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UNIVERSIDAD AUTONOMA GABRIEL

RENE MORENO
FACULTAD DE CIENCIAS AGRICOLAS
CARRERA: INGENIERIA AGRONOMICA
TEMA:

LOS BENEFICIOS Y CONSECUENCIAS DEL SECTOR AGRICOLA EN SANTA


CRUZ-BOLIVIA DESDE EL AÑO 1996 HASTA EL AÑO 2022

INTEGRANTES DE GRUPO: REGISTRO


1. JORGE ROCA CHAVEZ * 223036536
2. CAROLINA URQUIETA GUTIERREZ * 223036900

3. DIEGO OSINAGA CLEMENTELLI * 223036218

4. JIMENA RIBERA ALVARES * 223036447

5. JOSE MARIA PAZ ALPIRE * 223036307

6. GABRIEL LIJERON FLORES * 223035726

7. BRUNO RODRIGUEZ HERRERA * 222029544

8. GLEN DAZA QUIA * 222158220

9. JOEL ENRIQUE MIRANDA * 223035998

10. EDISON SUAREZ JUSTINIANO * 223036803

11. ISAAC VEGA GONZALES *223036994

Materia: Sociología Rural-DRS 131-A


Semestre: 1-2023
Docente: SALAS VELASCO MARIA TERESA
TEMAS PROPUESTOS EN PARTICIPACION

 Pobreza En Las Familias Bolivianas


 Desigualdad De Genero

 Corrupción Política

 Discriminación Racial

 Violencia Familiar

 Accesos Limitados A Servicios Básicos

 Sistema De Salud Nacional

 Educación Colegial

 Feminicidios E Infanticidios

 Beneficios Y Consecuencias del sector agrícola en


Santa Cruz-Bolivia

 Deforestación Forestal

 Explotación Laboral En Zonas Rurales De Bolivia


 Faltas De Infraestructuras En Zonas Rurales De Bolivia

TEMAS ELEGIDOS DURANTE PARTICIPACION

 Accesos Limitados A Servicios Básicos


 Explotación Laboral En Zonas Rurales De Bolivia

 Faltas De Infraestructuras En Zonas Rurales De Bolivia

 Beneficios Y Consecuencias del sector agrícola en


Santa Cruz-Bolivia

TEMA DELIMITADO:

LOS BENEFICIOS Y CONSECUENCIAS DEL SECTOR


AGRICOLA EN SANTA CRUZ-BOLIVIA DESDE EL AÑO
1996 HASTA EL AÑO 2022
INTERROGANTES DEL TEMA

1. ¿A qué se denomina sector agrícola?

2. ¿Cuáles han sido los principales beneficios económicos


del sector agrícola en Santa Cruz-Bolivia?

3. ¿Cómo ha afectado del sector agrícola en la seguridad


alimentaria del país?

4. ¿De qué manera afecta el sector agrícola en la


sociedad de Santa Cruz-Bolivia?

5. ¿Cómo ha afectado la aplicación agrícola en el medio


ambiente en Bolivia?

6. ¿Qué estudia la sociología en el sector agrícola?


DESARROLLO DEL TEMA

1. ¿A qué se denomina sector agrícola?

El sector agrícola o sector agrario es el conjunto de las iniciativas productivas


