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LA ESTÉTICA DESDE EL PUNTO DE


VISTA DE LA NEUROLOGÍA Y DEL
EVOLUCIONISMO

Autor: José Manuel Rodríguez Roldán


DNI: 24104114E
Asignaturas: Teoría del Arte I y II (67022034 (1C) y 67022057 (2C)).

1
Untitled. Cabaio. 2013. Buenos Aires.
https://artsandculture.google.com/asset/UAGQsxgG0690fw
ÍNDICE

Motivaciones 3

Introducción 3

Neurología y estética 6

Definición 6

Metodología 6

Resultados 8

Limitaciones 25

Conclusiones 28

Estética y evolución 30

Darwinismo (s) y estética modal 30

El genoma como repertorio 34

El “problema” del altruismo 39

La percepción estética, una ventaja evolutiva 42

El arte como narración 45

El origen de la codicia y sus repercusiones 50

¿Persuadir de qué y para qué? 54

Conclusiones: ¡qué será de nuestros hijos! 61

Bibliografía e infografía 63
MOTIVACIONES. –
Soy médico jubilado desde hace un par de años. Desde entonces soy estudiante
de Historia del Arte, aunque también estoy en expectativa de destino, debido a mi
voluntaria inscripción en el listado de sanitarios disponibles en caso de necesidad. He
dedicado 46 años al estudio y a la práctica de la medicina, siempre en el sector público.
Obtuve la especialidad de medicina intensiva en 1981 y el doctorado en el 2000. Los
conocimientos sobre neurología que se adquieren con los estudios y la práctica médica
profundizan en la anatomía, fisiología, patología y terapéutica del sistema nervioso
central y periférico, relacionándolos fundamentalmente con los principales problemas
de salud que padecemos los seres humanos. Partiendo de esa base de conocimientos y
probablemente como consecuencia de mi actual dedicación al estudio de la creación y
la percepción artísticas, me he sentido impulsado a intentar ahondar en lo que
actualmente se sabe sobre los procesos neurológicos que condicionan la percepción
estética. La medicina es obviamente una rama de la biología y siempre me ha intrigado
el cómo y el porqué de la evolución de los seres vivos. La enorme complejidad del ser
humano (en realidad la de la más simple bacteria) han hecho que, desde mi remota
época de estudiante en Granada, me preguntase sobre el cómo hemos llegado hasta
aquí. La evolución de las especies es un tema que se toca tan solo de manera
superficial en los, ya suficientemente densos y complejos, estudios médicos. Mi
curiosidad sobre este apasionante campo me ha llevado a ser un aficionado a su
estudio. Ahora, como estudiante de teoría del arte, he quedado sorprendido al
verificar la aplicabilidad de la ontología modal y la teoría del cambio al evolucionismo.
Por ello, he dedicado la segunda parte de este trabajo a realizar un ejercicio altamente
especulativo al respecto. En el mismo he tratado de encontrar algunas respuestas que
no resultasen totalmente inadmisibles a una pregunta básica: ¿por qué la estética es
repertorialmente necesaria para la evolución?

INTRODUCCIÓN. –
Deberíamos buscar la utilidad de la estética en la vinculación que posee como
herramienta capaz de ayudarnos a construir nuestra autonomía. Entendemos por
autonomía la capacidad de aprehender los procesos biológicos, psíquicos y sociales2.
Dichos procesos constituyen en su conjunto la tres actividades fundamentales que
definen las condiciones de nuestras vidas: la labor (los procesos biológicos), el trabajo
(aquello que trasciende en cada individuo lo estrictamente “natural”) y la acción (las
relaciones asociadas con la pluralidad, lo que podríamos llamar nuestra vida política)23.

2
CLARAMONTE, J. Estética modal. Libro primero. Tecnos, 2016, pp. 14 ss.
La estética sería una herramienta esencial para que las narrativas de dichas actividades
favorezcan nuestra autonomía. En búsqueda de su utilidad abordaremos la estética
desde las bases materiales que permiten y justifican su papel en la percepción y en
creatividad artísticas y, en definitiva, en la vida y en nuestra supervivencia.
Concretamente, en este trabajo vamos a tratar de aproximarnos fundamentalmente a
las respuestas que actualmente podemos ofrecer3 ante dos cuestiones. La primera de
ellas es: ¿cuál es la respuesta del cerebro humano al arte? o, en otras palabras ¿cómo
percibimos y creamos arte? La segunda pregunta es ¿qué ventaja evolutiva obtiene
nuestra especie de la creatividad y de la apreciación estética? Con todo ello
pretendemos plantear una nueva autonomía modal, una autonomía “científica” que
nos permita englobar y comprender “todos los modos”, todas las cuidadosas o curiosas
formas de acción, que caracterizan los constructos colectivos que calificamos como
bellos, estéticos o incluso artísticos. Desde aquí avisamos de que no conseguiremos
alcanzar tan ambicioso objetivo, pero también de que creemos que el esfuerzo habrá
merecido la pena.
Dos disciplinas metodológicamente dispares, ciencia y arte, van encontrando
progresivamente un común campo de trabajo. La neurología de la estética o,
simplemente, neuroestética utiliza los principios y métodos generales del estudio de la
anatomía, la fisiología y los trastornos del sistema nervioso para acercarse a un
concepto humanístico tradicionalmente asociado a lo espiritual, la creatividad, la
sensibilidad o la genialidad. La neurología funcional experimental ha sido capaz de
llegar al menos a aproximarse a la base neuronal de esos conceptos vinculados al
humanismo. Debemos reconocer desde esta introducción que por el momento dicha
aproximación es humilde y de que quizás una comprensión integral esté aún lejos de
alcanzarse a través de la pura neurofisiología. Semir Zeki, el neurólogo que acuñó el
término neuroestética, sostiene que resulta utópico pretender explicar íntegramente
la neurología de la belleza y que esta continuará siendo muy probablemente una
incógnita en tanto no conozcamos en profundidad el complejísimo funcionamiento del
cerebro humano. Reconoce Zeki que es probable que no lleguemos a comprender el
funcionamiento de unas redes neuronales que han sido el soporte de tanta genialidad
artística, pero que su estudio puede conducirnos a un mejor entendimiento de cómo
integramos la percepción global de nuestro entorno con la conciencia que tenemos de
nosotros mismo. Sus investigaciones, como las de otros científicos, tratan
sencillamente de crear para la estética un marco de estudio multidisciplinar que sea de
utilidad para entender cómo evolucionaron este tipo de cualidades en nuestra especie.
Entrando en la segunda cuestión, parece evidente a la vista de los datos geológicos,

3
ARENT, H. La condición humana. Paidós Estado y Sociedad, 2016, pp. 21 ss.
climatológicos, biológicos y zooantropológicos, que la creatividad ha sido el recurso
evolutivo esencial para la supervivencia y para los espectaculares cambios
socioculturales y políticos experimentados por nuestra especie. Intentaremos
estudiarlo enfocando la mirada en su parte relacionada con la estética y en las
relaciones de esta con la cultura, en su sentido más amplio, así como con la formación
de grupos sociales jerarquizados progresivamente más numerosos, autónomos,
cooperadores y mejor dotados de capacidades para la supervivencia.

Enrico Fermi fue premio Nobel de Física en 1938 y a él debe la humanidad


múltiples y eficaces medios diagnósticos y terapéuticos. Se cuenta de Fermi que, tras
asistir atentísimo a una brillante conferencia sobre neutrinos, intervino para reconocer
que antes de la misma se encontraba confuso sobre el asunto, pero que a su término
había conseguido adquirir un nivel superior de confusión. Es probable que algo similar
le ocurra al lector del presente trabajo.
NEUROLOGÍA Y ESTÉTICA

Definición. –
Podemos definir a la estética como la capacidad que poseen la generalidad de
los individuos de nuestra especie para asignar valoraciones de belleza a los estratos y
categorías. Posiblemente sea un rasgo adquirido después de la divergencia evolutiva
de varios linajes de primates, aunque no podemos descartar que, en mayor o menor
medida, esa capacidad esté presente en otras especies de animales vertebrados e
invertebrados como por ejemplo los insectos polinizadores. No obstante, en este
trabajo nos centraremos conceptualmente en la estética como rasgo exclusivo y casi
definitorio del Homo sapiens 4.

Metodología. –
La neuroestética es una rama de la neurología y aplica el empirismo
experimental con el objetivo de conocer que es lo que ocurre en el cerebro humano
cuando éste percibe objetos que culturalmente han sido valorados como estéticos 5 En
otras palabras, la neuroestética sería el estudio de las bases neuronales de la creación
y de la apreciación subjetiva del arte6. Para intentar explicar y entender las bases
neuronales de las experiencias estéticas, la neuroestética se fundamenta en los
métodos propios de la neurología, haciéndolos confluir con abordajes
multidisciplinarios derivados de la filosofía, la psicología, la historia del arte, la creación
artística o de la terapéutica basada en el arte. Se trata pues de un campo de la ciencia
experimental que para Chatterjee resulta de la combinación de la neuropsicología y la
estética. Dicho investigador afirma que para ello se basa en el estudio de "la
percepción, producción y respuestas al arte, así como de las interacciones con objetos y
escenas que evocan una sensación intensa, a menudo placentera"7. Mediante la
utilización de dicha metodología la neuroestética trataría principalmente de responder
a las dos siguientes preguntas8:

4
CELA-CONDE CJ et al. Activation of the Prefrontal Cortex in the Human Visual Aesthetic Perception.
Proceedings of the National Academy of Sciences, 101 (16): 6.321- 6.325, 2004.
5
MARTIN, M. Crossing boundaries: toward a general model of neuroaesthetics. Frontiers in Human
Neuroscience, 9: 443, 2015.
6
NALBANTIAN, S. Neuroaesthetics: neuroscientific theory and illustration from arts. Interdisciplinary
Science Reviews. 33(4): 357-368, 2008.
7
CHATTERJEE, A. Neuroaesthetics: a coming of age story. Journal of Cognitive Neuroscience. 23(1): 53-
62, 2011.
8
LEDER, H. Next steps in neuroaesthetics: Which processes and processing stages to study? Psychology
of Aesthetics, Creativity, and the Arts. 7: 27–37, 2013.
a) ¿Pueden establecerse correlaciones entre el funcionamiento neuronal, el
juicio estético y la creatividad?; ¿el arte o las preferencias estéticas se rigen
por un conjunto de leyes o principios científicos?

b) ¿Existen unos fundamentos evolutivos que han condicionado la


conformación y las características de esos principios?

En este primer apartado del trabajo nos centraremos en la primera pregunta.


Obviaremos la descripción de la anatomía y fisiología general del sistema nervioso de
nuestra especie. Los lectores interesados tienen hoy día un acceso fácil a los
principales elementos de conocimiento sobre estos aspectos fundamentales de la
neurología humana y su inclusión aquí resultaría contingente. Nos centraremos pues
en las respuestas que han conseguido obtener los investigadores a las preguntas
anteriormente enunciadas.

Metodológicamente, las investigaciones se han basado principalmente en las


imágenes cerebrales obtenidas durante el desarrollo de experiencias estéticas9. La
técnica utilizada con mayor frecuencia y eficacia ha sido la resonancia magnética
funcional (fMRI) que permite adquirir imágenes del cerebro tras la administración
intravenosa de glucosa marcada radiactivamente. Aquellas neuronas de la áreas y
circuitos cerebrales que resultan activadas durante la experiencia estética incrementan
su metabolismo y consumen más glucosa, lo que puede ser captado mediante una
gamma - cámara. Además, los investigadores han utilizado otras fuentes como la
neuropsicología perceptiva, la biología evolutiva o la neuropatología funcional y
anatómica10. Adicionalmente se han empleado otros métodos experimentales de
naturaleza aparentemente dispar como los sistemas de planificación de recursos
empresariales y de logística o la estimulación eléctrica directa transcraneal.

Para Chatterjee, uno de los principales investigadores sobre neuroestética,


existen dos enfoques metodológicos de investigación: el descriptivo y el
experimental11. En el enfoque descriptivo las investigaciones se basan en el mapeo de
las actividades del cerebro, partiendo de unas determinadas hipótesis. Así, por
ejemplo, aceptan hipotéticamente que el color debería ser importante cuando los
sujetos estudiados aprecian una obra de arte fauvista y que, en ese caso, resultaría

9
RAMACHANDRAN, V.S, HIRSTEIN, W. The Science of Art: A Neurological Theory of Aesthetic
Experience. Journal of Consciousness Studies. 6 (6–7): 15–51, 1999.
10
TYLER, C.W. Neuroscience Enhaced: ¿Is art lawful? Science, 285 (5428): 673- 674, 1999.
11
CHATTERJEE, A. The aesthetic brain: How we evolved to desire beauty and enjoy art. New York, NY:
Oxford University Press, 2013.
razonable observar que las áreas del cerebro que procesan el color serían las más
activadas. Por lo tanto, el enfoque descriptivo parte de hipótesis de naturaleza
cualitativa como serían, en pintura el dibujo, la composición o el color y la iluminación.
Por el contrario, las investigaciones que siguen un enfoque experimental tratan de
obtener datos cuantitativos susceptibles de ser sometidos a procedimientos
estadísticos. Datos que obtienen durante la vivencia de una experiencia estética por
parte de los sujetos estudiados. A través de estos, los investigadores experimentales
intentan probar la veracidad o falsedad de determinadas hipótesis y de verificar la
capacidad para predecir resultados, tratando de reproducir otros experimentos
previos.

Resultados. –
Los resultados más relevantes están relacionados con la identificación de los
circuitos cerebrales involucrados en los juicios estéticos y los dos principales obtenidos
por los investigadores mediante ambos enfoques metodológicos son los siguientes12:

1. Las imágenes funcionales obtenidas permiten identificar áreas


específicas asociadas a lo que podemos denominar goce o disfrute
estético.

2. La contemplación placentera de objetos, tanto naturales como


artificiales, culturalmente calificados con valor estético activa el sistema
de recompensa del cerebro.

De forma complementaria a estos dos resultados principales, los investigadores


han podido demostrar que tanto el tipo como la intensidad de la respuesta cerebral
están relacionados con la interacción de dos variables:

1) Descendente, desde lo cognitivo a lo perceptivo – sensorial y


relacionada con la orientación intencionada de la atención.

2) Ascendente, desde lo perceptivo - sensorial a lo cognitivo y que no está


relacionada con una orientación consciente de la atención.

En aquellos sujetos estudiados que están entrenados y habituados a las


experiencias estéticas, sobre todo en los artistas, predominaría la variable

12
SALAH, A.A.A, SALAH, A.A. Technoscience art: A bridge between neuroesthetics and art history?.
Review of General Psychology, 12 (2): 147–158, 2008.
descendente, mientras que la ascendente sería la predominante en sujetos menos
expertos en el campo de la sensibilidad estética. Éstos últimos parecen más bien
aplicar automáticamente un proceso neuronal de identificación y clasificación de lo
contemplado como “objeto artístico” o sencillamente como “algo bello”. En ciertos
casos incluso necesitan datos informativos o explicaciones adicionales antes de activar
la variable descendente (autor, título, estilo, etc.)13.

Para poder evaluar en profundidad estos resultados es preciso definir los


conceptos que configuran el nivel cognitivo superior e intentar identificar sus
correlaciones neuronales. En ese sentido, hay que aclarar que los avances más
significativos alcanzados por el momento se refieren a los aspectos anatómicos y
funcionales del cerebro durante la experiencia estética. Durante ésta se produce una
interacción de tres sistemas neuronales estrechamente interconectados entre sí14,15:

1) Sistema sensorial - motor,


2) Sistema emocional y
3) Sistema de reconocimiento y asignación de significado.

El Sistema sensorial – motor. La corteza cerebral occipital, también conocida como


cerebro visual, discrimina la luminosidad, el color, el movimiento, las formas (rostros,
cuerpos, arquitecturas, paisajes, etc.). Simultáneamente, en dicha región cortical se
activan circuitos neuronales motores cuando se percibe algún grado de dinamismo en
las imágenes. Por ejemplo, al contemplar un retrato se activan áreas motoras de la
corteza del giro fusiforme, relacionadas con el rostro. El giro fusiforme es una
circunvolución del cerebro que forma parte de los lóbulos temporal (motor) y occipital
(visual).

13
CUPCHIK G.C. (2009). Viewing artworks: Contributions of cognitive control and perceptual facilitation
to aesthetic experience. Brain and Cognition. 70 (1): 84–91, 2009.
14
CHATTERJEE, A. The aesthetic brain: How we evolved to desire beauty and enjoy art. New York, NY:
Oxford University Press, 2013.
15
SHIMAMURA, A.P. Toward a science of aesthetics. En Shimamura, Arthur P, Palmer, Stephen E (eds.).
Aesthetic science: Connecting minds, brains, and experience. New York, NY: Oxford University Press,
2011.
16

Esta circunvolución está situada en la superficie basal de los lóbulos temporal y


occipital, entre los giros parahipocampal, lingual y temporal inferior. Se han
identificado dos porciones en la misma, una temporal anterior y otra occipital
posterior. Ambas forman parte del área 37 de Brodmann, junto con las
circunvoluciones temporales inferior y medial. Su principal función es la de procesar la
información visual, incluida la identificación y diferenciación de objetos. También
participa en funciones cognitivas tales como la memoria, la percepción y la integración
de la información adquirida por todos los sentidos, lo que la relaciona con el sistema
de reconocimiento y asignación de significados como demuestra el que participe en la
diferenciación y recuperación de los componentes ortográficos y fonéticos de las
palabras y en el reconocimiento de recuerdos. Su relación con el sistema visual y con el
giro angular permite la asociación entre colores y formas, activándose cuando se
procesan colores o se reconocen rostros17,18. Por lo demás, la activación del giro
fusiforme parece estar relacionada con las llamadas neuronas espejo, que fueron
identificadas primeramente en simios. Dichas neuronas se activan tanto al llevar a
cabo una acción como cuando se percibe esa misma acción o una similar realizada por

16
Imagen copiada de https://psicologiaymente.com/neurociencias/giro-
fusiforme#:~:text=El%20giro%20fusiforme%20es%20una%20circunvoluci%C3%B3n%20del%20cerebro%
20que%20forma,o%20la%20identificaci%C3%B3n%20de%20categor%C3%ADas.
17
MCCARTHY, G, PUCE, A, GORE, J.C, ALLISON, T. Face-specific processing in the human fusiform gyrus.
Journal of cognitive neuroscience, 9(5), 605-610, 1997.
18
SNELL, R.S. Neuroanatomía clínica. Ed. Médica Panamericana, 2007, pp. 235 – 241.
otro individuo, en lo que se conoce como respuesta empática19. Justo encima del giro
fusiforme se localiza el giro parahipocámpico, en el que se sitúa el área de la
localización. La contemplación de paisajes naturales, pintados o fotografiados activa
dicho área20. Es importante señalar que la duración y la intensidad de las activaciones
provocadas por experiencias estéticas idénticas presentan una gran variabilidad intra e
inter – individuos, desconociéndose aún las causas de esta.

