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TEMA: Teoría de la mente y Esquizofrenia.

SUBTEMA: La teoría de la mente en pacientes con esquizofrenia que concurren a centros


de salud de las ciudades de Corrientes y Resistencia.

RESUMEN: La presente tesis de investigación busca dar respuesta a como se


desenvuelven los pacientes con esquizofrenia en tareas de teoría de la mente. En esta
enfermedad se observa un grave deterioro del funcionamiento social; el objetivo de esta
investigación es evaluar el desempeño de los pacientes en una de las habilidades que
conforman las cogniciones sociales, a saber: la teoría de mente. Para este estudió se
trabajará con 40 pacientes que concurren a centros de salud de las ciudades de Corrientes
y Resistencia, a los cuales se les administrará la minibatería de test Mini- SEA, creada
por Maxime-Louis Bertoux en el año 2014, compuesta por una versión reducida del test
de Faux Pas desarrollado por Valerie Stone, Simon Baron Cohen y Robert T. Knight y
una versión reducida del test de reconocimiento de emociones faciales de Paul Ekman.
Al enmarcarse este trabajo dentro de una metodología cuantitativa con un alcance
descriptivo, se procederá a analizar los datos obtenidos de la toma de test con el paquete
estadístico SPSS Statistic, versión 22.0, con un nivel de significancia que se asumirá de
0.05, utilizando para ello la distribución de frecuencias, la prueba de t de Student y el
coeficiente de correlación de Pearson.

PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN: ¿Cómo es el desempeño de los pacientes en


tareas de teoría de la mente?

JUSTIFICACIÓN: Si bien existe una amplía teorización sobre la temática, como puede
evidenciarse en el estado del arte, es un problema de investigación que genera muchos
interrogantes y que aquí en el país recién está en auge, por lo cual se puede afirmar que
posee originalidad geográfica.

ACERCAMIENTO AL CAMPO: se realizó un acercamiento al campo en el mes de


octubre del año 2015; en dicho acercamiento se hizo una prueba de la administración de
la minibatería de test elegida. Dicho encuentro fue muy favorecedor y una oportunidad
de práctica valiosa, que afianza la factibilidad de dicha investigación.

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Estado Del Arte

A lo largo de los años ha habido un creciente interés por parte de los investigadores
en lo que respecta a la relación existente entre la cognición social y la esquizofrenia; el
presente trabajo de investigación pretende analizar la relación entre esta patología y uno
de los componentes de la cognición social: la Teoría de la Mente. En este apartado se
citarán algunos de los estudios realizados en los últimos años en torno a estas temáticas:

En cuanto a las investigaciones que estudian la cognición social en pacientes con


esquizofrenia, los resultados obtenidos en Estados Unidos por Couture, S. M., Penn, D.
L., Losh, M., Adolphs, R., Hurley, R. & Piven, J. (2010) arrojaron la siguiente conclusión,
los pacientes con esquizofrenia se encontraban “dañados” en su forma de percibir las
emociones en relación con el grupo control y, en tareas de ToM específicamente, los
pacientes presentaban un sesgo importante al puntuar todas las miradas de “desconfianza”
como si no lo fueran.

Siguiendo esta misma línea, en España, Ortega-Garcia, H., Tirapu-Ustárroz, J. y


López-Goñi, J. J. (2012) llevaron a cabo un estudio de similares características donde
hallaron que, efectivamente, los pacientes fallaban al interpretar las miradas, teniendo
mayores dificultades para entender las expresiones emocionales faciales, las cuales
entraban en relación como un subconstructo de la cognición social y del funcionamiento
social.

Por otro lado, en Argentina, De Achaval (2010), arribaba a los siguientes


resultados, el rendimiento en los pacientes era casi igual al de los sujetos control en
pruebas de Procesamiento Emocional, pero no así en pruebas de Teoría de la Mente,
donde fueron sus desempeños significativamente deficitarios.

