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Las investigaciones han demostrado que la intolerancia a la incertidumbre (IU) -la tendencia a
reaccionar negativamente ante situaciones inciertas- está implicada en el trastorno de ansiedad
generalizada (TAG). Existe incertidumbre sobre la especi cidad de la IU. Algunos estudios han
demostrado que la IU es especí ca del TAG. Otros estudios han demostrado que la IU también
está implicada en el trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Ningún estudio ha examinado aún la
IU en la ansiedad social, aunque es posible que la IU desempeñe un papel en las respuestas de
ansiedad que pueden experimentarse en situaciones de evaluación social. Este estudio
examinó la relación entre la IU y la ansiedad social en 126 adultos. Los resultados revelaron que
la IU explicaba una cantidad signi cativa de varianza en la gravedad de la ansiedad social
cuando se controlaban los correlatos cognitivos establecidos de la ansiedad social (por
ejemplo, el miedo a la evaluación negativa) y el neuroticismo. Además, se descubrió que la IU
estaba relacionada con los niveles de síntomas de TAG, TOC y ansiedad social, pero no con la
depresión, cuando se controlaba la varianza compartida entre estos síntomas.
1. Introducción
Los trastornos de ansiedad se encuentran entre los trastornos psiquiátricos más prevalentes
(Kessler, Berglund, Demler, Jin y Walters, 2005). En las últimas décadas se ha producido un
avance en nuestra comprensión de la etiología de los trastornos de ansiedad. Una premisa
importante en las teorías sobre los trastornos de ansiedad es que contienen componentes
comunes y únicos (Brown y Barlow, 2002; Mineka, Watson y Clark, 1998). Especí camente, los
teóricos han propuesto y la investigación ha con rmado que todos los trastornos de ansiedad
(así como los trastornos del estado de ánimo) implican niveles elevados de afectividad negativa
o neuroticismo (Mineka et al., 1998), mientras que los factores cognitivos especí cos son
responsables del desarrollo de trastornos de ansiedad especí cos. Algunos ejemplos de estos
factores especí cos son la sensibilidad a la ansiedad en el trastorno de pánico, el miedo a la
evaluación negativa en la fobia social, las creencias de responsabilidad excesiva en el trastorno
obsesivo compulsivo (TOC) y la intolerancia a la incertidumbre en el trastorno de ansiedad
generalizada (TAG) (cf. Starcevic y Berle, 2006).
Identi car los factores que son exclusivos de determinados trastornos de ansiedad es
importante para comprender y tratar estos trastornos. En los últimos años, existe un interés
creciente por uno de estos factores especí cos, a saber, la intolerancia a la incertidumbre (IU).
La IU se ha de nido como ''un sesgo cognitivo que afecta a la forma en que una persona
percibe, interpreta y responde a situaciones inciertas a nivel cognitivo, emocional y
conductual'' (Dugas, Schwarzt y Francis, 2004, p. 835). Las personas con un alto nivel de IU
experimentan la posibilidad de que ocurran acontecimientos negativos en el futuro como algo
estresante, creen que la incertidumbre es negativa, que da mala imagen de la persona y que
debe evitarse, y tienen di cultades para funcionar bien en situaciones de incertidumbre (Buhr y
Dugas, 2002).
En estudios con muestras no clínicas (p. ej., Holaway, Heimberg y Coles, 2006) y muestras
clínicas (p. ej., Dugas y Ladouceur, 2000) se ha observado sistemáticamente que la IU está
correlacionada con el TAG. Sin embargo, los estudios que examinan la especi cidad de la IU
para el TAG han arrojado resultados contradictorios (Starcevic y Berle, 2006). Por un lado, hay
pruebas de que la IU es un componente relativamente único del TAG. Por ejemplo, los estudios
han demostrado que los altos niveles de IU distinguen a los pacientes con TAG de los pacientes
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con trastorno de pánico (Dugas, Marchand y Ladouceur, 2005) y de un grupo mixto de
pacientes con otros trastornos de ansiedad (Ladouceur et al., 1999). Además, se ha descubierto
que la IU está más fuertemente relacionada con la preocupación patológica -que es un síntoma
clave del TAG- que con la depresión (Dugas et al., 2004). Por otro lado, hay estudios que
sugieren que la IU es fundamental tanto para el TAG como para el TOC. Por ejemplo, en un
estudio entre estudiantes universitarios, Holaway et al. (2006) descubrieron que las personas
con niveles clínicamente signi cativos de TAG y TOC informaban de niveles más altos de IU que
los controles, pero no diferían signi cativamente entre sí en cuanto a los niveles de IU (véase
también Steketee, Frost y Cohen, 1998; Tolin, Abramowitz, Brigidi y Foa, 2003).
