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CLASE 1: INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE APOCALIPSIS.

INTRODUCCIÓN: Este es el último libro de la Biblia, el cual revela los grandes eventos que llevaran la historia
a su consumación, e incluye la revelación del Señor Jesucristo en su segunda venida. La palabra “apocalipsis”
(del gr. Apokalupsis) significa “revelación de algo que previamente estaba escondido o era desconocido”.
En la exposición del tema central, Jesucristo es revelado en gloria en contraste con la forma en que se lo
presenta en los Evangelios, en humillación. En Apocalipsis a Cristo se lo ve, en relación al tiempo, como el “qué
es y que era y que ha de venir” (1:4). Muestra como Cristo actúa con relación a la Iglesia (1:9-3:22), la
tribulación (4:11-9:21), el milenio (20:1-10) y la eternidad (20:11-22:21).
Tradicionalmente, se ha considerado que Apocalipsis es un libro difícil de entender y por ende de interpretar;
pero, existen dos razones por las que necesitamos conocer la revelación de los eventos de los últimos tiempos:
Primero, es una advertencia para aquellos que han escogido el camino del pecado y el mundo. Segundo, este es
un mensaje de fe y esperanza para la Iglesia, el cuerpo de Cristo, aquellos que han vencido a través de la
Sangre del Cordero.
Teniendo esto en mente, se requerirá estudiar este libro con el mayor cuidado posible; se considerará una parte
introductoria y luego se abarcará su contenido. En el estudio introductorio se tocará la paternidad literaria, la
forma literaria, la fecha en que fue escrito, los destinatarios, la estructura característica del libro y el propósito del
mismo.
I. GENERALIDADES DEL LIBRO DE APOCALIPSIS.
A. Paternidad Literaria: La autoría del libro es uno de los primeros aspectos a discernir; tanto al
comienzo como al final del libro aparece el nombre de la persona que recibió la revelación (1:1, 4, 9; 22:8). El
autor del libro es el apóstol Juan, conocido como el discípulo amado, quien era el único representante de los
apóstoles a finales del primer siglo; quien también escribió el denominado cuarto Evangelio y las llamadas tres
epístolas universales; y existen evidencias tanto externas como internas que lo avalan.
1. Evidencias externas.- El testimonio de mayor antigüedad que le atribuye la autoría de Apocalipsis
al apóstol Juan, es el de Justino Mártir (100-165 d.C.), uno de los denominados apologistas de la iglesia
primitiva, que vivió en Asia Menor donde se encontraban las iglesias a las que fue dirigido el libro.
A mediados del siglo II d.C., en su Diálogo con Trifón el judío, Justino dice que Juan, quien escribió Apocalipsis,
“era uno de los apóstoles de Cristo”. Aparte de Justino, Ireneo (130-200 d.C.), Tertuliano (160-220 d.C.) y
Orígenes (185-254 d.C.) sostuvieron que Juan el apóstol era el autor del libro.
2. Evidencias internas.- También hay muchas similitudes entre Apocalipsis y los otros escritos
adjudicados a Juan el apóstol. Por ejemplo, en Jn. 1:1 y en Ap. 19:13 se presenta al Señor Jesucristo
como el Verbo; También en Jn. 1:29 y en Ap. 5:6 se denomina al Señor Jesús como el Cordero.
Otra característica similar entre el Evangelio de Juan y Apocalipsis es que el Señor Jesús se denomina a sí
mismo varias veces como el “YO SOY” (Jn. 6:35, 8:12, 10:7, 11; Ap. 1:8, 17, 21:6, 22:13, 16).
Por lo anteriormente expuesto, el testimonio que respalda la autoría de Apocalipsis Juan el apóstol es sólido; por
lo que no hay dudas al respecto; aun cuando hay quienes la han cuestionado.