de la sociedad que se dedican a obtener productos agrícolas, o sea, materia
prima de origen vegetal, como alimentos, fibras vegetales, semillas, etcétera.
Dichas iniciativas forman parte del sector primario -esto es, el sector
encargado de la generación de la materia prima- y también constituye, junto al
sector ganadero, el sector agropecuario.
Los productos agrícolas generados por este sector se obtienen mediante el
cultivo, esto es, se utiliza la siembra y la cosecha. Por esa razón no se
consideran agrícolas las materias primas de la explotación forestal, y en
algunos casos tampoco las de la recolección.
Estos productos pueden ser de dos tipos:
Productos agrícolas alimentarios, destinados al consumo de alimentos.
Productos agrícolas industriales, destinados a alimentar industrias secundarias
y convertirse posteriormente en productos elaborados.
La agricultura es una actividad productiva milenaria, que jugó un rol
fundamental en el destino de la civilización. De hecho, se denominó Revolución
Neolítica al cambio drástico que supuso la aparición de la agricultura en el
modo de vida de la humanidad, permitiendo la aparición de comunidades
sedentarias. Desde entonces, el sector agrícola forma parte fundamental de la
economía.
Características del sector agrícola
El sector agrícola se caracteriza por lo siguiente:
En términos básicos, su actividad consiste en el uso de herramientas para
preparar la tierra y de agua para regar las semillas. Posteriormente se cuida la
plantación hasta el momento de la cosecha, en el que se recogen y procesan
los productos.
Desempeña una actividad milenaria, que ha acompañado al ser humano desde
los inicios de la civilización, y que a lo largo de la historia se ha modernizado a
través del uso de herramientas más sofisticadas y tecnologías más novedosas.
En la actualidad, el modelo agrícola está altamente tecnificado.
El total de la superficie planetaria dedicada desde mediados del siglo XX al
sector agrícola varía entre un 50 % y un 35 %.
La agricultura se clasifica, dependiendo de su manejo del agua, en:
Agricultura de secano, que no requiere riego adicional de parte del campesino,
sino que depende de las lluvias.
Agricultura de regadío, que implica un esfuerzo de parte del campesino por
regar el sembradío.
Dependiendo de sus esquemas de producción y su relación con el mercado, la
agricultura puede ser de dos tipos:
Agricultura de subsistencia, que produce lo suficiente apenas para que el
campesino sobreviva.
Agricultura industrial o de mercado, que produce lo suficiente como para
satisfacer la demanda de un mercado de consumo.
Por último, dependiendo del rendimiento que la producción agrícola obtenga y
del impacto ecológico de la misma, la agricultura se clasifica en dos tipos:
Agricultura intensiva, que requiere poco espacio para una gran producción,
agotando los recursos del suelo.
Agricultura extensiva, que emplea grandes extensiones de tierra y obtiene
menor rendimiento, pero tiene un menor impacto ecológico.
2. ¿Cuáles han sido los principales beneficios económicos del
sector agrícola en Santa Cruz - Bolivia?
La agricultura en Bolivia es el asiento de la alimentación de los bolivianos ella
comprende el pilar de sustento con el cual el país se mantiene en pie para su
desarrollo, así de esta manera dependen de la agricultura como lo hacen
muchos países productores de frutos nutritivos que aportan datos
importantes.
Cabe mencionar que la agricultura en Bolivia en conjunto con la ganadería y
también la pesca, forma parte del asiento de nuestra alimentación. De ella
recibimos, la obtención de hidratos de carbono y vitaminas. Se ha señalado
que las naciones azotadas por zonas donde hay extensas sequías permanentes
o de tierras áridas y estériles no consiguen desarrollar la agricultura, ya que
tienen ausencia de suelos fértiles.
Pocas actividades tienen tantos efectos multiplicadores como la agricultura,
que, en su frondosa cadena de valor, genera empleos e ingresos para quienes
la conforman. La pandemia del 2020 demostró que muchas actividades se
pueden detener de un día para otro –p. ej., minería, hidrocarburos, turismo,
diversión– pero no las que están vinculadas a la salud y la alimentación, como
la agricultura –por cierto– una de las tareas más nobles al tener que ver con la
vida misma.
Para entender cómo se produce un alimento, digamos, un derivado de la soya,
mire lo que hay que hacer: Preparar el terreno; comprar semilla nacional o
importada; sembrar y cuidar el cultivo; cosechar el grano; ensilar, industrializar
y comercializar; contratar ingenieros, técnicos, extensionistas, tractoristas y
operadores de maquinaria; proveedores de fertilizantes, plaguicidas e insumos;
en la industria, laboratoristas, obreros y oficinistas; personal para tratar la soya
y almacenarla; comerciantes de aceites, torta, harina, lecitina y cascarilla para
el mercado interno y la exportación; agentes despachantes, banqueros,
funcionarios de puertos y servidores públicos en sanidad vegetal, Aduana y
otros; surtidores de combustible y en cada eslabón de la cadena, gente de
seguridad, choferes y maquinistas para el transporte carretero, ferroviario y
fluvial.
“Apostar por la Agricultura para lograr una diversificación productiva”, es una
acertada obra para entender esta estratégica actividad en el país,
especialmente cuando la agricultura del Oriente, pese a la pandemia, las
restricciones a la exportación y la falta de biotecnología, no para de crecer, y
sigue alimentando a decenas de millones de personas en Bolivia y el mundo.

3. ¿Cómo ha afectado el sector agrícola en la seguridad


alimentaria del país?
se puede decir que Bolivia es un país con un bajo nivel de autonomía respecto
a los alimentos que consume (es importador neto de alimentos) y además es
un país que tiene un crítico nivel de abastecimiento de las necesidades
alimenticias de su población 4. Vale decir que Bolivia es un país donde un
porcentaje de la población rural sufre de inseguridad alimentaria crónica y otro
porcentaje vive en situación de inseguridad alimentaria transitoria. De manera
general, las principales razones son la extrema pobreza de la mayoría de su
población rural, un ineficiente uso de la tierra agrícola en términos de
seguridad alimentaria (tipos de cultivos no apropiados ambientalmente y
políticas públicas que privilegian la exportación), una inequitativa distribución
de la tierra, un deterioro progresivo de la condición de fertilidad de suelos y un
escaso acceso al agua para riego, empeorados ahora con el cambio climático.

Toda esta situación se complejiza aún más si se consideran las diversas


características regionales del país. La inseguridad alimentaria en el altiplano es
muy distinta a la de las tierras bajas del país, y esto es así también cuando se
comparan realidades urbanas distintas, como las ciudades de El Alto y Tarija.
Asimismo, una cosa es la seguridad alimentaria a nivel nacional y otra es
considerar el tema para determinados sectores de la sociedad, regiones o
familias.
4. ¿De qué manera afecta el sector agrícola en la sociedad de
Santa Cruz - Bolivia?
Sin duda alguna, las condiciones de estabilidad económica y las reglas del juego
del libre mercado crearon un ambiente positivo para las inversiones. Pese a la
tendencia decreciente en las inversiones públicas en el sector agropecuario, la
política macroeconómica gubernamental fue neutral en cuanto a la promoción
de las inversiones en el sector agroindustrial, aunque algunas medidas
contribuyeron a generar condiciones favorables para el desarrollo sectorial.
Entre las más importantes se mencionan:

i. La privatización/capitalización de empresas estatales, entre ellas las del


sector agroindustrial.
ii. La captación de líneas de crédito internacionales para el sector
agroexportador.
iii. La reprogramación de líneas de crédito refinanciadas a productores
afectados por desastres naturales.
iv. La reestructuración de las instituciones públicas relacionadas al sector.
v. La creación de un único impuesto simplificado a la mediana propiedad
rural, en sustitución a la pesada carga impositiva que significaba el
Régimen General vigente a partir de la Ley 843 de Reforma Tributaria de
1986. vi. Implementación del Certificado de Reintegro Arancelario,
posteriormente sustituido por el mecanismo de Draw Back, concepto
que en la práctica significa la aplicación del principio de exportaciones
sin carga impositiva. En el ámbito del comercio exterior, las condiciones
de acceso preferencial a los mercados andinos y al mercado chileno,
resultaron en la consolidación de reales posibilidades de insertar la
oferta exportable de oleaginosas en condiciones ventajosas –en
comparación con mercados alternativos no preferenciales - que se
reflejó en niveles adecuados de rentabilidad para productores y
agroindustriales, y atrayendo inversiones en el sector importador-
comercializador de insumos, transportes, servicios y otros vinculados al
desarrollo del complejo agroindustrial. 1. Inversión pública agropecuaria
El análisis de la estructura y la distribución de la inversión pública es uno
de los instrumentos más claros para observar la verdadera naturaleza de
las políticas económicas. La asignación de recursos públicos de inversión
deja muy poco margen al discurso y constituye un indicador objetivo
para identificar los sectores beneficiados por la acción gubernamental.
4.2. Durante los últimos 40 años, todos los gobiernos han declarado una
política favorable al sector agropecuario en general y a los campesinos en
particular, sin embargo, la asignación de recursos parece contradecir
sistemáticamente estas propuestas. Por ejemplo, en el periodo que va de 1989
a 1997, la participación del sector agropecuario bajó en términos relativos y
absolutos. La inversión pública agrícola en 1989 representaba casi el 10% del
total de la inversión pública nacional, en cambio en 1997, la misma inversión
agrícola bajó drásticamente a solo 4.45 %. Es más, el presupuesto ejecutado en
el quinquenio en cuestión, bajó de $us. 36.7 millones en 1989 a $us. 19.5
millones en 1996. (Ver Gráfico 11) Gráfico 10 BOLIVIA – INVERSIÓN PÚBLICA
POR SECTORES ECONÓMICOS (en%) 0.00 10.00 20.00 30.00 40.00 50.00 %
Transporte 31.29 21.33 26.82 32.00 36.86 39.91 39.09 32.86 31.32
Hidrocarburos 24.63 32.08 27.97 21.99 19.74 21.64 14.30 9.05 4.95
Agropecuario 9.74 11.08 12.09 10.29 7.85 3.31 4.01 3.31 4.45 Saneamiento
8.09 12.09 3.21 6.40 7.33 6.59 8.27 14.28 14.55 1989 1990 1991 1992 1993
1994 1995 1996 1997 Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración
propia. Si comparamos la participación de la inversión pública agropecuaria en
1995, es decir de sólo 3.3% del total de la inversión pública nacional, con la
participación del sector en el Producto Interno Bruto en el mismo año, que
representó el 15.24% se puede claramente inferir que el sector agropecuario
está siendo apoyado cada vez menos dentro del modelo económico vigente.
4.3 Gráfico 11 BOLIVIA – INVERSIÓN PÚBLICA AGROPECUARIA 10 15 20 25 30
35 40 45 50 55 60 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 EN
MILLONES DE $US Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas. La
subalternización de la agricultura, frente a otros sectores de la economía
puede también evidenciarse en la diferencia del monto programado y el
efectivamente ejecutado. El monto programado en 1991 era 50% más grande
que el de 1995, es más, el efectivamente ejecutado es también 50% menor en
el mismo período. 2. Inversión privada agropecuaria Se estima que la
habilitación de tierras para fines de explotación agrícola extensiva requiere, en
promedio, de $us. 1.000 por hectárea. Esto significa que ante un crecimiento
anual de la frontera agrícola en los últimos 10 años del orden de las 70.000 ha.,
la inversión anual del sector primario se ha situado en torno a $us. 70 millones.
Actualmente se estima que exista una inversión acumulada de alrededor de
$us. 1.000 millones en el sector primario comercial cruceño. Estas inversiones
se concentran fundamentalmente a partir de los años 90, marcando un
marcado contraste con la primera mitad de los 80´s. Según los datos de una
encuesta realizada a una muestra de productores en el mes de diciembre de
1998, los principales factores que consideraron para tomar la decisión de
invertir en agricultura fueron: la fertilidad de la tierra, los precios bajos de la
misma, la relativa estabilidad económica del país y en el caso de los
productores extranjeros; la distribución y diversificación de riesgos en dos
países. La misma encuesta indica que hasta 1998, la mayoría de los
productores realizaban actividades anuales de desmonte en un 10 y 20 % de la
superficie total de tierras que poseen, y destinaban como recursos de
reinversión, entre el 90 y el 100 % de las utilidades liquidas obtenidas en cada
