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Los aportes del funcionalismo y la

Escuela de Frankfurt

Introducción
El doctor Carlos Lista señala que:
El funcionalismo sociológico adquirió gran difusión en la década del cincuenta y
sesenta, especialmente, en Estados Unidos, al punto de que, en gran medida,
durante ese período, se tendía a identificar a la sociología con la teoría
funcionalista. Esta escuela de pensamiento representa el desarrollo que algunos
teóricos norteamericanos, particularmente, Talcott Parsons y Robert K. Merton
hicieron de algunas de las ideas de los sociólogos clásicos europeos como Max
Weber y Emile Durkheim. (2000, p. 134)
A entender de nuestro referente de acercamiento a la sociología, Merton es el más
accesible y quien se encargó de operativizar y esquematizar su estudio, lo que, además,
explicaría la notable influencia que este autor ha tenido en la investigación sociológica.

1. Los aportes del funcionalismo y la Escuela de


Frankfurt
Funcionalismo: el modelo consensual de Talcott Parsons y Robert Merton

Los siguientes son algunos de los supuestos teóricos más generales y compartidos por
los pensadores funcionalistas, los que contribuyeron a dar un nuevo desarrollo y, en
cierta medida, una nueva dirección al modelo de consenso:

El supuesto de consenso, estabilidad e integración: siguiendo la línea de


pensamiento de Durkheim, establece que el orden social es fundamentalmente un
orden normativo. Para el funcionalismo, la integración del sistema social es crucial;
no solo es un supuesto y un punto de partida, sino que, más aún, adquiere el
carácter de fin u objetivo por satisfacer, alrededor del cual gira todo el análisis
funcional (Lista, 2000). 
La prioridad del sistema y de las necesidades funcionales: el
funcionalismo otorga prioridad analítica al todo sobre las partes y a la
sociedad sobre el individuo. Toma como supuesto central que el sistema
posee necesidades, imperativos o requisitos que son satisfechos por las
partes que lo componen. Parsons establece que la necesidad esencial
funcional de todo sistema social es la integración. (Lista, 2000, p. 137)

Esta necesidad se da no solo dentro del sistema social en sí mismo, sino, además, entre
el sistema social y el sistema cultural y entre el sistema social y el sistema de la
personalidad. A tal fin, dos requisitos funcionales deben ser satisfechos, según Parsons,
como se cita en Lista:
a. El sistema social debe poseer una proporción suficiente de actores que lo
componen, adecuadamente motivados para actuar de acuerdo con los requisitos
del sistema de roles. 

b. El sistema social debe evitar compromisos con patrones culturales que no


lleguen a definir un mínimo de orden o que establezcan demandas imposibles a
las personas y que, por lo tanto, generen desviación y conflicto. (2000, p. 138)

A partir de ambos párrafos, podría concluirse que, para Parsons, integración


significa conformidad de los integrantes del sistema social con las pautas sociales
y culturales dominantes (no desviadas). En obras posteriores, Parsons completa
la enumeración de las necesidades o imperativos funcionales que las estructuras
sociales deben satisfacer para subsistir, agregando otros tres requisitos. Este
conjunto de cuatro requisitos pasa a integrar un esquema denominado por la sigla
A. G. I. L., la que se forma tomando la letra inicial de la denominación inglesa de
cada uno de estos imperativos. Ellos son:

a. Adaptación (Adaptation) que incluye el problema de asegurar que el sistema se


provea de los recursos ambientales necesarios, así como su distribución dentro
del sistema. Esto implica cierto control del entorno.

b. Logro de metas (Goal Attainment) que se refiere a la necesidad de establecer


prioridades entre las metas del sistema y movilizar los recursos del sistema para
su logro.
c. Integración (Integration) que se refiere, como hemos visto antes, a la necesidad
de coordinar y mantener relaciones viables entre las unidades del sistema. Como
la estabilidad y el orden social dependen del sistema de valores, este requisito
consiste, por lo tanto, en mantener la integridad del sistema de valores. 

