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CHOTA
INUNDACIONES.
ALUMNO:
CICLO: IX.
CHOTA
2020
I.- RESUMEN
Las amenazas naturales, al igual que los recursos naturales, forman parte de
nuestros sistemas naturales pero pueden ser considerados como recursos negativos. Los
eventos naturales forman parte de los "problemas del medio ambiente" que tanto atraen
la atención pública, que alteran los ecosistemas e intensifican su degradación, reflejan
el daño causado por el ser humano a su medio ambiente.
Los desastres naturales generan una gran demanda de capital para reemplazar lo
que ha sido destruido y dañado. Las personas que trabajan en el campo de desarrollo
deberían interesarse en este asunto ya que representa, dentro de todos los aspectos de
medio ambiente, la situación más manejable: los riesgos pueden ser identificados
rápidamente, se dispone de medidas de mitigación y los beneficios al reducir la
vulnerabilidad son altos en comparación a los costos.
Natural hazards, like natural resources, are part of our natural systems but can be
considered negative resources. Natural events are part of the "environmental problems"
that attract so much public attention, that alter ecosystems and intensify their
degradation, reflect the damage caused by humans to their environment.
Natural disasters create a great demand for capital to replace what has been
destroyed and damaged. People working in the development field should take an
interest in this matter as it represents, within all environmental aspects, the most
manageable situation: risks can be quickly identified, mitigation measures are available
and benefits from reducing vulnerabilities are high compared to costs.
4.1.- DEFINICION
Las regiones más afectadas son la costa norte (Tumbes, Piura y Lambayeque) y
la región amazónica en su totalidad, debido a la dinámica de los ríos que poseen una alta
tasa anual de inundaciones y cambios de curso (las más afectadas son las regiones
Amazonas, Loreto y Ucayali). La sierra no deja de ser afectada por estos fenómenos. La
vertiente del Titicaca, por ejemplo, sufre inundaciones por los desbordes de los ríos
Coata y Ramis.
Durante los años 2003 a 2012, las inundaciones y lluvias intensas afectaron a
4,3% de la población nacional de una u otra forma. Los datos del Instituto Nacional de
Defensa Civil (Indeci) reportan que 687.820 personas fueron damnificadas y 66.943
viviendas fueron destruidas.
Esta alta susceptibilidad ante inundaciones y otros peligros climáticos hace que
la gestión de inundaciones en el Perú sea un tema prioritario para la agenda de gestión
del riesgo.
Son aquellas obras de ingeniería construidas a fin de reducir o evitar los posibles
impactos de las inundaciones controlando el flujo del agua. Las medidas estructurales
para la reducción del riesgo incluyen estructuras de ingeniería como las defensas
ribereñas (espigones, muros de contención, diques, reservorios, gaviones, etc.) y
medidas complementarias o alternativas más naturales y sostenibles como
amortiguadores naturales. Estas medidas pueden ser extensivas o intensivas.
A. Medidas extensivas
Son aquellas que actúan en la cuenca, intentando modificar las relaciones entre
precipitación y caudal. Un ejemplo es la alteración de la cobertura vegetal del suelo, que
reduce y retarda los picos de crecidas y controla la erosión de la cuenca. Las medidas
más comunes son:
Todas las modificaciones que no supongan una construcción física y que utilizan el
conocimiento, prácticas o acuerdos existentes para reducir el riesgo y sus impactos son
consideradas no estructurales. Son usualmente medidas políticas y legislativas que
generan una mayor conciencia pública, capacitación y educación entre las poblaciones
posiblemente afectadas. Entre las medidas no estructurales se incluyen:
Los estudios previos deben ser organizados y agrupados por temas, procesados en
una base de datos y representados gráficamente en un sistema de información
geográfica (SIG). Ellos deben considerar la variabilidad climática natural para evaluar
los caudales de inundación (en el Perú, se debe considerar, por ejemplo, el Fenómeno El
Niño).
Los estudios previos también deben tomar en cuenta la acción de los ecosistemas
como humedales, franjas de protección de los cauces y el estado de la cuenca. Además
se debe contar con estudios de distribución de la población y los usos de suelo que se
están dando en las zonas posiblemente afectadas.
