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JUANI Y CARLOS

DELEGADOS 2023
LECCION VII.
Legislación comparada.
A pesar de la contradicción que supone una prisión preventiva de quien no
ha sido juzgado y condenado, esta se contempla en todos los ordenamientos
jurídicos.
ARGENTINA.
Cada provincia tiene su régimen procesal en el que se regula la prisión
preventiva.
El régimen procesal de la ciudad de Buenos Aires, dice lo siguiente: su
carácter será excepcional y no podrá exceder un periodo de 60 días corridos. La
libertad ambulatoria solo podrá limitarse en caso de peligro de fuga o
entorpecimiento del proceso. La detención cautelar de una persona menor de 18
años de edad, solo procederá cuando no apareciese suficiente la aplicación de otra
medida menos grave y por el periodo mínimo necesario para evitar que eluda el
juicio, siempre que el delito imputado prevea pena privativa de libertad.
BRASIL.
La internación, antes de la sentencia, puede ser determinada por el plazo
máximo de 45 días. La decisión deberá ser fundamentada y basarse en indicios
suficientes de identidad del autor y materialidad, demostrando la necesidad
imperiosa de la medida.
BOLIVIA.
Las medidas cautelares deberán ser dispuestas con carácter restrictivo,
mediante resolución judicial fundada y solo duraran mientras subsista la necesidad
de su aplicación, debiendo ser ejecutada de modo que perjudique lo menos
posibles a la persona y dignidad del adolescente. La detención preventiva, medida
excepcional que puede ser determinada por el juez de la niñez y la adolescencia
como una medida cautelar, a partir del momento en que recibe la acusación y
cuando se presenten cualquiera de las siguientes circunstancias:
1. Que el delito tenga previsto pena privativa de libertad, cuyo máximo legal
será de cinco años o más;
2. Exista el riesgo razonable de que el adolescente evada la acción de
lajusticia
3. Exista peligro de destrucción u obstaculización de la prueba y exista peligro
para terceros.
En ningún caso se podrá imponer esta medida por más de cuarenta y cinco
días, en todos los casos el juez deberá analizar si es posible sustituir la detención
preventiva por otra medida más favorable.
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PERU.
El internamiento preventivo, debidamente motiva, solo puede decretarse
cuando existan:
1. Suficientes elementos probatorios que vinculen al adolescente
como autor o participe de la comisión del acto infractor;
2. Riesgo razonable de que el adolescente eludirá el proceso y
3. Temor fundado de destrucción u obstaculización de pruebas

EL SALVADOR.
La detención provisional puede dictarse si se dan los tres requisitos
siguientes:
1. que se hubiera establecido la existencia de una infracción sancionada en la
legislación penal con pena de prisión cuyo mínimo sea igual o superior de dos años
2. Que existieran suficientes indicios o evidencias sobre la autoría o
participación del menor en la infracción, teniendo en cuenta la circunstancias en
que ocurrió el hecho y el grado de responsabilidad, y
3. Que existieran indicios de que el menor pudiera evadir la justicia o
entorpecer la investigación.
Las medidas provisionales no podrán exceder de noventa días.
HONDURAS.
Se faculta al juez para decretar cualquier medida cautelar de las
enumeradas el código con la finalidad de garantizar la presencia del adolescente
en el proceso. Se repite este criterio cuando se dice que el internamiento se
decretara cuando haya peligro de fuga u obstrucción de la investigación.
Dictada una medida cautelar, las investigaciones no podrán exceder de 30
días. Este plazo podrá ampliarse a petición del ministerio público hasta por 30 días
adicionales.
COSTA RICA.
Establece que la detención provisional como medida cautelar podrá ser
decretada por el juez penal juvenil a partir del momento en que reciba la acusación,
cuando se presenten las siguientes circunstancias:
1. Exista el riesgo razonable de que el menor de edad evada la acción de la
justicia, 2. Exista peligro de destrucción u obstaculización de la prueba 3. Exista
peligro para la víctima, el denunciante o el testigo.
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La medida tiene carácter excepcional especialmente para las personas
comprendidas entre las 12 y los 15 años de edad y solo se aplicaran si no sea
posible adoptar otra medida menos gravosa.
No podrá exceder dos meses, prorrogables por única vez, a los dos meses
más.
NICARAGUA.
Establece que la detención provisional como medida cautelar es de carácter
excepcional, y solo se aplicara en caso de hechos delictivos que puedan ser
sancionados como medidas privativas de libertad y solo cuando no sea posible
aplicar otra medida menos gravosa. Para poder decretar la detención provisional
como medida cautelar debe presentarse cualquiera de las siguientes
circunstancias:
1. Se presume gravemente la participación del adolescente en el hecho ilícito;
2. Cuando exista el riesgo razonable de que el adolescente evada la acción
de la justicia, y
3. En los casos de flagrante delito.
REPUBLICA DOMINICANA.
La privación provisional de libertad se podrá ordenar cuando existan
elementos de convicción suficientes para sostener, razonablemente, que la
persona adolescente es, con probabilidad, autor o cómplice de la comisión de una
infracción a la ley penal; y que, de conformidad con la calificación dada a los
hechos, se trate de una infracción que el derecho común se castigue con una
sanción que exceda los cinco años, siempre que se presente adicionalmente una
o cualquiera de la circunstancias siguientes:
1. exista el riesgo razonable de que le adolescente evada la acción de la
justicia
2. Exista posibilidad de destrucción u obstaculización de los medios de
prueba.
3. Exista peligro para la víctima, el denunciante, querellante o testigo.
La privación provisional de libertad, ordenada por el juez durante la
investigación, tendrá una duración máxima de 30 (treinta días) y podrá ser
sustituida por otra medida menos gravosa en cualquier momento, a solicitud de las
partes.

