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Escena 1
En escena, JAVIER, sentado en una silla delante de una mesa con un portátil o
similar y el móvil en la mano. Se oye en off una voz grave y sentenciosa:
Ahora JAVIER se pone al frente del ordenador y comenta cómo sube unas fotos
que van a causar impacto y sensación.
NARRADOR EN OFF.- Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los
ratos que estaba ocioso (que eran los más del año) además de mirar páginas
de internet con afición y gusto, resultó ser un fan de los juegos de rol, de tal
modo que olvidó casi de todo punto el resto de sus quehaceres. Tenía el buen
muchacho, para semejante actividad, un grupo de amigos con lo que pasaban
horas, días y hasta semanas entregados a las aventuras del juego…
Entran por los laterales los compañeros de juego de JAVIER, de tal manera
que se ponen a jugar apenas han entrado en escena, con sus figuritas y su
tablero y toda la parafernalia en cuestión.
ALE.- ¡Salve, Arturo, rey de los bretones! Hoy seré yo quien dirija la acción
JAVIER.- Como gustéis, mi buen caballero.
JULIO.- A fe mía que esta tarde encontraremos al Santo Grial o, en su defecto,
liberaremos alguna doncella de las garras de algún dragón.
ROBERTO.- O entablaremos combate singular con siniestros enemigos...
NARRADOR EN OFF.- Pero se enfrascaron tanto en las cosas que allí se
contaban…(Lo que vemos es a los muchachos jugando cada vez más
intensamente a lo que se ha contado) ...que se les pasaban las noches jugando
de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del
mucho estar en el grupo aquél, se les secó el cerebro, de manera que vinieron
a perder el juicio. Y asentóseles de tal modo en la imaginación que era verdad
toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que jugaban, que para
ellos no había otra historia más cierta en el mundo. (mientras se oye la voz en
off, los jugadores siguen enfrascados en su juego, pero sin que se les oiga; las
luces van bajando, hasta que queda en una penumbra que permite que
desaparezcan todos de escena excepto Javier, que a partir de ahora ya será
ARTURO) Y dióse en creer que él mismo era el propio Arturo, rey de los
bretones, en misión divina para encontrar el Santo Grial y los otros sus
caballeros de la Tabla Redonda, sir Lancelot, sir Galahad, sir Robin y sir
Bedemir… pero como ya me he cansado de hablar y ya son ustedes
mayorcitos, de ahora en adelante me callo y que se lo que Merlín quiera…
ARTURO.- Soy Arturo, hijo de Uther Pendragon, Rey de los Bretones, porque
empuñé la espada Excalibur (empuña el bolígrafo que usaba para jugar)
¡Mierda! (tira el boli y busca a su alrededor la espada hasta que la encuentra)
… la espada Excalibur, con la que acometeré los enemigos que aparezcan en
mi camino mientras busco el Santo Grial (se queda pensando) Pero lo primero
será buscar caballeros para mi corte de Camelot, que sean dignos de sentarse
a la Tabla Redonda. (se mira) Y ropa adecuada (De detrás de un sofá saca un
traje de caballero y se lo enfunda) ¡Y un caballo! (de otro lugar saca dos
mitades de coco y, tras montar, sale al paso) ¡Arre, Hengroen!
Oscuro breve...
Escena 2
Sir BEDEMIR agarra sus cocos y sigue a ARTURO. Cuando van a salir de
escena nos damos cuenta de que hay un cartel en ese lateral, que reza así:
“CENTRO PSIQUIÁTRICO”. Ambos desaparecen de escena y se produce un
nuevo oscuro.
Escena 3
Se hace la luz y vemos un cartel que reza “Castillo de Olite. Visitas guiadas..”
y en ese plan (ad libitum). Hay un guardia de seguridad en la puerta y, por el
otro lado, aparecen ARTURO y BEDEMIR con sus briosos corceles… esto…
con sus cocos y sus espadas y sus magníficos yelmos. El Rey de los Bretones
se dirige al guardia.
ARTURO.- ¡Ah del castillo!
GUARDIA.- ¿Qué? A ver, muchachos, el castillo está cerrado y no abre hasta
mañana. Si queréis verlo, pasaos a partir de las 10.
ARTURO.- Soy Arturo, hijo de Uther Pendragon, del castillo de Camelot, rey de
los Bretones, vencedor de los Sajones, soberano de toda Inglaterra. No puedo
esperar a mañana. Tengo que hablar cuanto antes con tu amo y señor.
