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Puntualizaciones clases Haidee Garibaldi 2020.

Clase 1: Coordenadas para una lectura del Seminario X

Les envío algunas coordenadas para introducirnos en la lectura del Seminario X “La Angustia “de J.Lacan.

Vamos a aventurarnos en la lectura de este seminario. Experiencia interesante y a la vez inquietante. Tal vez es la
primera vez, a lo largo de la carrera, que se propone leer todo un Seminario de Lacan.

A la vez vamos a incluir otras lecturas y a poner en relación algunos puntos cruciales del seminario, con el programa
de la Catedra.

Como casi todos los seminarios de Lacan, las cosas quedan planteadas en las primeras clases y después lo va
ajustando. Ajustando al discurso podríamos decir.

Por eso les propongo LEER SIN TRATAR DE ENTENDER. Lean las dos primeras clases de ese modo, subrayando,
anotando preguntas, pero no se planteen tratar de entender “qué quiso decir”.

Les propongo que sigan leyendo, aunque no se entienda, al final de la lectura -o de la re lectura- va quedando un hilo
lógico que se extrae del texto. Si se logra esa posición al leer, si se tolera lo inquietante de leer sin tratar de
entender, entonces se puede establecer una relación solidaria entre leer y escuchar. Ya no se trata de un trabajo
intelectual, sino que se trata de una forma de la práctica analítica. La lectura, en ciertas condiciones, es una forma de
la práctica.

Me voy a referir ahora a algunas cuestiones generales que, ojalá, permitan encontrar una buena posición para leer.

Al comienzo, Lacan sitúa una serie de referencias para los que vienen siguiendo sus seminarios anteriores, por ahora
me parece que no conviene detenerse mucho ahí si no es una referencia para ustedes. No me parece conveniente a
esta altura ponerse a trabajar el grafo del deseo, por ej.

Lacan toma muchos recaudos para abordar la cuestión de la angustia, van a ver que da varias vueltas y no dice qué
es la angustia, pero sí dice algo que a mi me orientó en mi lectura.

Es cuando empieza a abordar su lectura del texto de Freud “Inhibición, Síntoma y Angustia” dice que a propósito de
la angustia NO HAY RED. Entiendo que se trata de que no hay red significante, la angustia no puede definirse, la
angustia, de algún modo, es eso que afecta de ese más allá del significante.

Hay dos formas de la angustia, a nivel del sujeto y a nivel del Gran Otro. A nivel del Gran Otro, dice él es cuando “la
falta amenaza faltar” y a nivel del sujeto es la experiencia con la existencia, por decirlo de una manera muy general.

Van a ver que todo el seminario está organizado entre lo que si sitúa a nivel del sujeto, es decir del lado del espejo
cóncavo, y las consecuencias que eso tiene a nivel del mundo que el sujeto arma con los significantes que le vienen
del Otro.

Estoy adelantando cuestiones que se van a desarrollar más adelante.

Se puede considerar que como la angustia es sin red significante, entonces no se puede definir, no se puede saber, le
es necesario a Lacan plantear la existencia del objeto “a”, para situar un punto, un algebra que ubica un lugar pero
con la particularidad de que se trata de eso que en la constitución del sujeto, no se especulariza, es decir, no entra
en el Imaginario, ni se puede nombrar, es decir tampoco entra en lo Simbólico.

Deténganse un poco en el primer esquema de la división (pag 36)

2do práctico 30/04/2020


He decidido esperar a vuestros comentarios sobre las primeras experiencias de la lectura, para escribir nuevas
coordenadas.

3er práctico 7/5/2020


Coordenadas para leer la clase III del Seminario X

Vamos a retomar aquello de lo que se trata en el estadio del espejo.

La Óptica dice que para que una imagen se produzca, es necesario el establecimiento de funciones biunívocas, entre
el espacio real y el espacio virtual, respecto de un objeto situado en el espacio real. Es decir que para que se
constituya la imagen en el espacio virtual tiene que haber una correspondencia punto a punto entre el objeto real y
la imagen virtual.

Dice Lacan que, entre los 6 y los 18 meses se produce un interés del niño en su propia imagen. El niño se ve en el
espejo y se vuelve hacia quien lo sostiene, y la posibilidad de que esa imagen sea reconocida como propia, depende
del punto de mira de la madre.

Hay una reacción jubilosa del niño ante el espejo cuando reconoce su imagen como propia.

Y se produce una identificación a esta imagen que se le anticipa, se le anticipa como completa, unificada, respecto
de sus posibilidades. Ya que el niño se encuentra aun conciertas imposibilidades motrices y sumido en la
dependencia de la lactancia. Es decir que no va a haber una correspondencia punto a punto entre el cuerpo del niño
y la imagen que se le anticipa como unificada, hay un resto de esta operación, un resto en el sentido matemático del
término, algo que no entra, este resto es lo que Lacan llama el objeto “a”

El yo es el producto de esa primera identificación que deja algo afuera. Es decir que el yo se constituye por
identificación a una imagen como imagen del cuerpo. Cuestión que va a introducir desde allí y para siempre ese
equívoco entre yo y cuerpo.

Es decir que tenemos que ubicar algo más allá de la imagen, lo que funciona como espejo más allá de la imagen es el
lenguaje mismo. Lo que corresponde al lugar del Gran Otro, que es lo que pone en juego la función del lenguaje.

En la página 42 del Seminario Lacan habla del estadio del espejo, ubica una escena típica del niño, mira a quien lo
sostiene, vuelve la cabeza y mira de nuevo el espejo, y así se incluye en la escena del mundo. Es decir, él ya tiene
ubicadas ciertas cosas, la cara, la voz de los padres, los objetos cotidianos, etc. Pero él no estaba incluido hasta que
se produce este fenómeno.

Hay una doble operación que son correlativas, la constitución del yo y la subida del niño a la escena del mundo.

Más adelante vamos a volver sobre este punto, qué quiere decir no solo la escena del mundo, sino también el
mundo como una escena.

Dice Lacan en la página 48, “no es seguro que haya un cosmos” porque la idea que tenemos del mundo como
cosmos, como redondez armónica, es producto del mismo engaño que la imagen unificada de nuestro cuerpo.

Tenemos una imagen unificada de nuestro cuerpo y jamás nos veremos la espalda, salvo con un espejo.

Vamos ahora al esquema óptico de la página 49

Acá Lacan pasa del espejo plano que había usado en el estadio del espejo, a usar un espejo cóncavo.

¿Por qué le es necesario recurrir al espejo cóncavo? Me parece entender que es necesario situar algo que el espejo
plano no permite ubicar, y es el hecho de que cuando el niño se mira en el espejo la imagen que se constituye se
construye en el espacio real, hay una cierta superposición del espacio virtual y el espacio real.
Por ej. Cuando uno se mira en el espejo no se ve del otro lado del espejo, del otro lado de la pared, en la casa del
vecino, si el espejo está en la medianera. Uno se mira en el espejo y construye la imagen en el mismo espacio donde
estamos parados.

Y el espejo cóncavo justamente permite ubicar este fenómeno, que hay esta superposición entre el espacio real y el
espacio virtual.

Y sitúa de ese lado, un engaño que se produce y es que mirado desde cierto ángulo, las flores, que no están ubicadas
en el florero, se ven como si estuvieran perfectamente ubicadas. Este engaño se produce si se dan algunas
condiciones, depende del punto de mira y en un cierto marco. Este hecho de que esté enmarcado es importante
para entender la función de la angustia. Ya lo veremos más adelante.

(Si buscan en internet van a encontrar una experiencia en la facultad de física de la Plata que muestra el
funcionamiento, y el engaño que produce el espejo cóncavo)

Y si no, le creemos a Lacan que este espejo funciona así y ya. JaJa.