LECCION VIII.
Sistemas de respuestas Jurídicas a la conducta infractora.
Introducción.
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El Estado deberá crear órganos jurisdiccionales especializados para el
conocimiento de conductas penalmente típicas atribuidas a menores de Edad y
un procedimiento especial por el cual se conozcan las infracciones a la ley penal.
Esta lección se centra en explorar las sanciones previstas, una vez que hay sido
declarada la responsabilidad penal adolescente, por la infracción de normas
penal cometidas, quienes por razones de política criminal y sus peculiares
circunstancias se los sustrae del ámbito de las consecuencias jurídicas de las
normas de derecho penal para adultos.
Es relevante mencionar, que la evaluación sicosocial implementada por el
Código de la Niñez y la Adolescencia, no solo permitirá un conocimiento
exhaustivo de las circunstancias, recursos y dificultades del adolescente para la
determinación de medidas, sino también, si acaso es competente para
comprender el juicio y las decisiones que este adopten o la existencia de
vulnerabilidades que limiten e impongan Condiciones especiales de resguardo,
como impedir la presencia de personas en la audiencia o la adopción de medidas
que tiendan a su protección inmediata.
Del sistema de sanciones. Flexibilidad jurisdiccional en su aplicación.
En opinión del Prof. Dr. Wolfgang Shone, que la cátedra comparte, la
respuesta tradicional a la infracción de la ley penal por parte de menores era la
aplicación de las mismas sanciones que las previstas para los adultos con una
sola diferenciación respecto al régimen sustantivo: la atenuación obligatoria de
las penas. En pocas palabras, una operación casi matemática, sin necesidad de
atender la individualidad del caso y sobre todo del condenado.
El actual sistema de sanciones autónomo, bajo la denominación de
MEDIDAS, establecido por el Código de la Niñez y la Adolescencia es diferente,
fundamentalmente asume una finalidad pedagógica para asegurar en todo
momento la educación, reinserción y resocialización del adolescente en conflicto
con la ley penal.
La expresión medida, que utiliza el legislador, en vez de pena, supone
ocultar el carácter sancionador que evidentemente tiene algunas de ellas aunque
su finalidad se educativa, con un marcado sentido de protección y apoyo al
infractor para su reinserción a la familia o en grupo de referencia.
De las medidas de vigilancia, de mejoramiento y de seguridad.
Las medidas de seguridad del derecho penal común tienen cabida en el
régimen penal de la Adolescencia, pues el artículo 198 del Código de la Niñez y
de la Adolescencia, permite la aplicación de algunas de las medidas previstas en
el derecho penal común. Cuando sea merecedor para fines terapéuticos: La
internación en un hospital siquiátrico.
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Se reserva para adolescentes que en el momento de la acción u omisión
sufre de un trastorno mental, desarrollo psíquico incompleto o grave perturbación
de la conciencia que le impide reconocer la ilicitud del hecho.
La internación en un establecimiento de desintoxicación.
Esta prevista para aquellos casos de adicción al alcohol o las drogas, que
precisan de un contexto estructurado de programación terapéutica y no se
encuentra en el adolescente, ni en su entorno las condiciones idóneas para el
tratamiento en régimen de libertad.
La duración de estas medidas de tratamiento educativo – terapéutico, con
la intervención de especialistas depende de criterios médicos. Su aplicación en
nuestro país es muy reducida por los costos que implica y la calidad de los
especialistas requeridos que no siempre se los puede obtener.
La cancelación de la licencia de conducir.
Es una medida especial indicada para infracciones imprudentes o delitos
contra la seguridad del tráfico, para resguardo del tránsito frente a adolescentes
objetivamente ineptos o carentes de idoneidad para ello. De las medidas de
protección y apoyo.
Estas medidas no son consecuencias de un juicio de reproche, sino como
protección y apoyo a quienes, a pesar de haber cometido un hecho antijurídico,
no pueden ser considerados como responsables.
El órgano jurisdiccional debe realizar juicio sobre la tipicidad, antijurídica
para luego preguntarse si el que realizo el ilícito que se quiere sancionar tiene la
capacidad de entender la ilicitud de su acto, o tenía la capacidad de determinarse
de acuerdo con esa comprensión. Consideramos que el juez debe estar
informado de la marcha de la medida, y la conducta del adolescente que pudiera
dar lugar a la aplicación de otra o dejarla sin efecto, concluyen al cumplirse las
metas fijadas y la situación del adolescente ya no la hiciera necesaria.
De las medidas socioeducativas. Naturaleza.
El Código de la Niñez y de la Adolescencia en concordancia con las
recomendaciones internacionales, otorga un lugar predominante a las medidas
socioeducativas que constituyen prohibiciones y mandatos orientados a fortalecer
el proceso socioeducativo del adolescente incurso en una conducta contemplada
en nuestra ley penal. No tiene finalidad punitiva, más bien se orienta a través de
la educción.
Pertenecen a estas medidas:
1. Residir en determinados lugares.
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Consiste en obligar al infractor a cambiar de residencia, con identificación de
los responsables, cuando se comprueba que el ambiente del hogar donde
desenvuelve su vida resulta perjudicial para su sano desarrollo o influye en su
accionar delictivo.
A nuestro criterio es procedente también esta medida en caso en que la víctima
tanga su domicilio cerca del victimario, lo que pudiera sobre llevar futuros riesgos
y conflictos.
2. Vivir con determinada familia o en un determinado hogar.
Se trata de una convivencia impuesta por el juez, en la que el adolescente
deberá residir y realizar sus vivencias básicas y educativas en el seno de una
familia distinta a la suya.
Esta medida intenta proporcionar al adolescente un ambiente de socialización
positiva, tendientes a evitar las negativas influencias del conflictivo entorno
familiar o social en que se desenvuelve su vida.
Debido a que la medida tiene una duración temporal, como regla general, no
ha se suponer una ruptura con su familia biológica dado que el adolescente
volverá con ella al terminar su cumplimiento.
3. Aceptar un determinado lugar de formación o de trabajo.
Acorde con sus características y capacidades, con objeto de que el trabajo
desarrolle en las actitudes positivas en el adolescente, de convivencia social y a
la vez aumento de su autoestima.
4. Realizar determinados trabajos.
La tarea deberá asignarse según su aptitud del adolescente, quien está
obligado a cumplir sin perjudicar la asistencia a la escuela o la jornada normal de
trabajo, no debe implicar riesgo o peligro para él. Ejemplo: arreglar el jardín de la
casa de la víctima, cuidados de espacios públicos, ayuda en cocinas populares
para niños y otros.
5. Someterse al apoyo y a la supervisión de una determinada persona
A fin de reflexionar críticamente acerca de la infracción y asumir la
responsabilidad de la acción cometida.
Recibir ayuda espiritual o moral tendiente a influir en su autoestima para
encausar su vida.
Lograr la adopción de valores de responsabilidad.
6. Asistir a programas educativos y de entrenamiento social.
Consiste en ordenar al adolescente que ingrese a una institución educativa, o
asista a cursos, conferencias o sesiones informativas:
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Para eliminar dependencias a drogas u otros estupefacientes.
Referente a problemas de conducta del adolescente en relación con los
valores de las normas morales, sociales y legales.
Terapia para control de la agresividad respecto de adolescentes violentos.
Ejemplo (hincha de algún deporte, especialmente en futbol).
Los objetivos de la acción de esta medida educativa son básicamente:
Responsabilizar por la infracción cometida.
Ofrecer una oportunidad de participar de un proceso educativo que apunte
al desarrollo de sus potencialidades, autoestima, autonomía. En síntesis es
“entregarle herramientas para superar sus dificultades y así no volver a delinquir
en el futuro”.
Reparar, dentro de un plazo determinado y de acuerdo con sus posibilidades, los
daños causados por el hecho punible.
Su finalidad es desarrollar y reforzar en el adolescente un sentido de
responsabilidad, amén de su contenido restaurativo. La reparación supone el
compromiso de realizar determinadas acciones en beneficio del perjudicado, o de
la comunidad seguida de su realización efectiva. En este caso, la Dirección de
Mediación y/o el equipo técnico orientarán la actividad concreta a realizar.
7. Tratar de reconciliarse con la víctima.
Esta medida se aplica cuando el adolescente se arrepienta del daño causado
y está dispuesto a disculparse, pues tiene por objeto que la víctima reciba una
satisfacción psicológica a cargo del infractor, quien debe arrepentirse del daño
causado.
En esta tarea debe intervenir el equipo auxiliar de la justicia con el concurso del
mediador, quienes deben trabajar con criterio educativo y socializador.
8. Evitar la compañía de determinadas personas.
Con esta conducta se ordena al adolescente que se abstenga de frecuentar la
compañía de aquellas personas que estén propiciando o incentivando para que
lleve una conducta delictiva ante la sociedad.
Opinamos que el juez debe indicar en forma clara y precisa, las personas que
el adolescente debe abandonar en su trato.
Abstenerse de concurrir a determinados lugares o lugares exclusivos para
mayores de edad.
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Consiste en prohibir al adolescente asistir a ciertos lugares o establecimientos
que resulten inconvenientes o impropios para su sano desarrollo sicosocial.
9. Asistir a cursos de conducción.
Se trata de una medida aplicable para los casos de infracción a reglamentos
de tránsitos, delitos contra la seguridad del tráfico.
Someterse a un acuerdo del titular de la patria potestad o del autor, en su
caso, a un tratamiento médico social por un especialista o un programa de
desintoxicación.
Se puede aplicar esta medida a los adolescentes con problemas de
drogadicción o alcoholismo, para que se sometan a un tratamiento voluntario de
deshabituación, no compulsiva a cargo de profesionales o en establecimientos
oficiales o privados.
Cabe mencionar que las medidas mencionadas se adaptan perfectamente a
las recomendaciones de la Convención Internacional sobre los Derecho del Niño
y las Reglas de Beijing, que abogan por medidas de carácter socioeducativas.
DURACION DE LAS MEDIDAS SOCIOEDUCATIVAS.
La ley precisa que el juez debe determinar su duración, sin embargo,
resulta llamativo al dejar un vacío en cuanto al mínimo al señalar que no
excederá más de, 2 años, lo que quiere decir que por debajo de dicho límite no
existe una regla impuesta para el juez. De acuerdo con los principios educativos
e interés superior del niño le concede una flexibilidad consistente en poder
cambiarles, eximir de ellas o prolongar antes del vencimiento del plazo ordenado
hasta por 3 años, cuando sea indicado por razones de educación. En todos los
casos, las medidas socioeducativas terminaran cuando la persona cumpla los 20
años.
DE LAS MEDIDAS CORRECIONALES:
Estas medidas son intermedias entre las socioeducativas y la privativa de
libertad, pues se aplicarán cuando las medidas socioeducativas no sean
suficientes y la medida privativa de libertad no resulte apropiada. Tiene por
finalidad concienciar al adolescente en forma enérgica acerca de la
responsabilidad por su conducta, pues se lo considera con capacidad para
asumir las propias acciones y las consecuencias que de ellas derivan.
En síntesis, estas medidas tienen por objetivo la consolidación de
sentimientos de propiedad y de relevancia social de los propios actos, de manera
tal que la imposición y ejecución de las mismas la permitan experimentar dentro
de un marco de legalidad la importancia y beneficios de la convivencia armónica,
la tolerancia, el respeto de sí mismo y de los derechos de sus semejantes.
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LOS TIPOS DE MEDIDAS CORRECIONALES SON: LA AMONESTACION.
Es la llamada atención que el juez dirige oralmente en forma directa y
comprensible al adolescente, con el fin de hacerle consciente de la
reprochabilidad de su conducta y su obligación de acogerse a las normas de trato
familiar y convivencia social.
Para la correcta realización de la amonestación se deberán utilizar,
independientemente de la cordialidad del juzgador, unos conceptos que no
puedan ser tildados de lesivos para la dignidad y el honor de los menores.
LA IMPOSICION DE LAS OBLIGACIONES.
La enumeración de las obligaciones que el juez podrá imponer está
regulados en el artículo 205 del Código, orientadas a producir la responsabilidad
por las acciones cometidas en ella. Ellas son:
a) Reparar dentro de un plazo determinado y de acuerdo con sus
posibilidades, los daños causados por el hecho punible.
b) Pedir personalmente disculpas a la víctima.
c) Realizar determinados trabajos.
d) Prestar servicios a la comunidad.
e) Pagar una cantidad de dinero a una entidad de beneficencia.
REGISTRO DE ANTECEDENTES.
En el fuero penal de la adolescencia no se puede fundamentar la utilidad
del registro de antecedentes penales, porque ello disminuye las chances para la
integración social de los condenados y pone en cuestión el bien intencionado fin
de las medidas, la inserción social. El articulo 203 último párrafo establece “Las
medidas correccionales no tendrán los efectos de una condena a una pena, en lo
relativo a los antecedentes del afectado, sin perjuicio de la posibilidad de
asentarles en un registro destinado a recoger datos para actividades estatales,
educativas y preventivas.
La regulación legal contenida en las reglas de las Naciones Unidas para la
protección de los menores privados de libertad señala: “los diplomas o
certificados de estudio otorgados a los menores durante su detención no podrán
indicar en ningún caso que los menores han estado recluidos.

LECCION IX.
PRESUPUESTOS RELATIVOS A LA MEDIDA PRIVATIVA DE LIBERTAD. DE LA
MEDIDA PRIVATIVA DE LIBERTAD.
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El Código define que la medida privativa de libertad consiste en la internación del
adolescente en un establecimiento especial destinado a fomentar su educación y su
adaptación a una vida sin delinquir.

