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CLASE 3: ASPECTOS DEL MUNDO NEO-TESTAMENTARIO

INTRODUCCIÓN: Para estudiar el Nuevo Testamento es importante comprender el mundo del tiempo en que fue
escrito. Conocer el importante papel que desempeñaron los aspectos políticos, sociales y religiosos, en preparar
el escenario para la venida de Cristo al mundo.
Desde la época de la cautividad babilónica en el año 586 a.C., la nación de Judá había sido subyugada bajo el
dominio de Babilonia, Persia, el Imperio Griego y finalmente bajo el Romano. Por esta razón, durante la época
correspondiente a los eventos que se registran en el N.T., el pueblo escogido de Dios ya no era un pueblo
unificado; muchos habían adoptado la cultura y las costumbres de sus conquistadores.
A pesar de todo, el judaísmo, aun sobrevivía, y llegaría a ser el fundamento de los judíos devotos que con
regularidad leían la Ley y los Profetas, y esperaban al Mesías que había de venir. Ellos esperaban que los libraría
del dominio de los romanos. Este fue el mundo en el que Cristo nació, en el tiempo y lugar preciso, para cumplir
el plan redentor de su Padre (Lc. 3:1-2).
I. El Mundo Político.
A. El Imperio de Roma: En la época en que se escribió el N.T., todo el mundo civilizado, con
excepción del Lejano Oriente, estaban sometidos al dominio de Roma. Fundada en el año 753 a.C., fue al
principio una comunidad integrada con la unión de pequeñas ciudades vecinas, bajo el gobierno de un rey.
Al comienzo del siglo quinto a.C., había alcanzado ya una firme organización política y gracias a una prolongada
sucesión de guerras, casi por 500 años, creció hasta convertirse en un dominante imperio mundial. Esta rápida
expansión introdujo grandes cambios en la vida del pueblo romano que quedó marcado por una sucesión
constante de guerras civiles; hasta que finalmente Octavio Augusto exterminó a sus adversarios, en el año 30
a.C., y se convirtió en el primer emperador:
 Augusto (27 a.C.-4 d.C.): El anunciamiento del nacimiento de Jesús y su encarnación divina; así
como su nacimiento y el de Juan el Bautista, ocurrieron durante el reinado de Augusto (Lc. 2:1).
 Tiberio (14-37 d.C.): El ministerio público de Jesús y su muerte ocurrieron en el tiempo de Tiberio
(3:1); además del origen de la Iglesia Primitiva y sus primeros años, en donde gozaron de libertad
religiosa
 Claudio (41-54 d.C.): El gran período de la expansión misionera de la Iglesia, por medio del
ministerio de los primeros apóstoles y de Pablo, tuvo lugar durante su reinado.
 Nerón (54-68 d.C.): Durante su gobierno se desató la primera persecución que hubo en el imperio
contra los cristianos; muchos fueron procesados y torturados mortalmente. La tradición dice que Pedro y
Pablo perecieron en esta persecución.
 Vespasiano (69-79 d.C.): Fue al comienzo de su reinado, que después de una seria de rebeliones
y descontentos por parte de los judíos; que ordena la destrucción de Jerusalén, a manos del general de
su ejército Tito en el 70 d.C.
El Imperio Romano era una mezcla de ciudades, estados y territorios independientes entre sí, pero sujetos a un
gobierno central. Su sistema gubernamental estaba dividido por provincias y estaban gobernadas por
procónsules (Hch.13:7). Palestina en el tiempo de Cristo estaba bajo la vigilancia del procurador Poncio Pilato
(Mt. 27:11).
Bajo su administración, las provincias gozaban de considerable libertad; se les permitía conservar su soberanía
local y hasta acuñar su moneda y no estorbaron la libertad religiosa, de modo que en cada lugar seguían los
cultos de acuerdo a su costumbre.
