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EL HERRERO Y EL DIABLO.
Juan Carlos Gené
Fiesta teatral compuesta por Juan Carlos Gené
sobre el Capítulo XXI de Don Segundo Sombra de
Ricardo Güiraldes.
Ante la puerta del Paraíso. El momento preciso en que el viejo MISERIA, astroso y mugriento
como anduvlera por la tierra en sus últimos años, termina su viaje desde la muerte. Golpea en
las sacras puertas. Aparece SAN PEDRO.
SAN PEDRO: ¿y vos? ..
MISERIA: ¿y vos? ..
SAN PEDRO: " ¿Como "y vos"? Yo soy San Pedro, el portero 'e los'Cielos ¡y vos me
conocés muy bien, viejo ladino!
MISERIA.: ¿Que yo lo conozco? ...¿ y de ande, si se puede saber?
SAN PEDRO: ¡Ajá. ..! Te estás haciendo el chancho rengo porque no te convienen los
recuerdos. MISERIA: ¡Eso eh'una calunia!
SAN PEDRO: ¿Calunia? ¿Así que no te acordás cuando estuve en tu herrería con Nuestro
Señor pa' concederte tres gracias y yo te dije que pidieras el Paraíso y vos
me contestaste: "Callate, viejo idiota" ?
MISERIA: (Besando sus dedos en cruz, ruidosamente.) ¡Por ésta, señor. que no sé de
qué me está hablando!
SAN PEDRO. ¡No jureh' en vano, viejo pecador, que t'enterrás hasta la verija! Decime: ¿
vos no tenías tu rancho en Tierra Santa?
MISERIA: Sí, señor .
SAN PEDRO: ¿ y no te acordás tampoco que por ahí anduvo Nuestro Señor, de pueblo
en pueblo y de rancho en rancho enseñando el Evangelio y Curando con
palabras a la gente, y también a los mentirosos como vos?
MISERIA: ¡ Cómo no me hei de acordar! ...Si todo el mundo hablaba de eso. Viajes
duros, como los del resero. ..
SAN PEDRO: ¡ Si lo sabré yo! A mí me llevaba de asistente porque me quería mucho por
creyente y servicial.
MISERIA: No me dIga ...
SAN PEDRO: ¡Si te digo! ¡y no te hagás el inorante " porque estás muy enterao! Y sabés
muy bien que un día, a la mula en que iba Nuestro Señor se le perdió una
herradura y dentró a manquiar. y por eso juimos a tu herrería. ¿ Ti acordás
o no?
MISERIA: (Haciendo un diminuto gesto con los dedos.) " ¡Ni esto!
SAN PEDRO: Miseria, la paciencia se acaba. ..
MISERIA: ¡Que no se diga de un santo!
SAN PEDRO: ¡ Callate, atrevido !
MISERIA: Me callo.
SAN PEDRO: Estás guapiando pa' defenderte. Porque sabés que malusaste las gracias
que te concedimos y que con ellas trampiaste para encumbrarte en la
Tierra. Y eso te pesa en la concencia.
MISERIA: ¡Un momento! ¡Que sólo engañé a los diablos de loh'infiernosl
SAN PEDRO: jAjál. ..¡Te pesqué: reconocés!
MISERIA: (Confundido.) No. ..es que. ..me ha venido como un hilito 'e memoria.
La Biblioteca Teatral Santa Fe RECUERDA que la representación de obras de teatro deben contar con la debida
autorización, según la normativa vigente. En Argentina ARGENTORES= J.A. Pacheco de Melo 1820 (1126)
Capital Federal. República Argentina. Mayores consultas= bibliotecasantafe@yahoo.com.-
El herrero y el diablo 2
NUESTRO SEÑOR.- ¡Ave María! (El saludo despierta a MISERIA quien; sin levantarse, mira
legañoso a los forasteros...)
NUESTRO SEÑOR: Güenas tardes. ¿Podrías herrar 'mi mula que ha perdido la herradura de
una mano?
MISERIA. (Levantándose pesadamente y dirigiéndose al perro que sigue provocando
a las mulas) Quieto perro... (Se acerca a la mula de NUESTRO SEÑOR
para revisarla.. Pero la intranquilidad del animal impide la inspección.