d. Mantenimiento de pautas (pattern maintenance) y manipulación de tensiones


(tension managment) (incluidas ambas bajo el término Latency) las que están
referidas a dos necesidades interrelacionadas. Las presiones que tienden a
producir el cambio en las instituciones que favorecen la integración y pueden
resultar de dos fuentes: unas externas, aquellas que resultan de las presiones
culturales originadas fuera del sistema; y las internas, las que provienen de
tensiones motivacionales sobre los miembros de la sociedad. El primer problema
consiste en que los actores desarrollen características apropiadas para la
integración, tales como motivos, necesidades, etc. y el segundo consiste en
manejar las tensiones internas y conflictos de los actores del sistema social (Lista,
2000, pp. 138-141).
Un caso palpable de integración social en el tiempo, que incorporamos como un caso
paradigmático, es un evento nacional: el Festival Nacional de Doma y Folklore de Jesús
María. Este involucra cada año a 500 voluntarios que trabajan en pos de la realización
del evento tradicional más grande del país, desde el punto de vista de su infraestructura
de servicios y convocatoria. También lo es en torno a la cantidad de días de duración, en
donde comparte con otros festivales del país 10 noches en cada edición. Pero desde el
momento en que el evento tiene un fin benéfico, como es el de destinar gran parte de su
recaudación a las cooperadoras escolares de la zona de influencia, es decir, Jesús
María y las localidades de Colonia Caroya y Sinsacate, una enorme cantidad de roles y
actividades deben coordinarse cada año para que la realización del festival sea exitosa.
La educación y la solidaridad como valores sociales ponen en juego funciones que
trascienden al evento y juegan un papel relevante, por ejemplo, en la economía regional,
la generación de puestos de trabajo, la gastronomía y el turismo. El consenso, el trabajo
en grupo y la integración de diversas áreas de los Gobiernos municipales y provinciales
son clave en la realización del espectáculo, que se desarrolla en un estadio con campo
para la doma, un escenario y las tribunas para los espectadores. Pero tan importante es
lo que sucede en el interior como en las afueras del festival, donde espacios culturales
como peñas folklóricas, artesanías, restaurantes y puestos de venta de distintas
mercaderías forman parte del evento. El Festival Nacional de Doma y Folklore de Jesús
María toma como supuesto central a la educación, que, a la vez, es un valor y una
necesidad del sistema social. Por esa razón, moviliza una gran cantidad de actores
sociales e instituciones que persiguen satisfacer esa necesidad, ¿cuál es? La de
contribuir al sostenimiento de las escuelas de la región norte del departamento Colón, en
la provincia de Córdoba. Para ello, cuenta, entre otros recursos, con la colaboración
fundamental de unas 500 personas que trabajan ad honorem en pos de ese objetivo y
forman parte de las comunidades educativas de las escuelas beneficiadas (maestras,
preceptores, alumnos, directivos, etc.) Los organizadores asumen el compromiso con
ciertos patrones culturales que llevan adelante para convocar a multitudes cada noche.
Como su nombre lo indica, la tradición, a través de la jineteada y la música folklórica, es
la esencia del espectáculo, aunque en las últimas realizaciones se han incorporado
progresivamente otros géneros musicales en la grilla de artistas. La comisión
organizadora del festival solo interrumpe por unos días su labor durante el año, luego de
la entrega final de los aportes económicos a las escuelas y la presentación de los
balances correspondientes; después, se reorganiza y comienza a trabajar en el próximo
festival.
Función y disfunción: lo manifiesto y lo latente
Uno de los supuestos fundamentales del funcionalismo es, entonces, que la
existencia del todo social (definido como sistema o subsistemas sociales)
depende de la contribución que hacen las partes componentes a su estabilidad,
equilibrio e integración. En realidad, cada una de estas partes (un rol, una
institución, una organización, el sistema político partidario, etc.) puede tener
consecuencias objetivas, tanto positivas como negativas, en la satisfacción de
necesidades sistémicas. A estas consecuencias objetivas, Merton las denomina
funciones y disfunciones.

Merton define la función en términos del investigador, analista u observador, no en


términos del actor social. En tal sentido afirma: “…la función social se refiere a
consecuencias objetivas y no a actitudes subjetivas (intenciones, motivos,
propósitos). (Lista, 2000, pp. 141-142)
En el concierto anual de fiestas y eventos culturales, Córdoba cuenta con 400 fiestas
populares, donde Jesús María es la de mayor envergadura, junto con el Festival
Nacional de Folklore de Cosquín y el Festival de Peñas de Villa María. La cultura es uno
de los grandes sistemas que podemos afirmar está fuertemente ligado a la integración
social. ¿Cuánto de lo que aprendemos en nuestras vidas es transmitido de generación
en generación y moldea nuestra forma de obrar, nuestras costumbres y hasta nuestra
personalidad, en muchos casos? La cultura está presente y condiciona nuestras
acciones desde mucho antes de que vengamos al mundo. Como sistema, está por
encima de cada uno de nosotros y a través de algunas de sus manifestaciones, como la
gastronomía, la vestimenta, las fiestas típicas, los hábitos escolares y de familia
contribuye a sostener un todo que es la sociedad. Su aceptación y puesta en práctica
cada día cumple distintas funciones que garantizan el orden social y que le dan
previsibilidad a cada una de las partes que la integran.
Para Merton, las funciones son, entonces, consecuencias objetivas observables
que contribuyen al ajuste o adaptación del sistema, mientras que las disfunciones
son consecuencias objetivas observables que aminoran o disminuyen el ajuste o
adaptación del sistema. Este autor rechaza el postulado que sostiene la existencia
de funciones universales, afirmando en cambio, que, en determinado contexto
sociocultural, un elemento social, por ejemplo, la familia nuclear, puede ser
funcional o disfuncional, o aun afuncional (es decir, sin consecuencias objetivas
positivas o negativas para el mantenimiento de la estabilidad social de ese
sistema). 
Además, Merton introduce una importante distinción en el análisis funcional, la
referida a función/disfunción manifiestas y latentes. Las consecuencias de algunos
elementos sociales son queridas, pretendidas o reconocidas por los miembros de
una sociedad, a estas las llama funciones manifiestas. Al mismo tiempo, tales
elementos pueden tener consecuencias que no son pretendidas o reconocidas.
Son las funciones latentes, con lo cual introduce un elemento importante en el
análisis funcional, que es el estudio de las consecuencias no pretendidas, que
orienta al investigador hacia todos aquellos aspectos laterales de acciones
guiadas por intenciones particulares, los que podrían ser fácilmente ignorados si
supusiéramos una relación lineal y directa entre intencionalidad y efecto. En
cambio, se abre así la rica dimensión que abarca todos aquellos efectos
funcionales o disfuncionales que no son conocidos, previstos o directamente
pretendidos. 
De tal manera, Merton propone un análisis funcional más complejo que supone el
balance que resulta del conjunto de consecuencias objetivas, tanto funcionales
como disfuncionales, manifiestas y latentes. (Lista, 2000, pp. 142-143)
Sustitutos funcionales y postulados de indispensabilidad

Como se especificó anteriormente:


Una de las cuestiones centrales del funcionalismo es la de establecer cuáles son
las necesidades funcionales del sistema. La propuesta teórica de Parsons incluye
cuatro necesidades funcionales (A. G. I. L.) y afirma implícitamente la primacía de
la integración. Este autor sostiene, además, la universalidad de tales requisitos, es
decir, que están presentes en todo el sistema social. Merton, en cambio, plantea
que la existencia de tales necesidades funcionales debe establecerse
empíricamente para cada sistema específico. Una pregunta íntimamente
relacionada con la anterior está referida a cómo se satisfacen las necesidades
funcionales o, mejor dicho, por qué estructuras sociales. El problema es el de la
indispensabilidad de estas para cumplir una función, lo que podría sintetizarse en
la pregunta, ¿hay alguna o algunas estructuras sociales que son indispensables
para cumplir cada función? En otras palabras, una determinada estructura social,
como, por ejemplo, la familia, ¿cumple siempre las mismas funciones sociales,
satisface siempre las mismas necesidades en diversos sistemas sociales? Y una
determinada necesidad social, por ejemplo, la de procreación, ¿es siempre
satisfecha por la misma estructura social, como, por ejemplo, la familia, en
diversos sistemas sociales? La respuesta de Merton es negativa, ya que las
evidencias empíricas muestran que pueden existir estructuras alternativas que
satisfagan los mismos requisitos o necesidades funcionales en sistemas sociales
diversos. Merton postula, de este modo, que, en el sistema social, existen
alternativas, sustitutos o equivalentes funcionales para la satisfacción de
necesidades sociales y que, por lo tanto, si una estructura deja de cumplir una
determinada función, esta puede desplazarse a otras estructuras. (Lista, 2000, pp.
142-144)
En resumen

Desde la mirada funcionalista de Merton y Parsons, la integración del sistema social no


solo es un supuesto y un punto de partida, sino que adquiere el carácter de fin u objetivo
que se debe satisfacer. Le otorga prioridad analítica al todo sobre las partes, ya que
establece como supuesto central que el sistema posee necesidades, imperativos o
requisitos que son satisfechos por las partes que lo componen.

Referencias
Lista, C. (2000). Los paradigmas del análisis sociológico. UNC. 
La crítica al modelo funcionalista

Descriptos los aspectos esenciales del funcionalismo con Parsons y Merton como
exponentes centrales, Carlos Lista presenta, en resumen, un análisis crítico al modelo
consensual de estos autores. La tendencia a describir el statu quo, la orientación
conservadora, el problema tautológico, junto con la preeminencia del sistema y el
problema teleológico son los principales puntos. 

Con respecto a la tendencia a describir el statu quo, Lista señala que:


El presupuesto de consenso, estabilidad e integración y la preocupación
fundamental por el problema del orden marcan ciertos límites de este modelo para
el análisis de situaciones de cambio y transformación sociales, en especial, de
aquellas que suceden abruptamente y durante períodos relativamente breves, con
ruptura, resquebrajamiento, discontinuidad y sustitución del orden social existente,
como podría ser, por ejemplo, un período revolucionario. Debido a tales
supuestos, el orden social existente, el statu quo, cualquiera sea él, tiende a ser
tomado por dado. Es corriente la crítica al funcionalismo y neofuncionalismo de
que esta perspectiva lo que hace es suponer y describir el statu quo, y no
explicarlo. Este tipo de crítica apoya sus argumentos en la noción de que explicar
consiste en ofrecer un conjunto de proposiciones deductivamente relacionadas
que no constituyen tautologías. Este es el tipo de crítica que J. C. Jarvie (1965,
pp. 23-24) hace al funcionalismo y que ilustra con un ejemplo. Jarvie se pregunta,
¿por qué la gente va a la iglesia? Y argumenta que la respuesta del funcionalismo
sería “cuando la gente va a la iglesia está expresando su solidaridad social”; en
otras palabras, lo que se explica es la función que se cumple yendo a la iglesia,
no las razones o motivos por los que la gente lo hace. (2000, pp. 145-147)
En relación con la crítica sobre la orientación conservadora del funcionalismo, Lista
advierte:
La preferencia del funcionalismo por visualizar los problemas sociales desde el
punto de vista del orden, lo que hace que las respuestas dadas por el modelo
tiendan a ser conservadoras. Fundamentalmente, esta crítica al funcionalismo ha
sido realizada a partir del modelo de conflicto... ¿Serán necesariamente
conservadoras las consecuencias de responder a la pregunta sobre cómo es
posible el orden social? Obviamente no, más aún, este es uno de los
interrogantes centrales de la sociología. [Carlos Lista cree que] tampoco es
conservador afirmar que el orden social existe, aunque con cierto grado de
imperfección y que se trata de explicar bajo qué condiciones se da su existencia.
Las que pueden ser conservadoras (o críticas) son las respuestas a esos
interrogantes y, en términos generales, el modelo consensual tiende a serlo,
precisamente porque parte del supuesto de que la naturaleza del orden social es
primordialmente consensual o, mejor dicho, que el consenso no es
primordialmente conflictivo. (2000, pp. 147-149)
Las estructuras sociales existen y tal existencia es primariamente pacífica. 

En cuanto al problema tautológico como crítica a la visión funcionalista, Carlos Lista


señala que:
Existe la tendencia en el funcionalismo a explicar la existencia de las partes
componentes de un sistema por la función que cumplen dentro de ese sistema,
supuesto este que tiende a resultar en la formulación de proposiciones
tautológicas del tipo ‘dado que el sistema existe y que un elemento es parte
componente del sistema, este elemento es funcional para su mantenimiento’. En
otras palabras, los efectos producen aquello que causa tales efectos, lo que
implica, además, un problema teleológico. (2000, p. 149)
Finalmente, el último aspecto señalado como crítica al funcionalismo es, precisamente,
la preeminencia del sistema y el problema teleológico.
Tanto en Durkheim como en los funcionalistas, el sistema, la estructura social o el
todo tiene preeminencia explicativa y analítica sobre las partes y el individuo. El
sistema social es percibido como una entidad con necesidades propias, las que
determinan la acción y la interacción humanas. (Lista, 2000, p. 149)
Este supuesto obscurece la percepción de la acción de intereses de grupos sociales
concretos.