BEDEMIR.- (por no quedarse aparte) Y yo soy sir Bedemir, caballero de la
Tabla Redonda.
GUARDIA.- (no demasiado sorprendido) A ver, majetes. Ya os he dicho que
esto está cerrado. Pero lo de Arturo y Bedemir mola. ¿Sois los de la Tabla
Redonda de verdad?
ARTURO.- (orgulloso) ¡Por supuesto! Y recorro los reinos de esta tierra para
conseguir caballeros, como éste (BEDEMIR se pone firme, orgullosamente)
que se unan a la búsqueda del Santo Grial.
GUARDIA.- ¿Y el caballo?
ARTURO.- (caracoleando con el corcel) ¿Acaso no ves a mi Hengroen?
GUARDIA.- ¿Qué dices? ¿Vais a caballo?
BEDEMIR.- ¡Sí!
GUARDIA.- ¡Pero si son cocos!
BEDEMIR.- ¿Qué?
GUARDIA.- Vas haciendo chocar dos mitades de coco vacío
ARTURO.- ¿Y qué? He cabalgado desde que las nieves del invierno cubrían
estas tierras, desde el Reino de Meonwara…
GUARDIA.- Se dice Reyno de Navarra. Con y griega, que me he dado cuenta
de que lo has dicho con i latina y después lo has pronunciado muy mal. Pero
no importa, ¿dónde has conseguido los cocos?
BEDEMIR.- (mirando a ARTURO con perplejidad) Los hemos encontrado
GUARDIA.- ¿Encontrado? ¿En Navarra? ¡El coco es tropical!
BEDEMIR.- ¿Qué quieres decir?
GUARDIA.- Que esto es una zona templada
ARTURO.- La golondrina puede volar al sur buscando climas más cálidos y no
por eso son extrañas en nuestras tierras
GUARDIA.- ¿Estás diciendo que los cocos emigran?
ARTURO.- No, pero pueden ser transportados.
GUARDIA.- ¿Qué? ¿Una golondrina llevando un coco?
BEDEMIR.- Pueden agarrarlo por los agujeros de la cáscara.
GUARDIA.- ¡No es una cuestión de que lo agarren o no, sino de peso. Un
pájaro que pesa 20 gramos no puede cargar con un coco que puede llegar a
pesar 2 kilos!
ARTURO.- Bueno, no importa. ¿Puedes ir a decir a tu amo y señor que Arturo
de Camelot está aquí?
GUARDIA.- Escucha: para poder mantener su velocidad en vuelo, la
golondrina tiene que batir sus alas 43 veces por segundo, ¿no es así?
ARTURO.- ¡Por favor!
GUARDIA.- ¿Tengo o no tengo razón?
ARTURO.- ¡No me importa!
GUARDIA 2.- (apareciendo por la puerta) Oye, os estoy escuchando y me
parece que podría haberlo traído una golondrina africana
GUARDIA 1.- Bueno, sí. Una golondrina africana puede ser, pero no una
europea, eso lo tengo claro.
GUARDIA 2.- Sí, estoy de acuerdo contigo.
ARTURO.- ¿Puedes por favor preguntarle a tu amo y señor si se quiere unir a
mi corte de Camelot?
GUARDIA 1.- (ignorándole) Pero las golondrinas africanas no son migratorias.
GUARDIA 2.- ¡Oh, es verdad!
GUARDIA 1.- Por lo tanto no han podido traer un coco hasta aquí.
BEDEMIR.- Creo, mi señor, que esto es inútil.
ARTURO, fastidiado, se va con sus cocos entrechocando
GUARDIA 2.- Espera un momento… ¿Y si dos golondrinas lo llevan juntas
entre las dos?
GUARDIA 1.- ¿Cómo iban a poder hacerlo?
GUARDIA 2.- Usando un palo donde engancharían el coco.
GUARDIA 1.- Pero les iba a estorbar en el vuelo, ¿no crees?
GUARDIA 2.- Pero podría ser, ¿no?
GUARDIA 1.- (metiéndose en la puerta) No sé, no lo tengo claro. Anda, ven a
tomar algo, que tanto hablar me ha dado sed.
