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El capitalismo verde y sus cipayos

Extremadura, una colonia de Iberdrola

Dolores omitidos, memorias obreras sumergidas. En 1965 más de setenta trabajadores


fallecieron en la construcción de la presa de Torrejón y en 1972 otros veinte perdieron la vida en
las obras del pantano de Cedillo. Casi cien muertos sólo en la construcción de estos dos
embalses. Y sin embargo nunca llegaron a investigarse ni a someterse a juicio, ni tampoco
permanecen en el recuerdo colectivo, más allá de las localidades cercanas donde se produjeron
las tragedias. Los poderosos borran el rastro del crimen, el manantial ensangrentado donde se
originan las grandes fortunas.
Los muertos en el trabajo son “accidentes”, daños colaterales en la guerra sorda de la obra, la
grasa que le sobra al capital en su telar de beneficios. Es ahí, para empezar, donde arraigan la
impunidad y el olvido. Como sostiene Miguel Jara, en el capitalismo los trabajadores heridos o
muertos constituyen “una carga para el empresario, una molestia, un residuo”. Apenas un
riesgo monetarizable, un coste de producción más a incluir en el presupuesto. A la lista de
fallecidos en Torrejón y Cedillo, sin salirnos de este ámbito de los embalses y solamente en
Extremadura, habría que añadir las muertes de otro obrero en el pantano de Alange (1987), de
otros dos en operaciones de mantenimiento en la presa de Alcántara (1994) y de otro trabajador
más en la de García de Sola (2019). “Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza/
¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?”, escribiría César Vallejo, el gran poeta peruano,
sacudiendo nuestra indiferencia. Esa indolencia que naturaliza el siniestro laboral, que como le
gustaba decir a Andrés Bilbao sitúa los accidentes en el trabajo “entre lo negativo y lo
irreformable”. Ese dogma ideológico que enaltece la economía como primera norma social,
como principio de la realidad al que debe subordinarse la vida misma del obrero.
Pero la nómina de los olvidados, de los proscritos en el relato dominante, es bastante más
amplia. Los periodistas Mª Ángeles Fernández y Jairo Marcos llevan muchos años investigando
los impactos secretos de los pantanos, la memoria de los desarraigados a la fuerza, la huella
descuajada de centenares de localidades. “¿Cuántos pueblos han sido inundados por pantanos?,
¿cuánta gente perdió sus casas, sus pueblos, sus tierras y su vida por la anegación de un
territorio?, ¿se ha hecho justicia de este desarraigo?, ¿existe siquiera un relato sobre la
construcción de pantanos, más allá de contarlos como casos aislados?, ¿cómo viven hoy esas
personas?, ¿han logrado enraizar nuevamente? Su sacrificio esconde decenas de matices,
intereses y procedimientos opacos. Es el “dolor oculto de los pantanos” 1. En España, a lo largo
del siglo XX, alrededor de 50.000 personas se vieron obligadas a emigrar por este motivo, a
cambio de indemnizaciones ridículas, como en el caso de Talavera la Vieja. Algunos no fueron
capaces de soportarlo: Riaño, 11 de julio de 1987, Simón Pardo del Molino, de 54 años de edad
es hallado muerto con un disparo de escopeta en el vientre, horas antes de que la Guardia Civil
desalojara su casa. Según corroboraron los vecinos Simón estaba muy preocupado porque “no
sabía a donde ir después de que le tiraran la casa”. El ángel de la historia, del que hablaba
Walter Benjamin, “ese huracán al que nosotros llamamos progreso”, amontona incansable las
ruinas y los daños.
Sin embargo, en el imaginario colectivo prevalece la memoria que el poder ha ido amoldando a
sus intereses, el orgullo de “la misión hidráulica” asentado a lo largo de más de un siglo. La
política hidráulica ha jugado un importante papel en la legitimación del Estado, como subraya el
catedrático Leandro del Moral. Fueron los regeneracionistas como Joaquín Costa quienes
denunciaron a principios del siglo XX “el mal régimen de aguas”, un lastre más del sistema
oligárquico, al tiempo que reivindicaban tierras para los ayuntamientos y los campesinos,

1
destinadas a “construir y poseer pantanos, acequias o artefactos hidráulicos”. Pero contra esos
propósitos de modernización que abogaban por “la desafricanización y europeización de
España”, y también contra los proyectos de reforma agraria que pondrá en marcha la Segunda
República, se alzarán militarmente las clases dominantes en 1936 2. Y lo harán parasitando y
adulterando esos anhelos. Así, la construcción de los pantanos constituirá el núcleo central del
Estado de obras franquista pero se llevará adelante garantizando el privilegio de los
terratenientes, la puesta en riego de sus tierras, y sobre todo transformando la incipiente
burguesía eléctrica en un fastuoso oligopolio. “En los treinta años transcurridos entre 1942 y
1972 nuestro Estado ha embalsado ocho veces más cantidad de agua que la que se había
logrado estancar en nuestro país desde la presa de Proserpina, construida por los romanos en
Mérida, hasta 1942”, proclamará exultante Gonzalo Fernández de la Mora, uno de los ideólogos
del franquismo 3. Los pantanos se convertirán en el puntal propagandístico sobre el que se
levanta el relato megalómano del régimen, hasta el extremo de que el generalísimo será
bautizado popularmente con el irónico apodo de Paco el Rana. El NODO se encargará de
exhibir como obras de regadíos lo que en muchos casos -especialmente en la cuenca del Tajo-
no son sino centrales hidroeléctricas puras. Y, al tiempo, los poderes van hilvanando su épica.
Carmen Polo, la esposa de Franco, es nombrada madrina en la inauguración del embalse de
Valdecañas. Y el pantano de Alcántara llevará hasta nuestros días el nombre de José María de
Oriol y Urquijo, presidente de Hidroeléctrica Española, el antecedente empresarial de Iberdrola.
De los muertos y damnificados no quedarán en el discurso oficial ni los ecos.

Iberdrola a ritmo de lambada

Rubén Bertomeu: Jugamos sucio un tiempo, Collado, hicimos lo que tocaba hacer, a eso los
clásicos de la economía lo llamaban la acumulación primitiva de capital, este país necesitaba
formar una clase, y no tenía con qué; (...) Se acabo la época de lo sucio, ahora es hora de lo
limpio, lo saludable, que dicen por la tele. Lo healthy, lo clean, lo correcto, nada por aquí,
nada por allá. Estamos en la vieja Europa y la vieja Europa es limpia por principio.
Crematorio, Rafael Chirbes

Iberdrola en tiempo de vals. Ese es el título de la película corporativa que en 2012 realizó el
cineasta vasco Julio Medem para la multinacional energética española. Se trata de un
cortometraje de más de 22 minutos en los que se repasa “la historia y el compromiso social” de
la compañía, según puede leerse en la página web oficial del guionista y director de cine. Un
solitario molino eólico bracea al compás del piano, sobre un fondo de pacíficas montañas. En el
prado verde, al amparo del gigantesco aerogenerador, pasta un plácido rebaño de ovejas y
corretean una decena de caballos y sus potrillos. Así comienza el “documental” del director de
Los amantes del círculo polar.
La película de Medem, que se define a sí mismo como una persona de izquierdas, es de
principio a fin una oda a la multinacional. Iberdrola es una empresa ejemplar con sus
trabajadores, casi una madre. “La gente lo llama la casa”, dice una de las empleadas de la
central hidroeléctrica de Alcántara. Una ubérrima entidad que siempre ha estado preocupada por
la seguridad, la formación y la educación de su plantilla. “Tanto Iberduero como Hidroeléctrica
Española, construían escuelas en sus poblados”, nos recuerda la voz en off. Lástima que a
Medem o a sus informadores se les olvidara referirse a la excelencia de los barracones en los
que se hacinaban los miles de trabajadores que construyeron los pantanos. O que no incluyeran
las palabras de José María de Oriol en la inauguración de la presa de Valdecañas, en 1965, ante

2
su íntimo compinche y protector, Francisco Franco: “Desde el año 1941 hasta nuestra fecha, en
que hemos pasado por diversos momentos más o menos fáciles o difíciles, no hemos tenido en
Hidroeléctrica Española ni un solo día de conflicto laboral”. Así se entiende, que al cura obrero
Paco García Salve le prohibieran trabajar en la presa de Cedillo, no fueran a enturbiarse las
bucólicas relaciones laborales en la empresa.
Pero el altruismo de Iberdrola no se limitaba entonces -ni lo hace ahora- a la bondad con el
género humano. La multinacional tan pronto colabora con programas para el estudio de
migración de aves como participa en la reconstrucción de iglesias románicas, apadrina el Museo
Guggenheim, electrifica pueblos perdidos de Brasil o patrocina la selección femenina de fútbol.
Y por supuesto, a pesar de ser la mayor propietaria de centrales nucleares en España, representa
emblema genuino de las energías renovables. Viendo la película de Medem y la posterior
producción publicitaria se llega a la conclusión de que Iberdrola es, sin duda, sinónimo de
filantropía, ecología, “ética”- como dice su actual presidente, Ignacio Galán-, de armonía en
estado puro.
“Hago publicidad por dinero, está claro. El cine, por necesidad y devoción”, declaraba en 2018
el director donostiarra. Pobre proletario Medem, que se ve obligado a tener que vender su fuerza
de trabajo a una de las principales empresas del IBEX 35, estandarte del capital más canalla, a
cambio de hacer panegíricos como este, cuyo nombre más atinado quizás hubiera sido el de
Iberdrola a ritmo de lambada por la devoción voluptuosa con la que el autor ensalza a su
patrón. No, desde luego al asalariado cineasta no le van a lapidar por documentales como este,
como sí hicieron los sectores más reaccionarios de la sociedad española a cuenta de su película
La pelota vasca.
Pero el objeto de este escrito no es analizar las tragaderas o el listón ético de este director o de
otros personajes del mundo de la cultura, que se autodefinen como “progresistas”. El
documental de Julio Medem es solo una pieza, una más, en el minucioso trabajo de estafa social
y mixtificación histórica que realizan esta multinacional y otras grandes empresas. Si hay algo
especialmente escandaloso en este enjuague publicitario es el falseamiento de la historia.
Hidroeléctrica Española, como recuerda el periodista Dani Domínguez, fue el producto de “la
unión de dos de los apellidos más importantes de la plutocracia vasca”, Oriol y Urquijo. Y sin
embargo en el apaño propagandístico al que nos venimos refiriendo esos apellidos decisivos
serán silenciados y sólo aparecerán en referencia a la fusión de Hidrolectrica Española e
Iberduero en 1992.