Luego Lacan vuelve a poner el espejo plano, y dice que es el Gran Otro.

El espejo plano dobla o duplica la experiencia del espejo cóncavo al nivel del Gran Otro, es decir en el mundo del
significante.

Es decir que ese “a” que no entra en la operación de constitución del narcisismo primario, cuando el niño se sube al
mundo se corresponde con el -phi.

El niño es alojado por alguien que le habla, es alojado con todo su cuerpo, es decir que se produce la investidura
libidenal del cuerpo, todo el cuerpo va a funcionar como falo para la madre, pero en esa libidinización fálica del
cuerpo hay algo que no entra, el -fhi, y se corresponde con lo que al nivel del espejo cóncavo es el “a”.

La angustia aparece cuando algo en relación al mundo como cosmos, se desarma. Y entonces el sujeto se queda sin
esa redondez que se construyó para no vérselas con el “a”.

Voy a concluir este escrito acá y para el próximo encuentro seguiremos trabajando esta misma clase y la siguiente
para situar la cuestión de lo siniestro y la angustia

4to práctico 14/05/2020

Hola a todas y todos, hoy voy a seguir dando algunas coordenadas para que la lectura pueda seguir.

Les recomiendo que vuelvan a leer una y otra vez el esquema óptico hasta que quede para ustedes como una
herramienta de lectura, y también de escucha.

Pero eso ocurre poco a poco, den ese tiempo.

Hoy vamos a abordar la clase cuatro. “Más allá de la angustia de castración”

Acá Lacan sigue tratando de situar los distintos niveles que están en juego. El sujeto, el narcisismo, el cuerpo propio,
el cuerpo del otro, deseo, erotismo, etc.

Hay que tener en cuenta que Lacan está interrogando el texto de Freud, no solo Inhibición, Síntoma y Angustia, sino
también Análisis Terminable e Interminable, texto donde Freud se encuentra con la interrupción de los análisis en
términos de envidia fálica en las mujeres y temor a la pasividad en los hombres, es decir ambos sexos en relación al
falo. Ubicaba la castración como amenaza, amenaza de la pérdida del pene, es decir la dimensión imaginaria de la
castración, y además toda la dificultad que supone situar la castración en las mujeres.
Lacan se propone ir más allá de la castración imaginaria, más allá de la castración como amenaza. Entonces propone
situar a todo el cuerpo como falo, la investidura fálica del cuerpo, y respecto de esa investidura fálica hay algo que
no entra, eso que él llama - phi, que se corresponde con el “a”. Este punto es importante porque permite entender
esto que está planteado respecto de lo siniestro. Lo siniestro ocurre cuando algo surge a nivel del -phi, es decir
donde debería haber nada, entonces “la falta amenaza faltar”.

Para poder situar esto es necesario articular los dos niveles, porque la investidura fálica del cuerpo se organiza
desconociendo que hay algo que no entra, el -phi, cuando algo irrumpe en ese nivel todo ese “velo” cae y algo en el
“mundo” se desorganiza. Ese mundo al cual el niño subió, la escena del mundo se organiza como redondo, como
armónico, junto a la imagen unificada del cuerpo por lo que deja afuera, para no vérselas con eso que no entró, es
decir el “a”.

Con respecto a cómo situar la castración a nivel del Gran Otro, es decir a nivel del significante, tendríamos que
ubicarla respecto de un significante que falta, (que no es el significante de la falta) porque si no ese significante
existiría). Ese significante que falta es el que permite toda la significación. El sujeto no quiere vérselas con esa falta
en el Otro, por eso se hace objeto de esa falta, se hace ser eso que él supone que el Otro espera de él. Y se hace
hacer ese objeto en el fantasma, es decir en una escena que él desconoce, tomado bajo el efecto de un significante
amo, que es el que comanda la alienación en ese momento. Con tal de hacer entrar en la significación, eso que no
entra, él se hace ser un objeto, con todo su “ser”

La próxima vez vamos a trabajar la diferencia entre el fantasma perverso y el fantasma neurótico.

5to práctico 21/05/2020


Coordenadas para la lectura de la clase IV del Seminario X

Hoy voy a hacer referencia a la diferencia entre el fantasma perverso y el fantasma neurótico.

Según la fórmula del fantasma S barrado losange a estos dos términos se reparten de manera diferente en el
esquema que está en la pag. 59 del seminario.

Está el lado del Sujeto y el lado del Gran Otro.

En el fantasma neurótico está situado todo él del lado del Gran Otro, y el Sujeto se hace ser un objeto para el Otro,
pero hasta cierto punto, es un “a” postizo, se acomoda hasta cierto punto, tomado en los significantes del deseo del
Otro.

En cambio en el fantasma perverso, dice Lacan, las cosas están en su sitio, el “a” está del lado del espejo cóncavo, y
el S tachado está en su lugar. El perverso se ofrece lealmente al goce del Otro.

Fijense que Lacan emplea acá para hablar del perverso, el término goce ya no habla de los significantes del deseo del
Otro, dice goce del Otro, esto es más allá de los significantes del Otro, el perverso se entrega todo él, se hace un obj
execrable, degradado, con la condición de que esto ocurra en una escena, es decir, que haya un otro mirando, de tal
manera que la angustia toca al que mirando, permite que la escena se constituya, y el perverso queda a salvo de la
angustia, por lo tanto en la escena perversa el lugar del S barrado es del que mira la escena.

Esto permite ver con más claridad los dos lados del esquema del florero, especialmente en cómo el neurótico se
ubica en su fantasma bajo los significantes del Otro, haciéndose él mismo un objeto, (hasta cierto punto) y entonces
no se las ve con el “a”. Hasta cierto punto, porque los significantes no logran responder en su totalidad, a esto que
no entra en la significación. El Otro no da garantías.

6to práctico 28/05/2020

Coordenadas para la lectura de la clase IV del Seminario X

Seguimos con la clase IV, punto 3.


Vamos a dar un salto, junto con Lacan, como él dice en el comienzo del punto 3.

Sigue trabajando la articulación de fantasma, deseo del Otro y angustia.

En el fantasma neurótico el “a” está en el campo del Otro, oculto en tanto el Sujeto se ofrece él mismo como objeto
para el Otro.

Y cómo se ofrece, demanda que se le demande, pero no quiere pagar el precio.

Piensen ustedes en esas personas excesivamente “amables”. que están siempre pendientes en “quedar bien”

Es decir “tapan” la falta, ofreciéndose como objeto “amable”, es decir digno de ser amado, y esto para tapar la falta,
es decir, la falta que los pondría en contacto con la angustia.

El neurótico no da su angustia, da un equivalente, su síntoma.

Por eso en el comienzo del análisis es muy importante ese tiempo previo donde el síntoma se articula a la
transferencia, el analizante pide que se le demande, como no le demandamos, empieza a articular sus propias
demandas y esas demandas se dan con los significantes del Otro, y empieza a verse en qué objeto se ha
transformado el sujeto para el deseo del Otro. Entonces el modo del lazo analítico es homólogo al síntoma. Es decir
eso que Freud ha llamado “neurosis de transferencia”.

Vamos ahora a un punto importante, volvamos al esquema óptico. En el investimento libidinal es fundamental el
hecho de que tiene un límite, un límite que está en relación al - phi. Entonces eso no tiene imagen, no hay imagen de
la falta, y si algo aparece en ese lugar es lo siniestro, cuando “la falta amenaza faltar”

La angustia va situarse allí donde aparece ese objeto en ese lugar donde no debería haber nada, o más precisamente
donde debería “haber nada”.