Escena 4
Escena 5
ARTURO.- Lucháis con la fuerza de muchos hombres. Soy Arturo, Rey de los
Bretones (pausa. El Caballero Negro no responde) Estoy buscando a los
mejores y más valientes caballeros para que se unan a mi corte de Camelot
(sigue sin responder) Por tu presencia y tu prudencia al hablar, has
demostrado ser digno, ¿te unirás a mí? (idem) Tu silencio me entristece, pero
sea como gustéis. Adiós, caballero.
BLACK KNIGHT.- Nadie pasará.
ARTURO.- ¿qué?
BLACK KNIGHT.- Nadie pasará.
ARTURO.- No voy a pelear contigo, valiente caballero, pero debo cruzar este
puente.
BLACK KNIGHT.- Entonces morirás.
ARTURO.- Te ordeno como Rey de los Bretones que te eches a un lado.
BLACK KNIGHT.- No me moveré por nadie.
BEDEMIR.- Tened cuidado, señor (asustado, se retira al lugar donde están los
demás caballeros)
ARTURO.- ¡Sea como gustéis!
Empiezan a luchar con sus espadas, hasta que ARTURO le corta un brazo al
BLACK KNIGHT.
ARTURO.- Ahora echaos a un lado, valeroso adversario.
BLACK KNIGHT.- No es más que un rasguño.
ARTURO.- ¿Un rasguño? ¡Pero si os he cortado el brazo!
BLACK KNIGHT.- No es cierto.
ARTURO.- ¿Entonces qué es?
BLACK KNIGHT.- He tenido peores heridas.
ARTURO.- ¡Embustero!
BLACK KNIGHT.- ¡Vamos, nenaza!
Vuelven a luchar, hasta que ARTURO le corta el otro brazo.
ARTURO.- ¡La victoria es mía! (se arrodilla para rezar) Te agradezco, oh
Señor, tu divina ayuda que… (el BLACK KNIGHT le da una patada en la
cabeza)
BLACK KNIGHT.- ¡Venga, continúa!
ARTURO.- ¿Qué?
BLACK KNIGHT.- ¡En guardia!
ARTURO.- Eres valiente, sin duda, pero la victoria es mía.
BLACK KNIGHT.- ¡Ah! Ya has tenido bastante, ¿eh?
ARTURO.- Mira, estúpido gilipollas: no te quedan brazos para luchar.
BLACK KNIGHT.- Sí tengo.
ARTURO.- ¡Pero mira! (le señala la ausencia de brazos)
BLACK KNIGHT.- Una herida superficial. (le da un cabezazo)
ARTURO.- ¡Para!
BLACK KNIGHT.- ¡Gallina, gallina!
ARTURO.- Te voy a cortar la pierna como sigas… (el BLACK KNIGHT sigue y
le corta una pierna)
BLACK KNIGHT.- ¡Ajá! Me las vas a pagar por esto.
ARTURO.- ¿Qué?
BLACK KNIGHT.- ¡Ven aquí!
ARTURO.- ¿Qué vas a hacerme, desangrarte encima de mí?
BLACK KNIGHT.- ¡Soy invencible!
ARTURO.- ¡Estás chiflado!
BLACK KNIGHT.- ¡El Caballero Negro siempre triunfa! ¡En guardia!
¡Adelante! (sigue dándole empujones hasta que ARTURO le corta la otra
pierna) Está bien: dejémoslo en un empate.
ARTURO.- ¡Adiós, chiflado!
BLACK KNIGHT.- ¡Ah, ya veo! Huyendo, ¿eh? ¡Miserable cobarde! Vuelve para
que te dé tu merecido. ¡Te voy a arrancar las piernas a mordiscos!
Fastidiado por su charla, ARTURO coge al BLACK KNIGHT 1 y le saca de
escena. Suena como si lo hubiera tirado a un basurero o algo así. Después
vuelve a aparecer y se dirige al resto de caballeros, que le miran
emocionados. Cuando llega a su altura, todos se arrodillan y le rinden
pleitesía.
1
El BLACK KNIGHT tiene que irse a cambiar con rapidez para convertirse en GALAHAD.
BEDEMIR.- ¿Y las vacaciones?
LANCELOT.- Eso, eso, ¿qué pasa con las vacaciones?
ARTURO.- ¡A ver! ¡Ya basta! Estaremos unidos por siempre jamás… a
excepción de las visitas al cuarto de baño, de la hora de dormir, de yacer con
hermosas doncellas, de visitar a la familia por Navidad y otras fiestas
importantes y en caso de vacaciones. ¿Queda claro?