Toma una piedra del suelo y la sacude en el lomo del perro con toda la
fuerza que le permiten sus años.)
MISERIA: -¡Juira cuzco! (Dispara el perro aullando, seguido por las miradas de
todos. MISERIA revisa ahora la mano de la mula ya apaciguada. Todos
sus movimientos son lentos y pesados, parte por vejez, parte por la pereza
que le salpica con bostezos todos los gestos) Apiensén y pasen adelante.
Voy a ver si puedo servirlos. (Los forasteros desmontan. NUESTRO
SEÑOR entrega su mula al herrero. SAN PEDRO ata la suya por ahí.
Ambos toman asiento en las sillas disponibles y esperan. MISERIA,
después de desperezarse y bostezar a discreción, realiza su tarea con;
exasperante lentitud, interrumpiéndola con frecuentes bostezos. Cuando
por fin queda lista la mula la entrega a su dueño. )
NUESTRO SEÑOR: ¿Cuánto te debemos, güen hombre?. (MISERIA lo filia de arriba abajo...)
MlSERIA: Por lo que veo ustedes son tan pobres como yo. ¿Qué diantres les via
cobrar? Vayan en paz por mundo, que algún día tal vez Dios me lo tenga
en cuenta.
NUESTRO SEÑOR: Así sea. ¿Cuál es tu nombre?
MISERIA: Me llaman Miseria.
NUESTRO SEÑOR: Tá güeno. Que Dios te lo pague, entonces.
MISERIA: (Siempre bostezando y hasta rascándose) Pa’ servirlos... (Salen. MISERIA
vuelve a acurrucarse, cuidando de hacerlo ahora a la sombra del nogal.
NUESTRO SEÑOR y SAN PEDRO se alejan montados en sus mulas pero
cuando han andado un trecho SAN PEDRO se vuelve a NUESTRO
SEÑOR)
SAN PEDRO: Verdá, Señor, que somos desagradecidos. Este pobre homlbre nos ha errao
la mula, no noh ha cobrao nada por más que es repobre, y nohotro nos
vamos al sobrepaso sin darle siquiera una prenda de amistá.
NUESTRO SEÑOR: Decís bien. Volvamos hasta su casa pa' concederle tres gracias que él
elegirá a su gusto. (Vuelven grupas y regresan hasta MISERIA. Mismo
juego del perro. MISERIA despierta, mira a los viajeros y, sin decir
palabra, se levanta y se pone automáticamente a trabajar en el yunque...)
MISERIA: Pasen adelante. (Aceptan la invitación y desmontan.)
MISERIA; ¿La recogieron?
SAN PEDRO. ¿Qué cosa?
MISERIA: La herradura.
SAN PEDRO. ¿Qué herradura?
MISERIA: La que yo le puse. ¿No se disprendió?
SAN PEDRO: No.
MISERIA: (Dejando el trabajo.) ¡Haberlo dicho! Cuando los vide golver me dije:
"Dejuro que han perdido la herra- dura y güelven a protestarme, como
hacen todos" ; y sin darles tiempo a que hablaran me puse a trabajar .
SAN PEDRO. La herradura está en su sitio. No hemos venido por eso.
MISERIA: ¿ Y a qué entonces han güelto, si se puede saber?,
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El herrero y el diablo 4
MISERIA: {Por lo bajo.) ¿ Te querrás callar, viejo idiota? (Resolviendo con evidente
arbitrariedad el último pedido.) Quiero que el que se meta en mi tabaquera
no pueda salir sin mi permiso.
NUESTRO SEÑOR: Concedido. Tres gracias. Que Dios te ayude para que sepás hacer buen
uso de eyas. (Por señas trata SAN PEDRO de hacer comprender a
MISER!A el error que ha cometido, pero éste se limita a desafiarlo con su
sonrisa. NUESTRO SEÑOR ha tomado ya las riendas de su mula y se
vuelve a SAN PEDRO quien, al verlo, detiene sus mudas imprecaciones y
se dirige a su cabalgadura. NUESTRO SEÑOR monta y emprende la
marcha sin volver la cabeza. SAN PEDRO lo hace después de echar una
última mirada de reproche al herrero. Desaparecen. MISERIA los sigue
con la mirada y luego rompe a reír a carcajadas. Pero .lo corta la
irrupción de SAN PEDRO, que vuelve a aparecer por la puerta del
Paraiso., ya sin la mula, y arremete contra él)
SAN PEDRO: ¿ y aura ? ¿ Qué decís aura ? ¡Hacete el olvidadizo aura! Vos mismo lo has
dicho aura. ..