Las provincias romanas de que se hace mención en el N.T. son: España (Ro. 15:24), Galia (2 Ti. 4:10), Ilírico
(Ro. 15:19), Macedonia (Hch. 16:9), Acaya (Ro. 15:26), Asia (Hch. 20:4), Ponto (1 P. 1:1), Bitinia (Hch. 16:7),
Galacia (Ga.1:2), Capadocia (I P. 1:1), Cilicia (Ga. 1:21, Hch. 6:9), Siria (Ga. 1:21), Judea (Ga. 1:22), Chipre
(Hch.13:4), Pamfilia (Hch. 13:13) y Licia (Hch. 27:5).
En este mundo político gobernado por el imperio romano y controlado por emperadores que ejercieron su poder
para autoproclamarse “señor y dios” se desarrolla el mensaje del N.T.; mensaje que se dirigía a la vida
espiritual de sus lectores más que a sus circunstancias externas; se centraba en lo espiritual más bien que en lo
político, y en lo eterno más bien que en lo temporal.
Así, lo que comenzó como una desconocida secta judía llegó a convertirse en una religión mundial llamada
cristianismo
B. El Imperio Griego: La atmósfera cultural del primer siglo no debió su origen únicamente a la
organización política de Roma, sino también a la difusión del espíritu helénico que había penetrado tanto en
Occidente como en Oriente. De tal forma que Roma fue absorbida por la cultura griega y se convirtió en una
ciudad de habla griega.
En la mitad oriental del mundo romano, escenario de la mayor parte de la acción del N.T., la expansión de la
civilización griega comenzó en gran manera debido a las campañas de Alejandro el Grande. Culturalmente
introdujeron costumbres y gustos griegos.
La arquitectura griega predominó en los centros urbanos; el griego era el idioma de la corte y del pueblo, las
cartas, pagarés, recibos, ensayos, poemas, biografías y cartas comerciales, se escribían en griego. Cada
gobernante se esforzaba en fundir la cultura griega con la vida del pueblo y los dioses locales recibían nombres
griegos.
Además, la cultura griega sirvió de medio para la diseminación del Evangelio de Cristo en los primeros esfuerzos
misioneros; pues con la Biblia en griego y con el idioma griego como medio universal de expresión pronto llegó el
Evangelio hasta las más lejanas civilizaciones.
C. El Estado Judío: Durante el tiempo del exilio y post-exilio del cautiverio babilónico, quedo rota la
sucesión de reyes en Judá a través del linaje de David, y para los tiempos de Jesus, se había levantado una
nueva familia monárquica descendientes de los idumeos y asmoneos llamada la Dinastía Herodiana:
 Antípatro el Idumeo (47-44 a.C.).- La dinastía herodiana comenzó con Antípater; quien fue
nombrado rey o procurador de Judea; por parte de Julio Cesar, después de conquistar aquellas tierras.
 Herodes el Grande (37 al 4 A.C.).- Este fue el rey que gobernaba Judea cuando Jesus nació, y
llevo a cabo la matanza de los niños, que causo que la familia de Jesus huyera a Egipto; además durante
su reinado se llevó a cabo la majestuosa restauración del templo judío, mencionado en los evangelios.
 Arquelao (4 a.C.-6 d.C.): Después de la muerte de su padre Herodes el Grande, sus tres hijos,
por orden del emperador romano, se repartieron sus territorios. Arquelao gobernó sobre los territorios de
Judea, Samaria e Idumea; y se hace mención de él en Mt. 2:22.
 Felipe el Tetrarca (4 a.C.-34 d.C.).- Lucas menciona a Felipe como tetrarca de Iturea y Traconite
(Lc. 3:1); además se casó con Salomé, hija de Herodías.
 Herodes Antipas, (4 a.C.-39 d.C.).- El Herodes que sobresale más en los evangelios es Herodes
Antipas, tetrarca de Galilea y Perea; aparece como el asesino de Juan el Bautista (Mt.14:1-12) y como
uno de los jueces que juzgaron a nuestro Señor Jesucristo (Lc. 23:7-12).
 Herodes Agripa II (50-100 d.C.).- Cuando Festo fue nombrado procurador de Judea, Agripa, con
su esposa Berenice, descendió a Cesárea para dar la bienvenida al nuevo gobernador. En aquella
ocasión el rey actuó como consejero religioso de Festo en el caso de Pablo (Hch. 25:13-26:32). Aunque
Agripa tenía bastante conocimiento del judaísmo, era indiferente a sus profundas implicaciones; de modo
que aunque observaba las costumbres ceremoniales nunca demostró tener sincera convicción acerca de
la verdad.