El segundo resultado principal de las investigaciones, tal y como hemos dicho


más arriba, consiste en la activación automática de los circuitos de recompensa que se
produce por la contemplación de la belleza natural o artística21. La mera
contemplación de rostros bellos activa la fascia fusiforme y sus áreas adyacentes22 así
como partes del núcleo estriado ventral23 Es interesante subrayar que la activación de
dichas áreas estimula la del sistema límbico de recompensa de forma independiente
de la conciencia y por lo tanto de la atención. Hallazgo que resulta coherente con la
sensación general de un mayor bienestar que refieren los sujetos estudiados cuando
se les sitúa en un entorno bello, a pesar de que no estén dirigiendo su atención
conscientemente a ninguno de los componentes concretos que lo conforman. El
sistema límbico de recompensa, también denominado circuito reforzador límbico –
motor, está integrado por la interconexión del área tegmental ventral, el núcleo
accumbens, la corteza prefrontal y el hipotálamo lateral. Su deficiente activación
conlleva la de la corteza cingulada anterior de una manera idéntica a la que ocurre
ante un dolor físico o psicológico como por ejemplo una amenaza. El sistema de
recompensa está íntimamente relacionado con las adicciones, lo que justificaría al
menos en parte el síndrome de abstinencia que sufre, por ejemplo, un individuo
habituado a la vida en la naturaleza cuando se traslada a un entorno urbano o el
propio del marinero en tierra. También explicaría los casos descritos de adicción al arte
o la ansiedad del prisionero (o del confinado). También es conocido su papel en el
enamoramiento, junto con la corteza parietal izquierda24

19
GALLESE, V, FADIGA, L, FOGASSI, L, RIZZOLATTI, G. Action recognition in the premotor cortex. Brain: A
Journal of Neurology, 119 (2): 593–609, 1996.
20
YUE, X, VESSEL, E.A, BIEDERMAN, I. The neural basis of scene preferences. NeuroReport, 18 (6): 525–
529, 2007.
21
KÜHN, S, GALLINAT, J. The neural correlates of subjective pleasantness. NeuroImage, 61 (1): 289–294,
2012.
22
CHATTERJEE, A, THOMAS, A, SMITH, S.E, AGUIRRE, G.K. The neural response to facial attractiveness.
Neuropshychology. 23 (2): 135–143, 2009.
23
KIM, H, ADOLPHS, R, O'DOHERTY, J.P, SHIMOJO, S. Temporal isolation of neural processes underlying
face preference decisions. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of
America, 104 (46): 18253–18258, 2007-11-13.
24
KAWA BATA, H, ZEKI, S. Neural correlates of beauty. Journal of Neurophysiology, 91 (4) :1699–1705,
2004.
25

El circuito reforzador límbico - motor está relacionado con funciones de


motivación (límbicas) y locomotoras (motoras) y se ubica en zonas
mesolímbicas y mesocorticales del cerebro, estando integrado por el área tegmental
ventral, el núcleo accumbens, la corteza prefrontal y el hipotálamo lateral, núcleos
cerebrales interconectados entre sí.

26

La corteza cingulada comprende un sector de la corteza cerebral que rodea al


cuerpo calloso. Está involucrada en la emoción, la atención, el aprendizaje, la memoria
y en la percepción del dolor físico y emocional. Su activación se produce a modo de
alarma ante cualquier situación que requiera autocontrol y toma de decisiones
ejecutivas.

25
Imagen copiada de https://neuroaprende.com/2019/02/20/enamoramiento-relacion-con-las-
adicciones-circuito-de-recompensa/
26
Imagen copiada de http://www.neuropsike.com/index.php/home-blog/infografia-neurociencias-
corteza-cingulada.html
Dentro del sistema sensorial – motor es con diferencia el cerebro visual el
mejor estudiado hasta el momento por la neuroestética. Se ha demostrado la
existencia de varios sistemas paralelos de procesamiento, cada uno especializado en
una determinada tarea (color, movimiento, etc.), conociéndose en la actualidad las
especializaciones funcionales de las distintas áreas27 En la apreciación del arte visual, la
fisiología permite explicar cómo diferentes áreas extraestriadas de la corteza visual
han evolucionado y son capaces de obtener correlaciones entre los distintos
componentes de la visión. Una grave limitación de la neuroestética la plantea su
enfoque casi exclusivo en la investigación de la respuesta del cerebro ante lo visual. Es
cierto que se admite de forma general que el 80% de los estímulos percibidos por
nuestro cerebro son de esa naturaleza, lo que se correlaciona con la superficie de
corteza cerebral del lóbulo occipital y también, que los mucho más escasos estudios
dirigidos a la percepción estética auditiva sugieren similares hallazgos, aunque en este
caso el procesamiento cortical se realice en el fondo de la cisura de Silvio situada en la
parte superior del lóbulo temporal.

28

Aún resulta más difícil encontrar trabajos sobre neuroestética con relación a los
sentidos del tacto, el olfato o el gusto, asumiéndose que activarían las
correspondientes área de la corteza cerebral y que el resto de la neurofisiología sería
similar a la conocida para la visual y la auditiva.

27
KAWABATA, H, ZEKI, S. Neural correlates of beauty. Journal of Neurophysiology. 91 (4): 1699–1705,
2004.
28
LATARJET; RUIZ-LIARD. Encéfalo. Anatomía humana. Lóbulo frontal, cisura de Silvio y corteza auditiva
Cap.24. Panamericana, 2004. p. 172.
Una vez vistos los circuitos cerebrales relacionados específicamente con la
percepción estética visual y, de forma más marginal, auditiva, los hemos relacionado
con los sistemas de recompensa y de dolor. Ahora pasaremos a revisar los resultados
relacionados con la percepción consciente de la estética. En ella, como en todas
nuestras funciones conscientes, se encuentran implicados los lóbulos frontales. En
estos se sitúa la corteza prefrontal, una delgada capa ubicada sobre la corteza
premotora y motora primaria. Esta estructura ha aumentado su superficie en relación
con la de la totalidad del neocórtex con el desarrollo filogenético (8,5% en lemures,
11,5% en macacos, 17% en chimpancés, 33% en los Homo sapiens modernos). Sus
regiones dorsolateral, orbitofrontal y medial están conectadas por redes de fibras
aferentes y eferentes con diversas estructuras subcorticales, formando circuitos
frontosubcorticales. Se han identificado cinco de ellos que parten de las regiones
dorsolateral, orbitofrontal y del cíngulo anterior. Los mejor conocidos son el motor y el
oculomotor. Distintos perfiles cognitivos, conductuales y emocionales, incluido el de la
apreciación consciente de la belleza, están asociados con estos circuitos. Todos ellos
han sido estudiados atendiendo a las consecuencias que producen sus respectivas
lesiones. Las lesiones prefrontales dorsolaterales originan déficit en la fluidez verbal y
en el raciocinio, reduciendo la capacidad para resolver problemas y para diferenciar
categorías cognitivas. También enlentecen tanto el aprendizaje como la recuperación
de la información ya aprendida. La corteza orbito – frontal cubre la parte medial de
la superficie ventral del lóbulo frontal. Además de con la percepción consciente de lo
bello, está relacionada con el olfato, el procesamiento no - verbal, la toma de
decisiones que supongan recompensa o la asociación entre rostros y nombres. Las
lesiones a este nivel dan lugar al denominado síndrome orbitofrontal, caracterizado
por síntomas que afectan a los dominios cognitivo, afectivo y conductual, alterando
algunos de los rasgos que definen a nuestra especie, como la flexibilidad cognitiva o la
regulación afectiva y causando desinhibición e irritabilidad. Lesiones en el cíngulo
medial frontal anterior dan lugar a apatía y falta de iniciativa. El daño de las
estructuras subcorticales que integran los distintos circuitos (estriado, pálido y tálamo)
producen manifestaciones similares a las de las lesiones de la región frontal en la que
tiene su origen29,30. Durante la apreciación consciente de la belleza visual natural o
artística, visual, auditiva o arquitectónica se ha demostrado la activación de la corteza
orbitofrontal y mediofrontal, así como de los núcleos estriado – ventral y cingulados
anterior y posterior31,32.

29
MUÑOZ-ZÚÑIGA, J.F. Los múltiples rostros del síndrome orbitofrontal (The many faces of orbitofrontal
syndrome). Neuropsiquiatría, 46, S1 (43 – 50), 2017.
30
DAMASO A.R, ANDERSON S.W. The frontal lobes. Clinical Neuropshychology. Heilman K.M, Valenstein
E. eds. New York, Oxford University Press, 1993.
31
ISHIZU, T, ZEKI, S. Toward a brain-based theory of beauty. PLOS ONE, 6 (7): e21852, 2011.
33

El papel que juega la corteza prefrontal en la percepción de objetos coloreados,


en la toma de decisiones y en la memoria resulta conocido desde hace varias décadas.
Investigaciones más recientes lo han vinculado además con la experiencia estética
consciente. Este hallazgo es consecuencia de la objetivación de la activación de dicha
región cortical durante la realización de tareas estéticas concretas, tales como la de
determinar el atractivo de un estímulo visual, principalmente cuando se le pide al
sujeto que haga un juicio para el que necesite recurrir a su memoria visual y espacial o
que realice una actividad artística. Concretamente Zeki y Kawabata pudieron
demostrar experimentalmente que la corteza orbitofrontal se activa cuando el sujeto
debe enjuiciar la belleza de una pintura34. La activación resultaba más elevada cuando
el sujeto opinaba positivamente que cuando lo hacía negativamente. En ambos casos
no se activan estructuras separadas, por los que ambos investigadores proponen que
los cambios en la intensidad de la activación de la corteza orbitofrontal se
correlacionan con la determinación por parte del sujeto de la belleza o fealdad del
objeto contemplado. Otros investigadores han encontrado que la activación de una
subregión de la corteza orbitofrontal, la medial, responde al contexto en el que se
presenta el objeto. Por ejemplo, si va acompañado de título, autor, datación,
descripción, significado, etc. Más recientemente ha podido también demostrarse la
vinculación de la corteza orbitofrontal con percepciones gustativas u olfativas, además
de con las visuales. Todo ello nos sugiere que la corteza orbitofrontal es un centro
común y que se activa cuando es necesario evaluar lo agradable o desagradable que le

32
VARTANIAN, O, NAVARRETE, G, CHATTERJEE, A et al. Impact of contour on aesthetic judgments and
approach-avoidance decisions in architecture. Proceedings of the National Academy of Sciences of the
United States of America, 110 (Supp 2): 10446–10453, 2013.
33
Imagen copiada de https://nepsa.es/areas-y-funciones-cerebrales-v-corteza-prefrontal-dorsolateral/
34
KAWABATA, H, ZEKI, S. Neural correlates of beauty. Journal of Neurophysiology. 91 (4): 1699–1705,
2004.
resulta al sujeto cualquier estímulo sensorial percibido, debiendo además estar
relacionada con el sistema de recompensa35. En contraste con la activación de la
corteza prefrontal en la elaboración de juicios estéticos favorables o desfavorables, su
región dorsolateral se activa selectivamente ante percepciones que son valoradas por
el sujeto como bellas36. Generalmente, en sujetos que no están entrenados en la
contemplación de obras de arte visual, la corteza prefrontal se puede activar cuando
estos tratan de dirigir conscientemente su atención para intentar realizar una
percepción estética mediante mecanismos cognitivos y perceptores. Es decir, cuando
la percepción estética se realiza con un control cognitivo descendente. En este sentido,
ha podido demostrase que la región lateral de la corteza prefrontal está vinculada con
un procesamiento cognitivo superior que evalúa simultáneamente la información
generada a partir de la memoria. La subregión lateral izquierda, el área 10 de
Brodmann, está involucrada en el mantenimiento de la atención durante el proceso de
apreciación del arte, por ejemplo, cuando se están intentando realizar valoraciones
estéticas, lo que podría tener un significado evolutivo37

Hasta ahora hemos revisado los circuitos neuronales específicos que


intervienen en la experiencia estética, su vinculación con los sistemas de recompensa y
de dolor, su relación con la esfera de los cognitivo, de la atención y de la conciencia,
con los sistemas sensorial – motor y de reconocimiento y significado. Nos queda por
relacionar todos estos elementos funcionales del cerebro con el sistema emocional y
adentrarnos en varias cuestiones relativas por ejemplo a las diferentes respuestas
neuronales dependientes de las expectativas del observador o la importancia de la
simetría en la valoración del arte. Empecemos por la que quizás sea la más
trascendental: el arte y la emoción. Las amígdalas (del griego almendras) cerebrales
son las estructuras más íntimamente relacionadas con las emociones. Su activación
depende de la corteza prefrontal y por lo tanto de la conciencia, de tal manera que
solamente se activan tras producirse una percepción estética de forma consciente y
atenta. Se encuentran situadas en la porción frontal del lóbulo temporal. En la figura se
muestra la amígdala cerebral izquierda coloreada en azul.

35
ULRICH, K, SKOV, M, HULME, O. et al. Modulation of aesthetic value by semantic context: An fMRI
study. NeuroImage. 44 (3): 1125–1132, 2009.
36
CELA-CONDE, C.J. et al. Activation of the Prefrontal Cortex in the Human Visual Aesthetic Perception.
Proceedings of the National Academy of Sciences. 101 (16): 6321–6325, 2004.
37
CUPCHIK, G.C. Viewing artworks: Contributions of cognitive control and perceptual facilitation to
aesthetic experience. Brain and Cognition. 70 (1): 84–91, 2009.
38

Experimentalmente se ha podido comprobar que las emociones juegan un importante


papel en el procesamiento estético. Cuando se solicita a los sujetos que respondan sobre el
atractivo que les produce la contemplación atenta de una obra se puede producir una
sobreactivación del circuito cerebral de las emociones, en concreto de las amígdalas y de la
ínsula bilateral. Dicha sobreactivación se puede producir o no de forma independiente de la
activación de los sistemas de percepción visual o auditiva y de la corteza prefrontal39. El papel
de la amígdala y de ínsula bilateral en lo emocional ya era conocido con relación a otros tipos
de estímulos, pero aún no se ha podido dilucidar la posible correlación entre el mayor o menor
grado de activación de dichas estructuras y los tipos de emociones experimentadas. La
sobreestimulación se produce de igual forma ya sean positivas o negativas las emociones
experimentadas. Con relación a la neuroestética, lo que sí ha quedado claro es que, ante un
mismo objeto artístico, se produce sólo cuando la vivencia estética es consciente y emocional y
no cuando tiene un sentido utilitario. En el segundo apartado de este trabajo argumentaremos
sobre la emoción como característica esencial de la experiencia artística y sobre como la obra
de arte, sea cual sea su formato, es capaz de emocionar más allá de cuales sean sus cualidades
estéticas, no estéticas o incluso anti – estéticas. Empíricamente todos hemos sido capaces de
experimentar los hallazgos de la neuroestética en relación con la percepción no plenamente
consciente de la estética. Al mismo tiempo podemos reconocer también en nosotros que sólo
la atención consciente de cualquier experiencia artística puede llegar a emocionarnos.

Nos quedan por explorar las diferentes respuestas neuronales que pueden
producirse con relación a las expectativas del observador, la simetría o su ausencia y
las distintas modalidades artísticas. Ante las diferentes expectativas de los

38
Imagen copiada de https://www.psicoactiva.com/blog/papel-la-amigdala-las-emociones/
39
CUPCHIK, G.C. Viewing artworks: Contributions of cognitive control and perceptual facilitation to
aesthetic experience. Brain and Cognition. 70 (1): 84–91, 2009.
observadores se ha comprobado que la activación neuroestética es más acentuada
cuando, por ejemplo, unas imágenes abstractas se contemplan expuestas en un museo
o han sido calificadas como artísticas por expertos en arte. Algo similar ocurre cuando
se les dice a los observadores que son obras de un artista y no de un ordenador. En los
dos primeros casos se activa más la corteza orbitofrontal medial y ventromedial
prefrontal. Fuera del museo se produce una activación neuronal similar si al sujeto se
le dice que el objeto contemplado es “una pieza de museo” que si no se le dice nada.
Así mismo, el núcleo estriado ventral y partes de la corteza orbitofrontal responden
con mayor intensidad ante objetos calificados como novedades artísticas,
independientemente de lo que representen. También las respuestas neuronales
difieren también cuando se informa a los observadores sobre si la obra contemplada
es un original o una copia. Estas investigaciones llevan a pensar que las expectativas
modifican para bien o para mal la vivencia de las experiencias estéticas40,41.

