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Clase 4 - Invención de la INFANCIA

INSTITUTO “SAN ALBERTO Y SAN ENRIQUE”


Profesorado en Educación PRIMARIA
Profesorado Educación TECNOLOGICA
Asignatura “PEDAGOGIA”

Clase 4 – Invención de la INFANCIA


Algunos temas que abordaremos en el desarrollo de la clase 4…

La infancia como problema y construcción social.


Los niños en el "Ancien Régime".
Características de la concepción moderna de infancia
La pedagogización de la infancia: del niño al alumno.
Infancia y Pedagogía. Infancia y Escuela Moderna.
Infantilización y Escolarización.

ARIES realiza dos afirmaciones sobre la infancia

PRIMERA SEGUNDA

La infancia como una etapa anterior a la


adultez, pero sin diferenciarla, no existían Dos momentos
sentimientos. (del sometimiento al sentimiento)

NIÑOS, ni queridos ni odiados, inevitables. “Mignotage” “Infancia”


Compartían con los adultos todas las Dependencia del Objeto de estudio y
actividades. adulto (cuidados) normalización.
No se diferenciaban, ni en la ropa ni en el Proceso de
trabajo. INFANTILIZACION ESCOLARIZACION

FLANDRIN: la infancia como producto “Moderno e Industrial”


GUILEN: recorte de la figura del niño, es un proceso lento y complejo (infantilización).

PROCESO DE INFANTILIZACION.
Los niños como agentes heterónomos, la escuela cumple la función pedagógica que concreta la
INFANCIA “deseada y normal”, en una sociedad deseada.
La ESCOLARIZACION acompaña en paralelo el proceso de INFANTILIZACION.
Luego a través de la Escuela Moderno el niño (infante) se SUJETA se apropia de la cultura,
sujetándolo a las expectativas, comportamientos, etc. Direccionando su desarrollo.
La condición de ALUMNO dentro de Coordenadas Escolares logran la Formalización.

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Clase 4 - Invención de la INFANCIA

FRAGMENTOS PARA PENSAR…

Si para la pedagogía la infancia es un hecho dado (natural) las investigaciones inauguradas por
Aries demostrarán que la infancia es un producto histórico moderno. La infancia es una
construcción reciente, un producto de la modernidad, no en sus trazos biológicos, sino en su
constitución histórica y social.

En la modernidad la infancia deja de ocupar su lugar como residuo de la vida comunitaria, como
parte de un gran cuerpo colectivo (Gélis, 1986). Ahora el niño comienza a ser percibido como un
ser inacabado, que necesita resguardo y protección.

Esta transformación implica la aparición del cuerpo infantil. Cuerpo para ser amado y educado.
Creación de un núcleo donde el sentimiento y la conciencia de estos deberes de amor y educación
son la unidad básica de integración: la familia. En lo que Aries denomina el "Ancien Régime", los
niños no eran ni queridos ni odiados sino simplemente inevitables. Compartían con los adultos las
actividades lúdicas, educacionales y productivas. Los niños no se diferenciaban de los adultos ni
por la ropa que portaban ni por los trabajos que efectuaban ni por las cosas que normalmente
decían o callaban (un adulto-pequeño).

La escuela moderna, tal como se la conoce en su etapa de esplendor de los años finales del siglo
XIX y hasta bien entrado el siguiente siglo, tiene lugar paralelamente al nacimiento de la infancia.
Para Aries, como para la mayor parte de los historiadores de la niñez, el nacimiento de la infancia,
de la familia y de la escuela moderna representan procesos paralelos y sumamente ricos en
relaciones recíprocas. Es por eso que para este autor la escolarización de la infancia implica la
infantilización.

El nacimiento de una infancia moderna trae de suyo el necesario alejamiento del niño con relación
a la vida cotidiana de los adultos; alejamiento que es determinante ya que implica un paso
constitutivo en la confirmación de la infancia como nuevo cuerpo. La aparición de la escuela es un
hecho emparentado a este alejamiento: a la vez causa y consecuencia.