De acuerdo con las reglas de las Naciones Unidas se entiende por privación de
libertad toda forma de detención o encarcelamiento, así como el internamiento en un
establecimiento público o privado del cual no se puede permita salir al menor por su propia
voluntad, por orden de cualquier autoridad judicial, administrativa u otra unidad pública.

LAS REGLAS DE BEIJING, adoptan una posición similar al establecer que el objetivo
de la internación es: la capacitación y el tratamiento de menores internados en
establecimientos penitenciarios que tienen por objetivo garantizar el cuidado y protección,
así como su educación y formación profesional para permitirles que desempeñen un papel
constructivo y productivo en la sociedad.

PRESUPUESTOS PARA LA PRIVACIÓN DE LIBERTAD.


La medida privativa de libertad debe decidirse luego de un cuidadoso estudio y en
el que se haya demostrado y fundamentado la inconveniencia de utilizar medidas no
privativas de libertad, tomando en consideración los principios de legalidad,
excepcionalidad, proporcionalidad e idoneidad de la misma.

Debe tenerse presente que estudios empíricos dan cuenta que los adolescentes
privados de libertad, aumentan hasta cuatro veces más la posibilidad de que vuelvan a
ingresar como adulto al sistema penal, razón por la cual la norma establece pautas para
determinar su aplicación solo para aquellos supuestos en los que:

a) Las medidas socioeducativas y las correccionales no sean suficientes para la


educación del condenado
b) La internación sea recomendable por el grado de reproche de su conducta; lo que
indica que debe existir una lesión significativa del bien jurídico.
c) El Adolescente haya reiterado y gravemente incumplido en forma reprochable
medidas socioeducativas o las imposiciones ordenadas.
d) Anteriormente se haya intentado responder a las dificultades de adaptación social
del adolescente,mediante unamodificación delasmedidasnoprivativasde libertad.
e) El adolescente haya sido apercibido judicialmente de la posibilidad de la aplicación
de una medida privativa de libertad en caso de que no desistiese de su actitud.
DURACION.
El Código sigue la línea marcada sobre el particular por la Convención Internacional
sobre los Derechos del Niño y por otros convenios internacionales que exigen la limitación
temporal del encierro para los adolescentes infractores.
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La escala de duración de la medida privativa de libertad en los casos de delitos es
seis meses hasta cuatro años. Cuando un hecho es calificado como crimen por el derecho
penal común, ha reducido sensiblemente la duración máxima llevando a ocho años.

DURACION DE LA MEDIDA PRIVATIVA EN EL DERECHO COMPARADO.


En el ámbito de la legislación comparada los plazos máximos de duración de la
medida privativa de libertad son:

BRASIL Y PERU: 3 AÑOS.

GUATEMALA Y BOLIVIA: 3 AÑOS Y 5 AÑOS (según las franjas de edad. ECUADOR: 4


AÑOS.

NICARAGUA: 6 AÑOS.

VENEZUELA: 3 Y 7 AÑOS (según los grupos de edad). EL SALVADOR: 6 Y 7 AÑOS


(según la franja etaria)

HONDURAS: estableció el monto máximo de esta medida en 8 años. REPUBLICA


DOMINICANA: 5 años PANAMA: 7 años.

CHILE: 5 años.

COSTA RICA: 10 Y 15 años, según la edad del infractor.

DE LA SUSPENSION A PRUEBA DE LA EJECUCION DE LA MEDIDA PRIVATIVA


DE LIBERTAD.
La medida privativa de libertad está sujeta a dos modalidades a saber:

SUSPENSIÓN A PRUEBA DE LA EJECUCIÓN DE LA MEDIDA (Art.208).


En esta modalidad el juez dicta sentencia imponiendo la medida privativa de
libertad, pero suspende la ejecución, cuando la personalidad, la conducta y las condiciones
de vida del adolescente permitan esperar que este, bajo la impresión causada por la
condena y por medio de obligaciones, reglas de conducta o sujeción a un asesor de prueba,
aun sin privación de libertad, pueda adecuar su conducta a las normas sociales y a una vida
sin delinquir.

SUSPENSIÓN A PRUEBA DE LA CONDENA (ART.213).


Cuando la condena no es mayor a un año de medida privativa de libertad, la
suspensión a prueba de su ejecución es obligatoria para el juez. En cambio, cuando la
duración de la medida no exceda de dos años, no es perspectiva, sino que facultativa del
juez.
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La norma dice textualmente: “…bajo las condiciones establecidas en el párrafo
anterior, el juez podrá suspender la ejecución de una medida privativa de libertad, cuya
duración no exceda de dos años, cuando la ejecución con miras al desarrollo del
adolescente no sea necesaria…”, lo que importa que él puede resolver facultativamente.

DE LA REVOCACION DEL BENEFICIO DE LA SUSPENSION.

La revocación del beneficio y la ejecución de las medidas privativas de libertad que


había sido dejada en suspenso, corresponde cuando el adolescente:

a) Incurra a un hecho punible durante el periodo de prueba o el lapso comprendido


entre el momento en que haya quedado firme la sentencia y el de la decisión sobre la
suspensión; en razón de que la expectativa depositada en la condicionalidad no se ha
cumplido.
b) Infringiera grave o repetidamente reglas de conducta o se apartara del apoyo y
cuidado de su asesor de prueba, dando con ello lugar a la probabilidad de que vuelva a
realizar un hecho punible; o haciendo tener nuevas incursiones en hechos delictivos. c)
Incumpliera grave o repetidamente las obligaciones.
Si bien el código endurece la situación del adolescente que este incurso en estas
causales, sin embargo el juez prescindirá de la revocación, pese a que el infractor haya
incurrido en las causales mencionadas, cuando sea suficiente:

1. Ordenar otras reglas de conducta e imponer nuevas obligaciones.


2. Prolongar el periodo de prueba hasta el máximo de la condena.
3. Volver a ordenar, antes del fin del periodo, la sujeción a un asesor de prueba.
DE LA SUSPENSION DE LA CONDENA A LA MEDIDA PRIVATIVA DE LIBERTAD.
Expresamente regulado en el art.213, como una alternativa que otorga la norma
para aquellos supuestos en que agotadas las investigaciones, no conste con seguridad la
existencia en el adolescente de tendencias nocivas, que indiquen la necesidad de la medida
privativa de libertad.

El juez podrá emitir un veredicto en el que quedará establecido el hecho delictivo


sobre la base de comprobación de todos los elementos típicos del ilícito, la evidencia
suficiente de la autoría o participación del menor de edad, luego se declara la
reprochabilidad de la conducta del adolescente y postergar la decisión sobre la medida
privativa de libertad, a resultas de un periodo de prueba que obliga observar al
adolescente.

DE LA COMBINACION DE LAS MEDIDAS.


Las medidas socioeducativas y las medidas correccionales, así como varias medidas
socioeducativas y varias medidas correccionales podrán ser ordenadas en forma
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acumulativa. Junto con una medida privativa de libertad, podrán ser ordenadas solo
imposiciones y obligaciones (Art.199).

La posibilidad de aplicar varias medidas está pensada para las situaciones en las
que una sola no es suficiente para lograr la finalidad perseguida, requiriendo el
complemento de otra, siempre que su naturaleza permita el cumplimiento simultáneo de
ellas y debe estar acorde con el principio de proporcionalidad e idoneidad.

ASI POR EJEMPLO:


Se puede ordenar en forma conjunta las siguientes medidas: Vivir con una
determinada familia (Art.200)

Con que el adolescente se abstenga de concurrir a determinados lugares (Art. 200).

Y se someta al apoyo y a la supervisión de una determinada persona (Art.200):

SANCIONES ADICIONALES.
El Código penal prevé la posibilidad de imponer al condenado la obligación de
publicar la sentencia firme. En el régimen penal de la adolescencia, en forma imperativa la
norma prohíbe la aplicación de la sentencia al establecer: “…No se podrá imponer la
publicación de la sentencia prevista en el artículo 60 del Código Penal… (Art.197 C.N.A).

Varios instrumentos internacionales respaldan esta prohibición, entre ellos interesa


destacar la Convención Internacional de los Derechos del Niño que contiene diversas
disposiciones vinculadas al tema tales como las que prescriben “…el niño se será protegido
contra toda forma de discriminación o castigo por causa de la condición, las actividades,
las opiniones expresadas o las creencias de sus padres, o sus tutores o de sus familiares…
” (Art.2).

