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Facultad de Psicología
Clínica II
Profesor/a:
Giani, Silvia.
Alumna:
-2021-
La constitución subjetiva y la invención del objeto a
El presente informe de lectura tiene por objetivo plasmar un recorrido de algunas clases del
Seminario 10, a partir del cual puedo pensar la primera propuesta Lacaniana del esquema de
la división subjetiva para explicar la constitución de un sujeto deseante, y como los esquemas
cambian, mutan a partir de la invención del objeto a en la clase del 9 de enero de 1963. Dicha
clase es esencial en este seminario y posibilita que el objeto cambie de posición en los
esquemas propuestos por Lacan, además del hecho de que permite asociar directamente al
objeto a con la causa del deseo y con la angustia.
El seminario 10 titulado “La angustia” se dicta en los años 62 y 63. Es un seminario que pone
el énfasis en la angustia como un afecto, pero no se reduce a eso. La cuestión de la angustia le
permite resituar un montón de cuestiones que Lacan ya había escrito en seminarios anteriores.
Harari, en su escrito “La angustia de Lacan: una introducción” nos brinda una correcta
apreciación para entrar a la lectura del seminario de una forma más clara, diciendo: “Lacan
intenta, al parecer, no limitarla (a la angustia) a un mero fenómeno psicopatológico o clínico,
se trata de algo correlativo e inevitable en la meandrosa constitución de cada sujeto. Hasta
podría decirse que le asigna a la angustia un carácter existencial.” Además, el autor propone
que la angustia es algo que afecta al sujeto, es algo que se padece. Esto es de especial interés
porque esa angustia va a ser asociada directamente al objeto a.
Allouch en su escrito “La invención del objeto a” señala que el 9 de enero de 1963 Lacan
inventó dicho objeto. Existen otras tres grandes invenciones lacanianas que Allouch sitúa
claramente y son: El estadio del espejo (1936), el ternario SRI (1953), y la cadena borromea
(73).
Lacan elige nombrar a este objeto con una letra, con una notación algebraica, para nominar
aquello que no tiene posibilidad de nominación. La a minúscula no tendrá más nada que ver
con el otro semejante. Hay un corte entre la significación del significante y la función del
significante como tal. La letra va cobrando un estatuto ligada a la reducción de sus efectos
imaginarios y así, permite bordear lo real. El a designa con una letra un vacío, un hueco en la
representación, objeto ajeno a toda definición posible de objetividad.
Una de las primeras referencias que hace Lacan en este seminario es retomando el apólogo de
la mantis religiosa. Se encuentra frente a este insecto con una máscara, que no sabe de qué es,
¿qué pasaría con él, imposibilitado de ver su imagen en el espejo enigmático del ojo de la
hembra? De algo de esta índole se trata la angustia. La máscara es eso que me coloco para
que el Otro me vea, pero tampoco se que ve de mi. Hay una interrupción en la imagen
especular - no todo es imagen especular - ¿Che vuoi? ¿Que me quiere? - El Otro me presenta
un enigma y eso me genera angustia, nunca se que soy para el Otro.
El fantasma es una especie de respuesta a la pregunta por el enigma del deseo del Otro. El
fantasma se configura como una forma de arreglárselas que tiene el sujeto con lo que le viene
del Otro. El fantasma es una ficción. El fantasma vela o elude la castración a través del
objeto imaginario, tapando la falta, permite gozar de la castración por taparla. Lo real
permanece oculto detrás del fantasma y este nos protege de lo real. La imagen con la que se
recubre el fantasma. Lo que se inventa como respuesta al deseo de A. El fantasma aparece
acá ligado al algo de una imagen, como respuesta y como sostén del deseo. Por eso, su frase:
El deseo del hombre es el deseo del Otro, donde indica la dependencia del sujeto respecto al
Otro. Hay algo que es anterior a todo lo que podemos elaborar y comprender, y es la
presencia del Otro.
En el lugar del dividendo pone A y S sujeto mítico, que no sabemos si existió, es el sujeto
que suponemos en el origen, un sujeto de puro goce, que depende del Otro, que se enlaza a
ese Otro, el cual también se nos presenta como mítico, se pone en el lugar del divisor. ¿En A
cuántas veces entra S? Sería la división del sujeto en el campo del A. De A va a derivar $, por
el significante del Otro. El sujeto aparecerá como barrado en virtud del rasgo unitario que
viene de A, en tanto y en cuanto el Otro pueda mostrarse con alguna inconsistencia, no
completo, también barrado.