TODOS.- ¡Sí!
ARTURO.- Y ahora, el famoso grito de los Caballeros de la Tabla Redonda:
¡Uno para todos y todos para uno!
Se quedan todos mirándole como si no estuvieran muy convencidos.
ARTURO.- ¿Qué sucede? ¿No lo conocíais todos?
SIR ROBIN.- Mi señor, creo que no era ése. Era más bien este otro: ¡Que la
Fuerza nos acompañe!
LANCELOT.- No, no, sir Bedemir. Os equivocáis. Era: ¡Larga y próspera vida!
GALAHAD.- De eso nada. Es “Un gran poder conlleva una gran
responsabilidad”. Me lo dijo mi tío Ben.
BEDEMIR.-
Comienza entonces una discusión acerca de cuál es el grito de guerra y unión
de los caballeros, en el que cada uno defiende alborotadamente su idea, para
acabar concluyendo con lo que decidamos conjuntamente en los ensayos, pero
que debe dar paso a que cada caballero busque el Grial de manera individual.
Escena 6
Escena 7
VOZ EN ON.- Sí, sí, ya sé que había prometido no decir nada más. Pero es
importante decir que mientras SIR ROBIN se salvaba valientemente de esa
aventura con el caballero de tres cabezas, el Rey ARTURO y sir BEDEMIR se
encontraban a no más de un vuelo de golondrina de allí, haciendo un
importante descubrimiento. Por supuesto, se trata de una golondrina que no
lleva cocos… o quizá dos golondrinas llevando un coco a medias, pero serían
cuatro golondrinas, si habían atado una cuerda al palo y allí atado el coco.
Aunque, pensándolo bien, si las golondrinas fueran andando y tirando del
coco… (se acerca de nuevo alguien por detrás y le da con el Conejo salvaje en
la cabeza) ¡Vale, vale! Estamos en la escena 24: una escena escalofriante,
donde Arturo va a descubrir algo importantisimo, pero donde no aparecen
golondrinas, aunque si prestas atención se puede escuchar un miro
cantando… (nuevo golpe) ¡Ay! ¡Vale, ya me callo!
Escena 8
Escena 9
Breve oscuro. Cuando vuelven las luces, estamos de nuevo en el despacho del
HIJO, “protegido” por los dos GUARDIAS. De repente, sin LANCELOT se
abalanza sobre ellos, casi sin darles tiempo a decir:
GUARDIA 1.- No tiene permiso par entrar aquí… Aaaaag.
LANCELOT.- Hermosa dama, tenéis antes vos a vuestro humilde siervo, sir
Lancelot de Camelot. He venido para… (se da cuenta de que no es una dama)
¡Oh, lo siento muchísimo!
HIJO.- ¿Habéis recibido mi nota?
LANCELOT.- ¡Bueno! He recibido una nota…
HIJO.- ¿Habéis venido a rescatarme?
LANCELOT.- Bueno, veréis, yo…
HIJO.- Sabía que alguien lo haría, sabía que ahí afuera, tendría que haber
alguien… alguien… (empieza a sonar la música de nuevo)….
PADRE.- ¡Alto! ¡Alto! Paren eso, paren eso. (a LANCELOT) ¿Quién eres tú?
HIJO.- Soy tu hijo
PADRE.- No, tú no.
LANCELOT.- Soy sir Lancelot, señor.
HIJO.- Ha venido a rescatarme, padre.
LANCELOT.- No saquemos conclusiones precipitadas.
PADRE.- ¿Habéis matado a todos esos guardias?
LANCELOT.- Esto… creo que sí… Lo siento.
PADRE.- Cuestan 50 € cada uno.
LANCELOT.- Lo siento mucho, señor. Creo que puedo explicarlo todo.
HIJO.- No tengáis miedo de él, sin Lancelot. Tengo una cuerda preparada
(empieza a atar una cuerda a una silla).
PADRE.- ¡Habéis matado a ocho invitados a la boda!
LANCELOT.- Veréis, es que creía que vuestro hijo era una dama.
PADRE.- Lo comprendo.
HIJO.- (saliendo por la ventana agarrado a la cuerda) ¡Deprisa, sir Lancelot,
deprisa!
PADRE.- ¡Callate! Y habéis matado también al padre de la novia.
