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La Parte ‘Orgánica’ IV

El abordaje de esta lectura debe entenderse de manera integral. La mera división de


títulos y acápites representa una forma de organización, pero no que los términos
analizados puedan ser estudiados de manera aislada ni como compartimentos
independientes, los unos de los otros.

Introducción

El Consejo de la Magistratura

El Ministerio Público Fiscal

Referencias

Revisión del módulo


LECCIÓN 1 de 5

Introducción

Habiendo abordado las competencias centrales del Poder Legislativo,


Ejecutivo y Judicial, nos resta examinar los demás órganos con jerarquía
constitucional. Para ello, partiremos de la clasificación –desde la crítica-
efectuada por Germán Bidart Campos, que denomina a todos los órganos por
fuera de los tres poderes tradicionales, como de tipo “extra poder”. Decimos
que criticamos esta denominación siguiendo lo propuesto por Juan V. Sola,
quien sostiene que

En un sistema de gobierno de división de poderes, cada


funcionario, órgano, o agencia de gobierno integran algunas de
las ramas en que se divide el poder. No existen órganos que
puedan estar fuera de los poderes de la Constitución, porque los
principios de la división de poderes y de los frenos y contrapesos
requieren la existencia de ramas diferentes e independientes
como garantía de la forma republicana de gobierno (Sola, 2010,
p.155).

 
Continúa diciéndonos Sola que 

El origen de esta falacia es imaginar que los tres poderes son


jerárquicos, es decir, que dentro de cada rama existe un orden
de rango con una cabeza visible del cual depende toda la
organización. Esta doctrina también llamada del Ejecutivo
Unitario, no se compadece con la realidad constitucional. Cada
rama está integrada por los organismos que la Constitución
menciona y no es posible separarlos de ella. De esta manera las
agencias independientes u organismos descentralizados
integran el poder Ejecutivo, aunque no tengan dependencia
jerárquica del Presidente de la Nación. El Consejo de la
Magistratura y el Ministerio Público integran el poder Judicial
aunque no dependan de la Corte Suprema de Justicia, y la
Auditoría General de la Nación y el Defensor del Pueblo integran
el Poder Legislativo, aunque no tengan dependencia funcional
del Congreso. (2010, p. 155).

Habiendo hecho esta aclaración, nos propondremos abordar brevemente el


Consejo de la Magistratura, el Ministerio Público, La Auditoría General de la
Nación y el Defensor del Pueblo.
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LECCIÓN 2 de 5

El Consejo de la Magistratura

La sanción del artículo 114 en la Constitución, receptó las bases para la


conformación del nuevo órgano constitucional encargado, entre otras
cuestiones, de seleccionar a los magistrados para ejercer la judicatura y de
promover los mecanismos para su remoción. La redacción de dicho artículo,
dejaba la distribución de funciones y la composición del órgano, reservada al
Congreso Nacional en un plazo de 360 días posteriores a la modificación de
la Constitución.

Artículo 114 de la Constitución Nacional:

El Consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial


sancionada por la mayoría absoluta de la totalidad de los
miembros de cada Cámara, tendrá a su cargo la selección de
los magistrados y la administración del Poder Judicial.

El Consejo será integrado periódicamente de modo que se


procure el equilibrio entre la representación de los órganos
políticos resultante de la elección popular, de los jueces de
todas las instancias y de los abogados de la matrícula federal.
Será integrado, asimismo, por otras personas del ámbito
académico y científico, en el número y la forma que indique la
ley.

Serán sus atribuciones:

1. Seleccionar mediante concursos públicos los postulantes a


las magistraturas inferiores.

2. Emitir propuestas en ternas vinculantes, para el


nombramiento de los magistrados de los tribunales inferiores.

3. Administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la


ley asigne a la administración de justicia.

4. Ejercer facultades disciplinarias sobre magistrados.

5. Decidir la apertura del procedimiento de remoción de


magistrados, en su caso ordenar la suspensión, y formular la
acusación correspondiente.

