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Escuela de Frankfurt
Introducción
El doctor Carlos Lista señala que:
El funcionalismo sociológico adquirió gran difusión en la década del cincuenta y
sesenta, especialmente, en Estados Unidos, al punto de que, en gran medida,
durante ese período, se tendía a identificar a la sociología con la teoría
funcionalista. Esta escuela de pensamiento representa el desarrollo que algunos
teóricos norteamericanos, particularmente, Talcott Parsons y Robert K. Merton
hicieron de algunas de las ideas de los sociólogos clásicos europeos como Max
Weber y Emile Durkheim. (2000, p. 134)
A entender de nuestro referente de acercamiento a la sociología, Merton es el más
accesible y quien se encargó de operativizar y esquematizar su estudio, lo que, además,
explicaría la notable influencia que este autor ha tenido en la investigación sociológica.
Los siguientes son algunos de los supuestos teóricos más generales y compartidos por
los pensadores funcionalistas, los que contribuyeron a dar un nuevo desarrollo y, en
cierta medida, una nueva dirección al modelo de consenso:
Esta necesidad se da no solo dentro del sistema social en sí mismo, sino, además, entre
el sistema social y el sistema cultural y entre el sistema social y el sistema de la
personalidad. A tal fin, dos requisitos funcionales deben ser satisfechos, según Parsons,
como se cita en Lista:
a. El sistema social debe poseer una proporción suficiente de actores que lo
componen, adecuadamente motivados para actuar de acuerdo con los requisitos
del sistema de roles.
Referencias
Lista, C. (2000). Los paradigmas del análisis sociológico. UNC.
La crítica al modelo funcionalista
Descriptos los aspectos esenciales del funcionalismo con Parsons y Merton como
exponentes centrales, Carlos Lista presenta, en resumen, un análisis crítico al modelo
consensual de estos autores. La tendencia a describir el statu quo, la orientación
conservadora, el problema tautológico, junto con la preeminencia del sistema y el
problema teleológico son los principales puntos.
Nos referiremos a los primeros estudios de Harold Lasswell, para continuar con los
aportes de Paul Félix Lazarsfeld y Robert Merton, y finalizar con la ruptura que se
produce luego de la propuesta de Katz, Gurevitch y Blummer en su teoría de usos y
gratificaciones.
La propuesta de Lasswell
Entre los comienzos del siglo XX y hasta los años 30, la creencia en torno a los medios
de comunicación era que ejercían una fuerte influencia sobre las actitudes y las
conductas de las personas. Los primeros medios masivos fueron el cine (cuyas primeras
proyecciones estuvieron a cargo de los hermanos Lumière en 1895) y la radio (cuyos
desarrollos se extendieron por años hasta que comenzó a transmitirse regularmente en
1920).
En 1927, Harold Lasswell comienza a trabajar sobre los efectos que producía en las
personas la propaganda bélica difundida a lo largo de la Primera Guerra Mundial.
Lasswell indicaba que la propaganda era uno de los instrumentos más poderosos del
mundo moderno. El receptor, así era considerado por Lasswell, era de carácter pasivo y
respondía a estímulos en forma mecánica (su propuesta era de base mecanicista =
estímulo – respuesta). Los receptores eran considerados, entonces, como de carácter
homogéneo y desarrollaban acciones a partir de procesos irracionales (conductas
heredadas).
El modelo de la aguja hipodérmica o bala mágica tenía como fundamento la idea de que
la persuasión se producía por un efecto directo entre el contenido de los medios y los
receptores. Según Lasswell, cualquier persona alcanzada por la propaganda podía ser
controlada, manipulada e inducida a actuar.
El mayor ejemplo de esta teoría se vio reflejado en el relato de La guerra de los mundos.
Esta obra escrita, expresada en un libro, fue llevada a la radio en 1938 por Orson
Welles, a través de una dramatización de radionovela. Más de seis millones de personas
lo siguieron a través de la radio y creyeron que, realmente, estaba sucediendo una
invasión alienígena, lo que provocó el pánico y el caos social.
Cuando Lasswell habla del “quién” se refiere, por supuesto, al emisor del
mensaje y a los factores que inician y guían el acto comunicativo.
El “dice qué”, el contenido, es abordado tiempo después, a partir de una
técnica específica que fue el análisis de contenido (y permitía sistematizar y
estructurar el mensaje emitido para ser luego interpretado).
La pregunta: ¿por qué canal?, habla del medio mismo de comunicación.
El ¿a quién?, hace referencia a la audiencia.
Y, finalmente, el aporte más significativo de Lasswell a las teorías de la
comunicación: el preguntarse “cuáles eran los efectos” que los medios
producían en sus receptores.
