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CLASE XI CLINICA II “A” – DEL 17/08/11.

PRACTICO COIRINI

Bueno la idea de hoy es empezar con la parte cuatro del seminario, titulada
por Miller: “Las cinco formas del objeto a (minúscula)”1 y pone a, y
minúscula, en minúscula, tiene una inventiva extraordinaria. Lo más
interesante es que esta parte empieza con una clase que es “Los párpados
de Buda”2. Bueno, Lacan viene de un viaje y se confrontó con unas estatuas
de unos budas que le suscitaron algunos pensamientos.
Bueno, el eje de lectura para esta clase y las que vienen, con lo que vamos
a intentar terminar la lectura de este seminario, está en el esquema de la
página 317, de la clase XXII que Miller titulo “De lo anal al ideal”3 y está el
famoso esquema que Lacan ha llamado el “Esquema del (a)morir” o de “Las
formas estádicas del objeto”4.
Digo, porque Lacan va pivotear sobre este esquema, de una manera
absolutamente desprolija, todas las clases de la última parte son en algunos
aspectos indescifrables… en algunos. En realidad, van a intentar articular lo
que el esquema de la página 317 plantea que es, cómo este objeto que es
el objeto que la angustia revela y pone en juego se articula con la función
fálica, o con lo fálico, o con lo que acá escribe como menos phi ( – φ), es
decir, que este esquema va plantear la economía del objeto articulada a la
castración. Ese operador es fundamental para captar un poco el recorrido,
bastante denso a veces de estas clases.
Bueno, el esquema tiene un error acá porque repite “fálico” donde no va
fálico. ¿Se dan cuenta, no? Página 317. Las formas estádicas del objeto:
oral, anal, fálica, fálica…

Alumna: Ahí va la mirada.

Coirini: Ahí va la mirada, sí, o lo escópico.

Alumna: ¿Ahí va lo oral-fálico?

Coirini: No, en lo segundo, siempre lo fálico intenta estar en la cima… digo


en la cima, cuando va cayendo… toma la primera como “lo fálico”.
No es casualidad que los esquemas de Lacan tengan siempre una
resonancia con lo que está diciendo. Bueno, Lacan parte de una posición
que es la siguiente, que es un poco la posición que veníamos tomando con
respecto a cierta lectura de lo que ya había planteado en las clases
anteriores, que es que de una u otra manera lo que él intenta situar por la
vía del objeto, o por la vía de la castración, y por la vía de lo que sería la
perspectiva que articula ambas cuestiones, que es el deseo, lo que él
intenta situar es un más allá de Freud o un más allá de cómo Freud ha
planteado la cuestión de la castración. En ese sentido, con respecto a esto
Lacan dice, que va innovar con respecto a la lista de los famosos objetos
freudianos, por lo tanto le va agregar acá a esa lista… cuando decimos
objetos freudianos nos referimos a objetos tramados entre lo pulsional,
entre lo fantasmático, entre la satisfacción, digo, a esa lista le va agregar la
1
Lacan, J. El Seminario Libro X “La Angustia” Ed. Paidós. De ahora en más La Angustia…
2
Lacan, J. La Angustia… Clase XVI “Los párpados de Buda”. Sesión del 8 de mayo de 1963.
3
Lacan, J. La Angustia… Clase XXII “De lo anal al ideal”. Sesión del 19 de junio de 1963.
4
Ibíd., página 317.

1
mirada y la voz, como objetos. Y como objetos sostenidos justamente en
esta economía, que es la economía de lo que él plantea a nivel del objeto a,
que a esta altura del seminario ustedes tienen absolutamente claro y
perfectamente leído. No pretendo ser demasiado auspicioso o esperanzado
con eso, por lo menos en los parciales han dado cuenta de una u otra
manera. Pero digo, Lacan va plantear que va agregar estos dos objetos,
sobre todo por una cuestión que es básica, y que es básica captarla en el
nervio de esta parte del seminario, que si el deseo se constituye a partir de
la caída de este objeto que va a operar en el lugar de la causa, la caída de
ese objeto no es sin la pregunta dirigida al deseo del Otro. Por lo tanto,
siempre la cuestión del deseo está tramada en la cuestión del deseo del
Otro. Por lo tanto, cuando empieza a trabajar la cuestión de los niveles del
objeto, siguiendo los famosos estadios libidinales, los clásicos ya del estadio
oral y anal más el estadio fálico, agregándole la mirada y la voz, es porque
justamente tanto la voz como la mirada van a poder plantear un modo de
articulación del objeto, que permite una lectura de cierto estatuto del Otro,
que no se reduce a cómo se articula el objeto, tanto en el estadio anal, oral
o fálico, es decir, que van a presentificar estos objetos que Lacan le agrega
a la lista freudiana cierta dimensión del Otro, que va tener consecuencias
clínicas fundamentales. Sobre todo cuando empieza a trabajar acá la
cuestión de la voz ligada a cierta función del vació del Otro y cuando
empieza a plantear la cuestión de la mirada ligada a cierta cuestión de
omnipotencia del Otro, por ejemplo, como funciona la mirada en el
obsesivo. Esto es importantísimo, después el desarrollo que hace, como
supuestamente esta innovando, es un desarrollo bastante desprolijo, va a
mezclar cosas y encima de lo que mezcla le agrega cosas que trae de otro
lado, por ejemplo acá trae los Budas de su viaje por oriente.
Primera cuestión: Lacan en la clase anterior 5 empieza a trabajar y esto no
es sin lo que ya ha planteado con la cuestión de la perversión. Empieza a
trabajar cierto estatuto del Otro ligado justamente a Dios, es decir a uno de
lo nombres del Otro por excelencia, a los cuales entre otras cuestiones se
dirige el sádico, haciéndose el agente del Otro e invocando justamente a
Dios. Vuelve a retomar la cuestión, por ejemplo con algo que clásicamente,
lo que en el psicoanálisis aplicado a cuestiones religiosas, se ha planteado
con respecto a la circuncisión dentro de la tradición judía. Clásicamente hay
mamotretos espantosos, me acuerdo del libro de un tal Trachtenberg que
trabaja “La circuncisión: un estudio psicoanalítico sobre las mutilaciones
genitales”6 por Paidós en la década del '60, que ligan la circuncisión…
¿Ustedes saben lo que es la circuncisión? Saben, bueno… o creen saberlo,
ligan eso a una cuestión estrictamente analógica con la castración, entonces
habría una especie de analogía entre lo que sería el acto de la circuncisión
digamos, y una puesta en juego de ciertos fantasmas ligados a la
castración. En ese sentido estaríamos siempre planteando la cuestión de la
castración con respecto al gesto posible diría Lacan, es decir a la amenaza
de castración. Lacan acá va plantear una cuestión que es más del orden de
cómo se va tramando, tallando la relación del sujeto con el Otro, y cómo lo
que plantean ciertas tradiciones religiosas, fundamentalmente por la vía del
cristianismo o por la vía del judaísmo, que es la relación a un Otro por
excelencia que es Dios. Se acuerdan que Lacan ha dicho que Dios es una
5
Lacan, Jacques. La Angustia… “Un asunto de macho”. Sesión del 27 de marzo de 1963.
6
Trachtenberg, Moises. “La circuncisión: un estudio psicoanalítico sobre las mutilaciones genitales”. Ed.
Paidós.

