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Psicología Evolutiva-Prof.

Griselda Alonso

Teoría separación –individuación.

Mahler establece que la maduración es determinante del crecimiento mental, detalla


cómo evoluciona el niño en su maduración neurofisiológica, observando los cambios que
se producen en la conducta psicomotriz y en su interacción con la madre, a partir de
estos describe los procesos que organizan la personalidad.

El término simbiosis se tomó prestado de la biología, en donde se emplea para referirse


a la cercana asociación funcional de dos organismos para su ventaja mutua.
Durante la fase simbiótica el infante es absolutamente dependiente del socio simbiótico,
la simbiosis tiene un significado bastante diferente para el socio adulto de la unidad
dual. La necesidad de la madre por parte del infante es absoluta mientras que la de la
madre es relativa (Benedek 1859). Sin embargo la conducta con la que la madre
responde a las necesidades del bebé, tanto para adquirir autonomía como para
mantener su dependencia de ella, es determinante para la constitución psíquica del
niño.

El término simbiosis en este contexto es una metáfora, no describe, lo que realidad


sucede entre dos individuos separados, fue elegido para describir este estado de
indiferenciación, de fusión con la madre en que el yo aún no es diferenciado del no-yo y
en que lo interno y lo externo sólo empiezan a sentirse gradualmente como diferentes.

Es dentro de esta matriz de dependencia fisiológica y sociobiológica con la madre que


toma lugar la diferenciación estructural que lleva a la organización del individuo para la
adaptación: el yo.
Para esta autora el nacimiento psicológico del individuo no ocurre al mismo tiempo que
el biológico; cree que los primeros meses del niño son una prolongación del estado
intrauterino, se requiere del vínculo con la madre como la única posibilidad para la
sobrevivencia biológica y psicológica.

Margaret Mahler usa el concepto de simbiosis en dos sentidos:


• Es una relación real entre el niño y su madre, con conductas específicas de ambos.
Surge como una necesidad biológica de supervivencia del bebé, dado su estado de
inmadurez.
• Es un hecho intrapsíquico, una fantasía de bebe de no-diferenciación, entre el self y
objeto, como resultado de una ilusión omnipotente de un límite simbiótico entre ambos
participantes.

Margaret Mahler (1972) propone la teoría del desarrollo emocional del ser humano
basada en cuatro hipótesis:
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1. Todos los niños pasan a lo largo de su desarrollo por una etapa de separación e
individuación.
2. La conciencia de separación que se logra en esta fase del desarrollo se acompaña de
una ansiedad específica, la ansiedad de separación.
3. La separación-individuación normal es el primer prerrequisito crucial para el
desarrollo y el mantenimiento del “sentimiento de identidad”.
4. En la observación de niños psicóticos, se establece que el vínculo establecido con la
madre no permite desarrollar en el infante un sentimiento estable de separación del
mundo de la realidad y de relación con sí mismo.

Mahler (1977), a partir de sus investigaciones describe tres fases del desarrollo
psicológico infantil.

Autismo Normal
Comienza desde el nacimiento hasta el mes 1, el niño esta sumido en un estado de
somnolencia del que emerge sólo al realizar las actividades necesarias para mantener su
equilibrio fisiológico, su energía libidinal es dirigida hacia su interior, similar a la vida
intrauterina. El infante parece estar en un estado de desorientación alucinatoria
primitiva en la cual la satisfacción de la necesidad pertenece a su propia orbita
omnipotente, autista. Esta etapa Mahler la denomina como narcisismo primario
absoluto, que esta marcado por la falta de conciencia del infante de un agente
maternal.

El niño es incapaz de distinguir si la satisfacción de sus necesidades proviene de las


actividades que el mismo realiza o si son el resultado de cuidados proporcionados por su
madre.

Esta fase es para Mahler considerada como anobjetal: en la medida que no hay
capacidad para percibir el objeto externo satisfactor, ya que éste sencillamente no
existe. Son dos elementos los que le permiten al infante evolucionar hacia la siguiente
etapa, el primero se refiere a una dotación genética, una condición innata en el ser
humano que lo impulsa hacia el vínculo con el medio ambiente y le permite percibir y
aceptar los cuidados que la madre le proporciona, esta dotación genética recibe el
nombre de ser maternal; y el segundo es una madre que proporcione efectivamente los
cuidados para cuya recepción el individuo está genéticamente preparado, a tal proceso
se le denomina maternación.