Dos de los últimos procuradores de Judea que se mencionan en Hechos en relación con Pablo (Hch. 23:24-
24:27, 25:1-26:32), son Antonio Félix y Porcio Festo.
Entre la muerte de Festo y el principio de la guerra de los judíos las condiciones políticas en Judea se
desmejoraron rápidamente. Los sumos sacerdotes eran avaros y crueles, y los gobernadores romanos, rapaces y
déspotas. Por lo que, los judíos, enfurecidos por tantos abusos, se revelaron, el conflicto comenzó en el año 66
d.C., y finalizo en el año 70 d.C. con la caída de Jerusalén en manos del ejército romano encabezado por el
general Tito.
II. El Mundo Social. El mundo del primer siglo no era muy diferente del mundo del siglo XX; vivían lado a
lado ricos y pobres, virtuosos y criminales, libres y esclavos. Y las condiciones sociales y económicas que
prevalecían, eran en muchos aspectos parecidas a las de nuestros días.
A. La sociedad judía: En la sociedad israelita de la época de Jesús había tres clases sociales: una
alta, una media y otra pobre:
1. La clase alta se componía de las familias de los jefes políticos y religiosos, de los comerciantes
más solventes y hacendados, y de los recaudadores de impuestos (publicanos).
Sin embargo, la sociedad estaba dominada por el más alto concilio del judaísmo, llamado Sanedrín, compuesto
principalmente de familias de sacerdotes y de rabinos dirigentes. Los vistazos que se nos dan en los evangelios
demuestran que ellos eran los verdaderos gobernantes de Judea; tenían control sobre el tráfico comercial
relacionado con el templo, participaban en las ganancias derivadas de la venta de animales para sacrificios y del
cambio de moneda que se necesitaba para las ofrendas del templo. Aunque entre ellos, había hombres nobles y
bondadosos, como Nicodemo y José de Arimatea.
2. La clase media contaba con los medianos y pequeños comerciantes, los artesanos, algunos
sacerdotes y maestros de la ley. Algunos, como los pescadores, poseían pequeñas empresas que les
daban lo suficiente para sustentarse bastante bien.
3. Por último, la clase pobre, la más numerosa, estaba formada por jornaleros que vivían al día (Mt.
20:1-16), y por muchos otros que vivían al margen de la sociedad, como los mendigos, los leprosos y los
paralíticos (Mr. 10.46). Según las leyes, el lugar más bajo en la escala social lo ocupaban los esclavos,
aunque su situación real dependía de la posición y carácter de sus amos.
Como se puede ver las divisiones sociales entre los judíos estaban bastante bien marcadas.
B. La sociedad pagana: En el mundo pagano del siglo primero también contrastaban muy
agudamente las capas de la sociedad:
1. La aristocracia: En su mayoría formada por los hacendados, que mediante su influencia
acaparaban las tierras públicas y los comerciantes que actuaban como contratistas y revendedores del
gobierno acumulando las cosechas.
2. La clase media: Debido en gran parte a la práctica de la esclavitud la clase media casi
desapareció. Aumentaron las multitudes sin hogar y sin alimento atestando las grandes ciudades, como
Roma, y dependían del Estado para su sustento.
3. Los plebeyos: Los plebeyos o gente pobre eran numerosos y de condición lastimosa; muchos
carecían de empleo y vivían peor que esclavos, porque estos a lo menos, tenían alimento y vestido.
4. Los esclavos: La gran proporción de la población del Imperio Romano se componía de esclavos.
Hacían la mayor parte del trabajo en las grandes plantaciones agrícolas, servían como criados de
familias y como empleados en casas de comercio; Sin embargo, la potencia de la fraternidad cristiana
hizo que la institución de la esclavitud se debilitara gradualmente y por fin desapareciera.
5. Los criminales: Las inquietas hordas de los desempleados, los vividores que hallaban camino a
las grandes ciudades para hacer presa de la sociedad, los desesperados y los desheredados
constituyeron un terreno fértil para la formación de toda clase de criminales.