2. La Mass Communicattion Research - Primeros


estudios sobre los medios de comunicación de
masas
La teoría de la aguja hipodérmica
A continuación, recorreremos de forma sintética los principales conceptos que refieren a
la propuesta de la Mass Communication Research. A partir de este módulo, que
corresponde a la unidad 2 de nuestro programa, comenzaremos a recorrer las teorías
fundadoras de la investigación en torno a los medios de comunicación. 

Nos referiremos a los primeros estudios de Harold Lasswell, para continuar con los
aportes de Paul Félix Lazarsfeld y Robert Merton, y finalizar con la ruptura que se
produce luego de la propuesta de Katz, Gurevitch y Blummer en su teoría de usos y
gratificaciones. 

La propuesta de Lasswell

Entre los comienzos del siglo XX y hasta los años 30, la creencia en torno a los medios
de comunicación era que ejercían una fuerte influencia sobre las actitudes y las
conductas de las personas. Los primeros medios masivos fueron el cine (cuyas primeras
proyecciones estuvieron a cargo de los hermanos Lumière en 1895) y la radio (cuyos
desarrollos se extendieron por años hasta que comenzó a transmitirse regularmente en
1920).

En 1927, Harold Lasswell comienza a trabajar sobre los efectos que producía en las
personas la propaganda bélica difundida a lo largo de la Primera Guerra Mundial.
Lasswell indicaba que la propaganda era uno de los instrumentos más poderosos del
mundo moderno. El receptor, así era considerado por Lasswell, era de carácter pasivo y
respondía a estímulos en forma mecánica (su propuesta era de base mecanicista =
estímulo – respuesta). Los receptores eran considerados, entonces, como de carácter
homogéneo y desarrollaban acciones a partir de procesos irracionales (conductas
heredadas).

El modelo de la aguja hipodérmica o bala mágica tenía como fundamento la idea de que
la persuasión se producía por un efecto directo entre el contenido de los medios y los
receptores. Según Lasswell, cualquier persona alcanzada por la propaganda podía ser
controlada, manipulada e inducida a actuar.
El mayor ejemplo de esta teoría se vio reflejado en el relato de La guerra de los mundos.
Esta obra escrita, expresada en un libro, fue llevada a la radio en 1938 por Orson
Welles, a través de una dramatización de radionovela. Más de seis millones de personas
lo siguieron a través de la radio y creyeron que, realmente, estaba sucediendo una
invasión alienígena, lo que provocó el pánico y el caos social.

Lasswell explica, entonces, el acto comunicativo a partir de su conocido paradigma: 


 
Quién - Dice qué - Por qué canal - A quién - Con qué efectos

Cuando Lasswell habla del “quién” se refiere, por supuesto, al emisor del
mensaje y a los factores que inician y guían el acto comunicativo. 
El “dice qué”, el contenido, es abordado tiempo después, a partir de una
técnica específica que fue el análisis de contenido (y permitía sistematizar y
estructurar el mensaje emitido para ser luego interpretado).
La pregunta: ¿por qué canal?, habla del medio mismo de comunicación. 
El ¿a quién?, hace referencia a la audiencia.
Y, finalmente, el aporte más significativo de Lasswell a las teorías de la
comunicación: el preguntarse “cuáles eran los efectos” que los medios
producían en sus receptores.

Siguiendo con el ejemplo del Festival de Doma y Folklore de Jesús María, podemos
analizar este modelo en una de sus gráficas publicitarias:

¿Quién? Festival de Doma y Folclore de Jesús María.


¿Dice qué? Invitación al Festival a través de las imágenes y su logotipo.
¿Por qué canal? Medio gráfico de comunicación.
¿A quién? Audiencia en general (es decir, todas las personas que consuman o
se expongan al mensaje).
¿Con qué finalidad? La de difundir y ampliar la convocatoria al evento. La
finalidad, en este modelo, siempre favorece al emisor y es guiada por él. 

Figura 1: Festival de Doma y Folklore

Fuente: [Imagen sin título sobre Festival de Jesús María]. (s. f.). http://bit.ly/3j3Axs2

3. La teoría de los dos pasos o de la persuasión 


Paul Félix Lazarsfeld 

En los años 40, Lazarsfeld, Berelson y Gaudet se ocupan de estudiar los efectos de la
campaña presidencial en Erie County (Ohio), Estados Unidos. Su intención era
comprender cómo influía la propaganda política en las decisiones personales de los
votantes. Lo que concluyeron fue que, si bien los medios eran de gran valor para
reforzar actitudes o valoraciones preexistentes, no funcionaban como una aguja
hipodérmica persuadiendo a las audiencias sin más. Es por ello que, a partir del trabajo
de Lazarsfeld, pierde vigencia el modelo estímulo - respuesta. Se pone el acento,
entonces, en la situación particular de los receptores (se deja de considerarlos como una
masa). Al mismo tiempo, cobran mayor importancia los estudios psicológicos que
trabajan sobre el concepto de actitud y comienza a hablarse de mediaciones en la
comunicación. Se impone el modelo estímulo – mediación – respuesta, en el que la
influencia social de los grupos y comunidades (el papel de los líderes de opinión)
adquiere una fuerte importancia. Lo que sostenía Lazarsfeld era que los individuos
tenían valores y normas que preexistían a las campañas propagandísticas, y que estas
tenían la capacidad de persuadir o reforzar las ideas que las personas ya tenían
incorporadas. Su teoría se llamó Two Step Flow, (traducida al castellano como
‘comunicación en dos pasos’). 

