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“Torsiones y distorsiones de la imagen”

Cuando la transposición cinematográfica crea una nueva historia

Prof. María Clara Lucifora


Graduada del Prof. En Letras. Becaria de investigación, categoría estudiante avanzada, bajo la
dirección de la Dra. Marta Ferrari y dentro del grupo de investigación “Semiótica del discurso”
(Directora: Dra. Laura Scarano), con funciones de docencia en la cátedra Literatura y cultura
española contemporánea de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

En el marco del fuerte impulso que experimentó la industria


cinematográfica española en la década del 80´, la novela Beltenebros (1989)
de Antonio Muñoz Molina fue llevada al cine por Pilar Miró (1991). Si bien el
escritor español, mostró gran entusiasmo durante la etapa de preparación de la
película, no mantuvo una opinión favorable hacia el trabajo de la directora,
porque consideró que la película “subrayaba, sobre todo, los defectos
considerables del libro” (García, 2002). Y de hecho, mirar la película de Pilar
Miró, luego de haber leído la novela, nos produce la sensación de estar ante
una producción artística totalmente diferente, con algunas resonancias del texto
original, que no resultan fundamentales.
Ahora bien, podemos preguntarnos qué es lo que produce en nosotros
este efecto de recepción distinto frente a cada texto.
Si reparamos, por ejemplo, en la constitución de los personajes, veremos
que, en la novela, la subjetividad de cada uno de ellos es problemática e
inestable para delinearla de una vez, porque sus identidades están fracturadas.
Si bien los personajes están construidos en base a clichés del cine negro, el
texto está plagado de reflexiones existenciales, cuestionamientos y
contradicciones que no nos permiten determinar definitivamente la
conformación interior de cada uno de ellos. Sin embargo, esto no sucede en la
película; los personajes poseen un lugar definido en la trama, desde donde se
afirman en sus creencias, en sus acciones, en sus rasgos personales que no
cambian. Cada uno representa una faceta de la lucha antifranquista que, a su
modo, todos realizan; se transforman, entonces, en los típicos héroes de
películas épicas: hombres admirables y mujeres portadoras de un amor puro
que al final triunfa y salva la vida ya deshecha en otros aspectos de los
personajes.
Si bien estas diferencias son claramente visibles en muchas escenas de la
película, el final en el Universal Cinema es paradigmático. En el texto literario,
la función que cumple esta escena es la de abrir la historia al infinito,
presentando la imposibilidad de cerrarla en ningún punto: las categorías de
tiempo y espacio se entrecruzan con las subjetividades duplicadas y simétricas
y estallan en pedazos que son imposibles de recoger. En la versión
cinematográfica, en cambio, cada categoría permanece definida y recibe el
tratamiento esperado por los espectadores: “los buenos” triunfan; “los malos”
mueren, recibiendo su merecido, no sin antes escuchar el reproche ético que el
héroe tiene para hacerles.
Este giro ideológico que la directora realiza al texto de Muñoz Molina
implica, por lo tanto, darle al contexto histórico un lugar de privilegio,
acentuando la cuestión política y poniendo en escena la "vida" de la resistencia
durante el franquismo. Miró utiliza el modelo cinematográfico del socialismo,
que le resulta eficaz para defender su propia causa, en contra de un régimen
dictatorial que la censuró durante años, impidiéndole expresarse libremente.
En el texto de Muñoz Molina, si bien el contexto histórico está presente,
sólo es el marco de situaciones extremas y experiencias humanas íntimas y el
disparador para la revisión fuertemente crítica de los modos de la resistencia
que, según el novelista, no sólo no tuvieron los resultados esperados, sino que
causaron infelicidad y desamparo. En la poética de Muñoz Molina, las
circunstancias históricas no son más que el telón de fondo de profundas
reflexiones existenciales; porque si bien el escritor fue parte activa de la
resistencia en su juventud, al momento de escribir los textos, se encuentra en
una etapa de cuestionamiento y desilusión política.
Así, de acuerdo a esta diversidad ideológica, la directora española se
esmerará por definir las indefiniciones que constituyen la novela y por exponer,
de forma casi panfletaria, la heroicidad y el sufrimiento de la resistencia
antifranquista, enfatizando la acción colectiva y los ideales políticos en
menoscabo de la indagación en la subjetividad de los personajes y en la
compleja constitución del ser humano que el realismo posmoderno, en este
caso Muñoz Molina, se dedicará a explorar.

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