Inhibición de la acción

Simposio Gador

Inhibición de la acción
¿Instinto, memoria olvidada o conducta epigenética?

Andrea Márquez López-Mato

Médica psiquiatra.
Docente Titular de Psiconeuroinmunoendocrinología. Curso de especialistas en Psiquiatría de Adultos. Unidad
Académica Moyano. Universidad de Buenos Aires y Master de Neurosicofarmacología de la Facultad de Medicina
de la Fundación Barceló.
Presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica - AAPB -
Secretaria Científica de la Federación Latino Americana de la Sociedad de Psiquiatría Biológica FLAPB.
Directora del Instituto de Psiquiatría Biológica Integral -ipbi- (Instituto de asistencia, docencia e investigación
psiquiátrica).
Ex vice Directora del Master de Neuropsicofarmacología de la Facultad de Medicina de la Fundación Barceló.
Ex vice presidente del Colegio Argentino de Neuropsicofarmacología y de la Asociación Argentina de Psiquiatría
Biológica.
Autora y coautora de 80 artículos sobre distintos temas de la especialidad publicados en libros y revistas argentinos
y lationoamericanos.
Autora y compiladora de 6 libros, el último Afrodita Apolo y Esculapio Diferencias de género en salud y enfermedad.

Celebremos los efectos sorprendentes que los éxitos del proyecto genoma han tenido
en el pensamiento biológico.
En contra de todas las expectativas, en vez de respaldar las bien conocidas
ideas del determinismo genético, les han planteado problemas críticos.
Han socavado radicalmente el concepto de gen.
Se ha empezado a reconocer que éstos no representan un fin en sí mismos,
sino el principio en una nueva era de la biología.

Evelyn Fox Keller.

El siglo del gen

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En 1983 Gador organizaba la visita a la Argentina de una de las mentes brillantes en el estudio
de las conductas del ser humano y quien fuera considerado un verdadero filósofo del comporta-
miento: el Profesor Henri Laborit.
En aquella memorable visita Laborit presentó con sorprendente claridad al Cuerpo Médico
Argentino las bases de su teoría de la Inhibición de la Acción.
Planteaba entonces su visión de “la huella”, de la traza biológica, que tanto la experiencia
social, como la memoria, el aprendizaje y la imaginación creadora, dejan en nuestro sistema ner-
vioso, como bases del comportamiento individual y social, sentando las bases de una concepción
epigénica de la conducta.
H. Laborit generó siempre un intenso y enriquecedor debate del que no hubo rama del conoci-
miento que estuviera ajena.
En el presente trabajo la Dra. Andrea Márquez López-Mato actualiza a la luz de los últimos
avances de las ciencias del comportamiento y de la epigenética algunos de los modelos de la
neurobiología que él teorizó.

Agradecemos muy especialmente a la autora de este trabajo por la excelencia de su contribución

intelectual que nos permite volver a explorar los magníficos aportes de uno de los más relevantes
pensadores-científicos del siglo que acaba de finalizar.

Gador S.A.
Marzo, 2006.

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 Inhibición de la acción

Inhibición de la acción
¿Instinto, memoria olvidada o conducta epigenética?

En mi conferencia voy a hacer un original inmovilización que es el sobrecogimiento. La

aporte basándome en las teorías de Henri
Laborit. Voy a hablar entonces de la inhibi-
ción de la acción, según las teorías de Laborit
y de Ernest Kretschmer y vamos a ver si dicha
inhibición de la acción es instintiva, si es una
memoria que se pretendió o se prefirió olvi-
dar, o si es una conducta epigenética.
Para introducirnos en la obra de Laborit tene-
mos que releer, antes, a Kretschmer, porque
como reza el aforismo si queremos novedades
tenemos que volver a los clásicos.
Kretschmer dice que, desde muy antiguamente
en la escala filogenética, ante una amenaza hay
dos formas de reacción: una con tempestad de
movimientos que es el sobresalto y otra con
primera es irreflexiva, una suerte de superpro-
ducción de movimientos sin objetivo preciso,
basada en mecanismos automáticos primitivos
en cortocircuito. Podemos encontrar ejemplos
de ese tipo de fenómeno en el niño, en las
reacciones de pánico (a las que aludió Krets-
chmer aunque no las llamó así), en las hiper-
quinesias psicóticas o en las hiperquinesias
histéricas.
Por su lado, la reacción de inmovilización
consiste en una ausencia de respuesta a
estímulos externos, es paralizante, irreflexiva
o reflexiva, automática, y se observa, por
ejemplo, en la catalepsia, en la hipnosis, en
la neurosis traumática, en las anulaciones