Había una muy lastimosa sociedad clasista, tanto en el judaísmo como en el mundo pagano; por lo que no nos
debe sorprender que con el tiempo la sociedad haya llegado a estar plagada con toda clase de vicios.
C. Normas morales: El horroroso cuadro del mundo gentil que aparece en Ro.1:18-3:20 fue dirigida
originalmente contra el imperio. No había una fuerza que contuviera el creciente descenso moral, la gente
virtuosa pasaba ignorada, en tanto que los delincuentes atraían la atención.
Esta decadencia moral no significa que no haya existido gente decente, o que la ética y la moral se hubieran
extinguido. Significa que la tendencia general en la sociedad convergía hacia abajo en cuanto a tolerancia e
ilegalidad: La vida humana era de poco aprecio, y el asesinato era frecuente; fácilmente se obtenía el divorcio y
el abandono de los hijos indeseables era una práctica común, además abundaban la superstición y los timos de
toda clase; había corrupción política, el descarrilamiento en los placeres, el fraude en los negocios, el engaño lo
que causó que la vida en Roma se hiciera deprimente para los más, e insoportable para los menos.
D. Los idiomas: Los principales idiomas del imperio fueron cuatro: latín, griego, arameo y hebreo.
1. El latín era el idioma oficial de los tribunales y de la literatura en Roma.
2. El griego era el idioma cultural del imperio, familiar a todas las personas educadas, y de la mayoría
del populacho; hasta en Palestina se hablaba corrientemente el griego, y es probable que el Señor
Jesús y sus discípulos lo usaran en sus pláticas con los gentiles.
3. El arameo era la lengua predominante en el Cercano Oriente. Pablo se dirigió al pueblo de
Jerusalén en arameo (Hch. 22:2) cuando hizo su improvisada defensa y algunas de las citas que se
recuerdan de Cristo, indican que él acostumbraba a hablarlo en (Jn. 1:42, Mr. 7:34, Mt. 27:46).
4. El hebreo clásico se había convertido en lengua muerta desde los tiempos de Esdras, excepto
entre los sabios rabinos que lo utilizaban para expresar el pensamiento teológico. El vulgo no lo
entendía.
Tal intercambio de idiomas, tenía que ejercer influencias sobre la civilización y sobre la literatura representadas
por esos idiomas. El cristianismo contó con los medios necesarios para una expresión universal, pues la tradición
informa que los primeros relatos acerca de Jesús se redactaron en arameo, y el N.T. en su totalidad circuló en
griego casi desde de sus orígenes, lo que deja en claro la influencia de estos idiomas en el mundo romano.
III. El Mundo Religioso.
A. Judaísmo: El judaísmo tuvo un lugar extraordinario entre todas las religiones que hubo en el
imperio romano durante el siglo I. Era nacional, pues se originó con el pueblo judío y sin embargo no se
confinó a ese pueblo porque sus prosélitos se contaban por centenares. No era la única religión que ponía
énfasis en la adoración del Dios único pero, a diferencia de otras era exclusivamente monoteísta.
Muchas filosofías contaban con sistemas de moral, pero la ética del judaísmo se aplicaba rígidamente. La mayor
parte de las religiones se fundaban sobre tradiciones o místicas intuiciones; el judaísmo tenía su fundamento en
la revelación de Dios consignada en las sagradas escrituras de la Ley y los Profetas, las que se consideraban
palabras de Dios mismo.
Por ello, para el estudiante del N.T., es indispensablemente conocer y apreciar la manera en que el cristianismo
es hijo del judaísmo. Los libros del N.T., exceptuando dos, fueron escritos por judíos; sus enseñanzas
concernientes a Dios, al hombre, al pecado, a la salvación, a la ley, a la gracia, a la oración y a muchos otros
asuntos fundamentales de la vida cristiana, prenden sus raíces en el remoto suelo de la tradición judía del A.T.
B. Las sectas del judaísmo: El judaísmo no fue excepción en la tendencia hacia el sectarismo
religioso, aunque su consistencia fue superior a la que tuvieron otras religiones, su énfasis fluctuaba desde el
liberalismo hasta el racionalismo, y desde el misticismo hasta el oportunismo político.