Al abordar lo que es específicamente la Teoría de la Mente y su déficit o no en la


esquizofrenia, se han realizado y con muchísimo interés, numerosas investigaciones sobre
esta temática en España.

Por ejemplo, en el año 2008, Duñó, R., Pousa, E., Miguélez, M., Ruíz, A.,
Langohr, K., Tobeña, A., se propusieron averiguar si un ajuste premórbido pobre estaba
vinculado con un déficit en habilidades de ToM; ellos encontraron que, tanto en las tareas
de primer como de segundo orden, los pacientes obtenían rendimientos inferiores al grupo

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control, y que además la vinculación entre el ajuste premórbido y el déficit ToM si era
significativa en áreas de funcionamiento, concretamente en el aislamiento social, tanto en
la adolescencia temprana como tardía.

Por otra parte, López-Herrero, P., Bernoussi, A. y Rajala, R. (2009), estudiaron a


un grupo de pacientes que padecen esquizofrenia con diferentes signos y síntomas. Los
resultados mostraron que los sujetos en remisión y los que no presentaban signos positivos
ni negativos no mostraban fallos en la realización de tareas de ToM, y planteaban que el
déficit en ToM era más un estado que un rasgo en la esquizofrenia, ya que las ejecuciones
de los pacientes durante los periodos agudos era significativamente peor que cuando los
pacientes se encontraban en periodos de remisión.

Contrariamente a esto, Fernández, E., González, M., López, L. y Begazo, J. L.


(2011) afirmaban que los déficits en ToM estaban presentes desde fases muy tempranas
de la enfermedad, y que en los pacientes en remisión estos déficits persistían, añadiendo
que se encontraba evidencia para sostener que los mismos déficits en ToM se hallaban en
familiares de primer grado de los pacientes (endofenotipo).

Novellón (2014) en su investigación ha llegado a la conclusión de que no existen


diferencias significativas en el rendimiento de los pacientes que concurrieron a una
rehabilitación de capacidades cognitivas, y aquellos que no lo hacían, y han reafirmado
la hipótesis de que las regiones y las vías neurales que comprenden la cognición social,
son independientes de la neurocognición y esta no juega un papel importante en aquella.

En el año 2012, Masa Moreno, en su exhaustivo trabajo de investigación arribó a


los siguientes resultados. Primeramente, y como se afirmaba en las investigaciones
anteriores, si hay una marcada diferencia en el rendimiento de los pacientes con el
diagnóstico de esquizofrenia y los sujetos del grupo control; no existen diferencias
significativas entre el desempeño de ToM y los años de evolución de la enfermedad, pero
sí en relación a la edad que poseían los pacientes; del mismo modo, una diferencia muy
marcada se encontraba en el lugar de residencia habitual de ellos, obteniendo las
puntuaciones más bajas, aquellos que habitualmente residían en el hospital y se
encontraban “institucionalizados”.

Ahora bien, la mayoría de las investigaciones sobre esta temática se están recién
realizando en nuestro país por la importancia que tiene concientizar sobre la enfermedad
de la esquizofrenia y los estragos que le causa al paciente a nivel social, en especial por

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el trato que reciben en los hospitales, y lo fundamental que sería un entrenamiento en
habilidades sociales desde los primeros indicios de dicha patología.

Concretamente, en la ciudad de Corrientes se ha llevado a cabo en el año 2015


una investigación sobre Teoría de la Mente, pero en su relación con los grupos; Joscovich,
ha realizado un trabajo de tipo exploratorio partiendo de la hipótesis de que los sujetos
que concurrían a un grupo específico poseían mayores puntajes en tareas de ToM que
aquellos que no (grupo control), hipótesis que luego fue descartada por no encontrarse
diferencias significativas.