Siguiendo con el ejemplo del Festival de Doma y Folklore de Jesús María, podemos
analizar este modelo en una de sus gráficas publicitarias:
Fuente: [Imagen sin título sobre Festival de Jesús María]. (s. f.). http://bit.ly/3j3Axs2
En los años 40, Lazarsfeld, Berelson y Gaudet se ocupan de estudiar los efectos de la
campaña presidencial en Erie County (Ohio), Estados Unidos. Su intención era
comprender cómo influía la propaganda política en las decisiones personales de los
votantes. Lo que concluyeron fue que, si bien los medios eran de gran valor para
reforzar actitudes o valoraciones preexistentes, no funcionaban como una aguja
hipodérmica persuadiendo a las audiencias sin más. Es por ello que, a partir del trabajo
de Lazarsfeld, pierde vigencia el modelo estímulo - respuesta. Se pone el acento,
entonces, en la situación particular de los receptores (se deja de considerarlos como una
masa). Al mismo tiempo, cobran mayor importancia los estudios psicológicos que
trabajan sobre el concepto de actitud y comienza a hablarse de mediaciones en la
comunicación. Se impone el modelo estímulo – mediación – respuesta, en el que la
influencia social de los grupos y comunidades (el papel de los líderes de opinión)
adquiere una fuerte importancia. Lo que sostenía Lazarsfeld era que los individuos
tenían valores y normas que preexistían a las campañas propagandísticas, y que estas
tenían la capacidad de persuadir o reforzar las ideas que las personas ya tenían
incorporadas. Su teoría se llamó Two Step Flow, (traducida al castellano como
‘comunicación en dos pasos’).
Actividad de repaso
Tanto la teoría de la aguja hipodérmica como la teoría de Two Step
of Flow formaron parte de los estudios de la escuela de Franckfurt.
Verdadero.
Falso.
Justificación
En resumen
Referencias
[Imagen sin título sobre Festival de Jesús María]. (s. f.).
https://festivalesargentina.com/festival-de-doma-y-folklore-de-jesus-maria-2023/
Se trata del tercer momento de la Mass Communication Research, en el que destacan Lasswell,
Lazarsfeld y Merton. En pleno auge del estructural funcionalismo llevado adelante por Talcott
Parsons, autores como Lasswell, Merton y Lazarsfeld se apoyaron en sus concepciones de la
sociedad para avanzar en el desarrollo de una teoría sobre los efectos de los medios en las
audiencias.
Dejó de hablarse de efectos para comenzar a pensar en términos de funciones de los medios. Es
decir, la pregunta para formular era: ¿cómo contribuyen los medios al equilibrio social?
Esta idea tiene como fundamento una concepción de la sociedad como un todo. El sistema social,
de acuerdo a la teoría funcionalista, buscaría permanentemente el equilibrio (aparece el concepto
de homeostasis). Ese sistema estaría compuesto por subsistemas que se relacionarían entre sí.
Los diferentes grupos desarrollarían funciones o disfunciones. Es decir, algunos colaborarían para
lograr el equilibrio buscado y otros no.
Merton propuso una definición de las funciones que explicaba que una función era una
consecuencia objetiva y observable, que contribuye al equilibrio del sistema; una disfunción, era
entonces, para él, una consecuencia objetiva y observable, que no contribuye al equilibrio del
sistema social. En este sentido, Lazarsfeld y Merton generaron dos funciones y una disfunción.
Estas eran:
- La función otorgadora de status describe cómo los medios “bañan” de legitimidad a los
personajes que por ellos circulan (periodistas, locutores, conductores). Un ejemplo que podemos
ofrecer al respecto tiene relación con los reality show, programas que toman a personas comunes
y, a partir de su exposición mediática, los convierten en celebridades: Gran Hermano (Big Brother)
y sus repercusiones mediáticas (muchos de sus participantes son hoy famosos).
- La disfunción narcotizante parte de la sensación que puede tener un receptor de que, por el solo
hecho de estar muy informado (ver todos los noticieros, escuchar la radio, leer el diario,
informarse por las redes sociales) ya se encuentra realizando algo, es decir, se encuentra
aparentemente en acción (aunque, en realidad, permanece inmóvil, solo escucha, lee y se
informa a través de los medios). Quizás, la persona está perfectamente actualizada del panorama
político de su país reflejado por los medios de comunicación, pero en la realidad, no participa de
ninguna manera en la sociedad formando parte de alguna institución, organización social o
partido político.
Por su parte, las funciones que definió Harold Laswell relativas a los medios de comunicación son
las siguientes:
- La función de vigilancia del entorno: los medios nos permiten saber qué sucede en el afuera, si
hay peligros, lo que ocurre en el día a día. Funcionan como una suerte de periscopio que nos
permite asomarnos al exterior.
Siguiendo con el caso del Festival de Doma y Folklore, podemos observar y analizar las
funciones desde dos enfoques de los medios: aquellos que estén a favor del evento y los que no.