6. Dictar los reglamentos relacionados con la organización


judicial y todos aquellos que sean necesarios para asegurar la
independencia de los jueces y la eficaz prestación de los

servicios de justicia.1
[1] Artículo 114, Ley 24430. (15 de diciembre de 1994). Constitución de la Nación

Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. https://bit.ly/3m35HMu

La primera ley en regular el instituto constitucional llegó a sancionarse en el


año 1997. La Ley 24397 estructuraba el funcionamiento del Consejo en pleno
y en comisiones, que se dedicarán en forma exclusiva a diferentes
facultades atribuidas al órgano con una compleja conformación,
aparentemente contradictoria con la manda constitucional que promueve el
equilibrio en la formación del órgano.

Bajo los mandatos de esta normativa funcionó el Consejo hasta la sanción de


la Ley 26080 del 22 de febrero de 2006, que modificó la composición del
órgano y también sus funciones.

Cuestiones de conformación del Consejo

Esta ley apuntó a la reducción de sus miembros de veinte a trece, unificando


las viejas Comisiones de Disciplina y de Acusación, fijado por ley de la
composición de cada comisión, creando un plazo prudencial para la decisión
de abrir un proceso disciplinario contra un magistrado y la exclusión de los
consejeros abogados de la Comisión de Selección de Magistrados.
Más recientemente, se sancionó la Ley 26855 que operaba sendas reformas
al Consejo, entre las cuales se modifica no solo la composición y número de
los diferentes estamentos, sino que también se establecía una nueva
manera de elección de los mismos. No obstante, la Corte Suprema de
Justicia de la Nación declaró la inconstitucionalidad de los artículos de la ley
que hacían referencia a la modificación en la integración y forma de elección

de los miembros del Consejo de la Magistratura2. 

[2] CSJN, “Rizzo, Jorge Gabriel (apod. Lista 3 Gente de Derecho) s/ acción de amparo c/ Poder Ejecutivo Nacional

Ley 26855”, Letra R Nro. 369. Año 2013. Tomo 49.

En relación con la modificación al número de integrantes, la reducción de


miembros generó la exclusión del órgano del Presidente de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, de un juez inferior, de dos abogados, un académico
y dos legisladores. En su momento, también generó un planteo de
inconstitucionalidad al entender que la reducción –sobre todo la exclusión
del estamento que representa a los abogados de la comisión de selección de
magistrados- contradecía la manda constitucional sobre la necesidad de
equilibrio en la composición del cuerpo.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación entendió que la reducción del


número de integrantes del órgano no contravenía el principio constitucional
de equilibrio, en atención que el término “equilibrio” no significa igual cantidad
de miembros por estamento sino que conlleva el concepto de “no

predominio”.3
[3] CSJN, “Monner Sanz, Ricardo c/ EN – Secretaría General Presidencia y otros s/ amparo ley 16.986”, Letra M.

2503, XLII Rex, 06/03/2014.

Entonces, según nuestro Alto Tribunal el constituyente supuso


que la palabra equilibrio significa que no pueda existir
predominio de un estamento sobre otro, que sea necesario
indefectiblemente la concertación de posturas y el consenso de
ideas dentro del funcionamiento del órgano constitucional, de
manera tal que un estamento determinado no pueda decidir sin
la necesidad de aprobación o acompañamiento por parte del
resto de los integrantes. (Tonon, 2014, https://bit.ly/3pXOEO6)

La selección de Magistrados

El Consejo presupone la eliminación clásica de la competencia del Poder


Ejecutivo para designar jueces con acuerdo del Senado. El principal objeto de
esta modificación recae en recortar facultades del Ejecutivo y podemos leer
esta situación en concordancia con una de las principales ideas que llevaron
a modificar la Constitución: la atenuación del presidencialismo.

Para entender la importancia de esta modificación, observemos el


procedimiento para designar a un ciudadano en el cargo de juez. 
Primero, debemos enumerar cuáles serán los actores que tomarán parte en
este proceso. Por un lado, el Poder Ejecutivo Nacional que tiene la atribución
de “nombrar a los magistrados de la Corte Suprema y de los demás
tribunales federales inferiores”, que muestra claramente que estamos frente
a un sistema de designación política, pero dicha atribución constitucional del
Presidente (artículo 99, Inciso 4) posee una limitación –o en términos
teóricos, un contrapeso-, puesto que para hacer efectiva su voluntad, debe
obtener el acuerdo del Senado “por dos tercios de sus miembros presentes,

en sesión pública, convocada al efecto”4. 