2
parte del inconsciente, que es una formación del inconsciente, porque en
realidad no es más que una versión del Otro. En ese punto, la cuestión de la
circuncisión, a Lacan le resuena porque por un lado es lo que sería exigible
por este Otro, obviamente como una prueba de linaje, como una prueba de
pertenencia a un linaje, es una filiación. A la vez, es un pedido que
establece un orden de diferenciación entre los que pertenecen y los que no
pertenecen, y a la vez opera sobre el cuerpo, porque justamente es una
operación sobre el cuerpo que desprende un resto. Por eso acá Lacan le da
a la circuncisión una cuestión estrictamente simbólica tallada entre lo que
podría ser el deseo del Otro y lo que el otro pide de una parte de si. En este
sentido, no es la cuestión imaginaria de cómo podría ser analógicamente
equiparable o interpretable la circuncisión en términos de castración, sino
cómo la circuncisión va a plantear el problema de cómo opera ese resto en
función de la constitución del sujeto en el campo del Otro. Y acá es donde
Lacan ubica que la cuestión del deseo del Otro, siempre es una cuestión
enigmática, pero no por ser enigmática no da signos de lo que el Otro pide,
y a la vez lo que se espera como respuesta al Otro, siempre supone tener
que ofrecer una parte de si. ¿Por qué le dan un estatuto simbólico a la
circuncisión? Justamente porque va marcando la pertenencia a un orden
simbólico y no a Otro. Por ejemplo todo lo que implica la circuncisión como
prueba del linaje en relación a lo que podría ser la pertenencia al pueblo
judío, con toda su tradición y con toda su historia.
Pero por otro lado, vamos a ver que cuando él empieza a trabajar la
cuestión de la voz, por la vía de lo que viene del Otro, también va a tomar
algunos elementos, como por ejemplo, de la tradición judía va a tomar el
famoso Shofar, el famoso cuerno que se hace sonar en la liturgia judía, para
plantear ahí que justamente, hay algo del Otro que nunca puede ser
reducido a lo que del Otro se significa. Y esto es importante, porque
siempre está planteando Lacan la cuestión del deseo del Otro en relación al
goce del Otro. Es decir, a aquello que del Otro no se reabsorbe en la
economía del deseo. Cuando en la parte tres 7, bueno Agostina también
trabajo esto, en la parte tres ubica la angustia entre el goce y el deseo, en
el grafo de la constitución del sujeto en el campo del Otro, la angustia es lo
que permite no reducir al Otro a una posición deseante. Hay algo del Otro
que es irreductible a lo que del Otro nos marca como sujetos. Esta cuestión
Lacan la va a empezar a introducir ahora a partir de lo que se desprende de
la constitución del sujeto en el campo del Otro, que no es reintegrable al
Otro, que es el objeto. Y ese objeto va a tomar diferentes valores de
acuerdo a cómo se vaya planteando la cuestión entre el sujeto y el Otro.
Acá es donde empieza a situar una cuestión básica, que es que siempre que
hablamos de objeto estamos hablando de algo que está ligado al cuerpo y
ligado a una operatoria sobre el cuerpo que es un corte. Lo que él llama acá
cierta afectación del corte, cierto pathos, dice, del corte.

Agostina: Y por lo tanto parcial.

Coirini: Claro, y por lo tanto siempre introduce una función de parcialidad.


Al ser algo separable, al ser algo que se desprende, al ser algo que en algún
punto cae, tiene siempre el carácter de lo parcial. Y a la vez toma una
diferencia que es muy interesante; que es la diferencia entre lo que sería la
objetividad y lo objetalidad. Es decir, que para hablar de objeto en términos
7
Lacan, Jacques. La angustia… Apartado III La angustia entre goce y deseo.

3
psicoanalíticos, jamás podríamos reducir el objeto a la objetividad, no es lo
que se desprende como correlato del sujeto en términos objetivos.
Nuevamente intenta introducir la diferencia entre el objeto que está por
delante y el objeto que está por detrás. Esta diferencia terminológica entre
objetividad y objetalidad plantea que hay algo en la dimensión del objeto
que es irreductible a toda objetivación posible, a todo correlato de sujeto.
Nuevamente, se acuerdan, el objeto fenomenológico, el objeto de una
estética transcendental, al objeto que funciona por detrás, al objeto de la
causa, el objeto que opera a nivel de un vacío. La objetalidad tendría que
ver con esta función del objeto como a, como causa, y como resto, no sin la
operación del corte. En la página 232 dice:
“Para darles el relieve de su punto crucial y forjar una fórmula equilibrada
con respecto a la precedente, diré que la objetalidad es el correlato de un
pathos de corte.”8
¿Saben lo que es un pathos?

Todos: No…

Coirini: ¡Ah!, bien, bue, es una afectación, el pathos es estar afectado.

Alumna: De ahí viene patología.

Coirini: Claro, entre cosas, vienen muchas cosas de ahí… pero digo, a una
afectación del corte. ¿Se acuerdan no? La operación topológica sobre el
objeto, desprendía el objeto de una operación de corte sobre el cross-cap,
por ejemplo. Y dice… Y esto es interesante, está hablando de lo que sería,
en la página 233, en el tercer párrafo, está hablando de la función de la
causa, y dice:

“Pues bien, si dicha causa demuestra ser tan irreductible, es en la medida


en que se superpone, es idéntica en su función a lo que aquí les enseño
este año a circunscribir y a manejar como aquella parte de nosotros
mismos, aquella parte de nuestra carne, que permanece necesariamente
atrapada en la máquina formal, algo sin lo cual el formalismo lógico no
sería para nosotros absolutamente nada.”9

Es decir, que para poder desprender ese resto que es el objeto, tengo que
plantear un sujeto que está atrapado en la máquina formal del significante.
Es decir, que es el resto que se desprende de la constitución del sujeto en el
campo del Otro, por la vía de la maquinaria formal del significante. Esta
cuestión del significante como maquinaria formal Lacan la trae desde “El
seminario sobre la carta robada”10. “La carta robada” que Lacan trabaja en
El Seminario II11. En algún punto plantea cómo un lenguaje formal
determina al sujeto por una pura combinatoria significante. Se acuerdan el
trayecto de la carta que Lacan lee en el cuento de Poe 12, suponía el trayecto
8
Lacan, J. La Angustia… Clase XVI “Los párpados de Buda”. Sesión del 8 de mayo de 1963, página 232.
9
Ibid., página 233.
10
Lacan, J. “El seminario sobre la carta robada”, en Escritos I. Ed. Siglo XXI. De ahora en más El
Seminario sobre la carta robada…
11
Lacan, J El Seminario Libro II “El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica”. Ed Paidós.
Clase XVI "La carta robada”. Sesión del 26 de abril de 1955. De ahora en más La carta robada…
12
Poe, Edgar Allan. “La carta robada”, en La carta robada y otros cuentos. Ed. Losada. De ahora en más
La carta robada…