MISERIA: M'está boleando parao. ..Déjemé siquiera que hable un poco. ..
SAN PEDRO: ¿ y qué podés decir en tu descargo ? Ya está todo dicho. y no es que te la
guarde, pero no puedo dejarte pasar porque en habiéndote ofrecido tres
veceh'el Cielo, vos te negaste a acetarlo.
MISERIA: ¿ y cómo había de saber yo que ustedes eran de veras Nuestro Señor y San
Pedro? Pensé que serian dos locos escapaos o dos cuenteros.
SAN PEDRO. ¡Hombre de poca fe! ¿ y por qué hiciste trato con Lucifer!
MISERIA: Mire con lo que me sale! ...Hice trato con él pa' destruir su poder sobre la
Tierra.
SAN PEDRO: ¡Mentís, viejo, mentís! Hiciste trato con el diablo porque te picó el bichito
'e la carne.
MISERIA: , ¡Eso eh'una calunia!
SAN PEDRO: ¿Otra más, eh? ¡Las vas a pagar todas juntas! ¡y no es que te la guarde! ¿
Qué hiciste vos cuando Nuestro Señor y yo salimos de tu rancho?
MISERIA: Me quedé mirando y pensando que al llegar al poblao los prenderían y los
degolverían al loquero.
SAN PEDRO: ¿ y entonces? (La pregunta de SAN PEDRO vuelve a surtir el mágico
efecto. MISERIA vuelve a mirar hacia donde desaparecieron las mulas y
a reír como entonces. SAN PEDRO se aparta para mirar los hechos.
Aparece una joven y hermosa amazona cabalgando excelente redomón
bien aperado.)
MISERIA: ¡A esta prenda en fija que no se le ha de perder la herradura! (Intenta
cerrarle el paso y tomarle las riendas.) ¿No se apea a tomar unos mates?
AMAZONA: (Esquivándolo.) Deje las riendas no mah, que dende el año pasao sé andar
solita.
MISERIA (Intencionado.) ¿ y no tiene miedo que la muerda algún tigre?
AMAZONA: (Doblemente intencionada, como buena mujer.) Aquí no hay tigres.
MISERIA: Puede venir uno de pajuera. ..
AMAZONA: No será cebao en carne'e cristiano. (MISERIA, lascivo, le ha tomado la
mano. La muchacha le .golpea la suya con la fusta)
AMAZONA: ¿Se ha creido que soy escoba 'e barrer sobras? (Desaparece al galope
revolcando por el suelo a MISERIA, que ha intentado detenerla. A toda
carrera aparecen dos gauchos uniformados, de aspecto terrible, jinetes en
caballos no menos imponentes)
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El herrero y el diablo 6
GAUCHO 1 (Pinchándolo con la lanza.) ¿Es cosa de hombre andar guapiando con las
mujeres?
GAUCHO 2 (Idem.)¿Por qué no nos parah'a nosotros?
GAUCHO 1: (Desmontando y acariciando el cuello de ,MISERIA con su tremenda
faca.) ¡Aura mesmo vas a pagar el sacrilegio, gaucho sucio !
GAUCHO 2- ¡Queremos tu cabeza pa' jugar al pato por haberte propasao con l'hija 'el
Gobernador!
MISERIA: ¡No, no me maten que no hubo maldá! Yo sólo qujse invitarla a tomar
mate. Además, no sabia que fuese persona de tanta calidá !
GAUCHO 1 ¿Y de ande acá se invita a las mozas cerrándoles el camino ? ( Le pincha
la barriga.)
MISERIA. ¡Ay, ay! ¡No me maten! ¡Por mis hijos!
GAUCHO 2 ¿Ande están tus hijos?
MISERIA: Entuavía no los tengo. ¡Pero cuantito me reponga 'el susto, puedo empezar
a hacerlos !
