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PROTOCOLO DE INVESTIGACIÓN

Alumno: Nefi Ramírez Islas

Título: Desarrollo de la empatía y la inteligencia personal en


niños

Lugar: Ciudad de México

Fecha: 26 Agosto de 2023


Datos de la investigación

Objeto de estudio: Inteligencia interpersonal


Aspecto de estudio: Empatía
Población: Niños de 10 a 12 años
Ámbito: Psicología Social
Función: Estimulativa

Planteamiento del problema

Se aprecia que en las escuelas primarias públicas existe un serio problema relacionado con
la conducta de los niños, principalmente los que se encuentran en el rango de edad de los
10 a los 12 años, por tal motivo, buscamos resolver el problema a partir del planteamiento
de actividades emocionales, afectivas, etc. que permitan desarrollar un mayor grado de
empatía en los niños hacia sus compañeros y maestros.

Justificación de la investigación

La inteligencia interpersonal y la empatía son temas de gran importancia en el desarrollo


humano, ya que permiten establecer relaciones interpersonales saludables y efectivas. En
el caso de los niños de 10 a 12 años, es una etapa muy importante en su formación como
individuos sociales, por lo que resulta relevante investigar cómo se desarrolla su capacidad
de empatía.
Consideramos que la selección del tema de inteligencia interpersonal y empatía en niños de
10 a 12 años es pertinente debido a que, en esta etapa de la infancia, los niños están en un
momento de transición en el que comienzan a desarrollar habilidades cognitivas y
emocionales más complejas. En este sentido, la empatía es una habilidad social que
permite entender y compartir las emociones de los demás, lo que es fundamental para el
establecimiento de relaciones sociales efectivas y el desarrollo de habilidades sociales.
Asimismo, esta puede tener impacto positivo en el bienestar emocional, la calidad de las
relaciones interpersonales y la resolución pacífica de conflictos. Por otro lado, la falta de
empatía puede llevar a problemas de conducta, dificultades en la toma de decisiones y
relaciones interpersonales negativas.
Con la investigación pretendemos identificar los factores que influyen en el desarrollo de la
empatía en los niños de esta edad, lo que puede ayudar a diseñar estrategias para fomentar
esta habilidad social de manera más efectiva, también contribuir a la comprensión de cómo
la empatía se relaciona con otras habilidades sociales, como la resolución de conflictos y la
cooperación y generar conocimiento sobre la evolución de la inteligencia interpersonal y la
empatía en la infancia, lo que puede contribuir a la comprensión de cómo se desarrollan
estas habilidades y cómo se pueden fortalecer en diferentes etapas de la vida.

Preguntas de la investigación

Descriptiva: ¿Cómo desarrollar la empatía en niños de 10 a 12 años para favorecer la


inteligencia interpersonal dentro del aula?

Explicativa: ¿Qué efectos tiene en el aula la identificación y expresión de la empatía en


niños de 10 a 12 años para favorecer la inteligencia interpersonal?

Objetivos

Cualitativo: comprender cómo se desarrolla la identificación y expresión de la empatía en


niños de 10 a 12 años para favorecer la inteligencia interpersonal en el aula.

Cuantitativo: determinar qué efectos tiene el desarrollo de la identificación y expresión de la


empatía en niños de 10 a 12 años para favorecer la inteligencia interpersonal en el aula.

Hipótesis

La implementación de actividades emocionales y afectivas dirigidas al desarrollo de la


empatía en niños de 10 a 12 años en escuelas primarias públicas tendrá un impacto positivo
en su capacidad para comprender y compartir las emociones de los demás. Además, se
espera que esta estimulación temprana en habilidades interpersonales no solo mejore la
empatía en sí, sino que también fortalezca habilidades sociales relacionadas, como la
resolución de conflictos y la cooperación.