LECCION X.
INTRODUCCION.
El Código de la Niñez y de la Adolescencia, incorpora en el libro V
disposiciones referentes a la revisión y vigilancia de las medidas en el título II,
capito II, normas relativas a la ejecución de las mismas, enumerando en primer
lugar los derechos de los adolescentes en la etapa de elución y otras regulaciones
concernientes al funcionamiento de centros de internamientos especiales
destinados a fomentar su educación y adaptación a una vida sin delinquir. Especial
importancia adquieren las disposiciones relativas al reglamento interno y la
vigilancia del cumplimiento de las medidas y sus efectos, tarea que se le atribuye
al juez de ejecución del fuero penal común.
DE LA EJECUCION DE LA MEDIDA PRIVATIVA DE LIBARTAD.
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El objetivo prioritario de la medida privativa de libertad es disponer de un
ambiente que provea las condiciones educativas adecuadas para que le
adolescente pueda reorientar aquellas disposiciones o deficiencias que han
caracterizado su comportamiento antisocial. Según la intensidad del objetivo, la
norma prevé las modalidades en regímenes cerrados o perniabiertos. Art. 215 del
C.N.A. que dice: La medida privativa de libertad se ejecutara de acuerdo con las
necesidades y posibilidades pedagógicas en regímenes cerrados o semiabiertos,
procurando favorecer un tratamiento que permita al adolescente aprender a vivir
en libertad sin la realización de hechos punibles. Con esta finalidad, se fomentarán
los contactos del adolescente con el ámbito exterior del establecimiento y su
incorporación en programas educativos y de entrenamiento social…
EL INTERNAMIENTO EN REGIMEN CERRADO.
Se recurrirá a esta modalidad, cuando la característica familiar no pueda
sostener el régimen semiabierto o si la personalidad del joven no aconseja su
permanencia en el medio donde se desenvuelve por el riesgo que puede generar
para su socialización.
En esta modalidad, el adolescente vive en un centro y desarrolla en las
mismas actividades formativas, educativas, laborales y de recreación
consideradas necesarias para la adquisición de suficientes recursos de
comportamiento social que permita vivir la libertad sin la realización de hecho
punible, mediante una gestión de control en un ambiente restrictivo y autónomo
progresivamente.
El centro Educativo para mujeres adolescentes infractores VIRGEN DE
FATIMA y el Centro Educativo de Itaugua, dependiente del servicio Nacional de
Atención a Adolescentes Infractores del Ministerio de Justicia y Trabajo, funcionan
con el sistema de régimen cerrado.
EL INTERNAMIENTO EN REGIMEN SEMIABIERTO.
Es preferible siempre que se den las condiciones necesarias que el
adolescente la ejecución de la medida privativa de libertad en un régimen
semiabierto.
Este régimen puede plantear varias modalidades, por ejemplo que el
adolescente permanezca en un centro de internación especializado en periodos de
tiempo que puedan estimarse liberes de conformidad con las obligaciones y
actividades que desarrolle. La otra modalidad puede ser que el adolescente resida
en el centro, pero realiza las actividades formativas, educativas y laborales fuera y
otra alternativa es a la inversa. La ventaja de este sistema es que no rompe los
vínculos familiares, sociales y escolares del menor.
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CENTROS DE INTERNACION.
En los centros no se pueden admitir adolescentes, sin orden previa y escrita
de la autoridad competente y ello obliga a que exista dentro de estos las
separaciones necesarias respecto de la edad, sexo, de prevenidos y condenados,
para evitar que los adolescentes se conviertan en víctimas de otros reclusos.
Todo lo expuesto hace referencia los instrumentos internacionales y fueron
adoptados por la comunidad mundial y estas disposiciones son para prevenir
malas influencias en el joven por parte de los adultos.
FUNCIONAMIENTO. CONDICIONES BASICAS.
Los centros especiales de internamiento deberán funcionar en locales
adecuados, a cargo de pernal capacitado en el área social, pedagógica y legal a
los efectos de garantizar los fines educativos para que el adolescente pueda
reorientar aquellas disposiciones o carencias que han caracterizado su
comportamiento antisocial. Consideramos muy positiva la disposición al señalar las
características concretas que deberán revestir los centros de internación, que no
deben ser con diseños para adultos, sino en espacios concebidos y creados
específicamente a la educación y rehabilitación del adolescente.
REGLAMENTO INTERNO.
El Estado tiene obligaciones especiales para con los internos, con miras a
que estos puedan ejercer plenamente los derechos fundamentales que no les han
sido suspendidos.
Al momento del ingreso al centro, el adolescente debe recibir copia del
reglamento interno y un folleto que explique de modo claro y sencillo sus derechos
y obligaciones. Si los mismos no saben leer, se les comunicara la información de
manera comprensible y dejaran constancia de su entrega en el expediente. La
reglas de Beijing, dedican especial atención a los establecimientos de internación,
así también sigue los delineamientos las Reglas de las Naciones Unidas para la
protección de menores privados de libertad.
REGISTRO.
Con relación al registro, las Reglas de las Naciones Unidas para la
protección de los menores privados de libertad señala: 1. Datos relativos a la
identidad del menor
2. Las circunstancias del internamiento, así como sus motivos y la autoridad
con que se ordenó;
3. El día y hora de ingreso, el traslado y la liberación
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4. Detalles de la notificación de cada ingreso, traslado o liberación del menor
a los padres o tutores a cuyo cargo estuviese en el momento de ser
internado
5. Detalles acerca de los problemas de salud física y mental conocidos,
incluidos el uso indebido de drogas y de alcohol
Observación: Estas reglas apuntan al registro dentro del centro de
internación, y no como antecedentes penales.
DERECHOS Y GARANTIAS BASICAS QUE RIGEN LA EJECUCION DE LAS
MEDIDAS.
Es pertinente señalar que por el principio de legalidad, las medidas serán
ejecutadas una vez firme y ejecutoriada, cuyo control corresponde al juez de
ejecución. Una medida privativa de libertad en ningún caso puede implicar la
perdida de algunos de los derechos que sean compatibles con ella e incluso debe
recordárseles todos aquellos derechos que sean necesarios para su adecuada
socialización.

LECCIÓN XI.
1. Sustitución y modificación de medidas. Instrumentos jurídicos
internacionales.
Los jueces de ejecución son los encargados de velar porque la internación
se cumpla de forma acorde con los parámetros legales y las normas
constitucionales, ordenando en su caso modificar la sanción durante su ejecución
como también el cese de los actos y omisiones de la autoridad administrativa que
impliquen agravar ilegítimamente la forma y las condiciones en que se cumple la
privación de libertad. El órgano judicial ejerce la vigilancia de esta medida y la
actividad que la administración desarrolla en función de tal régimen. Es decir, el
control jurisdiccional resulta amplio y abarca todos los aspectos que puedan tener
relación con los efectos de la medida para el logro de sus objetivos. Existen
distintos instrumentos internacionales que favorecen la idea de modificar durante
la etapa de ejecución, la sanción impuesta. Así las Reglas de Beijing contemplan
varias normas que apuntan a esa facultad en coherencia con la finalidad de la
sanción.
En la regla 6 prescribe: "...Habida cuenta de las diversas necesidades
especiales de los menores, así como de la diversidad de medidas disponibles, se
facultará un margen suficiente para el ejercicio de facultades discrecionales en las
diferentes etapas de los juicios y en los distintos niveles de la administración de
justicia de menores, incluidos los de investigación, procesamiento, sentencia y de
las medidas complementarias de las decisiones... "
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La regla 23 indica: "…Dichas disposiciones incluirán la facultad otorgada a
la autoridad competente para modificar dichas órdenes periódicamente según
estime pertinente, a condición de que la modificación se efectúe en consonancia
con los principios enunciados en las presentes reglas... ".
Para evitar dudas, nuevamente en la regla 28 y en su comentario se repiten
y se precisan las anteriores ideas al establecer: “... La autoridad pertinente recurrirá
en la mayor medida posible a la libertad condicional y la concederá tan pronto como
sea posible...”. Comentario: "Cuando se tengan pruebas de un progreso
satisfactorio hacia la rehabilitación, siempre que sea posible podrá concederse la
libertad condicional, incluso a delincuentes que se consideraron peligrosos en el
momento de su confinamiento en un establecimiento penitenciario. Al igual que la
libertad vigilada, la libertad condicional podrá supeditarse al cumplimiento
satisfactorio de los requisitos especificados por las autoridades pertinentes durante
un período de tiempo estipulado en la orden, por ejemplo, el relativo al buen
comportamiento del delincuente, la participación en programas comunitarios, su
residencia en establecimientos de transición, etc...".
La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, dispone que todo
menor privado de libertad será tratado con la humanidad y respeto que merece la
dignidad inherente a la persona humana, y que se tengan en cuenta las
necesidades físicas, sociales, culturales, morales y psicológicas de las personas
de su edad. En particular, reconoce que todo niño privado de libertad estará
separado de los adultos, a menos que ello se considere contrario al interés superior
del mismo, y tendrá derecho a mantener contacto con su familia por medio de
correspondencia y de visitas, salvo en circunstancias excepcionales (Art. 37). No
debe soslayarse el criterio de la Corte IDH al señalar que frente a niños, niñas y
adolescentes privados de la libertad, el Estado debe asumir una posición especial
de garante con mayor cuidado y responsabilidad, y debe tomar medidas especiales
orientadas en el principio del interés superior del niño, por ende aconseja también
la modificación de las medidas que fueran adoptadas.
En la Opinión Consultiva Nº 17/02 la Corte IDH ha establecido: "...el niño
debe gozar del derecho a que un tribunal revise la medida que la ha sido impuesta,
para controlar así el poder punitivo de las autoridades. Dicha garantía debe estar
vigente en cualquier procedimiento en el que se determinen los derechos del niño,
y en especial cuando se apliquen medidas privativas de libertad...".
2. Legislación comparada.
En consonancia con los instrumentos señalados precedentemente, la
sustitución y modificación de las medidas impuestas está presente en varios
ordenamientos comparados.
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Vamos a revisar someramente las siguientes:
2.1 Brasil.
El Estatuto del Niño y Adolescente expresamente establece que la libertad
asistida será fijada por el plazo mínimo de seis meses, pudiendo ser interrumpida,
prorrogada, revocada en cualquier tiempo o sustituida por otra medida, con previa
consulta del orientador, al Ministerio Público y al defensor (Art. 118).
2.2 Bolivia.
Establece el control de las medidas y la modificación de ellas, a través del
Juzgado de Ejecución atendiendo siempre a los principios de aplicación
preferentes receptados en el Código del Niño, Niña y Adolescente, al prescribir:
"...La jueza o el juez en ejercicio de la competencia de control de ejecución de las
medidas socio- educativas impuestas a la y el adolescente, tendrá las siguientes
atribuciones:
a) Vigilar que se cumplan las medidas, de acuerdo con lo dispuesto en la
sentencia que las ordena;
b) Velar por que no se vulneren los derechos de la y el adolescente durante el
cumplimiento de las medidas, especialmente en el caso de las privativas de
libertad;
c) Realizar inspecciones periódicamente a los centros especializados para
supervisar la situación y condiciones sociales y jurídicas de las personas
adolescentes;
d) Velar por el cumplimiento estricto del plan individual de ejecución de
medidas; y
e) Revisar y evaluar cada seis meses las medidas, para modificarlas o
sustituirlas si no cumplen los objetivos para los que fueron impuestas,
o por ser contrarias al proceso de desarrollo de la y el adolescente...
"(Art.346).