GAUCHO 2 - ¡De ande, viejo. ..(Nuevos pinchazos. Grita MISERIA.)
AMAZONA.: (Reapareciendo al galope por donde había salido.) Lindos guardianes me
han dao que siempre tengo que andar sola.
GAUCHO 1- Estamos castigando al maula que la molestó.
AMAZONA.: Si hubieran galopiao a mi lado no me habería molestao.. .
GAUCIIO 1: ¿Es que la señorita había sido jinetaza y no es fácil irle cerca!
AMAZONA: ¡ Basta! ¡ A caballo ya las casas! (Diligentes, los dos gauchos tratan de
cumplir la orden. Pero están demasiado nerviosos, se atropellan,
confunden los caballos, no pueden montar. Por fin lo hacen y pasan
humildes ante la AMAZONA, quien con ademán imperioso les indica con
la fusta la dirección a seguir. Cuando ha pasado el último, lo pecha con
su caballo como 'a novillo y sale a la carrera. Ella.. divertida, retoza al
galope por la escena.
MISERIA: ( A la mujer, apasionado, ridículo.)
Uno, dos, tres, cuatro.
si no me querés me mato.
AMAZONA: (Saliendo.)
Uno, dos, tres,
matate si querés. (MISERIA la sigue con la vista. SAN PEDRO vuelve a
intervenir)
SAN PEDRO: Y jué entonces cuando convocaste a loh' infiernos.
MISERIA: ¿Jué entonces?
SAN PEDRO. Ajá. ..¿Y cómo fué que dijiste?
MISERIA: (Contestando con los hechos y a pesar suyo la pregunta de SAN PEDRO)
¡ Claro. ..! Yo soy el viejo Miseria, pobre y achacoso. ¡.Juera joven y
platudo iba a ver la hija ‘el Gobernador y las reinas y las marquesas! Lo
que es, si aurita mesmo se presentara el demonio ofreciéndome tres gracias
como esos locos, dejuro que antes de dejarlo hablar le daba mi alma con
tal de poderle pedir veinte años de juventú y plata a discreción. (Sobre
estas palabras aparece el caballero Lilí. Es un elegante, ataviado a la
inconfundible moda de las ciudades: levita negra de impecable corte,
chaleco rojo, galera negra. Al terminar de hablar, MISERIA tropieza con
él)
MISERIA: ¿Y usté quién es ?
LILI.- Yo soy el caballero Lilí.
MISERIA: Y si no ando errao, viene de la ciudá. ..
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El herrero y el diablo 7
años de fiesta corrida que MISERIA se regala. La fiesta tiene por ahora
una presencia exclusivamente sonora. El bombo y los alaridos van
evocando el inconfundible infierno de galopes y polvareda de las carreras.
Un grito rasga la oscuridad:¡ Hiiiijí ...!" y ante los ojos espantados del
buen santo se derrocha la histeria de la multitud que presencia la prueba)
UN GAUCHO: ¡Ellos y se vinieron! (Corea la multitud el ansiado aviso, y las miradas se
tienden al punto remoto en donde se supone se larga la prueba. Prueba
que quedará expresada solamente en el redoble creciente del parche del
bombo)
OTRO: ¡Véalo al colorao si parece que se va tragando la tierra!
ALGUIEN: ¡Pero me gusta el ruano y doblo la postura!
OTRO: ¡Pago!
OTRA VOZ: ¡El ruano, pa' todo el mundo! ¡EI ruano por un pescuezo! (Aclamaciones,
gritos y bromas. Corre el dinero)
MAMADO: Abranlé paso aun mamao, porque el hombre que se mama ha de ser güen
hombre.
ALGUIEN: Aura sí que está lindo. ..¿y por qué?
MAMADO: Porque el hombre que se mama, sabe que va a hablar por demás y al que
tiene mala entraña no le conviene mostrar la hilacha. (Risas, comentarios)
UNA VOZ ASOMBRADA: (Dominando el vocerío y atrayendo la curiosidad general.) ¡Se
están deslumbrando con apuestas! (Corre la multitud como atraída por el
aviso y se concentra alrededor de un punto desde donde llegan las voces
de la extraordinaria puja)
VOZ DE UN ESTANCIERO: ¿Vamos mil? Yo juego al tostado.