1. Los fariseos.- La secta más grande y de mayor influencia en los tiempos del N.T., fue la de los
Fariseos. Como grupo tuvieron su origen poco después de los tiempos de los macabeos, y para el
tiempo de Jesus se encontraban fuertemente establecidos dentro del judaísmo.
Su nombre se deriva del hebreo parash, que significa “separar”. Eran los puritanos del judaísmo, fundaban su
teología sobre todo el canon del A.T.; aunque atribuían grande valor a la ley oral o la tradición, la cual procuraban
obedecer completamente. Creían en la existencia de ángeles y espíritus, en la inmortalidad del alma y en la
resurrección del cuerpo; practicaban la oración ritual, el ayuno, y el diezmo; y guardaban el sábado estrictamente.
De todas las sectas del judaísmo sólo el fariseísmo ha sobrevivido. Sirvió de fundamento al moderno judaísmo
ortodoxo que sigue el mismo patrón en sus aspectos morales, ceremoniales y legalistas.
2. Los saduceos.- Según la tradición tomaron su nombre de Sadoc que fue sumo sacerdote en los
días de David y Salomón; de quien se constituyó la jerarquía sacerdotal durante la cautividad (2 Cr.
31:10, Ez. 40:46, 44:15), y en los días de Cristo, el nombre persistía como denominación del partido
sacerdotal.
Eran menos numerosos, pero poseían el poder político y eran el grupo gobernante en la vida civil del judaísmo
bajo el gobierno de los Herodes. Se adherían estrictamente a la interpretación literal de la Torah, la única parte
de la Escritura que consideraban canónica y con autoridad superior a la de los Profetas y los Escritos.
Como racionalistas y antisupernaturalistas negaban la existencia de ángeles y espíritus (Hch. 23:8) y no creían
en la inmortalidad personal; su religión era fríamente ética y literal, y más abierta que el fariseísmo a las
influencias helenizantes. A diferencia de los fariseos, los saduceos no sobrevivieron a la destrucción de
Jerusalén.
3. Los esenios.- El significado de su nombre proviene de la palabra griega hosios, que significa
“santo”. Los esenios eran sobrios y severos en su conducta; no daban lugar a la ira y tampoco usaban
juramentos, se abstenían del casamiento, guardaban el sábado con rigidez y eran muy cuidadosos de su
limpieza personal; tenían la propiedad en común, de modo que no había ricos ni pobres. A todo el que
estuviera en desacuerdo con las reglas se le castigaba expulsándolo de la comunidad.
En el aspecto teológico, eran parecidos a los fariseos, enseñaban que el alma es intangible e inmortal,
encerrada en un cuerpo mortal. Con la muerte los buenos pasan a la región donde brilla el sol y los malvados al
lugar de la oscuridad y del continuo tormento. Parece que algunas de sus doctrinas hubieran brotado de su
contacto con el pensamiento que se desarrolló en la Iglesia Primitivo; pero su legalismo cerrado contrasta con el
énfasis de los cristianos sobre la gracia, en tal forma que hace improbable cualquier supuesta relación.
4. Los zelotes.- Los zelotes no eran una secta religiosa al modo de los fariseos; ellos constituían un
grupo fanáticamente nacionalista que abogaba por la violencia como medio para librarse de Roma.
En la época de Jesús, formaban uno de los partidos que había en Jerusalén, y las disensiones causadas por
ellos contribuyeron fuertemente a la caída de la ciudad. Simón, uno de los discípulos de Jesús, había pertenecido
a este grupo como su nombre lo indica (Lc. 6:15, Hch. 1:13).
5. Los escribas.- Los escribas designaba a una clase de hombres a quienes se había instruido en la Ley.
Estos hicieron del estudio sistemático y de la explicación de la Ley su ocupación. Se les contaba entre los
maestros de la Ley (Lc 5:17; 11:45).
El problema más grande era que los escribas en el fondo eran hipócritas. Ellos estaban más interesados en
mostrar una buena apariencia a los hombres y no en agradar a Dios. Eventualmente, fueron estos mismos
escribas los que jugaron un papel importante en el arresto y crucifixión de Jesús (Mateo 26:57; Marcos 15:1;
Lucas 22:1-2).
