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¿QUÉ ES?
Todas las personas podemos ejercer la agresividad de un modo pasivo.
Es decir, todes alguna vez hemos mostrado agresividad sin exponernos directamente,
escondidos tras la ironía, el sarcasmo, la hostilidad o negando el malestar de quien lo
recibe.
La pasividad-agresión es hostilidad no expresada, que aparentemente es inofensiva por la
forma del mensaje, pero implica una motivación por agredir de manera oculta.
En general, esta conducta refleja por un lado la hostilidad y el resentimiento hacia otros que
la persona no se atreve a manifestar abiertamente, y por otro lado, la frustración de que no
encuentran la gratificación deseada en relaciones donde se muestran sumisos (relaciones
de dependencia en las que acaban atacando).
¿CÓMO ES?
Puede ser complicado identificar estas tácticas, pero las personas pasivo-agresivas suelen:
● Mandar mensajes ambiguos y confusos; siempre habrá incongruencia entre lo que
se hace y lo que se dice, cómo se hace y lo que se dice; lo que una persona pasiva-
agresiva intenta ser y cómo realmente actúa.
● Deshacerse de su responsabilidad mediante una larga lista de excusas.
● Tienen carácter desafiante e irritable: se quejan con facilidad, a menudo por temas
injustificados. Intentan imponer sus ideas de manera indirecta.
● Se sienten víctimas y recriminan a otros que les acusan sin motivo o les exigen
demasiado.
● Son dependientes en sus relaciones, pero de manera hostil. Es decir, se vinculan
más íntimamente de lo que reconocen, pero emplean la agresión para lograr
autonomía y salir de la sumisión.
● Se frustran con facilidad. Se quejan con frecuencia de que sus actos no tienen
efecto en el mundo, por ello toman una actitud pasiva e indefensa
● No cumplir las expectativas de otros aunque parecía que lo estaban haciendo (dicen
que sí a un favor pero luego no lo hacen).
¿POR QUÉ?
Las personas pasivo-agresivas utilizan la pasividad-agresión porque se sienten en
desequilibrio de poder, y en lugar de comunicar asertivamente su oposición se resienten de
manera directa.
Convierten a sus familiares, parejas, jefes, amigos en sus dictadores o verdugos, siempre
dicen que sí a lo que les pidan, pero luego se quejan hostilmente. Interpretan
equivocadamente las relaciones como una disputa donde ellos son los imponentes, por lo
que utilizan la agresión pasiva para re-establecer su poder.