VOZ DE.MISERIA: (ApIomada, viril.) ¡Pago! Silbidos, exclamaciones y corridas de los
curiosos que se suman al grupo, dan a la formidable apuesta el marco de
asombro que necesita. ,
VOZ DE UN ESTANCIERO: (Dominando el bochinche, farolera.) ¿Vamos dos mil?
VOZ DE MISERIA: ¡Pago! Como ya la gente no puede redoblar su asombro en proporción
a la parada, redobla al menos el torbellino y el bullicio.
VOZ DE UN ESTANCIERO: (Como enojado, exaltado por la puja.} ¿Va'mos cinco
mil? (El remolino de los que, retrasados, llegan tarde al circulo, provoca
una grieta en la mesa, de modo que ahora podemos ver a M[SER[A ya su
contendor. ¡Diosl ¡Lo que puede el Diablo! El atuendo de M[SERIA dice
a gritos su nueva condición de gran señor de la pampa: copudo el
sombrero, ajustado el pecho en el chaleco de riquísimo bordado, plata en
la cintura, y el chiripá bien volado sobre el' calzoncillo de elegante criba.
El otro, no menos rico pero con algo de vaca en todo lo que hace. Ambos
llevan enormes baldes de cuero crudo en los que resuenan y lucen los
billetes de banco y las monedas de oro)
MISERIA: (Respondiendo con arrogancia al desafío y al silencio expectante de la
gente.) ¿Por qué no vamos diez mil, pa' darle gusto? (Del estupor general,
rayano ya en el respeto popular por la compadrada, saltan algunas voces)
UNO: ¡Paj..jarito! ¿De ande sale tamaño manate?
OTRO: El más viejo es don Cárdenas, el estanciero 'e la costa.
UNO: ¿y el otro?
OTRO. No sé; de acá no es.
UN TERCERO: ¡Aura caigo! ...¡De fijo éste es el famoso Miseria,el hombre 'más rico 'e la
provincia!
MAMADO: (Gritando congestionado, con orgullo de local} ¡No se le vaya a achicar,
mi don Cárdenas!
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El herrero y el diablo 9
MISERIA: Entuavía falta. Que tengo de conocer a las marquesas y princesas uropeas.
(Los mismos concurrentes de la fiesta se trasmutan ahora en cortesanos.
Mudando detalles de la indumentaria -por ejemplo un sombrero por una
corona- resultando así un conjunto estrafalario, tal como el narrador lo
puede imaginar) (Apersonándose a un marqués.) ¿No presenta al
hembraje, Su Alteza ?
MARQUES: (Presentando a las mujeres.) Las marquesitas de este reino y... (Música
especial) la Princesa Heredera. (Como antes, las mujeres cubren de flores
a MISERIA. Pero él recibe con especial deferencia las de la Princesa)
MISERIA: No hay nada como una zamba pa' cortejar una moza. (Y la zamba se traga
a los bailarines que se florean en el juego galante del baile. La Princesa
baila bellamente, pero la inquietud de los cortesanos va creciendo de
punto al advertir que está evidentemente seducida por el gaucho)
MARQUES: ¡Paren el baile! (Pero nadie se mueve. El baile sigue, prendida la Princesa
de los ojos de MISERIA)
SAN PEDRO: ¿No oís? Te dicen que parés y yo también te lo digo. Que tu plazo se vence
sin remedio. (Pero MISERIA no oye nada. y sobre los últimos compases
de la zamba un grito de triunfo se le escapa de la garganta mientras huye
entre los cortesanos llevándose en vilo a la Princesa rendida de amor.
Tumulto general)
MARQUES: ¡Que nadie se alarme y que siga el baile! ¡La guardia perseguirá al ladrón!
(Baile general con la urgencia y el bullicio exagerado con que quieren
taparse los episodios desagradables. Pero la som bra vuelve a crecer
sobre la fiesta, que se va apagando. y cuan- do la fiesta se ha perdido en
la tiniebla y la música se ha tornado pesada y melancólica, se levanta
lentamente la luz sobre un MISERIA nuevamente decrépito y andrajoso,
cubierto de flores marchitas, como un muerto en un ataúd. Está solo. Pero
a su lado el CABALLERO LILI tiende el contrato firmado veinte años
atrás)
SAN PEDRO: (Siempre presente en los acontecimientos.) Se cumplió el año vigésimo,
Miseria, y ahí tenés tu viejo rancho adondé vendrán a cobrarse la deuda.