4
de un significante que de acuerdo a aquellos que la poseían, eran poseídos
por ella. Entonces El Ministro hurta la carta que estaba destinada a La
Reina, la saca de circulación, la pone en otro trayecto; pero el Ministro en
cambio de tentar y poseer la carta, es poseído por ella. No es lo mismo
tenerla que no tenerla a la carta, es decir, Lacan intenta demostrar cómo la
determinación se da a partir de cómo circula un significante y cómo eso
determina las posiciones subjetivas. Después de eso obviamente la carta le
es sustraída al Ministro también, digo, y en este punto siempre Lacan lo que
intenta plantear ahí, por eso después también va a tomar esquemas
formales como por ejemplo, el juego del par-impar, para ver las leyes de
sucesión de la combinatoria y poder leer cómo justamente ese lenguaje
formal, permite leer la posición del sujeto. Pero en ese momento es un puro
formalismo. ¿Y por qué es un puro formalismo? Porque justamente cuando
planteamos que un lenguaje formal, una combinatoria significante
determina al sujeto, lo que queda por fuera es lo que Lacan empieza a
plantear acá, que es lo que esa combinatoria no permite situar, que es el
objeto.

Alumna: Pero Lacan cuando plantea el tema de la formalización de la


ciencia digamos, y cómo se hace uso, el uso que hace la ciencia del
significante, de ser puro significante. ¿Es distinto de lo que vos estás
planteando?

Coirini: No es distinto y sí. Un formalismo es un conjunto de términos


sometidos a una legalidad establecida de antemano, eso es un formalismo.
Yo tengo términos y tengo leyes de relaciones entre términos, eso es un
formalismo, ya sea en el campo de la formalización o en el campo de un
puro formalismo a nivel de una operatoria o una combinatoria entre
términos. El problema para Lacan es que si el sujeto se determina en el
campo del Otro, y el Otro es un Otro simbólico, ese simbólico está sostenido
en una legalidad; esa legalidad va a producir un orden de relaciones entre
los términos que lo componen y a la vez van a determinar como efecto a un
sujeto. El problema que plantea Lacan acá, es que justamente, ese
formalismo desprende un resto. Un resto no formalizable que Lacan intenta
captar también por una vía formal, que es asignándole una letra al objeto.
Ese resto no formalizable es justamente aquello que del Otro no se reduce a
lo simbólico. Porque si el Otro podría ser reducido a lo simbólico, podría ser
reducido a un formalismo. El mejor ejemplo es cómo trabaja la repetición
en “La Carta Robada”. En “La Carta Robada” empieza a seriar por la vía de
lo que podría ser el azar un orden de determinaciones, y dice lo real sería
aquello que puede ser deducido de la serie de legalidades que la cadena va
determinando. Por lo tanto, si yo puedo deducir el orden de imposibilidad de
sucesiones de términos a partir de una legalidad, lo que estoy diciendo es
que lo real es calculable por la cadena misma. Bueno, se terminó. Tal es así
que se terminó, que en el seminario siguiente, en El Seminario XI 13,
empieza a plantear lo real como aquello que se resiste a su cálculo
simbólico.

Alumno: Sería como la ruleta que está en el juego de azar…

13
Lacan, J. El Seminario Libro XI “Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis”. Ed. Paidós.
De ahora en más El Seminario XI Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis…

5
Coirini: Claro, lo que pasa es que…

Alumno: Una legalidad que no es legalidad porque no se puede poner (¿El


azar?) en un determinismo formal.

Coirini: Claro, lo que sí, hay ciertas pretensiones formales de calcular lo


real. ¿Se entiende eso? Ya meter la ruleta es todo un tema…

Alumna: Más allá del principio de placer14.

Coirini: Está bien, como lee Lacan Más allá… a ver… “El seminario sobre la
Carta Robada” es una lectura sobre “Más allá del principio de placer”. Y
sobre todo lo que Lacan traduce ahí, el Wiederholungszivang (compulsión
(Zwang) y repetición (Wiederholung)) de Freud, Lacan lo traduce ahí como
automatismo de repetición. Wiederholungszivang es compulsión de
repetición, no es automatismo. Lacan paradójicamente en la década del 50'
lo traduce por automatismo, porque está tratando de leer la repetición
como automatismo significante. Entonces, si es un automatismo
significante, la repetición justamente lo que plantea, es la posibilidad de, en
lo que se repite, ir calculando lo que es imposible de repetir. Pero siempre
sería un real calculable. Cuando Lacan va a decir en el seminario siguiente 15
que lo que hay es un encuentro fallido con lo real es porque justamente lo
real no puede ser nunca deducido a partir de las determinaciones
simbólicas, sino que es un resto que funciona como un excedente de esa
determinación.

Alumno: Claro, pero cuando es atrapado por un simbólico, deja de ser real.

Coirini: Eh… No. Es un simbólico afectado por lo real.

Alumna: Es como la angustia, que nunca va a dejar de ser real.

Coirini: Claro, es como la angustia que no puede ser reducida al


significante, pero no es sin el significante la angustia. Pero a la vez, lo que
la angustia pone en juego, es el resto de la operatoria significante que no
puede ser reintegrable a la operatoria que lo constituye como resto. Porque
si yo pudiera reintegrar ese resto a la operatoria que lo constituye como
resto, no habría resto. Que sería la pretensión de cualquier formalismo,
hacer del resto aquello que puede ser capturado por una formalización
nueva. Todo formalismo apunta a un cerrojo formal, Lacan va a decir que
este resto es imposible de reducirlo a aquello que lo determina como tal.

Alumna: ¿Es lo de la lógica con las paradojas que planteaba también?

Coirini: Sí, lo que pasa es que ahí siempre hay problemas con eso, porque
¿cuál es el problema? El problema de esto es que es una discusión
epistemológica enorme, ¿el problema cuál es? Digo, cada vez que formalizo
en definitiva lo que excluyo es la lengua, entonces, no es lo mismo decir
14
Freud, Sigmund. “Más allá del principio de placer”, en Obras completas Volumen XVIII “Más allá del
principio de placer, Psicología de la masas y análisis del yo, y otras obras (1920-1922)”. Amorrortu
Editores. De ahora en más Más allá del principio de placer…
15
Lacan, Jacques. El Seminario XI Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis…

6
una paradoja en términos formales o lógicos, que decirlo en términos
proposicionales. No es lo mismo, digo, porque pierdo la dimensión de lo que
Lacan dice que yo puedo mentir con la verdad. Para un lógico sería
inasimilable que yo pueda mentir con la verdad, digo, en el esquema básico
de un formalismo, lo que siempre hay es una matriz lógica, y esa matriz
lógica clásicamente, después hay un montón de maneras de deformarlo a
eso, pero clásicamente, supone una determinación bivalente. Yo tengo
falsedades y tengo verdades, punto. Es lo que se llama bivalencia o lógica
bivalente, o dos valores en lógica. Ahora, en ese punto, lo más interesante
que está planteando Lacan acá, que es una especie de relectura de su
propia posición, va contra él mismo en ese punto, es que el resto que se
desprende de la formalización no es reintegrable a la formalización que lo
determina.