Marco teórico

La empatía es la capacidad de ponerse en la situación de otra persona para comprender y


entender sus sentimientos o comportamiento. Este valor ayuda a observar las emociones de
los individuos de una manera racional, permitiendo así percibir de cerca cómo se siente y
qué acciones serían justas para su contexto. Asimismo, con la empatía se logra fortalecer
las relaciones, impulsar la comunicación asertiva y realzar el trabajo en equipo.
La empatía es una capacidad excepcional, muy importante para nuestra convivencia social.
Es el poder que tenemos las personas de poder sintonizar con las emociones e intenciones
de los demás.
Pero no es únicamente saber qué sienten los demás. Es, además, entender por qué se
sienten así, respetar su forma de sentir y pensar, ponernos en su mismo lugar y, en base a
ello, averiguar la forma de hacer que se sientan mejor.
Muchos piensan que definir la empatía es tarea sencilla, pero, irónicamente, suelen ser los
que menos empatía tienen. La idea de que la empatía es el acto de ponerse en el lugar de
los demás o entender lo que sienten no está equivocada, pero es demasiado simplista. Hay
mucho más en la palabra empatía, mucho más esfuerzo y ganas de ayudar que la simple
identificación de las emociones de los demás.
Si la empatía fuera únicamente saber identificar emociones en los demás, todos la
tendríamos igualmente desarrollada, algo que, ciertamente, no es así. Muchas veces hemos
oído lo de que un conocido nuestro es muy egoísta, que apenas piensa en los demás o que
no le preocupa que alguien se sienta mal. Es una prueba de que no todos somos
empáticos, que hay gente a la que le cuesta mucho ponerse en la misma situación que
alguien que está sufriendo, o entender sus acciones y emociones.
Es por este motivo que se hace muy necesario comprender qué es la empatía exactamente
para que podamos, en la medida que podamos, practicar, ponerla a prueba. En la mayoría
de los casos, podemos intentar ser mejores personas y mejorar nuestra forma de
relacionarnos con los demás (Rubio, 2020).
Según (Davies, 1980), la empatía contiene cuatro componentes, que se relacionan entre sí:
Toma de Perspectiva, Fantasía, Preocupación Empática y Malestar Personal. Los dos
primeros componentes mencionados representan los aspectos cognitivos de la empatía, y
los dos siguientes, los afectivos.
En cuanto a la Toma de Perspectiva, evalúa la tendencia a adoptar espontáneamente el
punto de vista psicológico de los demás. Es esperable que aquellos participantes que
obtengan puntajes más altos en los ítems correspondientes a Toma de Perspectiva (PT),
posean un mejor funcionamiento social. Esta idea está fundada en las teorías de Piaget
(1932) y Mead (1934), en las que se resalta la importancia de poseer un comportamiento
que subordine la perspectiva de sí mismo al total de la sociedad, es decir un
comportamiento no egocéntrico. Poseer esta capacidad debería permitir a una persona
anticipar el comportamiento y las reacciones de los otros, facilitando el desarrollo de
relaciones interpersonales fluidas y gratificantes. Por lo tanto, se asocian las mayores
medidas de la escala PT con un mejor funcionamiento social. Como segundo punto, se
espera una asociación entre mayores puntajes de PT con una mayor autoestima, lo que
debería verse reflejado, en cierta medida, en el mejor funcionamiento esperado para los PT
altos, en la medida en que la autoestima se ve reforzada por la recompensa social,
mejorando a su vez el concepto de sí mismo. En tercer lugar, no se esperan relaciones
entre la PT y la emocionalidad crónica. Como cuarto punto se predice que el puntaje de PT
será posiblemente relacionado a las medidas orientadas hacia el otro, y no necesariamente
hacia el Self. (Davis, 1983)
Preocupación Empática
La escala de Preocupación Empática (EC) evalúa los sentimientos "orientados hacia otros"
de simpatía y preocupación por otros menos afortunados. Según Davis (1983), no está claro
por qué una tendencia a experimentar sentimientos de simpatía y preocupación por los
demás estaría sistemáticamente mejorando o perjudicando la capacidad de uno para
participar sin problemas en relaciones sociales gratificantes. Como segundo punto,
menciona que tampoco se espera que esta dimensión se relacione con la autoestima. En
tercer lugar, es esperable que los puntajes de EC exhiban las relaciones con otro. Como
cuarto y último punto se hace referencia a que los puntajes de EC están fuertemente
relacionados con la preocupación hacia los demás. y no tanto hacia la preocupación por sí
mismo (Self) (Davis, 1983).
Malestar Personal