Los cuidados y estímulos proporcionados adecuadamente al infante y con el


aprovechamiento del niño con una dotación genética normal, permiten el
desplazamiento de su energía libidinal desde dentro del cuerpo hacia su periferia, es
decir, su energía pasa poco a poco hacia los órganos de los sentidos y éstos se convierten
en importantes vehículos de relación con el mundo.

Simbiosis normal
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Esta fase se desarrolla del primer al quinto mes aproximadamente, aunque aún
prevalece el narcisismo primario este ya no es absoluto, dado que el infante empieza a
percibir en forma opaca la satisfacción de la necesidad, como viniendo de un objeto
parcial satisfactor de la necesidad, aunque aún dentro de la orbita de la unidad dual
simbiótica omnipotente con una agencia maternal, hacia la cual se vuelve
libidinalmente.

Como resultado de la maduración neurofisiológica y de la dotación genética, el infante


es capaz de romper la coraza que lo mantenía aislado, comienza a sentirse partícipe de
una díada, también omnipotente, cuyos integrantes son él y su madre. Los estímulos
comienzan a ser clasificados en placenteros y displacenteros. Estos últimos, con el
objeto de mantener intacta la díada simbiótica, son proyectados afuera de la unidad
madre-hijo; pero su percepción y su clasificación no transcurren inútilmente, ya que
dejan una huella profunda en el infante y permiten la maduración de un paso
importante: la demarcación del “Yo corporal”.

El logro más importante en la fase simbiótica es que el infante percibe a la madre como
objeto. Mahler demostró, cómo los niños incorporan las pautas de sostenimiento
empleadas por sus madres, volviendo a utilizarlas posteriormente para calmar la
angustia o como modo de relación con el mundo externo. Al concluir el proceso el niño
logra catectizar a su madre y por lo tanto ésta se transforma en un objeto, aunque
parcial, sin embargo, cuando termina la fase simbiótica, el bebé ha podido establecer
una relación objetal con su madre.

Separación-individuación
La fase comienza según Mahler, alrededor del quinto mes y concluye idealmente en el
tercer año de edad. Es posible que este proceso se continúe a lo largo de toda la vida y
de hecho, en el tratamiento psicológico de adultos neuróticos y limítrofes se busca
resolver dificultades en los procesos de separación-individuación. Se divide en 4
subfases:

1. Diferenciación: Se inicia en el quinto mes y termina en el octavo. Para que sea


posible el desarrollo de esta subfase deben coincidir dos hechos evolutivos: en el
primero el niño debe de haber logrado establecer la relación simbiótica, expresada con
conductas como la aparición de la sonrisa específica del bebé ante el rostro o la voz de
su madre. En segundo lugar, es necesario que se haya alcanzado un desarrollo
neurofisiológico que le permita períodos mayores de vigilia y que el niño haya adquirido
ciertas habilidades motrices que expandan su percepción más allá de la simbiosis
lograda.

El éxito de la segunda fase incide también en la facilidad con la que se produce la


diferenciación, una fase simbiótica defectuosa puede retrasar el inicio de la
diferenciación o acelerarlo, lo que provocará una intensa ansiedad en el niño.
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2. Ejercitación locomotriz: Inicia entre los 8 meses y termina a los quince


aproximadamente. Se divide en dos etapas:
Ejercitación temprana; es la época en que los niños comienzan a gatear y adquieren
progresivamente las habilidades necesarias para separarse físicamente de su madre, y
parece ser una búsqueda de recarga emocional, cuando el niño regresa para estar junto
a la madre unos instantes y luego se vuelve a alejar.
Ejercitación propiamente dicha; el niño experimenta gozo en el uso de su cuerpo, la
energía dirigida en un primer momento en las habilidades motrices van poco a poco
desplazándose hacia el Yo autónomo en desarrollo.

