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UNIDAD II
DONALD WINNICOTT
Donald Winnicott nació en 1896 (murió en 1971), en Devon, Inglaterra. Era médico
pediatra, en ese tiempo, era el único pediatra con orientación psicoanalítica.
Perteneció al llamado “Grupo intermedio” que surgió diferenciándose de los seguidores
de Anna Freud y los de Melanie Klein, representantes de las dos tendencias más
importantes del Psicoanálisis de niños de la época. Este grupo apareció como una nueva
concepción que tomó elementos de ambos modelos, el de A. Freud y el de Klein.
Winnicott elaboró una teoría original acerca de los aspectos normales y patológicos del
desarrollo, originados en la adecuación e inadecuación de las respuestas de la madre a los
requerimientos del bebé.
Plantea que el Desarrollo es producto de la herencia de un “Proceso de maduración”, y de
la acumulación de experiencias de vida, pero no tiene lugar a menos que se cuente con un
medio favorable. Este medio tiene al comienzo una importancia absoluta y más tarde sólo
relativa; va de la dependencia absoluta hasta la tendencia a la independencia.
CONCEPTOS BÁSICOS
Winnicott habla de un primer momento de Fusión y sostiene que el bebé nace con una
capacidad innata de desarrollo y maduración, es decir, con una potencialidad para crecer,
desarrollarse, adaptarse desde las funciones biológicas hasta las psicológicas. En el
momento del nacimiento, el bebé siente que está fusionado con su madre, esto quiere
decir que para el bebé, él y su madre son la misma cosa. Esta sensación proviene de la
inmadurez de su aparato psíquico. En estas primeras etapas, el bebé no puede discriminar
entre Yo – No Yo. La madre es concebida como una parte propia, el pecho de la madre, la
función materna de cuidado, atención, sostén, es parte de sí mismo. De este modo, se
entiende la importancia de la actitud materna en el desarrollo del bebé, ya que de
acuerdo a cómo se lleve a cabo esta fusión, a cómo se realice la defusión o la separación,
será el futuro desarrollo del niño, la estructuración de su aparato psíquico.
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Parte de la idea de un “Buen funcionamiento del vínculo madre – bebé” como elemento
imprescindible que le permite al niño organizar su Yo de manera sana y estable.
Cuando el autor se refiere a la “Madre Suficientemente Buena”, supone una madre
atenta a todas las formas de diálogo y de juego creativo, capaz de adaptarse a los
requerimientos del bebé en la primera etapa de vida, respondiendo al gesto espontáneo,
favoreciendo el afianzamiento del control mágico, denominado “experiencia de
omnipotencia primaria”, sobre la cual se sustenta la posibilidad de crear un espacio
transicional; debe ser capaz de hacer experimentar al niño una necesaria frustración a fin
de favorecer el despliegue de su espontaneidad y su capacidad de individuación. En estas
condiciones el bebé puede descubrir y desarrollar sus “potenciales innatos”.
Winnicott plantea el concepto de Preocupación Materna Primaria como un estado de
ensimismamiento e identificación de la madre con su hijo; se desarrolla progresivamente
en la madre hasta alcanzar su mayor grado de intensidad durante el embarazo y
especialmente al final del mismo, permaneciendo hasta unas semanas después del
nacimiento (esta preocupación no suele ser recordada por ella tras su recuperación). El
rasgo predominante es la capacidad materna de despojarse de todos sus intereses
personales y concentrarlos en el bebé. La madre debe ser capaz de alcanzar este grado de
hipersensibilidad, sabe exactamente cómo se siente el niño, cómo sostenerlo y cuidarlo,
proporciona las condiciones necesarias para que se desarrollen sus tendencias evolutivas,
para que pueda experimentar sus movimientos espontáneos y vivir con plenitud este
período de la vida. Cuando la madre se encuentra en este estado es sumamente
vulnerable, lo cual no siempre se observa ya que se forma como una especie de círculo de
protección en torno a ella, brindado por el sostén de su pareja y de su familia.
Esto se relaciona con los trastornos mentales llamados “puerperales”. A algunas mujeres
les resulta difícil desarrollar esta preocupación materna primaria, y también la vuelta a
una actitud normal frente a la vida.
Hay dos clases de trastornos que pueden afectar esta situación: 1) la madre cuyos
intereses personales son demasiado compulsivos como para abandonarlos, y 2) la madre
que tiene que estar permanentemente preocupada por algo y el niño pasa a ser su
preocupación patológica.