6. Los herodianos.- Estos no eran ni una secta religiosa ni un partido político, sino un grupo de judíos que
apoyaban la dinastía de los Herodes y, por lo mismo, el gobierno romano; pero con poca significación
social.
En los evangelios se les menciona uniéndose a los fariseos para oponerse a Jesús y le hicieron la famosa
pregunta sobre el tributo a César (Mt. 22:16; Mr. 3:6; 12:13). La pregunta, evidentemente, era una trampa de
carácter político que intentó poner al Señor Jesús en conflicto con las autoridades. La mayoría de los eruditos
entienden que era un grupo de origen idumeo pero gozaba del favor del imperio romano y tenían una tendencia
helenizante.
7. Los sacerdotes: Durante el exilio el sacerdocio se suspendió temporalmente a causa de la destrucción
del templo; pero no desaparecieron. Una vez reconstruido el templo, los sacerdotes reasumieron sus
deberes y, con breves interrupciones, su orden continuó hasta la destrucción de Jerusalén por los
romanos.
Durante esta época el sacerdocio sirvió como punto central del judaísmo y principal potencia política de Judea. El
sumo sacerdote desempeñaba su oficio por derecho hereditario y en forma vitalicia; y ejercía una autoridad
suprema en la nación, bajo el señorío del amo político de turno.
Por lo que el gobierno quedaba realmente en manos de una aristocracia religiosa, de la cual era representante el
Sanedrín, como se llamaba a este concilio. Muy frecuentemente el gobernador tuvo que cambiar su política bajo
la presión del sumo sacerdote; con su influencia podía modificar la opinión pública y obligar a oficiales del
gobierno a sometérsele (Jn. 19:11, Mr. 15:11).
El gobierno de los sacerdotes perduró y continuó hasta la caída de Jerusalén, cuando el templo fue destruido y el
sacerdocio se dispersó.
C. Las religiones paganas: El judaísmo, no era la única religión que se practicaba en aquella época.
Con la mezcla cultural, política y social que prevalecía en el imperio romano; también se produjo una mezcla
de religiones, creencias y prácticas místicas (Hch. 17:22-23).
1. Religiones greco-romanas: El animismo era la religión primitiva de Roma; sin embargo, debido a
su contacto con la civilización griega, se produjo una fusión de deidades Júpiter, el dios del cielo, se
identificó con Zeus; Juno, su esposa con Hera; Neptuno, con Poseidón; Plutón, con Hades, etc.
El N.T. nos ofrece un ejemplo de la adoración de Diana de los Efesios, de quien se decía que su imagen había
caído del cielo; la devoción fanática con que se adoraba a los dioses locales está ejemplificada por el
escandaloso tumulto que llenó el anfiteatro gritando: “¡Grande es Diana (Artemisa) de los Efesios!” (Hch.
19:27-35).
2. La adoración del emperador: Aunque persistió la adoración de las deidades locales, el desarrollo
de una conciencia cosmopolita preparó el camino para un nuevo tipo de religión: “La adoración del
Estado”. El culto imperial no fue establecido arbitrariamente; creció progresivamente a causa de las
numerosas atribuciones de honores divinos al emperador y se convirtió en el totalitarismo del siglo I.
La negación de los cristianos a participar en tal adoración precipitó contra ellos una violenta persecución. Los
romanos politeístas, consideraron la oposición cristiana como una falta del merecido reconocimiento al
emperador y como una actitud abiertamente antipatriótica.
3. La adoración de lo oculto: Otro ejemplo es el ocultismo y la veneración de las fuerzas del
universo, para los cuales el mundo estaba habitado por espíritus y demonios que podían ser invocados y
compelidos a obedecer las órdenes de uno, si uno sabía usar el rito o la fórmula adecuada.
Los augurios o predicciones del futuro mediante el examen de las entrañas de animales sacrificados, o mediante
la observación del vuelo de las aves, eran prácticas de los romanos desde la fundación de Roma.