Alumna: ¿Y a su vez es antes de la formalización?

Coirini: Y a la vez, temporalmente, tiene que ser leído antes, porque lo que
es un producto funciona en una antecedencia. Es como decir ― lo no
especularizable es preespecular ―, pero yo no puedo localizar lo no
especularizable, si no es por la vía de lo especular. Pero a la vez, eso
preespecular del objeto, está siempre en un punto de antecedencia lógica
que solamente puede ser leído, a partir de que es un efecto y es un
producto.

Alumno: ¿Con esto se escapa el estructuralismo?

Coirini: Con esto se escapa definitivamente del estructuralismo, claramente.


Lo dice en El Seminario XIV 16 después, que en realidad el estructuralismo lo
que hizo, es intentar reducir al sujeto a una combinatoria, por lo tanto yo
puedo leer como combinatoria infinidad de cosas, puedo leer por ejemplo la
combinatoria de las relaciones de parentesco de Levi-Strauss 17, fantástico.
Lacan que dice, que si yo reduzco al sujeto a una combinatoria, justamente,
no puedo dar cuenta del sujeto, porque el sujeto ya no es solamente el
efecto de una combinatoria significante, sino que también es el efecto de lo
que esa combinatoria desprende como resto, que es el objeto.

Alumna ¿El deseo qué estatuto tiene?

Coirini: Ahora lo vamos a ver, el deseo es una manera de establecer el lazo


con este resto haciéndolo operar de determinada manera, porque no
necesariamente el resto va a operar de una sola forma. Con respecto al
deseo, es justamente el resto operando al nivel del vacío de la causa,
solamente podemos hablar de deseo cuando este resto va al lugar de…

Alumna: De lo simbólico digamos…

Coirini: No.

Alumna: En donde opera lo simbólico…

16
Lacan, Jacques. El Seminario Libro XIV “La Lógica del Fantasma”. Versión Inédita.
17
Levi-Strauss, Claude. “Las estructuras elementales de parentesco” Ed. Paidós.

7
Coirini: Va al lugar de la falta que es irreductible a lo simbólico, pero no es
sin lo simbólico. Por eso acá empieza una y otra vez por meterse con la
cuestión de la causa, y se mete por la cuestión de la causa, porque en algún
punto para sostener un pensamiento formal y lógico, yo tengo que plantear
siempre que la causa no está vacía. Todo pensamiento causal supone un
orden de antecedencia y de consecuencia. Por lo tanto, tengo que plantear
el orden de antecedencia que permite deducir los efectos como
consecuencia, es lo que se llama una deducción, en ese punto vaciar el
lugar de la causa supone una cuestión casi loca, que la causa está después
del efecto nunca antes. ¿Se entiende esto? Me miran con una cara.

Alumna: ¿Lo que viene después estaría adelante?

Coirini: Claro, exactamente. Porque estamos en el tema de la causalidad


psíquica en definitiva, y la causalidad psíquica más allá de que sea un
escrito de Lacan del 46΄18, supone que en términos psicoanalíticos, la
causalidad psíquica implica que la causa solamente se lee a posteriori de los
efectos, nunca puedo suponer una causa antes, porque si no, es un
fantasma neurótico, porque el fantasma neurótico por excelencia es querer
encontrar la causa antes, entonces, soy el efecto de estas causas, entonces
siempre la cuestión está en el otro.

Alumna ¿Y siempre hay determinación?

Coirini: Y siempre hay determinación.

Alumna: Eso es lo que explica con la cadena significante, que hay que poner
un punto para encontrar el sentido, con esa lógica para entender lo que
digo.

Coirini: Sí. Hay una ley del discurso que supone un principio y un final, pero
el a posteriori, tiene este retorno que es interesante, yo no puedo plantear
nunca la causa como antecedencia, esto barre con cualquier fantasma de
lectura de un caso, por ejemplo a partir de las causas y de los efectos
después.

Alumno: A parte está la diferencia entre lo lógico y lo cronológico.

Coirini: Claro, claramente, pero como son cuestiones que están tan
supuestas en Lacan, entonces que el tiempo es lógico y no cronológico, es
el estribillo de una canción que conocemos todos. Pero Lacan se mete en
cuestiones muy finas con respecto a esto.

Alumna: ¿Cómo se da esto?

Coirini: Leyendo el nachträglich freudiano claramente…

Alumna: ¿El qué?

18
Lacan, J. “Acerca de la causalidad psíquica (1946b)”, en Escritos I. Ed. Siglo XXI.

8
Coirini: El nachträglich, el a posteriori o el efecto con retardo con
posterioridad.

Alumna: Para formular todo esto que va haciendo…

Coirini: Leyendo justamente cómo opera el trauma en Freud, el trauma en


Freud, lo traumático en Freud, ¿cómo lo planteamos? Basta leer el Moisés 19
de Freud para ver cómo esta tramado lo traumático. Digamos, que todo el
efecto a posteriori que Freud plantea con respecto a la causa, implica esa
no linealidad del tiempo, es enorme, y poner el acento en eso es un gran
mérito de Lacan. Hasta se lo reconocen Laplanche y Pontalis en el
diccionario de psicoanálisis20, bueno Lacan fue el primero que puso el acento
en esto, en el nachträglich planteado en estos términos.

Alumna: Por eso es el efecto terapéutico del hablar, como que al hablar se
puede resignificar eso que era antes…

Coirini: Está bien la pregunta ahora la voy a refutar…

Alumna: ¿En esta lógica hablar tiene un efecto terapéutico?

Coirini: En esta lógica el hablar es justamente lo antiterapéutico por


excelencia, afortunadamente, porque lo terapéutico es restituir algo que se
desordenó de lo anterior. No. Justamente, acá hablar implica siempre
preservar el vacío de la causa.

Alumna: ¿Y hace que el deseo no sea goce?

Coirini: Exactamente, hace que el deseo no quede reducido a una


causalidad predeterminada, es decir a un aplastamiento del Otro.
El hablar siempre supone que en el sentido, hay un punto de sin sentido, no
es una formación de sentido.

Alumna: ¿Por eso el mal entendido?

Coirini: Claro, entre otras cosas, porque si el hablar sería solamente una
formación de sentido, ¿cómo podríamos plantear el mal entendido? ¿O
cómo podríamos plantear que un analizante venga a la sesión siguiente y
diga “lo que usted me dijo a mí” y uno no le dijo nada? ¿Qué escuchó? Se
entiende que hay algo que siempre hace agujero en el decir, que es ahí
donde se puede inventar.