“nous sommes la trace qu' ont laissés

les autres dans notre système nerveux,
dans les rapports que nous avons eus
avec eux”

Henri Laborit

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sensoriales o motoras histéricas o en los peces
que presentan un cambio mimético de color o
de temperatura.
Gaupp decía que la histeria es un modo anor-
mal de reacción a los imperativos de la vida
y Kretschmer que es una forma de reacción
del fondo anímico-impulsivo y que si bien
es teleológica está preconfigurada biológica-
mente. No es la cultura la que determina la his-
teria. Bühler afirmaba que los instintos son la
herencia de modos acabados y útiles de com-
portamiento, y yo agregaría que los modos de
reacción a la amenaza son endógenos, per-
sonales. Y decimos “personales” para involu-
crar en esa noción el concepto de herencia
epigenética.
Laborit decía que los seres humanos somos
nada más que la traza que los otros dejan en
nuestro sistema nervioso. O sea que somos la
empatía que pudimos hacer con los otros.
Ya en sus primeras obras Laborit se interro-
gaba sobre qué es lo que hace a un objeto
gratificante. Y concluía diciendo que todos
nosotros nacimos para buscar objetos que nos
den placer y que nos gratifiquen. Todos, desde
los peces hasta los seres humanos. Un objeto
gratificante nos genera necesidad de apropiár-
noslo, queremos tenerlo; esto es resultado de
un aprendizaje y no de un instinto, hay que
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desarrollar competencia para seguir tenién-
dolo, y conservar su uso y disfrute. ¿Cuál es el
resultado que nos genera tener un objeto gra-
tificante? Buscar el predominio y tener agresi-
vidad competitiva. Laborit decía que hay tres
tipos de agresividad: depredadora, defensiva
y competitiva.
La depredadora es un impulso animal, no es
adquirida, no implica afectividad. Cuando un
león va a comer a una gacela, no la odia, sim-
plemente necesita alimentarse. No hay afecti-
vidad en ese comportamiento, es una conducta
innata, genéticamente determinada. Desapa-
rece una estructura orgánica, la gacela, y
aumenta la entropía de todo el sistema.
El segundo tipo es la agresividad competi-
tiva, que se presenta cuando son dos los leones
que pretenden comerse a la misma gacela. En
ese caso ya se requiere afectividad, puesto que
uno tiene que derrotar al otro. Si bien hay
una base innata, ya empieza a existir una con-
ducta adquirida. Hay competencia con otro
organismo, con el otro león, uno tiene que
llegar primero. Hay capacidad adquirida refor-
zadora, y el que llega primero refuerza la gra-
tificación, hay más placer y cada vez va a tener
más agresividad competitiva.
El tercer tipo de agresividad es la defensiva,
que es la de la gacela. Ella no puede com-
petir contra el león, tiene que defenderse. La
 Inhibición de la acción
Figura 1
AMENAZA - Tipos de respuestas
Epiléptica - Histérica - Catatónica
Fight - Flight
Excitación - Inhibición de la acción
Fight - Flight - Faint - Freeze
agresividad defensiva resulta de un estímulo
doloroso o, en niveles superiores de la escala
zoológica, de un estímulo displacentero, y
aparece cuando la huida es imposible. Cuando
hay miedo o amenaza pero no se puede: luchar
(fight), ni volar (flight), ni desmayarse (faint),
ni congelarse (freeze) (las cuatro conductas
básicas de reacción ante una vivencia amena-
zante). ver figura 1
¿Cuál es la consecuencia de esa agresividad
defensiva animal?
La lucha, que generalmente no puede entablar,
o la inhibición. Está orientada hacia un agente,
a un ser o a un grupo. Vamos a ver que esa forma
de agresividad la tiene la gacela y la tenemos
nosotros. Siempre está ligada a un estímulo, es
5
Krestchmer
Cannon
Laborit
Cognitivismo
Márquez López-Mato 05
adquirida y requiere afectividad. Aunque más
no sea presupone una emoción de miedo, que
es una expresión de la afectividad.
La agresividad defensiva en los humanos
produce la inhibición.
Laborit la denominaba agresividad de angus-
tia o irritabilidad. De angustia cuando hay
inhibición, de irritabilidad cuando todavía se
intenta luchar. La agresividad, repito, resulta
de la imposibilidad de huir o luchar. ¿Cuáles
son las consecuencias para Laborit? Altera-
ciones psicosomáticas, trastornos de ansie-
dad, depresión, ineficacia de la acción, la
hopelessness (nuestra desesperanza adquirida,
expresada en el “ya no puedo luchar”, “ya me
entregué”, en la sumisión al dominante).
Se entiende así que no siempre lo adaptativo es
enfrentar las cosas y luchar, sino que a veces
lo adaptativo tiene que ser no actuar e inhi-
birse. Y entonces, la violencia, la tempestad de
movimientos se evita activamente luchando o
huyendo; cuando esto empieza a ser desadap-
tativo, se recurre a una evitación pasiva, un
síndrome de inhibición y se puede entrar en
depresión.
La agresividad, entonces, es la respuesta ins-
tintiva o aprendida a lo que nos ponga en peli-
gro. Pero ¿en qué tipo de peligro? Cannon
hubiera dicho una alteración de la homeosta-
sis, Bernard un desequilibrio del medio interno
y Freud una situación de displacer.
Figura 2
¿Qué es lo que ocurre en el cerebro para
que esto pase? Hace treinta o cuarenta años,
cuando aún no se contaba con neuroimágenes,
Laborit ya decía que en el comportamiento de
consumo, cuando hay recompensa y placer,
se refuerza la estrategia comportamental de
placer. Y postulaba que esta función estaba
mediada por el fascículo prosencefálico medial
que sabemos que es el efector del sistema lím-
bico, que utiliza dopamina y noradrenalina.
También decía que cuando el comportamiento
nos da un resultado negativo de no recompensa
o dolor, obviamente se reprime la estrategia
con lucha o huida, como veníamos diciendo.

