Está en la página 1de 2

Reflexión Octubre 2014 - Derribando Muros: El Anhelo de la Paz

El Anhelo de la Paz
Malala Yousafzai, una joven paquistaní defensora de los derechos de la
educación, se ha convertido en una de las ganadoras del Premio Nobel de la
Paz 2014. Dicho premio le fue otorgado en reconocimiento a su activismo en
favor de los derechos a la educación, especialmente el de las mujeres en su
país, donde el régimen talibán ha prohibido la asistencia a la escuela de las
niñas.

Con apenas 16 años y luego de haber sido víctima de un atentado terrorista


por su lucha a favor de la educación de las adolescentes en Pakistán, la
Premio Nobel de la Paz pronunció el año pasado un emotivo discurso ante
los representantes de los países de todo el mundo:

«Luchemos contra el analfabetismo, la pobreza y el terrorismo.


Nuestros libros y nuestros lápices son nuestras mejores armas… La
pobreza, la ignorancia, la injusticia, el racismo y la privación de sus
derechos básicos son los principales problemas que enfrentan mujeres
y hombres» 

El llamado de Malala Yousafzai coloca en la agenda pública uno de los


cruciales problemas que obstaculizan el desarrollo en países como el
nuestro: el analfabetismo y la inequidad en el acceso a una educación de
calidad. 

Un reporte del Ministerio de Educación revela que un millón 300 personas en


el Perú son analfabetas. Y un reciente estudio del Fondo para la Infancia de
la Naciones Unidas (UNICEF) señala que el 75% de esta población son
mujeres, mientras que el 30% de ellas viven en localidades rurales. Esta cifra
pone de relieve no solo la postergación del derecho que les asiste a la
educación – especialmente a las niñas –, sino también la legitimación de las
prácticas de discriminación y las políticas de exclusión social.

Esta realidad hace que la paz que tanto anhelamos aún esté incompleta,
porque no es posible pensarla y asumirla divorciada de la justicia. Esta
perspectiva se encuentra precisamente en el corazón del plan de Dios para
la redención de la humanidad. Se trata del anhelo del «Shalom», que inspiró
al profeta Isaías para afirmar que «la paz es fruto de la justicia» (Isaías
32:17). La paz a la cual se hace referencia aquí no es una mera ausencia de
guerra, sino «Shalom», es decir, bienestar, integridad, salud, felicidad,
plenitud tanto para los individuos como para la sociedad. 
Desde esta perspectiva, el llamado de Dios para sus seguidores es a
comprometernos con su plan restaurador en medio de un mundo en el que la
paz que se pretende construir desde ciertas esferas parece no sostenerse en
los cimientos de la justicia y la solidaridad, sino más bien en las estructuras
de un sistema excluyente e insensible a las esperanzas de los más
carenciados, especialmente las de las niñas y los niños. Precisamente, el
llamado de Malala Yousafzai nos recuerda el anhelo de Dios –expresado por
el profeta Isaías –, para que vivamos en un mundo en el que todos los muros
que obstaculizan la plenitud de vida sean derribados, en un mundo en el que
como dice la Escritura:
«El amor y la verdad se den cita; 
la paz y la justicia se besen». 
(Salmo 85:10).
Mg. Rolando Pérez

También podría gustarte