Por este motivo, el presente trabajo de investigación es el primero que busca


abordar esta temática en la provincia, con el objetivo de evaluar a una población con
diagnóstico de esquizofrenia en diferentes tareas de ToM, y poder medir su rendimiento
en cada una de ellas, como forma de entender la manera de ellos de relacionarse
socialmente, en vistas de poder hacer intervenciones más asertivas en dicho campo.

OBJETIVO GENERAL:

 Evaluar el desempeño en tareas de teoría de la mente en pacientes con


esquizofrenia.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

 Describir el desempeño en tareas de reconocimiento facial de emociones.


 Describir el desempeño en tareas de sensibilidad social.
 Comparar el desempeño en las tareas de hombres y mujeres.

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Marco Teórico

1. Teoría de la Mente (ToM)


En nuestra vida cotidiana nos encontramos con las exigencias de responder ante
una serie de eventos que se suscitan por el simple hecho de vivir en una sociedad, hechos
que nos exigen la mayoría de las veces hacer suposiciones sobre lo que piensan o sienten
las personas que se encuentran con nosotros, o más aún, sobre la manera en la que esas
personas actuarían de acuerdo a eso que piensan o sienten; esta tendencia de inmiscuirnos
en la mente de los demás para saber que piensan, sienten (y suponer como actuarían), o
para saber que creen que nosotros pensamos o sentimos, es natural y espontánea, y como
plantean Rodríguez de Guzmán, García, Gorriz y Regal (2002) nos ayuda a comprender
la conducta de los demás, poder anticiparla, y coordinarla de un modo coherente con
nuestra propia conducta, lo que en definitiva significa que nos ayuda a organizar el mundo
y a vivir en él.

Esta capacidad, que poseemos los humanos, de manejar, predecir e interpretar la


conducta (Rivière, 2003), y que como veremos a continuación, compartimos con otras
especies, se denomina “teoría de la mente” (ToM) término que tiene sus orígenes en
1978 en los estudios realizados por Premack y Woodruff (1978) dónde plasman sus
investigaciones realizadas con primates, más precisamente con una chimpancé de nombre
Sarah.

La investigación comienza así: a Sarah le mostraron unos videos con personas


intentando resolver problemas (por ejemplo, alcanzar una fruta colgada del techo, etc.) y
a continuación se le presentaban una serie de fotografías de las cuales Sarah era capaz de
seleccionar aquellas que representaban soluciones a dicho problema. Quedaba
demostrado así, que ella podía hacer conexiones causales relevantes, pero también
aparecía aquí la intencionalidad: Sarah podía hacer una lectura intencional de los videos,
iba más allá de la información física que brindaba el video, y detectaba la intención de la
persona, intención que daba sentido a sus acciones (Gómez, 2004).

Otra investigación con primates como la de Premack y Woodruff que nos refiere
y da cuenta de la existencia de una teoría de la mente, surge en 1996 con las
investigaciones realizadas por un equipo de neurobiologos italianos, a cargo de Giacomo

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Rizzolatti, los cuales en una suerte de “serendipia” se encontraron con unos datos
inesperados en el transcurso de dicho trabajo de investigación. Como relata Garcia Garcia
(2007) la investigación consistía en la implantación de unos microelectrodos en la corteza
premotora del cerebro de los monos macacos, a los cuales con anterioridad habían
entrenado para que agarrasen objetos concretos (por ejemplo, un palo); en determinado
momento, se activaron los sensores sin que el simio en cuestión estuviese realizando
movimiento alguno, simplemente por la mera acción de observar a otro realizando esa
misma acción; es así como descubrieron un nuevo tipo de neurona, a saber: la neurona
espejo, las cuales se activaban tanto cuando el individuo realizaba la acción como cuando
él observaba una acción similar realizada por otro individuo (Rizzolatti, 2006) lo cual
significa que cuando se ve a otro realizar una acción determinada, en el cerebro del
observador se provoca la misma acción, evocando a su vez la intención asociada a esa
acción, por lo cual el sujeto puede atribuir a otro la intención que tendría tal acción si la
realizase el mismo (Garcia Garcia, 2007).