Hasta donde sabemos, ningún estudio ha examinado aún la relación de la IU con la ansiedad
social. Sin embargo, es posible que la IU contribuya a la gravedad de los síntomas de ansiedad
social. Las personas con ansiedad social elevada experimentan un miedo marcado y persistente
en situaciones sociales en las que están expuestas a un posible escrutinio por parte de los
demás (Hofmann y Barlow, 2002). Claramente, la incertidumbre, la ambigüedad y el cambio
impredecible son inherentes a estas situaciones de evaluación social. Por lo tanto, parece
plausible que la intolerancia de tal incertidumbre, ambigüedad y cambio impredecible - en la
forma de encontrar que la incertidumbre es estresante, se re eja mal en una persona, y bloquea
la acción constructiva (es decir, la IU) - se asocie con el miedo (por ejemplo, a ser criticado), la
evitación (por ejemplo, de hablar con extraños), y el malestar físico (por ejemplo, rubor,
temblor) que algunas personas experimentan en tales situaciones.
El presente estudio, realizado en los Países Bajos, abordó varias cuestiones interrelacionadas,
cuyo objetivo general era mejorar nuestra comprensión del papel de la IU en la ansiedad social.
En concreto, este estudio tenía dos objetivos.
El primer objetivo era examinar el grado en que la IU estaba relacionada con la gravedad de la
ansiedad social, cuando se tenían en cuenta una serie de variables cognitivas que se ha
descubierto que están asociadas con la ansiedad social. Se han propuesto modelos cognitivo-
conductuales de la ansiedad social (Clark y Wells, 1995; Rapee y Heimberg, 1997) y la
investigación ha con rmado (Weeks et al., 2005) que el miedo a la evaluación negativa (FNE),
de nido como el miedo a ser juzgado de forma despectiva, crítica u hostil por los demás, está
fuertemente relacionado con la ansiedad social. Además, se ha observado que la ansiedad
social está asociada con la sensibilidad a la ansiedad (Orsillo, Lilienfeld y Heimberg, 1994), la
baja autoestima (Kocovski y Endler, 2000), varias dimensiones del perfeccionismo (Juster y
otros, 1996) y con la preocupación patológica (Starcevic y otros, 2007). Nuestro primer objetivo
era examinar si la IU explicaba la varianza en la gravedad de la ansiedad social, más allá de la
varianza explicada por estos correlatos cognitivos establecidos de la ansiedad social. Dado que
deseábamos examinar la contribución de la IU y los otros correlatos cognitivos a la varianza
explicada en la ansiedad social independientemente del neuroticismo, también se controló esta
variable.
