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Intolerancia a la incertidumbre y ansiedad social

Las investigaciones han demostrado que la intolerancia a la incertidumbre (IU) -la tendencia a
reaccionar negativamente ante situaciones inciertas- está implicada en el trastorno de ansiedad
generalizada (TAG). Existe incertidumbre sobre la especi cidad de la IU. Algunos estudios han
demostrado que la IU es especí ca del TAG. Otros estudios han demostrado que la IU también
está implicada en el trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Ningún estudio ha examinado aún la
IU en la ansiedad social, aunque es posible que la IU desempeñe un papel en las respuestas de
ansiedad que pueden experimentarse en situaciones de evaluación social. Este estudio
examinó la relación entre la IU y la ansiedad social en 126 adultos. Los resultados revelaron que
la IU explicaba una cantidad signi cativa de varianza en la gravedad de la ansiedad social
cuando se controlaban los correlatos cognitivos establecidos de la ansiedad social (por
ejemplo, el miedo a la evaluación negativa) y el neuroticismo. Además, se descubrió que la IU
estaba relacionada con los niveles de síntomas de TAG, TOC y ansiedad social, pero no con la
depresión, cuando se controlaba la varianza compartida entre estos síntomas.

1. Introducción
Los trastornos de ansiedad se encuentran entre los trastornos psiquiátricos más prevalentes
(Kessler, Berglund, Demler, Jin y Walters, 2005). En las últimas décadas se ha producido un
avance en nuestra comprensión de la etiología de los trastornos de ansiedad. Una premisa
importante en las teorías sobre los trastornos de ansiedad es que contienen componentes
comunes y únicos (Brown y Barlow, 2002; Mineka, Watson y Clark, 1998). Especí camente, los
teóricos han propuesto y la investigación ha con rmado que todos los trastornos de ansiedad
(así como los trastornos del estado de ánimo) implican niveles elevados de afectividad negativa
o neuroticismo (Mineka et al., 1998), mientras que los factores cognitivos especí cos son
responsables del desarrollo de trastornos de ansiedad especí cos. Algunos ejemplos de estos
factores especí cos son la sensibilidad a la ansiedad en el trastorno de pánico, el miedo a la
evaluación negativa en la fobia social, las creencias de responsabilidad excesiva en el trastorno
obsesivo compulsivo (TOC) y la intolerancia a la incertidumbre en el trastorno de ansiedad
generalizada (TAG) (cf. Starcevic y Berle, 2006).

Identi car los factores que son exclusivos de determinados trastornos de ansiedad es
importante para comprender y tratar estos trastornos. En los últimos años, existe un interés
creciente por uno de estos factores especí cos, a saber, la intolerancia a la incertidumbre (IU).
La IU se ha de nido como ''un sesgo cognitivo que afecta a la forma en que una persona
percibe, interpreta y responde a situaciones inciertas a nivel cognitivo, emocional y
conductual'' (Dugas, Schwarzt y Francis, 2004, p. 835). Las personas con un alto nivel de IU
experimentan la posibilidad de que ocurran acontecimientos negativos en el futuro como algo
estresante, creen que la incertidumbre es negativa, que da mala imagen de la persona y que
debe evitarse, y tienen di cultades para funcionar bien en situaciones de incertidumbre (Buhr y
Dugas, 2002).

En estudios con muestras no clínicas (p. ej., Holaway, Heimberg y Coles, 2006) y muestras
clínicas (p. ej., Dugas y Ladouceur, 2000) se ha observado sistemáticamente que la IU está
correlacionada con el TAG. Sin embargo, los estudios que examinan la especi cidad de la IU
para el TAG han arrojado resultados contradictorios (Starcevic y Berle, 2006). Por un lado, hay
pruebas de que la IU es un componente relativamente único del TAG. Por ejemplo, los estudios
han demostrado que los altos niveles de IU distinguen a los pacientes con TAG de los pacientes
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con trastorno de pánico (Dugas, Marchand y Ladouceur, 2005) y de un grupo mixto de
pacientes con otros trastornos de ansiedad (Ladouceur et al., 1999). Además, se ha descubierto
que la IU está más fuertemente relacionada con la preocupación patológica -que es un síntoma
clave del TAG- que con la depresión (Dugas et al., 2004). Por otro lado, hay estudios que
sugieren que la IU es fundamental tanto para el TAG como para el TOC. Por ejemplo, en un
estudio entre estudiantes universitarios, Holaway et al. (2006) descubrieron que las personas
con niveles clínicamente signi cativos de TAG y TOC informaban de niveles más altos de IU que
los controles, pero no diferían signi cativamente entre sí en cuanto a los niveles de IU (véase
también Steketee, Frost y Cohen, 1998; Tolin, Abramowitz, Brigidi y Foa, 2003).

