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El objetivo de este trabajo es indagar acerca del problema del uso de los
Ginzburg y Peter Burke, que han hecho de este tema una reflexión
presentaremos las perspectivas de cada uno de ellos para, luego, realizar una
respectivos abordaje.
novedad de los últimos años sino que cuenta con una larga tradición de
se debe en gran parte a los trabajos iniciales de los historiadores del arte,
recepción, por sobre los aspectos formales. Los trabajos de Fritz Saxl, Erwin
historia cultural.
El caso de Carlo Ginzburg ha sido uno de los más notables en este sentido. El
Peter Burke, el libro “Lo visto y no visto” (2001) ofrece un panorama amplio y
abordaje sino también los tópicos más comunes a la hora de trabajar con las
imágenes.
investigación histórica.
(Ginzburg,XXX, XXX)
"un hombre que se eleva en el aire, con manos y pies perforados") retoma los
una buena forma de resolver el problema real. Por el otro, contra la tendencia a
del artista. Pero, más allá de las objeciones y las dificultades, parece ser que la
(Ginzburg, XXX)
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Surgen así varios interrogantes sobre el estilo que ni Gombrich ni Ginzburg
entienden que están resueltas ¿qué constituye el “esquema”? ¿Por qué no sólo
operaron en la historia las permanencias en la historia del arte, sino también los
Para comprender el estilo habría que indagar qué papel tiene el arte dentro de
tarea de 'probar' este nuevo arreglo interpretativo en “Lo alto y lo bajo: el tema
del conocimiento prohibido en los siglos XVI y XVII” y “Tiziano, Ovidio y los
como habían pretendido los estudios anteriores. (XXX) Como este cambio no
se hace en una fecha, sino en un proceso, era necesario que el dato fuera
contribución de cada uno de estos datos para proporcionar pistas más seguras
posterior, la relación del artista con la tradición (antes y después) y también con
su contexto. Podría proponerse que un tema metodológico central del libro era,
por tanto, reflexionar sobre los límites del estilo como fuente para ofrecer pistas
de interpretación.
Un trabajo que había sido recorrido por su maestro Aby Warburg de manera
novedosa, más allá del “desciframiento de símbolos” y con una atención “al
sirvieron para orientar correctamente las preguntas del libro, pero ciertamente
no para delimitar los objetivos del análisis ni sus conclusiones. Al final del
lengua vulgar que traducían y editaban los textos originales del griego y latín
medievales (XXX).
imágenes podían relacionarse con aspectos sociales más amplios como las
regulaciones eclesiásticas sobre las imágenes. Además, la imprenta, en este
caso, había posibilitado la circulación de las imágenes eróticas entre las clases
imprenta, por parte de los artesanos o del campesinado nos recuerda su más
datación de obras a partir del análisis de aquellos detalles del cuerpo (pliegues,
orejas, uñas) aspectos poco trascendentes y, a priori, sin influencia directa por
sociales.
final del siglo veinte. El recorrido de once capítulos nos ofrece un barrido por
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escuelas o de las diferentes disciplinas que pudieron contribuir al análisis
estereotipos, los relatos visuales y el pintor como historiador son los temas que
recorren los capítulos, a los que se suman nuevos enfoques y disciplinas como
comunes del “manual para el buen historiador” con una mirada superficial de la
cultura visual, sino resuelve un planteo que le permite abordar los problemas
a las fuentes escritas tradicionales, como por ejemplo, los documentos oficiales
tan útiles a la historia institucional pero también a la microhistoria, como son los
2001,p. 375)
Freyre, Philippe Ariès, Michel Vovelle y Maurice Agulhon (p. XX) deudores del
representada por Past and Present, entre 1952 a 1975 ni uno solo de los
el libro que estamos analizando, sería una prueba de una nueva tendencia.
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En adelante, solo se indicará la paginación de la edición (2001) ya que estaremos
comentando el mismo libro.
En efecto, a las dimensiones plásticas de Panofsky se corresponden, según
Burke, los tres niveles literarios que distinguía el filólogo clásico Friedrich Ast,
embargo, el autor inglés se presenta crítico con los historiadores del arte
más restrictivo (p.46). Para Ernst Gombrich, por ejemplo, este término alude a
Panofsky no era más que una denominación alternativa del intento de leer las
probable que no hubieran leído a Platón. Para soslayar esta objeción, y a pesar
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El autor explicita lo erróneo de comprender al arte como una simple expresión del Zeitgeist o
“espíritu de la época” en tanto “las épocas históricas no son lo bastante homogéneas como
para poder ser representada por una sola imagen. Es de suponer que en todas las épocas se
produzcan diferencias y conflictos culturales” (p. 39)
iconográfico de imágenes complejas que luego se encargaban de ejecutar los
artistas. En este mismo sentido, los pintores del Renacimiento italiano con
Tiziano (XX).