Una de las características del atractivo estético más comúnmente aceptada es


el de la simetría. Biológicamente, la simetría es importante para detectar por ejemplo
a depredadores, ubicar posibles presas o elegir pareja. En el medio natural,
depredadores, presas o parejas tienden a la simetría. Como norma, los objetos
simétricos son más informativos pues al percibir una de las partes se puede inferir la
totalidad (“si puedo ver que ese felino tiene una garra debe tener al otro lado otra
igual”). De nuevo los biólogos evolutivos Ramachandran y Hirstein nos sugieren que la
predisposición hacia la simetría sería debida a que asociamos la asimetría con la
enfermedad (tumores, inflamaciones, deformidades, etc.) y puede llevar a una
deficiente selección de pareja42. Sin embargo, las desviaciones de la simetría en el arte
también son a menudo muy apreciadas, sugiriendo que lo que resulta válido para el
comportamiento biológico no lo es tanto en el campo del arte. Este tipo de
contradicciones han llevado a reconocer la gran complejidad neurológica de la
percepción estética. Las áreas del cerebro vinculadas al procesamiento de ésta, cuando
es visual, dependen en gran medida del procesamiento en la corteza cerebral V1.

40
KIRK, U, SKOV, M, HULME, O. et al. Modulation of aesthetic value by semantic context: An fMRI study.
NeuroImage. 44 (3): 1125–1132, 2009.
41
LACEY, S, HAGTVEDT, H, PATRICK, V.M. et al. Art for reward's sake: Visual art recruits the ventral
striatum. NeuroImage. 55 (1): 420–433, 2011.
42
RAMACHANDRAN, V.S, HIRSTEIN, W. The Science of Art: A Neurological Theory of Aesthetic
Experience. Journal of Consciousness Studies. 6 (6–7): 15–51, 1999.
43

Las señales procesadas en V1 se distribuyen a varias áreas especializadas del


cerebro44. Se deduce de ello que no hay solamente un área a la que todos los circuitos
especializados estén conectados. Es decir que no existe un único centro neuronal
responsable de la percepción estética. Resulta mucho más probable que dicha
percepción se produzca en una complejísima red neuronal45.

Por otra parte, los investigadores han podido precisar que el cerebro procesa
de diferente forma las distintas modalidades del arte, pero que las diferencias
dependen de las preferencias del sujeto estudiado. Al contemplar arte abstracto o
figurativo se produce una mayor o menor activación del giro occipital bilateral, el
uncus cingulado izquierdo y el giro fusiforme bilateral, estando estos distintos grados
de activación en coherencia con las preferencias expresadas por el sujeto46. Sin
embargo, hay algunas diferencias que son independientes de las preferencias del
observador. La percepción de pintura figurativa activa en mayor medida el giro
occipital bilateral, lo que podría ser consecuencia de que dicho modo estético aporta
mayor número de detalles visuales y requiere un nivel más elevado de recursos para
ser procesado47. También se ha comprobado que varias áreas del cerebro responden

43
Imagen copiada de https://eltamiz.com/elcedazo/2017/08/18/los-sistemas-receptores-11-la-vision-iii-
procesos-superiores/
44
ZEKI, S. Artistic Creativity and the Brain. Science. 293 (5527): 51–52, 2001.
45
CELA-CONDE, C.J. et al. Activation of the Prefrontal Cortex in the Human Visual Aesthetic Perception.
Proceedings of the National Academy of Sciences, 101 (16): 6321–6325, 2004.
46
VARTANIAN, O, GOEL, V. Neuroanatomical correlates of aesthetic preference for paintings.
NeuroReport. 15(5): 893–897, 2004.
47
CUPCHIK G.C. Viewing artworks: Contributions of cognitive control and perceptual facilitation to
aesthetic experience. Brain and Cognition. 70 (1): 84–91, 2009.
específicamente ante el arte visual figurativo y no ante el abstracto, tal vez debido a su
capacidad para asociar objetos y también a otras funciones relacionadas con la
atención y la memoria. En concreto, dichos estímulos figurativos activan en mayor
medida la corteza del lóbulo frontal izquierdo (en sujetos diestros) y, de manera
bilateral, los lóbulos parietal y límbico48. Por otra parte, cuando el sujeto contempla
obras pictóricas en las que se representan formas indeterminadas y de contornos
ambiguos, es el lóbulo parietal superior izquierdo, el área 7 de Brodmann, el que
desempeña el papel más relevante49. Durante este tipo de percepción estética se
ejecutan procesos ascendentes similares a los que se producen en la detección de
bordes y en la exploración de estímulos visuales a los cuales el cerebro no está
habituado o no almacena en la memoria. Estas funciones del lóbulo parietal ya habían
sido identificadas por el mismo autor en los procesos cognitivos generales tanto del
espacio como de las imágenes no artística.

Al principio de este primer apartado dedicado a la neurología de la estética nos


hacíamos la siguiente pregunta: ¿el arte o las preferencias estéticas se rigen por un
conjunto de leyes o principios científicos? Para poder responderla también tendremos
primeramente que recurrir a Semir Zeki, profesor del University College de Londres y,
como hemos podido ver, uno de los principales estudiosos de la neuroestética. En su
opinión, la neuroestética ofrece un gran ejemplo de la variabilidad del funcionamiento
cerebral y puede explicar tanto experiencias subjetivas concretas como la gama de
habilidades creativas y perceptivas del arte50,51,52 Sostiene este investigador que de
manera completamente inconsciente lo que hacen los artistas es estudiar el cerebro
utilizando como método la creación artística: "... el artista es en cierto sentido, un
neurocientífico explorando los potenciales y las capacidades del cerebro… con unas
herramientas diferentes. La forma en que tales creaciones pueden despertar
experiencias estéticas sólo puede entenderse completamente en términos neuronales.
Tal entendimiento está ahora a nuestro alcance". Con un enfoque neurológico de las
fuentes de dicha variabilidad funcional Zeki propone dos leyes53:

1ª La ley de la Constancia establece el que a pesar de los cambios que se


producen al procesar los estímulos visuales (distancia, ángulo de visión,

48
LENGGER P.G. Functional neuroanatomy of the perception of modern art: A DC-EEG study on the
influence of stylistic information on aesthetic experience. Brain Research. 1158: 93–102, 2007.
49
CUPCHIK G.C. Viewing artworks: Contributions of cognitive control and perceptual facilitation to
aesthetic experience. Brain and Cognition. 70 (1): 84–91, 2009.
50
ZEKI, S. Inner Vision: an exploration of art and the brain. Oxford University Press, 1999.
51
ZEKI S. Artistic Creativity and the Brain. Science. 293 (5527): 51–52, 2001.
52
ZEKI, S. Splendours and Miseries of the Brain. Wiley Blackwell, 2008.
53
ZEKI, S. Statement on Neuroesthetics. Archived at the Wayback Machine Neuroesthetics Web, 2009
iluminación, etc.), el cerebro retiene únicamente las propiedades constantes y
esenciales de un objeto y descarta aquellas otras que entiende como
contingentes. Esta ley es aplicable, por ejemplo, a la capacidad para reconocer
rostros vistos desde ángulos distintos o en tiempos pretéritos. De similar forma
y en coherencia con esta ley, el artista trata de capturar en su obra la esencia
del objeto o del concepto que está intentando representar, actuando por lo
tanto de manera similar a como lo hace el cerebro. La creación artística estaría
modelada por una función neuronal primitiva que busca aquello que es lo
sustancial. En el caso de la pintura y al menos desde Leonardo y la escuela
renacentista veneciana, sabemos que el proceso pictórico implica destilar un
objeto para representarlo como lo percibe nuestro cerebro, más allá de la
forma en que lo ven nuestros ojos54. En otras palabras, lo que el cerebro
construye va más allá de las leyes de la perspectiva matemática y geométrica
codificadas por Brunelleschi y Vasari en el siglo XV. Dichas leyes ópticas son las
únicas que rigen en las imágenes fotográficas no manipuladas55. Zeki y su
equipo demostraron experimentalmente que los “sfumati” o los contrastes
exagerados de la iluminación y de los colores, las escenografías complejas, los
“scorzos” pronunciados o las potentes representaciones anatómicas producen
una mayor actividad en determinadas áreas del cerebro en comparación con las
imágenes en las que predomina la “circumscriptio”, los colores planos y las
composiciones ordenadas. Los artistas manieristas, por ejemplo, explotarían
empíricamente estos efectos que no son en principio evidentes para la
conciencia del observador56,57. En otras palabras, el cerebro aísla la forma visual
deseada y después la amplifica, siendo esta la razón por la que un boceto
resulta a menudo artísticamente más eficaz que una buena fotografía en color.
El trazador del boceto puede por ejemplo exagerar ciertos rasgos faciales
específicos del modelo y eliminar o suavizar aquellos otros que resultan
compartidos, inespecíficos. Algo parecido ocurriría con las caricaturas. Pintor o
caricaturista facilitan en cierta medida una parte de las tareas al cerebro que,
en cualquier caso, seleccionará los primeros y dejará en segundo plano e
incluso fuera del campo de la conciencia los innecesarios. Zeki también trata de
incluir el ideal platónico y el concepto hegeliano en su ley de la Constancia.
Deduce que las formas no tienen una existencia independiente, sino que son un
producto del cerebro y de su capacidad de almacenar memoria.

54
URQUÍZAR-HERRERA, A, CÁMARA-MUÑOZ, A. Renacimiento. Ramón Areces UNED, 371-379, 2017.
55
URQUÍZAR-HERRERA, A, CÁMARA-MUÑOZ, A. Renacimiento. Ramón Areces UNED, 159-193, 2017.
56
RAMACHANDRAN, V.S, HIRSTEIN, W. The Science of Art: A Neurological Theory of Aesthetic
Experience. Journal of Consciousness Studies. 6 (6–7): 15–51, 1999.
57
URQUÍZAR-HERRERA A, CÁMARA-MUÑOZ A. Renacimiento. Ramón Areces UNED, 419 – 447, 2017.
Ilustrativamente cita el caso de artistas como Monet que, con el fin de capturar
las verdaderas formas, pintaba objetos en ausencia de sus modelos físicos58.

2ª Ley de la Abstracción. El cerebro procesa los estímulos visuales a través de


un proceso de coordinación jerárquica, adjudicando eficientemente una
representación muy general a muchos de los detalles. Una capacidad de
abstracción que, según Zeki, puede ser el resultado evolutivo derivado de los
limitados recursos de capacidad que tiene la memoria. El arte externaliza las
funciones de abstracción del cerebro y Zeki propuso como pregunta si las
diferencias halladas en los patrones de actividad cerebral al contemplar arte
abstracto o arte figurativo son en realidad significativas59. De cualquier forma,
los resultados que subyacen en las conclusiones de este investigador abonan la
idea de que la atención de los observadores se dirige hacia un área única con la
que interacciona, adjudicándole el papel de principal fuente de información. La
observación cuidadosa de la misma puede identificar aquellas mejoras o
innovaciones introducidas por el artista, resultando en una amplificación de la
activación y el refuerzo del sistema límbico.

Ambas leyes conducen a una agrupación perceptiva que podría estar


relacionada con la necesidad evolutiva de descubrir alimentos o depredadores.
Enfrentado a objetos informes o ambiguos como nubes o manchas de tinta, el sistema
visual segmenta la escena en subconjuntos en los que busca una pista que active el
sistema límbico, produciéndose una retroalimentación continua entre la percepción y
la memoria cuyo resultado final suele ser el descubrimiento de la naturaleza del objeto
percibido y de sus características más importantes60. En principio, dicho
descubrimiento o identificación conlleva una sensación de agrado, haciendo que el
individuo perceptor vincule el objeto a la imagen que guarda en su memoria (“sé lo
que / quién es”). Los trastornos cognitivos graves, las demencias, interrumpen este
proceso debido al deterioro de la memoria. La falta de capacidad para la identificación
y la asignación de objetos o personas, incluso cotidianos, con los memorizados origina
en estos pacientes una desactivación del circuito de recompensa y, simultáneamente,
una activación de la corteza cingulada anterior que ya sabemos asociada al dolor61

58
ZEKI, S. Art and the Brain. Daedalus, 127 (2):71, 1998.
59
ZEKI, S. Artistic Creativity and the Brain. Science. 293 (5527): 51–52, 2001.
60
RAMACHANDRAN, V.S, HIRSTEIN, W. The Science of Art: A Neurological Theory of Aesthetic
Experience. Journal of Consciousness Studies, 6 (6–7): 15–51, 1999.
61
CUPCHIK, G.C. Viewing artworks: Contributions of cognitive control and perceptual facilitation to
aesthetic experience. Brain and Cognition, 70 (1): 84–91, 2009.
Sin embargo, un artista puede hacer uso de este fenómeno y jugar con el
mismo. Por ejemplo, puede representar objetos, figuras o escenas irreconocibles para
el observador pero que éste, tras un proceso reflexivo más o menos profundo,
cultivado o prolongado, es capaz de identificar formal o conceptualmente. Si el artista
es lo suficientemente hábil puede conseguir distintas identificaciones o asignaciones
con una misma obra, obteniendo varios niveles de interpretación o de significado. Se
tratarían de lo que en historia del arte llamamos simbolismos.

Pero en contraposición con el principio de agrupación perceptiva, los contrastes


eliminan la necesidad de vincular entidades distintas, aunque similares. Un árbol y un
prado representados en un paisaje con distintos contornos, colores e iluminación son
fáciles de diferenciar. Sin embargo, el mismo proceso de detección de esos contrastes
y de agrupación de otros objetos singulares resulta más recompensante para el
observador si requiere un cierto esfuerzo. La obviedad es menos gratificante desde el
punto de vista neurológico, posiblemente debido a una ventaja evolutiva condicionada
a la supervivencia, a la capacidad de búsqueda e identificación de alimentos,
competidores o depredadores. Por la misma razón, la representación de una mujer o
de un hombre bellos a punto de mostrarse desnudos resultaría más emotiva que la
desnudez integral y explícita. Es decir que un significado implícito resultaría más
gratificante que uno explícito62. Contractar implica eliminar información contingente y
centrar la atención en lo necesario. Las células de la retina, el cuerpo geniculado lateral
y la corteza visual responden predominantemente a los cambios escalonados de la
luminosidad y secundariamente a los colores planos. Los degradados suaves son más
difíciles de detectar que las divisiones segmentadas en campos de color y sombra, que
resultan en bordes netos. La importancia de las diferentes respuestas de la neurona
visual a la orientación y presencia de los bordes ha sido probada por Hubel y Torsten63.
Ambos investigadores otorgan un significado evolutivo a este hecho ya que las
regiones de contraste son ricas en información y requieren un refuerzo de la atención.
El sistema visual prefiere las interpretaciones que no se basan en un punto de vista
único, en una perspectiva lineal. Acepta mejor la interpretación de imágenes en las
que hay un conjunto infinito de puntos de vista que son los que capta la retina, dada su
morfología esferoidal. En una imagen horizontal en la que se sitúen dos objetos
superpuestos en dos planos diferentes, interpretaremos automáticamente que el
ubicado en el primer plano tapa parcialmente al otro, no que este último esté
incompleto. En teoría, un artista que esté tratando de complacer a la vista debe evitar
62
RAMACHANDRAN, V.S, HIRSTEIN, W. The Science of Art: A Neurological Theory of Aesthetic
Experience. Journal of Consciousness Studies. 6 (6–7): 15–51, 1999.
63
HUBEL, D.H, TORSTEN N.W. Brain and visual perception: the story of a 25-year collaboration. Oxford
University Press US, p. 106, 2005.
tales coincidencias, pero sin embargo en determinadas circunstancias la ruptura de ese
principio también puede resultar grata al observador64. En la misma publicación
Ramachandran y Hirstein desarrollan una teoría altamente especulativa sobre la
experiencia artística y sobre sus mediadores neuronales. Ramachandran y su equipo
establecieron ocho leyes que proporcionarían un marco de referencia para un buen
número de elementos del arte visual, la estética y el diseño. De momento no han
aportado pruebas sólidas capaces de avalar la validez de dichas leyes ni tampoco de
sus relaciones con áreas cerebrales específicas. No obstante, sus avances han sido
relevantes en campos como el de la comprensión del autismo y la sinestesia y en el del
tratamiento del primero, lo que otorga credibilidad a su teoría. A efectos ilustrativos
del tipo de bases en las que se fundamenta el equipo liderado por Ramachandran,
recordamos aquí el experimento psicológico de Köhler. Este consiste en que el sujeto
sometido al experimento debe asignar el nombre Kiki o Booba a cada una las figuras
que se muestran más abajo.

65

Independientemente de su idioma o cultura, el 95-98% de los sujetos asignan el


nombre de Kiki a la figura de la izquierda y de Booba a la de la derecha, lo que lleva a
pensar que el mecanismo cerebral para denominar objetos no es arbitrario.
Ramachandran define una metáfora como un túnel mental entre dos conceptos que
superficialmente parecen muy diferentes pero que en el fondo están conectados entre
sí. En el caso de las metáforas visuales, captar la analogía resulta gratificante pues
permite al observador identificar aquellos aspectos que comparten los dos objetos. El
descubrimiento de similitudes entre imágenes o narrativas superficialmente diferentes
activa el sistema límbico, aunque se desconoce si la causa está relacionada con la
64
RAMACHANDRAN, V.S, HIRSTEIN, W. The Science of Art: A Neurological Theory of Aesthetic
Experience. Journal of Consciousness Studies. 6 (6–7): 15–51, 1999.
65
Imagen copiada de https://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_bouba/kiki#/media/Archivo:BoobaKiki.png
eficacia comunicativa o es simplemente cognitiva. Los pacientes con delirio de Capgras
no experimentan una sensación de agrado al contemplar una cara familiar. Parece que
eso se debe a la falta de activación límbica, a su vez motivada por deficiencias en las
conexiones entre la corteza inferotemporal y las amígdalas.