Viendo de esa manera, estas neuronas posibilitarían que una persona pueda
comprender las intenciones de los demás, y no sólo eso, le daría también la posibilidad
de sentir empatía (ponerse en el lugar del otro), atribuyéndole sentimientos, pensamientos
y deseos, cuestiones fundamentales cuando de interacciones sociales se trata, y como
plantea Masa Moreno (2012) basta con analizar cualquier interacción social para ver
como los humanos atribuimos propósitos e intenciones a los demás e interpretamos sus
estados de ánimo de manera constante, y de forma casi automática e inmediata. De esta
manera podemos hablar de que se trataría de una habilidad heterometacognitiva, término
acuñado por Tirapu-Ustárroz, Perez-Sayes, Erekatxo-Bilbao y Pelegrín-Valero (2007),
habilidad que hace referencia a cómo un sistema cognitivo logra conocer los contenidos
de otro sistema cognitivo diferente del que lleva a cabo dicho conocimiento.

Es evidente entonces, que los humanos compartimos con los primates muchos
aspectos del mundo social, pero las diferencias radicarían en el tamaño de las
comunidades, así como el rango y las sutilezas de las habilidades (Duñó, 2009; citado en
Masa Moreno, 2012) ya que los humanos poseemos la capacidad de comunicarnos,
compartir y cooperar entre nosotros, a través de un complejo sistema simbólico que nos
permite transmitir nuestras experiencias tanto internas como externas, haciendo posible
la cultura (Masa Moreno, 2012) Estas exigencias impuestas por el entorno social, serían
la causa de un desarrollo más complejo del neocórtex cerebral, lo que se evidencia en un

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relativo aumento del tamaño de este, lo que afianzaría la idea de que poseemos un cerebro
social. (Dunbar, 1998; citado en Montiel-Castro y Martínez-Contreras, 2012).

1. 1. Desarrollo infantil de la teoría de la mente


Pero la pregunta es ¿Cuándo se empieza a gestar esto? ¿Cuándo uno adquiere
teoría de la mente? Garcia Garcia (2008) y Masa Moreno (2012) sostienen que entre el
año y medio y los 5 años (paralelamente a la adquisición del lenguaje) los niños pueden
comenzar a comprender su propia mente atribuyéndole pensamientos, deseos y
sentimientos y de igual modo, a partir de los actos y de las palabras de los demás pueden
inferir sus estados mentales.

Diversas investigaciones distinguen la edad entre los 3 y 5 años de vida como


claves en el desarrollo cognitivo, social y emocional de la persona (Rodríguez de Guzmán
et al., 2002). En 1999 Abe e Izard (citados en Rodríguez de Guzmán et al., 2002)
consideran que en este rango de edad se desencadenan cuatro hitos evolutivos: el primero
de ellos es el creciente sentido de autoconciencia, manifestado a través de la expresión de
emociones negativas y de conductas tanto desafiantes como oposicionistas; también se
suscita un incremento en la habilidad para comprender a los demás distinguiendo su
propio yo de los otros; surge una creciente sensibilidad hacia las normas sociales y
morales; y por último emergen rudimentarias formas de emociones auto-evaluativas,
como ser la culpa, la vergüenza, el orgullo, etc.

Como explica Janet Wilde Astington (1998) en su libro “El descubrimiento


infantil de la mente” existen sistemas de primer y segundo orden, ambos poseen estados
mentales, creencias, deseos e intenciones, pero lo que los diferencia es que, los sistemas
de segundo orden, poseen además conceptos sobre estos estados mentales, es decir que
tienen “creencias sobre las creencias” y pueden atribuir creencias y estados mentales a
ellos mismos y a los demás, y ubica a los niños de 5 años en esta categoría.

