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María Camila Diosa Gutiérrez

MALALA, MENSAJE DE VOLUNTAD INDOMABLE

Una tarde calurosa, acompañada de un cansancio físico y emocional llego a casa, me quito
los zapatos, sin pensarlo dos veces me tiro a la cama, prendo el televisor y me encuentro
con noticias cada vez mas desgarradoras y desmoralizantes para alcanzar la sociedad
perfecta que tanto aclamamos; después de ver todo esto me cuestiono si existe alguien en el
mundo tan grande en actitud para actuar a favor del mundo, y es allí donde empieza este
escrito.

Me sentía agobiada, tenía la idea de que me encontraba en una sociedad que no quería, y
que siendo “mía” no me sentía conforme con ella; todo este sentimiento de angustia
terminó cuando conocí el testimonio de vida de Malala Yousafzai, una activista, bloguera y
estudiante quien con el apoyo de sus padres luchó contra la discriminación hacia la mujer y
pretende cambiar el rumbo de la historia en su país (Paquistán) , abriendo las posibilidades
para las mujeres que, en su cultura como en muchas otras, carecen de voz y voto.

Pues bien, Cuando los talibanes tomaron el control del valle de Swat en Pakistán, una niña
de tan solo 1O años alzó su voz. Malala Yousafzai se negó a ser silenciada y luchó por su
derecho a la educación. Los talibanes decían que las mujeres y niñas no debían andar solas,
solamente podían salir acompañadas de un hombre de la familia y por supuesto no tenían
derecho a ir al colegio. Ellos afirmaban que era anteislámico que las mujeres estudiaran,
que alá las castigaría y a sus padres por enviarlas. Entre el 2007 y 2009 los
talibanes destruyeron 119 escuelas de niñas durante la época en que controlaron el valle de
Swat. Según fuentes oficiales desde entonces han sido reconstruidas más de la mitad de las
escuelas destruidas.

De lo anterior, dentro del marco de la protesta, la indignación, la violación de los DDHH y


algunas causas merecen mucho mayor énfasis. Digo, merecen, puesto que nada parece
bastar. Nada parece hacer que algo cambie.
María Camila Diosa Gutiérrez

Malala llegó para hacer resonar la voz de todos los reprimidos por el extremismo religioso.
En su alocución, Malala no escatima esfuerzos en contrastar el ideario religioso de cada
esquina del globo terráqueo, sin importar las diversidades, para dar una imagen de
tolerancia más que necesaria en tiempos de sectarismo y terrorismo. Me es importante
destacar la ardua labor de Malala en la lucha por la educación en su Paquistán natal; fue
esta incesante lucha la que le acarreó tantos problemas que pudieron resultar fatales.

Ahora bien, lo increíble de la historia es que cuando se encuentra alguien que desee acabar
con la desigualdad que se vive mundialmente, siempre existe una oposición a esta, y con
Malala no fue la excepción. El nueve de octubre del 2012 fue el punto de inflexión: al
abordar un autobús escolar fue interceptada por grupos terroristas talibanes, que le
dispararon sistemáticamente, consiguiendo herirla en la cara y el cuello. Por suerte la
Malala logro salvarse gracias a la oportuna acción de médicos civiles y militares.

El mensaje de Malala es claro, predica una educación global sin distingo de condiciones
sociales, económicas o religiosas; aboga con fuerza sobre este objetivo, es enfática,
entiende la educación como la solución para todos los conflictos humanos del mundo, todo
este sentir queda reflejado en una maravillosa frase: “El poder de la educación asusta (…),
el poder de la mujer los asusta (a los extremistas) Cuando estuvimos en Swat, el norte de
Paquistán, nos dimos cuenta de la importancia de los libros y lápices cuando vimos armas”,
esta es la premisa de su lucha: la educación, y ahora que lo pienso ¡Cuánto carecemos de
ello¡.

Es significativa la importancia que tiene el hecho de que la joven Malala continúa haciendo
incuantificables esfuerzos por la restitución de los derechos a la mujer, denunciando toda
situación irregular de su continente en relación al maltrato y la explotación infantil,
declarando constantemente que la educación es la única fuerza motriz para alcanzar la paz.

aquí empieza para todos nosotros una nueva etapa, me llena de satisfacción el saber que con
solo dieciséis años Malala se ha convertido en un símbolo global de la protesta pacífica, y
es ganadora más joven de la historia de un Nobel de la Paz. "Yo soy Malala" es el
excepcional relato de una familia desterrada por el terrorismo global, de la lucha por la
María Camila Diosa Gutiérrez

educación de las niñas, de un padre que, él mismo propietario de una escuela, apoyó a su
hija y la alentó a escribir y a ir al colegio, y de unos padres valientes que quieren a su hija
por encima de todo en una sociedad que privilegia a los hijos varones.

Puedo decir que a mí personalmente me produjo mucho miedo al imaginarme por un


segundo vivir lo que Malala vivió, pero también entendí que a veces nos quejamos de cosas
insignificantes. Debemos valorar lo que tenemos porque basta un segundo para perderlo. Y
sobre todas las cosas luchar por nuestros derechos.

Malala no solo ha hecho un bien para mejorar su país, sino para que la vida de miles de
mujeres progrese, que la mujer no solo se quede en ignorancia y que sea tratada con la
misma dimensión que el género masculino. Ha permitido que un gran porcentaje de
mujeres reciban la educación que merecen y que cambien normas que tenían prohibidas
para ellas. Malala de ninguna forma ha sido una mala influencia, al contrario, solo ha hecho
que las mujeres luchen y hagan valer sus derechos, para obtener la libertad que merecen.

Concluyendo me doy cuenta que no faltan personas con voluntad para cambiar una realidad
tan cruda como la que vivimos, careemos es de mecanismos, apoyo y actitud para afrontar
las consecuencias que nos traiga el hecho de exigir la libertad, la igualdad y la paz.

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