gestión. 44 3. Inversión privada agroindustrial Uno de los sectores productivos
que registra importantes niveles de inversión es el de procesamiento de
oleaginosas, asociado a la ampliación de la capacidad de acopio de granos y a
la capacidad de procesamiento industrial, estimándose actualmente en una
Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) en ese rubro que asciende a los $us. 200
millones. La molinería de trigo refleja también un importante componente en
este proceso de inversiones, que se traduce en una FBCF del orden de los $us.
30 millones en el departamento de Santa Cruz. La industria desmotadora de
algodón registra una inversión acumulada en los últimos 5 años, del orden de
los $us. 20 millones. Encuestas realizadas a industriales aceiteros, indican que
el período de mayor concentración de las inversiones ha sido durante la
segunda mitad de la década del 90. Similar respuesta la dieron los gerentes de
las desmotadoras de algodón. Los industriales azucareros, indican que durante
las décadas del 60 y del 70, y durante los primeros ocho años de la década del
90, han encontrado el ambiente económico propicio para ejecutar inversiones.
En la industria cárnica bovina y avícola, las inversiones en nuevos mataderos se
han sustentado en las perspectivas de crecimiento del mercado interno y se
han realizado entre 1985 y 1990, y luego entre 1996 y 1998. Si bien han
existido pequeños volúmenes de exportación de carne bovina al Perú, las
restricciones zoosanitarias no permiten el acceso en el corto plazo a mercados
externos. 4. Inversión extranjera directa De acuerdo a un reporte del
Ministerio de Comercio Exterior e Inversión, la Inversión Extranjera Directa en
el sector agropecuario y agroindustrial del país, creció durante el período 1993-
1996, para luego decrecer en 1997 y 1998. Entre 1993 y 1996, al sector
agropecuario y agroindustrial, se dirigió entre el 16 y el 18% de la Inversión
Extranjera Directa Total (IED). Sin embargo, en 1997 y 1998, esta participación
baja al 3% y al 1,8%, respectivamente. En parte por la disminución en términos
absolutos de la IED al sector agropecuario y agroindustrial, pero
fundamentalmente porque el flujo de capitales externos se dirigió
masivamente hacia los sectores hidrocarburífero y de comercio y servicios,
como resultado del proceso de capitalización de empresas estatales ejecutado
por la política gubernamental. Estimaciones del Ministerio de Comercio
Exterior e Inversiones, indican que para el período 1999-2002, ingresarán
alrededor de $us. 496 millones de IED destinada a la industria y agroindustria,
de las que se destacan algunos emprendimientos relacionados a la
industrialización de la seda.
45 gráfico 12 BOLIVIA: INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA, POR SECTORES
ECONÓMICOS 0 200 400 600 800 1,000 Hidrocarburos 65.3 62.8 137.7 116.3
322.3 510.2
Comercio y Servicios 0.6 51.5 97.4 183.7 249.2 308.9 Minería 42.0 28.1 47.4
53.0 44.7 37.1
Industria y Agroindustria 20.9 31.5 52.9 71.5 19.5 15.8 93 94 95 96 97 98
Fuente: Ministerio de Comercio Exterior e Inversión. 5. Procesos de
modernización de la agricultura en el contexto de las políticas de ajuste
estructural Ante la abrupta retracción del Estado, los agricultores se
encuentran inmersos en el difícil proceso de toma de conciencia y preparación
para asumir el rol de protagonismo que le exige el modelo económico vigente,
el mismo que requiere como requisitos indispensables mayores niveles de
eficiencia en los planos productivos, gerenciales, organizativos y de gestión. La
imperante necesidad de que los agricultores aumenten productividad, reduzca
costos unitarios, mejoren la calidad de sus productos y logren mejores
condiciones de comercialización en mercados internos y externos está
reconocida por la mayoría de los actores y segmentos del complejo
agroalimentario nacional, como la única alternativa realista para viabilizar la
actividad. Es en este sentido que se vuelve a encontrar que el sector
agroindustrial comercial del Departamento Santa Cruz, en contraste a la
paulatina marginalización6 de este proceso de modernización de los pequeños
campesinos y colonos, que asumen el desafío de modernización a través de
mecanismos e instrumentos que buscan maximizar la utilización de los escasos
recursos públicos como de inversiones privadas; y de la búsqueda de
estrategias y criterios conjuntos y concertados (públicos y privados) para lograr
desarrollar competitivamente el sector. De las conversaciones y contactos con
los difiere 46 búsqueda de una “visión compartida” entre el Estado, Gobiernos
Departamentales, Municipios, productores primarios e industriales; y de
otorgar un mayor grado de industrialización e incorporación de mayor valor
agregado a la producción agrícola, especialmente a aquella destinada a
mercados de exportación. Estos factores de modernización, sin embargo se
encuentran presentes en diferentes grados y con características distintas según
el rubro productivo. El rubro oleaginoso, concentrado para fines prácticos casi
exclusivamente en el Departamento de Santa Cruz7 , se constituye en un
ejemplo claro de un sector que viene extremando esfuerzos en todos los
diferentes aspectos arriba mencionados. Recientes esfuerzos tanto a nivel de