Limitaciones. -
Exponemos a continuación las principales limitaciones del presente trabajo en
lo que se refiere a la neurología de la estética. Los hallazgos de las investigaciones que
se presentan en él no están totalmente actualizados. La neuroestética es una ciencia
en continua evolución y el autor ha preferido recoger aquellos de sus avances que se
encuentran más asentados y que han soportado pruebas de falsabilidad, aunque
también recogemos algunas líneas actuales de investigación. Está claro que por el
momento la neuroestética no ha identificado los fundamentos neuronales de la
genialidad creativa, ese “duende” que diría un flamenco. La mayoría de las críticas que
se han hecho a los resultados aquí expuestos han estado dirigidas a las investigaciones
descriptivas, por su carencia de componentes experimentales66,67,68. El hecho de que la
neuroestética trate de reducir la experiencia estética a un conjunto de leyes físicas o
neurológicas no está exento de objeciones69. Resultan muy difíciles de sostener unas
teorías generales que traten de explicar aquello que las obras de arte evocan en
individuos concretos. De hecho, dichas leyes no resultan apoyadas experimentalmente
de manera sistemática70. Por añadidura, la experimentación actual mide la respuesta
verbal de una persona a la pregunta de que cómo se siente al contemplar una
determinada obra de arte. El sujeto puede seleccionar la respuesta en función del
contexto general, emocional y cultural en el que se encuentre en ese momento
situado. Como modo de paliar esta objeción, Ramachandran sugiere el uso de la
respuesta galvánica de la piel (la vulgarmente llamada “máquina de la verdad”), que
teóricamente sería capaz de ofrecer una cuantificación de las valoraciones del sujeto
ante estímulos derivados de la estética visual. Pero, en general, se viene criticando la
desproporción existente entre el estrecho enfoque utilizado por los investigadores y

66
TALLIS, R. The limitations of a neurological approach to art. The Lancet. 372 (9632): 19–20, 2008.
67
CROFT, J. The challenges of interdisciplinary epistemology in neuroaesthetics. Mind, Brain, and
Education. 5(1): 5–11, 2011.
68
CHATTERJEE, A. Where there be dragons: Finding the edges of neuroaesthetics. American Society for
Aesthetics Newsletter. 31 (2):4–6, 2011.
69
GILMORE, J. Brain Trust. Artforum.
http://www.italianacademy.columbia.edu/art_and_neuro/paper_su06_Gilmore.pdf en The Wayback
Machine, 2010.
70
RAMACHANDRAN, V.S, HIRSTEIN, W. The Science of Art: A Neurological Theory of Aesthetic
Experience. Journal of Consciousness Studies. 6 (6–7): 15–51, 2009.
las grandes afirmaciones que hacen en sus teorías71. Otras de las limitaciones de los
conocimientos actuales sobre neuroestética es su incapacidad para explicar el
síndrome de Stendhal, también llamado de Florencia. Descrito por el famoso novelista
francés en su libro “Nápoles y Florencia: Un viaje de Milán a Reggio”, fue sistematizado
en 1989 por la psiquiatra florentina Graziella Magherini, caracterizándolo como similar
a un ataque de pánico de escasa duración, debido a la saturación de la capacidad
humana para percibir en poco tiempo una gran belleza artística72. Por añadidura, los
actuales hallazgos experimentales de la neuroestética pueden resultar, al menos
parcialmente, incoherentes con la fascinación que suele producir el arte fantástico,
presente desde la prehistoria e identificado por Platón como aberrante y como tercer
escalón del arte. Está plagado de representaciones de quimeras, grifos, esfinges y otros
seres monstruosos. Unas imágenes que en principio podrían ser catalogadas como
antiestéticas y que no deberían activar el circuito límbico de recompensa73.

Detalle del tímpano de la fachada occidental de Santa Fe de Conques74

En el extremo de esta limitación nos enfrentaríamos con cuáles serían las


respuestas neurológicas, aún sin determinar, que se producirían con la contemplación
de numerosas obras de las últimas tendencias del arte y también del arte

71
FREEMAN, A. Signs of the Times: Cracking the code of art's allure. The Unesco Courier. 52, 40-42,
1999.
72
PALACIOS-SÁNCHEZ, L, BOTERO-MENESES, J, PACHÓN, R. et al. (2018). Stendhal syndrome: a clinical
and historical overview. Archivos de Neuropsiquiatría, 76(2), 120-123, 2018.
73
PÉREZ-ACCINO J.R, DE CUENCA, L.A, HECK, C et al. El Arte Fantástico. Crítica. Círculo de Lectores, 2019.
74
Imagen copiada de https://temasycomentariosartepaeg.blogspot.com/p/blog-page_516.html
contemporáneo, entendido como el desarrollado entre las vanguardias de principios
del siglo XX y la década de los sesenta del mismo siglo75.

Damiens Hirts. Cabeza muerta (1991). Fotografía en blanco y negro del artista y la
cabeza de un cadáver76.

En el segundo apartado de este trabajo desarrollaremos la idea de la obra


artística como narración. Argumentaremos como en esa narración pueden concurrir
elementos estéticos con otros antiestéticos e incluso pornográficos.

Lances de la tauromaquia77

Durante las dos primeras décadas del presente siglo se han ido produciendo
avances en la neuroestética, habiéndose convertido esta rama de la neurología en un
terreno de creciente interés. Uno de sus impulsos más significativos ha provenido de
las investigaciones del profesor John Onians, considerado uno de los más avanzados
investigadores de la neuroestética ligada a la historia del arte78 En su discurso incluye a

75
RAQUEJO, T. Sobre lo monstruoso: un paseo por el amor y la muerte. Estéticas del arte
contemporáneo ; pp. 51 – 87. Universidad Salamanca, 2002.
76
Imagen copiada de https://www.tate.org.uk/art/artworks/hirst-with-dead-head-ar00617
77
Imágenes copiadas de http://malakaespa.blogspot.com/2010/06/toreo-de-capote.html y de
https://www.federaciontaurinavalladolid.com/leandro-torero-la-estocada-al-volapie/
78
ONIANS, J. Neuroarthistory: From Aristotle and Pliny to Baxandall and Zeki. Yale University Press,
2017.
figuras históricas a las que considera precursoras de este campo, entre ellas a Karl
Marx. Sin embargo, resultan poco sostenibles algunas de las relaciones que establece
dicho investigador entre el pensamiento de historiadores y filósofos y lo que
actualmente entendemos por neurología. Por su parte, algunos artistas
contemporáneos como Mark S. Smith han desarrollado extensos trabajos en los que
estudian los posibles puntos de relación entre la neurología y el arte pictórico.
También durante el presente siglo se han desarrollado investigaciones relacionadas
con la neuroestética y la música, junto a otras que parten de la psicología y la
sociología del arte79, y otras que estudian las relaciones entre el arte y la enfermedad
mental. Estas últimas ya venían siendo descritas al menos desde los años veinte del
siglo pasado y justificarían la realización de otro trabajo como el presente80. Otro
prometedor campo de investigación que ha experimentado un impulso muy
significativo en lo que va de siglo es el de la utilización del arte como recurso
terapéutico, el arte como terapia81.

Conclusiones. -
Los procesos neurológicos cerebrales asociados a la percepción estética y a la
creación artística han sido estudiados durante las últimas décadas utilizando la
metodología científica. Los resultados concluyen que ambas funciones condicionan un
proceso integral de gran complejidad y que este involucra a una serie de regiones y
estructuras cerebrales de una forma específica. La metodología empírica ha podido
establecer correlaciones entre el funcionamiento neuronal y el juicio estético, así como
que estas se producen a través de una serie de sistemas cerebrales: el sensitivo –
motor, los de recompensa y dolor, el de reconocimiento y asignación de significado y el
emocional. Dichos sistemas interaccionan entre sí de manera descendente, desde lo
cognitivo a lo sensitivo – motor, o de forma ascendente, desde lo sensitivo – motor a
lo cognitivo. Las respuestas neuronales se modifican con relación a la atención
consciente, las expectativas, las preferencias, la simetría o asimetría o las modalidades
artísticas. Los investigadores han establecido una serie de leyes o principios que
parecen regir el arte y las preferencias estéticas y que podrían tener una base
evolutiva. El artista podría ser considerado como un estudioso de las funcionalidades
cerebrales, como un neurocientífico que utiliza su propia metodología. Algunas de las
leyes enunciadas por los investigadores son, por el momento, muy especulativas,
aunque no están exentas de fundamento. La neurología de la estética presenta
limitaciones que en parte pueden derivar de una concepción reduccionista del arte a la

79
LAVAZZA, A. Art as a metaphor of the mind. Phenomenological Cognitive Science, 8 159-182, 2009.
80
PRINZHORN, H. Expresiones de la locura: el arte de los enfermos mentales. Cátedra, 2021.
81
DE BOTTON, A, ARMSTRONG, J. El arte como terapia. Phaidon, 2012.
estética, obviando su carácter eminentemente narrativo. La investigación actual y
futura de la neuroestética es un campo de creciente interés y desarrollo científico.
ESTÉTICA Y EVOLUCIÓN

Darwinismo (s) y estética modal.


Llega ahora el turno de abordar la estética desde el punto de vista evolutivo.
Como podremos ver a lo largo de este apartado la evolución tecnológica y
sociocultural de nuestra especie desbordó hace milenios a la biológica. Ambos
procesos evolutivos permiten una aproximación desde la estética modal y desde la
narrativa artística. Para el proceso evolutivo biológico asumiremos un punto de vista
ultradarwinista y obviaremos, como hicimos en el campo de la neurología de la
estética, los fundamentos bioquímicos de la genética, así como los principios básicos
de las leyes que rigen la evolución de las especies. El ultradarwinismo dio un giro
copernicano a la teoría evolucionista al plantearse el asunto desde el punto de vista de
los genes y no desde el de las especies. Para un ultradarwinista, la evolución se inició
desde el momento en el que unas moléculas fueron capaces de copiarse a sí mismas, a
autorreplicarse. Sabemos que eso debió de ocurrir hace unos 3,8 eones. Se cree que el
Universo tiene unos 13,5 eones y el planeta Tierra alrededor de 4,5. Ignoramos qué
circunstancias propiciaron entonces esa especie de “generación espontánea”, pero
sabemos que ahora no ocurre y que tampoco ha sido posible reproducirla en el
laboratorio ni en modelos informatizados. Incluso hay quien defiende que las primeras
cadenas moleculares autorreplicantes hubiesen sido extraterrestres y que hubiesen
alcanzado a bordo de organismos vivos más o menos complejos nuestro planeta en
algún momento que estaría cronológicamente ubicado alrededor de ese periodo82. De
hecho, la totalidad del agua que hay en nuestro planeta tiene un origen extraterrestre
y llegó hasta aquí por el bombardeo de miles de millones de meteoritos y asteroides
que la contenían en forma de hielo. En cualquier caso, esta posibilidad sencillamente
aleja aún más en el espacio y el tiempo el origen del asunto. En torno a la denominada
paradoja de Fermi viene desarrollándose desde mediados del pasado siglo un
apasionante debate relacionado con la probabilidad de desarrollo de procesos
evolutivos que conduzcan a la vida y a la inteligencia83. El astrónomo Fred Hoyle, que
se confesaba ateo, comparó la posibilidad de que la formación de la primera célula se
debiera al azar a la de que un tifón pasase por un hangar en el que estuviesen
desperdigadas todas las piezas de un Jumbo 747 y estas se ensamblaran en un avión
capaz de volar84. Recientemente un riguroso artículo parece darle la razón. En este,
Snyder-Beattie y colaboradores aplican el cálculo Bayesiano de forma repetida para
una amplia variedad de posibilidades de transiciones evolutivas y concluyen que la
82
HOYLE, F. Astronomía. Ediciones Destino, 1967.
83
SANBERG, A, DREXLER, E, ORD, T. Dissolving the Fermi paradox. arXiv Preprint arXiv: 1806.02404,
2018.
84
Copiada de https://akifrases.com/autor/fred-hoyle.
probabilidad de desarrollo de vida inteligente en cualquier lugar del Universo resulta
excepcionalmente rara. Por transiciones evolutivas o pasos críticos los autores
entienden los principales estados repertoriales consecutivos que describe el modelo
de Carter: abiogénesis, eucariogénesis, reproducción sexual, lenguaje e inteligencia85,
86. De lo que sí tenemos bastante certeza es que aquellas primitivas moléculas, capaces
de hacer copias de ellas mismas, dieron lugar a través de un complejísimo y larguísimo
proceso evolutivo a todas las formas de vida que han existido, existen y que
probablemente, existirán en la Tierra. También sabemos que dicho proceso ha sido
controlado por la selección natural y regido por la competencia, por la lucha por la
supervivencia.

Darwin, en 1837, dibujó para uso privado un esquema del árbol de las especies
que guarda sorprendentes similitudes con el árbol de la vida, el mehet-uret de los
antiguos egipcios y sumerios, una higuera o un sicomoro que se ramifica desde abajo.
En ambos hay ramas gruesas y finas, fragantes y secas o muertas. Para Darwin, como
para cualquier biólogo actual, la selección natural es el motor de la evolución, la
naturaleza es objetiva y la materia no tiene proyectos ni fines propios. La evolución no
sigue ningún plan y se rige por las leyes de la física, la química, la biología o la ecología
que, en definitiva, pueden explicarse mediante la lógica matemática. Lo que resulta del
todo innegable es que la evolución ha consistido en un proceso de cambios con un
incremento exponencial de la complejidad. La mayoría de los biólogos actuales
atribuyen dicho proceso a las leyes de la naturaleza, aunque otros creen que obedece
a un “Gran Plan Cósmico”. Nos moveremos con los primeros, aceptando que según la
paleontología la evolución es fundamentalmente divergente y que se trata de un
proceso de radiación adaptativa en el que triunfa la creatividad, produciendo
innovaciones de tiempo en tiempo. Pero también la paleontología nos enseña que
existen numerosos ejemplos de lo contrario: las convergencias adaptativas, las
repeticiones de modelos. Estas repeticiones parece que nos hablan de la existencia de
un número limitados de posibilidades, lo que conduciría el proceso reiteradamente a
lo ya probado con éxito. Uno entre muchos ejemplos sería la utilización por especies
muy lejanas entre sí de los ecos para orientarse en la oscuridad. En el caso de que
predominase la convergencia podríamos pensar que la evolución es predecible y que
era inevitable llegar a donde estamos. La predominancia de la divergencia nos
conduciría a conclusiones en el sentido contrario. No conocemos aún cuál de las dos
tendencias, convergencia o divergencia, es la que predomina, pero podemos asumir
85
CARTER, B. Five-or six step scenario for evolution? Int J Astrobio, 7: 177 – 182, 1983,
86
SNYDER-BEATTIE, A.E, SANDBERG, A, DREXLER K.E, BONSALL M.B. The timing of evolutionary
transitions suggests intelligent life is rare. Astrobiology, 21 (3), 2021. En
https://doi.org/10.1089/ast.2019.2149.
que coexisten en algo similar a lo que Fuller llamaba “tensegridad”, un juego entre lo
grávido o centrípeto (repertorio de soluciones coherentes de probada eficacia) y lo
radiante o centrífugo (fuerzas desintegrantes que, como los probados y frecuentes
errores en los que incurre la duplicación de las cadenas de ácidos nucleicos, resultan
imprescindibles para la evolución). Al igual que señala dicho autor, las citadas fuerzas
actúan aquí también en conjunto, vinculando la convergencia gravitacional y la
divergencia radiacional87,88,89,90,91. Por ciento, la tensegridad es una de las
características de la arquitectura celular, del denominado citoesqueleto92.

Los genes serían las versiones repertorial y disposicionalmente potentes de


aquellas primitivas autorreplicadoras. En primer lugar, debemos aclarar lo que
entendemos por genes. Los genes no son en realidad entes materiales, aunque su
soporte, las cadenas de ácidos ribonucleicos, ADN y ARN, sí lo sean. Los genes son la
información almacenada en esas cadenas, presente en todas y cada una de las células
de los seres vivos, similar, aunque nunca idéntica, en cada uno de los individuos de la
misma especie y que es transmisible de una generación a la siguiente. El
ultradarwinismo concluye que los genes son los dueños de la vida y los vectores de la
evolución y que se sirven de los individuos para replicarse y transmitirse. Cada uno de
los seres vivos que conocemos, incluidos nosotros mismos, no serían sino vehículos de
supervivencia temporal para los genes y que, una vez agotada su vida útil, son
enviados al desguace / reciclaje, al igual a lo que hacemos con nuestros modernos
electrodomésticos y demás chismes. Siguiendo órdenes programadas por los genes
durante miles de millones de años, los individuos consiguen sobrevivir durante el
periodo necesario para poder transmitir el mayor número de genes posible a la
siguiente generación, a su progenie. En palabras de Hannah Arendt93, toda la labor, el
trabajo y, en el humano, la acción está regida por ese mandato, por esos genes
“egoístas” que Richard Dawkins describe como responsable de las bases biológicas del
comportamiento humano94,95 A esta hipótesis evolutiva, que se vio acompañada de un

87
MOSTERÍN, J. La naturaleza humana. Espasa Calpe, pp. 25 – 44, 2006.
88
ARSUAGA, J.L. Vida, la gran historia: un viaje por el laberinto de la evolución. Destino, pp. 47 - 73,
2019.
89
CLARAMONTE, J. Estética modal. Libro primero. Tecnos, pp. 26 – 27, 2016.
90
BUCKMINSTER FULLER, R.B. Ideas and Integrities. A Spontaneous Autobiographical Disclosure. Snyder,
2010.
91
GÓMEZ-JÁUREGUI, V. Tensegridad. Estructuras Tensegríticas en Ciencia y Arte. Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Cantabria, 2007. En la web tensegridad.es.
92
INGBER, D.E. The Architecture of Life. Scientific American, 278(1):48-57, 1998 en
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/11536845.
93
ARENDT, A. La condición humana. Paidós, pp. 37 – 78, 2016
94
DAWKINS, R. El Gen Egoísta: las bases biológicas del comportamiento humano. Oxford University
Press, 1976.
95
DAWKINS, R. El relojero ciego. RBA, 1993.
gran éxito mediático, se han unido otros autores de prestigio como es el caso del
psicólogo experimental Steven Pinker. Ha sido denominada “ultradarwinismo” para
diferenciarla del “neodarwinismo”, término en el que se encuadrarían las principales
tendencias del evolucionismo desarrolladas durante el siglo XX.