El corazón del electro-franquismo

¿Tras la guerra civil hay alguna fortuna legítima? Ninguna. Porque los que las han mantenido
ha sido por connivencia y los que se han enriquecido a la primera ha sido por expropiaciones,
por contratas, por subcontratas. No hay riqueza inocente.
Rafael Chirbes, entrevista en el diario ABC, 28 de mayo de 2013

El Tajo para Hidroeléctrica y el Guadiana para Sevillana. Las empresas matrices de lo que hoy
son dos de los grandes oligopolios, Iberdrola y Endesa, fueron las grandes beneficiarias del
reparto del mercado eléctrico en el suroeste de España. Tras la guerra, los vencedores se
distribuían el botín. Y como señalan los historiadores Sergio Riesco y Juan Carlos López “las
élites franquistas y las élites eléctricas caminaron notablemente entrelazadas” 3. Demetrio
Carceller pasaría del ministerio de industria al consejo de administración de Sevillana. Y José

3
María de Oriol Urquijo, desde la jefatura provincial de la Falange en Vizcaya y la alcaldía de
Bilbao a la presidencia de Hidroeléctrica. El lobby capitalista vasco asentaba sus dominios.
Dani Domínguez lo explica con precisión: “Entre 1940 y 1959, la banca constituyó la gran
fuerza industrial española gracias al desarrollo del sistema eléctrico, controlado por las
grandes entidades financieras del país. La oligarquía vasca es quien mejor demuestra esta
simbiosis entre crédito y luz, entre energía y finanzas (...) Su dominación antes y después de la
guerra civil iban a fraguarse en los cauces de los principales ríos de España” 4.
El crimen originario, la violencia fundadora, el origen bárbaro de las riquezas de hoy. La
inmediata postguerra será el momento constituyente, el lugar donde se produce una nueva
acumulación de capital y se reorganizan las clases dominantes. Han sido quienes han financiado
el golpe militar del 18 de julio. El propio Oriol ha gestionado “el flete de un barco para
transportar desde Bélgica 6.000 fusiles, 150 ametralladoras pesadas, 300 ametralladoras
ligeras, 5 millones de cartuchos de munición y 10.000 granadas de mano” 5. Son los vencedores
de la guerra y ahora ha llegado el momento del saqueo, del gran banquete. El momento de
transformar la violencia fundadora en violencia del derecho, en leyes, en prerrogativas
intocables. Produce escalofríos comprobar hasta qué extremo toda la sangre vertida por las
clases populares en la guerra civil se convertirá en privilegios para los ricos, en prebendas que
llegan hasta nuestros días. La banca, las constructoras y las eléctricas constituirán el meollo
económico del nuevo régimen, la sombra alargada de su dominio alcanzará hasta el actual IBEX
35.
Tres de las grandes empresas que participarán en la construcción de los pantanos y en su
aprovechamiento energético en Extremadura (Entrecanales, Agroman e Hidroeléctrica) tienen al
frente a destacados miembros de la oligarquía vinculada al franquismo. Los tres, José
Entrecanales, José María Aguirre y José María Oriol, son fascistas hasta las trancas. El primero
de ellos se enriquecerá con el trabajo esclavo de los presos y en 1969 será galardonado con la
Gran Cruz de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas. Aguirre y Oriol serán procuradores en
las Cortes franquistas, el primero durante 15 años y el segundo nada menos que 22, durante seis
legislaturas sucesivas, entre 1955 y 1977. Sus emporios empresariales sobrevivirán a coyunturas
políticas, fusiones, opas o crisis bancarias, conformando cada una de ellas el germen de tres de
las más grandes corporaciones actuales (Acciona, Ferrovial e Iberdrola).
Uno de los mejores exponentes de esta trama político-económica del franquismo será José
María de Oriol Urquijo y su red de empresas. Desde su nombramiento como presidente de
Hidroeléctrica en 1941 ejercerá un poder sin apenas parangón. En 1944 crea UNESA (Unidad
Eléctrica, SA), la sociedad que desde entonces agrupará a la casi totalidad del sector eléctrico y
que le representará ante la administración. En diciembre de ese mismo año, una orden del
Ministerio de Industria y Comercio, le encomienda la responsabilidad de llevar a cabo, desde el
sector privado, la política hidroeléctrica del Estado. “La medida sin precedentes provocó
estupor incluso en el ministro de Industria de la época, que no concebía que la política
energética estatal le fuera encargada a un empresario con intereses tan palmarios en el
sector”, recuerda Antonio Maestre en el libro Franquismo S.A. Por fin, en 1956 conseguirá los
derechos de aprovechamiento de los caudales del Tajo y sus afluentes por un plazo de 99 años.
El Tajo se convertirá así en un río hidroeléctrico, cosido por nueve presas, del cual
Hidroeléctrica primero e Iberdrola después serán los dueños absolutos. Casi 300 kilómetros de
río, desde Talavera de la Reina hasta Portugal, en los que Iberdrola incluso podrá anteponer sus
intereses mercantiles al abastecimiento de los municipios, desecando kilómetros de río en
beneficio propio. José María de Oriol, “uno de esos hombres preclaros y eminentes para
España, uno de los generadores de la España moderna”, en palabras del periodista Emilio
Romero, estará al frente de la empresa hasta que su hijo, Íñigo de Oriol e Ybarra herede el
mando de la compañía y de la patronal eléctrica en los años ochenta. Pero antes será uno de los
artífices también en la introducción de la energía nuclear en España, de la mano del capital

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norteamericano, propiciando la construcción de centrales y desempeñando, a mediados de la
década de los sesenta, la presidencia del Forum Atómico Europeo. Mario Gaviria retratará con
precisión el nuevo atraco: “La nuclearización generalizada significaba la consolidación
definitiva de España en el campo norteamericano no solo político-económico, sino también
energético, que era el objetivo del electro-franquismo agrupado en torno a Unesa”. Las
centrales nucleares de Almaraz y Valdecaballeros serán dos de las piezas que integren la nueva
colonización energética. La construcción de la central de Valdecaballeros se adjudicará a
AETEA, una unión de empresas formada por Entrecanales y Agroman. Y la propietaria de la
central será una sociedad participada por Sevillana de Electricidad e Hidroeléctrica Española.
Por su parte, la antecesora de Iberdrola será desde el inicio la principal empresa propietaria de
la Central Nuclear de Almaraz, a la que actualmente acompañan en el accionariado Naturgy y
Endesa. Aves carroñeras de ayer y de hoy, oligopolios construidos y renovados en los altos
despachos del Estado, ladrones de cuello blanco que han saqueado y saquean Extremadura.

De la esperanza a las puertas giratorias

Trabaja con Guillén. Con Guillén puedes seguir trabajando, él tiene apoyo de los políticos,
nadie le va a mirar nunca los calzoncillos. Ni pesoe ni pepé, apoyo de los socialistas que han
mandado hasta ahora en Madrid, de los peperos que siguen mandando aquí. A unos los lleva de
acá para allá, en el yate; con los otros pacta a escondidas, a ambos les financia campañas,
vicios, o lo que haya que financiar. Él los conoce bien.

Crematorio, Rafael Chirbes

A mediados de los años setenta el franquismo da sus ultimas boqueadas, o al menos eso es lo
que parece. El poder que han acaparado las eléctricas en las últimas décadas es enorme. Como
escribirá por entonces Ramón Tamames -economista de cabecera en ese momento para gentes
de izquierdas y hoy convertido en guiñapo arrojadizo de la extrema derecha- en España se ha
producido una creciente concentración de la producción eléctrica, “un proceso imputable tanto
a la expansión de sus actividades al amparo de las concesiones estatales, como a la continua
absorción de pequeñas compañías productoras de electricidad”6. UNESA, el lobby que se
encarga de la defensa conjunta de los intereses del gremio, es un poder fáctico de primer orden.
Su posición de privilegio es tal que una orden del Ministerio de Industria en 1969 delegará en
esta alianza patronal la preparación del Plan Eléctrico Nacional 1972-1981. Por si esto fuera
poco, el señorío de las eléctricas se reforzará tras su cooptación e inserción en los planes de
despliegue nuclear de Estados Unidos. “El franquismo fue uno de los primeros Estados que, a
cambio de bases militares y lealtad perruna, firmó convenios de acceso al programa de
desarrollo nuclear, que abrieron las puertas a la mayor transferencia de tecnología punta del
siglo XX, de la cual las empresas del oligopolio eléctrico fueron las principales beneficiarias.
Aquel trato de favor cumplió las más alocadas expectativas del ingenierismo ibérico: todo un
trato de iguales en el incipiente concierto de las naciones que empoderó a Iberduero o Hidrola
como receptores de bienes industriales de Estados Unidos, en especial de reactores de la
Westinghouse” 7. El franquismo delegaría en la corporación eléctrica los asuntos atómicos,
consolidando de ese modo los tradicionales intereses del oligopolio. El periodista Oriol Malló
desmenuza todo ese proceso en El informe Iberdrola, un magnífico libro que explica la historia
de la multinacional y especialmente su transformación en emblema del capitalismo verde.