Hasta donde sabemos, ningún estudio ha examinado aún la relación de la IU con la ansiedad
social. Sin embargo, es posible que la IU contribuya a la gravedad de los síntomas de ansiedad
social. Las personas con ansiedad social elevada experimentan un miedo marcado y persistente
en situaciones sociales en las que están expuestas a un posible escrutinio por parte de los
demás (Hofmann y Barlow, 2002). Claramente, la incertidumbre, la ambigüedad y el cambio
impredecible son inherentes a estas situaciones de evaluación social. Por lo tanto, parece
plausible que la intolerancia de tal incertidumbre, ambigüedad y cambio impredecible - en la
forma de encontrar que la incertidumbre es estresante, se re eja mal en una persona, y bloquea
la acción constructiva (es decir, la IU) - se asocie con el miedo (por ejemplo, a ser criticado), la
evitación (por ejemplo, de hablar con extraños), y el malestar físico (por ejemplo, rubor,
temblor) que algunas personas experimentan en tales situaciones.

El presente estudio, realizado en los Países Bajos, abordó varias cuestiones interrelacionadas,
cuyo objetivo general era mejorar nuestra comprensión del papel de la IU en la ansiedad social.
En concreto, este estudio tenía dos objetivos.

El primer objetivo era examinar el grado en que la IU estaba relacionada con la gravedad de la
ansiedad social, cuando se tenían en cuenta una serie de variables cognitivas que se ha
descubierto que están asociadas con la ansiedad social. Se han propuesto modelos cognitivo-
conductuales de la ansiedad social (Clark y Wells, 1995; Rapee y Heimberg, 1997) y la
investigación ha con rmado (Weeks et al., 2005) que el miedo a la evaluación negativa (FNE),
de nido como el miedo a ser juzgado de forma despectiva, crítica u hostil por los demás, está
fuertemente relacionado con la ansiedad social. Además, se ha observado que la ansiedad
social está asociada con la sensibilidad a la ansiedad (Orsillo, Lilienfeld y Heimberg, 1994), la
baja autoestima (Kocovski y Endler, 2000), varias dimensiones del perfeccionismo (Juster y
otros, 1996) y con la preocupación patológica (Starcevic y otros, 2007). Nuestro primer objetivo
era examinar si la IU explicaba la varianza en la gravedad de la ansiedad social, más allá de la
varianza explicada por estos correlatos cognitivos establecidos de la ansiedad social. Dado que
deseábamos examinar la contribución de la IU y los otros correlatos cognitivos a la varianza
explicada en la ansiedad social independientemente del neuroticismo, también se controló esta
variable.

El segundo objetivo de este estudio era avanzar en nuestra comprensión de la generalidad


frente a la especi cidad de la IU examinando la especi cidad de la relación entre la IU y el TAG,
con respecto a la ansiedad social. Por razones comparativas, también incluimos medidas de
síntomas de TOC y depresión, esperando que la IU estuviera relacionada con los niveles de
síntomas del TAG, la ansiedad social y el TOC, pero no con la depresión (Dugas et al., 2004), al
controlar la varianza compartida entre los síntomas.
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2. Método
2.1. Participantes y procedimiento
Se dispuso de datos de 126 adultos. Los participantes fueron reclutados originalmente para un
estudio longitudinal sobre el afrontamiento de la pérdida, diseñado principalmente para
examinar los efectos predictivos de varios tipos de conductas de afrontamiento en el desarrollo
del duelo complicado (Boelen y Van den Hout, 2008). Todos los participantes fueron reclutados
a través de un anuncio en un sitio de Internet en el que se explicaban brevemente los objetivos
del estudio sobre el duelo y se invitaba a la gente a participar rellenando cuestionarios. En total,
se enviaron 568 cuestionarios a personas que expresaron su interés en participar y se
devolvieron 404 (71%) cuestionarios. A los participantes que habían sufrido una pérdida menos
de 5 meses antes de rellenar los cuestionarios iniciales (N = 121) se les invitó a rellenar
cuestionarios adicionales para el estudio sobre el duelo. Todos los participantes restantes (N =
283) fueron invitados a participar en el presente estudio sobre la IU. Esta invitación y los
cuestionarios para el presente estudio les fueron enviados junto con un breve informe escrito
sobre los resultados del estudio sobre el duelo para el que fueron reclutados originalmente. De
estos 283 participantes, 126 (44,5%) completaron la batería de cuestionarios para el presente
estudio. Los participantes no recibieron ninguna compensación económica a cambio de su
participación.

Por término medio, los participantes tenían 47,7 (D.S. = 11,7) años de edad. La mayoría (91,3%)
eran mujeres. En cuanto al nivel educativo, un participante había terminado la escuela primaria,
el 47,2% había terminado la escuela secundaria y el 52,0% había ido a la universidad. Todas las
pérdidas que habían sufrido los participantes se habían producido al menos 18 meses antes de
su participación en el presente estudio.