LILI: ( A MISERIA.) Supongo que sabés a qué vengo.
MISERIA: ¿ Cómo no hei de saberlo ? Y no tenga miedo que soy hombre honrao y
aunque muy tristón voy a acompañarlo. Eso si, voy a lavarme Ya ponerme
güena ropa pa' presentarme en el Infierno como es debido. A la larga, todo
lazo se corta y mi felicidá ha terminado. Espereme un momentito. i (Sale.
LILI se pasea por el rancho curioseando. Chocan a su sensibilidad y
modales de señor la sordidez y suciedad reinan tes. Por fin, tras soplar
cuidadosamente una de las sillas desvencijadas, se sienta. Queda un
momento inmóvil. De pronto, se levanta. Pero la silla lo suelta, pegada a
sus asentaderas. Se alarma LILI, pensando primero en un accidente y
realiza las más inverosímiles maniobras tratando de desprenderse. Pero
por fin, derrotado, decide esperar el regreso de MISERIA. Reapareciendo
armado de su humilde Ponchito deshilachado y su bultito bataraz del que
asoma insolente la bombilla del mate.) Ya estoy acomodao. ¿Vamos
yendo?
LILI: ¿ Cómo hemos de irnos si estoy pegado en esta silla como por un encanto?
MISERIA: (Haciendo luz en su memoria después de un momento de asombro.) ¡El
hombre 'e la mula! ¡Entonces era cierto! ¡Enderezate, pues maula, si sos
diablo! (Convencido ahora de que le han tendido una trampa corcovea
LILI haciendo bellaquear la silla. Y a MISERIA -y por reflejo al
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El herrero y el diablo 11
LILI. (Sacudiéndose el polvo con el mágico pañuelo que usara para rejuvenecer
a M[SERIA.) ¡Es un ardid insolente para torcer tu destino! ¡Pero no podrás
contra Satanás! ¡Pagarás tu deuda, quieras o no!
MISERIA. (Arrebatándole de un manotón el pañuelito.) ¡Mi deuda la pagaré dentro
de veinte años, como hemoh' arreglado. ¡ Y despeje ia cancha! (LILI
recompone a medias su noble porte y sale, bastante maltrecho)
MISERIA: (Gritándole mientras se aleja.) ...¡Y cuidate del Malo, que no le va a gustar
que le haya trampeao veinte años más! (Ya solo, eufórico.) Vengan
diabloh' y santos, que aquí los espera Miseria a pie firme. (Se dispone a
borrarse la vejez con el pañuelo. Pero un tremendo puntapié en el trasero
lo vuelve a la realidad. Es SAN PEDRO)
SAN PEDRO: ¿Qué has dicho?
MISERIA: (Reaccionando) ¿Yo? ...Nada. Eso jué lo que dije en aquella oportunidad.
SAN PEDRO: Parece que te estás deschabando. ..
MISERIA Ya te digo, me vienen así como hilitos de memoria.
SAN PEDRO: ¡Abreviemos! Pasaron los veinte años. Remozao y platudo, golviste a
correr mundo; terciaste con príncipes y manates, gastaste plata 'como
naides, tuviste trato con hijas de reyes y de comerciantes juertes. ¿ Pero al
fin ? ...
MISERIA: Ahí ya no me acuerdo.
SAN PEDRO, (Insistiendo amenazador.) ¿Pero al fin?
MISERIA: Güeno. ..y haberé pagao.
SAN PEDRO.: ¿ y entonces qué haceh' acá ?¡ Andá al Infierno que tenés reservao por
contrato !
MISERIA: .¡No! ¡No! ¡Téngasé! ¡Téngasé! ¡Ahora me acuerdo que no pagué!
SAN PEDRO ¡Ah...! (Aparecen LILI y el DIABLO I, éste ataviado como aquél. Pero
LILI tiene un ojo negro)
LILI: (Desplegando el contrato.) ¡Ahora sí, Miseria. Se acabó lo que se daba!