inversiones con capitales nacionales como internacionales vienen
contribuyendo a lograr mayor eficiencia tanto en la producción como en la
industrialización de la materia prima. La participación del CIAT y de la
asociación de productores del rubro en la formulación y ejecución de
programas conjuntos de investigación y transferencia de tecnología, asegura
además el direccionamiento de los escasos recursos públicos y privados hacia
líneas de acción definidas como prioritarias por los usuarios de los paquetes
tecnológicos. 6. Estructuración de complejos agroindustriales En una economía
de mercado, la iniciativa en la estructuración de complejos agroindustriales no
puede ser tomada unilateralmente por uno de los segmentos actores del
proceso. Si los productores primarios incrementan la oferta de materia prima
para conseguir alcanzar mercados externos, dada la capacidad instalada
constante de la agroindustria, la sobreoferta se traduce en una disminución de
precios que reduce la rentabilidad de la producción primaria y
consecuentemente desincentiva en el corto plazo la continuidad del proceso
de ampliación de la oferta. Análogamente, el incremento de la capacidad de
procesamiento agroindustrial sin una contraparte de producción creciente de
materia prima para abastecer esa demanda incremental, genera un exceso de
demanda que también en el corto plazo se traduce en la inviabilización del
sector agroindustrial, ante la escasez de materia prima, el aumento de los
precios de esta y la baja en la rentabilidad de la agroindustria. Es así que la
estructuración de complejos agroindustriales, aunque se deje a las fuerzas del
mercado la determinación de los términos de intercambio intersectoriales,
requiere como condición sine qua non, un mínimo de planificación y
coordinación del desarrollo, de manera a homogeneizar expectativas,
establecer metas conjuntas e identificar cuellos de botella que impiden el
alcance de las mismas. En Santa Cruz, se pueden identificar al menos tres
ejemplos de complejos agroindustriales bien sucedidos, en el marco de una
visión de conjunto entre productores y agroindustriales para ir definiendo el
ritmo de crecimiento y asumir roles impulsores concertados dentro de una
economía de mercado. Un caso particular es el de la soya, girasol y trigo,
aunque 47 no se puede dejar de lado un proceso similar, con una menor
coordinación de esfuerzos entre actores privados, que ha ocurrido en el caso
del algodón, de la producción avícola y de la industria cárnica bovina. Previa
identificación de posibilidades de incrementar exportaciones o sustituir
importaciones, estos complejos agroindustriales, a través del Programa de
Desarrollo de las Tierras Bajas del Este, el Plan para el Desarrollo de la
Producción de Soya, el Primer y Segundo Plan Quinquenal Triguero y el Plan
Quinquenal del Girasol, definieron roles a productores, agroindustriales y
organismos estatales, para que de manera coordinada se ejecuten acciones
para impulsar el desarrollo del complejo. Frente a las dificultades de acceso al
crédito formal por parte de los productores, las empresas agroindustriales
asumieron deudas ante el sistema financiero formal, para intermediarlos a los
productores en condiciones menos exigentes de garantías, permitiendo que
recursos para capital operativo e incluso para inversión, contribuyan a
promover las decisiones de siembra y la ampliación de la frontera agrícola en
esos cultivos. Un caso excepcional ocurre en el complejo triguero, un cultivo no
tradicional en el oriente boliviano y que requiere de un cierto margen de
seguridad de comercialización para los productores.
ANAPO y las industrias molineras negocian anualmente un Precio Mínimo
Referencial para el trigo, constituyéndose en una clara demostración de una
acción concertada privada con el objetivo de impulsar la siembra de este
cereal. La afirmación de que esta es una acción inédita y excepcional para los
cánones de funcionamiento de la economía boliviana en las últimas dos
décadas, se sustenta en que este tipo de acciones en otros países es usual,
pero a partir de una decisión estatal de asegurar precios mínimos a los
productores incluso traduciéndose en subsidios a la agricultura, pero en muy
pocos casos a partir de una decisión del complejo privado agroindustrial. Este
tipo de encadenamientos productivos, se genera a partir de la identificación
del poco apoyo disponible a partir de las decisiones estatales, y la necesidad de
que los actores privados asuman desafíos y ejecuten esfuerzos
tradicionalmente de responsabilidad estatal. Un ejemplo adicional en el caso
de la cadena oleaginosa, es el inicio de la ejecución del segundo año del
Programa de Investigación y Transferencia de Tecnología para la Soya
(PROSOYA), financiado exclusivamente con recursos de las empresas
agroindustriales y exportadoras de soya, y de los productores primarios a
través de ANAPO. Este esfuerzo económico, permitirá continuar las actividades
de investigación en manejo agronómico y conservación de suelos, asegurando
también que nuevos paquetes tecnológicos alcancen al mayor número de
productores para que estos consigan mejorar paulatinamente sus niveles de
productividad y rentabilidad.