En referencia a nuestro caso, la función de los líderes de opinión se puede ver


representada en la recomendación que ciertos personajes, tanto públicos como
privados, hagan del festival. Por ejemplo, si un amigo o amiga en quien confías te
recomienda asistir, lo tendrás en cuenta, pero si, aparte de tu amigo/a, también lo
recomiendan algunos influencers que sigas en las redes, tu decisión sobre asistir será
más fuerte y, lo más probable, es que termines haciéndolo. 
 
Con base en lo abordado hasta aquí, te invitamos a realizar la siguiente actividad de
repaso.

Indica si el siguiente enunciado es verdadero o falso: 

Actividad de repaso
Tanto la teoría de la aguja hipodérmica como la teoría de Two Step
of Flow formaron parte de los estudios de la escuela de Franckfurt.

Verdadero.

Falso.

Justificación

En resumen

Las primeras teorías comunicacionales surgieron de los estudios de la Mass


Communication Research. Estas fueron:

La teoría de la aguja hipodérmica, que establecía que la audiencia era pasiva y


fácil de manipular, y que consumía de manera autómata toda aquella información
que le brindaban los medios de comunicación masiva. Se basó en el modelo
comunicacional de Lasswell, que reconoce los siguientes elementos: Quién
(emisor) – Dice Qué (el mensaje) - A través de qué canal (el medio de
comunicación) – Para quién (la audiencia) – Con qué efecto (manipulación).
La teoría de Two Step of Flow: expresaba que, entre emisor y receptor, existía una
mediación que, generalmente, estaba representada en sujetos, tanto públicos
como privados, cuya opinión era importante para la audiencia. A estos sujetos se
los llamó líderes de opinión.

Referencias
[Imagen sin título sobre Festival de Jesús María]. (s. f.).
https://festivalesargentina.com/festival-de-doma-y-folklore-de-jesus-maria-2023/

Lista, C. (2000). Los paradigmas del análisis sociológico. UNC. 


Funciones y disfunciones de los medios

Se trata del tercer momento de la Mass Communication Research, en el que destacan Lasswell,
Lazarsfeld y Merton. En pleno auge del estructural funcionalismo llevado adelante por Talcott
Parsons, autores como Lasswell, Merton y Lazarsfeld se apoyaron en sus concepciones de la
sociedad para avanzar en el desarrollo de una teoría sobre los efectos de los medios en las
audiencias. 

Dejó de hablarse de efectos para comenzar a pensar en términos de funciones de los medios. Es
decir, la pregunta para formular era: ¿cómo contribuyen los medios al equilibrio social? 

Esta idea tiene como fundamento una concepción de la sociedad como un todo. El sistema social,
de acuerdo a la teoría funcionalista, buscaría permanentemente el equilibrio (aparece el concepto
de homeostasis). Ese sistema estaría compuesto por subsistemas que se relacionarían entre sí.
Los diferentes grupos desarrollarían funciones o disfunciones. Es decir, algunos colaborarían para
lograr el equilibrio buscado y otros no. 

Merton propuso una definición de las funciones que explicaba que una función era una
consecuencia objetiva y observable, que contribuye al equilibrio del sistema; una disfunción, era
entonces, para él, una consecuencia objetiva y observable, que no contribuye al equilibrio del
sistema social. En este sentido, Lazarsfeld y Merton generaron dos funciones y una disfunción.
Estas eran:

Función otorgadora de status.


Función de compulsión de normas sociales.
Disfunción narcotizante.

- La función otorgadora de status describe cómo los medios “bañan” de legitimidad a los
personajes que por ellos circulan (periodistas, locutores, conductores). Un ejemplo que podemos
ofrecer al respecto tiene relación con los reality show, programas que toman a personas comunes
y, a partir de su exposición mediática, los convierten en celebridades: Gran Hermano (Big Brother)
y sus repercusiones mediáticas (muchos de sus participantes son hoy famosos).

- La función de compulsión de normas sociales apunta a reproducir comportamientos, valores y


normas sociales que son considerados como válidos y legítimos. El modo en que funciona es a
partir de la censura pública de actitudes o prácticas consideradas socialmente inadmisibles: por
ejemplo, si una persona expresa conceptos discriminatorios hacia algún grupo (racial, de género,
sexual, religioso), habrá quien (el conductor, el periodista) le señale su equivocación, y así se
estará reafirmando la norma o el valor que se considera adecuado (en este caso, la no
discriminación). 

- La disfunción narcotizante parte de la sensación que puede tener un receptor de que, por el solo
hecho de estar muy informado (ver todos los noticieros, escuchar la radio, leer el diario,
informarse por las redes sociales) ya se encuentra realizando algo, es decir, se encuentra
aparentemente en acción (aunque, en realidad, permanece inmóvil, solo escucha, lee y se
informa a través de los medios). Quizás, la persona está perfectamente actualizada del panorama
político de su país reflejado por los medios de comunicación, pero en la realidad, no participa de
ninguna manera en la sociedad formando parte de alguna institución, organización social o
partido político. 

Por su parte, las funciones que definió Harold Laswell relativas a los medios de comunicación son
las siguientes: 

Vigilancia del entorno.


Correlación de las partes en respuesta al entorno.
Transmisión de la herencia cultural.

- La función de vigilancia del entorno: los medios nos permiten saber qué sucede en el afuera, si
hay peligros, lo que ocurre en el día a día. Funcionan como una suerte de periscopio que nos
permite asomarnos al exterior.

- La función de correlación de las partes en respuesta al entorno: en consecuencia, desarrollamos


conductas de acuerdo a lo que conocemos del exterior. 

- La función de transmisión de la herencia cultural: los medios ofrecen pautas de comportamiento,


de pensamiento, que son las consideradas socialmente válidas y adecuadas.

Siguiendo con el caso del Festival de Doma y Folklore, podemos observar y analizar las
funciones desde dos enfoques de los medios: aquellos que estén a favor del evento y los que no.