2.2. Mediciones
El cuestionario incluía un formulario de consentimiento, una carta informativa y las siguientes
medidas. Los cuestionarios se administraron en el mismo orden a todos los participantes.

2.2.1. Inventario de Fobia Social (SPIN)


El SPIN es un cuestionario de 17 ítems construido por Connor et al. (2000). Fue diseñado como
una medida concisa para la evaluación del miedo, la evitación y los síntomas siológicos que
caracterizan la fobia social. Los encuestados valoran la presencia de síntomas en la semana
anterior, en escalas de 4 puntos que van de 0 (nada) a 4 (extremadamente). Los ítems se suman
para formar una puntuación global de gravedad de la ansiedad social. Se ha comprobado que
la medida tiene buenas propiedades psicométricas (Connor et al., 2000). Para elaborar la
versión holandesa, el primer y el segundo autor tradujeron la versión inglesa de la SPIN al
holandés. A continuación, un investigador independiente que dominaba el neerlandés y el
inglés y estaba familiarizado con el concepto de ansiedad social comprobó si cada pregunta se
había traducido correctamente. Las discrepancias entre ambas versiones neerlandesas se
discutieron y aclararon para garantizar que la traducción neerlandesa se asemejaba lo más
posible a la formulación original. En la presente muestra, la a de Cronbach de la SPIN fue de
0,93.

2.2.2. Escala de Intolerancia a la Incertidumbre (IUS)


La IUS es una medida de 27 ítems de la IU desarrollada por Freeston, Rheaume, Letarte, Dugas y
Ladouceur (1994). Trata diferentes aspectos de la IU, como la idea de que la incertidumbre es
inaceptable, que se re eja mal en la persona y que inter ere con el afrontamiento activo. Los

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encuestados valoran el grado en que cada uno de los 27 ítems se aplica a ellos en escalas de 5
puntos que van de 1 (nada característico de mí) a 5 (totalmente característico de mí). La versión
original francesa (Freeston et al., 1994), así como la versión inglesa (Buhr & Dugas, 2002), y la
versión holandesa utilizada en este estudio (De Bruin, Rassin, van der Heiden, & Muris, 2006)
han demostrado propiedades psicométricas adecuadas. En la presente muestra, la a de
Cronbach fue de 0,95.

2.2.3. Escala breve de miedo a la evaluación negativa (BFNE)


La BFNE (Weeks et al., 2005) es una escala de 12 ítems que evalúa el miedo a ser juzgado
negativamente por los demás. Los encuestados valoran hasta qué punto los ítems que re ejan
este miedo son característicos de ellos en escalas de 5 puntos que van de 0 (nada característico
de mí) a 4 (extremadamente característico de mí). Se ha comprobado que la escala tiene
propiedades psicométricas adecuadas (Weeks et al., 2005). La versión holandesa se obtuvo de
Bo ̈ gels (2004) y, en la presente muestra, tuvo un a de 0,97.

2.2.4. Índice de Sensibilidad a la Ansiedad (ASI)


El ASI es un cuestionario de 16 ítems desarrollado por Peterson y Reiss (1992) diseñado para
medir la tendencia a temer las sensaciones corporales relacionadas con la ansiedad. Los
encuestados valoran el grado en que experimentaron los miedos representados en los ítems
durante la semana anterior en escalas de 5 puntos que van de 0 (muy poco) a 4 (mucho). Tanto
la versión inglesa (Peterson & Reiss, 1992) como la holandesa (Vujanovic, Arrindell, Bernstein,
Norton, & Zvolensky, 2007) de la medida tienen buenas propiedades psicométricas. En esta
muestra, la puntuación total se utilizó como índice global de sensibilidad a la ansiedad y la a de
Cronbach fue de 0,90.

2.2.5. Escala de autoestima de Rosenberg (SES)


La SES es una medida de autoestima de 10 ítems desarrollada por Rosenberg (1989). Los
encuestados valoran su acuerdo con cada una de las 10 autoa rmaciones positivas y negativas
en escalas de 4 puntos que van de 0 (totalmente de acuerdo) a 3 (totalmente en desacuerdo).
La puntuación total se calcula de forma que las puntuaciones más altas re ejan una autoestima
más baja. Tanto la versión inglesa (Rosenberg, 1989) como la holandesa (Franck, De Raedt,
Barbez y Rosseel, en prensa) tienen buenas propiedades psicométricas. La a de Cronbach en la
presente muestra fue de 0,88.