Es decir que la angustia, para el neurótico, está más en relación, no a que algo falte, sino a que falte la función de la
falta. Es decir que la angustia está más en relación a un “lleno” que a un vacío.

Cuando del lleno se puede hacer un vacío, entonces la angustia tiene la función de conducir respecto del
deseo. Entonces en el análisis se trata de establecer esta función de vacío, respecto de este “lleno” que es la
angustia.

Fíjense que en esta clase, pero particularmente en este punto 3, la lógica que está en juego está justamente en
establecer esta función de vaciado, establecer la posibilidad de que algo falte, tanto cuando habla de no responder a
la demanda y su relación a la dialéctica frustración, agresión, regresión, como cuando habla de la ley de alternancia
presencia- ausencia.
Se empieza a vislumbrar que la llamada “función deseo del analista” no es sin relación a esta función de la falta. En
principio, no permitir que todo se “llene” de significación.

Es aquí donde la función de las sesiones breves y la función del corte encuentran su fundamento.

7mo práctico 04/06/2020


Coordenadas para leer las clases V y VI del Seminario X

Hoy vamos a empezar a trabajar estas dos clases, muy importantes para entender la estructura de la angustia.

Les propongo empezar por la clase VI: “Lo que no engaña”. Y luego con las herramientas que se pueden extraer de
esta clase vamos a abordar la clase V.

Voy a destacar en 1er lugar este párrafo que está en la página 87 del seminario
“Los significantes hacen del mundo una red de huellas…. Lo cual significa que el significante engendra un mundo, el
mundo del sujeto que habla, cuya característica esencial es que en él es posible engañar.”

(Este párrafo remite a otro de la clase III página 43, donde se habla de “la escena del mundo”)

En este mundo que crea el significante, es posible engañar y ser engañado por la equivocidad del significante.

Hay que considerar que en esto que engaña, crea también una armonía, que es producto del mismo engaño.

“La angustia es ese corte, este corte neto sin el cual la presencia del significante, su funcionamiento, su surco en lo
real, es impensable. Es este corte que se abre y deja aparecer… lo inesperado, la visita, la noticia”

Agrego yo, cualquier cosa que irrumpe por sorpresa desarma la “armonía” del mundo.

Vamos ahora al comienzo de la clase y vamos a tratar de situar no sólo lo que dice Lacan ahí, sino también porqué lo
dice.
A veces a uno le lleva mucho tiempo entender por qué Lacan dice eso en ese momento, y tiempo despues se
entiende que es lógico que haya dicho eso que dijo.

La clase comienza citando un libro de Ferenczi “Investigación de una teoría de la genitalidad”

En este libro la llegada a la genitalidad está planteada como un proceso evolutivo y acabado. Un desarrollo libidinal y
productivo.

Pero la cuestión aparece cuando Ferenczi habla de este proceso en la mujer. Dice que cuando se trata de la mujer,
hay una interrupción en este proceso evolutivo total.

La interrupción está situada en el pasaje del clítoris (pene femenino) a la vagina.

Hay una interrupción porque ya no se trata de un proceso donde hay un órgano apropiado para el goce sexual sino
que se trata de un vacío. La vagina no está inervada, entonces no tiene sensaciones inmediatas, la posibilidad del
placer vaginal está mediado. Mediado por una operación que es al modo de la histeria.

Al modo de la histeria no quiere decir que sea exclusivo de las histéricas.

Hay que tener en cuenta que más adelante en su enseñanza, Lacan va a proponer el discurso de la histérica como
uno de los cuatro discursos. En el sentido en que todo ser hablante, está primero situado en relación al deseo del
Otro, más allá de la posición clínica o fantasmática de la que se trate.

Entonces, lo que muestra la sexualidad femenina es la necesidad de reconocer un lugar vacío en un punto funcional
del deseo. Y la necesidad de este vacío concierne tanto a hombres como a mujeres, porque en relación al deseo no
se trata solamente de tener un órgano apropiado para el goce sexual, (el pene) se trata de todo el cuerpo. Por eso
Lacan propone situar la castración ya no como amenaza de la pérdida del pene, sino en relación a todo el cuerpo
como falo.
Dice Lacan que se suele considerar a la histeria como la mejor neurosis, la más avanzada, y también como la peor.
Entonces propone una salida de este falso dilema, es decir, si está al principio o al final del desarrollo evolutivo, dice
que la histeria hay que ponerla de entrada en relación a LA ESTRUCTURA SINCRÓNICA Y CONSTITUYENTE DEL DESEO,
donde el lugar del vacío desempeña un lugar central.
Es decir que no hay ninguna evolución del deseo. El deseo es sincrónico, se da cuando se da.

Por eso podemos considerar que todo ser hablante tiene una experiencia histérica con el deseo del Otro. Aunque se
trate de otras estructuras. Neurosis obsesiva, Psicosis, Perversión

Luego aborda el hecho de que hay una estructura de la angustia.


Y dice que la angustia está enmarcada, y que ese marco tiene un límite, y sitúa ese marco en relación al espejo. Es
decir que el espejo enmarca la imagen del cuerpo, pero a la vez este engaño de completud se produce gracias a algo
que no es perceptible en esa imágen, algo que no se imaginariza.

Pone el ejemplo del sueño del l Hombre de los Lobos y el cuadro de Magritte de la ventana.

En ambos casos hay una ventana, un marco a través del cual se ve algo que angustia y que muestra la relación del
fantasma con lo real. El fantasma está ahí para que no se vea algo que horroriza, y en determinadas condiciones eso
aparece. Lo siniestro.

El mundo es una escena, y uno entra al mundo en tanto el mundo es una escena.
La escena que se propone es lo que en el mundo no puede decirse.

Están estos dos niveles lo que es imperceptible y lo que no puede decirse, por eso hay escena fantasmática. Algo
que no se imaginariza y no se puede nombrar, y en relación con eso se estructura el lugar de la angustia.

Recuerden que en las primeras clases Lacan dice que la angustia siempre está, sólo que no siempre estamos
afectados por ella.

8vo práctico 11/06/2020


Coordenadas para la lectura de la clase VI del Seminario X

Hoy vamos a abordar el punto 3 de la clase titulada “lo que no engaña”


Allí hay una frase que es bastante enigmática y creo que hay que “leerla” es decir situarla en la lógica de lo que Lacan
viene diciendo.

”Actuar es arrancarle a la angustia su certeza. Actuar es operar una transferencia de angustia”

Hay que tener en cuenta que Lacan ha dicho que la angustia no es la duda, es la causa de la duda., y esto no es
exclusivo de la neurosis obsesiva. Es que la duda es respecto del engaño del mundo “armónico”. No se trata tanto
de acerca de qué se dude, es la duda misma la que interrumpe la redondez del mundo, y entonces se va teniendo la
certeza de que el mundo no existe, entonces irrumpe la angustia. Por eso es que actuar es arrancarle a la angustia su
certeza.

Es respecto de este actuar que tendríamos que situar algunas precisiones.

El acto se diferencia de una acción en tanto va tener una incidencia en ese real del mundo, es decir toca aquello que
va más allá del mundo. Hay personas que se la pasan haciendo acciones, para no producir un acto. Un acto puede
ser también un acto de palabra. En el análisis se puede producir un acto de palabra. Por ej. cuando se toca algo del
narcisismo primario.

Es muy importante diferenciar acción de acto, por ejemplo, puede ocurrir que por su análisis alguien se entere de lo
alienante del lazo que mantiene con su pareja, entonces se propone separarse, vuelve a la próxima sesión y dice
gracias a esa intervención se separó. No se trata de tomar eso como un progreso de ese análisis, eso es una acción
que va al lugar del acto, ofrece el objeto de la relación de objeto en lugar del objeto “a” que es otra cosa.