5. ¿Cómo ha afectado la aplicación agrícola en el medio ambiente


en Bolivia?

La agricultura es una fuente importante de emisiones de gases que


contribuyen al efecto invernadero. Libera grandes cantidades de dióxido de
carbono a través de la combustión de biomasa, principalmente en zonas de
deforestación y de pastos.

La agricultura es también responsable de casi la mitad de las emisiones de


metano. Aunque persiste en la atmósfera durante un tiempo más corto, el
metano es aproximadamente veinte veces más potente que el dióxido de
carbono en su acción de calentamiento y, por tanto, un importante factor a
corto plazo del calentamiento global. Las actuales emisiones antropogénicas
anuales son del orden de 540 millones de toneladas y están creciendo a un
ritmo aproximado del 5 por ciento anual.

Sólo el ganado representa aproximadamente la cuarta parte de las emisiones


de metano a través de la fermentación intestinal y la putrefacción de los
excrementos. A medida que aumente el número de cabezas de ganado y que la
producción pecuaria se haga cada vez más industrial, se prevé un aumento del
estiércol del orden del 60 por ciento para 2030. Las emisiones de metano
procedentes del ganado aumentarán probablemente en la misma proporción.
El cultivo de arroz acuático es otra fuente agrícola importante de metano, que
representa aproximadamente una quinta parte del total de las emisiones
antropogénicas. Se prevé que la superficie utilizada para cultivar arroz acuático
aumente aproximadamente el 10 por ciento para el año 2030. Sin embargo, las
emisiones pueden crecer más lentamente, debido a que una proporción mayor
de arroz se cultivará con una gestión del regadío y de los nutrientes mejor
controlada y a que se podrán utilizar variedades de arroz que emitan menos
metano.

La agricultura es una fuente fundamental de otro gas importante que


contribuye al efecto invernadero: el óxido nitroso. Este compuesto lo generan
procesos naturales pero se ve aumentado por la lixiviación, la volatilización y la
escorrentía de fertilizantes nitrogenados, y por la descomposición de los
residuos de cultivos y residuos animales. El ganado representa
aproximadamente la mitad de las emisiones antropogénicas. Se prevé que las
emisiones anuales de óxido nitroso de la agricultura aumenten en un 50 por
ciento para 2030.

La agricultura puede ayudar a mitigar el cambio climático

La agricultura puede ser también un sumidero para el carbono. Sin embargo, se


acepta generalmente que los suelos, igual que otros sumideros biológicos (por
ejemplo, vegetación) tienen un límite superior intrínseco para
almacenamiento. La cantidad total que se puede almacenar es específica de
lugares y cultivos, y la tasa de fijación desciende al cabo de unos cuantos años
de crecimiento antes de llegar, en su momento, a alcanzar este límite. Se
estima que en 1997-99 se fijaron de 590 a 1 180 millones de toneladas de
carbono sólo en los suelos de cultivos, bajo la forma de materia orgánica del
suelo procedente de residuos de cultivos y estiércol. Las proyecciones de
crecimiento de cultivos implican que para 2030 este total podría aumentar en
un 50 por ciento.

Otros cambios pueden aumentar dicho total todavía más. Si se recuperasen


solamente dos millones de los actuales 126 millones de ha de suelos salinos
anualmente, podrían suponer 13 millones de toneladas de carbono adicionales
anualmente. En países desarrollados, la tierra que se deja de cultivar de
manera permanente puede fijar grandes cantidades de carbono si se deja sin
trabajar o se utiliza para repoblación forestal.

Según las condiciones agroclimáticas, la agricultura NL/AC puede fijar de 0,1 a


1,0 toneladas de carbono por ha/año, además de reducir las emisiones de
dióxido de carbono en más del 50 por ciento, debido a la reducción del uso de
combustibles fósiles en la labranza. El crecimiento potencial para la agricultura
NL/AC es considerable. Si se convierten a la agricultura NL/AC otros 150
millones de ha de tierras de secano para el año 2030 y la tasa de fijación media
en las tierras utilizadas de esta manera es de 0,2 a 0,4 toneladas por ha y año,
otros 30 o 60 millones de toneladas de carbono pueden absorberse
anualmente en los primeros años después de la conversión.

En el caso de que se abandonen algunas de estas prácticas, el carbono fijado se


liberará a lo largo de un período de pocos años. Se necesitan sumideros de
carbono agrícolas de esta clase para ganar tiempo que permita afrontar las
emisiones de dióxido de carbono en su origen.

El cambio climático tendrá efectos muy diversos sobre la agricultura

El cambio climático afectará a la agricultura, a las actividades forestales y a la


pesca de formas complejas, tanto positivas como negativas.

Se puede esperar que las concentraciones globales de dióxido de carbono en la


atmósfera aumenten de 350 ppm a 400 ppm para 2030. El dióxido de carbono
hace que los estomas de las plantas se estrechen, por lo que se reducen las
pérdidas de agua y mejora el rendimiento en el uso de agua. El aumento de las
concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera también estimulará la
fotosíntesis y tendrá un efecto fertilizante en numerosos cultivos.

Se prevé que las temperaturas globales medias aumenten entre 1,4ºC y 5,8ºC
para 2100. En el año 2030 el incremento será bastante inferior a éste, entre 0,5
y 1ºC.

El aumento será mayor en latitudes templadas. En éstas, el calentamiento


global puede aportar beneficios para la agricultura. Las superficies adecuadas
para cultivo aumentarán, la duración del período de cultivo aumentará, los
costos de proteger el ganado durante inviernos largos disminuirán, los
rendimientos de los cultivos mejorarán y los bosques pueden crecer con mayor
rapidez. Sin embargo, estas ganancias pueden verse reducidas por la pérdida
de algo de tierra fértil por inundación, especialmente en las llanuras costeras.

En zonas peor dotadas de agua, especialmente en los trópicos, el aumento de


las temperaturas aumentará las pérdidas por evapotranspiración y reducirá los
niveles de humedad del suelo. Algunas zonas cultivadas se harán inadecuadas
para el cultivo y algunas de las zonas de pastos tropicales pueden hacerse cada
vez más áridas.