2.2.6. Escala Multidimensional de Perfeccionismo (MPS)


La MPS es un cuestionario de 35 ítems sobre perfeccionismo desarrollado por Frost, Marten,
Lahart y Rosenblate (1990). Puede utilizarse para obtener un índice global de perfeccionismo,
así como puntuaciones separadas para seis dimensiones del perfeccionismo: Preocupación por
los Errores (PE), Dudas sobre las Acciones (DA), Estándares Personales (EP), Expectativas de los
Padres (EP), Críticas de los Padres (CP) y Organización (OR). Los encuestados valoran su nivel de
acuerdo con cada ítem en escalas de 5 puntos que van de 0 (totalmente en desacuerdo) a 4
(totalmente de acuerdo). Las propiedades psicométricas de la medida son adecuadas (por
ejemplo, Frost et al., 1990) y se ha con rmado la estructura de 6 factores (Juster et al., 1996).
Sólo utilizamos tres subescalas que se ha comprobado que están correlacionadas con la
ansiedad social: PE, DA y CP (cf. Juster et al., 1996; Rosser, Issakidis y Peters, 2003). Estas
subescalas se tradujeron especí camente para el presente estudio, utilizando el procedimiento
descrito con la SPIN. Las a de Cronbach de las subescalas en esta muestra fueron de 0,92 para
PE, 0,87 para DA y 0,71 para CP.

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2.2.7. Cuestionario de Preocupación Penn State (PSWQ)
El PSWQ es una medida de 16 ítems de preocupación patológica desarrollada por Meyer,
Miller, Metzger y Borkovec (1990). Los encuestados valoran el grado en que los ítems que
re ejan preocupación son típicos para ellos en escalas de 5 puntos que van de 1 (nada típico de
mí) a 5 (muy típico de mí). Las propiedades psicométricas de la versión original en inglés (Meyer
et al., 1990) y de la versión holandesa (Rijsoort, van Emmelkamp y Vervaeke, 1999) son
adecuadas. La a de Cronbach en la presente muestra fue de 0,94.

2.2.8. Cuestionario del trastorno de ansiedad generalizada para el DSM-IV (GAD-Q-IV)


El GAD-Q-IV es una medida de 9 ítems construida por Newman et al. (2002) para evaluar los
síntomas del TAG según la de nición del DSM-IV (APA, 1994). Contiene cinco ítems dicotómicos
(sí/no) que indican la aparición de preocupación, un ítem que evalúa los temas de
preocupación, una lista de control de seis síntomas somáticos dicotómicos relacionados con el
TAG, y dos preguntas que evalúan el grado de angustia y discapacidad relacionado con la
preocupación, puntuadas en escalas de 9 puntos que van de 0 (nada) a 8 (muy grave). El GAD-
Q-IV puede utilizarse para clasi car los casos y los no casos de TAG o para obtener una
puntuación continua de la gravedad del TAG. En el presente estudio, se utilizó este último
formato de puntuación. La medida se tradujo especí camente para el presente estudio
utilizando el procedimiento que se describió con el SPIN. La a de Cronbach en la presente
muestra fue de 0,89.

2.2.9. Subescala de depresión de la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (HADS-D)


Se utilizó la subescala de depresión de 7 ítems de la HADS (Zigmond & Snaith, 1983) para
evaluar la gravedad de los síntomas depresivos. Los encuestados valoran la presencia de siete
síntomas depresivos en escalas de 4 puntos, que se suman para obtener una puntuación de
gravedad de la depresión. Las versiones inglesa (Zigmond & Snaith, 1983) y holandesa
(Spinhoven et al., 1997) tienen propiedades psicométricas adecuadas. En la muestra actual, la a
de Cronbach fue de 0,90.

2.2.10. Inventario Obsesivo Compulsivo versión revisada (OCI-R)


El OCI-R es una medida de 18 ítems construida por Foa et al. (2002) para evaluar la
sintomatología del TOC. Los encuestados valoran la presencia de síntomas de TOC en escalas
de 5 puntos que van desde "en absoluto" hasta "extremadamente". El OCI-R consta de seis
subescalas (es decir, lavarse, comprobar, ordenar, obsesionarse, acaparar y neutralizar) y su
puntuación total proporciona un índice general de la gravedad del TOC. Esta puntuación total
se utilizó en este estudio. Las propiedades psicométricas de la versión inglesa (Foa et al., 2002;
Hajcak, Huppert, Simons, & Foa, 2004) y holandesa (Cordova-Middelbrink et al., 2007) del OCI-R
son buenas. En esta muestra, la a de Cronbach fue de 0,85.

2.2.11. Subescala de neuroticismo del Cuestionario de Personalidad de Eysenck (EPQ)


abreviado
Para evaluar el nivel de neuroticismo se utilizó la subescala de neuroticismo del EPQ abreviado
(Eysenck, Eysenck y Barrett, 1985), cuya versión holandesa fue desarrollada y validada por
Sanderman et al. (1995). Los encuestados indican su acuerdo con los ítems, utilizando un
formato de respuesta de elección forzada (sí frente a no). En esta muestra, la a de Cronbach fue
de 0,87.