[4] Artículo 99, Ley 24430. (15 de diciembre de 1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso

de la Nación Argentina. https://bit.ly/3m35HMu

Observemos que existe la distinción entre jueces de la Corte Suprema,


respecto de los demás jueces del Poder Judicial de la Nación. El Poder
Ejecutivo sigue facultado para ejercer su discrecionalidad. No obstante, en un
caso y otro, la discreción se encuentra limitada por la participación de otros
órganos.

Por otro lado, el Consejo de la Magistratura –que, como sabemos, nació con
la reforma de la Constitución en 1994 con la finalidad de descentralizar la
selección de jueces de las manos del Presidente de la Nación–, tiene “a su
cargo la selección de los magistrados y la administración del Poder Judicial”

(artículo 114).5

[5] Artículo 114, Ley 24430. (15 de diciembre de 1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso

de la Nación Argentina. https://bit.ly/3m35HMu


El Consejo de la Magistratura es el encargado de convocar a
concurso público para cubrir el cargo de Juez de la Nación
cuando se produce alguna vacante, publicando la convocatoria
en el Boletín Oficial, en un diario de circulación nacional y
también en medios de comunicación del lugar donde se halla
radicado el juzgado o tribunal que se concursa.  

El procedimiento comienza con la inscripción al concurso público


de los aspirantes que cumplan con las exigencias legales (para

ser Juez Federal, según decreto-Ley 1285/586, se requieren 30


años de edad y 6 de ejercicio o 25 de edad y 4 de ejercicio según
se trate de Juez de Cámara o de Juez de Primera Instancia).
Dicho concurso tiene tres etapas:  un examen escrito y oral; una
evaluación de antecedentes; y una serie de entrevistas
personales. (López, 2013, https://bit.ly/3nVapMI).

[6] Decreto-Ley 1285. (4 de febrero de 1958). Justicia Nacional. Su organización. Poder

Ejecutivo Nacional. Recuperado de https://bit.ly/362rCOr

Con el examen escrito y la evaluación de antecedentes se


elabora una orden de mérito provisoria de los candidatos y se
abre a impugnaciones de los restantes postulantes. Luego de
cumplida la etapa impugnativa se convoca, como mínimo, a los
seis primeros puntajes a la entrevista personal y,
posteriormente, se elabora un dictamen con los resultados y un
nuevo orden de mérito.
Finalmente, el Consejo de la Magistratura en pleno convoca a
una audiencia pública a los postulantes donde se resuelve sobre
la aprobación o no del concurso, con el voto de dos tercios de los
presentes. En caso de decidir favorablemente queda
confeccionada la terna con el orden de mérito definitivo.

La terna vinculante pasa a la órbita del Poder Ejecutivo Nacional,


quien tiene la potestad de elegir a uno de los tres candidatos.
(López, 2013, https://bit.ly/3nVapMI).

¿En qué sentido es vinculante la terna? Ejemplifiquemos: conformada la


terna, los puntajes más altos del orden de mérito resultaron ser el del juez p,
quien obtuvo un puntaje de 9 puntos; el juez q con uno de 8; y, en tercer lugar,
el juez r, que apenas obtuvo 6 puntos. Elevada la terna, el Poder Ejecutivo,
¿debe elegir al juez p por ser el que más puntaje obtuvo? Es un error común
pensar que el Poder Ejecutivo debe respetar el orden de mérito. Es aquí
donde este posee facultad discrecional de elegir a cualquiera de los tres
postulantes elevados por el Consejo. Como vemos, el juez r puede ser
elegido para ocupar el cargo, aun habiendo obtenido el puntaje menor de la
terna. Entonces, resumiendo, la terna es vinculante en tanto el Poder
Ejecutivo no puede apartarse del conjunto (es decir los jueces p, q, r) a la hora
de elegir quien cubrirá la vacante.

 
Efectuada la elección del candidato, el Poder Ejecutivo enviará el
pliego al Senado de la Nación, que debe celebrar una sesión
pública convocada al efecto donde se analizarán los
antecedentes del candidato y para “prestar el acuerdo”
correspondiente es necesario el voto afirmativo de la mayoría
simple. Si no se logra el acuerdo no habrá designación y si se
consiguen los votos positivos sobre el candidato elegido por el
Poder Ejecutivo Nacional, el presidente firmará el decreto de
designación y el ciudadano/a deberá prestar juramento como
Juez de la Nación ante la autoridad judicial correspondiente.
(López, 2013, https://bit.ly/3nVapMI).