Lo que está del lado del sujeto, es lo que me constituye como inconsciente, en la medida en
que yo no lo alcanzo. Que el Otro aparezca como inconsistencia en el campo del sujeto
implica que algo le falta.
Del encuentro del S con A deriva: “a” es el residuo, prueba y garantía de la alteridad del Otro.
Objeto causa de deseo, fundamento del sujeto deseante. Es el objeto a, resto. Es en y desde el
campo del Otro que surge el sujeto barrado, y también el objeto.
La condición de la constitución del sujeto supone que haya en el campo del Otro una falta.
Para que el sujeto también este atravesado por una falta. No hay sujeto sino se pierda algo
primero. No hay aparición concebible de un sujeto en cuanto tal sino a partir de la
introducción primera de un ste, y del significante más simple, que se llama rasgo unario, que
es lo más simple que puede tomar el sujeto del significante que le llega del Otro, un pequeño
rasgo, que se repetirá luego en la cadena. Es la falta de donde se deriva la relación con el
Otro, donde se sitúa toda posibilidad de simbolización y de lugar de discurso.
En este seminario Lacan termina de formalizar el objeto a planteándolo como un resto que
cae de la operación de constitución del sujeto, es decir, que el sujeto pasa a existir
simbólicamente. El objeto a cae como resto de una operación de simplificación donde hay
algo que "sobra". Resto es otro de los nombres o funciones del objeto a. Lo que "cae”. El a ya
no tiene que ver con el otro semejante, imaginario, sino que pasa a ser un objeto no
especularizable. Lacan elige la letra a por su connotación algebraica, se lo puede manipular
con una letra pero como tal es irrepresentable. Es un objeto ajeno a toda definición posible de
objetividad.
Lacan realiza un segundo esquema de la división subjetiva, donde plantea que el Otro no es
completo, que algo le falta. Tenemos ahora un sujeto dividido por la incidencia del lenguaje
que se relaciona con un Otro también afectado por una falta. Es desde el lugar del Otro
caracterizado por una falta que se instituye el objeto, objeto a, que es causa del deseo. Es
decir, si el sujeto desea es en tanto ocupa el lugar de objeto a del deseo del Otro. En este
esquema introduce un sólo elemento, el cero, como la manera de demostrar la imposibilidad
de dividir el resto, y que volverá a desaparecer en el tercer esquema. El cero vendría a ocupar
el lugar de un vacío, producto del encuentro con el Otro. El objeto a aparece en este esquema
en un lugar distinto, como antecedente. Esto no invalida que sea resto. Es un antes que se
constituye después.
La fórmula: $=a/S que es sinónimo de decir que el sujeto barrado surge a partir de los efectos
del objeto a sobre el sujeto. Vamos a considerar al sujeto como un resultado de la pérdida del
objeto a. Esto ya nos lo dice el seminario 3, para que el sujeto pueda desear primero tiene que
perder. Sino hay duelo, hay locura. Para que haya neurosis tiene que haber pérdida.
Esto Lacan lo puede decir, gracias a que inventó el objeto a y que lo pone en el lugar de causa
del deseo, el objeto a es el motor del deseo, es la causa, y su pérdida permite que se
constituye el sujeto deseante.
Las modificaciones principales vienen en el tercer esquema, donde en el renglón del objeto a
aparece la angustia. Esto nos muestra cómo esa pérdida produce angustia para el sujeto, que
es un duelo. Que la angustia es la manifestación subjetiva de la pérdida del objeto a, y al
mismo tiempo de su presencia. Y que el objeto de la angustia es el objeto a.
La angustia aparece como función media entre el goce y la angustia. Para que el sujeto se
vuelva deseante, tiene que superar esa faceta de goce. Tiene que haber perdido esa
posibilidad de gozar. La angustia está presente en el tiempo de constitución del deseo, una
vez franqueada, el deseo se constituye.
Para concluir este trabajo, desde las lecturas realizadas durante el recorrido de la materia y a
partir del interés por el tema, pude leer e interpretar una modificación en la presentación de
los esquemas de la división subjetiva a partir de la invención del objeto a.
Bibliografía