Alumna: Pero entonces. ¿Por qué es antiterapéutico?

Coirini: Porque lo terapéutico… vamos a definir lo terapéutico, lo definimos


estrictamente como lo define Lacan, en el “Acto de Fundación de la Escuela
Freudiana de Paris en el ΄64”21, “lo terapéutico es siempre restituir a un

19
Freud, Sigmund. “Moisés y la religión monoteísta (1939 [1934-38])”, en Obras Completas Volumen
XXIII “Moisés y la religión monoteísta, Esquema del psicoanálisis, y otras obras (1937-1939)”.
Amorrortu Editores.
20
Laplanche, J., y Pontalis, J.B. “Diccionario de psicoanálisis”. Ed. Paidós
21
Lacan, J. “Acto de Fundación”, en Otros Escritos. Ed. Paidós.

9
estado anterior.”22 (O a un estado primero). Entonces el análisis no tiene
absolutamente nada que ver con una resignificación, si fuera resignificación,
nos estaríamos desentendiendo del problema de la significación, que en
tanto tal, el elemento de la significación, que es el significante, no significa
nada en tanto tal. Por lo tanto, si en el análisis se reordena o se reescriben
cadenas diferentes a partir de puntos de sin sentido, no es que el sujeto
ordena un modo diferencial de relacionarse con la cadena que lo determina
a partir de que encuentra un sentido diferente, sino que siempre se topa
con un punto de sin sentido que lo conmina a inventar, por eso darle
sentido como decía Lacan en el 63΄ 23, es engordar el pez hasta que
reviente, revienta la neurosis, y para eso uno va a la iglesia, no hace falta ir
al psicoanalista. Ahí tiene todos los sentidos de antemano, por eso la
vulgata de pensar que alguien viene a resignificar su historia, es tremendo,
porque si es lo que hace el neurótico, siempre eso.

Alumna: ¿Y en una estructura como la psicosis?

Coirini: Empecemos por preguntarnos si tiene historia el psicótico.

Alumna: Lo que nos han dicho es que nos encontraríamos con una cuestión
como el delirio…

Coirini: ¿Cómo? ¿Cómo? Dale, dale.

Alumna: ¿Qué tenemos que hacer como analistas? Como que tendríamos
que intentar construir o reconstruir esto delirante que se presenta, algo
para hacer…

Coirini: No, porque eso ya lo hace el delirio. Es complicado sí, pero bueno.
Dos cosas, primero, si uno lo plantea así, estaría planteando siempre que en
la psicosis, uno tendría que hacer andar lo que no anda, porque si no,
siempre hay un fantasma de neurotización del psicótico operando, y eso es
una resistencia absoluta de cualquiera que se plantee trabajar
analíticamente. Por una cuestión básica, que el psicótico se trata solo, el
delirio no es más que un tratamiento de su locura y esto lo decía Freud ya,
el autotratamiento, la “curación” por el delirio supone que el psicótico por
definición excluye al Otro. Segundo, lo que habría que plantear ahí es que
uno tiene el fantasma de neurotizarlo, y no hace más que radicalizar el
punto con el cual no cuenta, por lo tanto es más del orden de una
conminación, es el gran problema del encuentro de analistas y psicosis no
desencadenadas, que no pueden ser leídas como tales. A veces. Entonces,
al no poder ser leídas como psicosis, aunque no estén desencadenadas,
aunque no tengan como manifestación un delirio, o un fenómeno elemental,
una alucinación o un automatismo mental digamos, que en algún punto te
comes el sapo de estar trabajando con un neurótico y tranquilamente como

22
La cita en el original corresponde a: Lacan, Jacques. “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el
psicoanalista de la escuela.”, en Otros Escritos. Ed. Paidós. “La única definición posible de la
terapéutica es la restitución a un estado primero. Definición imposible, precisamente, de plantear en
psicoanálisis”.
2223
¿Será 1966 en O.R.T.F.?
23

10
lo dice Lacan en la primer clase de El Seminario III 24 “el análisis es una
ocasión propicia para desencadenar una psicosis” 25, pero es un gran
problema el de la llamada prepsicosis o psicosis no desencadenadas, porque
perfectamente un psicótico se estabiliza con un semblante neurótico, pero lo
hace sólo, no necesita ningún analista para eso.
Por ejemplo, clásicamente, toda una deriva hipocondriaca que puede ser
perfectamente leída como una neurosis obsesiva… a veces no hace más que
encubrir un tratamiento delirante con respecto al cuerpo, pero está
estabilizada en una cuestión hipocondriaca. El problema es cuando los
síntomas se van, cuando esas manchitas en la piel desaparecen… ¿Y ahora?
Ahora empieza a delirar. Digo, hay un soporte de cierto tratamiento, que
Lacan es claro en relación a esto: “el delirio es un campo de significación”,
como campo de significación supone una respuesta a aquello que en la
significación está fallido, o no hay. Pero como campo de significación es un
tratamiento, o sea, que el psicótico hace sólo. Ahora, ¿cuál sería la función
del analista en relación a esto? Quizás introducir esos puntos donde el
psicótico está excluido de poder producir una historización de esto. El
momento más interesante de toda psicosis es poder leer el
desencadenamiento, es decir, qué hay en el encuentro con lo real que pone
o revela lo fallido de la simbolización. El gran problema es que toda psicosis
llega siempre psiquiatrizada, es decir, farmacológicamente aplastada. Es
muy difícil recibir un psicótico — salvo que sea un psicótico no
desencadenado — que no esté aplastado por la medicación.

Alumna: No pueden ni hablar.

Coirini: Ya el tratamiento es muy difícil, porque ni siquiera pueden hacer


hablar lo que le habla a él. En tanto por definición “el psicótico hace saber lo
que el Otro le hace saber a él”. Les habla de lo que el Otro le dice. Ahora, lo
más interesante, y esto toca el punto de lo que hablábamos antes, es que la
función del analista puede implicar, quizás, producir esos puntos de
significación que permitan anudar algo con respecto al despliegue de la
significación, que no está ordenado bajo un campo de funcionamiento de
ciertos significantes de base. En este sentido supone, quizás, hacer entrar
algo en la historia o en la historización del sujeto, ahí donde no la tiene. Por
eso Lacan decía que el delirio es pura actualidad, es decir, no podemos
suponerle una historia a ese sujeto. En ese punto, es una operatoria que
está exactamente en el otro extremo de lo que planteamos acá. Pero es
complicado, porque es muy difícil poder trabajar con un psicótico, sin todo
el aplastamiento del Otro que supone la farmacología. Pero a la vez, si
decimos que hay determinadas modalidades de retorno en las psicosis, es
porque lo que no está operando es la caída del objeto en la constitución del
sujeto, porque esta caída, no es sin una operatoria de lo simbólico. Si esta
operatoria no está ordenada en términos de castración, como diría Lacan, lo
que retorna del objeto no retorna bajo la modalidad de la puesta en juego
de la castración, o no hay, lo que Lacan llamaba la ley del malentendido

24
Lacan, Jacques. El Seminario Libro III. "Las Psicosis". Ed. Paidós. De ahora en más El Seminario III
Las Psicosis…
25
En el original: “Es bien conocido el hecho de que un análisis puede desencadenar desde sus primeros
momentos una psicosis, pero nadie ha explicado nunca, por qué. Evidentemente está en función de las
disposiciones del sujeto, pero también de un manejo imprudente de la relación de objeto”. Ibíd., página
28.