B. Fecha de su Escritura: De acuerdo con su contenido, Apocalipsis fue escrito durante un tiempo
de persecución o tribulación para los cristianos (1:9). Según la historia del cristianismo, los dos períodos más
reconocidos como tiempos de persecución son la última parte del mandato del emperador Nerón (54-68 d.C.)
así como también la de Domiciano (81-96 d.C.).
La opinión mayoritaria, principalmente por los Padres de la iglesia, es que Apocalipsis fue escrito entre los años
81 y 96 d.C.; probablemente en el año 95 d.C., durante los últimos años de la vida del apóstol. Algunos de los
motivos para considerar este período son los siguientes.
Según referencias del historiador antiguo Eusebio (260-340 d.C.), él citó a Ireneo diciendo que Apocalipsis fue
escrito hacia el final del reino de Domiciano. También esta fecha proporciona un lapso entre el establecimiento de
las iglesias durante la época del apóstol Pablo y la declinación que se alude de ellas en los caps. 2 y 3.
Finalmente, se sabe que ciertamente durante su gestión Domiciano promulgó el culto a su persona como
emperador; lo avecinaba la persecución a los cristianos, de la cual se hace mención.
C. Lugar de Escritura: Juan dice que se encontraba en la isla de Patmos, donde había sido
desterrado por el emperador Domiciano, un lugar rocoso y escabroso, ubicado en el mar Egeo, a unos 64 km
al sudoeste de la ciudad de Éfeso. El gobierno romano utilizaba a Patmos como un lugar de exilio para los
criminales y delincuentes, por eso llama la atención el hecho de que Juan aclara por qué se encontraba allí;
no por ser un transgresor de las leyes romanas, sino “por causa de la palabra de Dios y del testimonio de
Jesús” (1:9).
D. Destinatarios: El autor también establece que se le encargó escribir a las siete iglesias que se
encontraban en la provincia romana de Asia (1:4, 11). Es posible que el mensajero que llevó el escrito
comenzara su viaje en Éfeso, continuó en dirección hacia el norte pasando por Esmirna y Pérgamo, girando
luego hacia el este para pasar por Tiatira, Sardis, Filadelfia, y terminó su recorrido en Laodicea.
Sin embargo, surge la pregunta: ¿Por qué Juan le escribe a siete iglesias? Según lo que se puede observar
había otras iglesias en la provincia de Asia; aparte de esto, hay referencias históricas posteriores que hablan de
congregaciones en otras ciudades de la misma provincia.
Al volver al contenido de Apocalipsis, se observa que Juan considera la profecía que le fue revelada como la
culminación de toda la tradición profética bíblica, lo que sugiere que sería relevante para todas las demás iglesias
cristianas existentes. Al seleccionar, pues, a estas siete iglesias, Juan estaría comunicando que su mensaje va
dirigido a iglesias particulares como representantes de todas las iglesias.
E. Tema Principal: El tema principal del libro es: “La revelación de Jesucristo, acerca de la
consumación de las cosas”. Y el propósito del autor, lo cual se en distintas oportunidades es el de animar a
los creyentes a resistir con firmeza las demandas de adorar al emperador, lo cual aumentaría la persecución
en su contra, más ellos habrían de permanecer fieles hasta la muerte (2:10); pues el final del enemigo es
inminente.
Además, ellos pronto serían vindicados en la segunda venida del Señor Jesucristo; los impíos serían destruidos
para siempre, y el pueblo de Dios estará para siempre en la gloria eterna del divino Señor Jesucristo.
F. Bosquejo del Libro: El libro se puede dividir, siguiendo las visiones reveladas a Juan:
1. Prólogo (1:1-8).
2. La primera visión de Juan (1:9-3:22).
a) La visión de Cristo glorificado y el encargo de escribir (1:9-20).
b) Estructura y contenido de las cartas a las siete iglesias (2:1-3:22).