1. 2. Tareas para evaluar la teoría de la mente


En la investigación de la mente infantil se ha utilizado, y con mucho éxito, el
paradigma de la falsa creencia (Garcia Garcia, 2008), donde se incluyen las primeras
tareas que se utilizaron para evaluar ToM, es decir, las tareas de falsa creencia de primer
y segundo orden.

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En 1983, Wimmer y Perner (citados en Rodríguez de Guzmán et als, 2002)
diseñaron la tarea de falsa creencia, denominada “Maxi y las chocolatinas” (Maxi Task),
con el objetivo de demostrar que la habilidad para diferenciar estados mentales propios y
ajenos se adquiere a partir de los 4-5 años de edad. En este test un personaje llamado
Maxi colocaba un chocolate en un cajón, se iba de la cocina y mientras no estaba allí
entraba su madre, agarraba un poco de chocolate para cocinar y guardaba el resto en otro
lugar, después Maxi volvía a la cocina. En este momento el experimentador preguntaba
“¿Dónde debe buscar Maxi el chocolate? (Masa Moreno, 2012) En este caso el niño al
cual se le hacía el experimento tenía que darse cuenta que Maxi poseía una creencia falsa
respecto de la situación, distinguiéndola de la propia creencia o conocimiento que él
poseía acerca de donde se encontraba el chocolate realmente (Rodríguez de Guzmán et
al., 2002). Niños de 3 años respondían erróneamente a la pregunta, en función de la
situación real que ellos conocían; no comprendían que Maxi tenía una creencia falsa y se
comportaba de acuerdo a ella (Garcia Garcia, 2008).

En cuanto a las falsas creencias de segundo orden, estás entrañan una mayor
dificultad, ya que hacen referencia a la capacidad de atribuir falsas creencias a los demás,
ocurre entre los 6-7 años y se denomina fase de “creer en lo creído” (Masa Moreno, 2012).
Entre las pruebas que existen una de las más conocidas es la historia del heladero:

Es un día caluroso de verano. Juan y María están sentados en el parque


cuando ven llegar una furgoneta de helados. Como no llevan dinero
encima, María decide ir a buscar la cartera a su casa. El heladero le asegura
que esperará en el parque, pero al cabo de unos minutos Juan ve cómo el
heladero arranca la furgoneta para irse. Al preguntarle dónde va, el
heladero contesta que se marcha a la zona de la iglesia porque en el parque
apenas hay gente. Cuando el heladero va conduciendo camino a la iglesia,
María le ve desde la puerta de su casa y le pregunta dónde va. Así, María
también se entera de que estará en la iglesia. Por su parte, Juan, que no
sabe que María ha hablado con el heladero, va a buscarla a su casa pero
no la encuentra. El marido de María le dice a Juan que ella se ha ido a
comprar un helado. (Tirapu-Ustárroz, Pérez-Sayes, Erekatxo-Bilbao, y
Pelegrín-Valero, 2007, p. 481).

Una vez que se termina de contar la historia, se procede a preguntarle al niño:


¿Dónde piensa Juan que María habrá ido a buscar al heladero? Esta prueba resulta más
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compleja, como dijimos con anterioridad, porque requiere que el niño haga una atribución
de lo que Juan piensa que María piensa (Martínez, 2013).

En 1994, Happé (citado en Masa Moreno, 2012) creo un test para “la comprensión
de metáforas, sarcasmo e ironía. Un ejemplo de Ironía sería:

Un niño/a está mirando a un grupo de niños que se cuentan cosas y se ríen.


Se acerca y les pregunta: “¿Puedo jugar con vosotros?” Uno de los niños
se gira y le dice: “Sí claro, cuando las vacas vuelen, jugarás”. Pregunta de
comprensión: ¿Es verdad lo que dice el niño? Pregunta de justificación:
¿Por qué dice eso? (Rodríguez de Guzmán et al., 2002, p. 8).