LANCELOT.- Os aseguro que fue sin querer.
PADRE.- ¿Sin querer? ¡Pero si le atravesasteis la cabeza con la espada!
LANCELOT.- ¡Vaya por dios! ¿Y está bien?
PADRE.- Y le habéis pegado una patada a la novia en el pecho. ¡Esto me va a
salir carísimo!
LANCELOT.- Verá, puedo explicarlo todo. Yo iba por el bosque cabalgando,
porque procedo de Camelot, cuando recibí esta nota (la muestra)
PADRE.- ¿Sois de Camelot? ¿De Camelot Asociados Incorporated?
HIJO.- ¡Daos prisa, sir Lancelot?
LANCELOT.- En realidad soy un caballero del rey Arturo
PADRE.- Si, he oído que en vuestra empresa se hacen llamar así a los
accionistas. Muy interesante. Creo que se ha expandido ya y tiene mercados
en China y Estados Unidos…
LANCELOT.- (no entiende nada pero le sigue la corriente) Sí, así es.
HIJO.- (asomando la cabeza por la ventana) Estoy listo, sir Lancelot
PADRE.- ¿Querríais acompañarme a tomar una copa?
LANCELOT.- Es muy amable de vuestra parte.
HIJO.- ¡Venga, sir Lancelot!
LANCELOT.- Quiero decir, que seáis tan comprensivo. (El padre corta la
cuerda y se oye al HIJO caer y pegarse el gran golpe) Me temo que cuando
hago las cosas a mi estilo, me dejo llevar un poco por las emociones.
PADRE.- Oh, no os preocupéis. Venid conmigo.
Breve oscuro, en el que cambia la escena y vemos el lugar donde ha matado al
padre y donde está también la NOVIA. Esta escena es la más problemática y
habrá que verla en el ensayo para poder ver cómo queda definitivamente.
PADRE.- Pues ésta es la habitación principal, pero querría hacer obras.
NOVIA.- ¡Ahí está!
PADRE.- ¡Oh, mierda! (La gente se tira contra LANCELOT y este vuelve a
acometer y matar unos cuantos de los presentes, hasta que el PADRE consigue
detenerle). Parad ,por favor, deteneos.
LANCELOT.- Lo siento, lo siento. ¿Veis lo que digo? Cuando me dejo llevar,
pasan estas cosas… lo siento, lo siento. ¡Perdón todo el mundo!
NOVIA.- ¡Ha matado al padrino!
PADRE.- ¡Ya basta! Éste es sir Lancelot, de Camelot Asociados Incorporated,
un holding empresarial de o más importante, internacionalmente conocido, y
hoy es mi invitado especial.
LANCELOT.- (afable) ¡Hola!
NOVIA.- ¡Ha matado a mi tía!
PADRE.- Por favor, por favor. Se supone que hoy es un día feliz. No discutamos
acerca de quién ha matado a quién. Estamos aquí para ser testigos de la unión
de dos jóvenes en la alegre y santa institución del matrimonio. Por desgracia,
uno de ellos, mi hijo Aitor, acaba de precipitarse a su muerte. Pero creo que en
lugar de perder un hijo, creo que he ganado una hija. (todos aplauden) Pues,
dada la trágica muerte de su padre
NOVIA.- (atendiendo al padre) No está muerto del todo.
PADRE.- Dadas las heridas casi mortales que ha recibido su padre.
NOVIA.- Se está recuperando.
PADRE.- (hace un gesto a un guardia) Dado que su padre, cuando se estaba
recuperando, sintió de repente la gélida mano de la muerte (el guardia se
acerca al padre y le asesta una puñalada)
NOVIA.- ¡Ha muerto!
PADRE.- Deseo que su única hija vea en mí a un nuevo padre a efectos legales
de parentesco (hace un gesto a otro) Mis abogados se encargarán de eso,
ejem, ejem… (todos aplauden) Estoy seguro de que la fusión… esto… quiero
decir, la unión entre su única hija y heredera universal de sus acciones y el
valiente pero peligroso sir Lancelot de Camelot Asociados Incorporated…
LANCELOT.- ¿Qué?
En ese momento entra el HIJO, portado en brazos por sir GALAHAD
NOVIA.- ¡Mirad! ¡El hijo muerto!
GALAHAD.- No está muerto del todo.
HIJO.- Me siento mucho mejor.
PADRE.- Pero si te has caído del último piso.