Se trata de interrogar acerca de qué se quiere separar separándose de su pareja, por ej.

Acerca de que “actuar es operar una transferencia de angustia” es también bastante enigmática. No se trata de que
la angustia del analizante se transfiere al analista, aunque esto también puede pasar, creo que se trata de que si
alguien siente “su” angustia, entonces va a realizar esta transferencia,una transferencia que va justamente a
permitirle realizar su acto.
Esta transferencia entonces podría situarse como un movimiento que va de la angustia ante el deseo del Otro, a lo
que podríamos situar como “su angustia” una angustia que concierne al sujeto, y esto no sin su acto.
Si ustedes siguen el hilo lógico de la clase, ven que Lacan trabaja el cuadro de doble entrada. Donde plantea la
cuestión misma del significante. Un significante de más o uno de menos. Es decir que si plantea la cuestión del
significante, plantea entonces la cuestión del Gran Otro.

Entonces Lacan dice que respecto del movimiento que es el que está horizontal, dice que está el embarazo, el
embarazo ocurre cuando no se puede actuar, porque hay una traba, esta traba es por un significante en más, si es en
más, no falta, no hay angustia, y el acto está impedido por eso.

Piensen por ejemplo en el fenómeno así llamado de la “verborragia “.

En el otro eje plantea la turbación, que se produce por un significante en menos.

Por ejemplo cuando se quiere decir algo y no se dispone de la palabra, no está, no aparece.

Fijense que estos dos movimientos están situados respecto de la Inhibición. Es decir, lo que en el campo del
significante impide actuar. Impide actuar en el sentido de ir más allá del significante.
Entonces esta transferencia de angustia, me parece se puede situar como ese movimiento que va de la angustia por
el deseo del Otro, a la angustia del sujeto que le permitirá pasar de la acción al acto, más allá del significante.

9no práctico 18/06/2020


Coordenadas para la lectura de la clase VII del Seminario X

Hola a todas y todos

Como en casi todos los seminarios, Lacan va ajustando su discurso hacia conceptos cada vez más precisos. Pero en
esta clase y la siguiente hay particularmente un ajuste del estatuto del objeto “a”.

Me parece importante señalar que desde el comienzo del punto 1 se sitúa el “a” en relación al cuerpo y al narcisismo
y habla del florero como el continente narcisista de la libido. Y plantea esa dialéctica que existe entre la libido del
cuerpo propio y el cuerpo del otro (del objeto de la relación de objetal)

Más adelante, en la página 105 señala que la atracción que ejerce el cuerpo del otro, al glamour, lo que lo hace
deseable se produce a nivel del i’(a) en la medida que este i’(a) está en relación al “a” ubicado en la boca del florero
del lado del espejo cóncavo. Es decir que esto va a producir ese “estrechamiento libidinal” del que habla Freud por el
que solamente algunos otros van a resultar atractivos, deseables, excitantes.

Cuestión que Lacan pone en imagen en la página 108 cuando plantea el desdoblamiento del borde del florero,
parece que hay dos agujeros, pero en realidad es uno, respecto del cual sólo algunos objetos amorosos van a
ubicarse, es decir en relación a lo más primario del narcisismo.

Esto permite entender algunos avatares de la vida amorosa, desde el regocijo del enamoramiento hasta lo
“desgarrador” de algunas rupturas.

Lacan va a deslindar el objeto “a” de otras formas del objeto, fíjense que él utiliza la letra a para hablar del sujeto
como objeto en el fantasma, también habla del a como objetos parciales, (el pecho, el escíbalo) objetos pulsionales.
Y sin embargo el “a” como el no sin objeto de la angustia es otra cosa. Es ese más primario, más original pero del que
no sabríamos de su existencia si no fuera por la angustia.

Creo que Lacan mantiene la designación de a para estas otras formas el objeto, porque todas ellas están, de algún
modo en relación a este “a” estructural.

Hay una anterioridad estructural y estructurante que articula este “a” con la castración.

En el transcurso de un análisis es necesario ir deslindando, vaciando, de estos objetos que han ido a ubicarse
respecto del objeto “a”, como estrategias fantasmáticas del sujeto para no vérselas con la angustia.
Hay que tener en cuenta que Lacan está interrogando el texto de Freud “Análisis terminable e interminable” . En ese
texto Freud plantea que ocurre que los análisis que él conduce se encuentran con un límite, con un imposible, más
allá del cual no se puede seguir avanzando, y los análisis se interrumpen. Y se interrumpen en términos de la
angustia de castración como temor a la pasividad, o envidia fálica, es decir ambos sexos en relación al falo.

Lacan propone, como ya lo hemos visto en otras clases, que es todo el cuerpo el que va al lugar del falo, y entonces
sitúa el - phi como ese correlato en el cuerpo del “a” que está del lado del espejo cóncavo.

Porqué este movimiento es importante. Freud dice, que él se propone que el analizante diga “todo”, que nada
quede por fuera del análisis, es decir, llena todo de significantes, de sentido, y se encuentra entonces con la
interrupción de los análisis.

Lacan parte de ahí y plantea entonces que no se trata de llenar todo de sentido, sino de la función del corte.

Un corte al nivel del decir, va a tener consecuencias a nivel del cuerpo, del cuerpo como falo. Porque es con
significantes que vienen del Otro, que se sostiene la posición fálica.

Acá se empieza a ubicar la castración como simbólica y no solo como imaginaria.

Bueno dejo por hoy acá y seguimos la próxima con la clase VIII, donde se sigue tratando estas cuestiones.

10mo práctico 25/06/2020


Coordenadas para la lectura de la clase VIII del Seminario X

Desde el comienzo lo que se presenta es la cuestión del estatuto del objeto, “el no sin objeto de la angustia” y vamos
a ver que todo el recorrido de esta clase va a situar este objeto “a” como causa del deseo.
Y vamos a ver que esto tiene toda su dificultad, porque tanto el objeto “a”, como la angustia, resisten a cualquier
definición, y asimismo la “función de la causa” es una causa que no puede situarse en relación a una noesis.
Entendiendo por noesis el acto intencional de pensar.

Es por esto que la cuestión hay que abordarla de una manera particular, rodearla, cernirla, manteniendo su
condición de no definible.

Por eso situar al objeto detrás del deseo, supone una novedad, que va a subvertir la idea de que el deseo se dirigiría
a un objeto que habría que alcanzar. El objeto “a”, que no se especulariza ni se simboliza, está detrás, es el “motor”
del deseo.

La referencia a Freud y al objeto de la libido va en esa dirección, porque hay que tener en cuenta que a Freud le llevó
mucho tiempo situar la función de la libido del yo y libido de objeto, y junto con ese trabajo, fue cambiando la teoría
de la angustia.

Me parece que Lacan nos permite salir de esa dificultad con la que Freud se encuentra, planteando que toda libido
es libido de objeto en la medida que el propio yo es un objeto, objeto producto de una identificación a la imagen del
cuerpo, como vimos en clases anteriores. Y se sirve de la topología para situar que la “interioridad” es una
construcción engañosa, que permite pensar el cuerpo como continente. Esta interioridad se construye respecto de
una exterioridad donde el objeto “a” tendría su función original, primaria.