Asimismo en 1999, el grupo de Baron Cohen (citados en Martínez, 2013) propuso


un nuevo test para la valoración de la sensibilidad social, llamado “Faux Pas” o “metedura
de pata”. En este caso el sujeto debe poseer una representación mental de que la otra
persona que ha afirmado algo falso, no es consciente de que no debió haberlo dicho, y
además debe poseer otra representación de que la persona que escuchó pudo sentirse
herida o insultada, siendo alcanzado este nivel entre los 9-11 años de edad (Masa Moreno,
2012). En este test, los sujetos deben leer 10 historias en las que el protagonista “mete la
pata” y 10 historias de control (Tirapu-Ustárroz et al., 2007) Ejemplo:

Julia compró a su amiga Esther un jarrón de cristal como regalo de bodas.


Esther hizo una gran boda y había tal cantidad de regalos que le fue
imposible llevar la cuenta de qué le había regalado cada invitado. Un año
después, Julia estaba cenando en casa de Esther. A Julia se le cayó una
botella de vino sin querer sobre el jarrón de cristal y este se hizo añicos.
“Lo siento mucho, He roto el jarrón” dijo Julia. “No te preocupes – dijo
Esther – nunca me gustó; alguien me lo regalo por mi boda.” (Masa
Moreno, 2012, p. 45).

Al finalizar se le pregunta al niño si alguien ha dicho algo que no debería, o ha


dicho algo inoportuno (Martínez, 2013).

En el año 2001, Baron Cohen (citado en Tirapu-Ustárroz et al., 2007) crea el “test
de la mirada” que ha sido diseñado para evaluar aspectos cercanos a la ToM pero sin
serlo propiamente, como ser, aspectos más emocionales y empáticos (Masa Moreno,
2012) el cual, en su versión para adultos, incluye 36 fotografías de la parte superior del

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rostro de personas de ambos sexos, en blanco y negro. El sujeto debe “leer la mirada” y
elegir entre cuatro palabras, la que mejor represente el estado mental de la imagen
(Román, F., Rojas, Román N., Iturry, Blanco, Leis, Bartoloni y Allegri, 2012).

1. 3. Teoría de la mente en patologías


En los trabajos publicados en 1985 por Baron Cohen, Leslie y Frith (citados en
López Santín y Rejón Altable, 2005) proponían que existía un déficit específico en la
ToM, y que se coincidía con la alteración fundamental presente en los tres síntomas
centrales del autismo infantil (conocida como la triada de Wing) que comprendían una
disfunción en las relaciones sociales, en la comunicación y en el juego simbólico (el
“como si”). De ese modo, se planteó que un déficit en la ToM explicaría la sintomatología
del espectro autista, ya que las principales dificultades en el comportamiento de las
personas que padecen autismo, estarían dados por su incapacidad para “leer la mente”
(Baron Cohen et al., 1985; citados en Corbella, Balmaña, Fernández-Álvarez, Saúl,
Botella y García, 2009).

El traspaso de los estudios en déficit de la ToM a la Esquizofrenia, fueron dados


por Frith, quién proponía una teoría unificadora que pretendía explicar tanto los síntomas
y signos positivos y negativos, a través de un déficit en la ToM (Portela Vicente, Vírseda
Antoranz y Gayubo Moreo, 2003).

2. Esquizofrenia
En el año 1898 Kraepeling identificaba la esquizofrenia como un trastorno
llamándola demencia precoz, pero fue Bleuler quien, en 1911, le adjudicaba ese nombre,
y la refería como un cuadro caracterizado por una división del proceso de pensamiento
(Belloch, Sandím y Ramos, 2009; citados en Novellón, 2014).

Hoy en día, el diagnóstico de la esquizofrenia, es un concepto en constante


reformulación (Novellón, 2014), no existe una teoría única aceptada por todos en relación
con esta enfermedad; la hipótesis de Kraepeling que sostenía que la esquizofrenia era una
sola enfermedad, no ha podido ser confirmada: no existen, en sentido estricto, síntomas
patognomónicos seguros, ni datos biológicos sensibles o específicos, y ninguna
terapéutica específica (Brockington, 1982; citado en Sémper, 2010). No obstante, ciertos
fenómenos psicopatológicos tienen una significación especial para el diagnóstico de
esquizofrenia.