-A favor: estos medios resaltarán la tradición y la cultura que se expresa mediante el festival, por
ejemplo, la música, la jineteada, el encuentro, los valores y costumbres del campo, etc. Al ser un
evento tan multitudinario, los cantantes o músicos que pasen por su escenario serán reconocidos
nacionalmente, ampliarán su prestigio y, por lo tanto, los sujetos adquirirán status. 

-En contra: mientras los medios a favor lo toman como un evento favorable, los medios en contra
denunciarán el maltrato animal y acusarán a los medios a favor de aplicar el efecto narcotizante a
través de una sobreinformación y visibilización de ciertas características del evento. Es decir,
potenciar las tradiciones sin reconocer o preguntarse el accionar de estas. 

2. La hipótesis de usos y gratificaciones


En los años 40 del siglo pasado, Elihu Katz, Jay Blumler y Michael Gurevitch pusieron la mirada
sobre los receptores y comenzaron a variar la pregunta que formulaba: ¿qué hacen los medios a
las personas?, a ¿qué hacen las personas con los medios? En la hipótesis de usos y
gratificaciones, los estudios de los medios dan un fuerte avance, ya que empieza a considerarse
la capacidad de los receptores de hacer uso de los medios y no solo de ser manipulados por
ellos. Esta teoría refuta el poderío de los medios en la medida en que no satisfagan ciertas
necesidades del público. El receptor comienza a tener la característica de sujeto activo, se
distancia de la visión pasiva de las teorías anteriores: un agente que selecciona y utiliza los
contenidos de los medios y sus mensajes (esa acción es intencional y motivada).
Según los autores, el uso de los medios por parte de los receptores responde a cinco tipos de
necesidades: 

Cognoscitiva (información).
Afectiva, estética (refuerzos emotivos o estéticos).
Integradora a nivel de la personalidad (status, seguridad).
De integración social (refuerzo de contactos).
De evasión.

La necesidad cognoscitiva (de saber) está relacionada con la incorporación de información,


conocimiento y comprensión a través de los medios. Básicamente, se trata del acceso a los
distintos espacios informativos que proporcionan los medios y también es el caso de la recepción
de canales educativos que, mediante documentales, hablan sobre la vida de los animales o la
historia de la humanidad. 

La necesidad afectiva está vinculada a experiencias emocionales y de placer. Podría ser


satisfecha por películas o series en donde los sentimientos estén presentes; y la necesidad
estética, a partir de la exposición a contenidos de valor artístico (algún film de autor,
documentales, cortometrajes, etc.).
 
La necesidad integradora de la personalidad refiere a procurar fortalecer la credibilidad,
confianza, estabilidad individual y el estatus. Esta podría satisfacerse, por ejemplo, a través de la
recepción de publicidades en donde se refuercen los valores o los intereses del receptor (una
concepción reciente es la de mostrar modelos más realistas, cuerpos despegados de estereotipos
mantenidos por largo tiempo por los propios medios).

La necesidad de integración social refiere al fortalecimiento de los lazos familiares y amistosos.


Una manera de percibirlo en estos días está plasmada en el seguimiento que personas
pertenecientes a un grupo de amigos hacen de los mismos sitios y personalidades (influencers)
en las redes sociales. Eso les permitiría acoplarse en el grupo que se cuenta día a día lo que
sucede en los medios.
 
La necesidad de evasión podría satisfacerse a través de programas de humor, concursos,
espacios de contenido liviano que, a través de la risa, permitan a la persona relajarse y dejarse
llevar sin pensar en sus preocupaciones (también es el caso de los programas de chismes o los
programas ómnibus). 

Actualmente, algunos estudios se dedican a la actualización de la teoría de los usos y


gratificaciones aplicada a Internet y las redes sociales. En general, se han incorporado recursos
como videos, juegos, películas y series en línea para satisfacer sus necesidades. Algunas
aproximaciones de esta teoría a la actualidad las retomaremos en la unidad 4, refiriéndonos a las
redes sociales.

Con base en lo abordado hasta aquí, te invitamos a realizar la siguiente actividad de repaso.
Indica cuál es la opción correcta:
Actividades de repaso
¿Mediante qué acción se visibiliza la función de compulsión de normas
sociales?

Mediante la legitimación de ciertos personajes.

Mediante la censura pública.

Mediante el exceso de información.

Justificación

En resumen

A partir de la tercera etapa de la Mass Communication Research surgieron dos estudios en


relación con los medios de comunicación: la teoría funcionalista, que establecía cuáles eran las
funciones que los medios ejercían en la sociedad en pos del mantenimiento del equilibrio social; y
la teoría de usos y gratificaciones, donde se pone el foco en las audiencias y en las necesidades
que buscan satisfacer a través del consumo de los medios de comunicación. 
La escuela de Frankfurt y la teoría
crítica

1. La desconexión entre teoría y práctica


[1]
Adentrarnos en algunos conceptos de la escuela de Frankfurt supone acceder, como señala
Carlos Lista, a otra fuente importante de crítica a la idea predominante de ciencia positivista, a
partir de la tradición intelectual que tiene sus raíces en Hegel y Marx. Uno de sus miembros más
representativos es Jürgen Habermas, sobre cuyas ideas se basa esa sección. El foco de crítica
de estos autores es la concepción del positivismo tradicional del científico social como observador
desinteresado, el que resulta del principio de objetividad del conocimiento científico. 