3. Acercamiento: El niño llega con las capacidades necesarias para la locomoción y


habilidades para el juego simbólico y el lenguaje. Se divide en tres etapas:
-Comienzo del acercamiento: El niño regresa con su madre, pero no por recarga
emocional, sino para compartir con ella sus logros y sus hallazgos, refuerza su Yo.
-La crisis del acercamiento: Existe un conflicto entre el ejercicio de la autonomía del
niño y la necesidad de la madre para satisfacer sus deseos, por lo que se alternan estas
dos actividades.
-Modelamiento de la distancia óptima: Se ponen de manifiesto las diferencias entre los
sexos, y experimentan ansiedad.

4. Logro de la Constancia Objetal: Para que el niño logre las metas de esta subface
tiene que tener tres características:
a) El objeto debe estar disponible intrapsíquicamente, esto significa que puede evocar a
la madre sin dificultad, aunque no la este viendo.
b) Los sentimientos hacia su madre no deben ser agresivos, ya que esto representaría un
obstáculo para que pueda introyectarla.
c) El Yo no debe recurrir con facilidad a la escisión de las representaciones en objeto
bueno y malo. Debe lograr la integración.

LA TEORÍA DE LA SIMBIOSIS EN LA PSICOSIS INFANTIL

EL PROBLEMA CENTRAL DE LA PSICOSIS INFANTIL

En la psicosis infantil la relación simbiótica normal o esta distorsionada gravemente o


falta, lo que para Mahler representa el trastorno central en la psicosis; es una
deficiencia o un defecto en la utilización intrapsíquica del niño de la compañera
materna durante la fase simbiótica y su subsecuente inhabilidad para internalizar la
representación del objeto materno para su polarización sin esto no ocurre la
diferenciación del ser.

Al infante psicótico parece faltarle la capacidad de percibir y por lo tanto usar el agente
materno para mantener su homeostasis, ni tampoco para soltarlo después.
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LA DIFERENCIA DE LA SEÑALES MUTUAS ENTRE EL INFANTE Y LA MADRE EN LA FASE


SIMBIÓTICA.

Los animales nacen con instintos bien desarrollados que garantizan su supervivencia
individual poco después de su nacimiento; en el pequeño humano, estos instintos
animales se han atrofiado y no son confiables, de esta manera el yo debe tomar el rol de
la adaptación a la realidad que el ello descuida Freud (1923); ya que el sistema nervioso
central se encuentra inmaduro al nacer y este es la estructura somática del yo, de esta
manera el recién nacido es un organismo casi puramente biológico, cuya respuestas
instintivas son a nivel reflejo.

El rapport psicobiológico entre la madre que amamanta y el bebé, complementa al yo


indiferenciado de este; la empatía normal de la madre es el sustituto humano de
aquellos instintos por los cuales el animal puede sobrevivir, así la relación intrauterina
parasito- huésped debe de ser remplazada en el período posnatal por el envolvimiento
del infante en una matriz extrauterina, a través de los cuidados de la madre en el
amamantamiento, en una especie de simbiosis social.

LAS DEFICIENCIAS DEL YO EN LA PSICOSIS INFANTIL Y LA DISTORSIÓN DEL SENTIDO DE


LA IDENTIDAD
El rasgo sobresaliente en la psicosis infantil es que en la individuación, no se alcanza un
sentido de identidad individual, que la formación de la identidad presupone una
estructuración del yo y la neutralización de los impulsos. Hartman ha hecho notar que la
formación de la estructura y la neutralización de los impulsos constituyen un proceso
circular: la estructura se forma por un acudir perceptual hacia el mundo externo y
viceversa.

EL YO CORPORAL
El principio de la identidad individual y la separación del objeto es mediado por nuestras
sensaciones corporales, su núcleo es la imagen corporal, la cual consiste en una catexis
predominantemente libidinal y bastante bien estabilizadas del cuerpo en sus partes
centrales y periféricas. Los estímulos internos, el contacto, el intercambio térmico,
contribuyen a la formación del yo corporal.
La integración de nuestro sentimientos corporales y de las fantasías inconscientes acerca
del ser corporal, especialmente sus contenidos, con datos visuales, auditivos y
kinestésicos acerca de ellos, son un logro relativamente posterior al yo, es el producto
del proceso de separación-individuación.