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Pero, como cantará Carlos Cano en la transición, “las dentaduras, ya no están duras pa estas
huesuras”. Un potente movimiento popular con hondas raíces en el mundo del trabajo, en los
barrios y en los centros de enseñanza, se ha ido tejiendo pacientemente en las dos últimas
décadas. Y un componente fundamental de él serán las plataformas antinucleares, que pondrán
en pie extraordinarias movilizaciones, reivindicando y consiguiendo victorias estratégicas como
la paralización de las centrales de Lemóniz y Valdecaballeros. El embrionario ecologismo, la
izquierda y los colonos del Plan Badajoz trenzarán una sólida alianza dando al traste con el
engendro nuclear de Valdecaballeros. De la mano del movimiento crece también el
cuestionamiento de la casta eléctrica. Un artículo publicado en febrero de 1977 en el diario Hoy
por Alfonso Moreno de Acevedo -una rara avis en el mundo de la política, un técnico de la
administración procedente de la izquierda católica que se presentaría en las primeras elecciones
como candidato unitario del PSOE y el PCE al Senado en la provincia de Badajoz- refleja a la
perfección los nuevos aires que corren: “No puede ser admisible, de ningún modo, que en una
España donde se producen las irritantes desigualdades descritas existan, paradójicamente, las
tres empresas de más alta rentabilidad europeas: Hidroeléctrica Española, Iberduero y
Fecsa”8. Los apellidos Oriol y Urquijo se repiten como una letanía en cada uno de los consejos
de administración de las empresas eléctricas, grandes o pequeñas. Su legitimidad está en
entredicho. Forman parte del búnker-dirigente, del búnker-marco, como les denomina por
entonces el periodista Antonio Álvarez Solis. Son el meollo de una clase dominante en sus
estratos superiores que, “como titular de unos intereses en peligro por la evolución crítica de la
sociedad está dispuesto a alimentar la máquina que no sólo destila atentados sino que interfiere
en la gobernación del Estado”9.
El búnker franquista y, dentro de él, la nobleza eléctrica no están dispuestos a dejarse intimidar
por ese movimiento popular que impugna las bases económicas y políticas del régimen que
agoniza. Y empleará todos los medios, los pacíficos y los violentos, para segar de raíz los
anhelos de ruptura democrática. Los crímenes de Montejurra en mayo de 1976 serán una buena
muestra de los segundos, una evidencia más de que la transición no fue la cena de gala que nos
ha vendido el discurso oficial, sino un período de intensa represión, en el que la población fue
sometida al miedo y el chantaje de la violencia. En la Operación Reconquista, donde se fraguará
la fechoría, participará activamente Antonio María de Oriol Urquijo, hermano del presidente de
Hidroeléctrica y máximo responsable del Consejo de Estado.
Pero los Oriol, como en general suele ocurrir con los muy ricos, tienen una gran conciencia de
clase. No sólo llevan vatios en las venas, también atesoran un depurado instinto de conservación
y reproducción. No todo puede ser plomo, siempre es preferible que prevalezca la plata. “Lo
que hay que hacer es aguzar la vista. Se ha acabado la seguridad de disparar con postas, hay
que afinar la puntería. Nos va a tocar comer de todo (...) La Falange, el Movimiento, los
procuradores en Cortes. Toda esa maquinaria había servido para poner un orden, pero ahora
ya no servía para nada. Con eso se había escrito una partitura con la que había tocado el país
su música durante unos cuantos años, pero ahora empezaba otro concierto”10. Es José Ricart,
el empresario de La caída de Madrid, una de esas novelas de Rafael Chirbes que enseñan más
de la historia de España que la inmensa mayoría de los libros del canon historiográfico.
Cambiar todo para que nada cambie. El experimentado gatopardo de la burguesía se empleará a
fondo en estos años. En 1978 se produce el relevo al frente de UNESA. José María de Oriol es
sustituido en la presidencia por Juan Alegre Marcet. El País publica una entrevista al flamante
presidente: “El sector ha estado dirigido de siempre por los hombres más representativos de las
célebres familias del franquismo, olvidándose de la profesionalización de sus directivos. ¿Se ha
variado en algo?”, pregunta el entrevistador. “En cuanto a la referencia que en su pregunta se
hace al pasado, he de decirle que se incurre en una total deformación de los hechos. La
industria eléctrica acaba de cumplir sus cien primeros años de existencia en España, por lo que
no se puede relacionar su desarrollo con un Gobierno concreto o una época determinada. A lo

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largo de estos cien años se han sucedido muchos Gobiernos y de ideología política muy
diferente”, contestará el nuevo presidente de la patronal eléctrica. Los franquistas de ayer mutan
en demócratas de toda la vida, la operación de blanqueamiento está en marcha.
El gobierno de Felipe González a partir de 1982 supondrá la consolidación y renovación del
modelo energético heredado del franquismo. La socialdemocracia gobernante no sólo
“descubre” a la Guardia Civil, como proclamará el ministro del Interior, José Barrionuevo.
También hará lo propio con la oligarquía eléctrica. "Con seis personas como tu padre, yo
levantaba el país, aunque no piense como yo", le dirá Felipe González a Iñigo de Oriol e
Ybarra, en una visita a la presa de Alcántara. En pocos años la saga de los Oriol pasará a ser un
prototipo de “familia emprendedora”: esa será la expresión que acompañará en 2011 el obituario
del presidente de Iberdrola publicado por El País. ¿Qué había pasado entre medias, en esos casi
treinta años? Quizás una de las respuestas más autorizadas sería la de Carlos Solchaga, ministro
en varios gobiernos de González y sin duda uno de los principales ideólogos y promotores de la
deriva neoliberal del PSOE. “Los reformadores del socialismo español dieron, ya en su
programa electoral en octubre de 1982, “una primera demostración del sentido común que
habría de predominar en la orientación política del presidente Felipe González al rehuir las
nacionalizaciones de sectores de actividad”11.
Evitar las nacionalizaciones, esa será desde los años ochenta hasta nuestros días la divisa
fundamental. A la oligarquía eléctrica le había costado mucho más vencer la resistencias de
Suanzes, ministro de Industria en los años 40 y 50. Ahora la socialdemocracia abrazaba la
privatización y loaba sin rubor las virtudes del mercado. En febrero de 1988 Carlos Solchaga
plasmará ese transformismo ideológico en una sentencia indeleble: “España es el país donde se
puede ganar más dinero a corto plazo de Europa y quizá del mundo”. Es el toque de rebato para
los especuladores de toda laya, la coartada para el latrocinio. Enriqueceos, aprovechad el
momento, la noria de la especulación da una nueva vuelta.
1992 será la gran fecha triunfal, el momento en el que la nueva rapiña reciba todas las
bendiciones. Al tiempo que se celebran los Juegos Olímpicos de Barcelona o la Expo de Sevilla,
tendrán lugar tres acontecimientos relevantes para nuestra crónica. Es el año de los Acuerdos de
Maastricht, de facto la constitucionalización neoliberal de Europa. Es también la fecha en la que
se crea el IBEX 35. Y por ultimo, es también cuando se constituye formalmente Iberdrola, como
producto de la fusión de Hidroeléctrica e Iberduero, aunque en la práctica ya funcionaran de
manera coordinada. El gran paraguas neoliberal (Maastricht), “el brebaje alquímico patentado
por Solchaga -y heredado después por Aznar- para el nuevo capitalismo español” (el IBEX35,
en palabras de Rubén Juste) y la materialización del gran sueño de la oligarquía eléctrica vasca
(Iberdrola).

La privatización de Endesa, iniciada por el PSOE en 1988 y culminada diez años después por el
PP, o la derogación en 2005 de “la acción de oro”, un instrumento que se reservaba el gobierno
para influir en las decisiones estratégicas en las empresas privatizadas, serán algunas de las
medidas consecuentes con la nueva orientación. Dos partidos políticos y una sola política
económica verdadera, escribirá el economista Juan Francisco Martín Seco, poniendo el acento
en el discurso falaz que ha alimentado las privatizaciones. “El poder económico ha caído como
ave de rapiña sobre sectores de futuro: comunicaciones, electricidad, gas, petróleo, etcétera,
mercados cautivos que garantizan fuertes beneficios sin apenas riesgos. Actividades en las que
el sector público ha invertido ingentes recursos para construir las estructuras necesarias y que
ahora explotarán en su propio interés las compañías privadas”. Pero, además, señala Martín
Seco, las privatizaciones constituyen un problema de poder: “El Estado, la sociedad, pierden
poder para transferírselo a un número muy reducido de sujetos privados. Lo que era de todos
pasa a ser de unos pocos (...) La sustitución de un monopolio público por un oligopolio privado