Distingamos entonces, que, en caso de jueces inferiores, los actores son tres:
el Poder Ejecutivo, El Consejo de la Magistratura y el Senado. En cambio, en
caso de candidatos a jueces de la Corte Suprema, el Consejo no interviene y
el acuerdo del Senado deberá ser votado con los dos tercios de los
miembros presentes.

El jurado de Enjuiciamiento

La reforma constitucional de 1994 también modificó el procedimiento de


remoción de los magistrados de los juzgados inferiores, en tanto que los de
la Corte Suprema continúan sujetos al anterior sistema de juicio político. El
artículo 115 de la Constitución Nacional crea un nuevo órgano especial
encargado de la remoción de aquellos magistrados que han sido acusados
por el Consejo de la Magistratura (artículo 114, inciso 5º).

La CSJN ha destacado que el texto del artículo 115 de la Constitución


Nacional, al atribuir a un jurado especial el juzgamiento de los jueces de los
tribunales inferiores de la Nación, solo modifica el procedimiento de
remoción de los mismos, pero al remitir al artículo 53 mantiene las

inmunidades allí previstas.7

[7] En CSJN, Marder, José c. Marquevich, Roberto y otro.

La Constitución se limita a fijar los sectores que lo componen (legisladores,


magistrados y abogados de la matrícula federal) y remite a la ley especial (la
del Consejo de la Magistratura) para determinar su número, designación,
duración, remoción.

Los sectores que componen este órgano se diferencian de los del Consejo de
la Magistratura, no sólo por ser tres sino también porque el artículo 115,
párrafo primero, en lugar de referirse a "la representación" de cada uno de los
sectores (como lo hace el artículo 114, párrafo 2º), señala que los integrantes
del Jurado deberán ser legisladores, magistrados y abogados. En este caso,
el Poder Ejecutivo -uno "de los órganos políticos resultantes de la elección
popular"- no lo integra. 
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, reiteradamente, ha dicho que los

Jurados de Enjuiciamiento no son Tribunales de Justicia8

[8] CSJN Fallos, 193-495, 238-59, 268-459, 270-240 

Que en cuanto a la naturaleza del proceso de remoción, resulta


pertinente destacar que se trata de un juicio de responsabilidad
política con sujeción a la regla del debido proceso legal, lo que
equivale a decir que en lo sustancial es un juicio político, pero en
lo formal se trata de un proceso orientado a administrar Justicia,
es decir, a dar a cada uno su derecho, sea a la acusación, en
cuanto le asista el de obtener la remoción del Magistrado, sea

este, en cuanto le asiste el de permanecer en sus funciones.9

[9] CSJN, Fallos, 316:2940.

Por ello entendemos que el proceso de remoción a los


magistrados es un proceso netamente político, que debe
respetar el principio del debido proceso, existiendo un acto
discrecional al fallar por parte de sus integrantes, sin que por ello
se caiga en la arbitrariedad. De allí que, la garantía de la defensa
en juicio y del debido proceso debe ser respetada en los
procesos de remoción de magistrados con el mismo rigor y con
las mismas pautas elaboradas por la Corte en numerosas
decisiones sobre la materia. Dicha garantía requiere que el
acusado sea oído y que se le dé ocasión de hacer valer sus
medios de defensa en la oportunidad y forma prevista por las
leyes de procedimientos. (Micrófono digital, 23 de diciembre s.f.,
https://bit.ly/39aDHmw).

Observemos los fundamentos de la naturaleza política del Jurado de


enjuiciamiento:

1) Las causales del enjuiciamiento son las mismas de la


Constitución de 1853, y son de naturaleza política; 

2) Se analiza la conveniencia de la continuidad o no de un


magistrado, conforme a la conducta que ha desarrollado,
reprochable o no; 

3) El procedimiento se inicia con un órgano acusador, el cual


desaparece, en cambio todo Tribunal de Justicia tiene
permanentemente un órgano o una parte específica que ejerce
la acción; 

4) La falta de tipicidad es una demostración de la naturaleza


política.
En conclusión, la finalidad política del proceso surge de su
objeto: proteger la función del juez.

