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EL TRASTORNO DEL 

TIPO CÓMODO:

EL TRASTORNO PASIVO-AGRESIVO

Las personas que padecen este trastorno hacen un arte de la


oposición. 

Se quejan, contrarían, postergan, se 'olvidan', desprecian a los que


tratan de ayudar y después se sienten defraudados porque la vida no
les ofrece algo mejor. Interior y exteriormente sienten la vida como
algo tenebroso y desagradable, pero no se dan cuenta de que son
ellos los que ponen obstáculos a todo lo que pueda resultar
gratificante.
CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO

El DSM-III-R describe el trastorno pasivo-agresivo de la personalidad


como:

Un patrón general de resistencia pasiva a las demandas de


rendimiento adecuado tanto en lo social como en lo laboral, que
comienza a manifestarse a principios de la edad adulta y se presenta
en una variedad de contextos, tal como lo indicaría la presencia de por
lo menos CINCO de los síntomas siguientes:

Dilata las cosas que debe hacer, de modo que no cumple con los
plazos.

Se vuelve hosco, tozudo o porfiador cuando se le pide que haga algo


que no le agrada.

Cuando se le encarga algo que no quiere hacer, da la impresión de


que trabaja con desgana o lo hace mal.

1. Protesta, sin motivo, aduciendo que los demás le plantean


exigencias irrazonables. 

2. Elude cumplir con sus obligaciones aduciendo que 'se olvida'. 

3. Cree que está haciendo las cosas mucho mejor de lo que los
demás piensan. 

4. Se ofende cuando los demás le aportan sugerencias útiles para


ser más productivo. 
5. Pone obstáculos a la labor de los demás, para lo cual deja de
hacer la parte que le corresponde en algo. 

6. Critica o desprecia sin motivo a las figuras de autoridad. 


LA TRAMPA PASIVO-AGRESIVO

El pasivo-agresivo nunca reconoce que tiene la culpa de que las cosas


le salgan mal ni de que hace algo para que usted se enoje. 

Si algo no sale como debe, es culpa de usted o del jefe. 

Jamás se muestra desafiante; su manera de actuar es tan pasiva, tan


indirecta, que así elude la responsabilidad. 

'Sabes lo ocupado que ando. No puedo acordarme de todo. Por eso


me olvidé de que no te gustaban las anchoas. Tendrías que
habérmelo recordado'. 

Para estas personas, acceder a los deseos de otro equivale a


someterse. Y la sumisión, para su identidad tierna y frágil, es sinónimo
de humillación.

Se trata de personas que llevan dentro un profundo enojo, y al mismo


tiempo se sienten muy desprotegidas. 

El enojo se debe a ofensas que en la infancia les hicieron sus padres,


de quienes no debían recibir todo el amor y la protección.

Ya de adultos, siguen siendo dependientes de las personas


importantes de su vida, incluidas entre ellas sus padres, cónyuges o
jefes.

Pero también les asusta sentirse débiles y les hace revivir viejas
heridas. No son capaces de entablar una relación íntima sin sentirse
enojados y resentidos, pero tampoco pueden vivir sin esas otras
personas. 

¿Qué hacen con toda esa hostilidad interior? Tienen miedo de ser
agresivos para con los otros, de quienes tanto dependen. 

Entonces recurren a una conducta de oposición, que expresa sus


sentimientos agresivos de una manera disimulada, pasiva. 

De ahí el nombre de pasivo-agresivo que se le ha dado al


trastorno.

Atrapados entre el amor y el odio, poco consuelo, felicidad o placer


encuentran estos seres perturbados. Al igual que los paranoides,
exteriorizan su sufrimiento en vez de analizarlo introspectivamente. 

Lo que les sucede es siempre culpa de los demás, no de ellos. 

Entonces, cuando pasivamente consiguen que sus jefes o cónyuges


reaccionen con furia y los castigan, experimentan la sensación de
injusticia que han llevado sobre sus espaldas durante toda la vida.

Arruinan su vida de pareja y su vida laboral. En un estudio a largo


plazo que se realizó en un grupo de hombres, de todos los trastornos,
el pasivo-agresivo resultó ser el que más se traducía en una movilidad
descendente en el plano del trabajo.

Como tratar con personas agresivas


 una comunicación inteligente puede convertir toda la hostilidad y agresión en
una situación cooperativa y llena de respeto.
 