AGRESIVIDAD DE ANGUSTIA
O IRRITABILIDAD
es el equivalente humano de la agresividad defensiva
- Inhibición -
(resulta de la imposibilidad de huir o luchar)

CONSECUENCIAS
• Alteraciones psicosomáticas
• Trastornos de ansiedad
• Depresión
• Resulta de un aprendizaje de la ineficacia de la acción
• ¨Hopelessness¨
• Sumisión al dominante

Márquez López-Mato, 05. Adaptado de Laborit

6
 Inhibición de la acción
Esto significa que aparece una evitación activa,
y, si continúa la “no recompensa”, se va a la
evitación pasiva. La genialidad de Laborit fue
además vincular todos estos fenómenos con el
sistema periventricular, con la acetilcolina y
con aminoácidos rápidos. Ver figura 2.
¿Qué es lo que dice hoy Gray? Todo el sis-
tema de ansiedad está vinculado a la sustancia
gris periacueductal. En la depresión o en el
estrés crónico los signos neurobiológicos de
la derrota de los sistemas activadores cul-
minan en que el hipocampo se atrofia y deja
de funcionar. Y sabemos además que tanto
sea por la hiperactividad adrenal en el estrés
crónico o en la depresión, o sea por hipoacti-
vidad adrenal en el estrés agudo, se terminan
alterando los sistemas de memoria.
En la depresión o en el estrés
crónico los signos neurobiológi-
cos de la derrota de los sistemas
activadores culminan en que el
hipocampo se atrofia y deja de
funcionar.
Pero volvamos a Laborit. En otro de sus libros:
“La agresión desviada”, que en realidad es un
texto sociológico dice que “… La originalidad
del hombre entre las especies animales parece
7
residir en el desarrollo de sus sistemas aso-
ciativos. Los procesos de memoria no parecen
estar más desarrollados en él que en las espe-
cies animales, pero el hombre sabe, quizás,
protegerlos mejor; gracias, probablemente, a
sus posibilidades asociativas más ricas y más
complejas. Puede recordar y puede olvidar.”
Afirma que todo es el resultado de adquirir
y asimilar la información que nos ofrece el
medio, pero que lo más importante en este
proceso es la imaginación creativa a partir de
la memoria. ¿Y por qué digo esto? Porque el
hipocampo hace que nosotros recordemos, y el
hipocampo, la amígdala y la corteza prefron-
tal hacen que olvidemos, o sea que el circuito
forma recuerdos y forma olvido. ¿Y qué hace
la imaginación?: reforma o deforma recuer-
dos. Porque la imaginación, aun cuando no
haya memoria sigue activa.
¿Y qué decía Laborit?: “Para que la función
imaginativa creadora sea posible son necesa-
rios varios factores además de los elementos
memorizados”. Hoy hablaríamos en términos de
memoria semántica y memoria episódica, pero
lo importante es que él habla de intersección,
recalcando que cuantos orígenes más variados,
cuantos más estímulos se tengan mejor va a ser
la memoria, porque mejor será la posibilidad
de asociación cortical o subcortical.
Otro factor importante para la función crea-
dora es no estar continuamente sumergidos
en influjos del medio ambiente que conduz-
can a un comportamiento de emergencia.
O sea que para poder imaginar, es imprescin-
dible poder sobrevivir, que es precisamente
lo que nos está faltando en muchas de nues-
tras clases sociales. Dice Laborit: “La super-
vivencia inmediata anula la realización de
comportamientos más sutiles que resultan del
descubrimiento de soluciones nuevas todavía
no experimentadas para los problemas plan-
teados por las variaciones energéticas que pro-
duce el medio”. En otras palabras, no se puede
imaginar ni se puede memorizar si no se puede
sobrevivir adecuadamente. Después de todo,
la síntesis proteica para memorizar u olvidar
requiere de aminoácidos y requiere tener sus-
tancias plásticas que ingresen al sistema ner-
vioso para poder obtener energía.
“El mantenimiento del entorno por la espe-
cie, que lo hace menos agresivo, es un factor
cierto de evolución y de creación” señala
Laborit, y agrega: “Por ello el medio social
en el cual nace el niño tiene tanta impor-
tancia. Lo que su sistema nervioso interiori-
zará será el capital de informaciones. Todas
las actividades nerviosas que resultarán de
estas relaciones con su entorno social pobla-
rán su cerebro de reptil y su antiguo cerebro
de mamífero convertidos en inconscientes.
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Constituirán la base de su comportamiento,
de sus juicios de valor, constituirán la trama
profunda de su personalidad”.
“Por ello el medio social en
el cual nace el niño tiene tanta
importancia. Lo que su sistema
nervioso interiorizará será el
capital de informaciones. Todas
las actividades nerviosas que
resultarán de estas relaciones
con su entorno social poblarán
su cerebro de reptil y su anti-
guo cerebro de mamífero
convertidos en inconscientes.
Constituirán la base de su com-
portamiento, de sus juicios de
valor, constituirán la trama pro-
funda de su personalidad”.
Henri Laborit
En otras palabras, a lo que apuntaba el pen-
sador franco-vietnamita es que todo lo que
vivimos y, más todavía, lo que dejamos al
morir es información, porque somos informa-
ción, somos información genética e informa-
ción cultural. Eso somos y eso dejamos.
Por otro lado, el conocimiento del genoma
humano ha socavado radicalmente el concepto
de gen porque nos ha demostrado que la cul-
tura es más genética que la genética. Ahora
sabemos que los genes patrón, los genes here-
 Inhibición de la acción