El aumento de la temperatura también hará que aumente la gama de insectos


dañinos para la agricultura e incrementará la capacidad de supervivencia de las
plagas durante el invierno, que atacarán los cultivos de primavera. En los
océanos, el aumento de la temperatura puede reducir el desarrollo del
plancton, decolorar los arrecifes de coral y perturbar las pautas de crianza y
alimentación de los peces. Las especies de agua fría, como el bacalao, pueden
ver reducida su gama.

Unas temperaturas globales más altas también harán que aumente la


pluviosidad. Sin embargo, las precipitaciones no se distribuirán de la misma
manera entre las distintas regiones. De hecho, está previsto que en algunas
zonas tropicales como el Asia meridional y el norte de América Latina reciban
menos precipitaciones que antes.

También se espera que el clima se haga más variable que en la actualidad, con
aumentos de la frecuencia y gravedad de acontecimientos extremos como
ciclones, inundaciones, tormentas de granizo y sequías. Esto provocará
mayores fluctuaciones en los rendimientos de los cultivos y en la oferta local
de alimentos, así como mayores peligros de desprendimientos de tierras y
daños por erosión.

Se espera que el nivel medio del mar aumente de 15 a 20 cm para 2030, y 50


cm para 2100. El aumento provocará la pérdida de tierras bajas por
inundación, infiltración de agua de mar y mareas a causa de tormentas. El
asentamiento debido a una extracción excesiva de aguas subterráneas puede
exacerbar el problema de la infiltración en algunas zonas. También se
producirán daños en los cultivos de hortalizas y en la acuicultura en zonas bajas
y en pesquerías que dependan de manglares para sus terrenos de desove. Los
efectos serán más graves en zonas costeras, especialmente en deltas
densamente poblados y utilizados para la agricultura, del tipo de los que se
encuentran en Bangladesh, China, Egipto y la India y las tierras continentales
de Asia meridional. Sólo en la India, las pérdidas para 2030 pueden alcanzar la
cifra de 1 000 a 2 000 km2, lo que provocará la destrucción de 70 000 a 150 000
medios de existencia.

Todavía hay incertidumbres considerables en la mayoría de las proyecciones. El


efecto global sobre la producción de alimentos en 2030 será probablemente
pequeño: por ejemplo, está previsto que los rendimientos de cereales
disminuyan aproximadamente el 0,5 por ciento para el decenio de 2020. Pero
habrá grandes variaciones regionales: se piensa que es posible un aumento de
los rendimientos en las regiones templadas; en el Asia oriental, el Sahel y el
África meridional el resultado podría ser positivo o negativo; en otras regiones
en desarrollo lo más probable es que se produzca una disminución de los
rendimientos. En todos estos casos, el cambio potencial de los rendimientos es
del 2,5 por ciento o menos, hacia arriba o hacia abajo, para 2030 y del 5 por
ciento o menos para 2050.

Es importante señalar que estos cambios sólo son los que pueden resultar del
calentamiento global en ausencia de cualquier otro factor. En la práctica, es
probable que los cambios de la tecnología reduzcan o compensen
sobradamente los efectos del cambio climático. Entre los cambios tecnológicos
más importantes estarán las mejoras de variedades de cultivos y
procedimientos de cultivo, que harán aumentar los rendimientos. Factores
como la difusión de la agricultura NL/AC y la expansión del regadío se
combinarán con la difusión de nuevas variedades de cultivos para reducir la
sensibilidad de algunos sistemas al cambio climático.

Las desigualdades en la seguridad alimentaria pueden acentuarse

En conjunto, parece probable que el calentamiento global beneficie a la


agricultura de países desarrollados situados en zonas templadas y que tenga
efectos adversos sobre la producción de muchos países en desarrollo situados
en zonas tropicales y subtropicales. Por tanto, el cambio climático podría
aumentar la dependencia de los países en desarrollo de las importaciones y
acentuar las diferencias existentes entre el norte y el sur en cuanto a seguridad
alimentaria.
Algunas tendencias futuras amortiguarán el golpe. La mejora de las
comunicaciones y carreteras permitirá transportar los alimentos con mayor
rapidez a zonas afectadas por sequías o inundaciones. El crecimiento
económico y el aumento de los ingresos seguirán permitiendo que la mayoría
de la población de la mayor parte de los países siga mejorando sus niveles de
nutrición. Un cambio sostenido de las ocupaciones agrícolas a la industria y los
servicios, junto con el desplazamiento de zonas rurales y marginales a centros
urbanos, hará que más países sean capaces de pagar sus importaciones
alimentos y que menos personas sean vulnerables a descensos locales de la
producción de alimentos.

Pero la seguridad alimentaria de las personas y países pobres, bien podría


verse reducida por el cambio climático. Incluso en 2030, seguirá habiendo
centenares de millones de dichas personas que estarán desnutridas o al borde
de la desnutrición. Serán especialmente vulnerables a la perturbación de sus
ingresos o suministro de alimentos por pérdidas de las cosechas o
acontecimientos extremos como sequías e inundaciones.

Mientras el comercio agrícola no sea totalmente libre y las comunicaciones con


zonas marginales sigan siendo deficientes, persistirán diferencias entre los
precios locales, nacionales e internacionales, con el resultado de que los
precios de los alimentos en zonas afectadas por acontecimientos extremos
podrían aumentar acusadamente, aunque sólo sea de manera temporal. En el
sur de Mozambique, por ejemplo, los precios del maíz en la primavera de 2000
aumentaron rápidamente después de las inundaciones, mientras que en el
norte se mantuvieron a la mitad de nivel del sur o incluso disminuyeron
ligeramente, debido a que el transporte entre las dos zonas era difícil.