1. Reúnete con esa persona en privado. Negociar con personas difíciles en un
ambiente privado es más fácil que hacerlo con público. Además, la flexibilidad
es más fácil cuando no hay nadie más.
 
2. Consigue un lugar neutral. Elige la sala de conferencias o ir a tomar un café
reduce la sensación de poder de esa persona, es decir, se siente fuera de su
terreno.
 
3. Sé asertivo. No dejes que te intimiden. Confía en tu autoestima, tus
conocimientos y la convicción con que te expresas. Las personas difíciles o
agresivas respetan a aquellos que demuestran fuerza en su diálogo.
 
4. Ofrece soluciones. Si tienes un problema con alguien lo mejor es buscar en
solucionarlo y no agrandarlo. Las personas agresivas tienden a controlar
susemociones cuando observan que la otra parte busca cooperar y
comunicarse.
 
5. Visualiza las consecuencias. Antes de enfrentarte a esa persona difícil, piensa
en el panorama y en sus reacciones, de esta manera podrás anticipar cualquier
comportamiento y tendrás la solución en tus manos. Recuerda pensar en
diferentes escenarios para que no te tome por sorpresa.
 
Es importante que antes de afrontar a este tipo de personas, identifiques si su
comportamiento es por algo que hiciste o si es así con todos los que te rodean.
Si es personal, analiza qué sucede, de qué manera te afecta y cómo
responderás con inteligencia.
 
En caso de que alguien dañe tu integridad, lo mejor es denunciarlo con las
autoridades correspondientes, para que tu salud física, mental y emocional
quede intacta.

Como identificar y manejar un pasivo agresivo


Nos podemos encontrar personas con comportamiento pasivo – agresivo tanto
en la familia, el trabajo, el vecindario, como en el grupo de amigos, o incluso
nuestra pareja. Este subtipo de comportamiento tóxico te lo puedes encontrar
en cualquier entorno.
¿Qué es una agresión pasiva?
Es una agresión No evidente y sutil, camuflada tras otros comportamientos
como protección, halago, despiste, espontaneidad, doble mensaje,
ambigüedad… Para discriminar una agresión pasiva, lo mejor es distinguirla
de una agresión activa.
La agresión activa o directa es evidente: puede ser desde una agresión física a
una descalificación directa, un tono de voz inapropiado o un desprecio claro.
Cualquier muestra directa de animadversión o rechazo es una agresión
directa y por tanto fácil de identificar y referirnos a ella: “me has gritado, me
has insultado, me has mirado mal …”
Las agresiones pasivas, sin embargo aunque nos hacen sentir mal, no se
muestran en forma de agresión. Y aquí está su lado pernicioso, porque el
agresor daña sin asumir dicha agresión, y el agredido se “traga” la violencia
del primero.
Ejemplos de mensajes pasivo agresivos:
 Esposa a marido: “he hecho tu maleta para el viaje para prevenirte
de tus despistes de siempre”
 Entre compañeros de trabajo: “no entiendo como hay gente a la que le caes
mal, con lo majo que eres”;
 Vecinos en el portal: uno facilita el paso del otro (quien va cargado) y le
sostiene la puerta mientas el otro pasa sin mirar ni dar las gracias.
 Suegra a nuera “querida, hoy por fin te veo guapa y favorecida”
 Compañeros de trabajo “¿te puedo decir algo sin que te enfades o te
ofendas?”
 

El pasivo – agresivo insinúa una descalificación, no la expresa claramente

¿Por qué los pasivo agresivos necesitan agredir indirectamente?


O lo que es lo mismo ¿para qué ocultan su agresión?
Para evitar la confrontación directa y la comunicación asertiva. Porque ahí se
manejan mal. Les da miedo la franqueza. Temen y envidian a quienes son
capaces de expresar de forma firme y clara sus emociones (asertividad).
Hay dos tipos de pasivo agresivos:
1. Los no conscientes de su malestar interno (enfado, rabia, envidia…) que
hay bajo su agresión. Huyen de cualquier tipo de confrontación. Nunca
se enfadan o alteran, se muestran como hermanitas de la caridad.
2. Los sí conscientes de su malestar, pero incapaces de plantear una
confrontación y deseosos de conflicto con el otro, lo buscan
indirectamente para que sea el otro el que inicie el desencuentro. Esto
pasa mucho en la pareja y en la familia. El silencio es el rey de las
agresiones en este campo.