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sólo puede significar mayor indefensión del consumidor y del ciudadano y la acumulación de
poder en el capital, capital que en muchas ocasiones puede ser foráneo” 12.
Tas el manto ideológico del liberalismo se está produciendo una gran reordenación de la clase
dominante, de su articulación político-económica. Se están reorganizando las cuotas en el botín
pero también las influencias corporativas y clientelares. Rubén Juste explica así cómo se
configura el IBEX35: “El brebaje no sólo constaba de empresas crecidas bajo el regazo del
Estado. Incluía también a los hombres que hicieron crecer e independizarse a estas empresas; y
otros tantos cachorros criados por el Estado, y que crecieron en la empresa privada. La lógica,
simple pero efectiva, consistía en seguir un dicho: “El Estado lo crea y el IBEX se lo lleva” 13.
Y Andrés Villena, por su parte desvelará “la importancia nuclear de la nobleza del Estado”, de
cuerpos de élite de las administraciones públicas como los técnicos comerciales y economistas
del Estado, los tecos, en la estructuración de las nuevas redes de poder 14.
Las puertas giratorias serán la pieza más conocida de ese entramado en el que se imbrican los
poderes político y económico. Las grandes empresas y de modo muy destacado las eléctricas
pasarán a comprarse, con toda la naturalidad del mundo, a los políticos de los principales
partidos. Como señala el periodista Martín Cuneo “todos los grandes timoneles de la economía
española han terminado trabajando para los intereses de las eléctricas en detrimento de los del
Estado: Miguel Boyer, Pedro Solbes, Luis de Guindos, Rodrigo Rato y Elena Salgado” 15. Los
mismos que han de regular el mercado eléctrico acaban cobrando sueldos millonarios en los
consejos de administración de las multinacionales del gremio.
Iberdrola jugará un activísimo papel en esta puja de la desvergüenza, en el fichaje de políticos.
Ex-ministros del PSOE como Carlos Solchaga, Juan Manuel Eguiagaray, Jesús Caldera o del
PP, como Ángel Acebes, Isabel García Tejerina o Fátima Báñez. Y otros muchos políticos
relevantes como Manuel Marín (ex-presidente del Congreso, del PSOE), Juan María Atutxa
(consejero de Interior en el País Vasco, del PNV) o Fernando Becker (ex-senador del PP,
imputado en el caso Tándem). Como puede observarse, sin prejuicios partidarios, con amplitud
de miras, que el gran capital sabe repartir los cariños con proverbial esmero y ecuanimidad. Y
no sólo expolíticos, también importantes cargos vinculados a las extintas cajas de ahorro, como
Braulio Medel (Unicaja) o Juan Pedro Hernández Moltó (Caja Castilla La Mancha) o
especialistas en seguridad y cloacas del Estado como Fernando García Sánchez, ex jefe de
Estado Mayor de Defensa y Félix Sanz Roldán, ex director del Centro Nacional de Inteligencia
(CNI), al que tuvieron la indecencia de contratar en julio de 2020, justo en el momento álgido
de las investigaciones en el caso Villarejo. Uno de los últimos fichajes, con ribetes casi
burlescos, será el de Antonio Miguel Carmona, concejal del PSOE en Madrid y tertuliano
habitual que, en una semana pasó de maldecir a la multinacional a ser uno de sus perritos
falderos. Galán se ríe al fondo: estos son sus políticos, queridos ciudadanos, desengáñense, en
este circo manda el mercado y nosotros somos sus dueños.

La tercera colonización energética de Extremadura

Me molesta esa hipocresía que oculta el nombre de las cosas, como me molesta
terriblemente esa palabra que tanto utiliza Eva: “zafio”, “zafiedad”. Hoy, los grandes
chollos, que nosotros definíamos como “una perita en dulce que no se puede perder”, se
disfrazan de proyectos artísticos o sociales y llamarlos por su nombre es “zafiedad”.

Los disparos del cazador, Rafael Chirbes

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Primero, en los años sesenta, se repartieron los ríos y extrajeron de ellos inigualables plusvalías
eléctricas; después, en los setenta, nos endilgaron el riesgo nuclear y la polución radioactiva; y
ahora, envueltos en las banderas verdes de la transición energética, vienen a un nuevo festín de
ganancias, a alimentar sus fantasías bursátiles con el fácil expolio extremeño. Tres
colonizaciones energéticas y un solo dios verdadero, las corporaciones eléctricas, y a la cabeza
de todas ellas, exhibiendo su indiscutible hegemonía, Iberdrola.

“Extremadura cuenta con una relación de intercambio desfavorable, que permite a los núcleos
dominantes extraer a precio de saldo la energía y los materiales del territorio extremeño. Se
produce así un flujo de energía y materiales que va desde Extremadura hacia los núcleos
dominantes, análogo al que se produce desde la presa hacia el depredador”. José Manuel
Naredo fue uno de los autores de Extremadura saqueada, un libro de cabecera para toda la
izquierda y los movimientos sociales en la transición. Se escribió en 1978, al calor de las luchas
contra la Central Nuclear de Valdecaballeros, y en él se realizaba una radiografía rigurosa y
certera de la postración de Extremadura, de los mecanismos que producían y reproducían su
atraso económico y social. Naredo explicaba cómo “la hidroelectricidad se había convertido en
otra forma de apropiación de los recursos naturales”, de modo que los aprovechamientos
hidráulicos del Tajo y el Guadiana habían pasado a constituir “un nuevo soporte material en el
que se traducía la dominación del territorio extremeño y sus moradores”. El diagnóstico que
emanaba de Extremadura saqueada mantiene, en lo fundamental una asombrosa vigencia.
Muchos de sus dardos parece que estuvieran refiriéndose a este mismo momento: “Los
extremeños no se benefician en nada del menor coste y del ahorro que supone su producción de
energía eléctrica. El actual sistema de tarifas unificadas (...) supone una subvención a los
grandes núcleos urbanos devoradores de energía y una penalización a las “pobres provincias
subdesarrolladas” 16.

A pesar de las apariencias, de los discursos complacientes del poder y de sus aduladores, los
rasgos estructurales que entonces permitían caracterizar a Extremadura como una colonia
interior se han reforzado. La extracción de mano de obra barata, la demografía en imparable
regresión, la desertización del medio rural, la fuga del ahorro -estimulado por la canallesca y
corrupta extinción de las Cajas de Ahorro extremeñas, que controlaban nada menos que el 65%
de los depósitos-, son algunas muestras de ello. Recientemente, Xosé Manuel Beirás
refiriendose a la realidad de Galicia concluía que esta había pasado “del atraso al expolio” y que
se vive actualmente “un recrudecimiento de la patología del colonialismo interno”. El dictamen
del economista y político gallego podría aplicarse a Extremadura casi sin mover una coma. Y,
como en el caso de Galicia, no porque Extremadura sea una tierra pobre, sino justamente por lo
contrario. Es una comunidad empobrecida y esquilmada, y como dice Beirás refiriéndose a su
comunidad, “no solo por agentes exógenos, sino también por los grupos dominantes en la
estructura social “indígena” 17.

Si hay un sector en el que se manifiesta de forma más palmaria la condición de Extremadura


como colonia interior es el de la energía. Los recursos propios de la comunidad “están en la
geografía, pero no en la economía” de la región, son explotados pero no repercuten en la
comunidad ni inducen su desarrollo. El informe publicado por el Club Senior de Extremadura
en 2021 alumbraba las extraordinarias dimensiones del nuevo proceso de extractivismo que
sufrimos. Bastaría reparar en cuatro de los aspectos en los que repara para constatar la
subalternidad económica de Extremadura:

1- “Extremadura figura de forma destacada entre las Comunidades de mayor producción


eléctrica. Es primera en energía fotovoltaica; segunda en nuclear y en termosolar; y tercera en
potencia hidraúlica instalada”. Actualicemos los datos del informe: en Extremadura se produce

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el 9’5% de la energía de toda España. En el ámbito de las fotovoltaicas esa cantidad asciende al
27%. Asimismo, en la comunidad se encuentra el 25% del agua embalsada del país.

2- Extremadura sólo consume el 20% de la energía que produce. Los datos de agosto de 2022
aportados por Red Eléctrica indican que de los 24.677 GWh que genera sólo consume 5.060
GWh. O dicho de otra manera: Extremadura produce un 487% de la energía que consume. La
desproporción entre la energía producida y consumida no tiene parangón alguno en el Estado.
La comunidad que más se aproximaría a ese saldo energético sería Aragón, con un 183’5%. En
el caso de la comunidad de Madrid la relación entre producción y consumo energética no llega
al 5%.

Sin embargo, Extremadura “a pesar de su desproporcionada contribución al


abastecimiento eléctrico nacional, es la región de menor desarrollo industrial (6’3%
del PIB frente al 14’6% de la media nacional), con menor renta per cápita y las
mayores tasas de paro y emigración juvenil.”. Se cierra el paradójico y vicioso
círculo de la pobreza: con la electricidad de las centrales ubicadas en Extremadura se
alimenta en gran medida el tejido burocrático e industrial ubicado en los territorios a los
que los extremeños se verán obligados a emigrar, en busca del trabajo que se les niega
en su tierra.

3- “La producción de energía eléctrica es, en el momento presente, el principal recurso


industrial de la región”, representando aproximadamente la mitad de la riqueza industrial de
Extremadura. Sin embargo, “solo mantiene 1.690 empleos estables, equivalentes al 5% de los
empleos industriales”.

4- Y el último dato, concluyente: “ni los proveedores ni los inversores de los ingentes
desarrollos empresariales de la industria eléctrica regional, ni sus domicilios fiscales y
sociales, residen en la comunidad” 18.

El gran actor de la tercera colonización energética de Extremadura será, de nuevo, Iberdrola.


