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Terapéutica:

Objetivos terapéuticos para el tratamiento de la diabetes:

 Lograr el control de los síntomas y prevenir complicaciones agudas y crónicas.


 Mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes.
 Reducir la morbilidad y mortalidad.

Metas de control cardiometabólico:

 Glucemia en ayunas de 70 a 130 mg/dl.


 Glucemia post prandial menor a 180 mg/dl.
 Hemoglobina glucosilada menor a 7%.
 Colesterol total menor a 200 mg/dl.
 Colesterol HDL mayor a 50 mg/dl.
 Colesterol LDL menor a 100 mg/dl.
 Triglicéridos menor a 150 mg/dl.
 Presión arterial menor a 140/80 mmHg.

Es importante tener en cuenta que las metas de control para el tratamiento de la diabetes
deben ajustarse según la edad, la duración de la enfermedad, la presencia de enfermedades
coronarias y complicaciones crónicas. Se espera que la meta de HbA1c en adultos jóvenes
recién diagnosticados sea inferior al 6.5%. El límite de hemoglobina glucosilada puede ser
inferior al 8% en personas mayores con diabetes de larga data y riesgo de comorbilidades,
complicaciones o hipoglucemia.

Se realiza una evaluación médica que sea completa, esto en la visita inicial para así clasificar la
diabetes, que incluye enfermedades asociadas, factores de riesgo cardiovascular, una historia
clínica completa, complicaciones previas, tratamientos recibidos, hipoglucemia, entre otros. El
examen físico incluye el índice de masa corporal (IMC), una evaluación inicial del fondo de ojo,
el perímetro abdominal, revisión de funciones vitales, enfermedad periodontal, presencia de
acantosis nigricans, pulsos periféricos, reflejos en las extremidades inferiores y sensibilidad.

La diabetes requiere una intervención intensiva en cuanto al estilo de vida, que incluya un plan
de alimentación y actividad física adecuados. Algunos profesionales de la salud especializados
en diabetes que deberían liderar este plan deben ser las enfermeras, los médicos, los
nutricionistas y los psicólogos. Sin embargo, un médico, enfermera u obstetra capacitados
puede llevar a cabo el plan adaptándose a los recursos humanos disponibles en el
establecimiento de salud si no se cuenta con todo el equipo.

Manejo no farmacológico:

Las personas que han sido recientemente diagnosticadas con diabetes, pero no presentan
síntomas, se encuentran estables y sin complicaciones, deben comenzar únicamente con
modificaciones en su estilo de vida antes de considerar la terapia farmacológica. Este enfoque
se mantendrá durante un período de 3 a 4 meses. Si durante este tiempo los niveles de
glucemia alcanzan los objetivos establecidos, se continuará con los cambios en el estilo de vida
y los controles se realizarán cada 3 a 6 meses. De lo contrario, se iniciará el tratamiento
farmacológico.
Manejo farmacológico:

En el nivel primario de atención, el tratamiento de la diabetes tipo 2 comenzará con la


administración de medicamentos orales de primera línea recomendados en el marco
normativo vigente, como la metformina o la glibenclamida. Si no hay contraindicaciones, se
optará por iniciar con metformina. Durante el inicio del tratamiento, el médico explicará a la
persona los posibles signos de alarma y reacciones adversas para que, en caso de
experimentarlos, acuda a consulta para una reevaluación y posible ajuste en el plan
terapéutico.

Además, el médico informará y registrará los efectos adversos de acuerdo con las pautas
establecidas. Si una persona no responde adecuadamente al tratamiento mencionado
anteriormente, se derivará al médico especialista en endocrinología o internista, quien
recetará un medicamento de costo efectivo basándose en las normativas de salud aplicables. A
cualquier persona diagnosticada con diabetes tipo 2, que se encuentre clínicamente estable sin
signos de alarma, se le iniciará el tratamiento en la institución de salud donde recibió el
diagnóstico.

Terapia Farmacológica Inicial:

Después de estabilizar su condición, a las personas con DM2 que presenten signos de
descompensación metabólica aguda, como deshidratación, trastornos sensoriales, náuseas,
vómitos, dolor abdominal, polipnea y cuerpos cetónicos en la orina, se les debe brindar
atención o referir al paciente en un establecimiento de salud con servicio de emergencia para
su manejo de acuerdo con la capacidad resolutiva del lugar.

Sin embargo, si las personas con diabetes tipo 2 están clínicamente estables y no muestran
signos de descompensación aguda, el médico (preferiblemente en el nivel de atención I-2 con
un médico) comenzará a administrar medicamentos y cambios en el estilo de vida cuando se
les diagnostique la diabetes tipo 2.

Metformina:

Si en caso no hubiera contraindicaciones, la metformina es el primer medicamento para tratar


la diabetes tipo 2. Debido a su eficacia para disminuir el peso corporal y reducir el riesgo
cardiovascular, se recomienda su uso como monoterapia. La reducción de la producción de
glucosa en el hígado y la mejora de la sensibilidad a la insulina en los tejidos periféricos son sus
principales efectos.

Las tabletas de metformina están disponibles en dosis de 500 mg y 850 mg en el Plan Nacional
de Manejo de Enfermedades (PNUME). Iniciar el tratamiento con una dosis baja de 500 mg o
850 mg en una sola toma es recomendable. La dosis puede aumentar gradualmente de 500 mg
a 850 mg cada una o dos semanas hasta llegar el control glucémico deseado o, si es necesario,
la dosis máxima de 2,550 mg. La metformina se debe tomar antes o después de las comidas
principales.
La metformina tiene contraindicaciones. Cuando los niveles de creatinina sérica son iguales o
superiores a 1.4 mg/dl en mujeres y 1.5 mg/dl en hombres, o cuando la depuración de
creatinina es menor a 30 ml/min/1.73m2, no se recomienda su uso. Además, no se
recomienda para pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), insuficiencia
cardíaca descompensada, insuficiencia respiratoria o hepática, y personas que consumen
alcohol.

Cuando la depuración se encuentra entre 31 y 45 ml/min/1.73m2, es crucial revisar la dosis de


metformina y monitorear los niveles de creatinina cada 3 a 6 meses. Los efectos secundarios
de la metformina son principalmente gastrointestinales. La acidosis láctica, que es similar an
otros tratamientos para la diabetes, es un evento raro en la dosis terapéutica de metformina.

Se puede considerar comenzar la terapia con sulfonilureas en caso de intolerancia a la


metformina. Se puede iniciar un tratamiento combinado en algunas personas con
hiperglucemia sintomática y un nivel de HbA1c mayor o igual al 8% sin deshidratación para
lograr un control más rápido de la glucemia y alcanzar las metas de control establecidas. En
estos casos, debe consultarse con un endocrinólogo o internista. Si las personas presentan
síntomas graves y hay evidencia de deshidratación o pérdida de peso significativa, también se
deben derivar a estos especialistas.

A los tres meses de iniciar el tratamiento, si está disponible, se debe solicitar una prueba de
control de HbA1c. Se debe seguir con el tratamiento actual y realizar pruebas de HbA1c al
menos cada seis meses si la HbA1c es menos del 7% o ha alcanzado la meta individualizada
para la persona. La modificación de los estilos de vida debe ser reforzada. Se debe revisar el
cumplimiento del tratamiento no farmacológico y asegurarse de que la persona esté tomando
regularmente la metformina en la dosis adecuada si la HbA1c es igual o superior al 7% o no se
ha alcanzado la meta individualizada. Se debe consultar con un endocrinólogo o internista si se
necesita un segundo medicamento.

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