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2. Método
2.1. Participantes y procedimiento
Se dispuso de datos de 126 adultos. Los participantes fueron reclutados originalmente para un
estudio longitudinal sobre el afrontamiento de la pérdida, diseñado principalmente para
examinar los efectos predictivos de varios tipos de conductas de afrontamiento en el desarrollo
del duelo complicado (Boelen y Van den Hout, 2008). Todos los participantes fueron reclutados
a través de un anuncio en un sitio de Internet en el que se explicaban brevemente los objetivos
del estudio sobre el duelo y se invitaba a la gente a participar rellenando cuestionarios. En total,
se enviaron 568 cuestionarios a personas que expresaron su interés en participar y se
devolvieron 404 (71%) cuestionarios. A los participantes que habían sufrido una pérdida menos
de 5 meses antes de rellenar los cuestionarios iniciales (N = 121) se les invitó a rellenar
cuestionarios adicionales para el estudio sobre el duelo. Todos los participantes restantes (N =
283) fueron invitados a participar en el presente estudio sobre la IU. Esta invitación y los
cuestionarios para el presente estudio les fueron enviados junto con un breve informe escrito
sobre los resultados del estudio sobre el duelo para el que fueron reclutados originalmente. De
estos 283 participantes, 126 (44,5%) completaron la batería de cuestionarios para el presente
estudio. Los participantes no recibieron ninguna compensación económica a cambio de su
participación.
Por término medio, los participantes tenían 47,7 (D.S. = 11,7) años de edad. La mayoría (91,3%)
eran mujeres. En cuanto al nivel educativo, un participante había terminado la escuela primaria,
el 47,2% había terminado la escuela secundaria y el 52,0% había ido a la universidad. Todas las
pérdidas que habían sufrido los participantes se habían producido al menos 18 meses antes de
su participación en el presente estudio.
2.2. Mediciones
El cuestionario incluía un formulario de consentimiento, una carta informativa y las siguientes
medidas. Los cuestionarios se administraron en el mismo orden a todos los participantes.
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encuestados valoran el grado en que cada uno de los 27 ítems se aplica a ellos en escalas de 5
puntos que van de 1 (nada característico de mí) a 5 (totalmente característico de mí). La versión
original francesa (Freeston et al., 1994), así como la versión inglesa (Buhr & Dugas, 2002), y la
versión holandesa utilizada en este estudio (De Bruin, Rassin, van der Heiden, & Muris, 2006)
han demostrado propiedades psicométricas adecuadas. En la presente muestra, la a de
Cronbach fue de 0,95.
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2.2.7. Cuestionario de Preocupación Penn State (PSWQ)
El PSWQ es una medida de 16 ítems de preocupación patológica desarrollada por Meyer,
Miller, Metzger y Borkovec (1990). Los encuestados valoran el grado en que los ítems que
re ejan preocupación son típicos para ellos en escalas de 5 puntos que van de 1 (nada típico de
mí) a 5 (muy típico de mí). Las propiedades psicométricas de la versión original en inglés (Meyer
et al., 1990) y de la versión holandesa (Rijsoort, van Emmelkamp y Vervaeke, 1999) son
adecuadas. La a de Cronbach en la presente muestra fue de 0,94.
3. Resultados
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Ninguna de las puntuaciones de las medidas del estudio difería en función del sexo o la edad
de los participantes. Los datos de normalidad (p. ej., asimetrías) indicaron que todas las
medidas, excepto el GAD-Q-IV, el SES y la subescala de neuroticismo del EPQ estaban sesgadas
positivamente. Por lo tanto, estas variables se transformaron logarítmicamente en todos los
análisis de regresión que se presentan a continuación.
Para poder explorar las asociaciones entre las medidas del estudio, se calcularon correlaciones
no paramétricas (r de Spearman). Éstas se muestran en la Tabla 1. Para examinar la signi cación
estadística de las 78 correlaciones calculadas, se aplicó una corrección de Bonferroni con un
nivel alfa de 0,0006 (es decir, 0,05/78). Todas las correlaciones fueron signi cativas, excepto las
correlaciones entre la subescala MPS Crítica parental y la mayoría de las demás medidas.