2.3. Chile.
El sistema de responsabilidad de los adolescentes por infracciones a la ley
penal otorga competencia al tribunal el control de la ejecución de las sanciones
previstas en esta ley, de oficio o a petición del adolescente o su defensor, podrá
sustituirla por una menos gravosa, en tanto ella parezca más favorable para la
integración social del infractor y se hubiere iniciado su cumplimiento (Art.53).
2.4. Costa Rica.
El juez de ejecución de las sanciones tendrá las siguientes atribuciones: “e)
revisar las sanciones por lo menos una vez cada 6 meses, para modificarlas o
sustituirlas por otras menos gravosas, cuando no cumplan con los objetivos para
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los que fueron impuestas o por ser contrarias al proceso de reinserción social del
menor de edad... “(Art. 136).
2.5. El Salvador.
El Decreto Nº 863/2004 sobre menor infractor dispone: "...como una de las
funciones del juez de ejecución de medidas, es revisar las mismas para modificar
o sustituir cuando no cumplan con los objetivos por los que fueron impuestas, o por
ser contrarias al proceso de reinserción social del menor... “(Art. 125).
Vemos que otorga competencia sobre el control de las medidas a órganos
judiciales especializados.
2.6. Uruguay.
Régimen de libertad asistida y vigilada: En cualquier momento de su
ejecución la medida podrá ser interrumpida, revocada o sustituida, de oficio o a
instancia de los actores habilitados y previa intervención del Ministerio Público y
del defensor (Art. 84 de la Ley Nº 17823/04 Código de la Niñez y Adolescencia).
Régimen de privación de libertad. Se deberá decretar, en cualquier
momento, el cese de la medida cuando resulte acreditado en autos que la misma
ha cumplido su finalidad socioeducativa (Art.94).
2.7. España.
El artículo 51 de la Ley Nº 5/2000 otorga facultad al juez de menores que
haya impuesto la medida, de oficio o a instancia del Ministerio Público, del defensor
de menores o de la administración competente y oídas las partes, así como el
equipo técnico y la representación de la entidad pública de protección o reforma
del menor, dejar sin efecto aquellas o sustituirlas por otras que estimen más
adecuadas de entre las previstas en la ley, por tiempo igual o inferior el que reste
para su cumplimiento, siempre que la nueva medida pudiera haber sido impuesta
inicialmente atendiendo a la infracción cometida.
El numeral 2 del mismo artículo prosigue: "cuando el juez del menor haya
sustituido la medida de internamiento en régimen cerrado por la de internamiento
en régimen semiabierto o abierto, y el menor evolucione desfavorablemente, previa
audiencia del letrado del menor, podrá dejar sin efecto la sustitución; volviéndose
a aplicar la medida sustituida de internamiento en régimen cerrado...".

LECCIÓN XII
Garantía de especialidad de los jueces en el régimen penal adolescente.
Encuadramiento normativo de la garantía de la especialidad de los jueces en
el régimen penal de la adolescencia.
Introducción.
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El principio de especialidad que enmarca el proceso penal del adolescente,
es en reconocimiento de que la adolescencia es la etapa de la vida en la que la
persona se encuentra en plena evolución intelectual, emocional y moral, sin haber
culminado el proceso integral de formación para la vida adulta, lo que confiere el
otorgamiento de cuidados, asistencias y protecciones especiales.
Esta condición es interpretada por la Corte IDH al indicar: “..tal como se
señalara en las discusiones de la Convención sobre los Derechos del Niño, es
importante destacar que los niños poseen los derechos que corresponden a todos
los seres humanos —menores y adultos— y tienen además derechos especiales
derivados de su condición, a los que corresponden deberes específicos de la
familia, la sociedad y el Estado.
El concepto de especialización implica:
a. Que los órganos judiciales (jueces, fiscales, defensores públicos o privados)
como los componentes de la Policía Nacional, equipos interdisciplinarios, asesores
de prueba y demás operadores se encuentren capacitados y tengan competencia
específica para actuar cuando los delitos son cometidos por adolescentes.
b. Que los procedimientos se adapten a las necesidades de los adolescentes,
previendo incluso estándares más exigentes en comparación con los vigentes para
las personas mayores de edad.
c. Que las autoridades administrativas que integran el sistema de Protección
y los establecimientos de ejecución de las sanciones sean especializados, es decir,
diferenciados de los destinados a la población adulta.
d. Que las sanciones y las medidas alternativas al proceso penal sean
diferentes de las del régimen penal ordinario.
Marco normativo.
Esta indiscutible necesidad, se sustenta en varios preceptos jurídicos
contenidos no sólo en nuestra Constitución Nacional sino en normas jurídicas
internacionales de protección de los derechos humanos sobre la materia.
1. Así podemos mencionar como antecedente, la Declaración de los
Derechos del Niño que surgió en el seno de la Asamblea General de las Naciones
Unidas que proclama: "…el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita
protección y cuidados especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes
como después del nacimiento..."
La importancia que reviste esta declaración estriba entre otras cosas, en
que ha servido de base para la adopción de los posteriores documentos
internacionales en materia de protección de los derechos del niño. Así, en
desarrollo de esa primera declaración, la Asamblea General adopta en 1989 la
Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. El principal aporte de esta
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Convención, para una verdadera protección integral de las personas menores de
edad, es la imposición del principio de especialidad que debe signar el sistema
penal de la adolescencia al prescribir: "...Los Estados Partes tomarán todas las
medidas apropiadas para promover el establecimiento de leyes, procedimientos,
autoridades e instituciones específicos para los niños de quienes se aleguen que
han infringido las leyes penales o a quienes se acusen o declaren culpables de
haber infringido esas leyes... “(Art.40).
Esta norma además de introducir una filosofía garantista y proteccionista,
ha planteado la necesidad de que el sistema de justicia penal de la adolescencia
sea especializado y separado del sistema penal de adultos, teniendo como
principio rector el interés superior del niño al señalar:
"...En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las
instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades
administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se
atenderá será el interés superior del niño... “(Art. 3.1).
2. En igual línea y, en su afán proteccionista, la Convención Americana
sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), ratificada por
Ley Nº 1/89, impone la necesidad de que los adolescentes en infracción deben ser
llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible para su
tratamiento (Art. 5).
3. Por otra parte las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la
administración de justicia de menores (Reglas de Beijing) recomiendan:
- En cada jurisdicción nacional se procurará promulgar un conjunto de leyes,
normas y disposiciones aplicables específicamente a los menores delincuentes,
así como a los órganos e instituciones encargados de las funciones de
administración de la justicia de menores, conjunto que tendrá por objeto:
a) Responder a las diversas necesidades de los menores delincuentes, y al
mismo tiempo proteger sus derechos básicos;
b) Satisfacer las necesidades de la sociedad; (R. 2).
Estas reglas contribuyen a fortalecer los argumentos de la exigencia de un sistema
de responsabilidad penal del adolescente, quien debe ser tratado en forma
diferente a un adulto. - Los que ejerzan dichas facultades deberán estar
especialmente preparados o capacitados para hacerlo juiciosamente y en
consonancia con sus respectivas funciones y mandatos (R. 6).
- Para garantizar la adquisición y el mantenimiento de la competencia
profesional necesaria a todo el personal que se ocupa de casos de menores, se
impartirá enseñanza profesional, cursos de capacitación durante el servicio y
cursos de repaso, y se emplearán otros sistemas adecuados de instrucción (R. 22)
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- El personal encargado de administrar la justicia de menores responderá a
las diversas características de los menores que entran en contacto con dicho
sistema. Se procurará garantizar una representación equitativa de mujeres y de
minorías en los organismos de justicia de menores (R. 22).
El comentario a estas reglas remarca, que es necesario para los operadores
no sólo una formación en derecho, sino también, aunque de forma mínima en
psicología, sociología, criminología y ciencias del comportamiento humano. Esto
en buena medida fortalece las capacidades de los funcionarios para lograr una
aplicación idónea de la justicia.
A su vez establece que: se adoptarán disposiciones adecuadas para la
ejecución de las órdenes que dicte la autoridad competente, y que se mencionan
en la regla 14, por esa misma autoridad o por otra distinta si las circunstancias así
lo exigen...“ (R. 23). Significa que, en cuanto al órgano, da la posibilidad de que se
deje el control en la misma autoridad que dictó la sentencia o que se le atribuya a
otro órgano esta función en especial.
4. En el mismo sentido las Reglas de las Naciones Unidas para la
protección de los menores privados de libertad, establecen que la protección
de los derechos individuales de los menores en lo que respecta especialmente a
la legalidad de la ejecución de las medidas será garantizada por la autoridad
judicial competente.
De esta directriz se desprende necesariamente que el juez tiene que ser
especializado, amén de una capacitación adecuada, específica en la materia. Su
formación solo será apropiada cuando tenga conocimientos sobre los contenidos
de la Doctrina de la Protección Integral que van más allá de lo estrictamente
jurídico.
5. Las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la
delincuencia juvenil (Directrices de Riad) aconsejan que:
“…Los gobiernos deberán promulgar y aplicar leyes y procedimientos
especiales para fomentar y proteger los derechos y el bienestar de todos los
jóvenes (R. 52).
- Deberá capacitarse al personal de ambos sexos encargado de hacer
cumplir la ley y de otras funciones pertinentes para que pueda atender a las
necesidades especiales de los jóvenes; ese personal deberá estar al corriente de
los programas y posibilidades de Remisión a otros servicios, y recurrir a ellos en la
medida de lo posible con el fin de sustraer a los jóvenes al sistema de justicia
penal..." (R. 58).
Reglas de Brasilia.
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Corresponde resaltar la importancia de las 100 Reglas de Brasilia, que
ponen el acento en garantizar una verdadera justicia diferenciada a favor de los
grupos en situación de vulnerabilidad, en este caso los adolescentes.
Estas reglas constituyen una declaración efectiva de la Cumbre Judicial
Iberoamericana, ratificada por nuestra máxima instancia judicial, por Acordada Nº
633 de fecha 01 de junio de 2010, que engloba conjunto de políticas, medidas,
facilidades y apoyo que permitan a las personas en condición de vulnerabilidad el
pleno goce de los servicios del sistema judicial para la defensa efectiva de sus
derechos, pues poca utilidad tiene que el Estado reconozca formalmente un
derecho si su titular no puede acceder de forma real al sistema de justicia para
obtener la tutela de los mismos.
En esa inteligencia y para dar respuesta eficiente, aconseja adoptar
medidas, al señalar: "...Se adoptarán medidas destinadas a la especialización de
los profesionales, operadores y servidores del sistema judicial para la atención de
las personas en condición de vulnerabilidad. En las materias en que se requiera,
es conveniente la atribución de los asuntos a órganos especializados del sistema
judicial..." (R.40)
Para garantizar el servicio se debe fomentar la capacitación de todos los
operadores que intervengan en la resolución del conflicto (R. 44).
La capacitación es fundamental no solamente para el conocimiento sobre
los derechos especiales de los adolescentes, sino también para la sensibilización
con respecto a los problemas particulares que se presentan en relación a los
mismos y sus necesidades. En síntesis, la especialización de los operadores
adquiere especial relevancia para un trato adecuado a las circunstancias
singulares de esta franja etarea, caso contrario estas reglas se convertirán en
declaraciones pírricas.
El trato adecuado implica, entre otras cosas, la utilización de un lenguaje
simple y comprensible para el adolescente.
Se deben evitar expresiones intimidatorias, sin perjuicio de las ocasiones en
que resulte necesario el uso de locuciones conminatorias.
El magistrado especializado, en este régimen, tiene la responsabilidad de
hacer comprensible lo que sucede en el proceso y las consecuencias del mismo,
por lo tanto, debe pronunciarse de un modo tal que el adolescente comprenda por
sí mismo aquello que lo afecte en sus derechos para así poder defenderse
adecuadamente.