Y es en la perspectiva de situar el objeto “a” como causa del deseo que Lacan va a abordar la función del objeto en el
fetichismo, por qué el fetichismo? porque el fetichismo muestra de una manera ejemplar la función del objeto como
causa en la medida que permite ubicar cómo en la escena perversa el “a” aparece del lado del sujeto, es decir del
lado del espejo cóncavo , mientras que en el neurótico el “a” está velado en el campo del Otro (ver página 59)

es lo que permite entender esto que Freud ha dicho: el perverso muestra lo que el neurótico oculta. Por eso es que
el fetichista muestra cómo se reparten estos dos lados, el lado del sujeto, a la izquierda del esquema óptico, y el lado
del Otro, a la derecha.
Hay que superponer el esquema del deseo sádico de la página 117 al esquema de la página 49 para entender mejor
cómo se sitúa el “a” en la perversión.

Lacan habla de cómo se ofrece el perverso como fetiche negro es decir se ofrece, sin condiciones, al goce del Otro,
ya no al deseo del Otro, porque en la escena perversa, se ofrece del lado izquierdo, donde no está bajo los
significantes del Otro, el deseo del Otro se impone con los significantes que vienen del Otro, en el caso de la
perversión, como la escena es del lado izquierdo, ya no es con los significantes, es más allá de los significantes, por
eso se trata del goce y no del deseo.

Hay que considerar que esto ocurre en términos de una escena, la escena perversa,

Es necesario que haya algún otro mirando, para que la escena se constituya, entonces el perverso se ofrece como
puro fetiche negro, es decir se hace ser cualquier objeto execrable con tal que la angustia toque, divida al otro
semejante que está ahí mirando, es decir que para el perverso el lugar del Sujeto es el otro porque es a ese otro a
quien lo toca la angustia, y todo eso ofrecido en una escena que tiene como trasfondo la mirada del Otro, el goce
ofrecido al Otro.

Lacan hace referencia al sadismo y al masoquismo como diferentes formas en que se puede ver el funcionamiento
del “a” y la angustia. Es decir diferentes maneras en que se sostiene el deseo.

Luego pasa a hablar del Complejo de Edipo, y dice que el deseo y la ley son una y la misma cosa. Y dice que solo la
ley marca el camino del deseo. En cuanto el padre prohíbe desear a la madre, impone desearla. Y entonces el deseo
de la madre (y no por la madre), rige para el niño.

Y luego hace referencia a la necesidad de considerar el “a” como falta. Cuestión que vamos a abordar en la clase
X “De una falta irreductible al significante.”

En el punto 3 ya empieza a considerar lo que va a abordar en la clase siguiente, clase IX.

Entonces les propongo que para la próxima empecemos con el punto 3 de esta clase y la clase IX.

11avo práctico del 02/07/2020


Coordenadas para la lectura de la clase IX del Seminario X

En el último punto (3) de la clase anterior y en esta clase Lacan aborda varias cuestiones a la vez. Vamos a ir tratando
de situar porqué aborda cada una.

En primer lugar me parece necesario situar porqué aborda y diferencia pasaje al acto y acting out. Porque muestra
distintas formas en que se muestra el objeto “a” y la angustia.

Lacan está trabajando en este momento lo que atañe a la relación del “a” en relación al Gran Otro, en cuanto su
estatuto de resto y su estatuto de causa del deseo.

Entonces toma el texto de Freud Sobre la psicogénesis de una caso de homosexualidad femenina (conocido como la
jóven homosexual) y Análisis fragmentario de una histeria (conocido como el caso Dora). Y también es necesario leer
en Los Escritos el texto de Lacan La dirección de la cura, el caso de la observación de Ernst Kris conocido como los “el
robo de los sesos frescos”

Otra cuestión importante es la caída, el dejar caer, el dejarse caer.

Vamos a ver que hay una relación lógica entre la caída y el objeto “a”.

Otra cuestión importante que se aborda es la cuestión de la transferencia, transferencia y repetición. y el


movimiento que va del eromenos (el amado) al erastes (el amante) .

El amado como quien se ofrece como objeto de amor, el amante como el que “le hace falta” el otro.
Y finalmente la cuestión del corte. Un corte que no es entre la madre y el niño, sino que se trata de un corte que
concierne al sujeto, en el que pierde algo de sí.
Esta cuestión del corte es muy importante porque nos va a permitir pensar en la función del corte al nivel del decir y
sus consecuencias en el cuerpo.

Como hoy es el último encuentro antes del receso invernal, les dejo estas breves puntuaciones para que lean: los
casos de Freud y el caso del paciente de Erns Kris.

Y la clase IX del Seminario. Ya que el trabajo sobre esta clase nos va a llevar más de un encuentro, supongo, me
parece mejor abordarla a la vuelta del receso.

12avo del práctico 30/07/2020


Coordenadas para la lectura de la clase IX del Seminario X

Teniendo en cuenta las puntuaciones hechas en el último práctico nro 11 del 2 de julio, voy a abordar algunos
puntos específicos de esta clase.

Lacan está trabajando la relación entre el sujeto y el Otro, y cómo queda un resto de esa operación que es el objeto
“a” Teniendo en cuenta que el “a” no se especulariza ni se puede nombrar, es decir, no se simboliza, entonces hay
que ubicarlo en aquellas situaciones en que el “a” aparece. En esa perspectiva Lacan va a abordar el pasaje al acto y
el acting out, porque son dos situaciones diferentes en que se puede “leer” la relación del sujeto con el Otro y con el
“a”.

El acting out se dá dentro de la escena del mundo, el pasaje al acto es un intento de salir del mundo, por lo tanto de
la escena del mundo. Lean en la página 129 de esta clase, lo que Lacan dice respecto del mundo, y también pueden
remitirse a la página 43 del seminario, donde se plantea esta misma cuestión.

En este sentido el acting es un mensaje dirigido al Otro, se dá dentro de la escena.

Acá hay que volver a lo que ya se trabajó en la pag 49 respecto del hecho de que para que se produzca el engaño de
tener una imagen unificada de nuestro cuerpo tiene que haber un marco, dentro del cual, se produce esa
perspectiva, es decir debe estar enmarcado.

En esta clase se retoma este punto y se lo pone en relación al borde, la angustia irrumpe cuando este borde
amenaza presentarse, porque entonces aparecería el “desamparo original”, ese momento anterior a la constitución
del yo.

Lacan plantea una serie de situaciones donde pueden constatarse esta “desorganización de la imagen unificada del
cuerpo.

El caso de la joven homosexual, cuyo nombre era Sidonie, muestra de manera ejemplar las dos situaciones. Primero
hay una escena donde ella se pasea ostensiblemente y a la “vista de todos” con la dama, a la cual a perseguido hasta
que la dama aceptó su requerimiento.

La dama es una prostituta distinguida y reconocida en la sociedad de la época, y mucho mayor que ella y de quien
Sidonie está muy enamorada.

Ella se pasea con la dama cerca de las oficinas del padre. Esto corresponde al acting. Ella arma esta escena, para
decirle algo al padre.

Durante uno de estos paseos se encuentran con el padre y éste, indignado, le dirige una mirada furiosa. Ella le dice
entonces a su amante, que ese es su padre y que está en contra de la relación que ellas tienen. Entonces la dama la
despide rápidamente y le dice que no quiere problemas y que por lo tanto no quiere saber más nada con ella. Luego
de lo cual la joven se arroja al foso del tranvía. Esto constituye el pasaje al acto. La escena se le desarma y entonces
ella trata de salir del mundo, justamente en relación a este borde que le ofrece el puente del tranvía, podría ser
también saltar por el borde de la ventana.
Estos son los hechos que llevan a los padres de Sidonie a consultar a Freud.

Lacan también sitúa esta diferencia entre acting y pasaje al acto en Dora.

Y también en el caso del paciente de Ernst Kris, del cual ya escribí algo en el foro anterior en respuesta a una
pregunta de Luciana Santángelo, creo.

