía se puede ver en ellas rastros de hermosura y
delicadeza, desde ese momento seria vista como un ser nocivo y venenoso, un objeto digno de odio y desprecio.
En la segunda parte de su sentencia, ahora Dios se dirige a Satanás, la figura detrás del animal, aquel quien
verdaderamente había orquestado todo, de lo cual hablaremos mas adelante.
B. La maldición de Dios sobre la mujer: La maldición sobre la mujer fue doble: A partir de ese
momento se le añadiría dolor al dar a luz y su voluntad estaría sujeta al hombre.
1. Dios maldijo a la mujer con el dolor multiplicado al dar a luz. La palabra “multiplicar” literalmente
significa “aumentar”; esto nos indica que la mujer, no es que no tuviera dolor al dar a luz; sino que
ahora esos dolores serian aumentados “en gran manera”; es decir, que ese pequeño dolor que sufría
al parir, ahora se intensificaría de una forma exponencial.
También se observa una mezcla de la misericordia con la ira, pues la sentencia no es una maldición para
arruinarla, sino un castigo para llevarla al arrepentimiento. Pues la angustia y el dolor del parto, será olvidado por
el gozo de que haya dado a luz; y en la crianza de los hijos se encuentran rasgos de piedad y salvación (1 Ti.
2:13-15).
Este texto nos revela la posibilidad de que hasta ese momento Eva ya habría tenido hijos, de lo contrario ¿Por
qué Dios hablaría de aumentar una experiencia que ella desconocía? Además, la Biblia no especifica que Caín
fuera el primogénito de Adán y Eva (Gn. 4:1); y si le añadimos lo que dijo Adán respecto a ella en el V. 20, esta
teoría cobra mucha fuerza para pensar que es cierta, y nos ofrece posibles explicaciones para sucesos
posteriores.
2. “Tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”: El principio de la supremacía de
Adán como esposo se estableció antes de la caída (Gn. 2:18, 22); pero el pecado ha hecho de este
deber un castigo, corrompiendo tanto la sumisión voluntaria de la mujer, como el liderazgo amoroso de
su marido. El deseo de la mujer es el control de su esposo (a usurpar su supremacía por decreto divino),
y el deseo del hombre es mantener ese dominio.
Debido a la maldición, Eva tendría que luchar contra el deseo de dominar a su marido, un deseo que va en contra
del orden de Dios para el hogar. Así que la regla del amor se sustituye por la lucha, la tiranía y la dominación.
Aquí se rompe la igualdad y mutualidad intentada por Dios en la creación de la pareja; sus relaciones de pareja
ya no son ideales. Esta relación distorsionada se traslada luego a todas las otras esferas de relaciones sociales.
C. La maldición de Dios sobre el hombre: Al ser el mayordomo principal, el mayor juicio cayó sobre
el hombre Adán decidió actuar en contra de un mandamiento directo de Dios; eligió hacer caso a la voz de
Eva, en vez de obedecer a Dios.
Con la frase “comiste del árbol de que te mandé: No comerás de él”, Dios estaba manifestando su desagrado
con la decisión de Adán, como si Dios le estuviera diciendo: No estoy conforme con tus excusas, ni me interesan
tus motivos, desobedeciste deliberadamente un mandamiento que yo te di, por eso ahora recibirás tu justo
castigo. Dios resalta la maldición sobre Adán en tres aspectos:
1. Maldita será la tierra: A causa de Adán, hay una maldición sobre toda la creación: “maldita será
la tierra por tu causa”. Con esta sentencia quedó maldita la morada terrenal de Adán; y el efecto de
esta maldición es: “espinos y cardos te producirá”.
Antes de la maldición sobre el hombre, la tierra sólo producía lo bueno; después, todavía produce lo bueno, pero
las espinas y los cardos llegan más rápido y fácil que los buenos frutos; ya que el buen fruto que se pueda
producir, habrán de ser extraídos mediante el ingenio y el esfuerzo del hombre, con la bendición de Dios.
2. Con el sudor de tu rostro comerás el pan: Adán ya trabajaba, pero todo era alegría; sin fatiga ni
dificultad, ahora el trabajo tiene un elemento de maldición de que el dolor y el cansancio serán parte del
trabajo. Todos sus quehaceres y deleites le serán amargados, al saborear la frustración de cultivar la
tierra con tanto esfuerzo y ver brotar espinos y cardos.
Su alimento será de aquí en adelante (compárese con su estado anterior) difícil y desagradable de conseguir;
con dolor y con el sudor de su rostro habrá de comerlo.
3. Pues polvo eres y al polvo volverás: Con esta sentencia Dios cumplió con la advertencia que le
dio al hombre: “porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”, Dios le dice a Adán: “tu
cuerpo, que fue tomado de la arcilla del suelo, morirá y volverá a su lugar de origen; porque eres
polvo” (Job 10:9, 34:15, Ec. 3:20, 12:7, Sal. 104:29).