Interesa subrayar ahora la coherencia que hallamos entre los mecanismos que
rigen la evolución de la vida con la ontología modal de la Escuela de Megara, una polis
griega vecina a Atenas. Ontología que fue rescatada por Nicolai Hartmann e
investigada por Jordi Claramonte. La citada Escuela trabajó el abanico “de los modos
del ser: necesidad y contingencia, posibilidad e imposibilidad, efectividad e
inefectividad, vinculándolos entre ellos y tramando así toda una teoría del cambio”96,97
Se trata de una teoría perfectamente adecuada para aprehender el complejo proceso
de cambio que es la evolución98 Durante el mismo se han ido seleccionando aquellos
rasgos de supervivencia necesarios, posibles, repertorial y disposicionalmente
potentes y eliminando los rasgos de supervivencia contingentes, repertorialmente
impotentes, imposibles y disposicionalmente impotentes. Al proceso evolutivo le son
plenamente aplicables las tres leyes de la repertorialidad. La ley de la compleción: si un
gen codifica la rugosidad de los guisantes, otro lo hará de su lisura. La de acotación: los
genes constitutivos del repertorio de los guisantes no deben multiplicarse más allá de
lo necesario. La de desbordamiento: una vez conseguido el repertorio de genes de los
guisantes solo puede tender a sobrecargarse. Las leyes de la disponibilidad son
igualmente aplicables. La de expansión inmoderada: el conjunto de posibilidades
genéticas de la especie de los guisantes (por cierto: Pisum sativum, un respeto a la
sabrosa leguminosa) tenderá a diversificarse dentro de lo que le sea posible. La de
pertinencia disposicional: su genoma lo hará como Sinatra, a su manera y no a la del
genoma del elefante, por ejemplo. La de saturación disposicional: los alcances de las
disposiciones inevitablemente se verán limitados, por estériles o inútiles. Por su parte,
las leyes del paisaje-complexo, que podríamos entender como entorno, suponen en
primer lugar que para que los guisantes existan, el paisaje-complexo debe permitir que
el mayor número posible de guisantes sobrevivan y se reproduzcan (ley de la
policontextualidad y resiliencia). En segundo lugar, el paisaje-complexo debe permitir
que los guisantes intervengan sobre él, que lo invadan, en el buen sentido de la
palabra, o en el malo. Los guisantes que intervengan sobre el paisaje-complexo que
denominamos huerta lo harán en el bueno. Aquellos otros que germinasen dentro de
una de nuestras fosas nasales lo harían en el malo, al menos desde el punto de vista

96
CLARAMONTE, J. Estética modal. Libro primero. Tecnos, pp. 28 – 30, 2016.
97
HARTMANN, N. Ética. Encuentro, 2012.
98
JANTSCH, E. The self-organizing universe. Pergamo Press, Berkeley, 1980.
del propietario de la napia. Por último, dentro de este tercer grupo de leyes de la
disponibilidad, las del paisaje-complexo, tenemos la ley de irreducibilidad a concepto:
un paisaje o entorno debe ofrecer un cierto grado de indeterminación o
imprevisibilidad para que los guisantes experimenten variaciones o mutaciones que
serán unas veces viables y otras indiferentes o sencillamente inviables.

El genoma como repertorio. -


Según Ortega “toda obra literaria pertenece a un género, como todo animal a
una especie” 99 Podríamos ampliar lo de todo animal a todo ser vivo, pero lo que nos
interesa es reconocer lo necesario y repertorialmente potente de una especie, en
concreto de la nuestra. Es obvio que hay un conjunto de causas cooperantes que
condicionan un repertorio limitado de posibilidades, relativamente abierto y
constituido por elementos distintos, homogéneos, solidarios, exhaustivos y evidentes
en su atribución: un genoma. ¿Qué sabemos del genoma humano? Sabemos que su
secuenciación fue publicada por primera vez en Nature en febrero de 2001100 y que
desde entonces los avances en su conocimiento han resultado espectaculares, pero en
absoluto definitivos. El “Proyecto Genoma Humano” se había iniciado 11 años antes y
no se dio por finalizado hasta cuatro años después. Se secuenciaron unos 28.000 genes
contenidos en el ADN de los 23 pares de cromosomas que hay en el núcleo de todas
nuestras células somáticas (46 cromosomas). Los gametos tienen la mitad, 23. Cada
par de cromosomas tiene a su vez unos 3.200 millones de pares de bases con la
información necesaria para que cada célula pueda sintetizar el proteoma humano. El
genoma humano continúa evolucionando, pero digamos que a su ritmo. Los actuales
habitantes de Europa compartimos el 99,9% de nuestro ARN mitocondrial, la más
depurada expresión del genoma, con los europeos del Paleolítico101. La etnia de los san
o bosquimanos llegó a poblar todo el África austral, aunque su población actual se
reduce a menos de 100.000 individuos. Se deduce de su genoma que fueron los
primeros humanos que salieron de África y se difundieron por todo el planeta.
Mayoritariamente, su genoma contiene el haplogrupo Y-A, no tan común en otras
etnias, pero por lo demás es prácticamente idéntico al del resto de los humanos
actuales. Esta similitud genómica es aplicable a todas las razas o etnias actuales,
inclusive a los pueblos primitivos supervivientes que como por ejemplo los kunas,
innus, aos o los nicobareses, se han mantenido aislados entre sí durante decenas de
miles de años. La totalidad de los más de 7.500 millones de actuales seres humanos

99
ORTEGA, J. Meditaciones del Quijote y otros ensayos. Alianza, 2014.
100
McPHERSON, J.D, MARRA, M, LA DEANA, H et al. A physical map of the human genoma. Nature (409)
6822; 934 – 941, 2001.
101
MENÉNDEZ-FERNÁNDEZ, M et al. El arte y la persuasión: psicología, iconografía y publicidad en los
fines de la imagen. XXX Edición de los Cursos de Verano de la UNED, Madrid, 2019.
poseemos un genoma prácticamente idéntico. Las pequeñas variaciones existentes
solamente condicionan rasgos fenotípicos insignificantes como la altura, el color de la
piel y del pelo, la morfología de los párpados o, por desgracia, también ciertas
enfermedades102,103.

El genoma condiciona el proteoma, es decir el conjunto de proteínas que


sintetizan las células humanas. En realidad, el genoma codifica desde dentro del núcleo
celular el ARN maduro mensajero y es este el que migra a unas organelas situadas en
el citoplasma denominadas mitocondrias. En ellas, el ARN maduro mensajero codifica
el ARN maduro mitocondrial que, a su vez, será el que codifique la síntesis de las
proteínas. Tan complicado como la vida misma. Las proteínas se encuentran
organizadas en redes que interaccionan entre sí y que son las responsables de las
estructuras morfológicas y de los sistemas fisiológicos celulares. Cada una de estas
células está integrada en diferentes conjuntos, generando y manteniendo todos los
tejidos, los órganos y los sistemas de los seres vivos. Cuando se estudian a fondo los
mecanismos que subyacen a la vida se hace evidente que lo sorprendente es estar vivo
y más o menos sano. ¿Cuánto hay de necesario y cuánto de contingente en ese
repertorio que es el genoma humano? La verdad es que no lo sabemos aún. La síntesis
del proteoma se encuentra codificada en los denominados exones, que son las partes
del ADN que portan la información sobre las zonas específicas de la síntesis de cada
proteína. Cada gen necesita un conjunto de exones para poder codificar la síntesis de
una proteína completa. Dicho conjunto de exones se denomina “región codificante”.
Pero los exones de un determinado gen están separados entre sí por otras regiones
más o menos largas de ADN que no tienen función codificadora y que se denominan
intrones.

104

102
STEPHEN, C. Pueblos indígenas para el mundo del mañana. Círculo Rojo, Almería, 2014.
103
McMAHON, R. Resurecting raciology? Genetic ethnology and pre-1945 anthropological race
classification. En: Studies in History and Philosophy of Science Part C (Biological and Biomedical
Sciences) ; 83, 2020. En https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1369848617301231.
104
Imagen copiada de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Exon-intron.jpg
En el caso humano, tan solo un 1,5% de la longitud total de las cadenas de ADN
está compuesto por exones que codifican proteínas. Casi el 70% está compuesto por
ADN extragénico, no relacionado con los genes. El 30% restante está directa o
indirectamente relacionado con genes, tanto codificantes como reguladores de
expresión. Se calcula que aproximadamente el 50% de nuestro ADN está formado por
secuencias repetitivas no codificantes, por los llamados pseudogenes, por los genes
fragmentados o por las secuencias de regiones no traducidas (UTR), los denominados
codones de inicio y final de las secuencias de exones e intrones, que serían para
entendernos como los puntos y aparte de un texto y los espacios que marcan los
inicios de cada párrafo105.

Los pseudogenes (unos 19.000 en el genoma humano) son disposiciones


genéticas que no se transcriben al proteoma. Se supone que se han ido acumulando a
lo largo de la evolución106 Podríamos entenderlos como genoma contingente, al igual
que a las regiones intergénicas (codones que no están interpuestos entre exones
codificantes) o extragénicas (codones situados en los extremos de intrones) que juntos
suman la mayor parte de la secuencia del genoma y que no tienen aparentemente
ninguna función. A ellas habría que sumar las anteriormente mencionadas regiones
compuestas por secuencias repetitivas en sucesiones o en forma dispersa. Se ha
venido aceptando, con todas las precauciones, que buena parte de estas regiones del
ADN son “basura genética”, ADN contingente, innecesario, aunque no imposible,
acumulado desde el inicio de la evolución de las especies. Pero esta denominación de
“ADN basura” está siendo puesta en cuestión a raíz de sucesivos hallazgos que
relacionan partes de dichas regiones con diferentes papeles reguladores. Por otra
parte, desde un punto de vista lógico, parece probable que su conservación a lo largo
de la evolución se deba al menos en parte a que tienen algunas funciones que no
llegamos todavía a conocer. Su potencia repertorial y disposicional nos sería aún
desconocida. Un ejemplo posible es que sean precursores de la síntesis de microARN.
Por otra parte, también es verdad que encontramos estructuras en el cuerpo humano
que son “fósiles evolutivos” sin aparente funcionalidad. El ejemplo más evidente es el
del coxis, fósil evolutivo del rabo de nuestros parientes primates. En lo que respecta al
genoma, la actitud ha de ser prudente y humilde dado que estos precursores podrían
ser los responsables de la regulación de la expresión o el silenciamiento de un
determinado gen, como ha podido ser demostrado en relación con determinados tipos
de cánceres. En definitiva, la denominación de “ADN basura” está siendo sustituida por

105
GRIFFITHS, J.F.A. et al: Genética. McGraw-Hill Interamericana. 2002.
106
TORRENTS D, SUYAMA M, ZDOBNOV E, BORK, P. A genome-wide survey of human pseudogenes.
Genome Research 13 (12): 2559-256, 2003.
la de “ADN no codificante”, mucho más aséptica que la que deduciríamos del trabajo
de Dunham107,108.

Tipos de ADN y contenidos cromosómicos Longitud en Kb (*) % ADN secuenciado


INTRAGÉNICO
Exones 390 1,40
Intrones, UTR, etc. 12.406 37,00
Pseudogenes 204 0,60
INTERGÉNICO
Repeticiones en tándem 304 0,90
Repeticiones dispersas 13.721 41,01
OTROS CONTENIDOS CROMOSÓMICOS
Telómeros, centrómeros y regiones
heterocromáticas 6755 0,00
Vacíos 0 0,00
(*) Kb = kilobases; mil pares de bases

109

107
DUNHAM, I, et al: The DNA sequence of human chromosome 22. Nature 402(6761): 489–495, 1999.
108
Datos del cromosoma 22 (DUNHAM, I et al). Elaboración propia.
109
Formulación química de un par de bases copiada de
https://es.wikipedia.org/wiki/Par_de_bases#/media/Archivo:AT_DNA_appaiamento.svg
El proyecto ENCODE y otras investigaciones recientes, están arrojando
sorpresas que subvierte las ideas previas sobre la organización y el funcionamiento del
genoma. Las novedades proceden principalmente del estudio de las relaciones
existentes entre el genoma codificado en el ADN cromosómico con los ARN mensajero
y mitocondrial (los ARN maduros). Los resultados sugieren que sólo un 15% de la
secuencia del genoma humano se transcribe a ARN maduros, mientras que cerca de un
90 % es transcrita en los tejidos a ARN inmaduros, es decir que la mayor parte del
genoma codifica genes funcionales de ARN. La regulación genética estaría pues mucho
más relacionada con el ARN de lo que se sospechaba110. Además, otros estudios han
conseguido poner en evidencia un número mucho mayor de secuencias de inicio de
transcripción por cada gen. Secuencias que actúan como motores de arranque y que
en algunos casos se localizan en regiones muy alejadas de la región en donde se
localiza la secuencia genética a transcribir. Estos hallazgos hacen que sea más
complicado diferenciar las regiones del genoma que son genéticas de las
intergenéticas, pues tanto los genes como las secuencias relacionadas con ellos, se
encuentran dispersas por regiones que hasta ahora estaban consideradas intergénicas.

Concluimos que de momento resulta imposible saber con precisión que parte
del genoma humano es necesaria y que otra es contingente, pero no hay dudas sobre
que una parte significativa del mismo debe estar constituida por restos de material
genético acumulado durante la evolución. Dichos restos del repertorio serían
contingentes y nuestros conocimientos sobre cuales entrarían en el modo de lo
imposible son de momento muy limitados. No obstante, los avances en este campo de
la medicina genómica están siendo rápidos y muy esperanzadores. La totalidad del
genoma humano pertenece a la categoría de lo repertorial, pero su modo de la
contingencia tiende al exceso y al defecto, pudiendo en el mejor de los casos a ser la
base de un nuevo orden de potencia y en el peor a volverse nocivo o imposible. Desde
un primer grado de saturación pasaría a otro de sobreespecificación. Por ejemplo, los
denominados “genes ahorradores” tratan de acumular reservas energéticas en
previsión de hambrunas, pero pueden llevar y de hecho lo hacen, a la obesidad111.
Otros ejemplos del campo de estudio de la medicina genómica lo constituyen las
múltiples enfermedades que tienen su origen en la autoagresión desarrollada por un
sistema inmunológico “hiperreactivo” que confunde en un exceso de celo células,
tejidos y estructuras propias con elementos extraños, con nocivos alergenos. Por otra
parte, la saturación de los mecanismos fisiológicos de multiplicación celular se
descontrola continuamente, iniciando procesos de displasia que, si no son eliminados a
tiempo por el propio sistema inmunitario mediante la apoptosis (muerte celular),
110
En https://web.archive.org/web/20080601160822/http:/www.unav.es/genetica(GH/cap5.html.
111
NEEL J.V. The thrifty genotype. Nutr Rev, 57: S2-9, 1989
desembocan en células anaplásicas y estas dan lugar a tejidos neoplásicas, a tumores
malignos capaces de invadir órganos lejanos, mediante metástasis o a leucosis
(leucemias y otras enfermedades malignas de la sangre), en el caso de que las
afectadas sean las células hemotopoyéticas. Podríamos poner múltiples ejemplos de
saturación de lo contingente del genoma humano que llevan a la imposible, a la
enfermedad y a la muerte del individuo y consecuentemente a la desaparición de los
soportes fisicoquímicos de su genoma, que dejaría de poder trasmitirse a la progenie.
Actualmente se conoce que el mecanismo de muerte por insuficiencia respiratoria que
produce el SARS-Cov-2 no es debido a la acción directa del virus, sino a la exagerada
respuesta inflamatoria / defensiva que el organismo desarrolla ante la infección. Un
enfrentamiento bélico que acaba con el virus, pero también con los tejidos infectados
y con el huésped, lo que justifica el uso terapéutico de potentes fármacos
antinflamatorios como la dexametasona112. Es posible que en el futuro la medicina
genómica aclare cuales son las bases genéticas que condicionan la “afinación” del
sistema inmunológico y, sobre todo, que averigüe como optimizarla.

Trascendiendo del genoma humano de los individuos, hay que entrar en lo


contingente y/o imposible del genoma humano de la especie, pero este asunto
requiere un previo esfuerzo de adaptación de nuestras mentes a unas escalas
temporales que resultan casi inconmensurables. Lo trataremos más adelante pues y
quedémonos por ahora en la “de–coherencia”, el defecto por sobresaturación que, en
los individuos vivos y en las especies, a veces da paso a una exploración disposicional.
En los individuos, la de-coherencia estaría representada por la sanación, el reequilibrio
por hipertrofia inmunológica, musculoesquelética, miocárdica, etc. En las especies lo
estaría por mutaciones exitosas. Pero más frecuente, tanto en unos como en otras, es
el enquistamiento, la consagración de la de–coherencia que supone la cronificación de
la patología o el estancamiento evolutivo. Tan sólo entonces se precisarán elementos
externos que intentarán novedades disposicionales de un sistema que podemos
considerar muerto desde el punto de vista de su potencia repertorial.