11
sexual como un retorno de la afirmación simbólica (Behajung). Ya lo vamos
a ver cuando volvamos a tomar El Seminario XX 26, “el no hay relación
sexual” a ver cómo se plantea. Pero acá, es interesante plantear cómo
Lacan le da valor no solamente a un significante como sería “el Nombre del
Padre”, que forcluido retorna en lo real, sino que, aun no siendo el
significante del Nombre del Padre, hay significantes que pueden quizás
ordenar el campo de significación en relación a lo que el delirio pone en el
campo de significación. Todo delirio lo que pone en escena es una filiación,
es decir, una relación con el Otro; y lo que pone en juego es una versión
imaginaria de la castración. Por eso a Lacan le interesaba tanto Schreber 27,
porque Schreber plantea rápidamente la cuestión de la filiación por Dios, y
plantea rápidamente la cuestión del empuje a la mujer por la vía de lo que
es intentar inscribir algo de la diferencia sexual, que le retorna
alucinatoriamente como delirante. Digamos, la alucinación tiene como
respuesta el delirio.
Pero en ese punto, ese significante del Nombre del Padre que no opera ahí,
tiene la posibilidad de hacer operar otro significante en un lugar de
abrochamiento del campo de la significación. ¿Para qué? Para que el sujeto
historice su propia relación al Otro. Porque lo que no tiene el psicótico es
historia con el Otro.
A ver, una de las mejores cuestiones para poder plantear que ahí no hay…
Porque Lacan se hacía una pregunta muy interesante en El Seminario III.
¿Hay psicosis infantil como decimos que hay neurosis infantil? ¿Podemos
leer como leemos en el neurótico la historia de su neurosis infantil, a partir
de la relación que tiene entre lo que dice y lo que le hace decir el Otro bajo
la vía de lo que le retorna por la represión, por ejemplo, el síntoma? ¿Hay
psicosis infantil? Lacan dice ― yo no voy a responder a eso, pero si voy a
responder que el psicótico no tiene historia ―. Y no tiene historia porque no
puede historizar la relación que tiene con el Otro, porque el Otro no
funciona como perdido.

Alumna: Si en el Otro no está ese punto perdido… ¿No es un Otro que goza
del sujeto?

Coirini: Sí, está claro. Está absolutamente objetalizado. Vamos a decirlo así,
está absolutamente objetivado el psicótico. Por eso cuando Lacan dice que
Schreber no es poeta, dice que no es poeta porque lo que nos presenta es
un testimonio objetivado. No es una relación singular con el mundo como
podría presentar un poeta a partir de una experiencia que es irreductible al
Otro, sino que siempre es un testimonio objetivado.
En ese punto el programa de la materia tiene un desplazamiento claro, que
si vamos por la vía del duelo vamos por la vía de la neurosis, y si vamos por
la vía del no duelo vamos por la vía de la psicosis, ¿está claro esto?
Seminario III y XXIII28 son seminarios que, uno trabaja una psicosis
desencadenada leída por Freud29, a partir de lo que lee de un psicótico que

26
Lacan, Jacques. El Seminario Libro XX “Aun”. Ed. Paidós.
27
Referencia a Daniel Paul Schreber.
28
Lacan, Jacques. El Seminario Libro XXIII “El Sinthome” Ed. Paidós.
29
Freud, Sigmund. “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides)
descrito autobiográficamente (1911 [1910])”, en Obras Completas Volumen XII “Trabajos sobre técnica
psicoanalítica, y otras obras (1911-1913), «Sobre un caso de paranoia descrito autobio-gráficamente
(Caso Schreber)”. Amorrortu Editores.

12
escribe un alegato para ser sacado del asilo, es la de Schreber. Por otro
lado se mete después con un escritor del cual se pregunta si estaba loco, y
cómo hizo para tratarse por la vía de la escritura de la locura que no está
declarada como tal, pero que a la vez tiene una hija 30 que está declarada
psicótica. Joyce, que encima la trató Jung… bah, la trató… le dijo ahí donde
su hija naufraga, usted se desliza de una manera exquisita por la lengua,
pero su hija naufraga.31
Joyce decía que su hija tenía telepatía con él, ¿se dan cuenta que eran unos
delirantes exquisitos? Pero en ese punto, lo que le interesa a Lacan es el
otro vector, que es la psicosis no desencadenada.
Bueno, volvemos. Por esta vía, por la vía de este seminario, lo que nos
interesa es la función del duelo, es decir lo que Lacan dice en la página 231,
rápidamente, apenas empieza la clase. Dice:
“Sólo recuerdo aquí este punto (está tomando de nuevo lo que plantea con
respecto al pedido del Otro en relación a la circuncisión) para indicarles que
se trata, ciertamente, de cierta relación permanente con un objeto perdido
en cuanto tal. (Permanente) Este objeto a en tanto que cortado (remitiendo
obviamente a la circuncisión, pero no reduciéndola a ella) presentifica una
relación esencial con la separación en cuanto tal.” 32
Separación que no es del Otro, sino que es de una parte de mí. Se entiende
el gran movimiento que Lacan ya venía planteando, ¿sí? Que el sujeto
cuando nace no se separa del Otro, se separa de una parte de sí. Esta
operación es esencial para poder leer el objeto.
Dice, página 233, estábamos con el formalismo:
“Este formalismo no hace más que requerirnos y darnos los marcos de
nuestro pensamiento y de nuestra estética trascendental, nos atrapa por
algún lado. (Obviamente se está refiriendo acá) Nosotros le damos, no tan
solo la materia, no tan solo nuestro ser de pensamiento, sino el pedazo
carnal arrancado de nosotros mismos. Es este pedazo lo que circula en el
formalismo lógico tal como se constituyó mediante nuestro trabajo referido
al uso del significante. La parte de nosotros mismos que está atrapada en la
máquina (formal) y que es irrecuperable por siempre jamás. (No saben el
alivio que es eso, lo pesado que es una vida que siempre intenta recuperar
cosas) Objeto perdido en los distintos niveles de la experiencia corporal
donde se produce su corte, él es su soporte, el substrato auténtico, de toda
función de la causa.
Esa parte corporal de nosotros mismos es, esencialmente y por su función,
parcial.”33

Que es lo que decía Agostina.

Alumna: Cuando habla de los distintos niveles, ¿habla del cuadro que
aparece en la página 31734?