3. La segunda visión de Juan (4:1-16:21).
a) La visión de Dios el Soberano en su trono (4:1-11).
b) Los siete sellos y un primer interludio (5:1-8:1).
c) Los juicios de las siete trompetas y los tres interludios (8:2-14:20).
d) Los juicios de las siete copas de la ira de Dios (15:1-16:21).
4. La tercera visión de Juan: La caída de Babilonia, el gran triunfo final (17:1-21:8).
a) La visión de la caída de la misteriosa Babilonia (17:1-18).
b) El juicio y la exclamativa caída de Babilonia (18:1-19:5).
c) El triunfo final y la consumación (19:6-21:8).
5. La cuarta visión de Juan (21:9-22:5).
a) La visión de la santa ciudad (21:9-27).
b) La nueva ciudad con río de agua y el árbol de la vida (22:1-5).
6. Epílogo (22:6-21).
II. ANÁLISIS DEL LIBRO DE APOCALIPSIS.
A. Trasfondo Histórico: El canon y la historia de los libros que integran el N.T. se cierra con
Apocalipsis, e independientemente de que haya sido o no el último en el orden en que fueron escritos, sí es el
último por su pensamiento, porque en él se incorpora la esperanza de una iglesia que ha emprendido carrera
por el mundo como una institución y que espera ansiosamente la consumación de su trabajo.
El Libro se escribió en una época en que los cristianos afrontaban enseñanzas falsas, apatía e intensa
persecución; da testimonio de la creciente de hostilidad entre la iglesia y el estado romano, por lo que se
constituyó en la última voz del siglo que terminaba, para animar a las iglesias que estaban experimentando esa
creciente atmosfera de hostilidad y rechazo; así como una advertencia a los descuidados y negligentes cristianos
que estaban tentados a caer en una fácil conformidad con el mundo.
Fue dirigido a las siete iglesias de la provincia de Asia, las cuales, durante un tiempo considerable habían estado
en existencia y habían experimentado en intervalos, el crecimiento espiritual y la decadencia. Las cartas que
fueron dirigidas a ellas, se refieren a un período contemporáneo con el autor; mientras que a partir del cap. 4 se
relaciona con los eventos futuros, por lo que Apocalipsis pertenece parcialmente al pasado, al presente y al
futuro.
B. Contenido del Libro: Apocalipsis es una crónica de lo que vio y oyó el apóstol Juan; un relato del
juicio divino y del conflicto que abarca a todo el mundo. El título del libro es “La Revelación de Jesucristo,
que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”; por lo que se
confiere principal atención al tiempo de la tribulación, que se cree coincide con la semana setenta de Daniel.
La clave para la interpretación del libro se encuentra en la presentación de la persona de Cristo; pues se lo
presenta como el Soberano de los reyes de la tierra (1:5), el Esposo y Cabeza de la Iglesia (2:1-3:22, 19:7-9), el
León de la tribu de Judá (5:5), el Cordero Inmolado (5:6, 12), Sumo Sacerdote (8:3-6) y el Rey y Juez (19:11-
20:15). Se observan tres divisiones principales, pues en 1:19 a Juan se le ordeno escribir sobre:
1. Las cosas del pasado, “las cosas que has visto”, es decir, la visión de Patmos (1:1-20).
2. Las cosas del presente, “las que son”, es decir, las iglesias existentes.
3. Las cosas del futuro, “las que han de ser después”, es decir, los eventos finales (4:1-22:5).
Aparecen varias series de sietes a la largo del libro: siete iglesias (2-3), siete espíritus de Dios (4:5), siete sellos
(6:1-8:1), siete trompetas (8:2-11:19), siete truenos (10:3), siete copas (15:1-16:21), siete condenaciones (17:1,
20:15), siete cosas nuevas (21:1-22:21) y siete bienaventuranzas (1:3; 14:13; 16:15; 19:9; 20:6; 22:7, 14).