[1]
Escuela de Frankfurt es la denominación más habitualmente utilizada para identificar a los representantes de la corriente intelectual

neomarxista que tuviera su origen en Institut für Sozialforschung, fundado en Frankfurt en 1923. Debido a los acontecimientos políticos de la

Alemania nazi, sus integrantes emigraron hacia los Estados Unidos y, más tarde, a fines de los cuarenta, retornaron a Alemania. Entre sus más

destacados miembros figuran Max Horkheimer, quien fuera por largo tiempo su director, y Theodor Adorno. (Lista, 2000, p. 55)

Habermas critica el abandono que han hecho las ciencias positivas del concepto griego de
theoria, el que concebía que el conocimiento estaba orientado a educar al ser humano y
emanciparlo de la esclavitud que le imponía la doxa u opinión. Era una forma de acceso a
la sabiduría, un “proceso de cultivo de la persona” para lograr su autonomía, lo que, según
Habermas, como consecuencias de “prescripciones metodológicas” que postulan la
neutralidad valorativa ha sido eliminado como un supuesto de la teoría científica. El punto
crítico es que las ciencias se han tornado ideológicas. Y lejos de proveer a la liberación del
ser humano, se han tornado instrumentos de dominación y manipulación. Lo que la
escuela de Frankfurt precisamente critica es la separación entre teoría y praxis. Con
referencia a ello, Horkheimer (1972 pp. 209-10) expresa:

El estudioso como científico pone atención en la realidad social y sus productos como
extrínsecos a sí mismo y como ciudadano ejercita su interés en ellos a través de artículos
políticos, de su calidad de miembro en partidos políticos y organizaciones de servicios
sociales y de la participación en elecciones. Pero él no unifica estas dos actividades, así
como tampoco lo hace con sus otras actividades, excepto, en el mejor de los casos, por
interpretación psicológica.

Este es el foco de la atención central de la crítica de estos autores al modelo naturalista de


la ciencia, en particular, cuando es aplicado a las ciencias sociales: la ruptura entre la
teoría y la práctica social. (Lista, 2000, pp. 56-57)
A la escuela crítica le parece forzada la separación entre teoría y acción social. Para la teoría
crítica la tarea teórico-científica debe estar guiada por un interés práctico. Pero desde el punto de
vista del positivismo, ¿no conduce asimismo la ciencia a resultados prácticos proveyendo
soluciones a problemas concretos a través de la tecnología? La respuesta está en que el
significado que ambas posiciones dan al interés práctico difiere. El interés práctico de la teoría
científica es el mejoramiento de la existencia humana, el que se realizaría a través de la
autoconciencia y de la comprensión de las condiciones sociales y políticas existentes, de tal
modo que el ser humano pueda ser un sujeto consciente y determinar activamente su propio
modo de vida. En otras palabras, la crítica de las condiciones sociales existentes tiene un
propósito liberador, hay una intención liberadora del ser humano, esclarecedora, podríamos decir,
desenmascaradora. De acuerdo a la escuela crítica, la ciencia, tal como la conciben los
positivistas, no solo no provee esta dimensión crítica, sino, precisamente, opera en sentido
contrario, contribuye a su manipulación, se vuelve ideológica. La autoconciencia favorecerá la
práctica de los actores sociales para que estos autónomamente establezcan sus propias
condiciones de existencia. De ahí el sentido de una crítica orientada a la acción práctica, no solo
del científico, sino del actor social.

¿Debe lo crítico necesariamente negar y primar sobre lo empírico o viceversa? ¿Cómo


compatibilizar un modelo con otro?

La propuesta superadora de Habermas


Carlos Lista señala que Habermas presenta entonces una propuesta superadora a través de una
integración que sintetiza ambos modelos. 
Parte de la idea de que, para entender el conocimiento, debemos comenzar por reconocer
la existencia de diferentes intereses que son constitutivos de este, ya que ellos determinan
lo que constituyen objetos y tipos de conocimiento. Él admite la existencia de tres
intereses cognitivos: el técnico, el práctico y el emancipatorio, a los que corresponden tres
formas o niveles de conocimiento: el empírico-analítico, que se acerca a la idea de ciencia
del modelo positivista o naturalista; el histórico-hermenéutico y el de las ciencias
orientadas críticamente. Cada interés se basa en una dimensión de la existencia humana:
el trabajo corresponde al interés técnico; la interpretación, al interés práctico y el poder, al
emancipatorio. 

a) El interés técnico: para manipular y controlar su entorno y, por lo tanto, para sobrevivir y
preservarse. Los seres humanos desarrollan un primer nivel de acción: el trabajo, que
constituye lo que Max Weber llama un tipo de acción intencional y racional. Es una acción
instrumental:

(…) gobernada por reglas técnicas basadas en conocimiento empírico (…) que implica
predicciones convencionales sobre eventos observables, físicos o sociales. Estas
predicciones pueden ser probadas como correctas o incorrectas. La conducta de la
elección racional está gobernada por estrategias basadas en conocimiento analítico. Ellas
implican deducción de reglas de preferencia (sistemas de valores) y procedimientos de
decisión; estas proposiciones son correctas o incorrectamente deducidas. La acción
intencional-racional logra metas definidas bajo condiciones dadas. Pero mientras la acción
instrumental organiza medios que son apropiados o inapropiados de acuerdo a criterios de
un control efectivo de la realidad, la acción estratégica depende de la correcta evaluación
de posibles elecciones alternativas, las que resultan de cálculos provistos por valores y
máximas. (Habermas, 1970, p. 91-2).

La validez de este tipo de conocimiento se logra por contrastación empírica de este con
los hechos. Habermas, por esta vía, incorpora el conocimiento empírico sin
desnaturalizarlo ni considerarlo imposible o inferior. Lo que sí está atacando
implícitamente es el reclamo de que este tipo de conocimiento es la única y legítima forma
de conocer, y de que, en última instancia, constituye el patrón para la evaluación de todo
otro tipo de conocimiento.

b) El interés práctico: vincula a la necesidad de los seres humanos con una acción en la
que interviene el lenguaje, con lo cual desarrollan un segundo nivel: la interacción o acción
comunicativa. Se trata de la interacción simbólica mediada por el lenguaje y gobernada
por normas consensuales que definen expectativas recíprocas entre los actores sociales,
“(…) su significado está objetivado en comunicación de lenguaje ordinario” (Habermas,
1970, p.92).