que luego se representarían en sus obras. Sin embargo, resulta más fácil
Esta cuestión, precisamente, nos lleva a la última crítica que Burke hace al
de que da por supuesto que las imágenes son una ilustración de la idea, y de
histórica. En primer lugar, la forma representa, sin duda alguna, una parte del
(XX).
cine, pasado por la fotografía. En cada una de ellas, las prevenciones para el
caracteriza para el autor los desafíos para trabajar históricamente con las
fue uno de los artistas que hacia 1900 decidieron pintar lo que él llamaba la
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Sobre el psicoanálisis entiende que es imposible justificar esta aproximación “apelando a
criterios académicos normales” resultando una interpretación “irremediablemente especulativa”
al apelar a contenido inconsciente (p. 215). Haremos un comentario breve, en las
consideraciones finales, acerca de la diferencia de consideración del método psicoanalítico por
parte de los autores comparados.
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fuerte”. (p. 55) Cabría afirmar que en esta época se nacionalizó la naturaleza,
religiosidad, el culto a las imágenes, ya que eran mucho más que un medio de
experimentado por las imágenes del infierno y del demonio, que permitiría
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Internacionalmente piénsese por ejemplo la representación reiterada de lo “inglés” en el siglo
XX, la naturaleza se ha asociado con lo inglés, con lo civil, y con la «sociedad orgánica» de la
aldea, amenazada por la modernidad, la industria y la ciudad.
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El autor discrimina cuatro funciones que desarrollará a lo largo del capítulo: “Las imágenes
han sido utilizadas a menudo como medio de adoctrinamiento, como objeto de culto, como
estímulo para la meditación y como arma en los debates. De ahí que también para los
historiadores sean un medio de reconstruir las experiencias religiosas del pasado […]” (p.60)
Como ya hemos visto, las imágenes del demonio son raras antes del
proliferación de los juicios por brujería típicos de esta época. (p. 66)
intervisualidad11.
distintas, lo más probable es que las imágenes que una hace de otra sean
estereotipadas (Capítulo VII). Resulta difícil para Burke analizar esas imágenes
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Neologismo a partir del concepto de Intertextualidad de origen bajtiniano
imágenes de los acontecimientos, etc.-, Burke se pregunta si los especialistas
enfoques según la opinión del autor, en plural) de la historia social del arte.
218)
imágenes. En segundo lugar, el enfoque que con más razón pretende ser
sobre todo las oposiciones binarias que existen entre sus partes y las diversas
hace no muy poco, en tanto se habla del significado de las imágenes: ¿el/los
tradición de la historia social del arte (Capítulo XI), de Frederick Antal y Arnold
taller hasta el mercado del arte. Burke sostiene, tanto en contra de los
cultural y político general pero también las circunstancias concretas en las que
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Los trabajos post-estructuralista han intentado salvar este inconveniente al hacer hincapié en
la indeterminación, la «polisemia», o la inestabilidad o multiplicidad de los significados y los
intentos que realizan los creadores de imágenes de controlar dicha multiplicidad por medio de
etiquetas, por ejemplo, y otros iconotextos (Derrida, Foucault entre otros).
se produjo el encargo de la imagen y su contexto material: en otras palabras,
mundo del arte, y la relación concreta entre los artistas, patronos y comitentes;
pasando por los estudios de género (Linda Nochlin o Griselda Pollock 13) o los
Consideraciones finales
Es claro que ambos autores se han interesado por el material icónico, no solo
reconstrucción del sentido histórico de las imágenes que van, por supuesto,
más allá de la historia del arte y que precisamente tiende vínculos con la
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El libro carece del abundante desarrollo posterior de esta perspectiva, sin embargo, el autor
coloca en pie de igualdad la larga tradición de marxista con la reciente perspectiva de género:
“ Como otros estudiosos de la historia social de la «imaginería» y de la fantasía, las dos se
preguntan: “¿La imaginería de quién?” o “¿La fantasía de quién?” Para responder a estas
preguntas las dos se han dedicado a desenmascarar ya echar por tierra la mirada masculina
agresiva o «dominante», que ellas asocian con la «cultura falocéntrica». […] hoy día resulta
prácticamente impensable ignorar el tema del sexo [género] a la hora de analizar las imágenes,
del mismo modo que hace unos años era impensable ignorar la cuestión de la clase.” (p. 228)
metodología de análisis científicamente controlada se les aparece aún
historia cultural como de la historia del arte, no impiden entender que esos
discípulos.
mundo social, sino más bien a las visiones de ese mundo propias de una
tiene la clase media, a la visión de la guerra por parte de la población civil, etc.
el creador de imágenes, por una parte a idealizar y por otra a satirizar el mundo
las imágenes debe ser situado en una serie de contextos (cultural, político,
leer entre líneas, reflexionando sobre los detalles (en las que está dios), por
de tener.
densa que hemos trabajado en el curso, al igual que la presencia del vinculo
confirmar o anticipan aquello que la imagen nos dice de múltiples formas. Para