Fundación de la infancia…Espejos| EGUARDO GALEANO.

Cuando no los mataba la peste, a los niños pobres se los llevaba el frío o el hambre. La ejecución
por hambre podía ocurrir en los días tempranos, si no sobraba bastante leche en las tetas de las
madres, que eran nodrizas pobres de bebés ricos. Pero tampoco los bebés de buena cuna se
asomaban a una vida fácil.
En toda Europa, los adultos contribuían a elevar la tasa de mortalidad infantil sometiendo a sus
hijos a una educación más bien severa. El ciclo educativo comenzaba cuando el bebé era
convertido en momia. Cada día, la servidumbre lo embutía, de la cabeza a los pies, en un
envoltorio de vendas y fajas muy apretadas.
Así se cerraban sus poros al paso de las pestes y los vapores satánicos que poblaban el aire, y se
lograba que la criatura no molestara a los adultos. El bebé, prisionero, mal podía respirar, ni se le
ocurría llorar y sus piernas y brazos estrujados le prohibían moverse.
Si las llagas o la gangrena no lo impedían, este paquete humano pasaba a las etapas siguientes.
Mediante el uso de correas le enseñaban a pararse y a caminar como Dios manda, evitando la
costumbre animal de andar en cuatro patas. Y después, cuando ya estaba más crecidito,
comenzaba el uso intensivo del látigo de nueve colas, los bastones, las palmetas, las varas de
madera o hierro y otros instrumentos pedagógicos.
Ni los reyes se salvaban. El rey francés Luis XIII fue coronado cuando cumplió ocho años, y
empezó el día recibiendo una ración de azotes. El rey sobrevivió a su infancia.
Otros niños también sobrevivieron, quién sabe cómo, y fueron adultos perfectamente entrenados
para educar a sus hijos.

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Eduardo Galeano (del Libro Espejos. Ed. Siglo XXI )


Angelitos de Dios

Cuando Flora Tristán viajó a Londres, quedó impresionada porque las madres inglesas jamás
acariciaban a sus hijos. Los niños ocupaban el último peldaño de la escala social, por debajo de las
mujeres. Eran tan dignos de confianza como una espada rota.
Sin embargo, tres siglos antes había sido inglés el primer europeo de alta jerarquía que había
reivindicado a los niños como personas dignas de respeto y disfrute. Tomás Moro los quería y los
defendía, jugaba con ellos cada vez que podía y con ellos compartía el deseo de que la vida fuera
un juego de nunca acabar.
Mucho no perduró su ejemplo.
Durante siglos, y hasta hace muy poco, fue legal el castigo de los niños en las escuelas inglesas.
Democráticamente, sin distinción de clases, la civilización adulta tenía el derecho de corregir la
barbarie infantil azotando a las niñas con correas y golpeando a los niños con varas o cachiporras.
Al servicio de la moral social, estos instrumentos de disciplina corrigieron los vicios y las
desviaciones de muchas generaciones de descarriados.
Recién en el año 1986, las correas, las varas y las cachiporras fueron prohibidas en las escuelas
públicas inglesas. Después, también se prohibieron en las escuelas privadas.
Para evitar que los niños sean niños, los padres pueden castigarlos, siempre que los golpes se
apliquen 'en medida razonable y sin dejar marcas.'

BIBLIOGRAFIA OBLIGATORIA:

CARASSAI, M. “El niño del mañana, ¿quiénes son los niños de hoy?”. Contexto Educativo N° 29,
Año V. Revista digital de educación.
NARODOWSKI, M. Infancia y poder. La conformación de la pedagogía moderna. Capítulo 1 “Un
cuerpo para la institución escolar”. Aique Grupo
BAQUERO R. y NARODOWSKI, M. "¿Existe la infancia?", en: Revista IICE Año III Nº 6, Miño y
Dávila, Bs.As.