30
Referencia a Lucia Joyce.
31
Ahí donde usted nada, su hija se ahoga.
32
Lacan, Jacques. La Angustia… Clase XVI “Los párpados de Buda”. Sesión del 8 de mayo de 1963,
página 231.
33
Lacan, Jacques. La Angustia… Clase XVI “Los párpados de Buda”. Sesión del 8 de mayo de 1963,
página 233.
34
Referencia al esquema denominado “Las formas estádicas del objeto”.

13
Coirini: Claro, sí. Por eso va a estar tramado entre lo pulsional, lo
fantasmático y el lugar vacío de la causa operando al nivel de la castración.
Donde la castración lo que pone en juego es el objeto separable, la
caducidad del objeto, el objeto que se va a tener que constituir como un
objeto a ceder, pero a la vez es el objeto que ya cedimos por advenir en el
campo del Otro.

Alumna: (…) decía que la neurosis era el duelo patológico por el falo, que
obviamente no entiendo la implicancia que tiene con esto.

Coirini: Duelo patológico es lo que retorna sintomáticamente, si querés una


definición freudiana de duelo patológico. El duelo patológico se lee por el
síntoma. Sí, es una buena definición.
Dice, acá es interesantísimo:
“Conviene recordar que es cuerpo, y que nosotros somos objetales, lo cual
significa que sólo somos objetos del deseo en cuanto cuerpos. Punto
esencial a recordar puesto, que uno de los campos creadores de la negación
es apelar a algo distinto, a algún sustituto. El deseo sigue siendo siempre
en último término deseo del cuerpo…”35
Es raro, ¿es el cuerpo el que desea, o es el deseo del cuerpo?

Alumna: ¿Aparte más adelante, no dice “goce del cuerpo”?

Coirini: Sí… pero digo, fíjense como acá al ligar la cuestión del deseo al
cuerpo, está ligando lo que del cuerpo se desprende. ¿Está claro esto? Dice:
“El deseo sigue siendo siempre en último término deseo del cuerpo, deseo
del cuerpo del Otro, y únicamente deseo de su cuerpo.”36
Está claro esto, no hay mucha discusión, pero fíjense como dice después:
“Ciertamente, decimos — Es tu corazón lo que quiero y nada más.”37
Y Lacan empieza a trabajar, dice — ¿por qué para decir que quiero algo
diferente a tu cuerpo no hago más que nombrar un órgano? —. Digo, aún
en la famosa tranquilidad que esto le pueda suponer a un Otro, decir que se
apunta al corazón, incluso que se apunta al alma, y no al pedacito de carne
que es todo cuerpo. En ese punto Lacan dice, — se toman metáforas
corporales —, por lo tanto hay un punto en el que no podemos salir del
cuerpo. Después le da con un caño a la fenomenología más adelante y es
interesante lo que dice. Dice:
“El corazón puede significar muchas cosas, metaforizar cosas distintas
según las culturas y según las lenguas. Para los semitas, por ejemplo, el
corazón es el órgano de la inteligencia misma. Pero hacia donde quiero
atraer su atención no es hacia estos matices. En esta fórmula, como en
cualquier otra metáfora de órgano, el corazón debe ser tomado al pie de la
letra. Funciona como parte del cuerpo, por así decir, como tripa. ¿Por qué
una metáfora así ha subsistido tanto tiempo? Sabemos en qué lugares sigue
viva, particularmente bajo la forma del culto del Sagrado Corazón.”38

35
Lacan, Jacques. La Angustia… Clase XVI “Los párpados de Buda”. Sesión del 8 de mayo de 1963,
página 233.
36
Ibíd.
37
Ibíd.
38
Lacan, Jacques. La Angustia… Clase XVI “Los párpados de Buda”. Sesión del 8 de mayo de 1963,
página 234.

14
Pero digo, cada vez que quiero metaforizar, no hago más que encontrarme
siempre con el cuerpo. Esto es interesante porque después Lacan va a decir
que bueno, lo que se juega ahí es algo de la tripa causal, que es lo que él
pone, claro pero… incluso es el destino que cada uno tiene digamos, a ver…
más allá de que pongamos el mito que pongamos, más allá de que
utilicemos la metáfora que utilizamos, estamos prometidos a la
podredumbre, y si no es a la podredumbre, es a las cenizas. Pero digo, son
restos de cuerpo. Hay un punto donde no hay posibilidad de desprender la
cuestión, bueno no me quiero poner… pero lo que Lacan está tratando de
situar es justamente, que si hay algo que es interesante para poder situar la
cuestión del objeto, es que el objeto nunca pierde la referencia del cuerpo.
Aún a un cuerpo metaforizado por el lenguaje, pero nunca pierde la
referencia al cuerpo. ¿Por qué? Porque hay algo del cuerpo que no se
reduce justamente a las metáforas del cuerpo, que es lo que él llama acá la
tripa. Es el gran ejemplo que toma del mercader de Venecia de
Shakespeare39, cuando Shylock pide su libra de carne para cobrarse, claro,
empieza a aparecer, cómo puede ser tomado un cuerpo en una
determinación simbólica, dice bueno, ¿dónde se corta entonces? ¿Cuál es la
cartografía del corte? ¿Y cómo podemos hacer para que eso no desprenda
otro resto que no sea justamente lo que tiene que extraer? ¿Cómo reducir
el cuerpo a una medida? ¿Se entiende cuál es el problema?

Alumna: O sea, hay algo del cuerpo que no se reduce a un significante.

Coirini: Exactamente, lo que está diciendo acá es eso, que hay algo del
cuerpo que no se reduce nunca a la operación que lo determina como tal, es
decir el significante.

Alumna: ¿Eso es por el espejo, por la construcción de la imagen?

Coirini: No, es justamente por lo no especularizable.

Alumna: Por eso que no pasa, que él dice en algún momento.

Coirini: Sí, hay algo del cuerpo que no se reduce ni al campo de


significaciones que lo determinan como cuerpo, por eso no es un
organismo. Y por otro lado, no se reduce a las imágenes que justamente
podemos extraer de él. ¿Se entiende esto?

Alumna: Yo… a mí no me queda claro una cosita…

Coirini: Ya dicho en ese tono… supone cierto desprecio a lo que vas a


plantear

Alumna: No, para nada. Él plantea, o sea, que el objeto perdido ubicado,
que tendría la función de causa del deseo, sería el cuerpo en tanto una
parte del cuerpo que traigo, porque después dice, o sea, porque vos lo
estabas diciendo recién, como que en realidad, tendría que ver que de lo
que se desprende del sujeto no es del Otro, sino de una parte de su propio
cuerpo.

39
Shakespeare, W. “El mercader de Venecia”. En O.C. Ed. Aguilar.

15
Coirini: De una parte de sí.

Alumna: De una parte de sí, que tiene que ver con el cuerpo.

Coirini: Que no es sin el cuerpo. Perdón las precisiones pero…

Alumna: Pero después dice que el deseo es el deseo del cuerpo del Otro, o
sea está explicando, que el deseo es el deseo del cuerpo del Otro.

Coirini: Sí.