LECCIÓN XIII
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Encuadramiento normativo de la garantía de la especialidad de los jueces en
el régimen penal de la adolescencia.
1. Foros y Seminarios.
2. En el Seminario Internacional: Justicia juvenil en los países del Cono
Sur del grupo Andino, se concluyó que la especialización de los órganos del
sistema de justicia penal juvenil debe comprender a todos sus actores. En este
sentido se requiere desarrollar procesos permanentes y sistemáticos de formación,
que permitan la asimilación y producción de conocimientos, para dotar a todos los
operadores del sistema de un contenido fundamental.
Se destacan como estrategias:
✓ Actividades de integración de todos los operadores.
✓ Actividades específicas para operadores especializados.
✓ Actividades específicas para nuevos funcionarios.
✓ Actividades de capacitación en servicio.
3. Asimismo, en el Foro del Aula Iberoamericana sobre jurisdicción de la
infancia y adolescencia, celebrado en Cartagena de Indias (Colombia- 2004)
existió consenso entre los expertos que el sistema penal juvenil, en su aspecto
sustantivo, procesal y de ejecución se diferencia del derecho penal deadultos.
En el primer sistema la idea es dotar al adolescente, acusado de la comisión de un
delito, de todas las garantías sustantivas, procesales y de ejecución que sean
propias por su condición de persona en desarrollo.
En otro foro sobre justicia penal juvenil se hicieron una serie de recomendaciones
entre las cuales figura: “…que los Estados generen y fortalezcan la especialización
de los sistemas penales juveniles por medio de procesos de formación integral que
permitan la profesionalización del sector y el mantenimiento de la competencia y
los cuales incluyan a todo el personal integrante de dichos sistemas, instando a las
universidades a que incorporen la especialización en su currículo...”
4. La Ley Modelo sobre justicia de menores, diseñado por el Centro de
prevención del crimen y la justicia criminal de las Naciones Unidas, en la búsqueda
de asegurar la correcta administración de la justicia juvenil, tiene como principio
rector:
- Que el sistema de justicia de menores debe buscar el bienestar del menor
y obrar de modo que las reacciones de las autoridades sean proporcionales a las
circunstancias propias del menor y del delito. Asimismo, la jurisdicción
especializada para menores deberá ser distinta de la jurisdicción competente para
adultos.
- Todas las personas encargadas de los asuntos concernientes a los
menores (jueces, autoridad encargada del ejercicio de la acción penal, de
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diligenciar investigaciones penales, el personal de prisión y los agentes sociales)
deberán recibir formación continua especializada.
- El juez de niños (menores de 18 años) es un magistrado especializado en
las cuestiones de la infancia y de la adolescencia, que está dotado de
conocimientos profundos en materia de psicología y de trabajo social.
- Los menores a quienes se imputa una infracción calificada como crimen o
delito no serán tratados por las jurisdicciones penales de derecho común.

5. Doctrina.
Aida Kemelmayer de Carlucci, en el VII Congreso Mundial sobre Derecho
de Familia, celebrado en El Salvador, 1992, recomendó: “…El juez y el personal
colaborador deben ser cuidadosamente seleccionados priorizando su capacidad
técnica en la materia. Se recomienda una política judicial de formación y
perfeccionamiento permanente de los jueces con competencia en materia
familiar…”.
Es importante recalcar que la formación y capacitación debe ser periódica
para permitir constante retroalimentación en la materia.
En la búsqueda de evitar una visión adultocentrista en este régimen afirma
la doctora Marina de Avilés, ex magistrada de la Corte Suprema de Justicia de
Costa Rica: "...Por más modernas y democráticas que sean, las nuevas leyes y
procedimientos no podrán ser efectivas si su aplicación está en manos de
funcionarios o personas que carecen de conocimientos especializados en
derechos de la infancia, en mecanismos de protección de la misma y,
principalmente, si adolecen de indolencia, indiferencia, conformismo con la
situación actual en lugar de una sensibilidad y compromiso creativo, constructivo,
capaz de descubrir un horizonte de posibilidades ante todas aquellas carencias y
necesidades de las que, lastimosamente, adolece la jurisdicción penal juvenil..”
6. Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
El principio de especialidad también es requerido en el Sistema
Interamericano de Derechos Humanos.
7. Así la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH)
interpretó el principio de especificidad en su Opinión Consultiva Nº 17/2002 al
establecer: "...Que los menores de 18 años a quienes se atribuye la comisión de
una conducta delictuosa deben quedar sujetos a órganos jurisdiccionales distintos
de los correspondientes a los mayores de edad. Las características de la
intervención que el Estado debe tener en el caso de los menores infractores deben
reflejarse en la integración y el funcionamiento de estos tribunales, así como en la
naturaleza de las medidas que ellos pueden adoptar... “(Párr. 109).
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En otras palabras, los menores de 18 años de edad, a quienes se atribuya la
comisión de una conducta delictuosa deben quedar sujetos a órganos
jurisdiccionales, distintos de los correspondientes a los mayores de edad.
8. En idéntica línea conceptual, el Comité de los Derechos del Niño
recomienda que todos los funcionarios que tengan contacto con niños en el ámbito
del sistema de justicia de menores reciban una formación adecuada.
Así en la Observación General recomienda que los Estados Parte establezcan
tribunales de menores como entidades separadas del adulto. Cuando no pueda
hacerse de manera inmediata por motivos prácticos los Estados Parte velarán por
que se nombre a jueces o magistrados especializados de menores (Párr. 93).
Por otro lado establece que la calidad de la administración de la justicia de
menores depende decisivamente de que todos los profesionales que participan,
entre otras cosas, en las labores de orden público y las actuaciones judiciales
reciban una capacitación adecuada que les informen del contenido y el significado
de las disposiciones de la Convención, y en particular de las que están
directamente relacionadas con su labor cotidiana.
Esta capacitación debe ser sistemática y continua, y no limitarse a informar
de las disposiciones legales nacionales e internacionales aplicables en la materia.
También debe incluir información, entre otras cosas, sobre las causas
sociales y de otro tipo de la delincuencia juvenil, los aspectos psicológicos y de
otra índole del desarrollo de los niños (prestando especial atención a las niñas y a
los menores indígenas o pertenecientes a minorías), la cultura y las tendencias que
se registran en el mundo de los jóvenes, la dinámica de las actividades en grupo,
y las medidas disponibles para tratar a los niños que tienen conflictos con la justicia,
en particular medidas que no impliquen el recurso a procedimientos judiciales
(Párr. 97).
Este instrumento internacional despeja toda duda respecto de que la
intervención de un juez especializado, durante la ejecución de la medida,
constituye una garantía del proceso penal de la adolescencia que no se satisface
con la presencia de un juez de ejecución del fuero ordinario.