-A favor: estos medios resaltarán la tradición y la cultura que se expresa mediante el festival, por
ejemplo, la música, la jineteada, el encuentro, los valores y costumbres del campo, etc. Al ser un
evento tan multitudinario, los cantantes o músicos que pasen por su escenario serán reconocidos
nacionalmente, ampliarán su prestigio y, por lo tanto, los sujetos adquirirán status.
-En contra: mientras los medios a favor lo toman como un evento favorable, los medios en contra
denunciarán el maltrato animal y acusarán a los medios a favor de aplicar el efecto narcotizante a
través de una sobreinformación y visibilización de ciertas características del evento. Es decir,
potenciar las tradiciones sin reconocer o preguntarse el accionar de estas.
Cognoscitiva (información).
Afectiva, estética (refuerzos emotivos o estéticos).
Integradora a nivel de la personalidad (status, seguridad).
De integración social (refuerzo de contactos).
De evasión.
Con base en lo abordado hasta aquí, te invitamos a realizar la siguiente actividad de repaso.
Indica cuál es la opción correcta:
Actividades de repaso
¿Mediante qué acción se visibiliza la función de compulsión de normas
sociales?
Justificación
En resumen
[1]
Escuela de Frankfurt es la denominación más habitualmente utilizada para identificar a los representantes de la corriente intelectual
neomarxista que tuviera su origen en Institut für Sozialforschung, fundado en Frankfurt en 1923. Debido a los acontecimientos políticos de la
Alemania nazi, sus integrantes emigraron hacia los Estados Unidos y, más tarde, a fines de los cuarenta, retornaron a Alemania. Entre sus más
destacados miembros figuran Max Horkheimer, quien fuera por largo tiempo su director, y Theodor Adorno. (Lista, 2000, p. 55)
Habermas critica el abandono que han hecho las ciencias positivas del concepto griego de
theoria, el que concebía que el conocimiento estaba orientado a educar al ser humano y
emanciparlo de la esclavitud que le imponía la doxa u opinión. Era una forma de acceso a
la sabiduría, un “proceso de cultivo de la persona” para lograr su autonomía, lo que, según
Habermas, como consecuencias de “prescripciones metodológicas” que postulan la
neutralidad valorativa ha sido eliminado como un supuesto de la teoría científica. El punto
crítico es que las ciencias se han tornado ideológicas. Y lejos de proveer a la liberación del
ser humano, se han tornado instrumentos de dominación y manipulación. Lo que la
escuela de Frankfurt precisamente critica es la separación entre teoría y praxis. Con
referencia a ello, Horkheimer (1972 pp. 209-10) expresa:
El estudioso como científico pone atención en la realidad social y sus productos como
extrínsecos a sí mismo y como ciudadano ejercita su interés en ellos a través de artículos
políticos, de su calidad de miembro en partidos políticos y organizaciones de servicios
sociales y de la participación en elecciones. Pero él no unifica estas dos actividades, así
como tampoco lo hace con sus otras actividades, excepto, en el mejor de los casos, por
interpretación psicológica.
a) El interés técnico: para manipular y controlar su entorno y, por lo tanto, para sobrevivir y
preservarse. Los seres humanos desarrollan un primer nivel de acción: el trabajo, que
constituye lo que Max Weber llama un tipo de acción intencional y racional. Es una acción
instrumental:
(…) gobernada por reglas técnicas basadas en conocimiento empírico (…) que implica
predicciones convencionales sobre eventos observables, físicos o sociales. Estas
predicciones pueden ser probadas como correctas o incorrectas. La conducta de la
elección racional está gobernada por estrategias basadas en conocimiento analítico. Ellas
implican deducción de reglas de preferencia (sistemas de valores) y procedimientos de
decisión; estas proposiciones son correctas o incorrectamente deducidas. La acción
intencional-racional logra metas definidas bajo condiciones dadas. Pero mientras la acción
instrumental organiza medios que son apropiados o inapropiados de acuerdo a criterios de
un control efectivo de la realidad, la acción estratégica depende de la correcta evaluación
de posibles elecciones alternativas, las que resultan de cálculos provistos por valores y
máximas. (Habermas, 1970, p. 91-2).
La validez de este tipo de conocimiento se logra por contrastación empírica de este con
los hechos. Habermas, por esta vía, incorpora el conocimiento empírico sin
desnaturalizarlo ni considerarlo imposible o inferior. Lo que sí está atacando
implícitamente es el reclamo de que este tipo de conocimiento es la única y legítima forma
de conocer, y de que, en última instancia, constituye el patrón para la evaluación de todo
otro tipo de conocimiento.
b) El interés práctico: vincula a la necesidad de los seres humanos con una acción en la
que interviene el lenguaje, con lo cual desarrollan un segundo nivel: la interacción o acción
comunicativa. Se trata de la interacción simbólica mediada por el lenguaje y gobernada
por normas consensuales que definen expectativas recíprocas entre los actores sociales,
“(…) su significado está objetivado en comunicación de lenguaje ordinario” (Habermas,
1970, p.92).