Néstor Sagüés ha recordado, en una de sus obras, el debate que


ha traído aparejada la naturaleza del juicio político, es decir, si
tiene carácter jurisdiccional o exclusivamente político. El autor
Se inclina por una naturaleza mixta, es decir político y judicial,
aun cuando fuere ejecutado en el ámbito parlamentario,
advertía la doble condición en que actúan los miembros del
Senado, que deben prestar juramento de "administrar justicia
con imparcialidad y rectitud, conforme a la Constitución y leyes
de la Nación" y que dictan fallo "constituido en tribunal", según el
reglamento respectivo. Sostenía que la creación del Jurado de
Enjuiciamiento por la reforma constitucional de 1994 procuraba
"erigir un organismo más operativo e imparcial para tales
magistrados". (Russo Pedano, 2003, https://bit.ly/35ZpBCp).

En resumen, la remoción de los magistrados no tiene como objetivo el


castigo del funcionario, sino la separación del magistrado para la protección
de los intereses públicos contra el riesgo u ofensa que puedan derivar del
abuso del poder, el descuido del deber o una conducta incompatible con la
dignidad del cargo.

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LECCIÓN 3 de 5

El Ministerio Público Fiscal

Este órgano 

es parte fundamental en la administración de justicia,


compuesta por el Poder Judicial (integrado por jueces, juezas,
funcionarios, funcionarias, empleados y empleadas) y los
Ministerios Públicos Fiscal y de la Defensa. En su conjunto,
conforman las tres partes fundamentales en un proceso judicial.
Asimismo, el Ministerio Público Fiscal es un órgano
independiente dentro del sistema de administración de justicia.
Se encuentra a cargo del Procurador o de la Procuradora
General, que es propuesto o propuesta por el Poder Ejecutivo y
aprobado por el Congreso de la Nación. Es independiente
incluso del Poder Judicial (encabezado por la Corte Suprema de
Justicia). Esa independencia tiene sus orígenes en la Reforma
Constitucional de 1994, que estableció la autonomía del
Ministerio Público.
El rol que les corresponde a los y las fiscales que conforman el
MPF tiene fines y objetivos muy claros: defender los intereses
generales de la sociedad. ¿Por qué? En primer lugar, está
determinado en nuestra Constitución, en el artículo 120. Pero,
además, porque al Estado y a la sociedad les interesa
particularmente que se persigan todos los delitos. Por otra parte,
en las cuestiones no penales, el interés general reviste en la
necesidad de asistir a toda la comunidad en la defensa de sus
derechos.

En relación con la parte penal, el Procurador o la Procuradora a


cargo del Ministerio tienen la facultad de definir cómo se
persiguen determinados delitos que pueden tener una
relevancia mayor en la defensa de los intereses generales de la
sociedad. Por ejemplo, aquellos que atentan contra la vida,
contra la humanidad, los vinculados al narcotráfico, a la violencia
institucional, o al lavado de dinero, por mencionar algunos. Por
eso es que en la estructura del MPF se conformaron unidades
especializadas, que tienen como fin mejorar el desempeño en el
trabajo. Ello requiere sí o sí un Ministerio ágil  y abierto a los
cambios que la realidad va demandando de modo constante.

A su vez, los y las fiscales, en los procesos penales, son quienes


llevan adelante la investigación de los delitos. Esa dinámica
(fiscal que investiga y juez que decide) se corresponde con un
sistema llamado “acusatorio”, donde es el fiscal quien debe
realizar la acusación durante todo el proceso. Esto garantiza un
juez imparcial que, a la hora de tomar decisiones, simplemente
deberá valorar aquello que le presentan las partes. Sin embargo,
en nuestro ordenamiento jurídico, ese sistema se ve limitado. A
los fiscales les corresponde la iniciativa en la investigación en
determinados casos; por ejemplo, cuando no hay un autor del
delito identificado o cuando el juez le “delega” la causa para que
la investigue.

Como representante de los intereses de la sociedad, a quienes


les compete la tarea de trabajar en nombre del MPF, también les
corresponde emitir dictámenes en algunas causas. Los
dictámenes son una parte esencial del proceso que elabora el o
la fiscal para que el juez o jueza decida la cuestión que están
tratando. En este sentido, un dictamen es mucho más que una
simple opinión fundamentada: en ese documento, el fiscal
representa el interés general de perseguir delitos -en materia
penal- o de tutelar los intereses generales -en los fueros no
represivos- sobre el punto del conflicto que se esté discutiendo.