VIDEOS SUGERIDOS:
Oliver TWIF trabajo sepulturero, Rev. Industrial, la vida en la calle.

BIBLIOGRAFIA SUGERIDA AMPLIATORIA:


ARIES, Philippe. La Infancia. En Vol. VI Enciclopedia Einaudi (1979)
ARIÈS, Philippe. El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen. Cap. 2 El descubrimiento de la
infancia. Barcelona, Taurus.

NOTA PERIODISTICA SUGERIDA:


Diario EL MUNDO| La miseria infantil en la gloriosa era Victoriana
https://www.elmundo.es/suplementos/magazine/2005/322/1132765480.html

OBRA CLASICA O PELICULA SUGERIDA:


“Oliver Twist” - Charles Dickens (novela) - Roman Polanski (película)

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Clase 4 - Invención de la INFANCIA

REVISTA CONTEXTO EDUCATIVO.


Revista digital de educación y nuevas tecnologías.
Número 29 - Año V

“El niño del mañana”


¿quiénes son los niños hoy?

Lic. Mariela A. Carassai.

El objetivo de este trabajo será indagar acerca de la concepción moderna de infancia y su estado actual. Para ello
se tratará de construir cuales son las características de la concepción moderna de infancia, indagar si ha habido
cambios en esta concepción y detectar cuál es el estado actual de esta concepción.

A partir del siglo XVIII aparece un interés distinto por el niño que culminará con una concepción de la infancia
distinta y propia de la modernidad. La escuela surge como producto de la modernidad, como así también la
concepción de infancia. De esta forma, la escuela impone su forma de sociabilización que se ejerce sobre la
población infantil, es decir, implica formas de disciplinamiento que son canalizadas por esta institución.

La niñez constituye a su vez el elemento por el cual no hubiese sido posible la producción pedagógica, que no
sólo proyecta una infancia deseada sino también constituye una fuente de preocupaciones teóricas, como las
expresadas por la psicología y la pediatría, entre otras.

De todas ellas, la pedagogía es la que elabora un discurso de la infancia en situación escolar, en donde se imprime
e impregna toda la producción disciplinaria; abocándose a la infancia integrada en las instituciones escolares que
se especializan en producir adultos siendo considerado al niño en tanto que es alumno.

Fue Phillipe Ariés en 1960 quien desde el ámbito de la historia y la demografía afirma sobre ciertas
características históricas de la infancia, demostrando que esta se trata de una construcción histórica moderna, en
la que además la institución escolar, ocupa un rol destacado.

Cabe aclarar que anteriormente a esta concepción, los niños eran considerados como adultos pequeños, es
decir, no se diferenciaban de los adultos; lo que Ariés denomina “Ancien Régime”. Según Gélis, “la infancia
deja de ocupar su lugar como residuo de la vida comunitaria, como parte de un gran cuerpo colectivo” .

Esta concepción nueva de la infancia, entendiéndola desde una perspectiva histórica (y por lo tanto cambiante) es
una construcción social que tiene determinadas características: se concibe al niño como un cuerpo
heterónomo, que necesita ser educado y que es dependiente de los adultos; en términos de Gélis, “el niño es
una cera blanda”.

La infancia es una construcción moderna, difundida por la adjudicación de características como la


dependencia y la heteronomía, a una parte de la sociedad, características que se plasman en instituciones y
discursos que “son punto de partida y de llegada de la pedagogía”.

Ariés destaca el surgimiento del “sentimiento de infancia” a partir del siglo XV en Europa, debido a las nuevas
formas de tráfico comercial y producción mercantil que hacen eclosión finalizando en la Edad Media con una
lenta transformación de actitudes, sentimientos y relaciones frente a la infancia.