Mientras que la validez de las reglas técnicas y estratégicas depende de que las
proposiciones sean empíricamente verdaderas y analíticamente correctas, la validez de
las normas sociales está basada solo en la intersubjetividad de la comprensión mutua de
las intenciones y asegurada por un reconocimiento general de las obligaciones.
(Habermas 1970, p. 92).
[Es importante puntualizar que, para Habermas] la interacción entendida como acción
comunicativa no es reducible al interés técnico. En otras palabras, el conocimiento
práctico que corresponde a esta clase de acción es, precisamente, otro tipo distinto del
saber empírico analítico. El conocimiento referido a la interacción simbólica es el histórico-
hermenéutico que se logra dentro de otro marco metodológico diferente al del
conocimiento empírico-analítico. Estas teorías:
(…) no se construyen deductivamente y la experiencia no está organizada con respecto al
éxito de las operaciones. El acceso a los hechos se provee por comprensión del
significado, no por observación. La verificación de hipótesis tipo ley en las ciencias
empírico-analíticas tiene su contraparte aquí en la interpretación de textos. Por lo tanto,
las reglas de la hermenéutica determinan el posible significado de la validez de las
afirmaciones de las ciencias culturales (Habermas, 1971, p. 301).
De acuerdo con Marx, Habermas concibe que la interacción simbólica se lleva a cabo
dentro de un marco de prácticas e instituciones sociales concretas que hacen que esta
comunicación deje de ser libre y abierta. Esto solo será posible bajo condiciones
materiales que no sean alienantes ni de explotación. Es aquí cuando Habermas introduce
la dimensión crítica.
La utopía de Habermas consiste en una sociedad “(…) donde los actores son capaces de
comunicarse sin distorsión, de lograr un sentido de los estados subjetivos de cada uno y
de reconciliar abiertamente sus diferencias a través de la argumentación libre de
resistencias externas y de coerción” (Habermas, 1971, p. 312). (Lista, 2000, pp. 62-69)
La ciencia, según Habermas, reduce los asuntos políticos a problemas técnicos. Al hacerlo,
sustrae estos asuntos del debate público y los coloca fuera del alcance de los actores sociales,
de manera que se legitima el poder del experto y de las organizaciones burocráticas. En otras
palabras, la ciencia, según Habermas, se ha transformado en una ciencia que legitima el poder
del tecnócrata. La conciencia tecnocrática como ideología propagada por el Estado no provee
solo de soluciones técnicas a problemas sociales, sino que es una manera particular de organizar
la vida social. La acción emancipadora debe ser, entonces, un medio para liberar al actor social
de estructuras de dominación burocráticas y tecnocráticas. El conocimiento de lo social no puede
concebirse desde tal perspectiva como empírico e instrumental, sino que debemos incorporar
esta otra instancia, la crítica.
Siguiendo con el ejemplo del Festival de Doma y Folklore de Jesús María, podemos concebir a
este evento como una representación de la sociedad y su funcionamiento. Su organización y
accionar se materializa a través del trabajo y la reproducción de modelos culturales y
tradicionales. Los sujetos interpretan esta reproducción de modo naturalizado y estructurado.
Este modelo es transmitido de generación en generación y avalado por el Estado y la sociedad a
través de su legitimación social. Ahora bien, la acción emancipadora permitiría que, en ese
contexto, surjan sujetos que comiencen a preguntarse el porqué de ese accionar y esas
costumbres, es decir, que aporten una mirada crítica sobre las estructuras de dominación que
mantienen las tradiciones.
En resumen
En esta lectura, abordamos el pensamiento de Habermas, uno de los referentes de la escuela de
Franckfurt. El autor parte de la idea de que, para entender el conocimiento, debemos comenzar
por reconocer la existencia de diferentes intereses que son constitutivos de este, ya que ellos
determinan lo que constituyen objetos y tipos de conocimiento. Admite la existencia de tres
intereses cognitivos: el técnico, el práctico y el emancipatorio. A ellos les corresponden tres
formas o niveles de conocimiento: el empírico-analítico, que se acerca a la idea de ciencia del
modelo positivista o naturalista; el histórico-hermenéutico y el de las ciencias orientadas
críticamente. Cada interés se basa en una dimensión de la existencia humana: el trabajo
corresponde al interés técnico; la interpretación, al interés práctico; y el poder, al emancipatorio.
Referencias
Lista, C. (2000). Los paradigmas del análisis sociológico. UNC.