Aunque el hombre no murió físicamente al instante, se volvió susceptible a todos los sufrimientos y desgracias de
la vida; pues ahora sus días de vida tendrían fin y además serian cortos (Job 14:1-2, Sal. 39:5, 90:9-10, Ec. 3:18-
20, Stg. 4:4). Con esta sentencia, Dios le muestra al hombre su fragilidad, recordándole que aunque él pueda
jactarse de su vida, logros, fortaleza y trabajo; todo ello le puede ser arrebatado de un momento a otro.
D. Consecuencias Universales de la Caída: El acto fue sencillo, pero la desobediencia fue de
graves consecuencias; pues los efectos de la caída y la maldición sobre Adán no solo lo afectaron a él, a su
relación con Dios y a la creación; sino que como primer hombre y representante de la humanidad; su pecado
ha tenido también implicaciones universales, es decir, que sus efectos han alcanzado a todo el género
humano.
1. Culpa heredada.- Somos constituidos culpables por el pecado de Adán. Pablo enseña que
cuando Adán pecó, Dios atribuyó la culpa de su pecado a todas las personas que descenderían de él; es
decir, nos hace a todos pecadores ante Dios, aunque todavía no existíamos (Ro. 5:12, 18-19).
Lo que Pablo quiere decir es que en Adán, todos los miembros de la raza humana fueron representados en el
huerto de Edén; como nuestro representante, por su pecado, Dios nos consideró culpables. Esto parecería
injusto, pero Dios lidia a manera de pacto con la humanidad en base a qué figura nos represente, ya sea Adán o
Cristo.
2. Corrupción heredada.- Tenemos una naturaleza pecaminosa debido al pecado de Adán. Esto
significa que nacemos corrompidos, con una tendencia siempre hacia hacer lo malo, como consecuencia
de una corrupción heredada (1 P.1:18, Gn. 6:5-6).
3. Depravación total.- En nuestro estado natural, carecemos de bien espiritual ante Dios. Esto
quiere decir, que se ha distorsionado la imagen de Dios en el hombre, hemos perdido nuestro principal
propósito que es glorificar a Dios y somos incapaces de hacer lo bueno.
El hombre en su estado crudo y natural es moral y espiritualmente corrupto en disposición y carácter, cada parte
de su ser se ha visto afectada por el pecado. Su entendimiento está entenebrecido, su mente está en enemistad
con Dios, su voluntad de actuar es esclava de su entendimiento oscurecido y su mente rebelde, su corazón es
corrupto, sus emociones son pervertidas, sus afectos naturalmente gravitan hacia lo que es malo e impío y su
conciencia es indigna de confianza (Sal. 14:2-3, Is. 64:6, Ef. 2:1-3, Ro. 1, 1 Ti. 4:2).
4. Muerte Universal.- La maldición de la muerte muestra que el resultado del pecado de Adán se
extendía a toda la raza humana, ya que su pecado introdujo la muerte, y así esta llegó a toda la
humanidad (Ro. 5:15; 1 Co. 15:22), y partir de ese momento la muerte reinó sobre el hombre y la
creación (Ro. 5:17); esperando el tiempo cuando Cristo volverá para liberarla de sus efectos. Por causa
del pecado, la muerte es una realidad ineludible, y nadie es inmune (Ro. 6:23, He. 9:27).
5. Condenación Eterna.- Uno de los efectos de la caída fue la “Muerte Espiritual”, es decir, que la
humanidad se separó de Dios. En el jardín, Adán y Eva tuvieron comunión perfecta y compañerismo con
Dios; cuando se rebelaron, esa comunión se rompió, a partir de entonces el hombre ha quedado
apartado de su presencia y condenado a las penas del infierno.
La caída dio como resultado condenación y separación de Dios (Is. 59:2, Jn. 3:18); sólo a través de Cristo puede
restaurarse la comunión con Dios y podemos ser libres de toda condenación; porque en Él somos hechos justos
(Jn. 3:16, Ro. 5:18, 2 Co. 5:21), pero si morimos sin Cristo, experimentamos la muerte eterna.
V. La Muestra de Misericordia (Gn. 3:20-24).
A. La primera promesa de redención (3:15): Una vez caído el hombre, Dios fue quien lo buscó,
antes de que él buscara a Dios; aquí vemos el primer destello de salvación. La redención prometida aquí,
llegó a ser el tema de toda la Biblia.
Como mencionamos anteriormente, la segunda parte de la maldición está dirigida contra el mismo Satanás; Dios
puso una animosidad natural entre Satanás y la humanidad; esta es la primeria referencia de Satanás como
enemigo del hombre. La enemistad tiene la idea de la mala voluntad, el odio, y un antagonismo mutuo.
“Tu Simiente”, hace referencia a los incrédulos que, al practicar el pecado, se convierten en hijos del diablo (Jn.
8:44); mientras que “La Simiente de la Mujer”, hacer referencia a Cristo como descendiente de Eva. Dios
profetiza la condenación de Satanás, “le herirá en la cabeza”, esto es, destruirá todas sus tácticas y todos sus
poderes, y trastornará totalmente su reino y sus intereses.