ditarios, no son lo principal. Lo principal es un gran neurofisiólogo llamado Segismundo

el gen transcriptor, que es el que hace nuestro
fenotipo, ése es el que produce una enferme-
dad. El gen regulador es el director de cine
que corta, empalma y edita el mensaje que le
trae el gen patrón. Y entonces, hoy sabemos
que para que se tenga una predisposición a
una enfermedad -y no me canso de decir que
ésta es la explicación neurobiológica de lo que
Freud describió en sus series complementa-
rias- involucra tanto la predisposición genética
como los eventos adversos tempranos. Ambos
hacen que se tenga una disposición, un handi-
cap, una vulnerabilidad por lo cual ante even-
tos vitales, o traumas o conflictos o estrés van
a producirse cambios conductuales emociona-
les. Ver figura 3.

Figura 3

Predisposición genética Eventos adversos tempranos

Fenotipo vulnerable

Hiperactividad eje CL HHPA

Hiperactividad NA
Disminución neurogénesis
Aumento neurotoxicidad

Vulnerabilidad al Stress ante

Eventos Vitales
Eventos Vitales
o traumas de adultez

Alteraciones Biológicas Cambios conductales

y emocionales

• depresión
• ansiedad

Márquez López-Mato, 03. Adaptado de Nemeroff

9
Como ejemplo de la predisposición genética,
valga el de la forma heredada del transportador
de serotonina (SERT). Según el tipo de trans-
portador de serotonina con el cual se nazca
se está protegido, o no, de sufrir una depre-
sión ante situaciones estresantes. Si se poseen
alelos largos, no se va a hacer depresión por
estrés. Pero el 70% de la gente tiene alelo
corto o mixto, y ellos sí van a hacer depre-
sión post estrés. Esto ya está demostrado en
muchísimos trabajos. Sabemos que el 70% de
las personas tiene alelo corto o alelo mixto y
poseen menor capacidad funcional del trans-
portador de serotonina, con lo cual, ante estrés
acumulado o principio de depresión van a
responder solamente a drogas duales.
Como ejemplo de las vivencias tempranas es
muy conocido el modelo de Meaney de las
modificaciones neurobiológicas y conductua-
les de ratas nacidas y/o criadas con distintos
tipos de madres. Pero, en experiencias traumá-
ticas tempranísimas, Schultz demostró en rato-
nes que nacieron de probeta que esos animales
nacen con amígdalas de menor tamaño, menor
respuesta al miedo, menor asociación amíg-
dala-corteza prefrontal y menor asociación cor-
teza prefrontal-corteza. Con lo cual no tendrían
la memoria autobiográfica ni las respuestas de
alerta imprescindibles para la supervivencia.
Tiene que quedar en claro que los abusos o