3. Resultados
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3.1. Análisis preliminares


La Tabla 1 muestra las medias y las D.S. de todas las medidas. La puntuación media en el SPIN
(tapping social anxiety) en la muestra actual fue de M = 11,2 (S.D. = 11,2). Esta puntuación fue
similar a la puntuación media de M = 12,1 (D.S. = 9,3) de 68 voluntarios sanos en el estudio de
Connor et al. (2000); (t(125) = -0,87, p = 0,39). Las puntuaciones del IUS, PSWQ y GAD-Q-IV se
asemejaron a las de las muestras de estudiantes (cf. Dugas et al., 2004; Holaway et al., 2006). Lo
mismo ocurrió con las puntuaciones en las subescalas BFNE (cf. Weeks et al., 2005), OCI-R
(Hajcak et al., 2004) y MPS (Juster et al., 1996). Las puntuaciones medias del HADS-D en esta
muestra (M = 4,1, D.S. = 4,3) no di rieron signi cativamente de la puntuación media de M = 3,4
(D.S. = 3,3) de una muestra no clínica de 199 adultos extraída de la población general
holandesa (t(125) = 1,80, p = 0,08) (Spinhoven et al., 1997). Los resultados sugieren que,
aunque todos los participantes habían experimentado la muerte de un familiar cercano, su
angustia psicológica estaba al nivel de la población normal.

Ninguna de las puntuaciones de las medidas del estudio difería en función del sexo o la edad
de los participantes. Los datos de normalidad (p. ej., asimetrías) indicaron que todas las
medidas, excepto el GAD-Q-IV, el SES y la subescala de neuroticismo del EPQ estaban sesgadas
positivamente. Por lo tanto, estas variables se transformaron logarítmicamente en todos los
análisis de regresión que se presentan a continuación.

Para poder explorar las asociaciones entre las medidas del estudio, se calcularon correlaciones
no paramétricas (r de Spearman). Éstas se muestran en la Tabla 1. Para examinar la signi cación
estadística de las 78 correlaciones calculadas, se aplicó una corrección de Bonferroni con un
nivel alfa de 0,0006 (es decir, 0,05/78). Todas las correlaciones fueron signi cativas, excepto las
correlaciones entre la subescala MPS Crítica parental y la mayoría de las demás medidas.

Tabla 1
Puntuaciones medias de las variables y correlaciones de Spearman entre las variables
Nota: Todas las correlaciones son signi cativas a p < 0,0006 a menos que se indique lo contrario. ASI = Índice de Sensibilidad a la
Ansiedad. BFNE = Escala breve de miedo a la evaluación negativa. EPQ-N = Cuestionario abreviado de personalidad de Eysenck,
subescala de neuroticismo. GAD-Q-IV = Cuestionario del trastorno de ansiedad generalizada para el DSM-IV. HADS-D = Escala de
depresión de la Hospital Anxiety and Depression Scale. IUS = Escala de Intolerancia a la Incertidumbre. MPS CM = Escala
Multidimensional de Perfeccionismo Preocupación por los Errores. MPS DA = Escala Multidimensional de Perfeccionismo Dudas
sobre las Acciones. MPS PC = Escala Multidimensional de Perfeccionismo Crítica de los Padres. NS = No signi cativo. OCI-R =
Inventario Obsesivo Compulsivo Revisado. PSWQ = Cuestionario Penn State de Preocupación. SES = Escala de autoestima de
Rosenberg. SPIN = Inventario de Fobia Social.

3.2. Regresión con la gravedad de la ansiedad social como variable dependiente


A continuación, examinamos en qué medida la IU explicaba la varianza de la ansiedad social,
cuando se controlaba el neuroticismo y los siguientes siete correlatos cognitivos de la ansiedad
social: FNE, sensibilidad a la ansiedad, baja autoestima, las tres subescalas de perfeccionismo

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del MPS (es decir, PE, DA y EP) y preocupación patológica. Con este n, llevamos a cabo un
análisis de regresión jerárquica para predecir las puntuaciones de SPIN, en el que se introdujo
el neuroticismo en el bloque 1, se incluyeron las siete variables cognitivas en un análisis por
pasos en el bloque 2 y se añadió la IU a la ecuación en el bloque 3. Se utilizó el procedimiento
por pasos en el bloque 4 y en el bloque 5 se incluyeron las siete variables cognitivas en un
análisis por pasos. Utilizamos el procedimiento por pasos en el bloque 2 porque teníamos un
número relativamente grande de variables independientes correlacionadas y una muestra
relativamente pequeña. Los resultados se resumen en la Tabla 2.

Tabla 2.
Resumen del análisis de regresión jerárquica que
predice las puntuaciones del Inventario de Fobia
Social (log).

Nota: ASI = Índice de Sensibilidad a la Ansiedad.


BFNE = Escala Breve de Miedo a la Evaluación
Negativa. EPQ-N = Cuestionario de Personalidad
de Eysenck abreviado, subescala de neuroticismo.
IUS = Escala de Intolerancia a la Incertidumbre. Los valores B, S.E. y β proceden del último paso, mientras que los valores ΔR2 y ΔF
proceden de cada paso. * p<0.05. ** p<0.01.

