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GLOMERULONEFRITIS

Glomerulonefritis

(Síndrome nefrítico)

Por Frank O'Brien , MD, Washington University in St. Louis

Modificación/revisión completa jul. 2021

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Causas

Síntomas

Diagnóstico

Pronóstico

Tratamiento

Más información

La glomerulonefritis es un trastorno de los glomérulos (conjunto de vasos sanguíneos microscópicos en


los riñones, con pequeños poros a través de los cuales se filtra la sangre). Se caracteriza por la hinchazón
de los tejidos corporales (edema), hipertensión arterial y presencia de glóbulos rojos en la orina.

Las nefronas, los glomérulos y los túbulos


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La glomerulonefritis puede ser causada por diversos trastornos, como infecciones, afecciones genéticas
hereditarias o enfermedades autoinmunitarias.

El diagnóstico se basa en los análisis de sangre y de orina y, en algunos casos, en las pruebas de
diagnóstico por la imagen, biopsia renal o ambas cosas.

Habitualmente, deben restringirse el consumo de sal y la ingestión de proteínas y tomar diuréticos o


antibióticos hasta que la función renal mejore.

(Véase también Introducción a los trastornos del filtrado renal.)

La glomerulonefritis puede ser

Aguda: se desarrolla en un breve período de tiempo

Crónica: empieza y avanza gradualmente

En el 1% de los niños y el 10% de los adultos con glomerulonefritis aguda, la enfermedad evoluciona
hacia glomerulonefritis de progresión rápida en la que se destruyen la mayoría de los glomérulos y que
deriva en insuficiencia renal.

Causas

La glomerulonefritis puede ser

Primaria, originada en los riñones

Secundaria, causada por una amplia variedad de trastornos posibles

Los trastornos que causan glomerulonefritis secundaria pueden afectar a partes del cuerpo que no sean
los riñones.

Glomerulonefritis aguda
La glomerulonefritis aguda ocurre más a menudo como complicación de una infección de la garganta o
de la piel causada por estreptococos (por ejemplo, una faringoamigdalitis estreptocócica), una clase de
bacterias. La glomerulonefritis aguda que se produce después de una infección por estreptococos
(glomerulonefritis postestreptocócica) se desarrolla de modo característico en los niños entre las edades
de 2 y 10 años cuando se han recuperado de la infección. Las infecciones provocadas por otro tipo de
bacterias, como estafilococos y neumococos, las infecciones víricas como la varicela y las infecciones
parasitarias como la malaria también pueden causar glomerulonefritis aguda. La glomerulonefritis aguda
que resulta de cualquiera de estas infecciones se denomina glomerulonefritis postinfecciosa.

La glomerulonefritis aguda también puede estar causada por trastornos de índole no infecciosa como
glomerulonefritis membranoproliferativa, nefropatía por inmunoglobulina A (IgA), vasculitis asociada a
la inmunoglobulina A, lupus eritematoso sistémico (lupus), crioglobulinemia, síndrome de Goodpasture
y granulomatosis con poliangitis. La glomerulonefritis aguda que evoluciona con glomerulonefritis de
progresión rápida, en general resulta de trastornos en los que intervienen reacciones inmunitarias
anómalas.

Glomerulonefritis crónica

Con frecuencia, la glomerulonefritis crónica parece ser resultado de alguno de los mismos trastornos
que causan glomerulonefritis aguda, como la nefropatía por IgA o la glomerulonefritis
membranoproliferativa. En algunos casos, la glomerulonefritis aguda, en lugar de remitir, pasa a ser una
enfermedad de larga duración (crónica). En ocasiones la glomerulonefritis crónica está causada por la
nefritis hereditaria, un trastorno genético hereditario. En muchas personas con glomerulonefritis
crónica, la causa no puede ser identificada.