Estará acompañado de algunos importantes actores secundarios, como Endesa y Naturgy, y de
una pléyade de subcontratas que en muchas ocasiones no son sino pantallas o testaferros suyos.
Iberdrola es nuestro gran cacique contemporáneo, el Jarrapellos energético de Extremadura.
La nueva fase que venimos describiendo está estrechamente relacionada con la reestructuración
que Iberdrola ha llevado a cabo en las dos últimas décadas, que ha convertido a la compañía en
el primer grupo energético español por capitalización bursátil y segundo del IBEX 35, una de
las diez mayores empresas energéticas de capital privado del mundo. Galán, el directivo que
protagonizará el giro de la compañía, será nombrado vicepresidente en 2001 y tras la retirada de
Íñigo de Oriol e Ybarra en 2006 asumirá la presidencia ejecutiva. El plan estratégico de 2002
llevará ya el nuevo marchamo, “centrado en dos aspectos: la expansión internacional,
ampliando la presencia en México y Brasil, y la potenciación de las energías menos
contaminantes (de ciclo combinado) o renovables (hidráulica con minipresas, eólica y solar)”
19. Oriol Malló explica con detalle la transformación de la compañía, su capacidad tanto para
sobrevivir al fracaso de la fusión con Endesa como para adaptarse a las nuevas condiciones que
impone la financiarización y globalización de la economía. El viraje supondrá también una
reorganización exitosa del núcleo de poder: “la reconversión de las élites no ha transformado a
los hijos y nietos de la oligarquía vizcaína en meros gestores de restaurantes, rentas
inmobiliarias y otros activos de menor cuantía para sostener una plácida decadencia. Algunos
han sabido reconvertir los privilegios de los ancestros en capital semilla”. Enarbolando “la
retórica del emprendurismo verde” los cachorros del neoliberalismo se transformarán en socios
de los fondos de inversión extranjeros -como Qatar Investment Authority o BlackRock- y en

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buscadores de “nichos de mercados alternativos y subvencionables”, renovando, claro está, la
“madeja de concesiones, contratas y colusiones con el Estado” que sus progenitores habían
tejido pacientemente desde los años del franquismo.
El helio que ahora consigue elevar el globo aerostático del nuevo acopio de capital es el de las
energías renovables. En 2019, al tiempo que Greta Thunberg se convierte en un icono de la
lucha de los jóvenes contra el cambio climático, la web institucional de Iberdrola reproduce sus
palabras: "En el año 2078 celebraré mi 75 cumpleaños. Si tengo hijos quizá pasen ese día
conmigo y quizá me pregunten sobre vosotros, sobre por qué no hicisteis nada mientras aún
había tiempo de actuar. Decís que amáis a vuestros hijos y, sin embargo, les robáis su futuro".
Poco le importa a la multinacional la incongruencia que supone su discurso ecologista con el
hecho de que el 18% de su producción energética provenga de las centrales nucleares. En esa
misma línea y con el desparpajo que le caracteriza, Ignacio Galán, declarará en julio de 2023
que “se sentiría más tranquilo si siguen operativas las nucleares”.
Y, a pesar de todo, Iberdrola, como señala Oriol Malló, “es el capitalismo verde en su máxima
expresión”. Su relato ambientalista expresa la alianza de “una clase profesional y una clase de
capitalistas” para los que “no hay contradicción alguna entre salvar el mundo del calentamiento
global y hacer negocio con ello”. La burguesía de las energías renovables se enriquece a manos
llenas, utilizando para ello el entramado tecnocrático y las estructuras políticas opacas de la
Unión Europea. Los estados, en la práctica, están delegando la soberanía energética en manos
de las multinacionales, posibilitando así su apropiación de bienes públicos estratégicos. La
puesta en marcha de los fondos europeos Next Generation bajo la égida absoluta del capital
implica una gigantesca privatización de bienes comunes. Su articulación concreta tiene por
objetivo impedir o dificultar la nacionalización energética por parte de los estados. Las enormes
subvenciones con las que se está enriqueciendo a las grandes empresas que controlan los
mercados globales de energía representan una auténtica traición a los intereses populares.
Iberdrola hacía público en mayo de 2021 que aspiraba a captar 30.000 millones de euros, de los
140.000 que presumiblemente se asignarán a España. No se molestan ni en disimular. Lo
apuntaba con ironía el economista Pedro Ramiro ante la avalancha de solicitudes de las
multinacionales: “Que las grandes empresas españolas van a utilizar el discurso de las
infraestructuras sostenibles y la transición energética para llevarse los fondos europeos y
sostener sus cuentas de resultados con dinero público ya ni cotiza”. La evidencia del cambio
climático no puede arrastrarnos a aceptar el trágala de los oligopolios, ni a desentendernos de
las hipotecas sociales y políticas que conlleva.
Pero no contentos con la fortuna que están atesorando, además nos rocían con sermones sobre la
bondad moral de sus negocios.“La ética es compartir una serie de valores. Para nosotros son el
valor del trabajo, el valor de la honestidad, el valor de la lealtad, el valor de saber trabajar en
equipo y todo haciéndolo en beneficio de unas sociedades en las cuales estamos presentes”,
declaraba Ignacio Galán en una de sus soflamas publicitarias 20. Por lo que se ve la ética que
pregona no está reñida con que su retribución supere los 13 millones de euros. Ni tampoco se
contradice con el espionaje a dirigentes políticos, ecologistas, lideres sindicales o rivales
empresariales, como ha puesto de manifiesto el caso Tándem. Y también puede
compatibilizarse según parece con el desembalse de los pantanos de Cíjara o Valdecañas a fin
de manipular de modo fraudulento el precio de la electricidad.

Extremadura es uno de sus feudos preferidos. En la inauguración de la planta fotovoltaica


Núñez de Balboa, en marzo de 2019, Galán subrayaba el “vínculo permanente” de la empresa
con Extremadura, “una unión que se ha forjado a través de muchas décadas de confianza y
compromiso mutuo”. Aquí se ubican las dos plataformas solares más grandes de toda Europa:
en Torrecillas de la Tiesa la que lleva por nombre Francisco Pizarro, con una potencia instalada
de 590 megavatios; y en Usagre, la citada Núñez de Balboa, con una capacidad de 500. Pero

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además Iberdrola es la propietaria de otro gran número de instalaciones con paneles
fotovoltaicos, emplazados en Ceclavín, Alcántara, Cáceres, Arroyo de la Luz, Almaraz o
Cedillo.

No es la única compañía que participa en este grotesco alicatado de Extremadura. Endesa en


Fregenal y Bodonal, Repsol en Valdecaballeros, Acciona en Talayuela o ACS en Torre de
Miguel Sesmero son algunas de las otras empresas beneficiarias de la fiebre fotovoltaica. El
“asalto de los suelos” que sufrimos está ahondando los males estructurales de nuestra tierra.
Para empezar es toda una invitación a emigrar. Así lo indica, sin ir más lejos, el informe del
profesor de la UEX, Julián Mora Aliseda: “De las ocho centrales fotovoltaicas mayores de
España, 5 están en Extremadura: Aldeacentenera, Usagre, Talayuela, Talaván y Bienvenida.
Pues bien, todos los municipios de las comarcas en que estos parques fotovoltaicos están
radicados han perdido habitantes de forma paulatina y en algunos casos de forma importante”
21. El empleo en los parques solares es pan para hoy y maleta para mañana.

Pero, además, la instalación de placas solares se está permitiendo en tierras fértiles, arrancando
miles de olivos, atropellando dehesas e incluso utilizando zonas de regadío. Causa bochorno y
rabia ver, por ejemplo, cómo han montado sus chiringuitos fotovoltaicos en Arroyo de San
Serván o Solana, en tierras de la comarca de Barros y cercanas a las vegas del Guadiana. Irene
de Miguel lo señalaba con precisión en abril de 2021: “La pérdida de suelo fértil es una de las
grandes amenazas que sufrimos como región. Las previsiones de pérdida de tierra fértil son
muy alarmantes y el suelo es la base material sobre la que producimos nuestros alimentos. Por
ello, no es sensato que estas instalaciones se sitúen en tierras fértiles, de regadío, con árboles a
veces centenarios a los que sin ningún miramiento se procede a arrancar como, por ejemplo, ha
pasado con los olivos centenarios de Almendralejo o Zafra” 22.Ya hay 30.000 hectáreas
ocupadas por estos nuevos latifundios y anuncian que en menos de cinco años alcanzarán las
46.000 hectáreas. Es un desatino irracional y una auténtica agresión a una tierra campesina
como Extremadura. Se trata además de un aluvión de proyectos que, como ha denunciado
Ecologistas en Acción, adolece de planificación territorial y que, tras la maraña de sociedades
limitadas y empresas recién creadas, intentan “disimular la monopolización por parte de las
grandes empresas energéticas”. Las empresas promotoras están fraccionando los grandes
proyectos para eludir así la tramitación de sus autorizaciones por parte de la administración
estatal y poder hacerlo a través de la Junta de Extremadura, “más permisiva y sobre la que
tienen mayor capacidad de influencia”. Y, para más inri, los trabajadores empleados en la
instalación de los parques solares han sufrido y están sufriendo condiciones laborales precarias,
la subcontratación en cadena y la aplicación arbitraria de salarios, ante la ausencia de un
convenio propio.
Nuevas sanguijuelas sustituyen a los caciques de siempre. La tierra fértil de Extremadura se
llena de placas solares mientras miles de jóvenes se aprestan a seguir los pasos emigrantes de
sus abuelos, repitiendo como una maldición bíblica la letanía que en el siglo XVII recogiera
Gonzalo Correas en su Vocabulario de refranes: Nacer en Cáceres y morir en cualquier parte.