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En la modernidad, el niño es percibido como un ser inacabado, carente, reconociéndose en este la


necesidad de resguardo y protección. “Esta transformación implica la aparición del cuerpo infantil”
(Narodowski, 1994)

Es a partir de los siglos XV a XVII, cuando se vislumbra un cambio de responsabilidades atribuidas a los más
pequeños, como un cuerpo que inspira amor, ternura y preocupación, que necesita ser amado y educado, deberes
cuya responsabilidad está a cargo la familia.

De modo que este “sentimiento de infancia” con relación a la niñez implica una nueva caracterización, en donde
la dependencia constituye no sólo una diferencia con el adulto, sino también un sometimiento a este, ya que el
niño es carente, necesitado de protección e incompleto. Estas faltas solo podrán ser compensadas por el adulto
que es un ser autónomo, independiente y completo.

Sin este sentimiento moderno de infancia no hubiese sido posible la producción de un discurso pedagógico
como el expresado en el Émile ou de l´education de Jean Rousseau; donde aparecen estas reflexiones acerca de la
infancia y que configuran la pedagogía moderna. En este texto, se da a la niñez un lugar especial, caracterizado y
determinado, diferenciándolo del adulto.

“La obra descubre la infancia nombrándola y normatizando su existencia” (Narodowski, 1994) Este
descubrimiento implica amarlo, reivindicarlo, comprenderlo y protegerlo; ya que el paso del niño al adulto se va
dando de una forma natural: del no-adulto a la adultez, de la dependencia a la autonomía, de la carencia de razón
a la razón adulta. En este sentido, la educación es el instrumento que permite que esto transcurra naturalmente.

En el Emile, el niño es carente de razón adulta, por lo que necesita de un adulto, de su protección, de las leyes de
un adulto, es decir, es un ser heterónomo. Es el adulto quien compensa la carencia del infante evitando aquello
que es antinatural y que le permita al niño seguir el natural sendero hacia la adultez.

Comenius en “La Didáctica Magna” (136 años antes de que la pedagogía diera a luz a la infancia moderna en el
Émile) expone una concepción de infancia totalmente distinta a la expuesta por Rousseau, ya que el cuerpo
infantil no es objeto de reflexión, lo que interesa es hallar el “orden en todo”, la gradualidad que va de lo más
simple a lo más complejo. Donde la infancia también está sujeta a esta gradualidad que va de lo simple y carente
a la completitud.

La diferencia fundamental entre estos dos autores reside en que mientras para Rousseau la infancia implica una
peculiaridad humana en el sentido de la capacidad natural de ser formado “la naturaleza quiere que los niños sean
niños antes de ser hombres” (Émile, pag.: 108); para Comenius, la infancia implica un proceso gradual que va
desde lo simple (el niño) a lo complejo (el adulto) como en todas las cosas, radicando la diferencia en una
cuestión de grado de desenvolvimiento en donde lo importante es la acción sobre la niñez a través de un método
de enseñanza eficaz que enseñe “todo a todos”, denominado “ideal pansófico”. En Comenius, niño y alumno son
indistinguibles.

El nacimiento de la infancia moderna trae el necesario alejamiento de niño en relacion con la vida
cotidiana de los adultos, siendo la escuela quien contribuye a este alejamiento. Se deja de considerar al
niño como “adulto pequeño” para colocarlo en su lugar de infante. Como se mencionó anteriormente,
junto con el nacimiento del sentimiento de infancia, también surgieron otros discursos que normativizaron
al cuerpo infantil y demarcaron los límites entre este y la adultez.

Es gracias a la acción del discurso pedagógico que han sido posibles las categorías y conceptos que a lo largo de
la modernidad han teñido el pensamiento acerca de la infancia. De modo que es a partir de esta concepción de
niño, que se construye al objeto alumno, del que se desprenden distintos atributos a partir de la escolarización, es
decir, de la absorción y el encierro del cuerpo infantil. El alumno, en tanto infante y el maestro, en tanto adulto,
les atañe distintos deberes y derechos impuestos por el discurso pedagógico.