HIJO.- Me he salvado en el ultimo minuto.
PADRE.- ¿Cómo?
HIJO.- Te lo diré… (empieza a sonar la música)
TODOS.- (cantando) Nos va a contar, nos va a contar, nos va a contar.
PADRE.- ¡No! ¡Así no, así no! ¡Paren, paren!
GALAHAD.- (a LANCELOT) Por aquí, buen amigo. Corred.
LANCELOT.- No, corriendo no. Debo escapar más… (de nuevo no encuentra la
palabra)
GALAHAD.- ¿Dramáticamente?
LANCELOT.- ¡Eso es! Dramáticamente. (se agarra a una cuerda que cuelga del
techo y se balancea en ella para salir heroicamente, pero se queda
pendulando en el centro de la habitación) Esto… ¿podría alguien darme un
empujoncito?
Oscuro
Escena 10
Escena 11
Alejándose de los Caballeros que dicen NI, nuestros héroes llegan hasta el
lugar donde está el mago del que se habló anteriormente. Está haciendo que
se sucedan pequeñas explosiones una detrás de otra (¿petardos? ¿efectos de
luz y sonido?)
GALAHAD.- ¡Mirad, señor! Un encantador.
BEDEMIR.- Debe ser el mago del que nos habló el viejo loco, mi señor.
ARTURO.- Acerquémonos y preguntémosle. (se acercan) ¡Buen hombre! ¿Sois
por ventura Tim el Mago?
TIM.- (les mira de arriba abajo y con pausa extrema) Y vos sois Arturo de
Camelot, rey de los Bretones. Y buscáis el Santo Grial.
Todos se miran sorprendidos.
ARTURO.- (algo asustado) Y… ¿y podéis ayudarnos?
TIM.- (hace unos gestos intimidatorios que acojonan a todos, que salen
despavoridos, pero en realidad sólo iba a rascarse la cabeza. Cuando se dan
cuenta, todos vuelven riéndose de su miedo) Sí, valerosos caballeros, puedo
ayudaros a encontrar el Grial.
SIR ROBIN.- ¡Mira qué majo!
TIM.- Hacia el norte hay una cueva, la cueva de Kyre Banorg, en la cual están
grabadas, en runas místicas sobre la roca viva, las últimas palabras de Ulfin
Bedweer de Regett, declarando al mundo el lugar donde se halla el Santo
Grial.
ARTURO.- ¿Y dónde está esa cueva?
TIM.- ¡Seguidme! Pero seguidme sólo si sois hombres de valor, porque la
entrada de la cueva está guardada por una criatura tan malvada, tan terrible y
tan cruel que ningún hombre que se le ha enfrentado ha sobrevivido. Los
huesos de más de 100 hombres se desparraman a su alrededor. De modo que,
valientes caballeros, si dudáis de vuestro coraje o de vuestra fuerza, no deis
un paso más, porque la muerte os espera con horribles y afilados dientes.
ARTURO.- ¡Qué performance más excéntrica!
Los Caballeros siguen cabalgando, hasta que los caballos empiezan a dar
muestras de nerviosismo.
ROBIN.- Los caballos están nerviosos, mi señor.
ARTURO.- Será mejor que los dejemos aquí y sigamos a pie. ¡Des...monten!
TIM.- Contemplad la cueva de Kyre Banorg
ARTURO.- ¡Estupendo! ¡Cubridme!
BEDEMIR.- ¿Cómo?
ARTURO.- Cubridme y ya está.
TIM.- ¡Demasiado tarde! (acorde terrible)
ARTURO.- ¿Qué pasa?
TIM.- ¡Ahí está!
ARTURO.- ¿Dónde?
TIM.- ¡Allí!
ARTURO.- ¿Dónde? ¿Detrás del conejo?
TIM.- ¡Es el conejo!
ARTURO.- ¡Estúpido gilipollas! ¡Nos tenías acojonados!
TIM.- No es un conejo normal. Es el roedor más malvado, cruel y bestial sobre
el que hayáis puesto los ojos.
ROBIN.- ¡Imbécil! Me he cagado en la armadura del miedo que tenía.
TIM.- Ese conejo es una bestia salvaje y feroz. ¡Es un asesino!
CABALLERO.- ¡Vete a la mierda!
TIM.- Me limito a deciros lo que hay
CABALLERO.- ¿De verdad?