Covachuelas y bodas de postín: los cooperadores necesarios


Si para algo sirve el dinero es para comprarles inocencia a tus descendientes (...) El
dinero tiene, entre otras infinitas virtudes, una calidad detergente. Y múltiples
cualidades nutricias.
En la orilla, Rafael Chirbes

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El termino cipayo está vinculado a la historia del colonialismo. Los cipayos eran los soldados
nativos de la India reclutados por los ejércitos de Gran Bretaña, Portugal y Francia. En América
Latina, sin embargo, el término se ha aplicado a los intelectuales o políticos que defienden los
privilegios de las potencias coloniales en lugar de los intereses de la población autóctona. Son
los vende-patrias, las élites locales sin cuya implicación activa sería imposible -o muy difícil-
que se produjera el expolio colonial.
En Extremadura también tenemos nuestra experimentada y poderosa ración de cipayos al
servicio de la colonización energética. Las eléctricas, con Iberdrola al frente, los han mimado y
los miman, sabedores de que su colaboración es fundamental para que el negocio marche. “La
compañía inició el camino de las renovables hace 100 años conviviendo con el entorno,
facilitando la implantación de las renovables y promoviendo el cuidado de la biodiversidad”,
declaraba Ignacio Galán el 31 de mayo en Mérida, en una muestra más del revisionismo que
pretende blanquear el siniestro pasado de la multinacional y mostrarla como indómita pionera
en el emprendimiento ecologista. Tres días después de las elecciones autonómicas, al abrigo de
la entrega de los premios Iberdrola Convive, Galán reuniría en el acto al presidente de la Junta
de Extremadura saliente, Guillermo Fernández Vara y a la presidenta entrante, María Guardiola.
“Los gobernantes pasan, pero las eléctricas permanecen”, afirmará en un lapsus de sinceridad.
Galán conoce el paño, lleva manejando y comprando políticos hace mucho tiempo, es un
maestro en el diseño y asignación de las puertas giratorias, un sagaz ejecutivo tan ducho en el
halago como en los golpes bajos del mundo financiero. Aprendió hace décadas que el dinero
nunca debe poner todos los huevos en la misma cesta y sabe que en esta nueva fase de
acumulación necesita ganarse especialmente a los políticos de los territorios donde radica una
de las bazas más valiosas de la compañía: los latifundios de placas solares. Extremadura es,
además, una comunidad donde la empresa dispone de otro gran número de instalaciones e
intereses. Y también la tierra donde se encuentra una de sus últimas adquisiciones personales,
La Covacha de Castellanos, una finca de 2000 hectáreas de caza y cría de cerdos, ubicada en el
término municipal de Alburquerque, en la Sierra de San Pedro, que ha comprado a los herederos
de la familia Oriol.
En el franquismo bastaba con el miedo, no era necesario derrochar muchos esfuerzos en la
persuasión. Y si no alcanzaba con el miedo, para eso estaban los gobernadores, los alcaldes y la
Guardia Civil. Después, durante mucho tiempo bastó con regar algunas pequeñas prebendas
para allanar los caminos y dificultades: colocar a los alcaldes del entorno de la Central Nuclear
de Almaraz, invertir en obras de patrimonio cultural como la rehabilitación del Convento de San
Benito en Alcántara, concertar algún convenio de formación con la Universidad de Extremadura
o subvencionar algún comedores de Cáritas. Todo ello, va de suyo, con el debido redoble de
tambores publicitario.
Pero, a medida que se asentaban las instituciones autonómicas y que la política neoliberal uncía
a su carro a los dos grandes partidos del régimen del 78, Iberdrola pasaba del campo de la
propaganda filantrópica al de las sinergias económicas. En 1992 acabará de tomar forma la
Corporación Empresarial de Extremadura, una sociedad de inversión orientada al desarrollo
regional que se constituirá por el impulso conjunto de la patronal y la Junta de Extremadura y
que contará con el auspicio de la Casa Real. Desde su constitución Iberdrola será el principal
accionista y desde entonces hasta su jubilación en 2007, el presidente de la nueva entidad será
precisamente Íñigo de Oriol. La Corporación Empresarial funcionará como una plataforma cuyo
objetivo fundamental es, en sus propias palabras, “el apoyo a iniciativas empresariales para
impulsar su crecimiento y expansión”. Entre los accionistas se encuentran los principales bancos
y cajas de ahorro, así como algunas de las grandes compañías del país (Telefónica, Endesa o El
Corte Inglés) y un escogido racimo de las empresas extremeñas más grandes que han crecido al
amparo de la administración autonómica, con el presidente “eterno” de la patronal extremeña,
Antonio Masa, a la cabeza. Entre quienes recibirán el espaldarazo de la Corporación figuran

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algunas de las empresas más grandes que ya existían o que descollarán en las últimas décadas:
Navidul, el Grupo Casa Verde, Huevos Cantos Blancos, las Bodegas López Morenas, Deutz
Diter, Electrotenia, Hotel Acosta, Tany Nature...

Además de participar de modo preferente y dirigente en la Corporación Empresarial de


Extremadura, la compañía eléctrica se implicará en uno de los proyectos más controvertidos de
la Junta de Extremadura, la Refinería Balboa, promovida por Alfonso Gallardo, uno de los
empresarios más afines al gobierno regional. Iberdrola se comprometerá a participar con un
10% en el capital de la empresa. En 2005 Ignacio Galán, que por esas fechas es ya de hecho
quien marca el rumbo estratégico de la compañía, declara lo siguiente: “Como proyecto estrella
de Extremadura, la vocación de Iberdrola es apoyar y apostar por el desarrollo de la región.
Ese ha sido el motivo de participar en él (Refinería Balboa). Espero que como proyecto que
viene a crear empleo y riqueza salga adelante y cuente con nuestro apoyo porque creemos que
es válido para Extremadura”.

La ósmosis, la fecundación mutua de la Junta de Extremadura e Iberdrola avanza. En los


noventa los gobiernos de Felipe González han abrazado definitivamente el pragmatismo
neoliberal, con medidas que van desde la legalización de las ETT a la privatización de las
empresas públicas. En Extremadura, más allá del histrionismo de su principal dirigente, se sigue
la misma senda. Rodríguez Ibarra declarará años más tarde a la periodista María Antonia
Iglesias: “En 1999 recuperamos la mayoría absoluta. Estoy seguro de que se debió al voto del
empresariado extremeño. Se trata de una derecha nueva, formada recientemente, una
burguesía empresarial que, creo, ahora votó al PSOE, pero no es un voto fijo: si le va bien, nos
vota, y si no, no” 23. Y años después Manuel Amigo, su servidor más leal, explicará así esa
nueva orientación, refiriéndose en este caso a la Corporación Empresarial de Extremadura, en
términos que tienen el eco inconfundible de la doctrina Solchaga: “Con la Corporación se ha
demostrado que aquí no nos comemos a los empresarios” (...) “Se ha hecho esa labor de
cohesión entre el mundo empresarial y Extremadura. Se ha conseguido que se vea que en
Extremadura se pueden hacer negocios, no porque alguien se quiera acordar y ayudar a una
zona deprimida, sino porque se puede ganar dinero” 24.

Manuel Amigo será precisamente la rótula, la gran pieza que articule los intereses de la Junta de
Extremadura y de Iberdrola. Y los suyos propios, por supuesto. Amigo es un político de aparato,
un hombre gris pero eficaz, que participa en el PSOE desde 1979. “Llegué a la Junta dos horas
después de Ibarra”, le gusta decir. Ha ido escalando peldaño a peldaño, desde los puestos
administrativos hasta la dirección de las consejerías de la Junta. En 1987 será nombrado director
general de la Consejería de Presidencia, que regenta Ángel Álvarez como consejero. A partir del
89 y hasta 1993 será él mismo el consejero de Presidencia y desde entonces hasta 2007 estará al
frente de la Consejería de Economía. Durante más de veinte años será la mano derecha de
Ibarra, el factótum del aparato en el gobierno regional, el hombre que se encargue de una parte
importante del trabajo sucio, del que se beneficiarán su jefe y muchos de sus conmilitones. El
caso de la filtración de exámenes para acceder como personal eventual a la administración
autonómica en 1992, la subvención fraudulenta por trasvase de plantillas a Siderúrgica Balboa
en 1995, el atropello a la dirección de la Caja Rural en 2002... Amigo será la persona que dé la
cara en estos y otros muchos casos, el guardián de los secretos de la funcionarización o del
enriquecimiento de otros tantos que luego pretenderán apartarle, tildándole de torpe y hosco. Y
razón no les falta. “Con amigos como yo no necesita nadie enemigos”, le gusta decir,
presumiendo precisamente de su trato hostil hacia cualquiera que se atreva a cuestionar en lo
más mínimo la red de poder que se ha instalado sólidamente en Extremadura.