Alumna: ¿Tiene que ver como el cuerpo como causa, del cuerpo del Otro?

Coirini: De eso, sí. A nosotros nos gustaría que el deseo fuera el deseo de la
imagen del cuerpo del Otro digamos, de lo que el otro hace cuerpo, todo
eso, lo cual digamos, generalmente nos masturbamos todos.

Alumna: ¿Pero esa relación entre….?

Coirini: Pero digo, claro, lo que interesa al deseo es la tripa causal.

Alumna: ¿Se puede pensar esto como más real?

Coirini: Claro, exactamente, como irreductible a la escena que lo monta y a


la significación que sostiene. Lo que le interesa al deseo, es justamente, la
tripa, lo que preserva la función vacía de la causa. Eso es lo que le interesa
al deseo. Lo va a decir más adelante en relación a lo escópico. Va a decir
que lo que le interesa al deseo en lo escópico es la mancha, es el lunar, es
el pedacito de lechuga entre los dientes, ahí donde ella es la mujer de mi
vida, y es la que está más buena que todas. Pero, ¿dónde se desencadena
el erotismo? Cuando puede degradarlo a partir de la lechuguita que le
quedo digamos, del lomito que se comió. Eso es la tripa causal, es decir lo
que produce un vaciamiento de la imagen.

Alumna: Es lo mismo que lo del brillo en la nariz40 o nada que ver…

Coirini: Tiene que ver con lo del brillo en la nariz, tiene que ver con algo del
orden de pescar el fetiche, digo, en ese punto, la operación que es
inherente al deseo, supone que justamente el objeto, presentándose por la
vía de la imagen o de un campo de significaciones, no haga más que remitir
al vaciamiento de la causa. Sino el deseo no se sostiene como deseo, ese es
el punto. Por más que apunte hacia un objeto, no se sostiene desde una
economía deseante, porque lo que intenta burlar es justamente la
castración.

Alumno: Esto es lo que veníamos diciendo como reserva libidinal.

Coirini: Exactamente, es lo que se puede leer como reserva libidinal.

Alumna: Es lo que decía cuando habló del ágalma.


40
Referencia al artículo de Freud, Sigmund. “Fetichismo (1927)”, en Obras Completas Volumen XXI “El
porvenir de una ilusión, El malestar en la cultura, y otras obras (1927-1931)”. Amorrortu Editores.

16
Coirini: Entre otras cosas, sí.

Alumno: Damián, parece como medio contradictorio digamos, cuando dice


que yo me desprendo de una parte de mi mismo, pero a su vez es el a, es
el resto que cae del campo del Otro.

Coirini: Sí, si.

Alumno: Pero tiene que ver con esta cuestión de que la antecedencia es la
consecuencia al mismo tiempo.

Coirini: Exactamente. Sí. Es contradictorio, si yo lo tomo desde una lógica


causal en el sentido clásico. Por eso fíjense y con esto terminamos, dice,
página 235, dice, al final de todo dice:
“La relación del sujeto con el significante necesita la estructuración del
deseo en el fantasma, y el funcionamiento del fantasma implica una
síncopa…”41
Síncopa saben lo que es, ¿no? Explícales que es…

Alumno: Lo que tiene otro ritmo digamos.

Coirini: Exactamente, que supone un ritmo diferente, un cambio, también


es una precipitación.

Alumno: Inaudible. (…)

Coirini: Por eso dice:


“…una síncopa temporalmente definible de la función del a, que por fuerza
se borra y desaparece en una determinada fase del funcionamiento
fantasmático. Esta afánisis del a (ya no es del sujeto la afánisis. ¿Se
acuerdan no? Al sujeto Lacan lo plantea afanísicamente, en tanto
desaparece digamos, en su enunciación) la desaparición del objeto en tanto
este estructura cierto nivel del fantasma, es algo cuyo reflejo tenemos en la
función de la causa. Cada vez que nos encontramos ante este
funcionamiento último de la causa, irreductible incluso a la crítica, tenemos
que buscar su fundamento y su raíz en este objeto oculto en tanto que
sincopado.”42
Es decir, siempre como un punto de alteridad la síncopa, un punto de otra
cosa.

Alumna: ¿A la imagen y a la significación?

Coirini: En relación a la imagen y a la significación, sí.

Alumno: ¿Ligado a la vacilación fantasmática también?

Coirini: Está ligado a la vacilación fantasmática. Ya lo vamos a ver. Dice


más abajo:
41
Lacan, J. La Angustia… Clase XVI “Los párpados de Buda”. Sesión del 8 de mayo de 1963, páginas
235, 236.
42
Ibíd., página 236.

17
“La angustia, les he dicho que es preciso definirla como aquello que no
engaña, precisamente en la medida en que todo objeto se le escapa. La
certeza de la angustia está fundada, no es ambigua. La certeza ligada al
recurso a la causa primera no es más que la sombra de esta certeza
fundamental. Es su carácter de sombra lo que le da su costado
esencialmente precario. Este costado, en verdad, solo se supera mediante
la articulación afirmativa que caracteriza a lo que he llamado argumento
esencialista, pero esto no convence, porque dicha certeza, si la buscamos
en su verdadero fundamento, se revela como lo que es, un desplazamiento,
una certeza segunda respecto de la certeza de la angustia.”43
Y la certeza de la angustia es justamente el a.

Alumna: Es lo que ya quería explicar con lo del estatuto óntico del


inconsciente.

Coirini: Claro. Sí. Y no ontológico. Claramente.

Alumno: Después sigue hablando del Buda.

Coirini: Después seguimos hablando, no, no. El Buda, más allá de


cualquier… bueno. Eso es muy poco parecido a un Buda, está claro, bue…
pero digo, el Buda, lo que le permite introducir a Lacan es la función de la
mirada y el ojo. ¿Sí? ¿Está? Es decir, la mirada como objeto, y el órgano, el
ojo. Justamente por los párpados de Buda, porque parecería, que esas
estatuas muestran una mirada que no están sostenidas en un órgano que
sería el ojo. Pero sí, en cierta localización de la función de la mirada, a
partir de lo que dejan entrever, y a la vez ocultan. Digo, en este punto,
empieza a introducir la cuestión de los dos objetos que el va a añadir al
estadio freudiano que es la mirada y la voz. La clase siguiente — van a
tener que leer con una velocidad exquisita —, vuelve a la cuestión de lo oral
para volver a introducir de nuevo la cuestión de lo escópico, y después en la
otra empieza a introducir la cuestión de la voz. El cuerno que es el Shofar,
que Lacan lo toma leyendo muchas veces a autores psicoanalíticos que ya lo
han trabajado, lo toma del artículo de Theodor Reik, sobre el Shofar 44. El
Shofar es interesante escucharlo.

43
Lacan, J. La Angustia… Clase XVI “Los párpados de Buda”. Sesión del 8 de mayo de 1963, página
236.
44
Reik, Theodor. “El Shofar”, en “El Ritual: estudio psicoanalítico de los ritos religiosos”. Ed. Acme-
agalma.

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