La escala de Malestar Personal (PD) evalúa las reacciones emocionales de las personas
ante las experiencias negativas de los otros. Es esperable que las personas propensas a
sentir ansiedad y malestar en entornos sociales tengan mayores dificultades en establecer y
mantener relaciones sociales gratificantes, que aquellas personas que no poseen estas
características. Como segundo punto se menciona que los puntajes de PD se asocian
negativamente con el autoestima, ya que estos tendrían, hipotéticamente, una relación
social menos gratificante, por lo que su autoestima debería ser proporcionalmente inferior
(Davis, 1983)
Ahora que ya hemos entendido qué es, ha llegado la hora de presentar la clasificación de la
empatía. Y es que estas habilidades, dependiendo de cómo se enfoquen, pueden ser de
distintas clases. Veamos, pues, qué tipos de empatía existen, cómo se manifiestan y cómo
podemos potenciarlos.
Empatía cognitiva
No es tanto la capacidad de ponernos en la piel de los demás, pues no se focaliza en los
sentimientos y emociones, sino más bien en los pensamientos. De ahí que, si bien no nos
hace conectar emocional ni afectivamente con la otra persona, sí que puede ser muy útil
para motivar, negociar con ella y comprender cuáles son sus ideas acerca de un tema
concreto. Más que en la piel de otro, nos metemos en su cabeza. De ahí que se relacione
con el término cognición. Evidentemente, en este proceso hay una parte emocional, pero
esta forma de empatía no se focaliza en el componente sentimental, sino intelectual. No
hay, pues, una implicación tan personal como en la forma que veremos a continuación.
La empatía afectiva o emocional consiste, ahora sí, en ser capaces de ponernos en la piel
de los demás. Los sentimientos y emociones de otra persona se convierten en entes
contagiosos que nosotros absorbemos y experimentamos como si fueran realmente
nuestros. Sientes lo que siente otra persona a nivel emocional e incluso físico.
Cabe mencionar que esta forma de empatía no siempre es buena. Lo es si somos capaces
de controlarla, pues es esencial en cualquier ámbito de nuestra vida, pero si nos sentimos
sobrecogidos por estas emociones externas, se puede convertir en algo dañino para
nuestra salud mental. De ahí que el autocontrol sea tan importante.
En este caso, no se focaliza en el intelecto, sino en los sentimientos, emociones y
sensaciones físicas, a través de las conocidas (pero todavía misteriosas) neuronas espejo
del cerebro. Y más allá de la posibilidad de que nos sobrecoja, la empatía afectiva es
esencial en las relaciones interpersonales tanto en la vida privada como en el trabajo. Es
absorber las emociones de los demás.
La empatía compasiva es aquella que, habiendo o no el fuerte componente afectivo de la
empatía emocional, nos conduce a ayudar a otras personas en caso de que detectemos
que necesitan (o pueden necesitar) nuestra ayuda. Nos empuja espontáneamente a prestar
ayuda a los demás, con un fuerte elemento altruista. De lo contrario, no sería empatía.
No presenta prácticamente ninguna cara negativa, pues al estar asociada a la interpretación
de emociones, necesidades, intelecto y, sobre todo, acción, se basa en el altruismo para
ayudar a alguien que, a través de la inteligencia emocional, hemos detectado que necesita
la atención de alguien.
Al fin y al cabo, la compasión es una habilidad socioemocional que se desprende de la
empatía y que consiste en que, cuando vemos a alguien sufrir, nos invade un sentimiento de
tristeza que nos impulsa a remediar su dolor o a cubrir su necesidad. La empatía
compasiva, pues, es aquella que nos hace tener una inclinación natural a ayudar a los
demás sin esperar nada a cambio.
La empatía motora consiste en un proceso que nace en el subconsciente y que nos hace
replicar, de forma automática, expresiones de otra persona. Es decir, no está vinculada con
el procesamiento de emociones y sentimientos ajenos, sino con una tendencia a copiar las
formas de comunicación no verbal o los reflejos motores de otra persona.
La definición puede parecer algo compleja, pero la realidad es mucho más sencilla. Y es
que la empatía motora se observa, por ejemplo, cuando bosteza después de ver a alguien
que bosteza. No hay un componente emocional (ni siquiera intelectual), simplemente
imitamos, de forma automática, ciertas expresiones faciales de otra persona, como si
fuésemos un espejo. Absorbemos expresiones físicas, no sentimientos. Como curiosidad,
cabe destacar que la falta de empatía motor es uno de los primeros rasgos que se
identifican en las personas con cierto grado de psicopatía.
La ecpatía es un concepto relativamente reciente que consiste en la capacidad
