La vigilancia del trabajo de parto debe de incluir la verificación y registro de la
contracción uterina y el latido cardiaco fetal, antes, durante y después de la contracción uterina al menos cada 30 minutos; y la verificación y registro del proceso de la dilatación y borramiento cervical a través de exploraciones vaginales. En la primera mitad de la práctica se realizaron las maniobras de Leopold, con gran valor semiológico, que consisten en cuatro acciones distintas que ayudan a determinar la estática fetal. Importante hay que mencionar que antes de la exploración se realizó el lavado clínico de manos de manera correcta. Hablando de la primera maniobra, esta nos es de gran utilidad para determinar tanto la situación como la presentación colocando ambas manos en el fondo uterino e identificando lo que se palpa, si es redondo, resistente, regular y se logra apreciar un breve peloteo en las manos, muy probablemente sea la cabeza fetal (presentación pélvica); en caso contrario si lo que se percibe es irregular con partes blandas y duras, a ello se le atribuye la pelvis del feto (presentación cefálica). En la segunda maniobra, situamos ambas manos a los lados del útero agrandado para identificar lo que conocemos como posición fetal, es decir si el dorso del feto se encuentra en el lado derecho o izquierdo de la madre, siendo esta última la más frecuente; esta maniobra nos ayudara igual para indicar el lugar para colocar el pinar o el tococardiógrafo y medir la frecuencia cardiaca feta. Pasando a la tercera maniobra, coloqué la mano dominante justo por arriba de la sínfisis del pubis entre el pulgar y el índice para confirmar la presentación y en esta verifiqué el signo del peloteo fetal, que, si es positivo, no se moverá y nos indicara encajamiento, en cambio si es negativo se dice que todavía no está encajado y es móvil. Por último, la cuarta maniobra mide la altura del descenso-encajamiento, la cual realicé dándole la espalda a la paciente y colocando 3 dedos de cada mano por los bordes inferiores del útero hasta el pubis. La segunda mitad de la práctica consistía en el tacto vaginal que nos es de gran ayuda para evaluar el comienzo y la progresión del parto, por medio de la evaluación del cuello uterino, su consistencia, el grado de borramiento (disminución del grosor de las paredes del cuello uterino), la dilatación (grado de abertura del cuello uterino) y en caso de ser posible nos ayuda a identificar la presentación del producto. Antes de poder realizar el tacto, se realizó técnica aséptica (lavado de manos y enguantado) y se pidió el consentimiento simulado de la paciente. La técnica correcta del tacto vaginal es con los dedos pulgar y anular de la mano dominante se realiza la abertura de los labios mientras que los dedos índice y medio de la misma mano se introducen rígidos y unidos; al llegar al contacto con el cuello uterino, se evaluó el grado de borramiento (que en mi caso fue del 40%) y dilatación (de 4-5cm). Tras el análisis, podemos deducir que la vigilancia del trabajo de parto tiene como fin controlar la evolución del embarazo y obtener una adecuada preparación para el parto y la crianza del recién nacido, con la finalidad de disminuir los riesgos de este proceso fisiológico. Además, el objetivo de esta práctica fue aplicar las técnicas y maniobras necesarias para la correcta vigilancia del trabajo de parto y posterior atención de este. Teniendo en cuenta que las maniobras de Leopold nos son útiles para evaluar la realización de un parto por vía vaginal o cesaría y evaluar sufrimiento fetal; en cuanto que el tacto vaginal nos podrá orientar la evolución del trabajo de parto de la madre, así como su ingreso a la sala de parto, teniendo como referencia que la dilatación óptima para la expulsión son de 10 cm.