El ”problema” del altruismo. -


Vistas en la primera parte las estructuras y las actividades cerebrales que
específicamente están relacionadas con la percepción estética y con la creatividad
artística, en la segunda parte hemos abordado la evolución de la vida y en especial del
genoma humano desde el punto de vista de la teoría filosófica del cambio, adaptando
sus modos al proceso evolutivo propiciado por la selección natural de las especies.
Nuestra pregunta ahora se formularía así: ¿qué justifica el que la estética sea un rasgo

112
NEWTON A.H, CARDANI A, BRACIALE T.J. The host immune response in respiratory virus infection:
balancing virus clearance and immunopathology. Semin Immunopathol, 2016: 38(4):471-82.
evolutivo de supervivencia necesario, posible, repertorial y disposicionalmente
potente? En otras palabras ¿para que necesitan a la estética las cadenas de bases que
conforman el genoma humano y que son herederas de aquellas primigenias las
moléculas autorreplicantes? ¿Por qué la información que soportan es necesaria para la
supervivencia de nuestra especie? Dadas por conocidas las hipótesis evolucionistas, así
como los hallazgos que sustentan el darwinismo y el posdarwinismo pondremos el
acento en una de las más curiosas y fascinantes disposiciones evolutivas: el altruismo y
la colaboración. Los comportamientos altruistas y colaboradores se dan en ciertas
especies del reino animal y actúan como argamasa que conserva la unidad de los
grupos de animales sociales. Esta disposición podría relacionarse en cierta forma con
una evolución de la simbiosis, pero se diferencia de ésta en que se produce intra –
especie no inter – especies. Su existencia viene llamando poderosamente la atención
de los biólogos porque contradice la lógica darwinista. Según esta lógica, debería
imperar la lucha de los individuos por sus vidas para asegurar sus respectivas
progenies. En esa lucha sobrevivirían y se reproducirían más aquellos individuos más
fuertes o mejor adaptados al entorno, predominando sobre el resto. La competencia
pues debería ser siempre la base de la selección natural y de la adaptación. Ya Darwin
se planteaba esta aparente paradoja, como veremos más adelante. Negada la
posibilidad del altruismo por ciertos biólogos, tanto en animales como en humanos,
cabe preguntarse ¿cómo es posible la demostrada existencia de muchos animales que
forman grupos sociales de individuos cooperantes?, o ¿cómo se explican
comportamientos altruistas que llegan a menudo al sacrificio de los individuos en favor
de la supervivencia del grupo? Este tipo de comportamientos los podemos observan
en animales sociales. Han dado lugar a una persistente controversia, parcialmente
resuelta por la hipótesis de que, en determinadas especies, la selección de grupo
predomina sobre la de individuo. Esta hipótesis ha podido contrastarse
experimentalmente incluso en animales no tan proclives a formar grandes grupos
sociales como los anfibios y por supuesto, muchos mamíferos. El altruismo sobreviviría
al beneficiar al grupo de modo que, si de una determinada población surgen varios
grupos, aquellos que tengan más individuos altruistas serán más productivos y eficaces
protegiéndose, aunque tengan que enfrentarse a ciertos niveles de la “subversión”.
Este concepto hace referencia a la aparición de individuos egoístas que, aceptando los
beneficios ofrecidos por el grupo, no colaboran al común con su esfuerzo. Inicialmente
a los individuos egoístas les irá mejor que al resto y se reproducirán en mayor medida,
por lo que la progenie egoísta llegará a ser la población predominante en ese
determinado grupo. Sin embargo, dicha proliferación egoísta deprimirá la cohesión y el
funcionamiento del grupo a la hora de obtener recursos y a largo plazo, este se verá
superado por otros grupos predominantemente altruistas. Aunque la biología actual
considera posible la selección de grupo, esta sólo se daría en entornos de condiciones
muy restrictivas, requeriría que se diesen diferencias genéticas relevantes y que
existiesen escasos intercambios o migraciones de individuos entre los distintos grupos.
Un perfeccionamiento de la hipótesis de la selección de grupo consiste en la selección
multinivel113,114,115 Los biólogos posdarwinistas Wilson y Sober proponen una teoría
jerárquica de la selección con unidades en varios niveles de organización: genes, linajes
celulares, organismos, poblaciones, especies y ramas, que interactuarían entre sí.
Como comentábamos más arriba, ya Darwin en 1871 y en su obra “The Descent of
Man”, se mostraba inquieto por las aparentes contradicciones entre su teoría sobre el
origen de las especies y los comportamientos altruistas observados por él mismo.
Escribe, refiriéndose a los humanos: “No debe olvidarse que, aunque un alto estándar
de moralidad no proporciona sino una pequeña o ninguna ventaja a cada hombre en
particular y a sus hijos sobre los otros hombres de la misma tribu… un incremento en el
número de hombres bien provistos y un avance en el estándar de moralidad
ciertamente proporcionará una inmensa ventaja a una tribu sobre otra.” 116 Es decir
que el padre del evolucionismo asumía que los individuos egoístas pueden aventajar a
los altruistas dentro de los grupos pero que los grupos con muchos miembros
altruistas aventajan a los grupos en los que predominan los egoístas. David S. Wilson y
Edward E. Wilson argumentan que, aunque esa disparidad de intereses se pueda
producir, en las especies prosociales como la humana, es posible que se establezcan y
permanezcan situaciones de equilibrio que permitan mantener la cohesión del grupo,
aunque un número más o menos significativo de sus miembros no sean
cooperadores117 La lógica esencial de la teoría de la selección multinivel consiste en
que aquellos rasgos ventajosos para un determinado grupo aumentan su aptitud para
la supervivencia con respecto a otros grupos, aunque resulten neutrales o
desventajosos intra - grupo. Por lo tanto, la ventaja evolutiva total de una población
resultaría de la suma de dos vectores, la selección intra – grupo y la selección inter –
grupos. Ambos componentes vectoriales podrían apuntar en direcciones diferentes y
circunstancialmente, opuestas. Lo que sostienen estos dos últimos biólogos es que los
argumentos que rechazaban, en la década de los años sesenta del pasado siglo, la

113
WILSON, D.S, SOBER, E. Reintroducing group selection to the human behavioral sciences. Behavioral
and Brain Sciences 17: 585-654, 1994
114
WILSON, DS, SOBER, E. The Evolution and Psychology of Unselfish Behavior. Harvard University Press,
1999.
115
WILSON, D.S, SOBER, E. Précis of Unto Others. Philosophy and Phenomenological Research, LXV (3);
681 – 693, 2002
116
DARWIN, C. The Descent of man. Laurna ediciones. En
http://www.ataun.eus/BIBLIOTECAGRATUITA/Classics%20in%20English/Charles%20Darwin/The%20Des
cent%20of%20Man.pdf
117
WILSON, D.S, WILSON E.E. Rethinking the theoretical foundation of sociobiology. En: The quarterly
review of Biology, 82 (4); 327 – 348, 2007.
selección en el nivel de grupo, no tenían suficiente base. Dichos argumentos eran
fundamentalmente tres: su improbabilidad, la falta de una sólida evidencia empírica y
la existencia de teorías alternativas, capaces de explicar la evolución del altruismo sin
necesidad de invocar la selección de grupo. Estos tres argumentos pudieron ser
rebatidos Wilson y Wilson. Una buena revisión de este tema podemos encontrarla en
la tesis del economista Daniel Hum-min Park. En ella se revisan los distintos tipos de
altruismo (biológico, multinivel, familiar y recíproco), así como sus implicaciones sobre
los comportamientos colaboradores, la psicología social y la economía118.

La percepción estética, una ventaja evolutiva. -

Es importante para el presente trabajo dejar solucionada, o al menos aparcada,


la polémica contradicción entre la selección natural basada en el ultradarwinismo y los
comportamientos altruistas observados en distintas especies, entre ellas la humana.
Podría ser que la percepción estética fuese un atributo exclusivo de los humanos, pero
no parece lo más probable a la vista de la naturaleza viva que nos rodea. ¿Qué otro
sentido podría tener los coloridos y fragancias de infinidad de flores, más que la
competición para atraer insectos polinizadores y de ese modo asegurar sus respectivas
progenies? Posiblemente sea una cualidad exclusiva de los animales y no de todos,
pero que habría incrementado su papel paralelamente al proceso evolutivo. En las
aves y los mamíferos es evidente su relevancia en el apareamiento y la reproducción.
Como buenos evolucionistas, asumimos que la percepción de la belleza es ventajosa
como una parte del repertorio que es necesaria y posible para el mecanismo de
selección natural de nuestra especie. Lo que nosotros entendemos por belleza podría
estar relacionado con la vitalidad, con el potencial para la supervivencia y la
reproducción. Pero ¿qué es la estética? ¿en qué consiste la belleza? La teología
apofática define a Dios de forma negativa, por aquello que no es. Lo mismo podríamos
hacer para definir la estética. También podríamos hacer como algunos psicólogos que
definen la inteligencia como aquello que miden los “tests” de inteligencia o como
aquellos teóricos del arte que lo definen como aquello que la gente dice que es arte.
Nosotros podríamos definir lo estético belleza catafáticamente como aquello que
activa determinadas regiones de nuestra corteza cerebral, del sistema límbico y de
otras estructuras como las amígdalas. Pero intentaremos ser algo más rigurosos. La
percepción de nuestro entorno natural o antrópico haría que identificásemos
componentes simbólicos de la vida, así como otros que simbolizarían a la muerte. Los
primeros los identificaríamos con la belleza y los segundos con la fealdad. Un día

118
HUM-MIN PARK, D. Altruistic economics: why this is a sound alternative to neo-classical economic.
Tepper School of Business. Carnegie Mellon University, 2010. En: Altruistic Economics: Why this is a
Sound Alternative to Neo-Classical Economic (cmu.edu)
soleado de cielo intensamente azul es un buen día, un día hermoso. Otro de cielo
cubierto de oscuros nubarrones, torrencialmente lluvioso y tormentoso nos hace
exclamar “¡Qué día más horroroso hace hoy!”. El Sol y sus derivados como el oro,
hasta hace no mucho creído como sol condensado, son bellos. También lo son los
dorados trigales que nos dan de comer. El sol, tan a menudo identificado con la
divinidad, cicla cada 24 horas llenando de luz el mundo o sumiéndolo en una
oscuridad. La noche y la oscuridad se asociaron desde la protohistoria con la muerte y
con los infiernos. Durante la noche la luna y las estrellas aliviaban con su luminosa
belleza esa asociación, siendo identificadas con dioses, diosas y ángeles. La tierra, la
vegetación, los animales, las llanuras, las montañas, las praderas, los cursos de agua,
los lagos, el mar han sido desde siempre culturalmente relacionados con la vida, con la
capacidad para sobrevivir y reproducirse. Pero tal vez el mejor ejemplo de asociación
de la estética con la vida lo constituya nuestra tierna apreciación de los niños y en
general de las crías de los mamíferos y esto lo sabía muy bien Walt Disney. Estamos
programados para encontrarlos adorables, sobre todo si son nuestros, a pesar de la
guerra que dan “esos locos bajitos que no respetan ni las costumbres ni los horarios”
como canta Joan Manuel Serrat aludiendo probablemente al consumo de energía y al
sacrificio que supone su crianza119. Es evidente que nuestra especie no habría
sobrevivido sin esa programación evolutiva inserta en nuestro genoma pues ningún
animal nace tan desvalido como el humano. Otro ejemplo de la identificación de lo
estético con aquello que favorece el éxito evolutivo del genoma lo constituye la
apreciación positiva de los fenotipos masculinos y femeninos que, al menos en teoría,
deben favorecer la procreación. En el extremo contrario hallaremos pocas visiones
más antiestéticas que la de un cadáver humano en estado de putrefacción. La visión
del de un amigo llevó a Gilgamesh a la buscar la inmortalidad. Los cadáveres hay que
enterrarlos, momificarlos, incinerarlos, tirarlos a una sima o incluso comérselos si no
hay demasiados recursos nutritivos al alcance. Hay que quitárselos de la vista a no ser
que su exposición pública pueda resultar útil para la disuasión. Observemos que esta
macabra práctica buscaría un objetivo diametralmente opuesto al perseguido por la
narrativa artística: la persuasión.

Resulta imposible conocer con certeza el significado del arte prehistórico por el
mero hecho de ser prehistórico, pero por sus similitudes con el arte de los pueblos
primitivos, parece que podría estar relacionado, probablemente desde una mentalidad
mágica, con la caza y la fecundidad, con las fuentes de la vida120.

119
MOSTERÍN, J. La naturaleza humana. Espasa Calpe, 2006, pp. 197 - 254.
120
MENÉNDEZ, M, MAS, M, MINGO, A. El arte en la Prehistoria. UNED, 2018, pp. 25 – 28, 38 – 49, 131 –
159, 222 - 236.
121

En la fotografía, relativamente reciente, se muestra a un cazador de la etnia san


en una abrigo rocoso del Kalahari. Las representaciones rupestres que se aprecian al
fondo están datadas dentro de los últimos 2.000 años. Más evidentes son esas
relaciones de las fuentes de la vida con la estética de la narrativa artística en la
Protohistoria.

122

121
Imagen copiada de https://africanrockart.org/rock-art-gallery/botswana/
El vaso de Uruk (c. 3000 aC) muestra una decoración en relieve que al parecer
fue muy convencional en la antigua Mesopotamia. En el registro inferior del vaso se
representa al agua como base de la vida y sobre ella plantas. Más arriba está
representado ganado, que sería el tercer escalón vital. En el registro intermedio se nos
muestra un cortejo de porteadores de los productos de la tierra, vegetales y animales.
En la banda superior el cortejo hace entrega de estos a la diosa Inanna123. Por el otro
lado, tormentas, truenos, rayos, inundaciones, bosques, terremotos, erupciones
volcánicas, etc. serían componentes del entorno del ámbito de lo misterioso,
peligrosos y a menudo catastróficos, sencillamente incomprensibles desde un
paradigma precientífico. Asociados a la amenaza y a la muerte, estarían producidos,
habitados o achacados a dioses o a diablos, a sus caprichos y a sus castigos. Serán
necesarios sacrificios y oraciones para prevenirlos o aplacarlos. En general, la geografía
condiciona los paisajes no solo desde un punto de vista morfológico (relieve, orografía,
topografía, costas) si no también bioclimático (zonas y dominios; categorías, clases y
unidades) que son interpretados culturalmente de forma, en mayor o menor medida,
como “celestiales” o como “infernales”124. Los monstruos, quimeras, y otros seres
fantásticos y deformes (asimétricos) se han relacionado en narraciones legendarias
con distintas razas, grandes simios, otros primates o animales reales distorsionados
por la memoria colectiva. A veces y de forma algo forzada, estos seres monstruosos se
han identificado con memorias ancestrales de otras especies de Homo o incluso de
homínidos. En contraposición con las imágenes que simbolizan el ámbito de lo divino,
del orden y la salvación, estas se identifican con divinidades temibles, con poderes
seres malignos sobrenaturales, con la muerte, los pecados, la guerra o los infiernos125.

El arte como narración. -

Cómo ya entrevimos al final de la primera parte de este trabajo, lo feo, lo


exento de belleza, lo antiestético e incluso lo pornográfico también pueden formar
parte de lo que llamamos arte. Las obras visuales que consideramos artísticas
recibieron apropiadamente en el Barroco la denominación de poesías, recuperando un
concepto de la Roma clásica. En realidad, las poesías hacen referencia a las fábulas
literarias que antes fueron transmitidas oralmente, a ficciones. El arte del barroco las
relacionaba con la mitología clásica, narraciones en las que nadie creía ya en el siglo

122
Imagen copiada de https://www.lastampa.it/cultura/2013/02/05/news/ultimato-il-restauro-del-
vaso-che-la-storia-distrusse-due-volte-1.36118191
123
LÓPEZ-MELERO. Breve historia del Mundo Antiguo. Ramón Areces UNED, 2015, p. 27.
124
AZCÁRATE-LUXÁN, B, FERNÁNDEZ-FERNÁNDEZ, A. Geografía de los paisajes culturales. UNED, 2017.
125
PÉREZ-ACCINO J.R, DE CUENCA, L.A, HECK, C et al. El bestiario de las criaturas medievales: imágenes
simbólicas del orden y el desorden del mundo. En “El Arte Fantástico”. Crítica. Círculo de Lectores, 2019,
pp. 39 - 63.
XVI. Las poesías se diferenciaban pues tanto del arte histórico como del arte sagrado,
lo que otorgaba al artista una mayor libertad creativa. En los tres casos, ficciones,
historias civiles o sacras, las obras de arte visual y arquitectónico son narraciones que,
al contrario de las orales, literarias, teatrales o musicales, no se desarrollan durante un
determinado periodo de tiempo, sino que deben ser plasmadas en un instante
concreto de su desarrollo (a veces en varios, mediante las composiciones cristalinas).
En ellas se verán recogidas imágenes de la belleza y de la fealdad, de la vida y de la
muerte. Sobre este particular hay que mencionar la excepcionalidad de determinadas
corrientes artísticas, como por ejemplo las renacentistas, que primaron “il ideale del
bello”. Inspiradas en el arte de la Roma del Alto Imperio y en el de la Grecia
prehelenística, representaron narrativas con un naturalismo selectivo. El debate entre
los teóricos del arte renacentistas partidarios o contrarios a dicho ideal se agudizó tras
los descubrimientos de la Domus Aurea de Nerón o del grupo del Laocoonte, se
prolongó durante el Barroco, con Carracci y Caravaggio y también durante el
Neoclasicismo, con la “Querelle des anciens et du modernes” en el que Jacques-
François Blondel, uno de los redactores de “La Enciclopedia” tuvo un gran
protagonismo126,127. Renacimiento, Manierismo, Barroco, Neoclasicismo en las artes
figurativas y en la arquitectura fueron en realidad distintos matices narrativos que
intentaron recuperar el lenguaje de una Antigüedad Clásica idealizada. Matices que
han ido perdiendo importancia con el paso del tiempo. Habrá que esperar a Goya y al
Romanticismo para aclarar algo que es nuestro deber dejar también claro aquí. Los
genes programan nuestra percepción estética pero no se quedan ahí. Lo fundamental
para ellos es que seamos capaces de sobrevivir, reproducirnos y garantizar su propia
continuidad en el tiempo. Para lograrlo sus portadores necesitamos percibir lo bello,
pero también lo peligroso, lo amenazador, el horror y la muerte. Y eso es lo que
facilitaría la narrativa artística desde la Prehistoria. Cuando a las narrativas se les
añaden componentes estéticos resultan mucho más eficaces pues activan como hemos
visto la emoción y la memoria. Los buenos culebrones y seriales televisivos son
narraciones que nos hablan de historias en las que se mezclan amor, belleza, deseo,
fertilidad, muerte, salvación o condenación, violencia, crueldad, justicia o injusticia,
terror, odio, traición, etc. Al igual que ocurre con aquellas obras que la cultura clasifica
como artísticas, son historias que son un reflejo de nuestras vidas, plasmado verbal,
literaria, visual, arquitectónica, musicalmente o mediante expresividad corporal y
gestual. Por cualquiera de estos medios, o mejor aún combinándolos, su finalidad será

126
BELLORI, P. La idea del pintor, el escultor y el arquitecto, seleccionada entre las bellezas naturales
superior a la naturaleza. En: https://historiografia1.files.wordpress.com/2015/07/1_bellori-la-idea-del-
pintor-del-escultor-y-del-arquitecto.pdf.
127
BLONDEL, JF. Curso de arquitectura. Calvo Serraller, F (Eds.), Fuentes y documentos para la Historia
del Arte: Ilustración y Romanticismo, Barcelona, Gustavo Gili, 1982, pp. 146 – 158.
la de persuadir. La estética sería el aderezo de esa narrativa, el que nos lleva a
conmovernos, a emocionarnos y a facilitar la memorización del núcleo del mensaje
narrado. Ahora sabemos, gracias a la neurología, cual es el mecanismo por el que se
produce la emoción estética. Sus herramientas serán la rima o la métrica para la
literatura, el ritmo o la armonía para la música, el dibujo, el color, la composición para
las artes visuales, los espacios, las proporciones y los volúmenes para la arquitectura,
la elegancia de la lógica matemática para la demostración de un teorema o para la
formulación de una reacción química, etc. Las injustamente denominadas artes
menores, así como las artesanales también forman parte de esta narrativa y, al modo
de ver del autor, tienen con frecuencia tanta potencia narrativa como las consideradas
como las tres bellas artes. Los mismos elementos de reflexión son aplicables por
supuesto a la fotografía, el cine, las performances, las acciones y a otras narrativas del
arte. Véanse estos ejemplos:

Zbigniew Libera. LEGO: Campo de concentración, 1996128.