Algunas causas de glomerulonefritis

Algunas causas de glomerulonefritis

Infecciones

Infecciones bacterianas (por ejemplo, por estreptococos, estafilococos o neumococos)

Infecciones fúngicas o micosis

Infecciones parasitarias (por ejemplo, la malaria)

Infecciones víricas (por ejemplo, la hepatitis B y la hepatitis C o la infección por VIH)

Vasculitis (inflamación de los vasos sanguíneos)


Crioglobulinemia

Granulomatosis eosinófíla con poliangitis

Granulomatosis con poliangitis

Poliangitis microscópica

Trastornos inmunitarios

Síndrome de Goodpasture

Lupus eritematoso sistémico (lupus)

Otras causas

Nefritis hereditaria

Medicamentos (por ejemplo quinina, gemcitabina, mitomicina C o ciertos fármacos administrados en la


quimioterapia)

VIH = virus de la inmunodeficiencia humana.

Síntomas

Aproximadamente la mitad de las personas que padecen glomerulonefritis aguda no presentan


síntomas. Cuando los hay, los primeros en manifestarse son inflamación de los tejidos (edema) debida a
la retención de líquidos, bajo volumen de producción de orina y oscurecimiento de esta por la presencia
de sangre. El edema puede manifestarse inicialmente como hinchazón de la cara y de los párpados, y
después se hace evidente en las piernas. La presión arterial aumenta (véase Control de la presión
arterial por parte del organismo) a medida que la función renal se deteriora. Algunas personas
presentan somnolencia o confusión. En las personas de edad avanzada son muy frecuentes algunos
síntomas inespecíficos, como náuseas y malestar general.

En caso de glomerulonefritis de progresión rápida, la persona se siente débil, cansada y tiene fiebre;
estos son los síntomas iniciales más frecuentes. También aparecen con frecuencia pérdida del apetito,
náuseas, vómitos, dolor abdominal y de las articulaciones. Alrededor del 50% de las personas sufren una
enfermedad parecida a la gripe un mes antes de que aparezca la insuficiencia renal. Estas personas
presentan edema y es habitual que produzcan muy poca orina. La hipertensión arterial es poco
frecuente y, si se manifiesta, no suele ser casi nunca grave.
Puesto que la glomerulonefritis crónica por lo general causa solo síntomas muy leves o casi
imperceptibles, pasa inadvertida durante mucho tiempo en la mayoría de los casos. Puede haber
edema, y con frecuencia el paciente sufra hipertensión arterial. La enfermedad puede convertirse en
insuficiencia renal, que puede causar prurito, disminución del apetito, náuseas, vómitos, cansancio y
dificultad para respirar (disnea).

Diagnóstico

Análisis de sangre

Análisis de orina

Biopsia de riñón

Los médicos investigan la posibilidad de glomerulonefritis aguda en personas que desarrollan síntomas
que hacen pensar en este trastorno. También investigan la posibilidad de este trastorno en las personas
cuyos resultados analíticos (pueden llevarse a cabo análisis para evaluar los síntomas no específicos o
como parte de una evaluación médica de rutina) indican disfunción renal o sangre en la orina. Los
análisis clínicos muestran cantidades variables de proteínas y células sanguíneas en la orina y, con
frecuencia, disfunción renal, que se evidencia en la concentración elevada de urea y creatinina
(productos de desecho) en la sangre.

PRUEBA ANALÍTICA

Prueba de creatinina icon

En las personas con glomerulonefritis de progresión rápida es posible observar a menudo cilindros
urinarios (acúmulos de glóbulos rojos o glóbulos blancos) en las muestras de orina examinadas al
microscopio. Los análisis de sangre con frecuencia detectan anemia.