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A continuación se exponen los criterios para su diagnóstico según la
Organización Panamericana de la Salud (1995) en la décima revisión de su clasificación
estadística internacional de enfermedades y problemas relacionados con la salud:

a) Eco, robo, inserción del pensamiento o difusión del mismo.

b) Ideas delirantes de ser controlado, de influencia o de pasividad (referidas al


cuerpo, a los movimientos, pensamientos y acciones; sensaciones concretas y
percepción).

c) Voces alucinatorias que comentan la propia actividad, que discuten entre ellas
sobre el enfermo o que proceden de otra parte del cuerpo.

d) Ideas delirantes persistentes de otro tipo que no son adecuadas a la cultura del
individuo o que son completamente imposibles (identidad religiosa o política,
capacidad y poderes sobrehumanos).

e) Alucinaciones persistentes de cualquier modalidad, cuando se acompañan de


ideas delirantes no estructuradas y fugaces sin contenido afectivo claro, o ideas
sobrevaloradas persistentes, o cuando se presentan a diario durante semanas,
meses o permanentemente.

f) Interpolaciones o bloqueos en el curso del pensamiento, que dan lugar a


un lenguaje divagatorio, disgregado, incoherente o lleno de neologismos.

g) Manifestaciones catatónicas, tales como excitación, posturas características o


flexibilidad cérea, negativismo, mutismo, estupor.

h) Síntomas "negativos" tales como apatía marcada, empobrecimiento del lenguaje,


bloqueo o incongruencia de la respuesta emocional (estas últimas habitualmente
conducen a retraimiento social y disminución de la competencia social).

i) Un cambio consistente y significativo de la cualidad general de algunos aspectos


de la conducta personal, que se manifiestan como perdida de interés, falta de
objetivos, ociosidad, estar absorto y aislamiento social.

Pautas para el diagnóstico:

Presencia como mínimo de un síntoma muy evidente o dos o más si son menos
evidentes, de cualquiera de los grupos del a) al d), o síntomas de por lo menos dos de los

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grupos del e) al i), claramente presentes la mayor parte del tiempo durante un período de
un mes o más. Cabe aclarar que el diagnóstico de esquizofrenia no deberá hacerse en
presencia de síntomas depresivos o maníacos relevantes, a no ser que los síntomas
esquizofrénicos antecedieran claramente al trastorno del humor (afectivo). Tampoco
deberá diagnosticarse una esquizofrenia en presencia de una enfermedad cerebral
manifiesta o durante una intoxicación por sustancias psicotrópicas o una abstinencia a las
mismas.

Es oportuno decir que una de las características más sobresaliente en la


esquizofrenia es la inadaptación social (Brune, 2004; citado en Novellón, 2014). Por este
motivo, en los últimos años, los investigadores han centrado su atención en examinar la
cognición que subyace al deterioro del funcionamiento social, es decir, la cognición
social, dentro de la cual se encuentra la teoría de la mente (Penn y cols., 1997; Pinkham,
Penn, Perkins y Lieberman, 2003; citados en De Achaval, D., 2010).

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Metodología
1. Diseño de investigación
El presente proyecto de investigación se enmarca dentro de una metodología
cuantitativa con un alcance descriptivo. La elección de aplicar un método cuantitativo
radica en que esta metodología garantiza la precisión de los resultados, evita la distorsión
del análisis y de la interpretación, y posibilita un margen de seguridad para las
deducciones (Masa Moreno, 2012). Lo expuesto anteriormente es favorecedor para un
estudio de carácter descriptivo, a través del cual se busca estudiar y describir las
características, propiedades y relaciones existentes en la realidad investigada, así como
también describir tendencias de la población (Hernández Sampieri, Fernández Collado y
Baptista Lucio, 2010).

