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UMSS FHyCE Carrera de Psicología ENTREVISTA PSICOLÓGICA 15-3-2021

Josep Mª Panés “CASO MAURO”

Mauro llegó a la consulta a los cinco años, poco después de que autoridades hubieran decidido retirar a sus
padres la tutela y la custodia, tanto de él como de una hermana de 2 años. Una institución hacía un
seguimiento de la familia desde que se detectó (cuando Mauro tenía menos de dos años) una situación de
desatención grave y prolongada. Según informes, la madre, diagnosticada de trastorno límite de la
personalidad y en tratamiento psiquiátrico, era incapaz, en la relación con sus hijos, de “ identificar sus
necesidades básicas y de interpretar sus deseos y sus estados de ánimo”. No habiendo sufrido malos tratos
físicos, Mauro y su hermana fueron gravemente desatendidos en sus necesidades básicas –alimentación,
higiene, vestido- y, sobretodo, en aquello que en el Otro podía haberles aportado un deseo vivo y atento a
lo particular de cada uno de ellos. Los efectos de esta situación son consignados desde los tres hasta los
cinco años como un grave retraso a nivel psicomotor y del lenguaje. Así, a los cuatro años, Mauro es
descrito como “indiscriminado, con una sonrisa estereotipada, excesivamente dócil, y mostrando un juego
pobre y reiterativo”.

En nuestro primer encuentro, cuando voy a buscarlo a la sala de espera y me dirijo a él por su nombre, me
recibe con esa “sonrisa estereotipada”, se coge de mi mano y, señalando a otro niño que habían traído con
él a sesión, me dice “es mi amigo”. Tomo nota de esta primera frase y, poco después, cuando explora los
juguetes que ha encontrado en la sala, veo que está pendiente del llanto de un niño que llega desde la sala
de espera. Me dice “El nene se llora” y, al preguntarle, añade “sí, porque está pegado, le duele”. Una
dimensión radical de la soledad está presente en estos enunciados en los que el Otro al que dirigirse, el
Otro de la demanda, parece ser del todo inexistente {….} El margen para la ayuda que pudiera recibir viene
marcado por otro enunciado; después de aceptar la ayuda que le ofrezco para un manejo con un juguete,
añade: “ahora ya me ayudo yo”.

Sus primeros juegos muestran, pues, el alcance de su desarraigo del Otro y surge, enseguida, el lugar de
deshecho al que está identificado. De entre todos los juguetes que tiene a su alcance –coches, muñecos-
toma un camión de la basura en el que introduce a dos “bebitos” y, dejándolo sobre la mesa, empieza
otro juego: coloca dos muñecos -nombrándolos como “una mamá” y “un señor”- sobre dos coches, y los
hace circular y parar por itinerarios, con la alternancia repetitiva de un “está rojo” y un “está verde”.

Debo decir que el desamparo y la soledad que transmitía Mauro me conmovieron desde el primer día, y
que tuve que estar atento a no precipitarme a aportar alternativas a la escena que me presentaba.

Obviamente, las aporté, procurando poner a su alcance algunos significantes, y estando atento a los
momentos en los que algo respondía, para intentar producir algún corte en el circuito inicial y algún nuevo
empalme que diera lugar a otros efectos de significación.

Así, localizamos lo “sucio” y el carácter “malo” del no lugar que era el camión de la basura para los
“bebitos”, y buscamos una casa en la que pudieran estar cuidados. Dimos ese paso pero, durante mucho
tiempo –los tres primeros meses- el camión de la basura con los “bebitos” siempre en su interior, era
olvidado junto a la casa, que solo era ocupada por coches que entraban y salían de ella.
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Mi insistencia –leve, pero persistente- en que los “bebitos” no podían estar en ese lugar, les hizo
desaparecer de la escena, e inició una etapa –en la que se produjo un único momento de desestabilización-
en la que era un coche el que, al inicio de cada sesión, iba a parar al interior del camión de la basura, en una
situación de la que Mauro ya podía decir algo: “el coche se ensucia; está mal”; enseguida, lo olvidaba ahí
para seguir con los circuitos repetitivos.

