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Introducción:

Para confiar y obedecer a Dios debemos tener una colección


de palabras de las que estemos seguros que son las propias
palabras de Dios para nosotros. Y puesto que el Nuevo
Testamento ha sentado las bases para la práctica y dogmas de
la fe cristiana, a lo largo del desarrollo de la historia de la
Iglesia; es necesario saber y comprender que libros pertenecen
al canon.
No se trata de que a alguien se le hubiera ocurrido reunir en un
solo volumen un cierto conjunto de escritos (muy dispares, en
cuanto a extensión y contenido) y hubiera declarado, porque
así le pareció, que eran sagrados.
Tampoco de que Dios le haya dictado a alguien en el oído libro
por libro, la lista completa de los que habrían de componer el
N.T.; el proceso fue muy distinto; mucho más complejo, más
rico y mucho más interesante, y no exento de dificultades.
Definición de Canon
La palabra canon proviene del griego
“kanón”, que significa principalmente una
caña recta que servía para medir, una regla,
un modelo.

Entendemos por “canon” al conjunto de Escrituras oficialmente aceptadas por su


inspiración y autoridad reconocida, es decir, la medida exacta de libros y
palabras reconocidos como Palabra de Dios y que por lo tanto pertenecen a la
Biblia. Y se puede definir como:
“LA LISTA DE TODOS LOS LIBROS QUE PERTENECEN A ELLA”.
Desarrollo e historia del canon del Nuevo Testamento.
El desarrollo del canon del Nuevo Testamento empieza con los
escritos de los apóstoles. El A.T. cierra con la expectativa del
Mesías que vendría (Mal 3:1-4; 4:1-6). La siguiente etapa es la
venida del Mesías, y no es sorpresa que no hubieran Escrituras
adicionales mientras no tuviera lugar el siguiente y más grandioso
suceso en la historia de la redención.

Por eso el N.T. consiste de los escritos de los apóstoles; es


primordialmente a ellos a quienes el Espíritu Santo les da la
capacidad de recordar con precisión las palabras, enseñanzas y
obras de Jesucristo, e interpretarlas correctamente para las
generaciones subsiguientes (Jn. 14:26; 16:13-14).

El canon del N.T. quedó completo cuando el último libro inspirado fue escrito. Sin embargo, con el
tiempo, surgieron que hicieron necesario una definición oficial del canon del N.T.
Necesidad del Canon:
1. El desafío de las herejías.- Tanto Pablo como Pedro hacen alusión en sus cartas a la aparición de falsos
predicadores que enseñaban herejías y atentaban contra la autoridad de los escritos neo testamentarios (1
Ti. 6:3-5, 2 Ti. 2:15-18, 2 P. 2).

2. La obra misionera.- Para la primera mitad del segundo siglo el evangelio se había extendido en gran
parte del oriente y occidente medio, la Biblia había sido traducida al sirio y al latín. Por tal motivo, urgía
determinar con exactitud los límites del canon.

3. Las persecuciones y la política.- Las persecuciones de Diocleciano (303 d.C.) que incluyeron la
destrucción de las Escrituras fue otro factor ¿Querría un cristiano exponer su vida por la posesión de un libro
religioso que no era verdaderamente inspirado por Dios?
Criterio de Canonización del Nuevo Testamento
El primer criterio a tener en cuenta fue el de carácter
apostólico: Uno de los factores consistía en determinar si el autor
era o no un apóstol auténtico o que contara con el respaldo de la
autoridad de uno (2 P. 3:15-16, 2 Ts. 2:15, Ef. 2:20, Jn. 16:13).
A los que tenían el oficio de apóstol se les ve afirmando que tenían
una autoridad igual a la de los profetas del A.T. Pedro anima a sus
lectores a recordar “del mandamiento del Señor y Salvador dado
por vuestros apóstoles” (2 P. 3:2). De modo similar, Pablo les dice a
los corintios: “Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que
lo que os escribo son mandamientos del Señor.” (1 Co. 14:37).
Entonces, los apóstoles tenían autoridad para escribir palabras que
son del mismo Dios, igual en estatus de verdad y autoridad a las
palabras de las Escrituras del A.T.; y dar sustento, validez y
respaldo a los escritos de otros hombres de Dios.
Criterio de Canonización del Nuevo Testamento
2. El segundo criterio atendía al contenido: Debido a que
los apóstoles, tuvieron autoridad para escribir palabras de las
Escrituras, la iglesia primitiva aceptó como parte del canon las
enseñanzas escritas de los apóstoles.
Los creyentes necesitaban saber con exactitud qué libros debían
de ser leídos en las iglesias y poder consultar para dar respuesta a
problemas específicos (1 Ts. 5:27, Col. 4:16, Ap. 1:3, 1 Co. 7:1-2).

