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CENTRO DE COMUNICACIONES DEL CONGRESO
¿Servicio militar obligatorio como respuesta? Ausencia de políticas educativas y laborales en favor
de la juventud
Cada vez que pensamos cómo incluir a los jóvenes en sistemas educativos integrales o en
espacios técnicos laborales, en vez de pensar en una educación pública de mejor calidad se
piense en el servicio militar como la principal propuesta.
El secretario nacional de la Juventud, Alvaro Quispe Pérez, rechazó la propuesta lanzada por
algunos alcaldes distritales de Lima, para la restitución del servicio militar obligatorio (SMO), ante el
incremento de la delincuencia juvenil.
“Siete millones de jóvenes peruanos no pueden ser afectados por la acción vandálica de 12 mil
pandilleros”, dijo el funcionario.
Quispe Pérez explicó que el servicio militar obligatorio no es una salida que pueda evitar que existan
pandillas juveniles o la proliferación de violencia entre los jóvenes, pues no existe ningún estudio
que así lo demuestre.
“Tal es así que esta medida no aparece en ninguna política pública preventiva ni sancionadora de
jóvenes y adolescentes en conflicto con la ley”, anotó.
Sostuvo que los valores y la disciplina, encontrar un sentido de vida y alcanzar alguna capacitación,
así como adquirir carácter o hacer ejercicio físico, son prácticas efectivamente positivas pero que
pueden accederse por diversos modos, ya sea por el deporte sano, por programas formativos en
valores o en capacidades laborales y de emprendimiento.
“No sé por qué algunos alcaldes creen que es algo que solo se adquiere en un cuartel”, anotó.
Recordó que la vigencia de la Ley 29248, Ley del Servicio Militar Voluntario, desde el año 2000, fue
una importante reforma a favor de los derechos básicos de los jóvenes peruanos, una conquista
democrática vinculada además a la nueva concepción de las fuerzas armadas peruanas como
institución militar del siglo XXI, especializada y profesional.
“No podemos retroceder. La historia del SMO ha demostrado que su carácter supuestamente
obligatorio para todos no es tal, pues afecta directamente a los grupos sociales excluidos, es decir
a los ciudadanos más pobres y menos instruidos, a los jóvenes pobladores de las zonas rurales y
más alejadas de las capitales”, dijo.
Señaló que existen aproximadamente 20 mil vacantes no cubiertas para personal de tropa en las
Fuerzas Armadas, y que el perfil que se exige en la actualidad es de soldados profesionalizados.
“Las FFAA no son reformatorios”, comentó.
En ese sentido, subrayó que las estrategias para hacer frente a problemas de seguridad ciudadana,
como las pandillas y barras bravas, requieren enfoques preventivos socioeducativos y la articulación
de diversos actores.
Dijo que los enfoques más adecuados y eficientes son los socioeducativos y que son un poderoso
elemento para alejar a los jóvenes de actitudes violentas o del consumo de drogas.
“Por ejemplo, los programas de prevención de la violencia juvenil que conciben las opciones
formativas, las alternativas emprendedoras y la accesibilidad a la educación, el deporte, la expresión
artística, el uso creativo y productivo del tiempo libre, así como el apoyo en la autoestima y el cultivo
de valores, entre ellos la disciplina y la moral; en general todo aquello que ofrezcan oportunidades de
desarrollo”, anotó el titular de la Senaju.