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Resumiendo lo anterior, lo que garantiza la permanencia de la niñez en la escuela, es la disciplina, entendida


esta desde una perspectiva foucaultiana, implica una manipulación del cuerpo infantil que se educa, que
obedece y se le da forma, se trata de un cuerpo dócil, maleable, que permite un control minucioso del
cuerpo del niño, un disciplinamiento. La pedagogía va a ser la disciplina que va a categorizar la infancia por
medio del discurso pedagógico.

Ariès señala que “la infancia ha permanecido en la sombra durante bastantes siglos. No es, pues, sorprendente
verla reaparecer en la época en la que la cultura escrita y por consiguiente la escuela, reconquista sus derechos y
se difunde a partir del siglo XII”

De modo que “la infancia se constituye escolarmente y una parte cuantitativamente relevante de la
población es infantilizada a través del ejercicio de una relación de poder instituida en el ámbito
denominado ‘escuela'” (Narodowski, 1994)

Cabe aclarar que la pedagogía comeniana implanta una serie de dispositivos discursivos sin los cuales es
prácticamente imposible comprender la mayor parte de las posiciones pedagógicas. En este trabajo prestaremos
especial atención a uno de ellos, la alianza escuela-familia, debido a que representa el encierro del cuerpo infantil
en esta institución que surge simultáneamente con el sentimiento moderno de infancia, como así también uno de
los que hace efectivo el ideal pansófico anteriormente mencionado.

La operación de universalización comienza con el pase de la educación familiar a la escolarización, ya que ya no


alcanza la acción del padre para educar correctamente a los hijos; son los especialistas que, con métodos
racionales, habrán de actuar ordenadamente y eficientemente sobre la niñez. Este pasaje de la acción del padre
que no es suficiente y carente de método racional, pasa a ser desempeñada por el docente. Este traspaso de la
educación infantil a la esfera pública requiere de un dispositivo de Alianza, es decir, un contrato tácito entre los
padres y los maestros, ya que, de otro modo, no es posible la universalización de la educación.

Rousseau expresa esta alianza al extremo cuando hace mención a que, si el maestro carga con el deber que
“naturalmente” le corresponde al padre, también heredará sus derechos “naturales”; en cambio como para
Comenius la infancia “está dada por la necesidad de todo ordenamiento gradual de poseer un punto de partida
simple y carente a partir del cual se erige la completitud deseada” no es necesario disponer de mecanismos
coactivos para garantizar la permanencia de la Alianza.

El docente es el adulto portador de saberes, que basa su mando y autoridad en una legitimidad, basada en
sus conocimientos. Los docentes son quienes determinan que alumnos son buenos y cuáles malos.

La pedagogía como disciplina, por un lado, caracteriza a la infancia y por otro lado, los niños son objetos
de dos operaciones: constituyen un campo de análisis y son empujados a emigrar del seno de la familia a
unas instituciones en donde puedan abandonar o superar la carencia que les es constitutiva.

La acción del niño ahora será juzgada y consecuentemente corregida en relación con los instrumentos teóricos
que la pedagogía ha construido para intervenir en ella. La pedagogía caracterizó en la utopía pedagógica el “niño
del mañana” que quería formar.

Pero como se mencionó al principio este concepto de infancia es una construcción histórica y por lo tanto
cambiante. La fuerza del discurso pedagógico ha declinado, por lo que en la actualidad asistimos, aparentemente,
a una decadencia de la pedagogía moderna: el fin de la infancia caracterizada por el quiebre del modelo de
dependencia y heteronomía respecto del adulto.

Si bien el docente continúa siendo un componente central en el funcionamiento escolar, la diferencia radica en
que el docente se encuentra bajo sospecha, deslegitimado como “el que ocupa el lugar del saber”; y actualmente
ya no existen los malos alumnos, sino que las patologías son trasladadas a las instituciones y/o docentes. Y si
bien el método predominante de la actividad escolar sigue siendo la instrucción simultánea, ya no hay un método
insdicutido, eficaz para enseñar (en términos de Comenius), sino métodos que conviven y divergen.