En algún momento de esta etapa decidí recuperar el significante “amigo”, proponiéndole que, quizás, el
coche que había ido a parar al camión de la basura podría salir de allí con la ayuda de un amigo . Mauro
aceptó esta variación y la incorporó, produciéndose, además, un cambio en su estilo de juego, que
empezó a tener un evidente carácter lúdico; ahora Mauro se divertía, jugando a que un coche ayudaba a
su amigo a salir – a “escaparse”-del camión de la basura; pero durante meses este lugar era
inmediatamente ocupado por otro coche que, un poco después se escapaba, ayudado por un “amigo”;
pero, indefectiblemente, otro iba a ocupar ese lugar, que no podía quedar vacío.

La situación de Mauro fue mejorando tanto en la institución como en la escuela, en la que tanto la
adaptación como los aprendizajes avanzaron.

Tres meses antes del alta se produjo un nuevo viraje del que, como en pocas ocasiones me ha sucedido,
tuve la seguridad de que se traduciría en importantes cambios en su inserción social y escolar. En la
repetición, casi sin cambios, del nuevo juego, se produjo, al fin, un punto de inflexión: en una sesión, Mauro
completó la secuencia “coche en el camión de la basura/amigo que le ayuda a escapar/alborozo”, y siguió
el juego, dejando por primera vez vacío el camión de la basura. Por suerte, estuve atento, me di cuenta en
el acto, y acogí la sonrisa fugaz que me dirigió.

En la reunión que tuve con su tutora tres meses después, justo antes del alta por edad, me sorprendí de la
constancia con la que los significantes “amigo” y “ayuda” estaban presentes en sus explicaciones. Me
contaba que, desde el inicio del trimestre, Mauro estaba más alegre, que la relación con sus amigos se
había vuelto muy importante para él, que ahora ayudaba y se dejaba ayudar, y que contaba cosas de su
casa (de la institución), y de los amigos que también tenía allí.

Si bien al principio quise incluir en la conversación con Mauro el vínculo con su hermana -también en la
institución, y a la que él a veces nombraba- constaté que el lazo familiar no era la vía por la que podría
construir una nueva ficción, algún semblante que hiciera posible una nueva inserción en el Otro. El lazo
social, esbozado en el significante con el que él me recibió, parece haber sido la base de la invención que
ahora lo sostiene, y cuya solidez será, sin duda, puesta a prueba por la contingencia de nuevos
encuentros.

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Ciertas consideraciones.-

1.- es un caso para que se verifique que en la entrevista con niños, con juguetes, al jugar el
niño, en la escena se incluye el entrevistador a diferencia de la hora de juego diagnóstica.

2.- lo que UBICA el edor, es el DETALLE, de entrada toma nota el edor y luego utiliza esto
de "es mi amigo"

3.- Las intervenciones del edor, no entran exactamente en la clasificación que expondré el 17
de marzo (reflejo, señalamiento, ....) le ayuda con un juguete (no  está en la clasificación,
sería una acción como dice otro autor, Poussin); sucio y carácter malo del camión de basura,
que está implícito que se lo dijo el entrevistador, podría hacer pensar en una "reflexión" pero
entre comillas o reflexión implícita, porque declara el entrevistador que es conveniente lo no
sucio para bebés y que no es buena la basura para los bebés; el entrevistador también decidió
recuperar el significante “amigo”, proponiéndole que, quizás, el coche que había ido a parar
al camión de la basura podría salir de allí con la ayuda de un amigo, esta intervención hace
pensar en una intervención como directiva, le propone explícitamente que podría salir
con ayuda y así escapar de ..., aunque en intervenciones del entrevistador diremos que solo
hay dos intervenciones directivas: preguntar y dar tareas, ésta sería una novedosa, sutil
dirección

SE EVIDENCIA QUE HUBO REPERCUSIÓN EN EL NIÑO EL MODO DE TRABAJO DEL ENTREVISTADOR CON ÉL,  
DESCUBRIÓ EL NIÑO EN LAS ENTREVISTAS, POR LAS INTERVENCIONES DEL ENTREVISTADOR, UN RECURSO
SIMBÓLICO PARA DEJAR DE ESTAR COMO DESHECHO.
EL RECURSO, AMIGO Y AYUDA, LO QUE EFECTIVAMENTE LE LLEGÓ AL NIÑO, LE HIZO SEÑA, LE QUEDÓ EN
SU SUBJETIVIDAD.

4.- Ubiquen, en el texto, para hablar el miércoles 17, las intervenciones del entrevistador
5.- DONDE USTEDES UBICAN MUY CLARAMENTE QUE HUBO DISOCIACIÓN
INSTRUMENTAL POR PARTE DEL ENTREVISTADOR

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