ROBIN.- ¡Miserable bastardo!
TIM.- ¡Os estoy advirtiendo!
ROBIN.- ¿Qué va a hacernos? ¿Mordernos el culo?
TIM.- Tiene unos colmillos enormes y afilados y puede dar saltos enormes.
¡Mirad los huesos de alrededor!
ARTURO.- ¡Venga, Boris, ve y córtale la cabeza!
BORIS.- ¡Enseguida! Conejo a la brasa para comer en 5 minutos.
TIM.- ¡Mirad!
El conejo salta y le arranca limpiamente la cabeza a BORIS. Acorde dramático.
ARTURO.- ¡Dios mío!
TIM.- Os avisé.
ROBIN.- Me he vuelto a hacer caca.
TIM.- ¡Os avisé! ¿Pero me escuchasteis? No, claro, porque vosotros los sabéis
todo, ¿no? ¡Oh, pero si es un inofensivo conejito! Siempre pasa lo mismo.
Siempre.
ARTURO.- ¡Cállate!
TIM.- ¿Pero me vais a escuchar?
ARTURO.- ¡Está bien! ¡Carguen!
TIM.- ¡Oh, no!
Todos los caballeros cargan contra el conejo, pero éste salta de uno a otro
matando a diestro y siniestro, hasta que el rey decide retirarse.
ARTURO.- ¡Retirada! ¡Retirada!
TIM.- Jajajajaja
ARTURO.- ¿Cuántos hemos perdido?
CABALLERO.- Gawain, Héctor…
ARTURO.- Y Boris. En total, cinco.
GALAHAD.- Tres, señor.
ARTURO.- Tres. Tres. Mejor no intentemos otro asalto frontal. Ese conejo es
un monstruo.
ROBIN.- Podríamos intentar confundirlo con una retirada más completa.
ARTURO.- ¡Cállate y ve a cambiarte de armadura!
GALAHAD.- ¡Riámonos de él! Si le insultamos mucho se enfadará tanto que a
lo mejor comete un error.
ARTURO.- ¿Como cuál?
GALAHAD.- Esto…
LANCELOT.- ¿Alguien lleva un arco y flechas?
LANCELOT.- Sir Galahad levaba una clavada en el pecho, pero se la ha
quitado.
BEDEMIR.- Pero tenemos la Santa Granada
ARTURO.- ¡Ah, es cierto! La Santa Granada de Antioquía. Uno de los objetos
que el Hermano Maynard os dio en aquel convento. ¡Sacadla!
BEDEMIR.- (sacándola) Aquí está
ARTURO.- ¿Y cómo… cómo funciona?
BEDEMIR.- No lo sé, mi señor.
ARTURO.- Consultad el manual de armamento.
LANCELOT.- Os lo dio también el Hermano Maynard.
BEDEMIR.- ¡El libro!
De entre bastidores una mano saca un libro enorme y antiguo que va pasando
de mano en mano hasta llegar a BEDEMIR.
BEDEMIR.- Armamentos. Capítulo 2, versículos 9 a 21 (todos escuchan con
devoción) Entonces San Atila alzó la granada diciendo: “Oh, señor, bendice
por tu mano esta granada, de modo que con tu todopoderosa gracia hagas
estallar a mis enemigos en mil pedazos, por tu voluntad”. Y el señor sonrió y el
pueblo lo festejó comiendo cordero y anchoas y carpas y orangutanes y
cereales para el desayuno y murciélagos…
ARTURO.- Saltaos la paja, sir Bedemir.
BEDEMIR.- Y el Señor habló, de este modo: “En primer lugar deberá extraerse
el Sagrado Broche. Después, deberás contar hasta tres, ni más ni menos. Tres
debe ser el número que se contará y el número de la cuenta será tres. No
deberás contar cuatro ni contarás dos, salvo para seguir después hasta tres.
Eliminado será el cinco. Una vez que se hay mencionado dicho número tres,
deberás enviar la Santa Granada de Antioquía sobre el enemigo, que habiendo
sido malvado a mis ojos, será exterminado”.
TODOS.- ¡Amén!
ARTURO.- De acuerdo. (coge la granada) ¡Uno… dos… cinco!
SIR ROBIN.- Tres, mi señor.
ARTURO.- ¡Tres!
Lanza la granada y explota, destrozando al conejo.
Escena 12
Escena 13
Oscuro
Escena 14