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Peter Burke
Visto y no visto. El uso de la imagen como
documento histórico
Barcelona, Crítica, 2001
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en la historiografía, configuran la base para determinadas manifestaciones visuales de la
posteriores estudios visuales: la iconografía o Europa de finales del s. XIX; pero también,
iconología -o interpretación de los significa- aunque en menor medida, obras particulares
dos de dichas imágenes-, o, también, el psi- de gran interés como el Tapiz de Bayeux (c.a.
coanálisis aplicado al estudio de la imagen. 1100), el cuadro de Delacroix de título La
Pero también enfoques más cercanos en el libertad conduciendo al pueblo (1830-1831),
tiempo como el (post)estructuralismo, que o la conocida fotografía de Robert Capa en la
considera a la imagen como un conjunto de que aparentemente es retratada la muerte
signos integrados en un código determinado; en el justo instante de suceder (Muerte de un
o, incluso, tendencias que en la actualidad soldado, 1936).
están dando frutos interesantes como los
estudios culturales (con una larga tradición No obstante, la sencillez en la exposición
histórica, pero con un desarrollo destacado resulta verdaderamente útil para aquellos
durante las últimas décadas); el método interesados en conseguir una rápida pero en
feminista (desde una perspectiva de género); absoluto superficial mirada sobre la cultura
o la teoría de la recepción, ésta última sobre visual y los problemas teórico-prácticos bási-
los aspectos referidos a la recepción del pro- cos que surgen en torno a ésta: la imagen
ducto (audio)visual –cuyo “submétodo” del como testimonio y/o documento, imagen vi-
estudio de los textos a modo de una “antro- sual versus imagen escrita, la relación entre
pología histórica de las imágenes” es conside- imagen y mundo real, la descontextualiza-
rado por Burke como el procedimiento “que ción del objeto visual, la imagen como crea-
va a resultar más útil en los próximos años”. ción individual o colectiva, etc.
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tales como la historia oral, la historia cultural las imágenes; conocimiento que, dicho sea
o, más parcialmente, la historia de la mujer, la de paso, en ocasiones únicamente se
historia de la vejez o la historia del cuerpo. encuentra expresado en forma visual.
Por ello, el historiador que pretenda hacer un En resumen, si bien la empresa que el autor
buen uso de las imágenes debe aprender a ha pretendido llevar a cabo es de una com-
entenderlas: éstas son fruto de un interés plejidad evidente (el alto número de manifes-
individual (que, a veces, se manifiesta en un taciones visuales que se han desarrollado y
deseo consciente o inconsciente de idealizar “archivado” hasta hoy rebasa en mucho la
o satirizar), pero también de un contexto capacidad mental humana), el resultado
espacio-temporal con sus propios códigos deseado no puede ser más que lo que tene-
culturales, así como de un largo proceso mos presente: un volumen que, a modo de
anterior de repetición –o alteración- de las manual, realiza una exposición justa, variada
convenciones artísticas propias de la corres- y sin estridencias de los peligros a evitar en el
pondiente tradición estética. correcto análisis de las imágenes, por medio
de un repaso a las tendencias historiográficas
El autor advierte que “las imágenes son más relevantes, así como a través de la pre-
ambiguas y polisémicas” y que, por ello, es sentación de numerosos ejemplos que abar-
necesario optar por una “tercera vía” que can campos tan diferentes como atractivos:
deje de lado tanto a los más arraigados pintura al óleo, publicidad, fotografía, numis-
escepticismos con respecto a la validez de mática, xilografía, cine, escultura, dibujo...
las imágenes, como a los cándidos deseos
de que la imagen sea abanderada como De ello surge un friso ameno y diverso que,
una copia fiel de la realidad circundante. en caso de despertar un mayor interés por
Esta vía intermedia pretendería “evitar las el tema en el lector, proporciona una
alternativas demasiado simples, tener en bibliografía rigurosa y necesaria, resultado
cuenta las críticas más agudas de la prácti- de una lectura que el autor acepta como
ca histórica tradicional y dando una nueva iniciada hace “más de treinta años”.
formulación a éstas”.
Desde luego, esa expansión temporal ha
Así es como esta declaración de intencio- resultado verdaderamente fructífera al
nes se convierte en una defensa de la ima- haber configurado uno de los textos de
gen como forma fiable para la historia que, obligada lectura para cualquier interesado
más que despertar aquellos prejuicios raya- en la imagen como portadora y, sobre todo,
nos a la iconoclastia más básica, debe de formadora de conocimiento.
fomentar el interés y la pasión por el tipo
de conocimiento que ofrece el estudio de Laura Gómez Vaquero
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