Otras combinaciones numéricas o series que aparecen son: 24 ancianos (4:4), cuatro seres vivientes (4:6),
cuatro jinetes (6:1-8), cuatro ángeles (9:14), ciento cuarenta y cuatro mil redimidos (7:4, 14:1), doce puertas de la
ciudad de Dios (21:12), doce fundamentos (21:14), doce clases de fruto en el árbol de la vida (22:2) y algunos
más.
También pueden observarse pasajes que actúan como paréntesis: El remanente judío y los santos de la
tribulación (7:1-17); el ángel, el librito y los dos testigos (10:1-11:14); el remanente y la proclamación del
evangelio (14:1-13); la reunión de Armagedón (16:13-16); los cuatro aleluyas (19:1-6). De manera que el orden
de la narrativa no es siempre cronológico.
Las referencias a imágenes que hablan (13:15), al control económico (13:16-17), la obediencia forzosa a una
religión sintética (13:14), la devastación de la tierra por cambios climáticos (16:3, 8), la dirección de todas las
naciones concentrada en una o dos personas (19:19-20) y el completo colapso de la civilización (18:18-20) no
están fuera del alcance de las posibilidades de la época actual.
No contiene indicación de que el mundo se mejorará con el paso del tiempo, ni de que los hombres al fin se
convertirán a Dios con arrepentimiento y fe; más bien describe acertadamente la civilización final como
elevadamente próspera, culturalmente avanzada y abiertamente atea (18:1-5).
La escena para la administración del juicio se centra alrededor del trono de Dios (4:12-19:5); el juicio final se
pronuncia desde él (20:11); y en la descripción de los nuevos cielos y la nueva tierra, el trono aún ocupa el centro
(22:1) y de él fluye el río de la vida. La triple declaración del epílogo: “Yo vengo pronto” (22:7, 12, 20), sirven
para reiterar la promesa a su Iglesia, y hacen que todo el libro se convierta en una advertencia para el mundo.
C. Estructura Literaria: Apocalipsis es un libro interpretativo; pues su autor utiliza el lenguaje
simbólico y por tanto todo o casi todo tiene un significado: los números, los símbolos, los miembros del
cuerpo, los personajes que intervienen, etc. Existen frecuentes cambios de escena de la tierra al cielo y
nuevamente a la tierra. Además, debemos recordar que el autor está intentando poner en lenguaje humano
escenas que no pueden describirse ordinariamente, y consecuentemente su gramática y vocabulario resultaba
incomprensible.
No obstante, lo extraño que nos parezcan sus signos, es el único libro del N.T. que nos da una visión organizada
del futuro; por lo que para una aproximación a una interpretación sana de Apocalipsis se debe reconocer y tener
siempre presente que este libro posee tres géneros o estilos literarios.
En primer lugar, el estilo “literario apocalíptico”, el cual tenía la finalidad de animar a los seguidores de Dios
que eran perseguidos. Esta clase de literatura es muy simbólica, llena de imágenes místicas, números y colores
simbólicos. Aunque muchas de sus visiones parecen raras y extrañas, proporciona una variedad de claves para
su debida interpretación.
De la manera como se ha definido el género literario apocalíptico, se puede decir que el interés enfático de Juan
es de juicio escatológico y salvación.
En segundo lugar, Apocalipsis incluye el “elemento profético”; ya que es el único libro del N.T. que está
completamente dedicado a la profecía. Juan se presenta con la misma característica de los profetas, es decir,
estaba consciente de la inspiración, así como también de la condición de escribir con autoridad (1:3).
Ahora bien, aunque la profecía en el cristianismo primitivo era presentada en forma oral y no escrita, Juan
contaba con los modelos de la profecía escrita que se encuentran en el A.T. Por lo que Apocalipsis es,
prácticamente, un informe de revelación a través de visiones, aunque también incluye el oráculo profético.
En tercer lugar, Apocalipsis parece haber circulado como una “carta o epístola” escrita a las siete iglesias que
estaban en la provincia romana de Asia. El estilo que presenta por el saludo y a quién se dirige (1:4, 5, 9-11) es
el de una carta; además, el contenido de los caps. 2 y 3 presentan esta forma característica del estilo epistolar.