9. Sentencia de la Corte IDH.


La Comisión IDH presentó ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos una demanda contra el Estado paraguayo, el 20 de mayo de 2002, con
base en el artículo 61 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, con
el propósito de que la Corte decidiera si el Estado violó la obligación establecida
en el artículo 1 de la misma, en perjuicio de los niños internos en el Instituto de
Reeducación del Menor “Coronel Panchito López”. De igual manera, la Comisión
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solicitó a la Corte que declarara la violación de los artículos 5 (Derecho a la
Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad Personal), 19 (Derechos del Niño),
8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la Convención Americana,
todos ellos en relación con la obligación establecida en el artículo 1 de la misma,
en perjuicio de los niños internos en el Instituto de Reeducación del Menor "Coronel
Panchito López" (en adelante "el Instituto" o el "Instituto Panchito López") (Párr. 3).
La Comisión argumentó que este Instituto representó el mantenimiento de
un sistema de detención contrario a todos los estándares internacionales relativos
a la privación de libertad de niños, debido a las supuestas condiciones
inadecuadas bajo las cuales estaban recluidos éstos, a saber: sobrepoblación,
hacinamiento, insalubridad, falta de infraestructura adecuada, así como guardias
carcelarios insuficientes y sin capacitación adecuada (Párr. 4). Según la Comisión,
con posterioridad a cada uno de los tres incendios, la totalidad o parte de las
presuntas víctimas fueron repartidas en las penitenciarías para adultos del país;
además, se alegó que la gran mayoría de niños trasladados a las penitenciarías
para adultos estaban sin condena, con la agravante de que se encuentran
dispersos por el territorio nacional, alejados de sus defensores legales y de sus
familiares (Párr. 5).
Igualmente, la Comisión solicitó a la Corte que, de conformidad con el
artículo 63 de la Convención, ordenara al Estado que garantice a las presuntas
víctimas y, en su caso, a sus familiares, el goce de los derechos conculcados;
además, se solicitó al tribunal que ordenara al Paraguay la adopción de
determinadas medidas de reparaciones pecuniarias y no pecuniarias (Párr. 6).
En este marco de acontecimiento, la Corte ha expresado que quedó
probado que el Instituto: “…no contaba con una infraestructura adecuada para
albergar a los internos, que había una sobrepoblación carcelaria y,
consecuentemente, éstos se encontraban en una situación de hacinamiento
permanente. Estaban recluidos en celdas insalubres, con escasas instalaciones
higiénicas y muchos de estos internos no tenían camas, frazadas y/o colchones, lo
cual los obligaba a dormir en el suelo, hacer turnos con sus compañeros, o
compartir las pocas camas y colchones (Párr. 165).
A estas condiciones de sobrepoblación y hacinamiento se suma, tal como
ha sido probado en el presente caso, que los internos se encontraban mal
alimentados, tenían muy pocas oportunidades de hacer ejercicio o realizar
actividades recreativas, y no contaban con una atención médica, dental y
psicológica adecuada y oportuna (Párr. 166).
Asimismo, en el Instituto se utilizaba como método de castigo el aislamiento,
los maltratos y las incomunicaciones, con el propósito de imponer disciplina sobre
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la población de internos, método disciplinario prohibido por la Convención
Americana. Si bien no ha quedado demostrado que todos los internos del Instituto
lo sufrieron, esta Corte ha sostenido que la mera amenaza de una conducta
prohibida por el artículo 5 de la Convención Americana, cuando sea
suficientemente real e inminente, puede en sí misma estar en conflicto con la
norma de que se trata. En otras palabras, crear una situación amenazadora o
amenazar a un individuo con torturarlo puede constituir, al menos en algunas
circunstancias, un tratamiento inhumano. En el caso sub judice, la amenaza de
dichos castigos era real e inminente, creando un clima de permanente tensión y
violencia que afectó el derecho a una vida digna de los internos (Párr. 167).
De igual modo, las condiciones de detención infrahumanas y degradantes a
que se vieron expuestos todos los internos del Instituto, conlleva necesariamente
una afectación en su salud mental, repercutiendo desfavorablemente en el
desarrollo psíquico de su vida e integridad personal (Párr. 168),
Además, ha quedado establecido que los internos del Instituto procesados
sin sentencia no estaban separados de los condenados y, por tanto, todos los
internos eran sometidos al mismo trato sin distinción alguna. Esta situación
coadyuvó a que en el Instituto existiera un clima de inseguridad, tensión y violencia.
El propio Estado ha reconocido la falta de separación entre procesados y
condenados y ha señalado que ésta existía en el Instituto por "la falta de
disponibilidad de medios”. Finalmente, noexistían oportunidades efectivas para
que los internos se reformasen y reinsertasen a la sociedad... “(Párr. 169).
La Corte comienza el desarrollo de la sentencia remarcando que:
"...en el presente caso un significativo número de las violaciones alegadas
tienen como presuntas víctimas a niños, quienes, al igual que los adultos, "poseen
los derechos humanos que corresponden a todos los seres humanos y tienen
además derechos especiales derivados de su condición, a los que corresponden
deberes específicos de la familia, la sociedad y el Estado ". Así lo establece, por lo
demás, el artículo 19 de la Convención Americana que dispone que "todo niño tiene
derecho a las medidas de protección que su condición de menor requiere por parte
de su familia, de la sociedad y del Estado”. Esta disposición debe entenderse como
un derecho adicional, complementario, que el tratado establece para seres que por
su desarrollo físico y emocional necesitan de protección especial... “(Párr. 147).
"...El artículo 2 de la Convención dispone que: Si en el ejercicio de los derechos y
libertades mencionados en el artículo 1 no estuviere ya garantizado por
disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados Parte se comprometen a
adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones
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de esta Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren
necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades " (Párr. 203).
“...Por su parte, el artículo 8 de la Convención Americana dispone que: Toda
persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y
obligaciones…" (Párr. 204).
“...En el derecho de gentes, una norma consuetudinaria universalmente
aceptada prescribe que un Estado que ha ratificado un tratado de derechos
humanos debe introducir en su derecho interno las modificaciones necesarias para
asegurar el fiel cumplimiento de las obligaciones asumidas. La Convención
Americana establece la obligación general de cada Estado Parte de adecuar su
derecho interno a las disposiciones de dicha Convención, para garantizar los
derechos en ella consagrados. Este deber general del Estado Parte implica que
las medidas de derecho interno han de ser efectivas (principio del effet utile). Esto
significa que el Estado ha de adoptar todas las medidas para que lo establecido en
la Convención sea efectivamente cumplido en su ordenamiento jurídico interno, tal
como lo requiere el artículo 2 de la Convención... “(Párr. 205).
“...En el presente caso las representantes alegaron el incumplimiento del
artículo 2 de la Convención Americana, con base en que, inter alia:
a) la legislación interna relevante no establecía la subsidiariedad y
excepcionalidad de la medida cautelar de privación de libertad;
b) existe un patrón de abusos de violaciones a los derechos de los niños que
origina el deber estatal de adoptar las medidas adecuadas para su protección; y c)
la obligación de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos no se
agota con la existencia de un orden normativo dirigido a hacer posible el
cumplimiento de esta obligación, sino que implica que el Estado, en la realidad,
asegure la existencia de una garantía eficaz del libre y pleno ejercicio de los
derechos humanos..." (Párr. 207).
En cuanto a la necesidad de adecuar la normativa interna a las directrices
de la Convención ha expuesto que: “...En el Paraguay, el Código del Menor de
1981 sometía a todos los niños a partir de los 14 años a la jurisdicción penal común.
Al respecto, el mismo Estado señaló que "antes de 1998 no existía un
procedimiento penal garantista, con un procedimiento penal para menores y mucho
menos un Código de la Niñez adecuado a las normas internacionales que rigen la
materia".
JUANI Y CARLOS
DELEGADOS 2023
Por otro lado, la Corte destaca que, si bien el nuevo Código Procesal Penal
promulgado en 1998 establece el procedimiento para menores, dichas
regulaciones no prevén una jurisdicción especializada para niños infractores. No
se estableció, entonces, un foro específico en el Paraguay para niños en conflicto
con la ley hasta la acordada Nº 214 del 18 de mayo de 2001, la cual reglamenta
las funciones de los Juzgados de Liquidación de Menores, ni tampoco se
estableció un procedimiento especial adecuado para examinar a los niños en
conflicto con la ley...” (Párr.208).
La Corte IDH hace gala del principio de especialidad sosteniendo: “...que
una consecuencia evidente de la pertinencia de atender en forma diferenciada y
específica las cuestiones referentes a los niños, y particularmente, las relacionadas
con la conducta ilícita, es el establecimiento de órganos jurisdiccionales
especializados para el conocimiento de conductas penalmente típicas atribuidas a
aquéllos y un procedimiento especial por el cual se conozcan estas infracciones a
la ley penal. En el mismo sentido la Convención sobre los Derechos del Niño
contempla el "establecimiento de leyes, procedimientos, autoridades e
instituciones específicos para los niños de quienes se alegue que han infringido las
leyes penales o a quienes se acuse o declare culpables de haber infringido esas
leyes..." (Párr. 210).
"...A la luz de las normas internacionales pertinentes en la materia, la
referida jurisdicción especial para niños en conflicto con la ley en el Paraguay, así
como sus leyes y procedimientos correspondientes, deben caracterizarse, inter
alia, por los siguientes elementos: 1) en primer lugar, la posibilidad de adoptar
medidas para tratar a esos niños sin recurrir a procedimientos judiciales; 2) en el
caso de que un proceso judicial sea necesario, este tribunal dispondrá de diversas
medidas, tales como asesoramiento psicológico para el niño durante el
procedimiento, control respecto de la manera de tomar el testimonio del niño y
regulación de la publicidad del proceso; 3) dispondrá también de un margen