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En 2004 pasará por el trance político más delicado, estará a un tris de ser apeado del olimpo. Es
el caso de las Vallas del Paleto. Amigo ha apalabrado con una empresa cercana, Crea
Guimaraes, una campaña de publicidad por valor de 220.000 euros. Lo llamativo del caso no
serán sólo las faltas de ortografía, sino el hecho de que las vallas han sido instaladas antes
mismo de que la campaña saliera a concurso, adjudicada por el singular procedimiento
telefónico de “tira palante con las vallas”, según reconoció el dueño de la empresa publicitaria.
Para colmo, la sede de la empresa era un local que esta había alquilado al propio consejero de
Economía. El asunto era tan bochornoso y berlanguiano que Manuel Amigo se vio obligado a
dimitir, “irrevocablemente”. Pero la renuncia apenas duró unas horas. Para el sumo poder, ya se
sabe, no hay nada irrevocable y Rodríguez Ibarra sentenció jactancioso: “Él todavía cree que se
va, pero no sabe que no”. No, no dimitiría en toda la legislatura, y eso a pesar de que también
por entonces se conocería que otro de los inquilinos de Amigo era Caja Extremadura, una
entidad sobre la que él, como consejero de Economía, tenía encomendada legalmente la función
de “ejercer el protectorado”.
Pero Manuel Amigo sabe demasiado y nadie en el PSOE osará cuestionar su continuación como
consejero hasta 2007 y su promoción en esa fecha a la presidencia de la Corporación
Empresarial de Extremadura. Amigo pertenecía al órgano máximo de la entidad desde 1993 y
había sido desde entonces su vicepresidente. Desde ahí también ha tejido una estrecha relación
con Íñigo de Oriol y con Ignacio Galán. A partir de 2008 se intercambiarán las
responsabilidades en la entidad. “Hasta el 2 de enero, el presidente de la Corporación era Íñigo
Oriol, y el vicepresidente un extremeño, que era yo. Ahora el presidente es un extremeño, y el
vicepresidente es el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. Es un cambio de
generosidad importante, porque entre otras cosas es el mayor accionista. No sólo pone
recursos, sino que pone tiempo”, declara Amigo. Dos años más tarde el veterano político
extremeño pasará a formar parte del Consejo de Administración de Iberdrola Renovables, “ un
cargo que le sitúa en el circuito del poder empresarial en España y en un sector emergente, la
energía renovable”, como apuntará la periodista Manuela Martín. Desde entonces y hasta
noviembre de 2012 compatibilizará la presidencia en la Corporación Empresarial, cargo al que
ha accedido a propuesta y en representación de la Junta de Extremadura (y por el que percibe
150.000 euros al año) con la pertenencia al Consejo de Administración de Iberdrola. En 2013 se
incorporará al Consejo de Administración de otra de las filiales de la eléctrica, Iberdrola
Renovables y Energia SA.
Con ser importante, el vínculo de Iberdrola con el poder político extremeño no se reducirá a
Manuel Amigo. La relación con Rodríguez Ibarra será también de afinidad y buena prueba de
ello es la participación de Ignacio Galán en el patronato inicial de la Fundación Centro de
Estudios Presidente Rodríguez Ibarra (FUNDCERI). Pero, con quien establecerá un lazo
estrechísimo el presidente de la eléctrica será con el sucesor de Ibarra al frente de la Junta, con
Guillermo Fernandez Vara. Un maridaje rayano en la corrupción, que todavía no ha recibido la
sanción moral que merece por parte de la sociedad extremeña.

El nepotismo es una forma de corrupción

Cuando las ideas no te dejan ver la realidad no son ideas, son mentiras.

Crematorio, Rafael Chirbes

La relación entre Fernández Vara e Ignacio Sánchez Galán es muy especial, porque en ella se
concentran tres tipos de vínculos de naturaleza muy distinta, el político, el amistoso y el

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familiar. La combinación de esos tres lazos siempre es muy delicada y, en demasiadas
ocasiones, la relación tiende a deslizarse al resbaladizo terreno del tráfico de influencias. En este
asunto, Vara es al mismo tiempo, político, amigo y padre. Y de sobra sabemos que las distintas
facetas de un ser humano no son disociables como las piezas de un lego.

El 10 de julio de 2010 contrajo matrimonio la hija del presidente de Iberdrola, Inmaculada


Sánchez. A la boda asistiría como invitado Fernández Vara, que ostentaba en ese momento el
cargo de presidente de la Junta de Extremadura. También lo hicieron otros políticos del PSOE y
del PP, algunos vinculados corporativamente a la entidad como Ángel Acebes o Manuel Marín
y otros no, como Bono o Francisco Camps. La asistencia a esta boda, de entrada, no
presupondría nada necesariamente lesivo para los intereses de Extremadura, pero la experiencia
nos invita, cuanto menos, a ser cautos. Las monterías de caza, el palco de los grandes estadios
de fútbol o las bodas de políticos y empresarios son algunos de esos espacios informales donde
se tejen o renuevan las afinidades, tanteos, tratos y corruptelas que acaban fructificando en los
despachos. Bastaría recordar la boda de la hija de Aznar y Ana Botella para extremar las
precauciones en el juicio. Preguntado en noviembre de 2021 por el periodista de La Marea,
Dani Domínguez, sobre la asistencia a la boda, Fernández Vara respondía concluyente: “Tengo
una relación con él porque es un empresario con intereses en Extremadura y yo soy el
presidente de la comunidad. Pero no tengo amistad íntima con él” 25. Íntima no, pero desde
luego, no parece que haya entre ellos demasiadas desavenencias. Sobre todo, si tenemos en
cuenta que Fernández Vara, será de nuevo invitado a la boda de otro de los hijos de Galán en
julio de 2014, cuando no desempeña la responsabilidad de presidente de la Junta, porque que él
y su partido estarán durante esa legislatura en la oposición.

Será en ese mismo año, 2014, según el propio testimonio de Vara, cuando su hijo, Guillermo
Fernández, comience a trabajar en Iberdrola, donde actualmente desempeña tareas como
“responsable de medios sociales” y gestiona la presencia de la empresa en plataformas
emergentes como TikTok. “Mi hijo entró de becario, por un convenio que tenía su universidad
con Iberdrola y ya después se quedó”. En la entrevista citada de Dani Domínguez, Vara dirá
que no tuvo “nada que ver” en la contratación del hijo y sostendrá que no tiene porqué inhibirse
en ninguna votación que tenga relación con la multinacional: “Si yo tuviera intereses directos, o
fuese accionista, tendría que hacerlo. Pero no por esto”. La universidad a la que se refiere el
político extremeño pero que no menciona es la Universidad CEU San Pablo, una universidad
privada dependiente de la Asociación Católica de Propagandistas. Vara es de esos socialistas tan
especiales que quieren tanto la educación pública que la desean solo para los hijos de los demás.
Pero volvamos al hilo de los hechos. Se equivoca o se autoengaña Vara al decir que él no tiene
intereses directos. No, claro que no, podríamos decir que en cierto modo su interés es en cierta
medida mayor aún, ya que es un interés filial.

En fin, por lo que se ve el hijo del expresidente extremeño es un muchacho tan talentoso que la
multinacional eléctrica ha decidido contratarlo sin que en ello influya para nada la
responsabilidad política del padre. El argumento es peregrino de por sí, pero se vuelve cómico
cuando uno se entera de que en los últimos años Iberdrola también ha contratado, entre otros
perspicaces retoños, a las hijas de otros políticos como José Bono, expresidente de Castilla La
Mancha, y de Rodolfo Ares, exconsejero de Interior en el País Vasco. ¡Cuánto talento condensa
nuestra clase dominante, cuánta sabiduría! El filósofo Michael Sandel ha definido esta soberbia
de los ganadores como la tiranía del mérito: “En una sociedad desigual quienes aterrizan en la
cima quieren creer que su éxito tiene una justificación moral. En una sociedad meritocrática
los ganadores deben creer que se han ganado el éxito gracias a su talento y esfuerzo. Pero,
¿qué hay de los padres y profesores que les ayudaron a llegar allí?” 26. El mérito, la coortada

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preferida por los ganadores en este tiempo de capitalismo salvaje, la contraseña de los
poderosos, de la clase privilegiada a la que ha pertenecido Fernández Vara desde la cuna.

Pero vayamos al vínculo que más importa en este caso, a la gestión y al terreno de la política. La
nueva edad dorada de Iberdrola en Extremadura está íntimamente relacionada con el papel
permisivo -cuando no cómplice- que viene desempeñando la Junta de Extremadura, con su
presidente a la cabeza. Sin ánimo exhaustivo señalaremos algunas de las actuaciones que
muestran el trato de favor que la multinacional viene recibiendo, en detrimento de la ciudadanía:

- Solo la constante movilización vecinal ha impedido que siguiera adelante el demencial


macroproyecto eólico en las Villuercas. Iberdrola, con la complicidad de la Junta, pretendía
instalar 36 aerogeneradores entre Garciaz, Madroñera y Conquista de la Sierra. Gracias a la
movilización popular, en enero de 2022 la eléctrica anunció el abandono de la pretensión.
- En abril de 2023 el Tribunal Supremo, a instancias de Adenex, ha rechazado el recurso
presentado en comandita por la Junta, el Ayuntamiento de Cáceres e Iberdrola, anulando la
modificación del Plan General Municipal de Cáceres que permitía grandes plantas solares
fotovoltaicas en el Suelo No Urbanizable de Especial Protección Llanos de Cáceres.
- “Hemos cambiado las leyes para ser la región donde antes se resuelven los permisos a las
empresas para poder instalarse”, declaraba Vara hace unos meses. El marco legal del que
presume Vara ha supuesto, como ha denunciado Ecologistas en Acción, un coladero de
proyectos en fraude de ley. Ha facilitado la fragmentación fraudulenta y ha dificultado las
alegaciones ciudadanas: “Es incomprensible que la administración autonómica parezca no
advertir estas maniobras cuando los proyectos que se les presenta afectan al mismo término
municipal o son colindantes, situados físicamente muy cercanos entre sí, incluso en parcelas
pegadas unas a otras. Pero aún se hace más evidente al comprobar que las plantas
fotovoltaicas, supuestamente independientes unas de otras, comparten una misma línea de
evacuación que finaliza en una subestación en común, ambas proyectadas para el servicio
único de estas instalaciones” 27.

- El caso de la planta Núñez de Balboa es todavía más escandaloso. Iberdrola, como señala Rafa
González, montó con corrupción y amenazas la mayor planta fotovoltaica de Europa, ubicada en
el término municipal de Usagre. Y, sobre todo, lo hizo con la complicidad del poder político que
de modo servil se sometió a los intereses de la eléctrica, que se prestó a tramitar la expropiación
de una finca, a pesar de que su propietario tenia con Iberdrola un contrato de arrendamiento. En
mayo de 2022 el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura ha dictado una sentencia que
obliga a la compañía a devolver el suelo a ese vecino de Usagre y declara nula la resolución de
la Dirección General de Política Energética y Minas que permitía la expropiación. Además, a
principios de 2023, la Fiscalia ha pedido 12 años de inhabilitación para el exalcalde y la ex
primera teniente de alcalde de Usagre, por prevaricación. Por si esto fuera poco, el litigio se ha
adentrado en un sendero inquietante, que evoca las prácticas de la mafia: unos meses después de
la sentencia, a finales de octubre, ardía una nave del dueño que ha ganado el pleito a Iberdrola.