D. El Uso del Antiguo Testamento: En Apocalipsis hay un uso particular del A.T. contiene no menos
de cuatrocientas alusiones (de los 404 versículos que componen Apocalipsis hay 278 que contienen
referencias del A.T.); prácticamente todas sus imágenes se relacionan con figuras que aparecen en los libros
proféticos del A.T., y aunque ninguna cita directa una gran parte de su contenido es predicativo y se ocupa del
futuro.
Esto es sobresaliente, porque si uno lo compara, con las epístolas de Pablo, estas contienen 95 citas textuales y
probablemente unas 100 alusiones al A.T.
El autor de Apocalipsis hace referencias constantes de los profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel; aparte,
hace mención también de los libros de Éxodo, Deuteronomio y Salmos. Es muy importante ver las nuevas
interpretaciones de la cristología que Juan hace de pasajes del A.T.; dándoles una nueva forma y disposición a
las visiones e imágenes que ahí se presentan.
Ahora bien, aunque se observa una continuidad entre el A.T. y Apocalipsis, pues revela de forma más amplia lo
que Ezequiel, Daniel y otros profetas escribieron, mucho antes de la encarnación de Cristo; este último surge del
anterior como un ente distinto.
CONCLUSIÓN: Al leer y reflexionar sobre Apocalipsis, el creyente hallará advertencias, ánimo, desafíos,
esperanza y satisfacción; por lo que el provecho que se obtiene es un motivo poderoso para que los creyentes se
dediquen al estudio diligente, y la obediencia creciente de las palabras que se encuentran en este libro (1:3).
Para aquellos que han rechazado el amor de Dios, este libro nos da una descripción detallada y terrible del juicio
final y del castigo eterno. Pero para nosotros que hemos experimentado el nuevo nacimiento, por la gracia de
Dios, Apocalipsis es una promesa gloriosa de una vida de eterno gozo y paz en su presencia; que tiene su clímax
en la revelación del Señor Jesucristo, cuando venga por segunda vez.
Nunca más viviremos en un mundo imperfecto por causa del pecado, nunca más seremos tentados por el diablo,
nunca más sufriremos dolor, pena, muerte, tristeza y miseria. ¡El Reino de Dios triunfara sobre todas estas cosas!
¡Cuán apropiado es que el último libro de la Biblia nos dé un vistazo del cielo nuevo y la tierra nueva que Dios ha
preparado para quienes han creído en su Hijo Jesucristo!, pues a medida que el tiempo se acerca, mucho de lo
que ahora resulta oscuro se hará claro para quienes esto fue escrito.
Al volver al contenido de Apocalipsis, se observa que Juan considera la profecía que le fue revelada como la
culminación de toda la tradición profética bíblica, lo que sugiere que sería relevante para todas las demás iglesias
cristianas existentes. Al seleccionar, pues, a estas siete iglesias, Juan estaría comunicando que su mensaje va
dirigido a iglesias particulares como representantes de todas las iglesias.
Esta conclusión se deduce por el estribillo que apela a hacer caso o a obedecer el mensaje profético, empleado
al final de cada uno de los siete mensajes proféticos a las iglesias: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice
a las iglesias” (comp. 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22). La idea a entender aquí es que, por dirigirse a estas iglesias
específicas que se encontraban en situaciones particulares, Apocalipsis tiene su aplicación a una variedad de
contextos. Las distintas situaciones que vivieron estas siete iglesias abarcan en forma representativa lo que
cualquiera otra iglesia de entonces experimentaría. Estas a su vez encontrarían en estos mensajes de forma
análoga una aplicación a su propio caso y así reconocerían la relevancia de todo el libro en sí. Las iglesias de la
posteridad han podido hacer lo mismo, permitiendo que se hagan los ajustes necesarios a los cambios en los
contextos históricos.

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