¿Cuáles son las áreas en las que interviene el MPF? Lo que se


conoce como fueros, son aquellas áreas del derecho sobre las
que se trabaja en la administración de justicia. Estas son: penal,
civil, comercial, administrativo, del trabajo, de la seguridad social
y de menores.
Pero surge otra pregunta: ¿el Ministerio Público Fiscal de la
Nación interviene siempre, en cualquier causa, en cualquier
lugar del país? La respuesta es no. El MPF tiene a su cargo las
causas federales en todo el país y, además,  las “locales” de la
Capital Federal. Es por eso que los fiscales federales sólo se
ocupan de determinadas causas: aquellas que versan sobre
cuestiones tratadas en nuestra Constitución y en leyes
federales.

En suma, el Ministerio Público Fiscal interviene siempre que el


ordenamiento jurídico estime que es necesario que una parte
del Estado actúe en favor de los intereses de la sociedad. A eso
se dedican quienes trabajan en el organismo. Para eso es
necesario contar con mujeres y hombres que se comprometan
con la función y una sociedad activa a la hora de participar en los
procesos de defensa de sus derechos. (MPF, s.f.,
https://bit.ly/35ZqH0Z).

La Auditoría General de la Nación

Es el organismo que asiste técnicamente al Congreso de la


Nación en el control del estado de las cuentas del sector público,
el desempeño de la Administración Pública Nacional y la
situación de la hacienda pública. La Auditoría General de la
Nación tiene status constitucional y autonomía funcional.
Composición

Según lo dispuesto por el artículo 85 de la Constitución Nacional


el presidente de la AGN es designado a propuesta del partido
político de oposición con mayor número de bancas en el Poder
Legislativo Nacional. Los restantes 6 miembros del Colegio de
Auditores Generales –2 por la mayoría y 1 por la minoría de
ambas cámaras del Congreso– se eligen según lo estipulado
por la Ley 24.156 de Entidades Financieras. La composición
resultante hace que, cuando prevalecen las mayorías afines al
Poder Ejecutivo, quede disminuida la efectividad de sus tareas
de control.

Funciones

La Reforma Constitucional de 1994 confirió a la AGN el control


de legalidad, gestión y auditoría de toda la actividad de la
Administración Pública, centralizada y descentralizada,
cualquiera que fuera su modalidad de organización. Estableció
su intervención necesaria en el trámite de aprobación o rechazo
de las Cuentas de Percepción e Inversión de los Fondos Públicos
y confirió al Congreso la facultad de ampliar –pero no de
reducir– el alcance de sus competencias.

Sus atribuciones respecto a la infraestructura y los servicios


públicos están establecidas por la Ley 24.156. Controla las
actividades desarrolladas por los entes de regulación de cada
sector de servicio y de las empresas concesionarias en lo
atinente al cumplimiento de las obligaciones contractuales.
Estas atribuciones incluyen el control de los procesos de
licitación y privatización de los servicios, las eventuales
renegociaciones y las estatizaciones. (ECyT, 2014,
https://bit.ly/3pY5wEz).

El Defensor del Pueblo de la Nación

La reforma constitucional del año 1994 introdujo, mediante el


artículo 86, un órgano independiente, en el ámbito del Congreso,
cuya actividad se centra en la defensa y protección del derecho
ambiental, el derecho consumidor, entre otros, y las garantías y
derechos tutelados por la Constitución y leyes ante la actividad
de la Administración cuando ésta lesiona los intereses de los
ciudadanos, como así también controla el ejercicio de las
funciones administrativas públicas. (Maraniello, 2006, p. 99).

“Es de considerar que si bien dicho funcionario ya existía por ley, la


jerarquización del órgano con rango constitucional se plasma por su
inserción en la ley fundamental”. (2006, p. 99). 