Lo interesante de estos casos es que hacen que se ponga en juego la cuestión de la transferencia, Lacan se interroga
acerca de la transferencia, particularmente en el punto en que señala que la intervención de Krist debería haber sido
“usted ha robado nada”. En lugar de llenar todo de sentido.

Lo mismo en cuanto a la posición de Freud, cuando los sueños “mentirosos” de las histéricas. Entonces él dice: “las
histéricas me han mentido” De este modo él se hace destinatario de un mensaje, que está dirigido al Otro, y
responde desde ese lugar. Lacan propone que Freud debería haber ofrecido esa experiencia de sentirse engañado,
para decir, el mensaje es me siento engañado, y la intervención podría haber sido: “hay un engaño, usted se siente
engañada? entonces la posición hubiera sido otra.

Es decir que las intervenciones que llenan todo de sentido, se produce un gran obstáculo. Lo fundamental es hacer
lugar a ese resto, no interpretable, porque no pasa por el significante. y la función del corte.

13avo práctico 06/08/2020


Coordenadas para la lectura de la clase X del Seminario X

En esta sesión del seminario Lacan aborda la cuestión del objeto “a” respecto de lo simbólico.

Se puede leer que hasta acá se abocó a situar el objeto “a” respecto de lo imaginario.

Y ha venido planteando todas aquellas situaciones donde aparece el “no sin objeto de la angustia”, pero es un objeto
muy particular, que designa con una letra, un álgebra, porque no se puede imaginarizar, no entra en la constitución
de lo imaginario.

A partir de esta clase Lacan va a plantear que el objeto “a” tampoco entra en lo simbólico.
Cuando hablamos de lo simbólico estamos situados en el campo del Otro, en el campo de los significantes. Y
respecto de los significantes, hay un significante que falta, y que si existiera sería el que nombraría el objeto “a”.
Aclaro que se trata de un significante que falta, que no es lo mismo que decir el significante de la falta, porque dicho
así supone que la falta tendría un significante que la representaría.

Este es un punto importante porque es desde lo simbólico que se va a poder articular la función de la falta, la falta
como función. Disponer del “a” en relación a la función de la falta es una operación psíquica que se puede construir
en el análisis. No es lo mismo el “a”como resto, que el “a” como falta.

Lacan dice que a lo real no le falta nada, la única manera de registrar que algo falta, es desde lo simbólico.

Y se refiere a los libros en la biblioteca, no es lo mismo que falte un tomo a que falte el tomo uno, si los libros están
numerados, es decir si hay un orden simbólico, se puede registrar que hay uno que falta, es decir, se supone que
debería estar, porque están numerados.

Si no hay un ordenamiento, entonces no podemos que registrar que falta, únicamente cuando queda el hueco vacío
en la biblioteca.

Esta es una cuestión muy importante porque a veces, cuando no hay un orden simbólico funcionando, esa función
de la falta se la sostiene con el cuerpo.

Lacan se toma todo un tiempo, usando la figura del toro y el cross-cap para transmitir que, por más que se quiera
llenar ese agujero, hay un punto irreductible, una falta radical que es estructural, que Lacan llama “un vicio de
estructura”, algo imposible de ser significado, algo que no entra en el significante, y por este punto falta de
significante es que se produce la significación, la concatenación significante es gracias a ese significante que falta.

Este punto tiene una gran importancia clínica, porque si no se dispone del “a” en relación a la función de la falta,
entonces se responde de manera imaginaria, es decir, con el cuerpo como falo (el -phi) que es el soporte imaginario
de la castración. (Habrán visto ustedes esas personas que andan por el mundo, erectas, llevándose todo por delante,
como si no les faltara nada) Ja ja. es bastante cotidiano.

Lacan se pregunta porque no se puede ir más allá de la castración imaginaria, hay que tener en cuenta que Lacan
está interrogando el texto de Freud “Análisis terminable e interminable” donde se plantea que los análisis se
detienen, en la envidia del pene y el temor a la pasividad, es decir ambos sexos en relación al falo. Entonces Lacan
plantea que la castración es simbólica y que se puede situar, (escuchar) o leer no solo en lo que el analizante dice,
sino en qué posición queda el que habla respecto de lo que dice, es decir en el fantasma. En el fantasma el sujeto se
“hace ser” un objeto para el deseo del Otro, se transforma en cualquier cosa contal de no vérselas con ese
significante que falta, él se transforma en algo que complete al Otro ,porque ese objeto “a” que él es para el Otro le
permite no vérselas con “su “a””, y evita entonces, su angustia.

Eso en lo que el analizante se ha convertido en relación a lo que supone que el Otro espera de él, es a leer en el
análisis. El fantasma se organiza al modo de la neurosis, de la perversión o la psicosis. Eso se puede leer cuando ya se
ha establecido la transferencia.
El lazo transferencial va a tomar la forma de la posición clínica que se trate.
La próxima vez vamos a tomar los casos que Lacan aborda para situar la transferencia y el deseo del analista.

El caso de Margaret Little “La respuesta total del analista a las necesidades de su paciente”

Hay una versión en PDF subida en el foro, búsquenlo en el foro de Pamela Rajmil o el de Mauro Vitantonio.

También abordaremos los casos de Barbara Low, Tomas Szanz , y Lucy Tower.

14avo práctico 13/08/2020


Coordenadas para la lectura de la clase X punto 3 del Seminario X

Después de haber hablado acerca de que el “a” no se simboliza, es decir que no hay un significante que lo nombre,
porque hay un significante que falta, Lacan aborda la transferencia, es decir, cómo el “a” también tiene
consecuencias en la transferencia.

Dice Lacan “siempre tenemos que vérnoslas (como analistas) con este “a” minúscula, que no está en la escena, pero
que no hace otra cosa que pretender subir a ella”
Entonces aborda la obra de varios analistas Bárbara Low de 1935, Margaret Little de 1955 y Thomas Szasz de 1956
para situar los problemas que tenían en su práctica por no contar con la función de la falta.
Los tres ejemplos tienen que ver con modos de abordar el problema que ellos llamaban de la contratransferencia,
que se les aparecía como un problema, un detenimiento, un obstáculo en un momento de la cura, obstáculo que
Lacan ubica en relación a que no contaban con la función de la falta, es decir con la función del “a”. Es decir “que no
falte la falta”, que no falte ese vació que pueda dar lugar a la función del “a”.
Estos analistas llenaban todo de sentido, interpretaban e interpretaban, sin parar, hasta que en un momento, la cosa
ya no puede seguir y entonces se produce algo que Lacan releva, y es que algo pasa en el analista, que lo afecta, y
que hace que se produzca un corte, un cambio fundamental, en cuanto a cómo se venía desarrollando ese análisis.
No había posibilidad de que algo falte al nivel del decir, y entonces el “a” aparece como obstáculo. Es en relación a
esto que Lacan propone sesiones breves donde se haga lugar a que algo pueda faltar, que algo pueda no ser dicho,
en relación a lo sí se ha dicho. Por eso decimos que la falta sólo aparece en lo simbólico. En el análisis se trata de que
lo que se diga esté concernido por el “falta el tiempo”, falta el tiempo para decirlo todo, es lógico que alguien piense
que si tuviera más tiempo podría decir más, pero si se llena todo de significantes, si se llena todo de sentido, no
queda lugar para que el “a” se articule en el decir, se articule en el discurso, manteniendo su condición de imposible
de ser dicho.

Hablar concernido por “falta el tiempo” puede vaciar un lugar para que pueda haber un deseo. Porque el “a” es el
motor del deseo. Pero no siempre funciona así, el “a” en sus formas imaginarias puede aparecer como un agobio
fantasmático, tanto para el analizante como para el analista, que es lo que aparece en la experiencia de estos
analistas que Lacan toma.