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El lugar del docente como lugar exclusivo del que sabe, este puesto en cuestión por la aparición de los medios
electrónicos de comunicación y el acceso al saber a través de esos mecanismos extraescolares; un acceso a la
información equivalente al adulto, y por qué no decirlo, superior.

Las posibilidades de conocer no se hallan únicamente en el ámbito escolar; la escuela ya no es el único ámbito de
transmisión de conocimientos. Ya no sólo los textos se asemejan narrativamente a la historieta o al zapping
televisivo, sino también al denominado hipertexto, relacionado con las nuevas herramientas informáticas, entre
ellas y la más importante, la Internet.

Esto produce un corrimiento de los lugares de quienes saben y quienes no saben. Hoy el docente debe correrse a
un lado y atenerse a lo que los niños traen “desde afuera” de la escuela. De modo que se hace una concesión
enorme por parte de la institución escolar al resto de las culturas extraescolares e indica la violenta modificación
del sentido de la Alianza. El dispositivo de Alianza escuela-familia ha cambiado el sentido, ya que antes los
conflictos de resolvían indiscutiblemente a favor de la escuela; hoy la solución de conflicto no es única ni
previsible.

El discurso pedagógico le indica al maestro que debe aceptar y comprender la existencia de una multiplicidad de
opciones culturales, teniendo que resignar su posición autoritaria a una posición que se adapte a la situación y
consensúe no sólo con los padres, sino también con los niños. Este modelo de dependencia y heteronomía
respecto al adulto esta quebrado. Esta crisis se reconvierte, ahora es el niño un ser independiente y con sus
propias reglas. Dos son las concepciones que ponen en tela de juicio a la concepción de infancia moderna: la
“infancia hiperrealizada” y la “infancia desrealizada” (Narodowski, 1999).

La primera se trata de una infancia de la realidad virtual (Internet, cable, etc.), donde prevalecen la satisfacción
inmediata y la demanda de la inmediatez. La segunda, es la infancia de la realidad real, que vive en la calle, que
es autónoma e independiente, que está excluida de la Internet y también excluida institucionalmente. Una infancia
de la realidad virtual “armónica y equilibrada” versus la infancia de la realidad real, violenta y marginal.

Este quiebre en la concepción de infancia moderna, nos obliga a discutir y reflexionar acerca de si puede hoy la
pedagogía formar “el niño del mañana”.

Bibliografía
• Ariès, Philippe "La infancia" Revista de Educación, Nro. 254, 1993.
• Baquero, Ricardo y Narodowski, Mariano "¿Existe la infancia?" Revista del Instituto de Investigaciones en Ciencias de
la Educación, Nro. 6, 1994.
• Baquero, Ricardo y Narodowski, Mariano "Notas para una reflexión sobre aprendizaje y pedagogía", Alternativas.
• Bernestein, "Clases y pedagogías visibles e invisibles", Sacristán, J. La enseñanza su teoría y práctica, Akal, Madrid.
• Comenius, Jan Didactica Magna, Akal, Madrid, 1984.
• Durkheim, Emile Educación y Sociología, Colofón, México, s/f.
• Foucault, Michel La arqueología del saber, Siglo XXI, México, 1992.
• Gélis, Jacques "La individualización del niño" en Aries P. Y Duby, G. Historia de la vida privada, Taurus, Barcelona.
• Narodowski, M., "Ciudadanos o consumidores, oferta y demanda en la formación del cuerpo infantil" en Revista
Veritas, Pontificia Universidade Católica do Rio Grande do Sul, V. 43, Porto Alegre, 1998.
• Narodowski, Mariano "La pedagogía moderna en penumbras. Perspectivas históricas" Propuesta Educativa.
• Narodowski, Mariano Infancia y poder. La conformación de la pedagogía moderna. Aique, Buenos Aires.

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