3. El tercer criterio tenía en cuenta la universalidad:


Debía establecerse si el libro tenía aceptación en toda la iglesia y
si respondía a un interés universal. Hubo necesidad de elegir qué
escribir y de lo escrito, qué desechar (Lc. 1:1-4, Jn. 20:30, 21:23-
24).
Vemos evidencia de que muy temprano en la historia de la
iglesia se empezó a aceptar los escritos del N.T. como parte del
canon, de manera universal (2 P. 3:16, 1 Ti. 5:17-18).
Criterio de Canonización del Nuevo Testamento
4. El cuarto criterio era la inspiración divina: Se
procuraba determinar si el libro ofrecía pruebas evidentes de
haber sido dado por inspiración de Dios (2 Ti. 3:16), y si el
Espíritu Santo concedía a hombres piadosos la convicción de
que así era (1 Co. 7:40, 14:37).
Un libro de la Escritura pertenece al canon desde el momento
que fue inspirado por Dios para su escritura.

5. El quinto criterio era la armonía con la revelación


del A.T.: ¿Dice la verdad acerca de Dios, el hombre, o el
pecado, tal y como la anterior revelación la da a conocer?
¿Registra los hechos tal y como ocurrieron?
La armonía con la enseñanza de la revelación anterior no
hace a un libro canónico exclusivamente, pero la falta de
armonía lo elimina como tal (1 Jn. 4:1-6).
¿Deberíamos esperar que se añada algún otro escrito al canon?
La frase que abre Hebreos pone esta cuestión en la perspectiva histórica apropiada, la perspectiva de la historia
de la redención: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por
los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien
asimismo hizo el universo” (He. 1:1-2).

“EL CANON YA
ESTA CERRADO”
Los escritos del Nuevo Testamento contienen la interpretación final, autoritativa y suficiente de la obra de Cristo
en la redención; cuando los apóstoles y sus compañeros terminaron sus escritos, nada más hay que añadir con
la misma autoridad divina absoluta, tenemos en forma escrita el registro final de todo lo que Dios quiere que
sepamos en cuanto a la vida, muerte y resurrección de Cristo, y su significado para la vida de los creyentes de
todos los tiempos. En otras palabras:
¿Cómo sabemos, entonces, que tenemos los libros que debemos tener
en el canon de las Escrituras?
Primero, la respuesta en última instancia debe ser que nuestra confianza se basa en la fidelidad de Dios; también
sabemos que en su Soberanía, Dios nuestro Padre tiene las riendas de la historia, y no es la clase de Padre que nos
hará trampas o no nos será fiel, o que nos privará de algo que absolutamente necesitamos.
Esto muestra que Dios mismo asigna valor supremo a que tengamos una colección correcta de los escritos inspirados
por Dios, ni más ni menos.

En segundo lugar, podemos enfocarnos s en el proceso por el cual nos hemos persuadido de que los libros que
tenemos ahora en el canon son los precisos. En este proceso dos factores intervienen:

1. La actividad del Espíritu Santo que nos convence al leer las Escrituras por nosotros mismos.

2. La información histórica que tenemos disponible para nuestra consideración.

Hoy no existe ningún candidato fuerte para añadirse al canon ni ninguna


objeción fuerte contra algún libro que ya está en el canon.
Conclusión: El canon no es el producto del juicio arbitrario de
alguna persona, ni fue definido por voluntad humana; sino más
bien fue el resultado de utilizar aquellos diversos criterios que
demostraban sus méritos, su unidad, su inspiración divina, su
autoría, etc. para ser considerados dentro del Canon.
Algunos fueron reconocidos más lentamente que otros; pero nadie
puede menoscabar la inspiración de cualquiera de estos libros, ni
el derecho que tiene cada uno de ellos a ocupar un lugar en la
palabra autorizada de Dios.
Por lo que ¿Hay algún libro en nuestro canon actual que no
debería estar allí? No. ¿Hay algún libro que falta, libro que se
debería haber incluido en las Escrituras pero que no se lo incluyó?
La respuesta es no. El canon de las Escrituras hoy es
exactamente lo que Dios quería que fuera, y se quedará de esa
manera hasta que Cristo vuelva. 
Tarea 2: Realiza un Resumen
Instrucciones:
Realiza un resumen de media pagina (al menos), referente
a la Clase 2: El Canon del Nuevo Testamento, destacando
los puntos mas relevantes aprendidos durante esta
lección.
Recuerda seguir las indicaciones para la elaboración y
entrega de tareas:
Los alumnos realizaran las tareas con buena ortografía,
limpieza y buena presentación.
Enviarán sus tareas, a más tardar, el viernes anterior a la
siguiente clase al Whatsapp 222 258 9221 o al correo
jasonoseas@hotmail.com y deberán llevar:
• Nombre competo del estudiante.
• Título y número de clase.
Nota: No se aceptarán tareas atrasadas. • Fecha.

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