Gn. 3:15 se ha llamado el “Proto-Evangelio” (es decir, el prototipo del evangelio) porque contiene el anticipo de
la promesa de un Redentor, Jesucristo, para restaurar la comunión rota con él. En esta profecía también se da el
primer indicio del nacimiento virginal, declarando que el Mesías sería la simiente de la mujer, pero no del hombre.
B. Dios viste a Adán y Eva (Gn. 3:21). Antes de echar a Adán y Eva del huerto, el Señor se mostró
misericordioso al hacerles “túnicas de pieles y vestirlos”. Ellos se habían cosido delantales de hojas de
higuera, una cobertura demasiado estrecha, insuficiente para cubrir su desnudez; pero Dios les hizo túnicas
de pieles, amplias, fuertes, duraderas, y adecuadas.
El hecho de que Dios usara piel de algún animal, indica que hubo un sacrificio y derramamiento de sangre para
cubrir la vergüenza por el pecado cometido por Adán y Eva (He. 9:22); para que ellos fueran revestidos.
Nuevamente el amor y la misericordia de Dios para sus criaturas caídas, es manifestado tanto en la promesa de
un redentor, como en la provisión de trajes de pieles para cubrir su desnudez.
C. Dios expulsa a Adán y Eva del Huerto (Gn. 3:22-24): Adán y Eva fueron expulsados del jardín;
esto indicaba su exclusión, y la de toda su raza, de la comunión con Dios, que era el gozo y la gloria del
paraíso. Su relación con Dios quedó interrumpida, quebrantada y perdida. Para ellos, debió haber sido un
golpe muy duro; pues sabían que si salían del jardín, nunca más podrían volver al único lugar donde habían
conocido a Dios, y donde habían gozado de todo lo bueno, lo que significaba nunca más podrían recuperar
esa vida.
La expulsión del huerto, pareciera una extensión del castigo de Dios; sin embargo, cuando profundizamos en el
pasaje, su exclusión, no proviene de la ira de Dios, sino más bien de su amor y profunda misericordia, pues la
razón por la cual el hombre fue expulsado del Edén, tiene un doble propósito:
1. Tome también del árbol de la vida: El fruto del árbol de la vida podía comerse antes de la caída,
pero a causa de la rebelión, se prohibió el acceso al árbol. Dios misericordiosamente los guardo del
“árbol de la vida”, de otra manera hubiesen retornado y comido de él, y así hubiesen continuado
eternamente en su estado de pecado y maldición, bajo eterna condenación.
2. Para que labrase la tierra de que fue tomado: ¿Adónde envió Dios a Adán y Eva al expulsarlos
del Edén? El hombre fue enviado a cultivar la tierra; justamente podía haberlo echado fuera del mundo,
pero sólo lo echó fuera del huerto. Su trabajo en el campo sería recompensado con el comer de sus
frutos, y su continua relación con la tierra de donde había salido, y a donde volvería, tenía por objetivo
mejorarle hacerle humilde y recordarle el fin de su vida.
Dios no solo expulsó y excluyo del paraíso a nuestros primeros padres; sino que también los retuvo fuera. Dios
coloco al oriente del huerto un destacamento de querubines para guardar el camino que conducía al árbol de la
vida, de modo que no pudiesen forzar la entrada y tomar por asalto el fruto del árbol de la vida; algo que le
pudiera perjudicar aún más; esa fue la razón por la cual, Dios los mantuvo fuera y alejados del Edén.
Esto es una muestra más de como el hombre quedo excluido de la presencia de Dios, Dios coloco querubines
armados con una espada ardiente; para retenerlos fuera y privándoles de toda esperanza de volver a él.
Conclusión: El hombre y su compañera vivieron durante un periodo de tiempo indefinido bajo la gracia de Dios,
eran provistos de todo bien y gozaban de las bendiciones que el Señor les impartía, bajo su cuidado y protección.
Sin embargo, desastrosamente desobedecieron en el único mandamiento que habían recibido de Él y cayeron
bajo la tentación de Satanás.
El éxito de Satanás al tentar a Eva, se basó en usar astutamente verdades a medias, Adán y Eva eligieron
rebelarse contra su Creador; los resultados no fueron los que ellos esperaban, pues la promesa de alcanzar
sabiduría nunca se cumplió; lo cual trajo desastrosos resultados para Adán, Eva y la raza humana.
El hombre perdió su inocencia, fue hallado culpable, su mente fue oscurecida por el pecado y su naturaleza fue
corrompida, consecuencias que se hicieron universales y se extendieron a todo el género humano, dejándolo en
una condición arruinada y de perdición sin escapatoria.
Pese a su maldición y castigo, Jehová es un Dios que salva, y les muestra su gran misericordia a través de estas
tres acciones concretas: Primero, permite la continuación de la raza humana y les da una promesa de Redención
(Jesucristo). Segundo, Dios viste al hombre y a la mujer, de un animal tuvo que ser sacrificado como sustituto.
Tercero, Dios saca a Adán y Eva del jardín a fin de que no viva en eterna maldición.

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