LA IMAGEN CORPORAL Y LA PERCEPCIÓN


El proceso esquizofrénico puede deberse a cambios fisiológicos en términos de
agresivizaciones que ocurren en la imagen corporal, lo cual a su vez puede surgir de una
relación primaria insatisfactoria madre-infante y que resulta en una fragilidad del yo.
Las percepciones de contacto (impresiones de calidez, caricias suaves, impresiones
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olfativas y gustativas) no deben empujar hacia afuera, sofocar o demorar las


percepciones receptivas de distancia; por otro lado, si son demasiado vagas y
deficientes, les falta la fuerza de asegurarse una imagen corporal estable.

EL LOGRO MADURACIONAL DE LA LOCOMOCIÓN


La locomoción le permite al niño separarse, alejarse físicamente de la madre, cuando
emocionalmente puede no estar preparado para hacerlo. Hay niños que muestran
reacciones adversas y se aferran más a la madre como reacción a su propia autonomía.
La conciencia del funcionamiento separado puede provocar una intensa ansiedad en
estos niños vulnerables; tratan de negar desesperadamente el hecho de la separación.

Un yo que no puede funcionar separadamente del compañero simbiótico trata de volver


atrincherarse a sí mismo en una fantasía ilusoria de la unidad con la madre omnipotente,
obligándola a funcionar como una extensión del ser; por supuesto, este proyecto
generalmente fracasa en detener el proceso de alineación de la realidad (una realidad
aún representada casi exclusivamente por la madre).

LA IMPORTANCIA CRUCIAL DEL “SER MATERNAL” Y DE PERCIBIR EL “PRINCIPIO DEL


SER MATERNAL” COMO BUENO.
El término ser maternal o agente maternal se refiere a la percepción de, y la aparente
aceptación de los menesteres de alivio que viene del compañero humano las cuales,
aunque vagas e inespecíficas, son satisfacciones placenteras de la necesidad por parte
de la madre.
La primera orientación del infante en su vida extrauterina es de acuerdo con los
estímulos “buenos-placenteros” contra los “malos-displacenteros”. Las cualidades de dar
placer o infligir dolor se anclan a la madre, pero también a estas islas de memoria que
se formaron a través de sensaciones placenteras y displacenteras del cuerpo.
El infante intenta expulsar y separar de su cuerpo todo estímulo doloroso, sin importar si
se originó en el mundo externo o interno. A los tres o tres años y medio el niño podrá
percibir a su madre como un ser integrado, con imágenes maternas buenas y malas y es
así como el niño se familiariza con la realidad, a través de la madre, si no se logra esta
tarea no habrá un sentido sólido de la realidad externa.

SUSTITUCIONES PSICÓTICAS PARA LA RELACIÓN DE OBJETO Y LA DEFENSA.


El infante psicótico no puede usar a su madre en la forma habitual y tiene que recurrir
diferentes formas para mantener su vida. Estos mecanismos sustitutos son diferentes de
las relaciones de objeto, así como de los mecanismos defensivos empleados por
cualquier otro grupo de niños, los dos mecanismos principales que usa el niño psicótico,
en diferentes combinaciones y mezclas son esencialmente autísticos y simbióticos, no
son más que meros intentos de restitución de un yo rudimentario fragmentado que sirve
para la supervivencia, se denominan mecanismos de mantenimiento.
En el desarrollo normal infantil los niños utilizan objetos transicionales que facilitan la
autonomía del yo, en el desarrollo psicótico se dará una sustitución de objetos de
transición en lugar de las relaciones humanas, lo que no permite una discriminación
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afectiva entre lo social, el mundo objetal y el medio inanimado. El niño utiliza la mano
materna como una extensión no individualizada, mecánica de su propio cuerpo, en una
creencia aparente de que lo que piensa es pensado en forma automática y simultánea
también por la madre.

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