Tabla 1
Puntuaciones medias de las variables y correlaciones de Spearman entre las variables
Nota: Todas las correlaciones son signi cativas a p < 0,0006 a menos que se indique lo contrario. ASI = Índice de Sensibilidad a la
Ansiedad. BFNE = Escala breve de miedo a la evaluación negativa. EPQ-N = Cuestionario abreviado de personalidad de Eysenck,
subescala de neuroticismo. GAD-Q-IV = Cuestionario del trastorno de ansiedad generalizada para el DSM-IV. HADS-D = Escala de
depresión de la Hospital Anxiety and Depression Scale. IUS = Escala de Intolerancia a la Incertidumbre. MPS CM = Escala
Multidimensional de Perfeccionismo Preocupación por los Errores. MPS DA = Escala Multidimensional de Perfeccionismo Dudas
sobre las Acciones. MPS PC = Escala Multidimensional de Perfeccionismo Crítica de los Padres. NS = No signi cativo. OCI-R =
Inventario Obsesivo Compulsivo Revisado. PSWQ = Cuestionario Penn State de Preocupación. SES = Escala de autoestima de
Rosenberg. SPIN = Inventario de Fobia Social.
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del MPS (es decir, PE, DA y EP) y preocupación patológica. Con este n, llevamos a cabo un
análisis de regresión jerárquica para predecir las puntuaciones de SPIN, en el que se introdujo
el neuroticismo en el bloque 1, se incluyeron las siete variables cognitivas en un análisis por
pasos en el bloque 2 y se añadió la IU a la ecuación en el bloque 3. Se utilizó el procedimiento
por pasos en el bloque 4 y en el bloque 5 se incluyeron las siete variables cognitivas en un
análisis por pasos. Utilizamos el procedimiento por pasos en el bloque 2 porque teníamos un
número relativamente grande de variables independientes correlacionadas y una muestra
relativamente pequeña. Los resultados se resumen en la Tabla 2.
Tabla 2.
Resumen del análisis de regresión jerárquica que
predice las puntuaciones del Inventario de Fobia
Social (log).
La primera de estas regresiones mostró que la FNE explicaba el 6,6% de la varianza en ansiedad
social por encima del 51,6% explicado por el neuroticismo y la IU (F cambio (1, 121) = 18,96, p
< 0,001). La segunda regresión mostró que la IU explicaba el 5,4% de la varianza en las
puntuaciones SPIN por encima del 52,8% explicado por el neuroticismo y la FNE (F cambio (1,
121) = 15,52, p < 0,001). En conjunto, el neuroticismo, la FNE y la IU explicaron el 58,2% de la
varianza en la gravedad de la ansiedad social (F(3, 124) = 56,14, p < 0,001).
3.4. Especi cidad de la IU con respecto a la ansiedad social, el TAG, el TOC y la depresión
En nuestra ronda nal de análisis, examinamos el grado en que la IU estaba especí camente
relacionada con los niveles de síntomas de TAG, ansiedad social, TOC y depresión cuando se
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controlaba la varianza compartida entre estos síntomas. Con este n, las puntuaciones de IU se
regresionaron sobre las puntuaciones de GAD-Q-IV, SPIN, OCI-R y HADS-D introducidas
simultáneamente. Los resultados se resumen en la Tabla 3. Juntos, estos cuatro grupos de
síntomas explicaron el 66,2% de la varianza en las puntuaciones IUS (F(4, 113) = 53,48, p <
0,001). Los niveles de ansiedad social, TAG y síntomas de TOC, pero no el nivel de depresión, se
relacionaron de manera única con las puntuaciones en el IUS.
Tabla 3.
Resumen del análisis de regresión jerárquica
que predice las puntuaciones de la Escala de
Intolerancia a la Incertidumbre (log)
Nota: GAD-Q-IV = Cuestionario de Trastorno de Ansiedad
Generalizada para DSM-IV. HADS-D = Subescala de
Depresión de la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión.
OCI-R = Inventario Obsesivo Compulsivo Revisado. SPIN =
Inventario de Fobia Social. * p<0.01. ** p<0.001.
La regresión jerárquica mostró que la contribución a la varianza explicada en la IU, por encima
de la varianza explicada por los otros tres niveles de síntomas, de la ansiedad social fue del
4,9% (F cambio (1, 109) = 15,75, p < 0,001), del TAG fue del 2,6% (F cambio (1, 109) = 8,47, p <
0,01). 75, p < 0,001), del TAG fue del 2,6% (F cambio (1, 109) = 8,47, p < 0,01), del TOC fue del
6,3% (F cambio (1, 109) = 20,38, p < 0,001), y de la depresión fue del 1,2% (F cambio (1, 109) =
3,98, p = 0,05).