(MISERIA se acerca, pero en vez de mirar el contrato le mira el ojo
machucado)
MISERIA: ¿Un acidente? ..
DIABLO I: ¡Je, je! (LILI se violenta.)
MISERIA: ¡No! ¡Lo han trompeao! ¡A usté! Pero veea. .. .¿Y quién? (LILI mira
indignado a su compañero) (Con saña, sabiendo que no resulta gracioso.)
No habrá sido su diabla.
DIABLO 1: ¡Je. ..!
MISERIA: ¿ Quién pues ?
DIABLO I. (En carcajada incontenible.)¡Jo, jo, jo. ..!
MISERIA: ¡Pero a que ha sido don Luzbel! ...
DIABLO I: (Desatado.) ¡Jua, jua, jua, jua. ..!
MISERIA: ..¡ Pero que hahia sido bravo! ...Claro, usté se le descuidó. ..
LILI: (Hablando apresuradamente para cortar tan violenta situación.) Y para
evitar nuevos procedimientos dilatorios el Rey de los Infiernos ha
ordenado que dos viniéramos a buscarte al fin del trato. En esta forma mi
colega tendrá el ojo alerta para mis imprudencias y yo vigilaré las suyas.
MISERIA: ¡Pero ni falta que hacia! Soy astuto pero honrao. Voy a pagar. Estoy
encantao de conocerlo, amigo. (Sacude la mano de DIABLO I, que no ha
cesado de reír.) Y usté, Lili: lo pasao pasó y olvidemos. Venga esa mano.
(Toma por fuerza la mano que LILl trata de ocultarle y ya con malicia
agrega;) Sientensén, que tomaremos unos mates. (DIABLO I, que ya ha
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El herrero y el diablo 13
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El herrero y el diablo 18
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El herrero y el diablo 19
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El herrero y el diablo 20
MISERIA. (Solo como nunca.) Miseria. ..Pobreza. .. Pero la verdá que no lo entiendo!
Uno ha hecho más bien que naides y le pagan así. Hay que elegir entre
largar a los diablos y que lo apaleen a uno, o arrastrarse eternamente como
pobre. De dos males hay que elegir el menos pior. A seguir viviendo,
entonces, como Dios manda: en la pobreza. La miseria es cosa d'este
mundo y nunca se irá a otra parte. (Hablando a la tabaquera.) Póngansé
cómodos, señores diablos, porque tienen pa' rato ahí dentro. Ya ven que
no puedo soltarlos.
VOZ DE SATANÁS: (En la tabaquera.) ¡Miseria, por favor, la ganastel Estamos
escarmentados. Si alguna vez golpeás a la puerta del Infierno vamos a salir
quemando, con la cola como bandera de comisaría, acordándonos de las
palizas en el yunque. ¡Te juramos no volver nunca por tu casal
MISERIA: No se canse. Dos gayos no caben en un gayinero.
VOZ DE SATANAS: No corrés ningún peligro. Si el Clelo ha sentenciado que volvás a la
Tierra, tenemos que respetarlo y dejarte tranquilo. Larganos y te firmo
contrato para siempre. Total, a vos de nada te servimos. ¡ Compadecete de
estos pobres diablos!
MISERIA: Claro. ..Yo los largo pa' que güelvan a recorrer la Tierra sembrando el mal
y pa' engordar al Gobernador ya los suyos. ..Si por lo menos aura me
sirvieran pa negociarlos. ..( Se interrumpe. Una súbita alegría estalla en
sus palabras ante la idea que se le acaba de ocurrir.) Un momento... ¡y
claro que puedo negociarlos! ¡Aguántensén un poco que en seguida van a
estar libres. ¡Suecelencia! ¡Suecelencia! (Echa a correr . El grupo del
GOBERNADOR y su corte reaparece postrado y rezando, tal como había
desaparecido, pero con visibles muestras de estar todos famélicos)
GOBERNADOR: (Débilmente.) ¿Quién yama?
MISERIA. Miseria.
GOBERNADOR: ¿ y aura qué querés?¿ Venis a rairte de !nohotros?