Los griegos estaban acostumbrados a acudir a los oráculos, donde se suponía que los dioses comunicaban su
voluntad a los hombres por medio de sacerdotes a sacerdotisas de su propiedad.
Y los judíos también compartían estas creencias supersticiosas; en el N.T. se muestra el interés que tenían en la
magia. Los fariseos arrojaban demonios, y los hechiceros se mencionan como rivales de la predicación del
evangelio (Hch. 8:9-24, 13:6-11). Los cristianos de Éfeso se dieron cuenta de que la magia pagana no era
compatible con el cristianismo, y por eso quemaron sus libros de magia (Hch. 19:19).
Como podemos observar, el cristianismo no comenzó ni se desarrolló en un vacío religioso en el que los hombres
se hubieran encontrado esperando algo en que creer. Por el contrario, la nueva fe en Cristo tuvo que abrirse
camino entre las fuertes creencias religiosas que habían existido durante siglos. Muchas habían degenerado en
débiles supersticiones e insulsos rituales; en tanto que otras eran relativamente nuevas y vigorosas.
D. Las filosofías: Cuando la religión degenera en un vacío ritualista o en cretinas supersticiones, los
hombres pensantes tienen que abandonarlas porque sienten que no encuentran verdadera satisfacción en
ellas. Por ello, los sabios filósofos no dejaron lugar para los dioses en el cuadro de cosas que idearon, y
notoriamente los convirtieron en objeto de burla; por ello crearon diversos sistemas de filosofía.
Es indispensable un conocimiento elemental de esos sistemas filosóficos para comprender claramente el
ambiente intelectual y religioso del primer siglo:
1. Platonismo.- Se llamó así por Platón, que enseñaba que el mundo consiste de un número infinito
de cosas particulares, cada una de las cuales es una copia imperfecta de una idea real.
2. Gnosticismo.- El gnosticismo se deriva de la palabra griega gnosis (conocimiento) y era un
sistema que prometía la salvación por medio del conocimiento.
3. Epicureísmo.- Tomaron su nombre de Epicuro, que enseñaba que el mundo comenzó con una
lluvia de átomos, algunos de los cuales chocaron entre si y que estas colisiones produjeron el presente
universo.
4. Estoicismo.- Fue fundado por Zenón (340-265 a.C.), y no reconocía un Dios personal, sino que
enseñaba que el universo está dirigido por una Razón Absoluta.
5. Escépticos.- Decían que si no puede haber ninguna certeza absoluta, no puede haber ningún
principio permanente que guíe la conducta; por lo tanto, uno debe vivir tan bien como pueda
aprovechando la ventaja del momento; puesto que se podía probar por medio de premisas aceptables.
Algunas de estas filosofías han reconocido la existencia de un poder supremo o de una deidad; otras han sido
francamente materialistas y han desechado el concepto de la divinidad como ridículo o innecesario. En todo
caso, la filosofía nunca ha dependido de una revelación hecha por Dios; pues siempre admite como hecho básico
la potencia adecuada del hombre para entender su propio mundo y decidir su propia suerte.
En la medida en que esas filosofías reflejan las actitudes básicas hacia la vida, han persistido hasta el presente,
aunque quizá no con sus nombres originales. Sin embargo, siguiendo sus propias afirmaciones, nunca han
alcanzado éxito en la búsqueda de la verdad.
Conclusión: Como podemos darnos cuenta, el desarrollo de los escritos del N.T.; así como del cristianismo,
durante el primer siglo; fue dentro de un marco tumultuoso cultural, social, político, económico y religioso, en
donde los apóstoles y primeros cristianos tuvieron que abrirse paso, en medio de sociedades moralmente
corruptas y religiosamente diversas; para vivir como nuevas comunidades de fe, bajo nuevas formas de
conducta, una nueva moralidad, nuevas creencias, etc.
Bajo el estandarte de una nueva religión que iba floreciendo en todo el imperio; pero que había iniciado por la
revolución de un hombre judío llamado Jesús y un grupo de seguidores que se hacía cada día más y más
grande; y que con su mensaje y nuevo estilo de vida, habían logrado trastornar al mundo; un mensaje que para
muchos era una locura, pero que para muchos otros más era poder de Dios para salvación.

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