128
Imagen copiada de http://raster.art.pl/gallery/artists/libera/libera_lego.htm.
Joanie Lemercier. Paisajes de luz, 2021129.

Procter & Gamble Service HmbH, 65826 Schwalbach. Caja de compresas para la
incontinencia urinaria, 2021130.

Acuarela. Isabel Hersualla, 2021131

La creación y la vivencia del arte serán por lo tanto funciones complejas de la


esfera cognitiva que tratan de persuadirnos del mensaje que narran. Están presentes
desde el Paleolítico Superior tanto en manifestaciones mobiliarias como rupestres, en

129
Imagen copiada de https://espacio.fundaciontelefonica.com/evento/charla-coloquio-de-
inauguracion-de-la-exposicion-joanie-lemercier-paisajes-de-luz/
130
Fotografía propiedad del autor.
131
Fotografía cedida por la pintora.
abrigos o al aire libre132, 133 A continuación, se muestran dos ejemplos de poesías
pictóricas sobre soportes más modernos. Ambas proceden de narraciones literarias de
una cultura en la que no existía, al contrario de lo que sucede en la judía y en la
paleocristiana, ni aniconismo ni un texto de obligada referencia como la Biblia134. En
dicha cultura, la mitología era una forma de explicar lo incomprensible: muerte, ira,
deseo, amor, erotismo, pasión, venganza, poder, heroísmo, gloria, amistad, fiesta. El
amor, particularmente se representa como algo que puede ser fuente de plenitud y de
felicidad, pero a la vez de problemas, dolor e incluso muerte. Un griego de entonces
jamás entendería la frase “Dios es amor”. Para él, el amor era una diosa, y de las más
peligrosas. El óleo de Hendrik van der Broeck “Venus besada por Cupido” nos narra
desde el neoplatonismo florentino (fue discípulo de Miguel Ángel) los peligros del
amor. Nos muestra al travieso Cupido intentando distraer con arrumacos a su madre
Venus para hacerse con el arco que le permitirá disparar las peligrosas flechas que ya
tiene en su poder. Detrás, dos máscaras simbolizan al amor terrenal (sátiro) y el amor
celestial (un bella mujer).

Hendrik van der Broeck sobre un boceto perdido de Miguel Ángel. Venus besada por
Cupido (1550 – 1570)135

Por su parte, Tiziano, en “La Bacanal de los andrios” nos narra una catarsis
grupal celebrada en un lugar idílico. El juego, la danza, el vino, la amistad y la
reciprocidad representan idealizadamente aspectos que hacen que la vida merezca ser
vivida. En la isla de Andrios, Baco, que quizás se esté alejando en el barco del fondo,

132
MENÉDEZ, M, MAS, M, MINGO, A. El arte en la Prehistoria. UNED, Madrid, 2009.
133
ALCOLEA, J.J, DE BALBÍN, R. Siega Verde y el Arte Paleolítico al aire libre del interior peninsular. En:
Delibes de Castro, G y Diez Martin, F. Eds: El Paleolítico Superior en la Meseta. Studia Archaeologica 94:
41-47, 2006.
134
VERGARA, A. Mitología y pintura. De la pintura al mito: un camino de ida y vuelta. Conferencia.
Museo Nacional del Prado, 2021.
135
Imagen copiada de https://masdearte.com/pasiones-mitologias-museo-del-prado
había hecho manar un rio de vino. La ninfa desnuda de la derecha refuerza el
componente erótico de la fiesta136.

Tiziano. La bacanal de los andrios (1523 – 1526)137

El origen de la codicia y sus repercusiones. -

La narrativa artística ha sido una herramienta de persuasión generalmente al


servicio del poder. Esto merece que hagamos una reflexión histórica y cultural. Ya
hemos comentado que, aunque la evolución de la especie no se ha detenido, va a su
ritmo. En el Paleolítico Inferior, hace más de 120.000 años, los grupos achelenses
manifestaban cierto sentimiento estético. Por ejemplo, seleccionaban y conservaban
algunos materiales por su especial coloración, simetría o por contener fósiles y no por
su utilidad práctica. El Paleolítico Medio se sitúa entre 120.000 y 40.000 años BP. Hasta
hace unos 70.000 años nuestra especie vivió exclusivamente en África. En yacimientos
situados en las actuales Sudáfrica y Namibia (las cuevas Blombos, Border y Apolo 11)
se han encontrado en enteramientos humanos fragmentos de ocres con dibujos
geométricos, así como conchas perforadas de moluscos que debieron servir como
cuentas de collares. ¿Son estos ajuares funerarios señales de una creencia en la vida
del Más Allá? Probablemente sí. Sus dataciones oscilan entre los 80.000 y los 60.000
años BP. A partir de 70.000 años BP los homos sapiens salieron de África y se
difundieron por Eurasia, llegando a Australia (45.000 BP) y América (16.000 BP). En
Europa habitaban los también humanos neandertales que, por un motivo u otro, se
extinguieron hace unos 30.000 años, tras coexistir e incluso mezclarse durante unos

136
WALTON, S. Out of it: A cultural history of intoxication. Hamis Hamilton, 2001
137
Imagen copiada de
https://es.wikipedia.org/wiki/La_bacanal_de_los_andrios#/media/Archivo:Bacanal_de_los_andrios.jpg
40.000 años con nuestra especie. La otra especie humana que coexistió con la nuestra
fue el Homo floresiensis y se extinguió hace tan solo unos 13.000 años.

Durante el Paleolítico Superior algo debió ocurrir cuyo principal resultado fue el
desarrollo en el Homo sapiens de una mente, que ya parecía dotada de un
componente mágico, con fuertes capacidades simbólicas. Una evolución, más que
revolución, de las funciones cognitivas que se ve evidenciada en los múltiples hallazgos
correspondientes a este periodo tanto en Europa como en el resto del planeta, aunque
con diferentes cronologías. Los rastros de esas nuevas funciones cognitivas permiten
deducir el desarrollo de un pensamiento caracterizado por manifestaciones como el
culto y el miedo a los muertos o la identificación de seres (generalmente animales)
totémicos. Estas nuevas funciones cognitivas podrían estar detrás de la formación de
grupos más numerosos y cohesionados, más eficaces para sobrevivir e ir dominando
un entorno muy hostil. Los individuos dotados de esas funciones se hicieron
plenamente conscientes también de su fragilidad, de la inevitabilidad de la muerte y
de las consecuencias de esta sobre los cadáveres. La fragilidad incide directamente en
la capacidad para trasmitir nuestros genes y su reconocimiento provoca miedo. Los
genes nos han programado para que tengamos pánico a la muerte y en general, temor
a no poder reproducirnos y a dejar de mantener a la progenie. Estaríamos
programados para facilitar en lo posible la perduración y difusión de nuestra progenie
incluso después de nuestra desaparición como individuos. El resultado inexorable de
ese miedo es que estamos también programados para la codicia, un rasgo
característico de nuestra especie pero que en formas primitivas se aprecia en otros
primates La usura y el capitalismo no sería más que sofisticadas evoluciones de la
codicia, que antes fue el motor de la Revolución del Neolítico138,139,140.

Al contrario de lo ocurrido con la evolución genética, por regla general la


evolución sociocultural y política de los individuos y las sociedades humanas ha sido
explosiva durante los últimos 10.000 años. La Revolución Neolítica dio lugar a la mayor
inflexión experimentada por los humanos en ese sentido, por lo menos hasta la
reciente Revolución Industrial. El término que designa a la primera fue acuñado por
Gordon Childe en 1930 y ha ido perdiendo vigencia pues se sabe que la transformación
fue gradual, progresiva y asincrónica. Su principal característica fue el surgimiento de
las primeras sociedades productoras a partir de grupos poco numerosos de cazadores
– recolectores. Entre el 12.000 y el 8.000 BP, coincidiendo con el final del periodo

138
MOSTERÍN, J. La naturaleza humana. Espasa Calpe, 2006.
139
RÁBAGO, A “El Roto”, entrevistado en RNE el 16/03/2021.
140
HARARI, Y.N. Sapiens. De animales a dioses. Breve historia de la humanidad. Debate, 2015, 196 – 211,
336 – 384.
Tardiglacial del Pleistoceno Superior (Dryas III, 10.700 – 10.000 BP) y con el cambio
climático que desembocó en el Holoceno se “acabaron… unas formas y estilos de vida
que se habían demostrado operativos durante cientos de miles de años”, las propias de
la cultura natufiense141. Las consecuencias fueron múltiples y entre ellas de momento
destacaremos los asentamientos territoriales y el inicio de la producción de
excedentes. Las sociedades primitivas actuales y muy probablemente las paleolíticas,
no los producen y viven más o menos al día. Su sustento depende del territorio que
controlan y nomadean, de los productos que la tierra, los ríos y las costas ponen a su
alcance.

GFP Bunny142.

La coneja Alba, diseñada por el bioartista Eduardo Kac, formó parte de un


proyecto de Bioarte. Se torna verde fosforescente cuando es iluminada con luz
ultravioleta. Cuando era un embrión, se implantó en su ADN un gen de medusa
fosforescente. Es un buen ejemplo de hasta donde ha llegado la tecnología después de
los fuertes impulsos del Neolítico y de mediados del siglo XIX. Inicialmente las nuevas
tecnologías permitieron conseguir mejores cereales y animales, en lo que puede
entenderse como una relación simbiótica. El hombre mejoró el trigo salvaje,
potenciando su productividad y su valor nutricional y a la vez el trigo salvaje utilizó al
hombre para incrementar exponencialmente su progenie. Ambas especies salieron
ganando. Pero, aunque las posibilidades que los humanos hemos tenido de disponer
de nuevas potencialidades en nuestro repertorio han sido hasta hace poco
relativamente limitadas, ahora, nuestras capacidades de diseño para esquivar, burlar y
acelerar los procesos de selección natural quiebran las leyes por las que se han regido
la evolución durante casi 4 eones. La selección natural puede sustituirse, y se está

141
MENÉDEZ, M, MAS, M, MINGO, A. El arte en la Prehistoria. UNED, Madrid, 2009, p. 167.
142
BENÍTEZ, L. Bioarte. La vida como material. En:
https://ddd.uab.cat/pub/disturbis/disturbis_a2009n5/disturbis_a2009n5a4/LBenitez.html
sustituyendo, progresivamente por sistemas de ingeniería, de diseño biológico
inteligente, por la implantación de genes con el objetivo de conseguir productos
preconcebidos como la coneja Alba. La ingeniería biológica tiene en realidad un largo
recorrido histórico y ha obtenido éxitos notables. Algunos ejemplos son los bueyes y
los eunucos obtenidos mediante la castración, los mulos por la mezcla de especies, las
rosas de más fragantes olores, olivos de acebuches, etc. por los injertos o por la
utilización de semillas seleccionadas o conseguidas mediante polinizaciones
planificadas. Se está investigando con resultados esperanzadores en la producción, por
ejemplo, de órganos artificiales implantables en humanos143. Los horizontes que se
han abierto para la bioingeniería parecen hoy día sólo limitados por la ética, aunque no
en todos los casos. Las limitaciones éticas están circunscribiendo, aparentemente al
menos, los avances al mundo de los vegetales, hongos, bacterias, insectos, ¿virus? y,
dentro de nuestra especie, a la medicina. La bacteria Escherichia coli modificada
genéticamente fabrica desde hace décadas insulina humana en cantidades ingentes y a
muy bajo coste. Un gen de pez ártico insertado en el genoma de la patata hace a estas
menos sensibles a las heladas144. Podríamos poner múltiples ejemplos como vegetales
transgénicos, cerdos con grasa de pescado, ratones “sabios”, embriones quimera
medio humanos medio macacos145 o, por el momento terreno especulativo, mamuts e
incluso neandertales146.

Relieve con un buceador asirio (siglo IX aC.)147.

143
ZHI-YAN, S, YAN-SHUANG, W, XING-HUI, S et al. Aggregation of pre-implantation embryos improves
establishment of parthenogenetic stem cells and expression of imprinted genes. Dev Growth Differ 54(4):
481 – 8, 2012.
144
WALLIS J.G. et al. Expression of a synthetic antifreeze protein in potato reduces electrolyte release at
freezing temperatures. Plant Molecular Biology, (35), 3: 323 – 330, 1997.
145
HART R. Scientists Have Created Embryos That Are Part Human, Part Monkey. The Economist, Apr 15,
2021.
146
PRÜFER, K, RACIMO, F, PATTERSON, N et al. The complete genome sequence of a Neanderthal from
the Altai Mountains. Nature 505, (7481), 2014.
147
Imagen copiada de Antoni Martín Oliveras. Arqueo-redes en
https://www.facebook.com/groups/arqueoredes/
Concluimos que las actuaciones externas han venido alterando las
potencialidades repertoriales de los humanos de la mano de la técnica y, más
recientemente, de la ciencia, pero que durante centenares de miles de años solamente
se debieron a la selección natural. Desde la utilización por los simios de ramitas para
atrapar larvas, pasando por el fuego, las azagayas prehistóricas y llegando, por poner
un ejemplo, a la insulina exógena que evita la muerte y posibilita la reproducción de
los diabéticos, encontramos infinitud de herramientas que, en definitiva, tratan de
burlar las leyes de la selección natural. La codicia está en la base de todo este
progreso. Pero del mismo también son fruto elementos disposicionales tan sublimes
como los avances en higiene, salud pública, cuidados materno-infantiles,
inmunizaciones, antibioterapia, farmacoterapia preventiva, sustitutiva o paliativa y un
largo y esperemos que inacabado etc.

¿Persuadir de qué y para qué? -

Volviendo a los inicios del salto disposicional que supuso la invención de la


agricultura y la ganadería, recordemos que las pocas sociedades cazadoras -
recolectoras que quedan actualmente y sobre todo las que pudieron ser estudiadas
durante los siglos XIX y la primera mitad del XX hasta que se impuso con relativo éxito
el mandato de Naciones Unidades en favor de la no injerencia, están regidas
económicamente por la redistribución. Las diferencias de poder y riqueza entre los
miembros de estos grupos o tribus son escasas y parecen más relacionadas con el
prestigio que con la riqueza. Ese parece que fue el sistema económico de los grupos de
Homo sapiens hasta el Neolítico. La arqueología nos muestra que durante el largo
periodo anterior (¿desde el 200.000 BP?) en los enterramientos no se advierten
diferencias sociales significativas. A partir de la invención de la agricultura y la
ganadería las producciones supusieron una progresiva acumulación de excedentes que
se siguieron interpretando como dones de la divinidad, de la “Madre Tierra” y que se
almacenaban en los templos. Parece que estos y los funerarios (megalitos) fueron las
primeras construcciones y de ellos se han podido hallar innumerables restos. Se
supone que existirían muchos templos más y de mayor antigüedad, solo que,
construidos con materiales perecederos como la madera, el cuero o el adobe.
Destacan por su antigüedad las ruinas de Göbekli Tepe, descubiertas por Klaus Schmidt
en 1994 en la actual Turquía. Datadas hacia el 11.500 BP, fueron edificadas por
cazadores – recolectores que quizás habían descubierto una forma de protoagricultura
que permitía alimentar a un número alto de constructores. Se trata de una
construcción monumental megalítica cuya planta parece haber sido diseñada
geométricamente148. Están considerados como los restos del templo más antiguo del
mundo, si bien más recientemente se ha sugerido que también podrían corresponder a
ruinas de viviendas149.

Fotografías de las ruinas de Göbekli Tepe150.