Los resultados mostraron que el neuroticismo (introducido en el bloque 1) explicaba el 38,1%


de la varianza de la ansiedad social. La FNE y la sensibilidad a la ansiedad se seleccionaron
consecutivamente en la ecuación en el bloque 2, explicando un 14,7% y un 2,3% adicionales de
la varianza, respectivamente. La IU, introducida en el bloque 3, explicaba un 4% adicional de la
varianza en la gravedad de la ansiedad social. En el modelo nal, el neuroticismo, la FNE y la IU
surgieron como correlatos únicos de la ansiedad social. La sensibilidad a la ansiedad ya no tenía
una asociación única con la ansiedad social.

3.3. Importancia relativa de la FNE y la IU


Dado que la FNE y la IU eran las dos únicas variables cognitivas que explicaban la varianza única
en la gravedad de la ansiedad social por encima del neuroticismo, se consideró relevante
examinar la contribución relativa de ambas variables a la varianza explicada en las puntuaciones
SPIN cuando se controlaba el neuroticismo. Con este n, se llevaron a cabo dos análisis de
regresión jerárquica para predecir las puntuaciones de SPIN, uno en el que el neuroticismo y la
IU se introdujeron en el primer bloque, seguidos de la FNE en el bloque 2, y otro en el que el
neuroticismo y la FNE se introdujeron en el primer bloque, seguidos de la IU en el bloque 2. En
el segundo bloque, el neuroticismo y la FNE se introdujeron en el primer bloque, seguidos de la
IU.

La primera de estas regresiones mostró que la FNE explicaba el 6,6% de la varianza en ansiedad
social por encima del 51,6% explicado por el neuroticismo y la IU (F cambio (1, 121) = 18,96, p
< 0,001). La segunda regresión mostró que la IU explicaba el 5,4% de la varianza en las
puntuaciones SPIN por encima del 52,8% explicado por el neuroticismo y la FNE (F cambio (1,
121) = 15,52, p < 0,001). En conjunto, el neuroticismo, la FNE y la IU explicaron el 58,2% de la
varianza en la gravedad de la ansiedad social (F(3, 124) = 56,14, p < 0,001).

3.4. Especi cidad de la IU con respecto a la ansiedad social, el TAG, el TOC y la depresión
En nuestra ronda nal de análisis, examinamos el grado en que la IU estaba especí camente
relacionada con los niveles de síntomas de TAG, ansiedad social, TOC y depresión cuando se

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controlaba la varianza compartida entre estos síntomas. Con este n, las puntuaciones de IU se
regresionaron sobre las puntuaciones de GAD-Q-IV, SPIN, OCI-R y HADS-D introducidas
simultáneamente. Los resultados se resumen en la Tabla 3. Juntos, estos cuatro grupos de
síntomas explicaron el 66,2% de la varianza en las puntuaciones IUS (F(4, 113) = 53,48, p <
0,001). Los niveles de ansiedad social, TAG y síntomas de TOC, pero no el nivel de depresión, se
relacionaron de manera única con las puntuaciones en el IUS.

Tabla 3.
Resumen del análisis de regresión jerárquica
que predice las puntuaciones de la Escala de
Intolerancia a la Incertidumbre (log)
Nota: GAD-Q-IV = Cuestionario de Trastorno de Ansiedad
Generalizada para DSM-IV. HADS-D = Subescala de
Depresión de la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión.
OCI-R = Inventario Obsesivo Compulsivo Revisado. SPIN =
Inventario de Fobia Social. * p<0.01. ** p<0.001.

La regresión jerárquica mostró que la contribución a la varianza explicada en la IU, por encima
de la varianza explicada por los otros tres niveles de síntomas, de la ansiedad social fue del
4,9% (F cambio (1, 109) = 15,75, p < 0,001), del TAG fue del 2,6% (F cambio (1, 109) = 8,47, p <
0,01). 75, p < 0,001), del TAG fue del 2,6% (F cambio (1, 109) = 8,47, p < 0,01), del TOC fue del
6,3% (F cambio (1, 109) = 20,38, p < 0,001), y de la depresión fue del 1,2% (F cambio (1, 109) =
3,98, p = 0,05).

4. Debate
Este estudio tenía dos objetivos. El primer objetivo era examinar la asociación de la IU con la
gravedad de la ansiedad social, cuando se controlaba el neuroticismo y varios correlatos
establecidos de la ansiedad social (FNE, sensibilidad a la ansiedad, baja autoestima, tres
aspectos del perfeccionismo y preocupación patológica). El segundo objetivo era mejorar el
conocimiento sobre la generalidad frente a la especi cidad de la IU examinando la
especi cidad de la relación de la IU con los niveles de síntomas de TAG, ansiedad social, TOC y
depresión.