¿cómo manejar el comportamiento ante un pasivo agresivo?


Lo recomendable es señalar asertivamente su agresión, sin valoración ni juicio,
sólo describiendo la misma, para que sepan que has reparado en ella (¡¡¡la
asuman ante ti o no!!!). Tu comunicación conviene que sea directa (todo lo
contrario de la suya), con esto invalidas la comunicación esquiva que el otro
maneja. La reacción del agresor puede ser de “dar un paso atrás” o “un paso
adelante” (en forma de ofensa o victimismo). Sea como fuere lo importante
es que ellos no te inoculen a ti su malestar.
Procura comunicarte de forma directa: por ejemplo haciendo preguntas que
requieran respuestas unívocas: tipo “Sí” o “No” o siguiendo con los ejemplos
anteriores: “veo que necesitas decirme que soy un despistado”, “¿es
necesario recordarme que hay gente que no me aprecia para mostrarme tu
afecto?”, “de nada vecino”…
 Una agresión pasiva se puede esconder tras cualquier gesto cotidiano:
Esa persona que se dirige al grupo mientras a ti te da la espalda: indícale que
se coloque donde todos puedan escucharle.
Un interlocutor que no te mira mientras le hablas como forma de ignorarte,
le puedes preguntar abiertamente: “¿te interesa lo que estoy diciendo?”
Etc etc.
El pasivo agresivo jamás reconocerá su agresión: porque su dificultad está
precisamente enresponsabilizarse de su propio malestar, e intentará evitar que
le señalen sus actos. Al principio te costará, pero a la larga te compensará:
sólo necesitas ser capaz de mirar a tu miedo a la cara y enfrentarte a él
en pequeños gestos.
El pasivo agresivo abusa de ti, porque tú también tienes dificultades con la
asertividad, en caso contrario, él te evitaría. Puedes aprender a ser asertivo
ante esas agresiones, para ello:

Recuerda que los cambios en la interacción personal cuestan al principio, y lo


natural es titubear internamente, porque estás cambiando una pauta
instaurada automáticamente entre tú y otra persona.
Hay agresiones tan sutiles que te resultará muy difícil de señalar, ten
paciencia, habrá otras oportunidades.
No se trata de vengarte, sino de no quedarte con un malestar que no te
pertenece, la agresión es de él, no tuya, no tienes por qué quedarte con ella.
Cualidades a cuidar ante una agresión pasiva

1. Serenidad exterior (si no te sientes capaz lo mejor es retirarte a tiempo, y


volver a intentarlo en otro momento).
2. Firmeza en tus afirmaciones, si es necesario usa la repetición. Tono de voz
tranquilo, firme, sin aspavientos.
3. No permitir que te desvíen del tema principal: mantenerte en “aquello
que te ha llamado la atención”, no ir a otros hechos, quedarse con lo que
está pasando “aquí y ahora” en vuestra interacción.
4. Paciencia: porque su comportamiento será esquivo, echará balones fuera.
5. Realismo con los resultados: no esperes grandes reconocimientos, tan
sólo aspira a conseguir que esa personas cambie en el futuro su
comportamiento contigo (no pretendas que te pida perdón ni que asuma
su agresión ni mucho menos que te repare por ella, porque lo más
probable es que jamás suceda).
6. Tolerar que el agresor busque otras personas a las que poder tratar de la
forma que tú ya no le permites, de hecho, es posible que incluso deje de
mostrarte el aprecio que antes te manifestaba (para castigarte), no te
alteres, lo importante es que tú dejes de recibir sus agresiones.

El pasivo agresivo te busca porque tu comportamiento en ocasiones no es asertivo

Un poco deautocrítica: es importante distinguir personas pasivo – agresivas


de momentos pasivo agresivos, porque si te paras a pensar, es probable, que
tú (y yo), en algún momento dado, aunque sea de forma inconsciente, hemos
actuado de forma pasivo agresiva, por miedo a la confrontación o a veces por
no tener conciencia de un enfado o malestar que nos ronda. Tomar
conciencia de tus propias agresiones pasivas te ayudará a manejar mejor las
de otros.

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