4. Debate
Este estudio tenía dos objetivos. El primer objetivo era examinar la asociación de la IU con la
gravedad de la ansiedad social, cuando se controlaba el neuroticismo y varios correlatos
establecidos de la ansiedad social (FNE, sensibilidad a la ansiedad, baja autoestima, tres
aspectos del perfeccionismo y preocupación patológica). El segundo objetivo era mejorar el
conocimiento sobre la generalidad frente a la especi cidad de la IU examinando la
especi cidad de la relación de la IU con los niveles de síntomas de TAG, ansiedad social, TOC y
depresión.
Como primer paso en nuestros análisis, se calcularon las correlaciones de orden cero de la
gravedad de la ansiedad social con los demás índices examinados en este estudio (entre otras
correlaciones). Todas estas correlaciones, excepto la correlación de la ansiedad social con la
crítica de los padres (un componente del perfeccionismo), fueron signi cativas.*1 Estos
resultados están de acuerdo con estudios anteriores que muestran que la ansiedad social está
correlacionada con la FNE (Weeks et al., 2005), la sensibilidad a la ansiedad (Orsillo et al., 1994),
la baja autoestima (Kocovski y Endler, 2000), algunos componentes del perfeccionismo (Juster
et al., 1996), la preocupación patológica (Starcevic et al., 2007) y el neuroticismo (Brown y
Barlow, 2002).
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del 38,1% explicado por el neuroticismo. La baja autoestima, los distintos aspectos del
perfeccionismo y la preocupación patológica no se seleccionaron en la ecuación. Estos
resultados enlazan con estudios anteriores que han puesto en duda la importancia del
perfeccionismo en la ansiedad social (Rosser et al., 2003). Además, muestran que, aunque las
personas con ansiedad social elevada también muestran niveles elevados de preocupación
patológica (cf. Starcevic et al., 2007) y baja autoestima (Kocovski y Endler, 2000), la
preocupación y la baja autoestima no son correlatos especí cos de la ansiedad social, si se
tienen en cuenta otros correlatos. Más pertinente para el primer objetivo de este estudio, la IU,
añadida a la ecuación en el bloque 3, explicó un 4% adicional signi cativo de la varianza en la
gravedad de la ansiedad social, por encima del neuroticismo, la FNE y la sensibilidad a la
ansiedad. En el modelo nal, el neuroticismo, la FNE y la IU, pero no la sensibilidad a la
ansiedad, explicaron la varianza única en ansiedad social.
*1: Aunque se podría argumentar que es muy lógico que la FNE y la gravedad de la ansiedad social estén correlacionadas porque
existe un solapamiento conceptual entre ambos conceptos, es importante señalar que varios autores han a rmado que los
conceptos están relacionados, pero son distintos. Por ejemplo, Weeks et al. (2005, p. 179) a rman que "el miedo a la evaluación
negativa se re ere a la sensación de temor asociada a ser evaluado desfavorablemente mientras se anticipa o se participa en una
situación social, mientras que la ansiedad social se re ere a las reacciones afectivas ante estas situaciones". De hecho, el examen de
los ítems de la BFNE y la SPIN utilizados en este estudio reveló un escaso solapamiento del contenido de los ítems, lo que sugiere
que la fuerte correlación entre las medidas no es sólo el resultado de confusiones en el contenido.