2. Muestra
Está compuesta por un grupo experimental (los pacientes con esquizofrenia) de
40 personas. Los criterios de inclusión para el grupo experimental adoptados de la tesis
doctoral de Masa Moreno son:
- Presentar un diagnóstico de esquizofrenia según juicio experto del
profesional que brinda los pacientes.
- Edad comprendida entre 30 y 60 años.
- Comprensión de las características del estudio y aceptación de su
participación en el mismo mediante un consentimiento informado verbal.
Los criterios de exclusión son:
- Rechazo de la participación en el estudio.
- Presencia de discapacidad intelectual, o demencia.

3. Instrumento de recolección de datos


La recolección de datos se realizará a través de una minibatería llamada Mini-
SEA, la cual está compuesta por la versión reducida de dos test, que permite una
evaluación cognitiva clínica de la cognición social y emocional (Bertoux, 2014).
Uno de los dos test que la componen es el Faux Pas, que en su versión original
fue desarrollada por Valerie Stone, Simon Baron Cohen y Robert T. Knight, publicado
en 1998 en el Journal of Cognitive Neuroscience; en esta versión se utilizan 10 de las 20
historias originales. La mitad de las historias contiene un faux pas (paso en falso), la otra

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mitad son historias control, se presentan una por vez, en un orden fijo y luego de cada
historia se realiza una serie de preguntas, las cuales se puntúan con un 1 cuando la
respuesta es correcta y con un 0 cuando no lo es (De Achaval, 2010). En este caso el
sujeto debe poseer una representación mental de que la otra persona que ha afirmado algo
falso, no es consciente de que no debió haberlo dicho, y además debe poseer otra
representación de que la persona que escuchó pudo sentirse herida o insultada, siendo
alcanzado este nivel entre los 9-11 años de edad (Masa Moreno, 2012).
El otro test es de reconocimiento de emociones faciales, las cuales son
presentadas visualmente y el paciente tiene que atribuir una emoción (alegría, sorpresa,
miedo, asco, enojo, tristeza y neutro) a cada cara, y se obtiene un punto por cada respuesta
correcta. Esta versión incluye 35 caras, de las 120 que compone el test de caras de Paul
Ekman, publicadas con Wallace V. Friesen en 1975 en las ediciones Pretince Hall.

4. Procesamiento de datos
En cuanto a las formas de transcripción, registro y codificación de la información,
toda la información obtenida por la batería de test se traducirá a un valor numérico; los
procedimientos que se esperan realizar una vez recolectados los datos son, primeramente
un análisis utilizando métodos descriptivos, mediante una distribución de frecuencias, se
procederá también a utilizar las medidas de tendencia central de la muestra. Se utilizará
un análisis paramétrico para la prueba de hipótesis mediante el uso de la prueba t de
Student para la comparación entre hombres y mujeres. Se medirá la correlación entre las
dos pruebas de ToM administradas mediante un coeficiente de correlación de Pearson.
Cabe aclarar que dicho análisis estadístico se realizará mediante el paquete estadístico
SPSS Statistic, versión 22.0, y el nivel de significancia que se asumirá es de 0.05, lo cual
implica que se tendrá un 95 % de seguridad para generalizar sin equivocación y sólo un
5 % en contra (Hernández Sampieri et al, 2010).

4.1. Técnicas de control de sesgo e implicancia


Para que el procesamiento de los datos obtenidos y por ende sus resultados sean
confiables y seguros, se utilizará la técnica de procesamiento de datos en pareja, como
forma de paliar un posible sesgo de confirmación; del mismo modo y para no caer en una
sobreimplicación con la temática abordada se procede a realizar un cuaderno de bitácora,
con el objetivo de volcar allí cuestiones subjetivas que pudiesen distorsionar o complicar
los lineamientos de la investigación elegida.

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