Según los arqueólogos y los historiadores, fue en estos templos en donde los
grupos de productores guardaron sus excedentes de grano y sus rebaños de ovejas y
cabras. Debían ser custodiados, regidos y administrados y, al ser los productos
propiedad de los dioses, eran las castas sacerdotales las únicas que podían hacerse
cargo de ellos. Durante la protohistoria del Mundo Antiguo, los bienes eran
distribuidos a los miembros de las familias y los clanes a través de sus respectivos
jerarcas en función de las aportaciones realizadas y de sus necesidades.
Progresivamente, a lo largo del calcolítico, dichos sacerdotes fueron necesitando un
protofuncionariado administrativo. La custodia del territorio y la custodia de los

148
BENZ, M. Göbekli Tepe, espejo de la transición neolítica. Investigación y ciencia, Arqueología, marzo
2018. En: https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/el-futuro-del-dinero-
729/gbekli-tepe-espejo-de-la-transicin-neoltica-16128
149
BANNING, E. B. So Fair a House: Göbekli Tepe and the Identification of Temples in the Pre-Pottery
Neolithic of the Near East. Current Anthropology, 52/5, 2011, pp. 619-660. En:
https://www.researchgate.net/publication/259561913_So_Fair_a_House_Gobekli_Tepe_and_the_Ident
ification_of_Temples_in_the_Pre-Pottery_Neolithic_of_the_Near_East.
150
Imágenes copiadas de https://www.eluniverso.com/noticias/2020/05/20/nota/7846404/gobekli-
tepe-complejidad-geometrica-templo-mas-antiguo-mundo y de
https://es.wikipedia.org/wiki/G%C3%B6bekli_Tepe#/media/Archivo:The_archaeological_site_of_G%C3
%B6bekli_Tepe_-_main_excavation_area.png
templos – almacenes por su parte también requirió una cierta jerarquización militar.
Fue entonces cuando nació la escritura con un objetivo exclusivamente contable.
Mucho después serviría como registro de la propiedad y 3.000 años después para
escribir el “Poema de Gilgamesh”, primera huella literaria que refleja la codicia de la
inmortalidad151.

Paralelamente fueron naciendo y creciendo en importancia las primeras


ciudades – estado. Para una completa documentación sobre este tema en particular
recomendamos la lectura de la obra de Lewis Mumford “La Ciudad en la Historia”
publicada en 1961. Subrayaremos aquí que en las sociedades del IV milenio aC. no
podemos diferenciar con nuestra mentalidad actual lo político de lo religioso ni lo civil
de lo sagrado. A la luz de recientes descubrimientos arqueológicos parece que las
primeras ciudades se fundaron alrededor de templos y que estos cumplían funciones
religiosas, políticas y económicas. Estas ciudades – estado entraron en competencia
con otras vecinas y también con las tribus nómadas que aún seguían haciendo una vida
epipaleolítica caracterizada por el pastoreo, el comercio y la rapiña. El yacimiento de
mesopotámico de Uruk documenta este proceso. La considerada hasta ahora como
primera ciudad – estado decuplicó su población entre el 3400 y el 3100 aC, llegando a
contar con entre 25.000 y 50.000 habitantes. Su sistema económico era redistributivo
como queda evidenciado por los restos de centenares de miles de escudillas de
cerámica en las que se repartirían diariamente las raciones. Uruk contaba con un
templo – almacén y como hemos dicho lo religioso se identificaba con lo civil, el
individuo con la comunidad y la ciudad con la divinidad protectora, dentro de una
acción integrada que legitimaba el sistema. Sin embargo, éste entró progresivamente
en crisis como desvelan en escritura cuneiforme las reformas de Urakagina y de Ur-
Nammu. Ambas nos informan principalmente de la degeneración a la que había
llegado el sistema de economía redistributiva hacia el 2000 aC. Listan una serie de
medidas para poner freno al enriquecimiento de unos pocos a costa de la miseria del
resto. De ellas se desprende el que los excedentes almacenados en los templos habían
sido objeto de la codicia de los sacerdotes y de sus funcionarios y de que estos se los
apropiaban y actuaban además como usureros prestamistas. Lo cierto es que a lo largo
de la Edad del Bronce la economía redistributiva fue progresivamente fracasando.
Como aparente reacción de control se reforzó el papel de unas protomonarquías ya
existentes y que trataban de monopolizar la violencia, el Leviatán de Thomas Hobbes.
Los primeros antecedentes documentados de la preponderancia de las oligarquías
militares lideradas por monarcas datan de alrededor del 3000 aC, tanto en

151
LÓPEZ-MELERO, R. Breve historia del mundo antiguo. Ramón Areces UNED, Madrid, 2015, pp. 31 –
32.
Mesopotamia (Kish, en donde la tradición mítica sumeria afirmaba que la realeza había
bajado del cielo tras el diluvio) como en Egipto (con la paleta de Narmer, faraón
unificador del Alto y Bajo Egipto) en donde monumentos funerarios y templos fueron
inicialmente la misma cosa 152,153.

Podríamos poner múltiples ejemplos más pues la evolución sociocultural y


política fue similar, aunque no coetánea en todo el Mundo Antiguo, pero lo importante
para nosotros es que se establecieron dos poderes, el monárquico - militar y el
religioso, que actuaron por lo general como aliados y que necesitaron y siguen
necesitando una narrativa legitimadora de la cual nos han quedado múltiples ejemplos
artísticos. El arte nunca ha sido inocente y de una forma o de otra sigue sin serlo pues
esta realidad en lo esencial no ha cambiado mucho desde entonces. Cierto es que
desde la Baja Edad Media en adelante se ha ido produciendo una lenta regresión de la
narrativa artística religiosa y un progresivo auge de la legitimadora de la nobleza y,
algo más recientemente de una burguesía cada vez más poderosa y rica. También es
cierto que desde principios del pasado siglo se viene produciendo, sobre todo en
Occidente, una cierta democratización del arte, fruto de la mayor libertad que la
diversificación de los comitentes otorga al artista.

154

Estela de Ur-Nanshe, c. 2500 aC. Dos escenas superpuestas, la superior con la


imagen del “en”, el señor o rey, a mayor escala, acompañado de su familia y llevando
sobre su cabeza ladrillos para construir un templo. En el registro inferior el rey,

152
LÓPEZ-MELERO, R. Breve historia del mundo antiguo. Ramón Areces UNED, Madrid, 2015, pp. 37 – 51
y 75 - 92.
153
MARTÍNEZ-DE LA TORRE, C, GÓMEZ-LÓPEZ, C, VIVAS SAINZ, I. Arte de las grandes civilizaciones
antiguas: Egipto y Próximo Oriente. Ramón Areces UNED, Madrid, 2012, pp. 51 – 77.
154
Imagen copiada de https://www.auladehistoria.org/2016/01/estela-de-ur-nanshe-comentario.html.
siempre acompañado de un copero y también a escala superior, recibe el homenaje de
los miembros de su familia.

155

En las dos caras Paleta de Narmer (c. 3000 aC.) el considerado primer faraón
conmemora su victoria sobre los enemigos de la unificación de Egipto. En el registro
superior aparece un glifo que alude al palacio (faraón significaba “casa grande” en
antiguo egipcio156) con el nombre del monarca en su interior. A ambos lados de éste,
que porta la corona del Alto Egipto, hay dos cabezas de la diosa Hathor. Siempre
guardando la jerarquía de tamaños, en el registro intermedio del anverso el monarca
lleva la corona del Bajo Egipto y se dirige hacia un templo delante de un copero y
detrás de un sacerdote y cuatro portaestandartes. Un grupo de enemigos yacen
decapitados bajo el templo. En el registro intermedio dos leonas controladas por dos
sirvientes enlazan sus largos cuellos, formando un cuenco circular que servía para
depositar los pigmentos de maquillaje. Debajo un toro representa el poder del faraón
que conquista una ciudad y pisa a un enemigo. En el reverso se muestran escenas que
representan igualmente el poder del faraón.

Si no reflexionáramos lo suficiente nos resultaría sorprendente la persistencia


del relato artístico como narrativa de exaltación y legitimación del poder. Religioso,
aristocrático y, más recientemente, plutocrático, ese poder hunde sus raíces en la
capacidad que el Homo sapiens desarrolló durante el Paleolítico Superior para creer en
ficciones y líderes que podían simbolizarse y que, potenciada por el rasgo genético
altruista, eran capaces de aunar esfuerzos de grupos numerosos de individuos en pro
de determinados objetivos. Desde cazar un ciervo a construir la presa de Asuán, desde
edificar la catedral de Notre Dame de París a matar y morir por dios, por la patria y el
rey corriendo detrás de cualquier bandera157. La simbología identificadora se mantiene

155
Imagen copiada de https://www.arteiconografia.com/2013/12/la-paleta-de-narmer.html.
156
ASIMOV, I. Los egipcios. Alianza, 2011, p. 211.
157
HARIRI Y.N. Sapiens. De animales a dioses. Breve historia de la humanidad, Debate, 2015, op.cit. pp.
38 – 46.
plenamente vigente en las sociedades actuales y el arte la potencia. Hay infinidad de
ejemplos que son tan obvios que preferimos omitirlos pues estamos sumergidos en
ellos. Ilustraremos la capacidad identificadora de los símbolos con ejemplos que
pueden resultar de mayor utilidad e impacto. Los Crips son una de las pandillas más
extensas y violentas de Los Ángeles (entre 30.000 y 35.000 integrantes). Usan el color
azul en sus ropas. Sus rivales son los Bloods, otros pobres chicos que usan el rojo como
color. Ambos se identifican también con otras simbologías: música, tatuajes,
emblemas o determinados gestos con las manos. Como otras muchas pandillas
juveniles (Los Zetas mexicanos, las maras salvadoreñas, la japonesa del Tigre
Durmiente, los Proud Boys estadounidenses, etc.) constituyen lo que se ha venido
pertinentemente en denominar tribus urbanas con sus correspondientes líderes,
jerarquías oligárquicas, ideologías y, por supuesto simbologías y narrativas artísticas.
158

Por supuesto que las simbologías identificativas actuales, muchas de las cuales
están al margen de la “main stream”, mantienen narrativas artísticas de elevado
contenido formal, ético, político y estético. Tal es el caso del ejemplo que ponemos a
continuación y que ilustraría un modelo de identificación con las víctimas de la
represión franquista. El “Mirador de la Memoria” se encuentra en el valle del Jerte. Un
grupo de cuatro esculturas se ubica en un mirador en memoria de los olvidados de
nuestra guerra civil. Fueron erigidas en 2009 y miran hacia el valle tras haber muerto
dos veces: por el crimen de la guerra y por el olvido. Pocos días después de ser erigidas
allí, alguien las fusiló, asesinando por tercera vez a aquellas olvidadas víctimas. Su
escultor, Francisco Cedenilla, no quiso arreglar los impactos de los disparos al
considerar que con este tercer asesinato el “Mirador de la Memoria” cobraba todo su
sentido. La emoción que nos produce este relato artístico es a lo que el autor llama
Arte.

159

158
Imágenes copiadas de http://laspandillasconcaicedo.blogspot.com/2017/02/porque-hay-rivalidad-
entre-los-crips-y.htmlm , https://es.wikipedia.org/wiki/Los_Zetas, https://es.wikipedia.org/wiki/Pandilla
y https://es.wikipedia.org/wiki/Proud_Boys.
Conclusiones: ¡qué será de nuestros hijos! -

No queremos terminar este trabajo sin hacer una última reflexión acerca del
futuro de la evolución de nuestra especie. La biónica es otro campo de disposiciones
repertoriales derivadas de la ciencia y la tecnología. Se sumaría a los avances de la
bioingeniería anteriormente comentados y está también en un progresivo avance.
Diferentes prótesis inorgánicas imitan la morfología o sencillamente sustituyen las
funciones de determinadas partes de nuestro cuerpo. La biónica incluiría desde las
muletas y bastones a las medievales gafas, lupas y monóculos, los telescopios,
microscopios o a las trompetillas, tecnificadas en los más modernos audífonos.
También los estetoscopios tienen una larga trayectoria por no mencionar todo tipo de
armas. Los marcapasos cardiacos o a las prótesis de cadera o de rodilla serían junto
con los sónares, radares o ecógrafos modernos aparatos también destinados a mejorar
nuestras capacidades funcionales. Actualmente los hay capaces de estimular
eléctricamente el nervio auditivo, la retina o las extremidades. Dentro de estas últimas
las hay que obedecen órdenes cerebrales regidas por la voluntad. Distintos autores
elucubran con la posibilidad de recrear la mente humana mediante un ordenador, es
decir con la posibilidad de desarrollar un cerebro inorgánico y por lo tanto
circunstancialmente inmortal. Esta idea asume que el cerebro funciona de forma
parecida a como lo hace un ordenador digital binario o cuántico, algo que está por
ahora muy lejos de la realidad. El profesor de física matemática británico Roger
Penrose, quizás el especialista más prestigioso en teoría de la relatividad, física
cuántica e inteligencia artificial se muestra escéptico ante esa posibilidad,
principalmente en lo concerniente a la autoconsciencia. Penrose concluye su libro “La
nueva mente del emperador”, tras analizar en profundidad el asunto, con la siguiente
frase: “… se necesitaría [tener antes] una teoría de la consciencia… ¿cómo podríamos
empezar a explicar la sustancia de tales problemas a una entidad que no sea ella
misma consciente?”160,161 De cualquier manera, todos estos avances científicos y
tecnológicos, a los que Yuval Noah Hariri califica como frutos de la “segunda
revolución cognitiva”, permiten pensar en la posibilidad de que en un futuro más o
menos próximo existan ciborgs, superhombres o, expresado en nuestro lenguaje,
nuevos potentes modos necesarios del repertorio de nuestra especie. Dicho autor se
preocupa con razón por el más que probable acceso exclusivo a estos inventos de una

159
Imágenes copiadas de https://www.turismodeobservacion.com/foto/el-mirador-de-la-memoria-el-
torno-valle-del-jerte/32574
160
PENROSE, R. La nueva mente del emperador. Mondadori, 1991, pp. 554 y 463 – 499.
161
HARIRI Y.N. Sapiens. De animales a dioses. Breve historia de la humanidad. Debate, 2015, op.cit. p.
448.
élite que dominaría al resto de la humanidad. ¿Se cumplirán entonces las predicciones
de Huxley? ¿Tiene el Proyecto Gilgamesh alguna credibilidad? Las respuestas a todas
estas preguntas y a otras muchas relacionadas, están por ver y no son objeto del
presente trabajo. Tan solo hemos querido esbozar en los anteriores párrafos un
borrador de lo posible, de una potencia disposicional de nuestra especie, caracterizada
por una dinámica centrífuga alejada de la estabilidad, una dinámica barroca y
cacofónica que tiene visos de poder conducirnos al modo de lo imposible. Además, a
esa dinámica derivada de avances tecnológicos controlados por oligarquías se agregan
otras dinámicas amenazadoras: la superpoblación, la explotación hasta el agotamiento
de recursos limitados, espoleada por la codicia de un sistema capitalista cada vez más
en crisis, los exponenciales incrementos de los requerimientos energéticos y
alimenticios, la degradación del ecosistema por acumulación de los desechos con
acumulación de gases de efecto invernadero y un ya más que evidente calentamiento
de la biosfera, la ahora casi olvidada posibilidad de una hecatombe nuclear, las
pandemias… No cabe pues definirse en el momento actual con relación a si el porvenir
evolutivo de nuestra especie estará incluido en el modo de lo efectivo o en el de lo
imposible. El autor del presente trabajo tiene una opinión relativamente optimista al
respecto, pero no pasa de ser eso, una simple opinión basada tanto en superficiales
estudios del pasado evolutivo y de la historia. Durante su curso, los Homo sapiens han
acreditado una gran capacidad de resiliencia. Genera cierta esperanza la necesidad
que tenemos como seres sociales de controlar nuestras tremendas agresividad y
capacidades depredadoras, rasgos ambos, reconozcámoslo, necesarios de nuestra
especie. Para Pinker los rasgos altruistas y sociales insertos en nuestro genoma serían
“los ángeles que llevados dentro”162,163. Por añadidura, en contra de una idea
generalizada, se identifica una progresiva consideración como indignas del ser humano
de aquellas conductas que hasta hace relativamente poco eran en mayor o menor
medida admitidas. Conductos que incluirían ejemplos como la esclavitud, la crueldad,
la guerra, las tiranías, la pena de muerte, la violencia de género, la homofobia, la
pederastia, el machismo patriarcal, la distanasia, la explotación sexual, la xenofobia, el
racismo o el maltrato a los animales. El 99% de las especies que han habitado nuestro
planeta se han extinguido y la nuestra no tiene que ser una excepción. No obstante,
parece de momento más probable el paso de nuestro modo económico depredador a
lo imposible que el de nuestro modelo biológico de supervivencia. Vista la evolución
cultural de la humanidad con perspectiva se pueden concebir esperanzas en que la
ética de la civilización global y la dignidad como valor cosmopolita han ido

162
PINKER, S. Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones. Paidós,
2012.
163
PINKER, S. En defensa de la ilustración. Paidós, 2018.
evolucionando y calando en la filosofía y la cultural forma paralela a los avances
tecnológicos. 164,165,166. “Como sostienen los estudiosos de los ecosistemas… no hay
salidas fáciles ni rápidas… y tendría que darse un lento proceso de decantación formal y
axiológica, de lenta explotación de lo poco que nos queda, y que con el tiempo quizá
nos lleve a una nueva repertorialidad” 167.

164
KANT, I. Critica de la razón práctica, Sígueme, 1994, p. 110 “el hombre nada teme tanto como
hallarse ante sus propios ojos en el examen interior de sí mismo como despreciable y repugnante”.
165
MACHADO, A. Juan de Mairena, 1 y 2, apartado LI. Cátedra, 1986: “Hemos llegado ya a una plena
conciencia de la dignidad esencial, de la suprema aristocracia del hombre; y de todo privilegio de clase
pensamos que no podrá sostenerse en el futuro. Porque el hombre … no lleva sobre sí valor más alto
que el de ser hombre, el aventajamiento de un grupo social sobre otro carece de fundamento moral”.
166
GOMÁ-LANZÓN, J. Dignidad. Galaxia Gutenberg, 2019, pp. 17 - 69.
167
CLARAMONTE, J. Estética modal. Libro primero. Tecnos, 2016, op.cit. p. 89. El autor asume este
argumento en el pensamiento de Samuel Beckett con relación a la teoría estética de Theodor Adorno.
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