Los efectos negativos del cambio climático caerán de manera


desproporcionada sobre los pobres. Los que se verán más duramente
golpeados serán los agricultores a pequeña escala y otros grupos de ingresos
bajos en zonas propensas a sequías, inundaciones, infiltración de agua salada o
mareas, y pescadores afectados por la disminución de capturas debida a
temperaturas más altas del mar y cambios de las corrientes. Las zonas que con
mayor probabilidad sufrirán la mayor variabilidad climática y acontecimientos
extremos serán las que ya sufren los perjuicios de esos mismos fenómenos.
Muchas de las zonas en riesgo por los niveles en aumento del mar son
actualmente pobres, y es posible que no disfruten del desarrollo económico
necesario para pagar la protección contra inundaciones.

El problema de la mayor vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria causada


por el cambio climático será probablemente muy grave en 30 ó 40 países. La
mayor preocupación se centra en África. Algunos expertos estiman que en
fechas cercanas como el año 2020 ó 2030, el cambio climático puede deprimir
la producción de cereales en esta región del 2 al 3 por ciento, lo que sería
suficiente para aumentar el número de personas con riesgo de pasar hambre
en 10 millones. Este es el efecto previsto en ausencia de otros cambios y podría
verse compensado por un incremento anual, aunque fuese modesto, de los
rendimientos, pero sigue representando un obstáculo adicional que tendrá que
salvar la agricultura africana.

6. ¿Qué estudia la sociología en el sector agrícola?

La sociología agraria y la sociología general. La especificidad de la perspectiva


sociológica en el estudio de los procesos sociales de la producción agraria.
Relaciones y procesos sociales en el medio rural y en la producción agraria.
Principales teorías explicativas. De la sociología rural a una sociología de la
agricultura: rupturas y continuidades en los enfoques teóricos y
metodológicos. Sociología y Extensión Agrarias: aportes a la construcción del
perfil profesional.

La estructura agraria como enfoque totalizador de elementos, relaciones y


procesos. Componentes básicos. Los tipos sociales agrarios. Factores de
diferenciación y asimetría en la estructura social. Diversidad de agentes
socioeconómicos de la producción agropecuaria. Unidades familiares y
unidades empresariales.

La estructura agraria en “movimiento”: actores y procesos en el devenir


histórico del sector agropecuario argentino. Acerca del desarrollo del
capitalismo en el agro argentino. Industrialización e internacionalización de la
agricultura: los complejos agroindustriales. Centralidad y subordinación en las
relaciones agroindustriales. El sector agroindustrial y la inducción del cambio
tecnológico en el sector de la producción primaria. Significado sociológico de la
intensificación del capital en el agro argentino. Impacto de los procesos a nivel
de estructuras productivas. Formas de distribución de la tierra y su significado
sociológico. Las unidades de producción de distinto tamaño en el proceso de
capitalización: las grandes explotaciones y los agronegocios; los productores
empresariales pequeños y medianos; la desterritorialización de los productores
agrarios y la expansión del “contratismo”. Los pequeños productores familiares
y los trabajadores rurales. Impacto del cambio tecnológico sobre el mercado de
trabajo agrario. Las nuevas configuraciones queadoptan lo rural y lo agrario.
Transformaciones agrarias y su impacto sobre la población rural. Lo agrario, lo
rural, lo territorial.

Problemas sociológicos del asociativismo en el agro. Factores que favorecen u


obstaculizan el asociativismo en el agro. Modalidades formales e informales del
asociativismo agrario. Asociaciones de representación de intereses de
productores y de trabajadores. El cooperativismo agrario argentino. Desafíos
para el cooperativismo agrario argentino y sus perspectivas. Movimientos
agrarios en la Argentina.

Desarrollo y modernización tecnológica en el agro. Efectos sociales del cambio


tecnológico. Problemática sociológica del desarrollo agropecuario y la
sostenibilidad ambiental. La tecnología y su relación con el ambiente.
Importancia del factor tecnológico en la formulación y ejecución de proyectos
de desarrollo rural y agropecuario. El concepto de tecnología apropiada.

Conceptualizaciones sobre la extensión agropecuaria y transferencia de


tecnología. La asistencia técnica y la difusión de innovaciones tecnológicas; la
transferencia y adopción de nuevos desarrollos tecnológicos para el
crecimiento agrícola; la extensión como estrategia de intervención en los
procesos planificados de desarrollo agropecuario y del medio rural. El rol de los
agentes públicos y privados: INTA; CIPAF; Universidades; otros organismos
públicos del ámbito nacional o provincial; AACREA; otras asociaciones de
productores; ONGDR; servicios de empresas agroindustriales/agrocomerciales.
BIBLIOGRAFIA:

https://concepto.de/sector-agricola/#ixzz846pdQrVU}

Seguridad alimentaria y desarrollo rural en Bolivia | La Época - Con sentido del momento histórico
(la-epoca.com.bo)

https://www.fao.org/3/y3557s/y3557s11.htm#:~:text=La%20agricultura%20es%20una
%20fuente,de%20deforestaci%C3%B3n%20y%20de%20pastos.

https://www.agro.uba.ar/sites/default/files/agronomia/prog_sociologia_extension.pdf

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