suficiente para el ejercicio de facultades discrecionales en las diferentes etapas de
los juicios y en las distintas fases de la administración de justicia de niños; y 4) los
que ejerzan dichas facultades deberán estar especialmente preparados y
capacitados en los derechos humanos del niño y la psicología infantil para evitar
cualquier abuso de la discrecionalidad y para asegurar que las medidas ordenadas
en cada caso sean idóneas y proporcionales ..." (Párr. 211).
"...Dichos elementos, los cuales procuran reconocer el estado general de
vulnerabilidad del niño ante los procedimientos judiciales, así como el impacto
mayor que genera al niño el ser sometido a un juicio penal, no se encontraban en
la legislación pertinente del Paraguay hasta, por lo menos, el año 2001 ..." (Párr.
212).
JUANI Y CARLOS
DELEGADOS 2023
Es de suma importancia lo referido por la Corte al concluir que: el Estado, al
no establecer un órgano jurisdiccional especializado para niños en conflicto con la
ley hasta el 2001, ni un procedimiento diferente al de los adultos que tuviera en
consideración de manera adecuada su situación especial, violó los artículos 2 y 8.1
de la Convención, ambos en relación con los artículos 19 y 1.1 de la misma,
respecto de los niños que estuvieron internos en el Instituto entre el 14 de agosto
de 1996 y el 25 de julio de 2001 ... " (Párr. 213).
Surge así que en la sentencia del 2 de setiembre de 2004, ha otorgado
particular énfasis a la falta de atención diferenciada y específica a las cuestiones
referentes a los niños.
Es pertinente destacar aquí que la Corte, en ejercicio de la jurisdicción
contenciosa, no se ha limitado simplemente a declarar la responsabilidad
internacional del Estado paraguayo, sino que ha incluido en la sentencia
condiciones interpretativas de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
y la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, e incluso ha dispuesto
órdenes que obligatoriamente deben ser cumplidos por el Estado responsable.
Esta sanción obedece a que el Estado paraguayo no sólo ha ratificado la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, por Ley Nº 1/89, sino que, en
observancia de su artículo 62, mediante instrumento de aceptación (Decreto Nº
16.078 del 8 de enero de 1993) ha reconocido como obligatoria de pleno derecho
la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
para la interpretación y aplicación de la Convención Americana a los hechos
ocurridos con posterioridad a este acto, por ende debe acatar y cumplir su
sentencia.
A ello debemos agregar que este fallo es definitivo e inapelable, por lo que
no procede contra la sentencia recurso alguno, salvo el de aclaratoria del sentido
o el alcance de la resolución, pero ello no interrumpe el plazo de cumplimiento de
la sentencia.
Del estándar jurisprudencial de la Corte IDH se puede destacar que el
cumplimiento de la sentencia resultante del proceso, constituye para los Estados
Partes una obligación convencional, pues al respecto ha sostenido: "...que esta
obligación corresponde a un principio básico del derecho de la responsabilidad
internacional del Estado, respaldado por la jurisprudencia internacional, según el
cual los Estados deben cumplir sus obligaciones convencionales de buena fe
(pacta sunt servanda) y, como ya ha señalado esta Corte, no pueden por razones
de orden interno dejar de asumir la responsabilidad internacional ya establecida...
".
JUANI Y CARLOS
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El fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso
"Instituto de reeducación del menor Vs. Paraguay", ha jugado un papel importante
para la sanción del Código de la Niñez y la Adolescencia, Ley Nº 1680/01, de cuyo
plexo normativo se puede extraer que el legislador, ha querido una jurisdicción
técnica y especializada para aplicar una normativa tan particular al disponer que
los jueces, fiscales y defensores públicos que intervienen en procedimientos
relacionados a adolescentes, deban reunir los requisitos generales para su cargo.
Asimismo, deben tener experiencia y capacidades especiales en materia de
protección integral, educación y derechos humanos, especialmente de las
personas privadas de libertad (Art. 225).
Es importante destacar que el principio de justicia especializada no se
circunscribe solo a la existencia de jueces especializados en las etapas
preparatoria, intermedia, juicio oral y público y etapa de revisión, sino también
durante la ejecución de las medidas ordenadas por el tribunal sentenciante.
Además de la especialización de los operadores jurídicos llamados a
intervenir en el fuero penal de la adolescencia, la ley contempla la presencia de
equipos auxiliares especializados que serán profesionales: médicos, pedagogos,
sicólogos, sociólogos y trabajadores sociales, entre otros, que conformarán un
equipo multidisciplinario con la finalidad de asesorar a la justicia de la niñez y la
adolescencia.
Se trata de profesionales de diversas ramas de las ciencias sociales a
quienes se encomienda la aportación de conocimientos no jurídicos que permitan
conocer y comprender la situación personal, familiar, educativa y social del
adolescente a fin de adecuar sus actuaciones al interés del adolescente a quien se
atribuye la comisión de un hecho punible.
En dicho cuerpo normativo, igual exigencia se impone a la Policía Nacional,
institución que deberá disponer de cuadros de personal especializado para
desarrollar efectivamente los objetivos establecidos en la Doctrina de la Protección
Integral (Art. 230).
Tomando como regla hermenéutica el axioma del interés superior del menor
consagrado por la Convención Internacional de los Derechos del Niño, más el
principio valorativo pro homine establecido por el artículo 29 de la Convención
Americana de Derechos Humanos hemos argumentado: "...Para resolver en esta
causa, es importante puntualizar que los adolescentes en conflicto con la ley penal
deben ser llevados ante órganos jurisdiccionales especializados quienes tienen
competencia para el conocimiento de conductas penalmente típicas atribuidas a
aquellos.
JUANI Y CARLOS
DELEGADOS 2023
Así la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, ratificada por
Ley 57/90, contempla el establecimiento de leyes, procedimientos, autoridades e
instituciones específicos para los menores de edad de quienes se alegue que han
infringido las leyes penales o a quienes se acuse o declare culpables de haber
infringido esas leyes (Art. 40). La Corte IDH aclaró que esta especialidad se debe
a la condición de vulnerabilidad de los mismos. Así en el caso Instituto de
reeducación del menor vs. Paraguay, ha señalado: "...Este tribunal ha sostenido
que una consecuencia evidente de la pertinencia de atender en forma diferenciada
y específica las cuestiones referentes a los niños, y particularmente, las
relacionadas con la conducta ilícita, es el establecimiento de órganos
jurisdiccionales especializados para el conocimiento de conductas penalmente
típicas atribuidas a aquéllos y un procedimiento especial por el cual se conozcan
estas infracciones a la ley penal..." (Párr. 210).
Este plus de derechos no constituye un postulado doctrinario, sino un
imperativo que se erige como pauta determinante del nuevo régimen penal de la
adolescencia.
En Opinión Consultiva Nº 17/2002, la Corte IDH, dejó asentado que en todo
proceso seguido a un menor de edad, deben respetarse los siguientes principios:
a)... b)... c) jurisdicción especializada...
Este órgano internacional, para sancionar al Estado paraguayo, en el caso
mencionado ha señalado: “...el Estado al no establecer un órgano jurisdiccional
especializado para niños en conflicto con la ley, ni un procedimiento diferente al de
los adultos que tuviera en consideración de manera adecuada su situación
especial, violó los artículos 2 y 8 de la Convención Americana de Derechos
Humanos..." (Ver Párr. 213).
Formulada estas precisiones y adentrándome al análisis del fondo del
recurso encuentro que el hecho punible que dio origen al presente juicio ha ocurrido
el 16 de agosto de 2015, el joven J.L.C.I. nació el 06 de setiembre de 1997
conforme surge del certificado de nacimiento agregado ab. 162. Es decir, al tiempo
de la realización del hecho se encontraba en la franja etaria de adolescente: 17
años de edad.
El C.N.A. con acierto indica: "...Para la aplicación de este Código, la
condición de adolescente debe darse al tiempo de la realización del hecho..." (Art.
192.2).
“... El juzgado penal de la adolescencia tiene competencia para: conocer en
primera instancia de los hechos tipificados como delito por la legislación penal
ordinaria atribuidas al adolescente..." (Art. 224).
JUANI Y CARLOS
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En este sendero, no puede discutirse que la competencia del órgano debe
regirse por la edad que tenía J.L. C.I. cuando se produjo el acontecimiento traído
a proceso, situación que se cristaliza y mantiene incólume independientemente de
que luego cumpla la mayoría de edad. En otras palabras, la competencia del
juzgado penal de la adolescencia se mantiene, no obstante que el nombrado
adquiera la mayoría de edad posteriormente (Art. 237 C.N.A.). La competencia
constituye un presupuesto procesal y la falta de ella es un impedimento para la
constitución de un proceso válido.
En la especie, no me abriga ninguna duda y que se advierte de manera
diáfana que estamos en presencia de un adolescente al momento del hecho
punible, de suerte tal que debió intervenir desde el principio un órgano
especializado, por lo que la intervención del juez del fuero ordinario no se condice
con las garantías que pregona el paradigma del Estado de derecho.
Además no resulta razonable, en un modelo de enjuiciamiento respetuoso
del debido proceso que jueces de otros fueros se auto atribuyan competencia del
especializado lo que a mi criterio lesiona seriamente el principio de especialidad
que enmarca el proceso penal de la adolescencia, en razón del reconocimiento de
la adolescencia como la etapa de la vida en la que la persona se encuentra en
plena evolución intelectual, emocional y moral, lo que le hace acreedor de todas
las garantías, principios y finalidades tuitivas que gobiernan esa calidad de sujeto
especialmente tutelado ante la vulnerabilidad que presentaba en ocasión del hecho
que se le enrostra.
Por ello, la Convención Americana de Derechos Humanos, incorporada a
nuestro derecho positivo por Ley Nº 1/90 prescribe que cuando los menores son
procesados deben ser llevados inmediatamente ante tribunales especializados..."
(Art.5)
Tal circunstancia está reflejada en las previsiones establecidas por el
artículo 192 del Código de la Niñez y la Adolescencia, dejando en claro que si el
hecho punible pudiera haber sido realizado por un adolescente, los lineamientos
propugnados por el mencionado compendio normativo devienen aplicables.

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