Respecto a la validación de este tipo de conocimiento, ya no puede ser la verificación


como en el tipo de conocimiento empírico. 

Mientras que la validez de las reglas técnicas y estratégicas depende de que las
proposiciones sean empíricamente verdaderas y analíticamente correctas, la validez de
las normas sociales está basada solo en la intersubjetividad de la comprensión mutua de
las intenciones y asegurada por un reconocimiento general de las obligaciones.
(Habermas 1970, p. 92).

[Es importante puntualizar que, para Habermas] la interacción entendida como acción
comunicativa no es reducible al interés técnico. En otras palabras, el conocimiento
práctico que corresponde a esta clase de acción es, precisamente, otro tipo distinto del
saber empírico analítico. El conocimiento referido a la interacción simbólica es el histórico-
hermenéutico que se logra dentro de otro marco metodológico diferente al del
conocimiento empírico-analítico. Estas teorías:
(…) no se construyen deductivamente y la experiencia no está organizada con respecto al
éxito de las operaciones. El acceso a los hechos se provee por comprensión del
significado, no por observación. La verificación de hipótesis tipo ley en las ciencias
empírico-analíticas tiene su contraparte aquí en la interpretación de textos. Por lo tanto,
las reglas de la hermenéutica determinan el posible significado de la validez de las
afirmaciones de las ciencias culturales (Habermas, 1971, p. 301).

El interés práctico busca clarificar las condiciones de comunicación e intersubjetividad, a


diferencia del técnico, que intenta controlar y manipular.

De acuerdo con Marx, Habermas concibe que la interacción simbólica se lleva a cabo
dentro de un marco de prácticas e instituciones sociales concretas que hacen que esta
comunicación deje de ser libre y abierta. Esto solo será posible bajo condiciones
materiales que no sean alienantes ni de explotación. Es aquí cuando Habermas introduce
la dimensión crítica.

c) El interés emancipatorio: es la culminación de la síntesis que Habermas intenta realizar,


con la justificación epistemológica del conocimiento crítico. Este tipo de conocimiento,
para él, se funda en el interés emancipatorio que los seres humanos poseen, el que los
lleva a la búsqueda de la libertad para crecer y mejorar. Está orientado, por lo tanto, al
desenmascaramiento de las condiciones que constriñen, dominan y oprimen a los seres
humanos. La interacción entre los seres humanos en sociedad es fundamentalmente
comunicativa e interpretativa, el objetivo del pensamiento crítico es favorecer una acción
comunicativa libre de distorsiones. Esto se lograría exponiendo y descubriendo las
condiciones que distorsionan tal comunicación, como, por ejemplo, la dominación. 

La utopía de Habermas consiste en una sociedad “(…) donde los actores son capaces de
comunicarse sin distorsión, de lograr un sentido de los estados subjetivos de cada uno y
de reconciliar abiertamente sus diferencias a través de la argumentación libre de
resistencias externas y de coerción” (Habermas, 1971, p. 312). (Lista, 2000, pp. 62-69)
La ciencia, según Habermas, reduce los asuntos políticos a problemas técnicos. Al hacerlo,
sustrae estos asuntos del debate público y los coloca fuera del alcance de los actores sociales,
de manera que se legitima el poder del experto y de las organizaciones burocráticas. En otras
palabras, la ciencia, según Habermas, se ha transformado en una ciencia que legitima el poder
del tecnócrata. La conciencia tecnocrática como ideología propagada por el Estado no provee
solo de soluciones técnicas a problemas sociales, sino que es una manera particular de organizar
la vida social. La acción emancipadora debe ser, entonces, un medio para liberar al actor social
de estructuras de dominación burocráticas y tecnocráticas. El conocimiento de lo social no puede
concebirse desde tal perspectiva como empírico e instrumental, sino que debemos incorporar
esta otra instancia, la crítica.
Siguiendo con el ejemplo del Festival de Doma y Folklore de Jesús María, podemos concebir a
este evento como una representación de la sociedad y su funcionamiento. Su organización y
accionar se materializa a través del trabajo y la reproducción de modelos culturales y
tradicionales. Los sujetos interpretan esta reproducción de modo naturalizado y estructurado.
Este modelo es transmitido de generación en generación y avalado por el Estado y la sociedad a
través de su legitimación social. Ahora bien, la acción emancipadora permitiría que, en ese
contexto, surjan sujetos que comiencen a preguntarse el porqué de ese accionar y esas
costumbres, es decir, que aporten una mirada crítica sobre las estructuras de dominación que
mantienen las tradiciones. 

En resumen
En esta lectura, abordamos el pensamiento de Habermas, uno de los referentes de la escuela de
Franckfurt. El autor parte de la idea de que, para entender el conocimiento, debemos comenzar
por reconocer la existencia de diferentes intereses que son constitutivos de este, ya que ellos
determinan lo que constituyen objetos y tipos de conocimiento. Admite la existencia de tres
intereses cognitivos: el técnico, el práctico y el emancipatorio. A ellos les corresponden tres
formas o niveles de conocimiento: el empírico-analítico, que se acerca a la idea de ciencia del
modelo positivista o naturalista; el histórico-hermenéutico y el de las ciencias orientadas
críticamente. Cada interés se basa en una dimensión de la existencia humana: el trabajo
corresponde al interés técnico; la interpretación, al interés práctico; y el poder, al emancipatorio. 

Referencias
Lista, C. (2000). Los paradigmas del análisis sociológico. UNC. 

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