Como primer paso en nuestros análisis, se calcularon las correlaciones de orden cero de la
gravedad de la ansiedad social con los demás índices examinados en este estudio (entre otras
correlaciones). Todas estas correlaciones, excepto la correlación de la ansiedad social con la
crítica de los padres (un componente del perfeccionismo), fueron signi cativas.*1 Estos
resultados están de acuerdo con estudios anteriores que muestran que la ansiedad social está
correlacionada con la FNE (Weeks et al., 2005), la sensibilidad a la ansiedad (Orsillo et al., 1994),
la baja autoestima (Kocovski y Endler, 2000), algunos componentes del perfeccionismo (Juster
et al., 1996), la preocupación patológica (Starcevic et al., 2007) y el neuroticismo (Brown y
Barlow, 2002).

A continuación, se llevó a cabo una regresión jerárquica de predicción de la gravedad de la


ansiedad social para examinar qué parte de la varianza de la gravedad de la ansiedad social
explicaba la IU, cuando se controlaba el neuroticismo (introducido en el bloque 1 de la
ecuación de regresión) y los siete correlatos de la ansiedad social antes mencionados
(sometidos a un procedimiento por pasos en el bloque 2). Los resultados mostraron que la FNE
y la sensibilidad a la ansiedad fueron los dos únicos correlatos cognitivos que se seleccionaron
en la ecuación del bloque 2, explicando el 17% de la varianza de la ansiedad social por encima

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del 38,1% explicado por el neuroticismo. La baja autoestima, los distintos aspectos del
perfeccionismo y la preocupación patológica no se seleccionaron en la ecuación. Estos
resultados enlazan con estudios anteriores que han puesto en duda la importancia del
perfeccionismo en la ansiedad social (Rosser et al., 2003). Además, muestran que, aunque las
personas con ansiedad social elevada también muestran niveles elevados de preocupación
patológica (cf. Starcevic et al., 2007) y baja autoestima (Kocovski y Endler, 2000), la
preocupación y la baja autoestima no son correlatos especí cos de la ansiedad social, si se
tienen en cuenta otros correlatos. Más pertinente para el primer objetivo de este estudio, la IU,
añadida a la ecuación en el bloque 3, explicó un 4% adicional signi cativo de la varianza en la
gravedad de la ansiedad social, por encima del neuroticismo, la FNE y la sensibilidad a la
ansiedad. En el modelo nal, el neuroticismo, la FNE y la IU, pero no la sensibilidad a la
ansiedad, explicaron la varianza única en ansiedad social.

Al comparar la contribución relativa de la FNE y el IU a la varianza explicada de la ansiedad


social, independientemente del neuroticismo, se observó que la FNE explicaba el 6,6% de la
varianza de la ansiedad social por encima del neuroticismo y la IU. La IU explicaba el 5,4% de la
varianza de la ansiedad social por encima del neuroticismo y la FNE. En conjunto, estos
hallazgos replican estudios anteriores que han demostrado que la FNE es fundamental para la
ansiedad social (Weeks et al., 2005) y complementan los hallazgos anteriores al mostrar que la
IU posiblemente también desempeña un papel importante en la ansiedad social.

*1: Aunque se podría argumentar que es muy lógico que la FNE y la gravedad de la ansiedad social estén correlacionadas porque
existe un solapamiento conceptual entre ambos conceptos, es importante señalar que varios autores han a rmado que los
conceptos están relacionados, pero son distintos. Por ejemplo, Weeks et al. (2005, p. 179) a rman que "el miedo a la evaluación
negativa se re ere a la sensación de temor asociada a ser evaluado desfavorablemente mientras se anticipa o se participa en una
situación social, mientras que la ansiedad social se re ere a las reacciones afectivas ante estas situaciones". De hecho, el examen de
los ítems de la BFNE y la SPIN utilizados en este estudio reveló un escaso solapamiento del contenido de los ítems, lo que sugiere
que la fuerte correlación entre las medidas no es sólo el resultado de confusiones en el contenido.

Para lograr nuestro segundo objetivo, se realizó una regresión de los niveles de IU sobre los
niveles de síntomas de ansiedad social, TAG, TOC y depresión. Los resultados mostraron que,
tras controlar la varianza compartida entre los grupos de síntomas, el TAG, la ansiedad social y
el TOC, pero no la depresión, estaban relacionados de forma exclusiva con la IU. Al comparar la
contribución relativa de los grupos de síntomas a la varianza explicada en la IU, se observó que
la gravedad del TOC era la más relacionada con la IU, seguida de la ansiedad social, el TAG y la
depresión. En conjunto, estos hallazgos concuerdan con hallazgos anteriores de que la IU es
especí ca para el TAG y el TOC (Holaway et al., 2006), pero no para la depresión (Dugas et al.,
2004). Es importante destacar que los presentes hallazgos se suman a estudios anteriores al
demostrar que la IU también está especí camente relacionada con la ansiedad social.