Para lograr nuestro segundo objetivo, se realizó una regresión de los niveles de IU sobre los
niveles de síntomas de ansiedad social, TAG, TOC y depresión. Los resultados mostraron que,
tras controlar la varianza compartida entre los grupos de síntomas, el TAG, la ansiedad social y
el TOC, pero no la depresión, estaban relacionados de forma exclusiva con la IU. Al comparar la
contribución relativa de los grupos de síntomas a la varianza explicada en la IU, se observó que
la gravedad del TOC era la más relacionada con la IU, seguida de la ansiedad social, el TAG y la
depresión. En conjunto, estos hallazgos concuerdan con hallazgos anteriores de que la IU es
especí ca para el TAG y el TOC (Holaway et al., 2006), pero no para la depresión (Dugas et al.,
2004). Es importante destacar que los presentes hallazgos se suman a estudios anteriores al
demostrar que la IU también está especí camente relacionada con la ansiedad social.
Deben tenerse en cuenta varias limitaciones a la hora de interpretar los resultados de este
estudio. Una primera limitación es que el diseño transversal impide sacar conclusiones sobre la
causalidad. Por lo tanto, el grado en que la IU está causalmente relacionada con el desarrollo y
el mantenimiento de la ansiedad social está pendiente de un examen más detallado. Una
segunda limitación se re ere a la composición de la muestra. La muestra incluía a personas
autoseleccionadas, predominantemente con un nivel educativo relativamente alto y con acceso
a Internet, la mayoría de las cuales eran mujeres. Esto restringe la generalizabilidad de los
resultados y la comparabilidad con otras muestras. Además, todos los participantes habían
sufrido la muerte de un familiar. Aunque se podría argumentar que aspectos especí cos del
duelo de los participantes pueden haber afectado a los resultados actuales, esto parece poco
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probable dado que las pérdidas se produjeron al menos 18 meses antes de este estudio y, lo
que es más importante, la gravedad de la depresión estaba en un nivel no clínico. No obstante,
las conclusiones de este estudio deben seguir siendo provisionales a la espera de su
replicación con otras muestras. Una tercera limitación es que administramos un número
relativamente elevado de cuestionarios. Esto puede haber reducido la tasa de respuesta y
puede haber resultado agotador para las personas que participaron. Una cuarta limitación es
que sólo examinamos la asociación de la IU con cuatro fenómenos clínicos (es decir, síntomas
de TAG, ansiedad social, TOC y depresión). Sería pertinente que en futuros estudios se evaluara
una gama más amplia de síntomas clínicos en el contexto de un único estudio para examinar
más a fondo la especi cidad de la IU con respecto a diferentes trastornos psicológicos.
Si futuros estudios demuestran que la IU está relacionada causalmente con la ansiedad social,
esto tendría implicaciones clínicas. Por ejemplo, sugeriría que aumentar la tolerancia de las
personas a la incertidumbre inherente a muchas situaciones de evaluación social es una
intervención potencialmente fructífera en el tratamiento de la ansiedad social. En la actualidad,
los tratamientos e caces de la ansiedad social se dirigen principalmente a la atención
autofocalizada, las conductas de evitación y seguridad, la FNE y la autoimagen distorsionada,
utilizando intervenciones como la reestructuración cognitiva, el entrenamiento en concentración
de tareas y la exposición (Mulkens, Bo ̈ gels, de Jong y Louwers, 2001), así como ejercicios
experienciales y entrenamiento en retroalimentación por vídeo (Clark et al., 2006). Sería
interesante para futuros estudios examinar el efecto de dirigirse directamente a la IU sobre la
gravedad de los síntomas de ansiedad social. El trabajo de Dugas y sus colaboradores indica
que la IU se puede frenar con éxito utilizando intervenciones cognitivo-conductuales
especí cas, como el entrenamiento en orientación a problemas y la exposición a la
incertidumbre (p. ej., Dugas y Ladouceur, 2000). Entre otras cosas, se podría especular que la
exposición imaginal repetida a escenarios sociales que provocan miedo y que incluyen
diferentes elementos de incertidumbre puede ayudar a aumentar la tolerancia a la
incertidumbre que es inherente a muchas situaciones de evaluación social y, por esa vía, reducir
la ansiedad social. Es probable que una mayor investigación sobre el papel de la IU en la
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ansiedad social aumente los enfoques actuales para la evaluación y el tratamiento de este
fenómeno clínico prevalente y debilitante.