PRUEBA ANALÍTICA

Análisis de orina icon

Cuando los médicos sospechan un cuadro de glomerulonefritis, suelen realizar una biopsia renal para
confirmar el diagnóstico, descubrir la causa y determinar el alcance de la cicatrización y también el
potencial para revertir el daño. La biopsia renal se realiza introduciendo una aguja en uno de los riñones
guiándose mediante ecografía o tomografía computarizada (TC) para obtener una pequeña cantidad de
tejido renal. Aunque la biopsia renal es una técnica invasiva y ocasionalmente puede causar
complicaciones, suele ser segura.
La glomerulonefritis crónica evoluciona de forma gradual, de modo que el médico no puede establecer
con exactitud cuándo ha comenzado. Puede ser descubierta al realizar un análisis de orina como parte
de una revisión médica y observar en los resultados la presencia de proteínas y glóbulos rojos en la orina
de una persona sin problemas de salud, que tiene una función renal normal y que no presenta síntomas.
Generalmente, los médicos hacen pruebas de diagnóstico por la imagen de los riñones, como la
ecografía o la TC.

La biopsia renal es la forma más fiable de distinguir la glomerulonefritis crónica de otros trastornos
renales; sin embargo, rara vez se lleva a cabo en las fases avanzadas de la enfermedad. En estos casos,
los riñones están atrofiados y esclerosos, y la probabilidad de obtener información específica sobre la
causa es muy pequeña. Los médicos sospechan que los riñones están atrofiados y esclerosados si la
función renal ha estado reducida durante largo tiempo y los riñones se ven anormalmente pequeños en
las pruebas de diagnóstico por la imagen.

Determinar la causa de glomerulonefritis

Otras pruebas adicionales son a veces útiles para identificar la causa. Por ejemplo, en el diagnóstico de
la glomerulonefritis postinfecciosa, un cultivo de garganta puede probar la infección estreptocócica. Las
concentraciones de anticuerpos contra estreptococos en sangre pueden ser más altas de lo normal o
aumentar progresivamente al cabo de varias semanas. La glomerulonefritis aguda que sigue a una
infección diferente de la faringoamigdalitis estreptocócica en general suele ser más fácil de diagnosticar,
porque sus síntomas casi siempre comienzan mientras la infección todavía está presente. Para poder
confirmar el diagnóstico, a veces se necesitan cultivos y análisis de sangre, que ayudan a identificar los
microorganismos que causan estos otros tipos de infección.

Cuando los médicos sospechan que la causa de la glomerulonefritis es autoinmunitaria, analizan en


sangre los anticuerpos dirigidos contra alguno de los propios tejidos del organismo (denominados
autoanticuerpos) y realizan pruebas que evalúen el sistema del complemento, un sistema de proteínas
que participa en el sistema inmunitario del cuerpo.

Pronóstico

La glomerulonefritis aguda postestreptocócica se resuelve por completo en la mayoría de los casos,


especialmente en los niños. Alrededor del 1% de los niños y el 10% de las personas adultas llegan a
padecer nefropatía crónica.
El pronóstico de las personas afectadas de glomerulonefritis de progresión rápida depende de la
gravedad de la esclerosis glomerular y de si la enfermedad subyacente es curable o no, como en el caso
de una infección. En algunas personas que reciben tratamiento en la etapa inicial (a los pocos días o
semanas), se preserva la función renal, por lo que la diálisis no llega a ser necesaria. Sin embargo, dado
que los síntomas pueden ser sutiles e indefinidos, la mayoría de las personas con glomerulonefritis de
progresión rápida no perciben la enfermedad subyacente y no solicitan atención médica hasta que
aparece insuficiencia renal.

Si se tarda mucho en aplicar el tratamiento, la probabilidad de que se produzca nefropatía crónica con
insuficiencia renal es mucho mayor. Dado que la insuficiencia renal tiende a aparecer antes de que la
persona se de cuenta, del 80 al 90% de las personas con glomerulonefritis de progresión rápida pasan a
depender de la diálisis. El pronóstico también depende de la causa, de la edad de la persona y de
cualquier otra enfermedad que esta pueda tener. En los casos en que se desconoce la causa o cuando se
trata de un paciente de edad avanzada, el pronóstico es peor.