La forma en que la madre normalmente supera este estado de preocupación por el bebé,
equivale a una suerte de “destete”. Sin embargo, el primer tipo de madre no puede
destetar al niño porque este nunca la tuvo realmente, y el segundo tipo de madre no
puede destetarlo o lo hace bruscamente
Sólo si el niño tiene una madre suficientemente buena, podrá iniciar un proceso de
desarrollo que es personal y real. El Yo de este niño es débil y fuerte a la vez, todo
depende de la capacidad de la madre para dar apoyo, para apuntalar este Yo en
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formación. En este caso, el Yo se refuerza y puede desarrollar defensas y patrones de
conducta personales desde muy temprano.
La identificación es el punto de partida del niño que aún no tiene un Yo. Todavía no se da
una relación de objeto, sino que se relaciona con un objeto parcial (el pecho de la madre).
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3. La Mostración de Objetos o Realización (hacer real el impulso creativo del niño):
Promueve en el bebé la capacidad de relacionarse con los objetos. Las fallas en
este sentido bloquean el desarrollo de la capacidad del niño para sentirse real al
relacionarse con el mundo concreto de los objetos y los fenómenos.
A las primeras experiencias del bebé y su madre, Winnicott las llama “una especie de
intimidad”; la Ilusión es la zona donde se superponen dos líneas que vienen de
direcciones opuestas, el bebé crea el pecho que le es dado por la madre, en esta área de
ilusión. El bebé lo puede considerar su propia ilusión o como perteneciente a la realidad
externa. La madre le ofrece al bebé la oportunidad de crearse la ilusión de que su pecho
es parte de él. Luego ella tiene que ir desilusionándolo gradualmente, pero lo logrará si le
ofreció oportunidades de ilusión. A esta sensación de que él puede crear el objeto,
Winnicott la denomina “Experiencia de omnipotencia primaria”. Poco a poco el niño irá
discriminando que este objeto no es interno; mientras crece y los tiempos de separación
aumentan también se incrementa la capacidad de espera y esto le permite una mayor
tolerancia a la frustración (Ej.: Un bebé de 3 meses puede esperar cierto tiempo para ser
alimentado, la madre lo sabe y puede dejarlo llorar algunos minutos, captando esta
situación intuitiva y no intelectualmente, puede alejarse más y retornar en el momento
oportuno cuando el bebé la necesita).
Una sensación ilusoria tiene que ver con la percepción de un objeto externo que nos
remite a una situación interna y esa percepción queda ubicada dentro del campo ilusorio,
no es una alucinación, no es una creación absoluta de la fantasía ni tampoco un elemento
concreto de la realidad. Es un objeto transformado, que de alguna manera permanece en
el espacio intermedio entre lo interno y lo externo. Es un objeto – subjetivo (porque es
producto de su creación) y es el primer objeto con el que el aparato psíquico toma
contacto.
Cuando su maduración se lo permite y la madre le brinda un lugar adecuado, comienza a
sentir que esa madre no le pertenece tal como en la primera etapa. La Ilusión da lugar a la
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Desilusión. El éxito de este proceso depende de la capacidad de la madre suficientemente
buena para desilusionarlo gradualmente.
¿Por qué los momentos primarios son tan importantes para el desarrollo del psiquismo?
Porque de esta dinámica entre la madre y el bebé, de la constancia del objeto resulta la
posibilidad de simbolizar; la transicionalidad es el camino hacia la simbolización. El objeto
transicional y el espacio transicional constituyen partes del viaje que emprende el niño
hacia la simbolización.
El Espacio Transicional se establece entre el espacio interno y el espacio externo, entre lo
subjetivo y lo objetivo; da cuenta de todas las experiencias culturales del ser humano.
Objeto Transicional: Es el primer objeto con el cual el bebé se relaciona durante el
proceso de pasaje de la fusión a la separación de su madre. Es la primera posesión No - Yo.
Funciona a la manera de puente durante el proceso de separación. El Objeto ocupa ese
espacio transicional desde el Yo al No – Yo. Representa a la madre en el momento en que
ella está ausente: la reemplaza, la representa, es ella y al mismo tiempo no lo es.
El bebé siente que ese objeto es un objeto creado por él y al mismo tiempo, le es dado
desde el mundo externo. Siente que lo puede crear y también, que depende del objeto.
En este proceso existe un campo ilusorio, un contacto con la realidad, un aprendizaje.
El Objeto transicional se constituye cuando la madre está presente internamente. El bebé
puede recurrir a otro objeto que la simboliza y representa.
BIBLIOGRAFIA:
WINNICOTT, D.: “Realidad y Juego”. Ed Gedisa. Bs. As. 1971
WINNICOTT, D.: “La Familia y el Desarrollo del Individuo”. Ed. Hormé. Bs. As. 1984