Es interesante considerar que cuando Lacan empieza a abordar la función del “a” en la transferencia, y en relación al
paciente de Margaret Little, plantea la cuestión del duelo.
Y dice que estamos de duelo por alguien de quien podemos decir “yo era su falta” lo que damos en el amor es
esencialmente lo que no tenemos, y cuando eso nos vuelve, hay regresión, y volvemos a estar en relación a esa falta
que el objeto de amor había tapado.

Es decir que el duelo permite situar los dos niveles del esquema óptico, cuando alguien o algo falta que tenía un alto
valor para el sujeto, falta en el mundo, es decir en el campo del Otro, pero eso vuelve sobre el sujeto y pone en
repetición la pérdida del objeto, es decir, que ese objeto que nunca existió se inscribe como perdido.

Recuerden lo que dice Freud en “Duelo y melancolía “ cuando un duelo ocurre es necesario hablar una y otra vez de
la persona perdida, recuerdos, palabras, etc, es decir es necesario volver a tramar la red significante, porque al
ocurrir un duelo se produce un agüjero en la red significante, se puede saber lo que ocurrió, cuándo se produjo, por
qué, etc, pero lo que nunca va a poder decirse es qué me pasó a mi cuando paso eso, porque no hay palabras para
nombrarlo, porque eso es el “a”, por eso el duelo es tan doloroso, incluso desgarrador,

Se siente a un nivel indefinido del cuerpo. Lo que uno ya no tiene.

El amor de transferencia también va a tener una función en el sentido de amar con lo que no se tiene, solamente por
eso podemos hablar de amor en la transferencia, un tipo muy particular del amor, porque nadie va a analizarse para
amar al analista, el amor aparece cuando aparece la falta en el decir, por los cortes, por los efectos de sinsentido,
etc, entonces se produce ese efecto tan fuerte, tan inquietante que es el amor de transferencia. Si yo no lo sé, si yo
quería decir una cosa y dije otra, entonces quién lo sabe? lo sabe el gran Otro, alguien tiene que saber de mí, lo que
yo no sé, y entonces el analista va al lugar del sujeto supuesto saber.

15avo práctico 27/8/2020


Coordenadas para la lectura de la clase XII del Seminario X

En la clase anterior del seminario, la nro X, en la última parte Lacan, releva la función del corte. Y dice que tiene que
estar siempre en juego en el análisis.

Se puede ver en los casos de Margaret Little, Barbara Low, Thomas Szasz, los tratamientos venían en una cierta
dirección, todos con un exceso de interpretación, hasta que algo pasa en el analista que introduce un cambio, un
corte, en esos análisis.

Y a partir de lo que ellos escriben de esa experiencia, que llaman contratransferencia, Lacan hace algo sorprendente,
sitúa allí, lo que llama por primera vez el deseo del analista, y lo diferencia del deseo de ser analista, es un deseo
que tiene una particularidad, una especificidad dentro de lo que es la estructura del deseo. El deseo del analista es
una función, propia del análisis, está siempre, solo que estos analistas no lo habían formalizado, se lo encontraban
como un obstáculo, que ellos analizaron en términos de contratransferencia.
Hay una relación entre el hecho de que hay un significante que falta, y el hecho de que llenar todo de significación
sea un gran obstáculo, porque no hay lugar a la función de la falta.

Como habíamos visto en otros encuentros, no siempre se dispone del objeto “a”, como función de la falta, si se llena
todo de sentido, no hay lugar para que eso que no pasa por el significante, tenga una función de falta. Por eso es el
analista el que debe posibilitar que se tolere el no poder decirlo todo, donde la función del corte encuentra su lugar,
experiencia que no es sin angustia.

La función del corte está en relación al deseo del analista en la medida en que requiere cierta valentía de parte del
analista para “animarse” a introducir el corte, a nivel del decir.

Y vamos a ver cómo el corte a nivel del decir, va a tener consecuencias sobre el cuerpo, va a tener consecuencias en
la economía pulsional y libidinal.
16avo práctico 3/9/2020
Coordenadas para la lectura de la clase XII del Seminario X

Esta es la primera clase que en esta edición impresa se han agrupado con el título “La angustia entre goce y deseo”

Situar la cuestión del goce no es fácil, porque es ese campo que se abre más allá del significante, por lo tanto resiste
a cualquier definición. Sólo sabemos de su existencia por sus efectos. Y en ese sentido la posición de la perversión
muestra de manera clara la existencia de este campo del goce. En este sentido el perverso muestra lo que el
neurótico oculta. Con el desarrollo de estas próximas clases se va a cernir esta cuestión del goce del Otro, si lo
hubiera. Es necesario plantearlo como una hipótesis, porque si lo afirmo, lo pongo bajo el significante, y entonces ya
se trata de otra cosa.

En esta clase Lacan vuelve sobre la cuestión de que “la angustia no es sin objeto”

Y retoma la afirmación de Freud de que “la angustia es ante algo”.

Después de diferenciar la angustia del miedo, Lacan se pregunta qué es ese algo.

Y dice que ese algo ante el cual la angustia opera como señal es del orden de lo irreductible de lo real.

Y señal de qué y vuelve a plantear el tercer esquema de la división. Para situar que la señal está referida a la vuelta a
ese momento anterior a la constitución del sujeto donde el “a” se habría constituido. El “a” permanece irreductible
en la operación de advenimiento del sujeto al lugar del Otro.

Y dice en tanto que es la caída, lo que resta, de la operación subjetivante, reconocemos en este resto, el objeto
perdido que Freud descubrió, es decir que un objeto que nunca existió se inscribe como perdido.

Entonces sitúa la cuestión del sadismo y masoquismo como posiciones que permiten vislumbrar el vínculo radical de
la angustia con el objeto en tanto que cae. Su función esencial es ser el resto del sujeto, el resto como real.

Y ubica entonces los objetos parciales, como objetos separables del cuerpo, y cómo la angustia aparece ante la
separación de estos objetos, separación del cuerpo.

Objetos que Lacan llama amboceptores. Ya que conciernen tanto al niño como a la madre.

La placenta como la primera pérdida que se sufre por el advenimiento al mundo. El seno como perteneciente tanto
al niño, como a la madre, aunque el corte es diferente para cada uno.

Y también sitúa el pene como algo que podría ser separable del cuerpo, especialmente en la experiencia del orgasmo
y la consecuente detumescencia hace que el pene haya tomado esa forma imaginaria de amenaza de castración.
Vamos a ver que Lacan va a plantear una diferencia con respecto a esta amenaza imaginaria de castración, como
temor a la pérdida del pene y va a situar la castración en relación a todo el cuerpo, al cuerpo como falo, y la
necesidad de “tolerar” la angustia de la separación del cuerpo de los objetos parciales, para poder acceder al placer
sexual.

Más adelante Lacan plantea que la angustia permite hacer condescender el goce al deseo.

La promesa de ese placer (goce) que se alcanzaría con todo el cuerpo, solo se lo alcanza más allá del significante, es
decir más allá del principio del placer, donde reina la pulsión de muerte. Es decir se lo alcanza en términos de
sufrimiento, que no es lo mismo que la angustia. Si se tolera dejar de ser un falo unificado, y se produce la caída de
los objetos parciales que se recortan del cuerpo, (experiencia que no es sin angustia), entonces se puede advenir al
placer o al deseo sexual. Es lo que Freud ha dicho respecto de que no se puede ser y tener al mismo tiempo.