Se da la circunstancia de que la planta de Usagre fue inaugurada por Fernández Vara e Ignacio
Galán en marzo de 2019. Y precisamente uno de los trabajos propagandísticos de Guillermo
Fenández, el hijo del presidente de la Junta, fue la realización de un vídeo promocional de esta
planta. El video que canta las excelencias del proyecto Núñez de Balboa fue difundido por
Iberdrola el 11 de diciembre de 2019. Ojo, al dato, veinte días después de que se conociera que
el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Llerena había abierto una investigación por
presuntos delitos de prevaricación urbanística, tráfico de influencias, estafa y corrupción en los
negocios en esa planta fotovoltaica. Blanco y en botella.

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- Hemos dejado para el final el asunto más escabroso de todos, el de los desembalses que
Iberdrola realizó en Valdecañas en el verano de 2021, que generó una enorme indignación y
alarma social. Iberdrola, en flagrante delito, dejó la cota del pantano en su mínimo histórico,
provocando el desabastecimiento para el consumo humano, la agricultura y la ganadería.
La actuación de Iberdrola obedecía a una razón especulativa evidente: producir energía
hidroeléctrica barata y venderla cara. A la compañía le costaba producirla 3 euros/kilovatio y la
vendía a 140 euros, y lo hacía precisamente en el momento en el que las tarifas estaban más
altas para los consumidores. Pero este robo a toda la ciudadanía española se convertiría para los
extremeños en una auténtica humillación. Los alcaldes de Almaraz (1.726 habitantes), Belvís de
Monroy (733) o Saucedilla (852), pertenecientes a distintos partidos, denunciaron el
desabastecimiento de la población. En todos los casos, además, el parón en el suministro llegaba
sin previo aviso siquiera por parte de la compañía. No era la primera vez que lo hacía, ni mucho
menos. En el año 2020 ya dejaron sin agua a los agricultores y ganaderos de Peraleda de la
Mata. Pero en esta ocasión sería aún más brutal. Iberdrola “turbinó hasta las ranas”, como dijo
uno de los vecinos. Y un año después, como ha señalado el alcalde de Belvís de Monroy, Marco
Pascasio, “la realidad es que el pantano de Valdecañas sufre un gran deterioro ambiental; al
final hemos perdido un entorno único a cambio de un charco putrefacto y maloliente”.
Y, ante el atropello, ¿cuál fue y ha sido la respuesta de la Junta? Ninguna, sólo decir que no
tiene competencias. Pasó más de un mes entre la denuncia de los pueblos y la primera reunión
de la consejera para la Transición Ecólogica, Olga García, con el secretario general de Medio
Ambiente. Iberdrola se saltó a la torera la Ley de Aguas, que establece en su artículo 60 la
preferencia de uso en favor del abastecimiento a la población y a los usos agrarios. Y hizo lo
mismo con la Ley de Pesca y Acuicultura de Extremadura, que dispone en su artículo 33.1, que
“cuando, por razones justificadas sea necesario (...) disminuir el contenido de embalses, con
riesgo grave de mortandad para la fauna acuática, el Organismo de Cuenca o los titulares
concesionarios correspondientes deberán comunicar al órgano competente en materia de pesca
las fechas de las operaciones al menos con diez días de antelación”. Pero, sin embargo, la
compañía ni lo comunicó ni ha tenido ninguna sanción por parte de la Junta. Y, para acabar de
completar el cuadro del conchabeo, el partido de Fernández Vara se negó a constituir una
comisión de investigación en la Asamblea de Extremadura, no permitió siquiera una comisión
de estudio y llegó incluso a impedir la comparecencia en el parlamento regional de los alcaldes
afectados.
La connivencia y sumisión reiterada de la Junta y muy especialmente de quien fuera su
presidente, Guillermo Fernández Vara, ausente frente a tanto atropello, constituyen una
deslealtad hacia el pueblo de Extremadura. El nepotismo y las puertas giratorias son formas de
corrupción, de entreguismo en este caso a la empresa más poderosa de cuantas actúan en
Extremadura. El nepotismo y el clientelismo en general se han convertido en formas demasiado
habituales en el ejercicio del poder en nuestra tierra. Han acabado por presentarse con el ropaje
de lo natural e irremediable. Por eso es quizás una de las expresiones más graves de corrupción
ideológica y moral.
En los últimos años en Extremadura se está viviendo una aceleración de la dinámica
extractivista. La amenaza de proyectos de minas a cielo abierto, el alicatado con placas solares
de más de 30.000 hectáreas, los megaproyectos de ocio que se anuncian y la prolongación casi
cantada del funcionamiento de la central nuclear de Almaraz son algunas muestras de esa fiebre
irracional y esquilmadora, de esa vuelta de tuerca en el colonialismo interior. Una dependencia
que ha acarreado históricamente paro, pobreza, emigración y caciquismo. Hay que parar la
colonización energética en marcha y eso sólo puede hacerse desde la participación activa del
pueblo extremeño, organizándose, trazando una amplia alianza social, uniendo luchas locales y

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globales y construyendo entre todos un horizonte alternativo común. La energía es un bien
público, que no debería estar nunca en manos de unos pocos. Acabar con la colonización,
socializar la energía, organizar la Extremadura de la dignidad. Esa es la tarea. Hagamos nuestro
el bello poema de Luis López Álvarez, convertido hoy en himno popular para muchos
castellano-leoneses:

Común es el sol y el viento,


común ha de ser la tierra.
que vuelva común al pueblo
lo que del pueblo saliera.

Notas:

1. Mª Ángeles Fernandez y Jairo Marcos : Memorias ahogadas. Los impactos secretos de los
pantanos:https://ctxt.es/es/20200801/Politica/33132/Maria-Angeles-Fernandez-J-Marcos-
pantanos-embalses-janovas.htm

2. Costa, Joaquín (1993): Oligarquía y caciquismo. Alianza Editorial

3. Fernández de la Mora, Gonzalo (1976): El estado de obras. Editorial Doncel

4. Domínguez, Dani (2022): IBEX 35. Tres décadas marcando la agenda política de España y
de tu bolsillo. La Marea Ediciones

5. Maestre, Antonio (2019): Franquismo S.A. Editorial Akal

6. Tamames, Ramón (1977): La oligarquía financiera en España. Planeta

7. Malló, Oriol (2022): El informe Iberdrola. Por qué el capitalismo verde no salvará el mundo.
Editorial Txalaparta

8. Moreno de Acevedo, Alfonso (1977): Lo que el pueblo debe saber. Diario Hoy, 13-02-1977

9. Álvarez Solís, Antonio (1976): Qué es el búnker. La Gaya Ciencia.

10. Chirbes, Rafael (2000): La caída de Madrid. Anagrama. En el texto se incluyen tambien
citas de otras novelas del autor: Crematorio, En la orilla y Los disparos del cazador

11. Malló, Oriol: obra citada.

12. Martín Seco, Juan Francisco (1997): La pinza. Dos partidos y una sola politica economica
verdadera. El Viejo Topo

13. Juste, Rubén (2017): IBEX 35. Una historia herética del poder en España. Capitán Swing

19
14. Villena, Andrés (2019): Las redes de poder en España. Élites e intereses contra la
democracia. Roca Editorial

15. Cuneo, Martín (2021): Las eléctricas, el retiro dorado de la política. El Salto
https://www.elsaltodiario.com/multinacionales/puertas-giratorias-ministros-secretarios-estado-
energia-enagas-red-electrica-iberdrola-endesa-abengoa-retiro-dorado-de-la-politica

16. Naredo, José Manuel (1978). Extremadura saqueada, Recursos naturales y autonomía
regional. Editorial Ruedo Ibérico. También el artículo de Naredo en (2018): Dominación y
(neo) extractivismo. 40 años de extremadura saqueada. Campo Adentro.

17. Beirás, Xosé Manuel (2022): La teoría del atraso económico de Galicia en retrospectiva.
En Marxismo, nación y territorio. Los libros de la catarata

18. Club Senior (2021): Cómo evitar la tercera colonización energética de la región. Club
Senior

19. Malló, Oriol: obra citada

20. Locuciones Iberdrola (2012): Iberdrola en tiempo de vals.


https://www.iberdrola.com/documents/20125/41260/locucion_tiempo_vals.pdf/

21. Club Senior: obra citada

22. Irene de Miguel (2021): Las placas solares no se pueden comer. Periódico Extremadura,
abril 2021
https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2021/04/29/placas-solares-comer-
49844265.html

23. Iglesias, Mª Antonia (2005): La memoria recuperada. Lo que nunca han contado Felipe
González y los dirigentes socialistas. Editorial Debolsillo

24. Martín, Manuela (2008): Entrevista a Manuel Amigo. Diario Hoy, 17 de febrero de 2008.
También, Manuela Martín: Del poder político al económico. Diario Hoy, 28 marzo 2010

25. Domínguez, Dani (2021): La relación entre el presidente extremeño Fernández Vara e
Iberdrola. La Marea, 8 noviembre 2021 https://www.lamarea.com/2021/11/08/la-relacion-entre-
el-presidente-extremeno-fernandez-vara-e-iberdrola/

26. Sandel, Michael (2020): La tiranía del mérito.


https://www.youtube.com/watch?v=O17b0mbcazk

27. Ecologistas en Acción (2020): Denuncian la creciente burbuja fotovoltaica.


https://www.ecologistasenaccion.org/151197/denuncian-la-creciente-burbuja-fotovoltaica/

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