En algunos niños y adultos que no se recuperan por completo de la glomerulonefritis aguda aparecen
otros tipos de trastornos renales, como la proteinuria asintomática y el síndrome de hematuria o el
síndrome nefrótico. Otras personas afectadas por glomerulonefritis aguda, en especial los adultos de
más edad, desarrollan con frecuencia glomerulonefritis crónica.

TABLA

Trastornos glomerulares primarios que pueden causar glomerulonefritis

Tratamiento

Tratamiento del trastorno causante

Para tratar la glomerulonefritis de progresión rápida, debe recurrirse a la inmunosupresión

En caso de glomerulonefritis crónica, un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) o un


antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA-II), además de la reducción de sodio en la dieta

Glomerulonefritis aguda

No existe tratamiento disponible para la mayoría de los casos de glomerulonefritis. Si es posible, se trata
el trastorno que la causa. Puede ser necesario seguir una dieta baja en proteínas y sodio hasta que la
función renal quede restablecida, y se pueden administrar diuréticos para ayudar a los riñones a
excretar el exceso de sodio y agua. La hipertensión requiere tratamiento.
Cuando se sospecha la presencia de una infección bacteriana como causa de la glomerulonefritis aguda,
los antibióticos suelen ser ya ineficaces, dado que la nefritis comienza de 1 a 6 semanas (por término
medio, 2 semanas) después de la infección, que para entonces ya suele haber remitido. No obstante,
cuando se descubre la glomerulonefritis aguda y se encuentra aún presente una infección bacteriana, se
inicia una terapia con antibióticos. Si la causa de la glomerulonefritis es la malaria (paludismo) son útiles
los fármacos antimaláricos (antipalúdicos).

Algunos trastornos autoinmunitarios que causan glomerulonefritis se tratan con corticoesteroides, con
medicamentos inmunosupresores, o con ambos.

Glomerulonefritis de progresión rápida

Para tratar la glomerulonefritis de progresión rápida, deben administrarse enseguida fármacos


inmunosupresores. Las dosis altas de corticoesteroides se administran por lo general por vía intravenosa
durante una semana aproximadamente, seguidas de un periodo variable de tiempo en que se toman por
vía oral. También puede administrarse ciclofosfamida, un inmunosupresor. Además, a veces se utiliza la
plasmaféresis o aféresis plasmática para extraer los anticuerpos de la sangre. Cuanto antes se inicie el
tratamiento, menores son las probabilidades de insuficiencia renal y de necesidad de diálisis. A veces, en
las personas que padecen nefropatía crónica con insuficiencia renal se considera la posibilidad del
trasplante renal, pero la glomerulonefritis de progresión rápida puede volver a aparecer en el riñón
trasplantado.

Glomerulonefritis crónica

Tomar un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o un antagonistas de los


receptores de la angiotensina II (ARA-II), suele disminuir la progresión de la glomerulonefritis crónica y
tiende a reducir la presión arterial y la excreción de proteínas en la orina. Se considera útil reducir el
consumo de sodio y la presión arterial; asimismo, la restricción en el consumo de proteínas en la dieta es
de cierta utilidad para disminuir la velocidad de deterioro del riñón. La insuficiencia renal terminal debe
ser tratada mediante hemodiálisis o trasplante renal.

Más información

Los siguientes son algunos recursos en inglés que pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no
se hace responsable del contenido de estos recursos.
American Kidney Fund, Glomerulonephritis: (Fundación renal estadounidense, Glomerulonefritis):
información general sobre la glomerulonefritis, incluidas las respuestas a las preguntas más frecuentes

National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK), Glomerular Diseases:
(Instituto nacional para la diabetes y las enfermedades digestivas y renales [NIDDK por sus siglas en
inglés], enfermedades glomerulares): información general sobre las enfermedades glomerulares,
incluyendo el papel de los glomérulos en la función renal normal, la enfermedad renal crónica y el
síndrome nefrótico

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