Determinación de la amenaza
Este proceso se inicia con el riesgo cuantificado y los mapas de zonificación del
riesgo. Las actividades de entrada deben generar acciones para reducir el riesgo en la
zona de estudio.
Plan de emergencias
4.7.- PERDIDAS
Con una frecuencia realmente alarmante, los desastres naturales encabezan los
huracanes muy destructivos, tales como Gilberto en 1988 y Hugo en 1989, pueden
causar millones de dólares en daños. También ocurren inundaciones anualmente, pero
no hay una estimación confiable que indique los daños que éstas causan. Los terremotos
y las erupciones volcánicas son impredecibles y tienen efectos desastrosos: el torrente
de lodo originado por la erupción del Volcán Ruiz en Colombia en 1985 causó la
muerte a 21.800 personas, y los terremotos de México en 1985 y de El Salvador en
1986 causaron en total más de 10.000 fatalidades. Los deslizamientos tienen un radio de
acción limitado, pero ocurren con tanta frecuencia que causan cientos de millones de
dólares en pérdidas cada año. Las sequías, aunque de manera menos espectacular,
pueden causar más daños a la producción agrícola que los huracanes. Por ejemplo,
después de la sequía de 1971 en Santa Lucía, la producción de banana no se recuperó
totalmente hasta 1976, pero aun así es escasa la asistencia que recibe la región en el
caso de este tipo de riesgo extendido y de comienzo lento.
Como promedio anual durante los últimos 30 años, los desastres naturales en
América Latina y el Caribe causaron la muerte de 6 mil personas, afectaron a 3 millones
de personas más y ocasionaron US$ 1.800 millones en daños a estructuras físicas. Peor
aún, las estadísticas demuestran que estos impactos están aumentando: durante la
década de 1960, aproximadamente 10 millones de personas perdieron la vida o fueron
heridas, damnificadas o afectadas de otra manera; este número fue seis veces mayor en
la década del 70 y tres veces mayor en la década del 80.
Las pérdidas preocupan tanto a los países en donde ocurren como también a los
organismos crediticios internacionales y al sector privado, ya que éstos tienen interés en
proteger sus préstamos e inversiones. Las inversiones frecuentemente corren peligro, no
solamente a causa de las amenazas naturales, sino también por los efectos secundarios
de proyectos de desarrollo que exacerban estas amenazas. Por ejemplo, la excesiva
erosión y sedimentación reduce la vida útil de las grandes represas de multipropósito.
Otras represas pequeñas de la región también han experimentado este tipo de daño. Por
ejemplo, en la República Dominicana la erosión causada por los efectos de un huracán
llenó la mitad de la capacidad de almacenamiento de un reservorio prácticamente en una
sola noche. En vista de estas preocupaciones un organismo crediticio de importancia, el
Banco Interamericano de Desarrollo, está actualmente revisando el proceso de
evaluación de proyectos para represas, considerando que será necesario introducir
métodos más realistas para estimar la expectativa de vida y la relación costo-beneficio
de las mismas si no se pueden resolver satisfactoriamente los problemas de erosión y
sedimentación.
4.11.-MAPAS DE INUNDACIONES
Los mapas permiten identificar las zonas críticas a lo largo del río, teniendo en
cuenta la topografía actual para determinar las zonas de intervención.
La ZEE termina con este ciclo vicioso al establecer zonas peligrosas que no
pueden ser habitadas y mecanismo para evitar que nuevas colonizaciones sucedan.
Respecto a construcciones ya existentes en áreas de inundación, se deben realizar
catastros y establecer planes para reducir las pérdidas, incluyendo la posibilidad de
removerlas y relocalizarlas a mediano plazo.
Retirar el impuesto predial a los propietarios que mantengan sin construcción las
áreas de riesgo y que las utilicen para actividades de bajo riesgo, como
recreación.
Crear un mercado para las áreas de riesgo de tal manera que se vuelvan
progresivamente espacios públicos.