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COMPRENDIENDO LA CONCEPTUALIZACIÓN DE LA DEPRESIÓN

La depresión es un trastorno mental que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a más
de 300 millones de personas en todo el mundo. Se estima que para el año 2030 sea la primera causa de
discapacidad en jóvenes y adultos.
La TREC (terapia racional emotiva conductual) plantea que todos los seres humanos tenemos metas en
nuestra vida, dentro de las principales se encuentran el sobrevivir y llevar una vida feliz y placentera. Sin
embargo, en vista de que vivimos en un mundo con millones de personas, es de esperar que algunas veces
ocurran conflictos de intereses o, de alguna manera, situaciones que impidan o bloqueen el logro de
dichas metas. De igual modo, dado que no vivimos en un modo ideal, es de esperar que surjan
adversidades a partir de las cuales podríamos experimentar en mayor o menor medida niveles saludables
de tristeza o no saludables de depresión.
Albert Ellis (1955), creador de la TREC, afirmaba que, si bien en algunas personas existe una propensión
a experimentar depresión, el aspecto bioquímico lleva con mayor facilidad a tener el tipo de pensamiento
negativo e irracional y a experimentar las consecuencias de este estado de ánimo y conducta.
A continuación, hablaremos de cómo comprender el ABC de la TREC para la emoción de depresión. Para
comprender la depresión en las personas necesitamos conocer qué tipos de situaciones suelen ser
desencadenantes, qué creencias están asociadas y cómo tendemos a comportarnos cuando nos sentimos
deprimidos.
EL ABC DE LA DEPRESIÓN
Activador (A)
El acontecimiento activador en la depresión puede ser un evento y la inferencia o interpretación que se
haga sobre este. Podemos resumir que el evento activador en la depresión esta frecuentemente
relacionado con dos temas. El primero es la perdida, por ejemplo, la muerte de un ser querido, la perdida
de una relación de pareja, la perdida de la salud, de la libertad o de cualquier cosa o persona que se
identifique como significativa en la vida. El segundo esta relacionado con una experiencia de fracaso. La
persona falla en lago que considera importante y queda así evidenciada la falibilidad humana. Ejemplos
de esto puede ser no ser admitido en un trabajo o universidad, no alcanzar metas establecidas a nivel
financiero o estético, de reconocimiento, entre muchas otras.
Una manera de clasificar también estos activadores es si se trata de adversidades de orden sociotrópico,
cuando están vinculadas a las relaciones con los demás como son, por ejemplo, las experiencias de
perdidas o el rechazo de los demás; o bien, de orden autonómico, cuando están vinculadas a la falta de
incumplimiento de los estándares o metas personales asociadas a la competencia, el logro y el estatus.
Consecuencias (C)
Las consecuencias pueden ser principalmente emocionales y conductuales. Por un lado, la respuesta
emocional será la depresión y las manifestaciones fisiológicas que muchas veces la acompañan son el
cansancio, la perdida de apetito, las alteraciones en el sueño, la falta de concentración, etc. Por otro lado,
las conductas que acompañan el estado de animo deprimido se caracterizan por una tendencia al
aislamiento social y al alejamiento de los reforzadores y actividades placenteras en la vida de la persona,
lo cual alimenta negativamente el estado depresivo. Asimismo, la persona tiende a crear un ambiente
consistente con sus emociones. Un ejemplo con el que es fácil relacionarse es el caso de la música. En
una ruptura amorosa, por ejemplo, la gente escucha canciones, cuyo contenido se refiere a rupturas. Otros
ejemplos son el descuido del arreglo personal y del ambiente don de se vive. Algunas personas pueden
llegar al extremo de no salir de su habitación, cerrar las cortinas y apagar el teléfono como una suerte de
querer desconectarse y no saber de nada. Todo esto conlleva a mantener la depresión y a dejar de
experimentar experiencias placenteras o positivas en su vida.
A nivel conductual también está dará la tendencia a presentar conductas autodestructivas como puedes ser
provocarse autolesiones, consumir sustancias, atracarse de comida e intentar autoeliminarse. Por último,
se incluyen todas las conductas que afecten las metas u objetivos de las personas. aunque no sean vistas
objetivamente como graves o serias, pueden ser consecuencias conductuales por considerar.
Las creencias irracionales (B)
Recordemos que en la clasificación de las ideas irracionales que Albert Ellis (1955) plantea, hallamos los
pensamientos demandantes, las ideas de catastrofización, la intolerancia a la frustración y la valoración o
condena global de sí mismo, de los demás y de las situaciones de vid o el mundo. Veamos cómo se
presentan en el caso de la depresión.
En la depresión, en general, la demanda que encontraremos está relacionada con que se exige que la
realidad sea como se desea, es decir, se exige que el mundo brinde lo que se quiere. Es muy válido el
deseo de que lo que más se quiere se llegue a cumplir; sin embargo, cuando se transforma esa preferencia
en una exigencia se generará la depresión. Recordaremos que la TREC tiene ideas bases filosóficas en el
budismo y desde ahí se plantea la idea de que cuanto mayor sea la distancia entre lo deseado y la realidad,
mayor será el malestar emocional.
Si hay una creencia irracional que podemos encontrar en la depresión de forma muy explicita es la
condena o evaluación global de sí mismo, es decir, la persona se visualiza completamente devaluada;
inicialmente, por el aspecto en el que fracasó, pero con una tendencia excesiva a autocondenarse y
autoreprocharse en múltiples aspectos de la vida. Las etiquetas negativas, los insultos, los sobrenombres
son la forma en la que veremos redactadas estas ideas irracionales. Tonto, inútil, fracasado, idiota, mala
persona, son solo algunas ideas comunes en la persona con depresión. La valía queda así condicionada al
aspecto en el que la persona fracasó. Por consiguiente, debatir esta idea y lograr la aceptación de su
fiabilidad humana será clave para ayudar a la persona a salir adelante, antes que encontrar factores
mitigantes para el fracaso.

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