intrapersonal de reconocer qué sentimientos y emociones son realmente nuestros y cuáles
nos han sido transferidos a través de nuestras dotes empáticas. Es decir, se basa en ser
capaces de diferenciar nuestros sentimientos de los ajenos, aquellos que hemos absorbido
de otras personas.
Tener esta habilidad socioemocional bien trabajada requiere de mucho autoconocimiento,
pero es muy importante para evitar que la empatía, especialmente en su vertiente afectiva o
emocional, nos sobrecoja. Y es que con ella, podemos saber qué parte de lo que sentimos
es nuestra y cuál nos ha sido “contagiada” a través de la inteligencia emocional.
En otras palabras, la ecpatía es una maniobra mental positiva que compensa a la empatía,
especialmente si ésta es excesiva. Y es que no nos hace más fríos, sino que simplemente
nos da las dotes para manejar correctamente los sentimientos y emociones que se nos han
inducido.
La empatía conductual consiste en ser capaces de entender las conductas y
comportamientos de otra persona, sin juzgar su forma de actuar. Es decir, analizamos las
causas detrás de su comportamiento para así entender por qué una persona tiene una
conducta determinada.
Esta vertiente de la empatía nos permite no prejuzgar y siempre intentar ver el trasfondo y la
explicación a por qué una persona se comporta de una forma que, quizás, no nos resulta
positiva pero que queda comprendida si analizamos de dónde viene y qué ha
experimentado en su vida.
Acabamos con una diferenciación entre la empatía positiva y la negativa. La empatía
positiva consiste en la capacidad de, a través de una afinidad con personas de nuestro
círculo más cercano, vivir las alegrías ajenas como si fueran nuestras. Nos alegramos
plenamente por los triunfos de otra persona y participamos activamente en su alegría.
En cambio, la empatía negativa consiste en, pese a ser capaces de detectar la felicidad de
otra persona, no participar activamente en su alegría e incluso sentirnos mal por los éxitos
de los demás. Si bien es algo normal con desconocidos o personas que directamente nos
caen mal, cuidado cuando lo enfocamos a seres queridos, pues es uno de los ingredientes
típicos de las relaciones tóxicas (Goleman, 1995).
Consecuencias y/o efectos
Para el psicólogo humanista Carl Rogers este es un proceso imprescindible en la terapia
centrada en la persona, la empatía es la cualidad más importante en todas las formas de
escucha terapéutica. Eso significa tener que entrar dentro del mundo de la persona que
viene para la terapia (usualmente llamado el cliente) para que esa persona se sienta
aceptada y comprendida. Dos cosas son importantes en este proceso:
1. Que la empatía sea precisa, y
2. Que el cliente sepa que estamos empatizando con él o ella.
Ambas son habilidades que se pueden aprender, y marcan una gran diferencia en la
relación entre el cliente y el consejero o el terapeuta.
La segunda cualidad es la autenticidad. Si con la empatía se trata de escuchar al cliente,
con autenticidad se trata de escucharnos a nosotros mismos, si realmente sintonizamos y
somos conscientes de todo lo que está pasando en nuestro interior. Significa estar abiertos
a nuestras propias experiencias, sin negarlas ni apartarlas de nosotros. La autenticidad es
más difícil incluso que la empatía, ya que implica una gran cantidad de auto-conocimiento,
que en realidad sólo se obtiene pasando a través de realizar una auto-terapia de una
manera completa y profunda, para llegar a mostrarnos de forma sincera y genuina.
La tercera cualidad es la aceptación no posesiva. Esto significa que el cliente pueda
sentirse recibido de una manera humana, que no se sienta amenazado de ninguna forma.
En esta atmósfera de confianza se puede desarrollar la verdadera confianza, y la persona
puede sentirse capaz de abrirse a sus propias experiencias y sus propios sentimientos
(Guerri, 2022).

Bibliografía

Goleman, D., p. p. (1995). google. Obtenido de medicoplus: https://medicoplus.com/


psicologia/tipos-empatia

Guerri, M. (19 de septiembre de 2022). google. Obtenido de psicoactiva: https://


www.psicoactiva.com/blog/la-empatia-caracteristicas-principales-uso-terapia/

Rubio, N. M. (20 de abril de 2020). google. Obtenido de psicologia y mente: https://


psicologiaymente.com/social/caracteristicas

Bentancour, P., & Vales, L. (2021). Características de la capacidad empática de


adultos que se encuentran en un proceso de revinculación con niños y adolescentes
institucionalizados. Cuadernos de Neuropsicología / Panamerican Journal of
Neuropsychology, 15(2). https://doi.org/10.7714/CNPS/15.2.210

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