Deben tenerse en cuenta varias limitaciones a la hora de interpretar los resultados de este
estudio. Una primera limitación es que el diseño transversal impide sacar conclusiones sobre la
causalidad. Por lo tanto, el grado en que la IU está causalmente relacionada con el desarrollo y
el mantenimiento de la ansiedad social está pendiente de un examen más detallado. Una
segunda limitación se re ere a la composición de la muestra. La muestra incluía a personas
autoseleccionadas, predominantemente con un nivel educativo relativamente alto y con acceso
a Internet, la mayoría de las cuales eran mujeres. Esto restringe la generalizabilidad de los
resultados y la comparabilidad con otras muestras. Además, todos los participantes habían
sufrido la muerte de un familiar. Aunque se podría argumentar que aspectos especí cos del
duelo de los participantes pueden haber afectado a los resultados actuales, esto parece poco
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probable dado que las pérdidas se produjeron al menos 18 meses antes de este estudio y, lo
que es más importante, la gravedad de la depresión estaba en un nivel no clínico. No obstante,
las conclusiones de este estudio deben seguir siendo provisionales a la espera de su
replicación con otras muestras. Una tercera limitación es que administramos un número
relativamente elevado de cuestionarios. Esto puede haber reducido la tasa de respuesta y
puede haber resultado agotador para las personas que participaron. Una cuarta limitación es
que sólo examinamos la asociación de la IU con cuatro fenómenos clínicos (es decir, síntomas
de TAG, ansiedad social, TOC y depresión). Sería pertinente que en futuros estudios se evaluara
una gama más amplia de síntomas clínicos en el contexto de un único estudio para examinar
más a fondo la especi cidad de la IU con respecto a diferentes trastornos psicológicos.

A pesar de estas limitaciones, el presente estudio contribuye a nuestro conocimiento de los


factores que contribuyen a la gravedad de la ansiedad social y la especi cidad frente a la
generalidad de la IU. Como mínimo, los resultados indican que está justi cado un examen más
exhaustivo de la función de la IU en la ansiedad social. Los modelos cognitivo-conductuales de
la ansiedad social sugieren que las conductas de seguridad y la atención autocentrada
desempeñan un papel clave en la ansiedad social (Clark y Wells, 1995; Rapee y Heimberg,
1997). Entre otras cosas, sería interesante para futuros estudios explorar cómo funciona la IU
junto con estas conductas desadaptativas en el mantenimiento de la ansiedad social. Se podría
especular que, de algún modo, estas conductas sirven para disminuir los presumiblemente
''insoportables'' sentimientos de incertidumbre en situaciones de evaluación social, del mismo
modo que la preocupación sirve para reducir la incertidumbre que experimentan los pacientes
con TAG cuando se les viene a la mente una posible catástrofe futura. Con respecto a la
generalidad frente a la especi cidad de la IU, también quedan pendientes varias cuestiones de
investigación desa antes. Por ejemplo, si futuros estudios con rman que la IU está relacionada
con diferentes trastornos psicológicos y no sólo con el TAG, será importante identi car los
factores que contribuyen al desarrollo diferencial del TAG, el TOC o la ansiedad social entre
aquellos con niveles elevados de IU.

Si futuros estudios demuestran que la IU está relacionada causalmente con la ansiedad social,
esto tendría implicaciones clínicas. Por ejemplo, sugeriría que aumentar la tolerancia de las
personas a la incertidumbre inherente a muchas situaciones de evaluación social es una
intervención potencialmente fructífera en el tratamiento de la ansiedad social. En la actualidad,
los tratamientos e caces de la ansiedad social se dirigen principalmente a la atención
autofocalizada, las conductas de evitación y seguridad, la FNE y la autoimagen distorsionada,
utilizando intervenciones como la reestructuración cognitiva, el entrenamiento en concentración
de tareas y la exposición (Mulkens, Bo ̈ gels, de Jong y Louwers, 2001), así como ejercicios
experienciales y entrenamiento en retroalimentación por vídeo (Clark et al., 2006). Sería
interesante para futuros estudios examinar el efecto de dirigirse directamente a la IU sobre la
gravedad de los síntomas de ansiedad social. El trabajo de Dugas y sus colaboradores indica
que la IU se puede frenar con éxito utilizando intervenciones cognitivo-conductuales
especí cas, como el entrenamiento en orientación a problemas y la exposición a la
incertidumbre (p. ej., Dugas y Ladouceur, 2000). Entre otras cosas, se podría especular que la
exposición imaginal repetida a escenarios sociales que provocan miedo y que incluyen
diferentes elementos de incertidumbre puede ayudar a aumentar la tolerancia a la
incertidumbre que es inherente a muchas situaciones de evaluación social y, por esa vía, reducir
la ansiedad social. Es probable que una mayor investigación sobre el papel de la IU en la
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ansiedad social aumente los enfoques actuales para la evaluación y el tratamiento de este
fenómeno clínico prevalente y debilitante.

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