La regulación de la expresión de genes por factores socia-

les permite que todas las funciones corporales, incluyendo
las del cerebro, sean susceptibles de influencias sociales, las
cuales serán biológicamente incorporadas en la expresión
modificada de genes específicos.

Estos cambios, no sólo contribuyen a las bases biológicas de

la individualidad, sino también son presumiblemente res-
ponsables de la iniciación y mantenimiento de anormali-
dades de la conducta inducida a través de contingencias
sociales.
Eric Kandler, un nuevo marco teórico para la psiquiatría

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 Inhibición de la acción

neglect, en los tres primeros años de vida

quedan marcados en el sistema nervioso cen-
tral y tiene consecuencias en la maduración de
todas las vías psiconeuroinmunoendócrinas.
Toda la patología psiquiátrica se produce por
exceso o por defecto de neurotransmisión de
memorias, de neurohormonas o de “mimos”.
Eso se va a traducir de por vida en huellas
neurobiológicas que se traducen en tenden-
cia a la depresión o al estrés.
Comprender las cosas así permite una recon-
ciliación entre todas las escuelas que han estu-
diado el desarrollo humano, ya que desde esta
óptica, por ejemplo, las experiencias tempra-
nas de Freud son lo mismo que el imprinting
de Lawrence, el troquelado de Rof Carballo o
la huella de Laborit.
¿Qué es entonces la inhibición de la acción?
¿Es instintiva, es aprendida?
Toda la patología psiquiátrica se
produce por exceso o por defecto
de neurotransmisión de memo-
rias, de neurohormonas o de
“mimos”. Eso se va a traducir de
por vida en huellas neurobiológi-
cas que se traducen en tendencia
a la depresión o al estrés.
Lo cual sería equivalente a decir ¿Es genética
o es epigenética?
¿Es una memoria que me impulsa a no res-
ponder al estímulo o es un olvido de que yo
tenga que responder a ese estímulo?
¿Se hace a propósito, se produce espontánea-
mente o es aprendida?
Yo creo que la inhibición de la acción es
un fracaso del mecanismo regulador ins-
tintivo de las conductas de lucha o huida.
Que la inhibición de la acción puede ser un

Figura 4

SISTEMA DE INHIBICIÓN DE LA ACCIÓN

(Laborit, 1971)

• Implica un bloqueo de acción.

• Es un estado de espera en tensión.

• Mediado básicamente por 5HT y AcH y con

hiperestimulación de CRH.

Márquez López-Mato, 03. Adaptado de Nemeroff

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olvido necesario de una memoria ancestral.
Es necesario olvidar para poder subsistir. La
inhibición de la acción es instintiva, pero
también es aprendida, por lo cual la inhi-
bición de la acción tiene herencia genética,
como en la gacela; herencia epigenética, en
primates superiores y en nosotros, herencia
cultural. Ver figura 4.
MacLean gustaba decir que somos un jinete
neocortical sobre un caballo límbico. Pero
¿por qué creer que lo neocortical es lo princi-
pal? Yo creo que somos tres animales juntos,
y gracias a la evolución seguimos siendo tres,
tratando permanentemente de llegar a la inte-
gración. Integrando placer y dolor como anta-
gónicos, en la búsqueda de la recompensa y
excitación e inhibición como antagónicos, en
la búsqueda del control.
Y para terminar esta conferencia, en la que
hablamos de contrarios y no de complemen-
tarios pero demostramos cómo lo que genéti-
camente es contrario, epigenéticamente puede
ser complementario, les comento una cita de
José Saramago: “Pretendemos comprender
la vida a través de sus coherencias e iden-
tidades, cuando ciertamente éstas se expli-
can por sí solas”, pienso en los mecanismo
de memoria, “y no nos aportan nada; debe-
ríamos buscar la comprensión a través de
sus contradicciones”, pienso en porqué olvi-
damos, no porqué recordamos, “pues éstas sí
nos aportan información de la vida y la rea-
lidad”.

Los organismos no se hacen, crecen.

El genoma no es un plano para construir un organismo

sino una receta para “cocinarlo”.

Los condimentos son nuestras vivencias.

Andrea Márquez López-Mato, 2005