Su naturaleza jurídica lo presenta como 


 

un órgano independiente y en términos generales puede


definirse como una institución unipersonal, cuyo titular es
elegido por los representantes del pueblo para prevenir,
controlar, mediar, proteger y defender al ciudadano del ejercicio
del poder arbitrario, ilegal o injusto al que se lo puede someter
desde el Estado o desde las entidades que cumplen funciones
públicas dentro de un ámbito general o especial, razón por la
cual es imprescindible que conserve independencia funcional y
política de quien lo nombra y frente a quien controla. (Maraniello,
2006, p. 100).

“No se trata de un órgano jurisdiccional: tiene la facultad de investigar, criticar


y publicitar las acciones administrativas que violen los intereses de los
ciudadanos, pero no el poder de revocarlas”. (Maraniello, 2006, p. 100).

Hasta aquí hemos abordado algunos puntos que creemos


importantes para el conocimiento acabado de la materia. No obstante,
estas lecturas son una mera aproximación que deberás completar
con la bibliografía obligatoria de la materia, a fin de poder abordar las
instancias de revisión y examen de los contenidos.
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LECCIÓN 4 de 5

Referencias

Decreto-Ley 1285. (4 de febrero de 1958). Justicia Nacional. Su


organización. Poder Ejecutivo Nacional. Recuperado de https://bit.ly/362rCOr

ECyT-AR (2014). Auditoría General de la Nación. https://cyt-ar.com.ar/cyt-


ar/index.php/Auditor%C3%ADa_General_de_la_Naci%C3%B3n

Ley 24430. (15 de diciembre de 1994). Constitución de la Nación Argentina.


Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado
de  http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-
4999/804/norma.htm

Ley 26080. (22 de febrero de 2006). Consejo de la Magistratura. Honorable


Consejo de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/110000-
114999/114258/norma.htm

López, J. I. (2013). ¿Cómo se designa un Juez de la Nación? Recuperado de


http://palabrasdelderecho.blogspot.com/2013/01/
Maraniello, P. A. (2006). El Defensor del Pueblo y su responsabilidad en
Argentina. Revista Derecho del Estado, N° 18), 99-106. Recuperado de
https://www.redalyc.org/pdf/3376/337630227005.pdf

Micrófono digital (23 de diciembre, sin año). Juraron los miembros del
Jurado de Enjuiciamiento, que será presidido por el diputado Diego Lara.
Recuperado de http://microfonodigital.com/detalle.php?id=23405

Ministerio Público Fiscal. (s.f.) Qué es el MPF. Recuperado de


https://www.mpf.gob.ar/que-es-el-mpf/

Russo Pedano, J. A. (2003). Jurado de enjuiciamiento. Recuperado de


http://www.saij.gob.ar/doctrina/dacc030061-russo_pedano-
jurado_enjuiciamiento.htm

Sagüés, N. P. (1999). Elementos de Derecho Constitucional. 3ª edición. Tomo


I. Buenos Aires, AR: Astrea.

Sola, J. V. (2010). Manual de derecho constitucional. Buenos Aires, AR: La


Ley.

Tonon, M. N. (2014) Reflexiones sobre el Consejo de la Magistratura del


Poder Judicial de la Nación. Aequitas, Vol. 8, N°21.  Recuperado de
https://p3.usal.edu.ar/index.php/aequitasvirtual/article/view/2386/2967#_ft
n1
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LECCIÓN 5 de 5

Revisión del módulo

Hasta acá aprendimos

La Parte ‘Orgánica’ I

El módulo 4 tiene el objetivo de comprender la parte orgánica de nuestro sistema constitucional siguiendo
el orden establecido por la Norma fundamental. Por este motivo, esta lectura se centra en las atribuciones
del Poder Legislativo y sus implicancias fundamentales.

La Parte ‘Orgánica’ II

En la segunda lectura abordamos las principales facultades del Poder Ejecutivo y las ponemos en “marcha”
en conjunto con la relación de los demás órganos constituidos por la norma fundamental.

La Parte ‘Orgánica’ III



La lectura 3 aborda las facultades principales de las funciones del Poder Judicial, su conformación y los
supuestos en los cuales ejerce sus competencias. Además, pone especial énfasis en el rol de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación como última intérprete de la Constitución Nacional.
La Parte ‘Orgánica’ IV

En esta lectura se analizan los demás órganos instituidos por la Constitución Nacional, su conformación,
facultades y funcionamiento. De esta manera, se completa el abordaje del sistema institucional argentino.

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