MISERIA: Vengo a proponerle un arreglo. (Instantáneamente el grupo está de pie
rodeando a MISERIA y atendiéndolo con solicitud)
ABOGADO: ¡Alabado sea! ¡Hable, hombre! Siempre nos encontrará dispuestos a un
arreglo honorable. Lo escuchamos.
MISERIA: Hay una cosa que yo puedo cambiar por la suelta 'e los diablos y sólo me
la puede dar usté, Suecelencia.
GOBERNADOR: (Perdonavidas, buenazo.) ¡Deci, hombre, deci! Que p'ayudarnos estamos
loh'hombres. ..
MISERIA: Y es el puesto 'e Gobernador. (Hay una pausa de estupor general que corta
brutalmente el GOBERNADOR)
GOBERNADOR: ¡ Ah, maula! ¡ Sabía que ibas a venir con chicanas! ¡ Venir a desafiarme
en mi mesma casa! ...¿ y adónde está tu ejército pa' que vengás buscando
guerra? ¿No sabés que a una orden mia levanto cuatro mil gauchos que
van a defenderme?
MISERIA: Güeno. ..Si eh'asi. ..Quédesé con el puesto y yo con los demonios.
ABOGADO: ¡Un momento! ¡No podemos dejarlo ir!
COMANDANTE DE CAMPO: Piénselo, Suecelencia. ..
GOBERNADOR: ¡No tengo nada que pensar! ¡Está decidido! ¡Y que salga 'e mi vista porque
de no lo hago degoyar!
MÉDICO: ¡Recuerde, por favor, Su Excelencia, que mientras hay vida hay
esperanzas!
GOBERNADOR: ¡Y yo pierdo las esperanzas pero lo degüeyo!
JUEZ DE PAZ: ¡No se altere, Suecelencia, y seamos cevilizados !
La Biblioteca Teatral Santa Fe RECUERDA que la representación de obras de teatro deben contar con la debida
autorización, según la normativa vigente. En Argentina ARGENTORES= J.A. Pacheco de Melo 1820 (1126)
Capital Federal. República Argentina. Mayores consultas= bibliotecasantafe@yahoo.com.-
El herrero y el diablo 21
con puño sereno el fusilamiento de unos de sus hijos diletos, que debe
cumplirse para evitar a esta tierra males mayores. Firmado: Tiburcio
Ontameda. Comandante del Ejército Libertador. Pelotón, ¡apunten. ..!
GOBERNADOR: ¡No tiren, por su madre! ¡Me entrego!(Arroja la galera.) ¡ y que sepa la
posteridá que sólo me he rendido para no enlutar. a la Nación !
COMANDANTE: (Siempre en su tono.) Y en este acto, el pueblo deposita su confianza en el
nuevo Gobernador, Don Miseria. (Vuelve a colocar la galera a MISERIA.)
¡Viva el Gobernador!
TODOS: ¡Viva! .
COMANDANTE: ¡Viva Miseria, Protetor de la Libertá 'e los pueblos!
TODOS: ¡Viva!
MISERIA (Exaltadisimo.) ¡Aura si! ¡Apártensén que ahí va! (Gran ansiedad en
todos. MISERIA abre con extrema precaución la tabaquera. Oscuridad,
truenos y relámpagos. Y, disipada la tormenta, aparecen los diablos en
montón, apretujados y temblorosos, mirando desorientados a su alrededor
Asustándolos.) ¡Juira! Y los diablos escapan aullando y levantando otra
tempestad. Revolotean en el viento infernal faldones y polleras y algunos
sombreros siguen a los diablos. Pero todo el mundo está contento y gritan
disparates a los demonios en fuga.
MÉDICO: (Borracho, por ahora sólo de alegría.) ¡Acá hay Gobernador para rato!
ABOGADO: (Más borracho que él) ¿Con la Miseria en el Poder? ¡Gobernador para
siempre! ¡Viva la Libertad!
TODOS: ¡Viva I ¡Viva la libertad!
Borrachera general - FIN DE LA FIESTA
La Biblioteca Teatral Santa Fe RECUERDA que la representación de obras de teatro deben contar con la debida
autorización, según la normativa vigente. En Argentina ARGENTORES= J.A. Pacheco de Melo 1820 (1126)
Capital Federal. República Argentina. Mayores consultas= bibliotecasantafe@yahoo.com.-