Volveremos sobre esto en las próximas clases

19avo práctico 24/9/2020


Coordenadas para la lectura de la clase XIII del Seminario X

Lacan plantea 8 aforismos. Dice: “Voy a aportar algunas fórmulas, en las que dejo a cada cual se sitúe de acuerdo con
su experiencia”. Es decir que son fórmulas para pensar y situar la experiencia analítica. Y dice: “tales fórmulas serán
aforísticas”.

El aforismo es una formulación minimalista, condensada, que renuncia a lo que sería una serie, una secuencia
articulada de la doctrina.

Estos aforismos están en relación de la operación de división del gran Otro por el sujeto.

Los aforismos son:

1. El amor permite al goce condescender al deseo.


2. “a” en cuanto tal, es acceso, no al goce, sino al Otro.
3. Desear al Otro, nunca es más que desear a “a”.
4. El amor es la sublimación del deseo.
5. Proponerme como deseante es proponerme como falta de “a” y es por esa vía que abro la puerta al goce de
mi ser.
6. Mi amor (deseo),aiza al otro.
7. Lo que el Otro quiere es necesariamente mi angustia.
8. En tanto ella quiere gozar de mí, suscita mi angustia.

Lacan propone la función del amor en relación a la angustia en la medida en que el amor remite a lo real.

No es cualquier amor el que remite al real. Hay formas del amor completamente imaginarias, el amor-pasión es el
amor esencialmente narcisista que busca abolir al otro, la singularidad del otro, y que el otro solo exista para dar fe
de la grandiosidad de mi narcisismo.

Hay otra forma del amor, que, así lo plantea Freud, que es anterior a cualquier elección de objeto, una necesidad de
amar, por el sólo hecho de hablar.

Esta diferencia es la que Lacan plantea cuando habla del erastés y erómenos.

Que es la diferencia entre el amado y el amante. El amante está en posición de sujeto, concernido por la falta, a
diferencia del amado que se ofrece como objeto de amor del otro.

Se ama con “a”


Y acá también puede ubicarse a la transferencia en relación a esa necesidad de amar, esa necesidad de amar, porque
se habla.

Fijense que en esta clase Lacan vuelve a plantear la escritura de la división del sujeto y escribe que es la angustia,
también se puede escribir amor, amor real, lo que permite hacer condescender el goce al deseo.

20avo práctico 08/10/2020


Coordenadas para la lectura de la clase XIV del Seminario X

En esta clase “La mujer, más verdadera y más real” y la siguiente “Un asunto de macho”

Lacan va a abordar la relación de las mujeres y los hombres al deseo y al goce.

El deseo del Otro y el deseo del analista.

Como quedó planteado en el encuentro virtual, lo que concierne al goce no es fácil de cernir. En la medida en que es
eso a situar más allá del significante.
A lo largo de todos sus seminarios Lacan aborda y trata de ubicar lo que corresponde al goce.

En este seminario él plantea que “La mujer demuestra ser superior en el dominio del goce, porque su vínculo con el
deseo es mucho más laxo.” Es decir ubica la diferencia respecto de la función del - Phi en hombres y mujeres, y
cómo eso facilita u obstaculiza la relación de cada sexo al goce y también al deseo del analista. Dice que las mujeres
son más libres en cuanto al deseo del Otro, y por lo tanto tienen una relación diferente al goce y que esto las haría
mejores analistas.

Ahora bien, esto es algo que hay que situar, porque no se trata de necesariamente de las mujeres, sino más
precisamente de lo femenino.

En el seminario XVII “El reverso del Psicoanálisis” Lacan plantea la posibilidad de un goce que no fuese del falo, es
decir de un goce que hay que ubicar más allá del significante, si lo hubiere, así como una hipótesis, porque si se lo
afirma, vuelve a ubicarse en el significante, es decir en el goce fálico. Y plantea la posibilidad de un campo del goce,
un campo en el sentido gravitacional que sólo se muestra por sus consecuencias. y habla de este campo como el
campo de lo femenino.

Por qué el campo de lo femenino? Si se aborda la lectura de estas clases del seminario X desde lo planteado en el
seminario XX “Aun” se puede aclarar algo al respecto. Allí Lacan plantea la imposibilidad de la escritura de la relación
sexual, es decir si tengo que escribir que hay una relación entre lo masculino y lo femenino, tengo el término para
escribir lo másculino, pero lo femenino no puede escribirse porque si lo escribo, lo pongo bajo un significante, por lo
tanto, está en el goce fálico. No hay forma de escribir lo que concierne a lo femenino. Por eso Lacan llama a ese
campo que se abre más allá del goce fálico, el campo de lo femenino. Ahora bien, lo femenino no concierne sólo a
las mujeres. Entonces podríamos pensar que la mejor posición del analista es la posibilidad de hacer lugar en el
análisis a eso que no pasa por el significante, a eso que está fuera de la significación.

Así se puede entender esto que plantea Lacan que “la resistencia es siempre del analista”, en la medida en que el
analista pueda resistir a la articulación de eso imposible de decirse, por ej. llenando todo de sentido, porque la
relación a eso imposible de decirse no es sin angustia.

22avo práctico del 29/10/2020


Coordenadas para la lectura de los capítulos reunidos en el apartado “Las cinco formas del objeto “a” minúscula.

(Dado que esta es el último práctico que voy a escribir en este formato, he tomado algunas cuestiones de varias de
estas clases. El próximo encuentro va a ser via Google Meet, ya que es el último jueves antes de la entrega del
trabajo final, para que hablemos al respecto.)

En estas clases Lacan hace una serie de especificaciones y precisiones de cuestiones que había planteado antes.

Son clases muy importantes, porque aborda el “a” como función causa del deseo, como también los objetos
parciales, que conciernen al cuerpo, al sujeto y al campo del Otro.

Hoy voy a tomar el grafo de la página 317 “Las formas estádicas del objeto.

También pueden remitirse a la página 79 y al punto 3 de la clase anterior a ésta, página 313.

A lo largo de todo el seminario Lacan ubica a la izquierda lo que corresponde al sujeto, y a la derecha lo que
corresponde al gran Otro.

Por eso pone lo oral y lo anal del lado del sujeto, porque son objetos separables del cuerpo, el nivel 3, el estadio
fálico, organiza el movimiento pulsional, la función de “a” está representada por una falta, la ausencia del falo, en
tanto que constituye la disyunción entre el deseo y el goce

En la continuación del movimiento está la pulsión escópica, la función del ojo y la mirada, ubicado enfrente de lo
anal. (En la publicación está mal escrito, dice fálica, hay que reemplazarlo por lo que les escribí antes) Y abajo,
enfrente de lo oral, está ubicada la pulsión invocante, que pone en juego la voz como objeto “a”.
Este grafo nos permite ubicar el movimiento que va del goce al deseo, mediado por la angustia.

Si el lugar del falo no está negativizado, entonces el sujeto va al lugar del falo con todo su cuerpo. Y pretende
alcanzar un goce con todo el cuerpo, enterito, sin perder nada, como el goce está más allá del significante, más allá
del principio del placer, en ese campo rige la pulsión de muerte, por lo tanto la única manera de alcanzar ese goce
imposible es, por ejemplo, sufriendo mucho.

Para poder acceder al placer sexual, es necesario perder los objetos parciales, no sin un duelo, no sin angustia, que
en esa operación agujerean el cuerpo, por lo tanto, no es posible ser el falo y tenerlo al mismo tiempo.

La negativización del falo, es decir el menos phi, es equivalente a la puesta en juego de la castración, es equivalente
a la función de instrumento que tiene el falo, esto no solo concierne a la economía pulsional y libidinal. Esta función
de instrumento que tiene el falo negativizado, es aquello “con lo cual” el sujeto instrumenta en relación a su acto,
cualquier acto en relación a su deseo, no sólo al deseo sexual.

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